3. Depresión y problemas de salud en estudiantes universitarios de la carrera de Medicina. Diferencias de género Descargar este archivo (3. Depresión y problemas de salud en estudiantes.pdf)

 Rocío Soria Trujano1, Edy Ávila Ramos2 y Ana Karen Morales Pérez3

Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Universidad Nacional Autónoma de México, México

Resu­men

Los estu­dian­tes del área de la salud tie­nen un exce­so de tra­ba­jo que pue­de ser fac­tor que se rela­cio­ne con sín­to­mas de depre­sión y daño físi­co. El obje­ti­vo del pre­sen­te estu­dio fue eva­luar la pre­sen­cia de depre­sión y males­ta­res físi­cos y hábi­tos de salud en hom­bres y muje­res estu­dian­tes de la carre­ra de medi­ci­na. La mues­tra estu­vo inte­gra­da por 150 alum­nos de una uni­ver­si­dad públi­ca. Se empleó el Inven­ta­rio de Depre­sión de Beck y se dise­ñó una esca­la tipo Likert para eva­luar los aspec­tos de inte­rés. En los resul­ta­dos no se encon­tra­ron dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas entre géne­ros para ambas varia­bles. Los por­cen­ta­jes reve­la­ron que la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes no pre­sen­tó depre­sión. Sin embar­go, hubo daño en su bien­es­tar físi­co. Se sugie­re incluir en las uni­ver­si­da­des pro­gra­mas de afron­ta­mien­to del estrés para los alum­nos.

Pala­bras cla­ve: depre­sión, estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios, estrés aca­dé­mi­co.

 

Abs­tract

The health of young colle­ge stu­dents may be affec­ted by stress­ful aca­de­mic situa­tions. Stu­dents in the field of health are over­wor­ked, which can be a fac­tor that rela­tes to sym­ptoms of depres­sion and phy­si­cal dama­ge. The aim of this study was to eva­lua­te the pre­sen­ce of phy­si­cal ail­ments, health habits and the pre­sen­ce of depres­sion in males and fema­les stu­dents at medi­cal career. The sam­ple con­sis­ted of 150 stu­dents from a public uni­ver­sity. A Likert sca­le was desig­ned to assess aspects of inter­est, and the Beck Depres­sion Inven­tory was used. No sig­ni­fi­cant gen­der dif­fe­ren­ces were found for both varia­bles. The per­cen­ta­ges revea­led that most of par­ti­ci­pants sho­wed not depres­sion. Howe­ver, the­re was dama­ge to their phy­si­cal well being. In the uni­ver­si­ties, stress coping pro­grams for stu­dents must be inclu­ded.

Key­words: depres­sion, uni­ver­sity stu­dents, health, aca­de­mic stress.

Introducción

Para muchos jóve­nes y para sus fami­lia­res, estu­diar una carre­ra uni­ver­si­ta­ria repre­sen­ta una meta al con­si­de­rar que obte­ner un gra­do aca­dé­mi­co incre­men­ta las opor­tu­ni­da­des labo­ra­les y, por ello, se está en posi­bi­li­da­des de aspi­rar a mejo­rar la cali­dad de vida. Para lograr­lo, el ámbi­to uni­ver­si­ta­rio no sólo requie­re que los jóve­nes ten­gan inte­rés en los estu­dios sino que tam­bién deben mos­trar bue­na orga­ni­za­ción, auto­no­mía, habi­li­da­des espe­cí­fi­cas y capa­ci­dad para afron­tar las situa­cio­nes esco­la­res estre­san­tes.

Los estu­dian­tes deben ser capa­ces de esta­ble­cer bue­na rela­ción con sus com­pa­ñe­ros de cla­se y con el pro­fe­so­ra­do; dis­tri­buir su tiem­po de mane­ra que pue­dan cum­plir con la car­ga de asig­na­tu­ras y de tra­ba­jo aca­dé­mi­co, así como con­tar con habi­li­da­des para afron­tar el alto nivel de estrés que pro­du­cen las deman­das esco­la­res, ponien­do en jue­go su auto­es­ti­ma, la cual pue­de basar­se en sus éxi­tos o fra­ca­sos. Así, el ámbi­to uni­ver­si­ta­rio pue­de con­ver­tir­se en un espa­cio de ries­go que influ­ye en los esta­dos físi­co y psi­co­ló­gi­co de los estu­dian­tes, debi­do a las posi­bles difi­cul­ta­des para cum­plir las exi­gen­cias esco­la­res y para afron­tar las situa­cio­nes alta­men­te deman­dan­tes y estre­san­tes. 

El estrés aca­dé­mi­co y sus con­se­cuen­cias

Barra­za (2004) seña­la que el estrés aca­dé­mi­co es un pro­ce­so adap­ta­ti­vo en el que los estu­dian­tes se some­ten a deman­das valo­ra­das por ellos mis­mos como estre­so­res, las cua­les pro­vo­can un des­equi­li­brio que se mani­fes­ta­rá con deter­mi­na­dos sín­to­mas situa­ción a la que los jóve­nes deben enton­ces afron­tar la para lograr un nue­vo equi­li­brio.

Casu­so (2011) men­cio­na que los estre­so­res aca­dé­mi­cos son los fac­to­res o estí­mu­los del ambien­te edu­ca­ti­vo que pre­sio­nan o sobre­car­gan al estu­dian­te, quien eva­lúa su entorno con deman­das a las que pue­de res­pon­der ade­cua­da­men­te, o tal vez no debi­do a la fal­ta de recur­sos y de con­trol de la situa­ción, sien­do enton­ces que no todos los alum­nos pre­sen­tan estrés pues algu­nos tie­nen mejor dis­po­si­ción para afron­tar los acon­te­ci­mien­tos estre­san­tes.

Varios son los estre­so­res a los cua­les se pue­den enfren­tar los estu­dian­tes en el ámbi­to esco­lar, por ejem­plo, los hora­rios de cla­ses, las eva­lua­cio­nes, el alto nivel de com­pe­ti­ti­vi­dad, la incer­ti­dum­bre sobre la apli­ca­ción de sus cono­ci­mien­tos teó­ri­cos en situa­cio­nes reales, etcé­te­ra. Todo esto pue­de tener efec­tos nega­ti­vos en su bien­es­tar físi­co y psi­co­ló­gi­co y pudie­ran pre­sen­tar sín­to­mas somá­ti­cos tales como cefa­leas, alte­ra­cio­nes del sue­ño, dolo­res de espal­da, can­san­cio, des­va­ne­ci­mien­tos; pro­ble­mas con­duc­tua­les y cog­ni­ti­vos como irri­ta­bi­li­dad y fal­ta de con­cen­tra­ción; así como pro­ble­mas aso­cia­dos a tras­tor­nos psi­co­ló­gi­cos como la depre­sión y la ansie­dad. Ade­más, pue­den mos­trar baja moti­va­ción, sen­sa­ción de fra­ca­so, poco inte­rés por enfren­tar­se día a día a los estre­so­res, y algu­nos habrán de deser­tar por con­si­de­rar que no logran adap­tar­se a un ambien­te que tan­to les exi­ge (Balan­za, Mora­les y Gue­rre­ro, 2009; Casu­so, 2011; Evans y Nelly, 2004; Gon­zá­lez, Lan­de­ro y Gar­cía, 2009).

Al res­pec­to, Agu­de­lo, Casa­die­gos y Sán­chez (2008) y Cova, Alvial, Boni­fet­ti, Her­nán­dez y Rodrí­guez (2007), seña­lan que los prin­ci­pa­les moti­vos de con­sul­ta psi­co­ló­gi­ca en la pobla­ción estu­dian­til son la depre­sión y la ansie­dad, y que es en la ado­les­cen­cia tar­día cuan­do se ha detec­ta­do que se acen­túan estos pro­ble­mas de salud men­tal, hacien­do hin­ca­pié en que la pre­sen­cia de sín­to­mas depre­si­vos en los estu­dian­tes es un fac­tor que pue­de gene­rar bajo ren­di­mien­to y fra­ca­so aca­dé­mi­co, cau­san­do a su vez, deser­ción esco­lar.

Algu­nas inves­ti­ga­cio­nes (Cuen­ca, Almi­rón, Czer­nik y Mar­der, 2005; Czer­nik, Gimé­nez, Mora y Almi­rón, 2006; Gon­zá­lez, Lan­de­ro y Gar­cía, 2009; Gua­vi­ta y Sana­bria, 2006; Gutié­rrez, Mon­to­ya, Toro, Bri­ñón, Rosas y Sala­zar, 2010) arro­jan datos intere­san­tes en cuan­to a la pre­va­len­cia de sín­to­mas depre­si­vos en pobla­ción estu­dian­til uni­ver­si­ta­ria de carre­ras como odon­to­lo­gía, medi­ci­na, vete­ri­na­ria, bio­lo­gía y psi­co­lo­gía, encon­trán­do­se que los alum­nos repor­ta­ron pro­ble­mas aca­dé­mi­cos de mode­ra­dos a seve­ros debi­dos a esta sin­to­ma­to­lo­gía gene­ra­da por el estrés que impli­can la ele­va­da car­ga aca­dé­mi­ca y las expec­ta­ti­vas sobre el futu­ro pro­fe­sio­nal en el cam­po labo­ral.

De acuer­do a la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS, 2005) los tras­tor­nos como la depre­sión y la ansie­dad, afec­tan apro­xi­ma­da­men­te a una de cada tres per­so­nas y se han con­ver­ti­do en un serio pro­ble­ma de salud públi­ca, cons­ti­tu­yen­do el 41.9% de los casos de inca­pa­ci­dad entre las muje­res y el 29.3% entre los hom­bres. Men­cio­na que el 15% de la pobla­ción de los paí­ses desa­rro­lla­dos sufre depre­sión seve­ra, encon­tran­do que el 30% de las muje­res están depri­mi­das y esti­ma que para el año 2020 esta pato­lo­gía será la segun­da cau­sa de muer­te, des­pués de las enfer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res.

Aho­ra bien, cuan­do se estu­dian aspec­tos epi­de­mio­ló­gi­cos rela­cio­na­dos a la pre­va­len­cia de depre­sión en estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios, des­ta­can las dife­ren­cias entre géne­ros, sien­do el feme­nino el que repor­ta mayor inci­den­cia; al res­pec­to, los estu­dios de Dávi­la, Ruíz, Mon­ca­da y Gallar­do (2011); Foui­lloux, Barra­gán, Ortiz, Jai­mes, Urru­tia y Gue­va­ra (2013); Gua­vi­ta y Sana­bria (2006); Rive­ros, Her­nán­dez y Rive­ra (2007); Soria, Muñoz y Vega (2010), indi­can que las muje­res son más vul­ne­ra­bles de pre­sen­tar sin­to­ma­to­lo­gía depre­si­va.

Gay­tán (1997) y Matud, Gue­rre­ro y Matías (2006) men­cio­nan que tra­di­cio­nal­men­te las muje­res han sido diag­nos­ti­ca­das con mayor fre­cuen­cia con pro­ble­mas de salud men­tal que los hom­bres, cons­ta­tan­do que la pre­sen­cia de algu­nos tras­tor­nos men­ta­les difie­re en fun­ción del géne­ro, que es más pro­ba­ble que las muje­res pre­sen­ten más ansie­dad y depre­sión que los hom­bres, mien­tras que éstos pre­sen­tan más tras­tor­nos de per­so­na­li­dad anti­so­cial y abu­so de subs­tan­cias. Estos datos sugie­ren que en mues­tras de nive­les edu­ca­ti­vos bajos, las muje­res son más depre­si­vas que los hom­bres y que esta dife­ren­cia dis­mi­nu­ye a medi­da que se incre­men­ta el nivel esco­lar, aun­que en las muje­res es fre­cuen­te detec­tar una sin­to­ma­to­lo­gía más mar­ca­da (Mirowsky, 1996; Wal­ters, 2002; cita­dos en Matud, Gue­rre­ro y Matías, 2006).

Extre­me­ra y Durán (2007) rea­li­za­ron un estu­dio en el que obtu­vie­ron datos que seña­lan que el géne­ro feme­nino se aso­cia con una mayor per­cep­ción de estre­so­res aca­dé­mi­cos y que sue­le diri­gir­se hacia el mane­jo de las emo­cio­nes, mien­tras que el géne­ro mas­cu­lino se diri­ge más hacia la solu­ción de pro­ble­mas. Así, encon­tra­ron que las estu­dian­tes desa­rro­lla­ron más esta­dos de depre­sión, que atri­buían sus fra­ca­sos a fac­to­res inter­nos, fue­ron más pesi­mis­tas acer­ca de sus pro­pias capa­ci­da­des y ten­dían a gene­ra­li­zar una defi­cien­cia espe­cí­fi­ca a otras áreas de su vida. Por su par­te, Casu­so (2011) reve­la datos que mues­tran que las estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rias repor­tan más ago­ta­mien­to físi­co, que des­can­san menos, tie­nen mayo­res nive­les de iras­ci­bi­li­dad y más pen­sa­mien­tos nega­ti­vos, que los estu­dian­tes.

Alum­nos del área de salud y estrés aca­dé­mi­co

Los alum­nos de pro­fe­sio­nes del área de las cien­cias de la salud, ade­más de apro­bar asig­na­tu­ras de índo­le teó­ri­ca, deben cubrir cré­di­tos de tra­ba­jo prác­ti­co apli­can­do cono­ci­mien­tos en situa­cio­nes reales; por ejem­plo, cuan­do los alum­nos de medi­ci­na cur­san los pri­me­ros cua­tro semes­tres, lo hacen en el espa­cio esco­lar y aún no deben cubrir asig­na­tu­ras prác­ti­cas que impli­quen la aten­ción direc­ta a pacien­tes. Estos estu­dian­tes tam­po­co tie­nen que pasar días fue­ra de su casa, vivien­do en algu­na ins­ti­tu­ción de salud ni radi­car en zonas rura­les o en ciu­da­des ale­ja­das del lugar de resi­den­cia de sus fami­lia­res (excep­to los jóve­nes de pro­vin­cia que se han sepa­ra­do de su fami­lia nuclear para ir a la uni­ver­si­dad) como suce­de con los de gra­dos más avan­za­dos que si lo hacen, que cum­plen con su inter­na­do y/o su ser­vi­cio social, lo cual pue­de favo­re­cer la per­cep­ción de situa­cio­nes más estre­san­tes.

No obs­tan­te, hay estu­dios que arro­jan datos que indi­can que los jóve­nes de los pri­me­ros semes­tres de la carre­ra, aun cuan­do no tie­nen que cum­plir con tra­ba­jo clí­ni­co, han repor­ta­do estar some­ti­dos a altos requi­si­tos de memo­ri­za­ción, a muchas horas al día estu­dian­do, al estrés pro­du­ci­do por las eva­lua­cio­nes, a hora­rios irre­gu­la­res de ali­men­ta­ción, des­can­so y con­vi­ven­cia fami­liar, lo que pue­de afec­tar su bien­es­tar físi­co y psi­co­ló­gi­co, obser­ván­do­se en ellos alta pre­va­len­cia de estrés, corre­la­cio­na­do con algu­nos males­ta­res tales como fati­ga cró­ni­ca, mala diges­tión, dolor abdo­mi­nal, enfer­me­da­des alér­gi­cas, hiper­ten­sión, ansie­dad, depre­sión, mala con­cen­tra­ción (Casu­so, 2011; Marty, Lavin, Figue­roa, Larrain y Cruz, 2005; Valen­zue­la y Frai­jo, 2011).

Objetivo

Eva­luar la pre­sen­cia de sin­to­ma­to­lo­gía depre­si­va; y eva­luar la pre­sen­cia de males­ta­res físi­cos como irri­ta­bi­li­dad, can­san­cio, dolo­res de cabe­za, dolo­res mus­cu­la­res, pro­ble­mas de ape­ti­to y ansie­dad, así como la fre­cuen­cia de hábi­tos tales como dor­mir el tiem­po reque­ri­do para sen­tir­se des­can­sa­do, inge­rir las tres comi­das prin­ci­pa­les del día (desa­yuno, comi­da, cena) y hacer ejer­ci­cio.

Método

Par­ti­ci­pan­tes

Se eva­lua­ron 150 estu­dian­tes de la carre­ra de medi­ci­na de la Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co. El 59.33% de la mues­tra total cur­sa­ba el segun­do semes­tre y el 40.66% el cuar­to semes­tre, del turno matu­tino. Todos los par­ti­ci­pan­tes eran resi­den­tes de la ciu­dad de Méxi­co o área metro­po­li­ta­na; 75 fue­ron muje­res y 75 hom­bres; el ran­go de edad para las muje­res fue de 18 a 25 años, con una media de 19.1; para los hom­bres, de 18 a 23 años, con una media de 19.5.

Se les con­tac­tó a tra­vés de sus pro­fe­so­res, sien­do la mues­tra no pro­ba­bi­lís­ti­ca, de tipo inten­cio­nal, ya que se reque­rían par­ti­ci­pan­tes con carac­te­rís­ti­cas espe­cí­fi­cas. Reci­bie­ron infor­ma­ción com­ple­ta con res­pec­to a los obje­ti­vos de la inves­ti­ga­ción, de los ins­tru­men­tos a emplear­se y de la for­ma en la que sería su par­ti­ci­pa­ción a fin de con­tar con su con­sen­ti­mien­to infor­ma­do. Ade­más, se hizo del cono­ci­mien­to de los estu­dian­tes que los datos obte­ni­dos en la inves­ti­ga­ción podrían ser pre­sen­ta­dos en even­tos cien­tí­fi­cos y/o publi­ca­dos en revis­tas espe­cia­li­za­das, res­pe­tan­do su ano­ni­ma­to.

Ins­tru­men­tos

Se apli­có el Inven­ta­rio de Beck (1983) el cual cons­ta de 21 ítems que eva­lúan sín­to­mas cog­nos­ci­ti­vos rela­cio­na­dos con esta­dos depre­si­vos. El par­ti­ci­pan­te eva­lua­do eli­ge la fra­se que se apro­xi­me más a cómo se ha sen­ti­do duran­te las últi­mas sema­nas.

Se dise­ñó una esca­la tipo Likert de 35 ítems y cin­co códi­gos de res­pues­ta (muy fre­cuen­te­men­te, fre­cuen­te­men­te, pocas veces, casi nun­ca y nun­ca), con el pro­pó­si­to de medir el impac­to de los fac­to­res géne­ro y pro­fe­sión, sobre indi­ca­do­res tales como rela­cio­nes socia­les y esco­la­res; el ins­tru­men­to per­mi­te obte­ner pun­tua­cio­nes míni­mas y máxi­mas para esta­ble­cer pun­tos de cor­te que dan la opor­tu­ni­dad de cate­go­ri­zar dicho impac­to (bajo, mode­ra­do, seve­ro).

Con base en esta esca­la se eva­lúan aspec­tos fami­lia­res, socia­les y esco­la­res de los estu­dian­tes ade­más de la inci­den­cia de males­ta­res físi­cos y esti­los de vida ya men­cio­na­dos y que con­for­man los obje­ti­vos del pre­sen­te estu­dio. En este ins­tru­men­to se inclu­ye la apor­ta­ción de datos demo­grá­fi­cos tales como sexo, edad, esta­do civil, decen­den­cia, situa­ción labo­ral, carre­ra pro­fe­sio­nal en la que se esta­ba ins­cri­to y hora­rio de estu­dios. Para este ins­tru­men­to se obtu­vo con­sis­ten­cia inter­na a tra­vés de una prue­ba de ítem sca­la, tenien­do 35 reac­ti­vos sig­ni­fi­ca­ti­vos y con­sis­ten­tes. El Alpha de Cron­bach fue de .788.

Pro­ce­di­mien­to

Se apli­ca­ron los ins­tru­men­tos de mane­ra gru­pal, hacien­do uso de algu­nos salo­nes de cla­se. Se pidió a los par­ti­ci­pan­tes que leye­ran las ins­truc­cio­nes y expre­sa­ran si exis­tía algu­na duda para acla­rar­la, de no ser así, se pro­ce­día a con­tes­tar el inven­ta­rio y la esca­la.

Aná­li­sis de datos

Se obtu­vie­ron fre­cuen­cias y por­cen­ta­jes para datos demo­grá­fi­cos y depre­sión y se apli­có la prue­ba t de Stu­dent para mues­tras inde­pen­dien­tes, con el fin de esta­ble­cer posi­bles dife­ren­cias entre géne­ros en cuan­to al área de salud.

Dise­ño

Estu­dio explo­ra­to­rio des­crip­ti­vo.

Resultados

El 97.33% de los par­ti­ci­pan­tes del pre­sen­te estu­dio eran sol­te­ros y vivían con su fami­lia de ori­gen, y el 2.66% casa­dos; el des­glo­se de los datos por géne­ro apa­re­ce en la Tabla 1. De los casa­dos, sola­men­te 3 muje­res repor­ta­ron tener un hijo.

Esta­do civil

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Muje­res

Hom­bres

Muje­res

Hom­bres

Sol­te­ra (o)

72

74

96%

98.66%

Casa­do (a)

3

1

4%

1.33%

Total

75

75

100%

99.99%

Tabla 1. Frecuencias y porcentajes de estado civil por género.

El 84% de la mues­tra total sólo se dedi­ca­ba a estu­diar, mien­tras que el 16% tra­ba­ja­ba y estu­dia­ba; los datos por géne­ro se apre­cian en la Tabla 2.

Ocu­pa­ción

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Muje­res

Hom­bres

Muje­res

Hom­bres

Sólo estu­dian

64

62

85.33%

82.66%

Estu­dian y tra­ba­jan

11

13

14.66%

17.33%

Total

75

75

99.99%

99.99%

Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de ocupación por género.

En cuan­to a depre­sión, en la mues­tra total se pudo obser­var que un 56.6% de los par­ti­ci­pan­tes no repor­tó sin­to­ma­to­lo­gía; el 25.3% fue eva­lua­do con depre­sión leve, un 13.3% con depre­sión mode­ra­da, y un 4.6% con depre­sión gra­ve. La Tabla 3 mues­tra los datos con base en el géne­ro de los par­ti­ci­pan­tes.

Nivel depre­sión

Muje­res

Hom­bres

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Sin depre­sión

40

53.3%

45

60%

Leve

24

32%

14

18.66%

Mode­ra­do

10

13.3%

10

13.3%

Gra­ve

1

1.3%

6

8%

Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de participantes en cuanto a sintomatología depresiva por género.

Al rea­li­zar las com­pa­ra­cio­nes entre males­ta­res físi­cos y hábi­tos, y el géne­ro, los datos indi­ca­ron que no se encon­tra­ron dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas t148 = 1.854 p > 0.05. Si se con­si­de­ran los por­cen­ta­jes, se obser­va que el 54.7% del géne­ro feme­nino mos­tró un nivel bajo de pre­sen­cia de males­ta­res físi­cos y hábi­tos no desea­dos (dor­mir poco y no sen­tir­se des­can­sa­da, no inge­rir las tres comi­das prin­ci­pa­les y no hacer ejer­ci­cio); el 42.7% nivel mode­ra­do y un 2.7% nivel seve­ro. En cuan­to al géne­ro mas­cu­lino, el 62.7% repor­tó un nivel bajo, el 37.3% nivel mode­ra­do, y no se indi­có un nivel seve­ro. La mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes mani­fes­ta­ron un nivel bajo; sin embar­go, la pre­sen­cia de nivel mode­ra­do es impor­tan­te, notán­do­se mayor inci­den­cia en el géne­ro feme­nino. Ade­más, en éste se iden­ti­fi­có un por­cen­ta­je, aun­que bajo, de nivel seve­ro. Al lle­var a cabo las com­pa­ra­cio­nes por géne­ro para cada ítem de inte­rés del ins­tru­men­to, sólo se obtu­vo dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va para el corres­pon­dien­te a “Hago ejer­ci­cio” t148 = 3.689 p < 0.05. Los por­cen­ta­jes mos­tra­dos en Tabla 4 indi­ca­ron que los hom­bres rea­li­zan ejer­ci­cio con más fre­cuen­cia.

Ítems

Feme­nino

Mas­cu­lino

Muy fre­cuen­te

Fre­cuen­te­men­te

Muy fre­cuen­te

Fre­cuen­te­men­te

Irri­ta­ble

41.3%

21.3%

64%

6.7%

No dor­mir bien

45.3%

40%

60%

28%

Dolo­res cabe­za

40%

29.3%

56%

10.7%

Dolo­res mus­cu­la­res

33.3%

18.7%

46.7%

18.7%

Ansie­dad

16%

46.7%

30.7%

32%

Con­sul­to al médi­co

33.3%

17.3%

49.3%

17.3%

Tres comi­das prin­ci­pa­les

12%

32%

22.7%

22.7%

Pro­ble­mas ape­ti­to

6.7%

18.7%

6.7%

16%

Hago ejer­ci­cio*

5.3%

5.3%

17.3%

20%

Can­san­cio

30.7%

41.3%

29.3%

38.7%

Tabla 4. Porcentajes de participantes para cada ítem de malestares y hábitos, en cuanto a género.
*En este ítem sí se obtuvo diferencia significativa.

Al revi­sar los datos corres­pon­dien­tes al moti­vo por el cual con­sul­tan al médi­co, se pudo obser­var que la mayo­ría de los jóve­nes tan­to muje­res como hom­bres, seña­la­ron que lo hacen por pade­cer gas­tri­tis (ver Tabla 5).

Moti­vo de con­sul­ta

Muje­res

Hom­bres

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

Gas­tri­tis

34

45.33%

48

54.66%

Gri­pe

18

24%

10

18.66%

Che­queo

11

14.66%

5

10.66%

Pro­ble­mas coa­gu­la­ción

2

2.66%

2

2.66%

Migra­ña

1

1.33%

1

1.33%

Lesio­nes mus­cu­la­res

1

1.33%

2

2%

Coli­tis

2

2.66%

1

2%

Infec­cio­nes uri­na­rias

1

1.33%

0

0%

Pro­ble­mas car­día­cos

0

0%

2

1.33%

Pro­ble­mas hor­mo­na­les

2

2.66%

1

2%

Insom­nio

1

1.33%

1

1.33%

Aler­gias

2

2.66%

2

2.66%

Tabla 5. Frecuencias y porcentajes de participantes en cuanto a motivo de consulta médica.

Conclusiones

Los datos obte­ni­dos en el pre­sen­te estu­dio indi­can que en lo que res­pec­ta a depre­sión, más de la mitad de la mues­tra gene­ral de estu­dian­tes de segun­do y cuar­to semes­tres de la carre­ra de medi­ci­na, no pre­sen­ta­ron sin­to­ma­to­lo­gía. No obs­tan­te, de los res­tan­tes, 38 alum­nos se eva­lua­ron con depre­sión leve y otros 20 con depre­sión mode­ra­da. Ade­más, se detec­ta­ron sie­te casos con depre­sión seve­ra. Todo ello indi­ca que 65 estu­dian­tes alcan­za­ron alguno de estos nive­les. La pre­sen­cia de este tras­torno podría estar aso­cia­da al estrés aca­dé­mi­co al que pudie­ran estar some­ti­dos coti­dia­na­men­te los jóve­nes: poco tiem­po para rea­li­zar las tareas, eva­lua­cio­nes, lec­tu­ra y memo­ri­za­ción de altas can­ti­da­des de mate­rial, etcé­te­ra. Los requi­si­tos de eje­cu­ción por par­te del alum­na­do que le deman­da la pro­fe­sión pue­den ser un fac­tor que gene­re auto­per­cep­ción de inefi­ca­cia y baja auto­es­ti­ma, lo cual podría lle­var a los estu­dian­tes a aban­do­nar sus estu­dios. En algu­nas inves­ti­ga­cio­nes se han obte­ni­dos datos que apo­yan estos seña­la­mien­tos (Feld­man, Gon­cal­ves, Cha­cón, Zara­go­za, Bagés y De Pablo, 2008; Jimé­nez, 2010; Pre­cia­do y Váz­quez, 2010).

Se pue­den encon­trar repor­tes con res­pec­to a que las estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rias tien­den a mani­fes­tar depre­sión con mayor fre­cuen­cia que los hom­bres; no obs­tan­te, en el pre­sen­te estu­dio, al revi­sar los datos obte­ni­dos por géne­ro, se obser­va que un mayor por­cen­ta­je de muje­res mos­tró depre­sión leve y ambos géne­ros repor­ta­ron depre­sión mode­ra­da; sin embar­go, se detec­ta­ron más casos de varo­nes con depre­sión seve­ra. Las muje­res pue­den ser más vul­ne­ra­bles a la depre­sión por fac­to­res psi­co­so­cia­les que se rela­cio­nan con el hecho de que ellas pue­den expre­sar más libre­men­te sus sen­ti­mien­tos, por dis­cri­mi­na­ción social y/o por tener más deman­das y limi­ta­cio­nes en los ámbi­tos fami­liar y social. Los varo­nes pue­den estar expues­tos a deman­das socia­les más exi­gen­tes: éxi­to esco­lar y des­pués labo­ral, y mayo­res pre­sio­nes eco­nó­mi­cas. Es fre­cuen­te encon­trar repor­tes de inves­ti­ga­ción que indi­can que las muje­res tien­den a ser más depre­si­vas que los hom­bres, pero que en la medi­da en la que des­apa­re­cen las dife­ren­cias en los nive­les edu­ca­ti­vos, tam­bién lo hacen las dife­ren­cias entre géne­ros.

En lo que res­pec­ta a la pre­sen­cia de males­ta­res físi­cos y hábi­tos, no se detec­ta­ron dife­ren­cias esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas entre hom­bres y muje­res, sien­do que la mayor par­te de la mues­tra mani­fes­tó nivel leve; no obs­tan­te, no se pue­den dejar de men­cio­nar los datos corres­pon­dien­tes a los nive­les mode­ra­do y seve­ro que sugie­ren que muchos alum­nos ya repor­tan pro­ble­mas. Los por­cen­ta­jes reve­la­ron que la irri­ta­bi­li­dad en los y las jóve­nes está pre­sen­te; no duer­men bien o el tiem­po sufi­cien­te, lo cual no per­mi­te que se rela­jen des­pués de cada ruti­na aca­dé­mi­ca; sufren de dolo­res de cabe­za y mus­cu­la­res y no tie­nen hábi­tos ade­cua­dos de ali­men­ta­ción, lo cual pue­de ser el fac­tor que se aso­cie al repor­te de gas­tri­tis en la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes. Cada mues­tra, por géne­ro, estu­vo con­for­ma­da con el mis­mo núme­ro de estu­dian­tes y si se ana­li­zan los por­cen­ta­jes en cuan­to a la elec­ción de las opcio­nes de res­pues­ta “muy fre­cuen­te­men­te” y “fre­cuen­te­men­te”, en rela­ción a la ansie­dad, se pue­de notar que está pre­sen­te de mane­ra simi­lar tan­to en hom­bres como en muje­res.

Cabe men­cio­nar que se detec­ta­ron más estu­dian­tes hom­bres que rea­li­zan ejer­ci­cio, aun­que los por­cen­ta­jes para ambos géne­ros fue­ron bajos. Es posi­ble que la fal­ta de tiem­po libre y el can­san­cio sean fac­to­res que influ­yan para que los jóve­nes no pue­dan ejer­ci­tar­se y que en reali­dad no se tra­te de un recha­zo a la posi­bi­li­dad de obte­ner bene­fi­cios por vía de algu­na acti­vi­dad físi­ca. Gran par­te de los jóve­nes de la mues­tra sólo estu­dia­ba; sin embar­go, el tra­ba­jo aca­dé­mi­co no les per­mi­te con­tar con tiem­po para rea­li­zar ejer­ci­cio.

Los alum­nos y alum­nas eva­lua­dos cur­sa­ban el segun­do o el cuar­to semes­tre de la carre­ra, lo cual indi­ca que aún no rea­li­za­ban prác­ti­cas de cam­po y que el tra­ba­jo aca­dé­mi­co se rela­cio­na con mate­rias teó­ri­cas. Resul­ta intere­san­te lle­var a cabo un estu­dio en el que se eva­lúen alum­nos de semes­tres más avan­za­dos que desem­pe­ñen tra­ba­jo prác­ti­co comu­ni­ta­rio, con el fin de cono­cer si hay dife­ren­cias entre ellos.

Se sugie­re estu­diar el apo­yo social de fami­lia­res y ami­gos como fac­tor pro­tec­tor, media­dor, en la pre­sen­cia de estrés y depre­sión, al gene­rar habi­li­da­des de afron­ta­mien­to a los estre­so­res aca­dé­mi­cos. En la Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, se cuen­ta con una clí­ni­ca en la que se ofre­ce el ser­vi­cio psi­co­ló­gi­co, entre otros, al cual pue­den tener acce­so los alum­nos de la ins­ti­tu­ción. Es impor­tan­te que los pro­fe­so­res moti­ven a los jóve­nes a asis­tir a este ser­vi­cio pues­to que el tras­torno depre­si­vo pue­de favo­re­cer la apa­ri­ción de con­duc­tas adic­ti­vas tales como el con­su­mo de taba­co, la inges­ta exce­si­va de alcohol y en oca­sio­nes, de dro­gas alta­men­te dañi­nas. Habrá que tener en cuen­ta que los estu­dian­tes de medi­ci­na serán res­pon­sa­bles en el futu­ro del bien­es­tar físi­co de muchas per­so­nas y ello requie­re de las bue­nas con­di­cio­nes físi­ca y psi­co­ló­gi­ca de estos pro­fe­sio­na­les, de ahí la impor­tan­cia de con­tar con pro­gra­mas de afron­ta­mien­to de estrés con el fin de que esta pobla­ción estu­dian­til pue­da desem­pe­ñar­se de mane­ra ópti­ma.

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Notas

1. Área Psi­co­lo­gía Clí­ni­ca. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Méxi­co. Correo‑e: maroc@campus.iztacala.unam.mx

2. Área Méto­dos Cuan­ti­ta­ti­vos. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Méxi­co. Correo‑e: osi_yo2001@yahoo.com.mx

3. Egre­sa­da Licen­cia­tu­ra Psi­co­lo­gía. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Méxi­co. Correo‑e: kchick_02@hotmail.com