Felicidad en el noviazgo en las relaciones de pareja libres de violencia y asertivas Descargar este archivo (8 - Felicidad en el noviazgo en las relaciones de pareja.pdf)

Griselda Pérez Hernández1, Cruz García Lirios2, Minerva Isabel Pérez Ortega3

Centro Universitario UTEG plantel Zapopan, Instituto Politécnico Nacional, Universidad Autónoma del Estado de México y Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Universidad de Cantabria

Resumen

Felicidad y noviazgo son dos términos que no siempre han sido estudiados, pues el enfoque hacia la violencia ha predominado en la literatura. En este sentido, el propósito del presente estudio fue establecer la confiabilidad y la validez de un instrumento que mide el vigor, la dedicación y la absorción en el noviazgo. Se realizó un estudio no experimental, transversal y exploratorio con una selección no probabilística de 438 estudiantes de una universidad pública. La escala tuvo una consistencia aceptable (alfa = 0,781) así como las subescalas de vigor (alfa = 0,780), dedicación (alfa = 0,746) y absorción (alfa = 0,793). Respecto a la hipótesis de ajuste de las relaciones teóricas con respecto a los datos observados, los parámetros de esfericidad y adecuación [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001; KMO = 0,870] muestran que debe ser aceptada. En relación con los estudios citados se advierten líneas de investigación relativas al contraste del constructo, la confirmación de sus tres dimensiones y la incidencia de otros factores no especificados en la literatura.

Palabras clave: Violencia, noviazgo, felicidad, vigor, absorción, dedicación

Abstract

Happiness and courtship are two terms that have not always been studied, because the approach to violence has rather predominated in literature. In this sense, the purpose of the study was to establish the reliability and validity of an instrument that measures vigor, dedication and absorption in courtship. A non-experimental, transversal and exploratory study was carried out with a non-probabilistic selection of 438 students from a public university. The scale had an acceptable consistency (alpha = 0.781) as well as the subscales of vigor (alpha = 0.780), dedication (alpha = 0.746) and absorption (alpha = 0.793). Regarding the hypothesis of adjustment of the theoretical relations with respect to the observed data, the parameters of sphericity and adequacy [χ2 = 124.35 (452gl) p = 0.001; KMO = 0.870] show that it must be accepted. In relation to the cited studies, there are lines of research concerning the contrast of the construct, the confirmation of its three dimensions and the incidence of other factors not specified in the literature.

Keywords: violence, courtship, happiness, vigor, absorption, dedication

Introducción

El objetivo del presente estudio es establecer la confiabilidad y la validez de un instrumento que mide la intención asertiva en las relaciones de noviazgo. A partir de una revisión de la literatura, el estado del conocimiento está centrado en las relaciones violentas de pareja; partiendo de allí, en el presente trabajo se invirtieron las oraciones alusivas a la violencia para medir la intensión de asertividad como proceso opuesto.

Sin embargo, la violencia en las relaciones de pareja ha sido entendida como una barrera que impide el desarrollo humano, la calidad de vida y el bienestar subjetivo de las personas que la viven. De este modo, la literatura resalta la importancia de los valores y los estilos de convivencia libres de violencia, pero al centrar su interés en las asimetrías entre hombres y mujeres, pierde de vista la violencia que se genera desde las identidades de género (Montes, 2014).

Esto quiere decir que el problema de la violencia en las relaciones de pareja está circunscrito al contexto social, pero es instrumentada en función de la cultura en la que la masculinidad es considerada la identidad dominante y la feminidad una identidad más bien obediente y conformista (Tskhay, Re y Rule, 2014).

La inclusión de las mujeres en los sistemas educativos y el mercado laboral supuso inequidades que ahora se han revertido a favor de las mujeres con un perfil académico y profesionista en detrimento de los hombres con un perfil bajo en estudios, habilidades y conocimientos básicos (Luft, Jenkins y Cameron, 2012).

En este sentido, el estudio de la violencia masculina en las relaciones de pareja ha sido ampliamente discutido y se ha soslayado la violencia femenina; empero, el enfoque de la violencia inhibe la perspectiva de asertividad como habilidad social en las relaciones de pareja (Eisch, 2011).

La asertividad, entendida como una habilidad emocional y discursiva, supone una negociación al orientar un consenso o acuerdo entre la pareja y con respecto a las amenazas o riesgos externos a la misma. Además, incluye razonamientos y heurísticos que se aprenden y utilizan conforme el compromiso se intensifica (Krueger et al., 2013).

En contraste, la violencia implica una ausencia de comunicación e incluso la utilización de la misma como instrumento de poder al delegar las decisiones en el cónyuge, o bien, mediante la generación de discursos agresivos –insultos, reproches, quejas, silencios (Amar, 2011)–.

Por consiguiente, la asertividad sería una instancia opuesta a la violencia discursiva, pero los estudios empíricos no respaldan esta aseveración. En virtud de que la literatura más bien resalta la violencia masculina sobre la identidad femenina, enaltece la violencia con respecto a la asertividad y encasilla el problema en los jóvenes, es menester llevar a cabo un estudio que corrobore tal prevalencia, o bien, establezca nuevas líneas de investigación acordes a un pensamiento más abierto de las relaciones de pareja (Kosetzi, 2012).

Sebastián, Ortiz, Gil, Gutiérrez, Hernaíz y Hernández (2010) consideran que la inteligencia y el aprendizaje emocional son los factores determinantes de las relaciones de pareja libres de violencia. En la medida en que los actores son capaces de establecer una comunicación asertiva y consensual, sus relaciones están libres de violencia, pero si en lugar de eso desarrollan discursos ofensivos y agresivos, sus relaciones de pareja se tornarán violentas.

En efecto, la violencia parece surgir por la impericia en el noviazgo, aunque los patrones culturales y sociales (tales como el patrimonialismo) incidirían en la elección de pareja mediante valores y normas que se difunden en frases de dominio público, tales como: “quien bien te quiere te hará sufrir”, “poderoso caballero es don dinero” y “el dinero no es felicidad, pero es mejor llorar en un Ferrari”. Se trata de representaciones sociales, imaginarios simbólicos y creencias que resaltan los recursos económicos como ejes dominantes de las emociones y los afectos.

Alegría del Ángel y Rodríguez (2015) sostienen que el rol de las identidades de género en las relaciones de noviazgo está supeditado a los contextos sociales. En este sentido, las teorías de la dominación masculina son complementarias con las teorías de roles de género. Es decir, que el poder ejercido por parte de la identidad masculina es correspondiente con un sistema de defensa femenino, que consiste en la resistencia de la violencia hacia la identidad considerada víctima.

Se trata de una etapa de transición en la que la identidad masculina ejercía una violencia sistemática sobre la identidad femenina, porque ésta última desarrolló un sistema de resistencia y abnegación, la cual a su vez generó un círculo o espiral de violencia, agresión, reconciliación y nueva agresión.

En tal ciclo de violencia, la asertividad se consideró ausente, o en todo caso transitoria, debido a que la agresión era más intensa en la medida en que la reconciliación se negaba.

Sin embargo, una nueva ola de pensamiento en torno a las relaciones de pareja se edificó desde la psicología de la felicidad. Se trata de una serie de indicadores constatables en el vigor, dedicación y absorción (Salanova y Shaufeli, 2004).

El vigor refiere a una energía real o potencial que, en el caso de las relaciones de pareja, se observaría en la intensidad discursiva a favor de la relación, las opiniones favorables o los actos de demostración de afectos y emociones positivas (Falth, 2015).

La dedicación, entendida como entusiasmo, inspiración, orgullo y reto, supone un reconocimiento de la pareja y una implicación en la relación que determinaría una toma de decisiones compartida más que delegada (Ahmed et al., 2015).

Por último, la absorción refiere a la concentración en la relación de pareja. A diferencia de la dedicación, que es intensa, la absorción denota una interdependencia, porque supone una comunicación bidireccional acerca de la relación (Burkertt, McNamee y Potthast, 2015).

Desde la perspectiva de la psicología de la felicidad, la asertividad sería un instrumento discursivo que facilitaría el vigor, la dedicación y la absorción. Sin embargo, la medición de estas tres dimensiones no implica descartar la violencia, proceso simbólico que puede considerarse nulo, espurio o significativo según la relación de pareja.

Tal complejidad obliga a una delimitación del estudio hacia aquellas relaciones de pareja con un mínimo de interrelación de tres meses, periodo en el que se han establecido objetivos comunes y estrategias para conseguirlos. Se trata de relaciones de pareja en las que se han convenido propósitos y metas para los cuales es necesaria una comunicación asertiva, pero no por ello inmune a la violencia.

Peña, Zamorano, Hernández, Hernández, Vargas y Parra (2013) advierten que la prevalencia de la violencia masculina hacia la femenina se está invirtiendo. En un estudio no experimental y con una selección no probabilística de 140 parejas, los autores encontraron diferencias entre la violencia que se ejerce desde los hombres hacia las mujeres con respecto a la que las mujeres llevan a cabo hacia sus parejas heterosexuales. En este sentido, la aceptación de amigos [χ2 = 4,311 (138gl) p =,038] y relaciones sexuales obligadas [χ2 = 3,900 (138gl) p = 0,046] son los indicadores de asimetría entre las identidades de género.

Precisamente, es en los celos y la sexualidad donde las diferencias entre las identidades de género se acentúan; pese a ello, es en esos mismos aspectos donde es posible observar la comunicación asertiva.

Si la confianza y la sexualidad pueden ser parte de un círculo virtuoso de dedicación, absorción y vigor, los celos son indicativos más bien de un ciclo vicioso. Esto es así porque la comunicación unidireccional genera el ciclo de violencia, mientras que la comunicación asertiva produciría una espiral de felicidad, incluso cuando esta no se refleje en el vigor, la absorción y la dedicación.

Sin embargo, García (2012) llevó a cabo un estudio en el que se establecieron dos dimensiones de la asertividad: aversividad y propensión al noviazgo. Ambos factores correlacionaron espuriamente entre sí, evidenciado la asertividad como una estrategia de violencia (dimensión aversiva) y como un instrumento de negociación (dimensión de propensión).  

En síntesis, los estudios psicológicos de las relaciones de noviazgo parecen estar orientados por: 1) la premisa de que la impericia emocional (la consideración de que los jóvenes son más inexpertos que los adultos) es resultado de una inteligencia poco desarrollada que, junto con la ausencia de habilidades sociales, redunda en elecciones y relaciones de pareja con violencia; 2) el supuesto en torno al que toda relación de pareja, principalmente de noviazgo, está condicionada por la agresión discursiva y acciones que inhiben las relaciones sin violencia; 3) la hipótesis cultural y social de que la violencia masculina es la determinante unidireccional de la violencia femenina sin considerar los roles de género.

Método

Diseño

Se llevó a cabo un estudio no experimental, transversal y exploratorio.

Formulación

¿Cuáles son las dimensiones que emergen de las aseveraciones cotidianas de las relaciones de pareja?

Hipótesis

Nula. Las dimensiones teóricas de vigor, dedicación y absorción se ajustan a los datos observados en la muestra de estudio.

Alterna. Las dimensiones teóricas son diferentes a los datos observados.

Muestra

Se realizó una selección no probabilística de 208 estudiantes con pareja y 230 sin pareja en una universidad pública del Estado de México.

Sexo

El 51% son mujeres y el 49% son hombres.

Edad

El 44% tiene menos de 18 años (M = 17,30 y DE = 2,35), el 30% tienen entre 18 y 22 años (M = 21,04 y DE = 3,46) y el 26% tiene más de 22 años (M = 24,36 y DE = 4,36).

Ingreso

El 57% posee menos de 3,500 pesos mensuales (M = 3’425 y DE = 324,37), el 22% ingresa entre 3,500 y 7,000 pesos mensuales (M = 4’563 y DE = 345,36) y el 21% declaró ingresos superiores a 7,000 mensuales (M = 8’456 y DE = 246,39).

Instrumento

Se construyó la Escala de Felicidad en el Noviazgo, la cual incluye 21 aseveraciones en torno el vigor, la dedicación y la absorción en las relaciones de pareja. Cada ítem se responde con alguna de las cinco opciones de respuesta, que van desde 0 = nada probable hasta 4 = muy probable.

Procedimiento

Se utilizó la técnica Delphi para establecer los significados de las aseveraciones. Los estudiantes fueron encuestados en el vestíbulo de la biblioteca de su universidad, previa advertencia de que los resultados no afectarían su estatus académico, y asegurarles la garantía de confidencialidad. La información fue procesada en el Paquete Estadístico para Ciencias Sociales (SPSS por sus siglas en inglés). Se estimaron la confiabilidad con alfa de Crombach, la esfericidad con la prueba de Bartlett, la adecuación con el estadístico de Kayser-Meyer-Olkin, el peso factorial con el análisis factorial exploratorio de componentes principales con rotación varimax.

Resultados

La escala (véase Tabla 1) tuvo una consistencia aceptable (alfa = 0,781) así como las subescalas de vigor (alfa = 0,780), dedicación (alfa = 0,746) y absorción (alfa = 0,793).

El establecimiento de los tres factores –vigor (24% de la varianza explicada), dedicación (16% de la varianza explicada) y absorción (7% de la varianza explicada)– dio cuenta del 47% de la varianza total, lo cual significa que existen otros factores no incluidos en la medición que estarían reflejando la felicidad en torno a las relaciones de pareja con énfasis en el noviazgo –dos meses de convivencia y establecimiento de objetivos y metas, así como el empleo de recursos o el reconocimiento de los atributos de la pareja–.

Tabla 1. Descriptivos, confiabilidad y validez del instrumento

Clave

Ítem / subescala

M

DE

Alfa

F1

F2

F3

 

Subescala de vigor en el noviazgo

   

0,780

     

VN1

Cada vez que me cito con mi pareja tengo ganas de hacer muchas cosas

3,25

0,392

0,7043

0,302

 

 

VN2

Me estimula recordar a mi pareja cuando debo realizar una tarea difícil

3,05

0,493

0,785

0,394

 

 

VN3

El sexo inusitado con mi pareja me motiva a hacer otras actividades

3,51

0,954

0,714

0,395

 

 

VN4

Caminar de la mano con mi pareja es suficiente para realizar cualquier tarea

3,52

0,812

0,736

0,315

 

 

VN5

Las actividades son tediosas sin una pareja

3,49

0,326

0,746

0,305

 

 

VN6

Cualquier tarea es agradable con la compañía de una pareja

3,30

0,314

0,725

0,356

 

 

VN7

Puedo combinar todas las actividades con el amor hacia mi pareja

3,91

0,463

0,741

0,361

 

 

 

Subescala de dedicación al noviazgo

   

0,746

     

DN1

Estoy orgulloso del tiempo que llevó con mi pareja

1,04

0,405

0,782

 

0,493

 

DN2

Me entusiasma la idea de ver a mi pareja

1,29

0,591

0,793

 

0,491

 

DN3

Suelo tener inspiración después de recordar a mi pareja

1,36

0,436

0,706

 

0,482

 

DN4

Considero un reto convivir con mi pareja

1,47

0,576

0,793

 

0,436

 

DN5

Mi pareja se siente orgullosa de que le demuestre mis sentimientos

1,28

0,381

0,725

 

0,484

 

DN6

Cuando platico con mi pareja me entusiasma su forma de hablar

1,60

0,495

0,759

 

0,486

 

DN7

Ante cualquier problema mi pareja me inspira a seguir adelante

1,08

0,596

0,743

 

0,494

 

 

Subescala de adsorción en el noviazgo

   

0,793

     

AN1

A pesar de que estudio, recuerdo los buenos ratos con mi pareja

1,83

0,114

0,731

 

 

0,501

AN2

Al realizar un examen recuerdo un bello momento con mi pareja

1,49

0,125

0,754

 

 

0,581

AN3

Si se trata de una tarea difícil, recordar a mi pareja me motiva a estudiar

1,92

0,156

0,746

 

 

0,526

AN4

Cuando estoy con mi pareja todo a mi alrededor está de más

1,16

0,157

0,713

 

 

0,594

AN5

Lo importante es que estoy con mi pareja sin importar lo demás

1,28

0,295

0,59

 

 

0,571

AN6

Mi pareja al igual que yo nos miramos y sonreímos todo el tiempo

1,06

0,195

0,741

 

 

0,532

AN7

Escuchar a mi pareja todo el tiempo es como si hablará por mi

1,74

0,493

0,752

 

 

0,588

 

Porcentaje de varianza explicada

     

0,243

0,165

0,071

Extracción: Componentes principales; Rotación: Varimax. Adecuación (KMO = 0,870), Esfericidad [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001]. F1 = Vigor en el noviazgo, F2 = Dedicación al noviazgo, F3 = Absorción en el noviazgo. Todos los ítems tienen cinco opciones de respuesta 0 = nada probable hasta 4 = muy probable. Fuente: Elaborada con los datos del estudio.

El factor del vigor en el noviazgo, entendido como la energía emocional y física orientada a la interrelación con la pareja, es asumido como preponderante en la muestra de estudio al explicar el mayor porcentaje de la varianza. Esto es así porque el noviazgo parece ser considerado como una etapa de demostración de las emociones y los sentimientos antes de dar el siguiente paso, que sería un compromiso más específico como la convivencia o el matrimonio.

En contraste, la absorción explicó el menor porcentaje de la varianza, ya que al parecer la muestra de estudio se decanta por una relación de noviazgo más tradicional y real que liberal y simbólica.

La hipótesis de adecuación y esfericidad [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001; KMO = 0,870] de las respuestas a los ítems fue aceptada.

Discusión

El aporte del presente trabajo al estado del conocimiento estriba en la confiabilidad y la validez de un instrumento que mide la felicidad en las relaciones de noviazgo a partir de tres supuestos relativos al vigor, la dedicación y la absorción.

Sin embargo, García (2011) advierte que las relaciones de noviazgo, al ser ambiguas, generan imaginarios de violencia más que de felicidad debido a que los celos y la sexualidad son temas controvertidos en los grupos a los que la pareja se circunscribe.

En el presente estudio, es posible advertir que el vigor es el factor que, para la muestra de estudio, determinaría las relaciones internas y externas de la pareja. En este sentido, la medición podría ajustarse a las normas grupales como determinantes de la elección y convivencia de pareja, principalmente en el caso del noviazgo.

En tal sentido, García, Carreón y Hernández (2014) señalan que los discursos no sólo afectan las opiniones y actitudes de los estudiantes al momento de evaluar una relación asimétrica entre las identidades de género, sino que además propician escenarios en los que la realidad cotidiana está condicionada por un escenario potencial de noviazgo, violencia o duelo.

En nuestro estudio también es posible observar que la dedicación y la absorción son factores simbólicos que están supeditados por el factor del vigor que, en tanto factor vivencial o experiencial, sirve para inferir una relación de pareja circunscrita a los acuerdos más que a las expectativas; sin embargo, la relación entre el vigor y las experiencias sería una línea de investigación que esclarecería tal planteamiento.

García, Carreón, Aguilar, Hernández y Bustos (2014) proponen que la violencia –y por ende, la felicidad– en el noviazgo sea vista desde la influencia de los medios de comunicación en audiencias que buscan corroborar los estereotipos de género y pareja en sus experiencias de vida.

En el presente trabajo se puntualiza que el vigor, en tanto instrumento de canalización de emociones y sentimientos, determinaría relaciones de pareja sin violencia en la medida en que los acuerdos se refieran a la demostración de los afectos.

No obstante, futuras líneas de investigación no sólo implican el contraste del modelo tridimensional, sino además la medición y correlación de y con otros factores, tales como la autoestima o la asertividad para la extensión del modelo, así como el agotamiento, la despersonalización y la frustración para el caso de la delimitación del modelo.

Conclusión

La medición de la violencia/felicidad en el noviazgo ha estado centrada en factores relativos al poder de decisión y adquisición/acumulación de recursos. En este sentido, las dimensiones –vigor, dedicación y absorción– que explican el noviazgo están influidas por contextos grupales en los que se valoran los afectos circunscritos a la posesión de bienes, más que a la negociación de los afectos a partir de la equidad o la cooperación.

Por lo tanto, futuras líneas de investigación en torno al ingreso y la representación del poder adquisitivo permitirán inferir su incidencia en el cortejo, la estabilidad de la relación de pareja y el eventual matrimonio como parte de un proceso de felicidad centrado en el asertividad, la negociación y la corresponsabilidad.

Referencias

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Notas

1. Profesora del Centro Universitario UTEG plantel Zapopan de la Licenciatura en Trabajo Social. E-mail: ggricelda.perez@uteg.edu.mx

2. Profesor en el Instituto Politécnico Nacional, Universidad Autónoma del Estado de México y Universidad Autónoma del Estado de Morelos. E-mail: cgarcial213@uaemex.mx

3. Docente Investigador del Área de Sociología del Departamento de Educación de la Universidad de Cantabria. Profesora de grado en la Facultad de Educación en su Universidad y de posgrado en la Universidad de Salamanca; Profesora invitada en la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco (Ciudad de México, México). E-mail: minervaisabel.perez@unican.es