4. Ansiedad en ajedrecistas juveniles previo a una competencia de selección estatal Descargar este adjunto (4 - Alternativas en Psicología - 26.pdf)

Salvador Cárdenas Torres1, Pedro Labastida González2

Facultad de Ciencias de la Conducta
Universidad Autónoma del Estado de México

La ansie­dad es com­pa­ra­ble con la emo­ción. Tie­ne com­po­nen­tes fisio­ló­gi­cos y cog­ni­ti­vos que pue­den limi­tar o blo­quear la acti­vi­dad de los suje­tos en un gra­do ele­va­do. La par­ti­ci­pa­ción depor­ti­va está inmer­sa en un sin­nú­me­ro de situa­cio­nes que gene­ran ansie­dad. En el aje­drez, con­si­de­ra­do un depor­te indi­vi­dual, los aje­dre­cis­tas tie­nen que enfren­tar­se a esta ansie­dad y saber mane­jar­la. La psi­co­lo­gía del depor­te mun­dial ha tra­ta­do este tema des­de hace tiem­po, pero en Méxi­co no se han rea­li­za­do inves­ti­ga­cio­nes que apor­ten infor­ma­ción al res­pec­to.

Este estu­dio se pro­pu­so como obje­ti­vo des­cri­bir el tipo de ansie­dad que pre­sen­ta un gru­po de aje­dre­cis­tas mexi­quen­ses pre­vio a una situa­ción de com­pe­ten­cia. Para tal efec­to, se apli­ca­ron las prue­bas del inven­ta­rio de ansie­dad ras­go-esta­do (Ida­re) y el inven­ta­rio 2 del esta­do de ansie­dad com­pe­ti­ti­va (csai‑2) a una pobla­ción de 41 aje­dre­cis­tas. Los resul­ta­dos obte­ni­dos reve­lan un nivel medio de ansie­dad esta­do y ansie­dad ras­go, esta últi­ma como una carac­te­rís­ti­ca pro­pia de la per­so­na­li­dad de los aje­dre­cis­tas.

Pala­bras cla­ve. Ansie­dad, psi­co­lo­gía del depor­te, aje­drez.

Anxiety is com­pa­red with an emo­tion. Has phy­sio­lo­gi­cal and cog­ni­ti­ve com­po­nents, which in a high level can limit or block the acti­vity of the sub­jects. The sports par­ti­ci­pa­tion is invol­ved in a num­ber of situa­tions that gene­ra­te anxiety. In chess, con­si­de­red an indi­vi­dual sport, the chess pla­yers have to face and know how to hand­le the anxiety. In the sport psy­cho­logy world has addres­sed this issue for some time, but in Mexi­co have not been made out research to give us infor­ma­tion on the sub­ject in the chess pla­yers.

The aim of this study is to des­cri­be the type of anxiety that has a group of chess pla­yers Mexi­quen­ses befo­re com­pe­ti­tion, is applied the tests of anxiety Ida­re and anxiety in sport csai‑2 at a popu­la­tion of 41 com­pe­ti­tors. The results are an ave­ra­ge level of sta­te anxiety and anxiety trait, the lat­ter being a cha­rac­te­ris­tic of per­so­na­lity of chess pla­yers.

Key­words. Anxiety, sport psy­cho­logy, chess.

El aje­drez es una acti­vi­dad lúdi­ca que con­lle­va un fuer­te por­cen­ta­je inte­lec­tual más que físi­co, es con­si­de­ra­do un depor­te de com­pe­ten­cia indi­vi­dual como lo men­cio­na Ruseek, G., (2005) es un depor­te por el amplio sis­te­ma de orga­ni­za­ción de tor­neos regi­dos por una Fede­ra­ción Inter­na­cio­nal de Aje­drez (F.I.D.E. por sus siglas en fran­cés). Se cele­bran todo tipo de tor­neos, des­de los cam­peo­na­tos mun­dia­les y nacio­na­les, has­ta sen­ci­llos even­tos esco­la­res. Esto ha per­mi­ti­do que cual­quier intere­sa­do en el jue­go-cien­cia, sin impor­tar su edad o nivel com­pe­ti­ti­vo, pue­da par­ti­ci­par en esta acti­vi­dad en for­ma orga­ni­za­da. Y como tal, los depor­tis­tas que lo prac­ti­can están some­ti­dos a todos los fac­to­res psi­co­ló­gi­cos que inter­vie­nen en la com­pe­ten­cia. Uno de los más des­ta­ca­bles y que en esta noble dis­ci­pli­na no se ha inves­ti­ga­do, es la ansie­dad.

Ansie­dad. En gene­ral la ansie­dad con­sis­te en una res­pues­ta viven­cial, fisio­ló­gi­ca, con­duc­tual, cog­ni­ti­va y aser­ti­va, carac­te­ri­za­da por un esta­do de aler­ta de acti­va­ción gene­ra­li­za­da. Señal de peli­gro difu­sa que el indi­vi­duo per­ci­be como una ame­na­za para su inte­gri­dad. La ansie­dad es aque­lla que, sobre­pa­san­do umbra­les per­mi­si­bles indi­vi­dua­les, no guar­da una rela­ción de inten­si­dad con la situa­ción en la que apa­re­ce, ni tam­po­co una vin­cu­la­ción cohe­ren­te con un esti­mu­lo des­en­ca­de­nan­te; por tan­to, deter­mi­na reac­cio­nes exce­si­vas y erró­neas que final­men­te son con­tra­pro­du­cen­tes en tan­to que secues­tran la pro­pia volun­tad y limi­tan de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va la liber­tad. (Balles­ter, D., 2005). Para Freud (cita­do por Spiel­ber­ger, C., 1980) al modi­fi­car sus teo­rías insis­tió en el papel crí­ti­co de la ansie­dad como una res­pues­ta ante la pre­sen­cia del peli­gro. La per­cep­ción del peli­gro, bien fue­ra pro­ve­nien­te del ambien­te externo o de los pen­sa­mien­tos o sen­sa­cio­nes, pro­vo­ca­ba un esta­do de ansie­dad y esta des­agra­da­ble reac­ción emo­cio­nal ser­vía para indi­car al indi­vi­duo la nece­si­dad de algún tipo de adap­ta­ción.

Ansie­dad en el depor­te. En com­pe­ten­cia los depor­tis­tas mani­fies­tan de diver­sas for­mas la ansie­dad Spiel­ber­ger, C., (1980) al des­cri­bir dichas mani­fes­ta­cio­nes habla tan­to de una exci­ta­ción fisio­ló­gi­ca así como de las mani­fes­ta­cio­nes con­duc­tua­les que con­tri­bu­yen a la des­agra­da­ble sen­sa­ción del esta­do de ansie­dad que inclu­yen pal­pi­ta­cio­nes car­dia­cas (taqui­car­dia), alte­ra­cio­nes en la res­pi­ra­ción, sudor, inquie­tud, tem­blo­res y estre­me­ci­mien­to, nau­seas y ver­ti­do (des­va­ne­ci­mien­to). En los even­tos depor­ti­vos, hablan­do espe­cí­fi­ca­men­te de los aje­dre­cís­ti­cos, dichas mani­fes­ta­cio­nes se pue­den obser­var sim­ple­men­te al mirar que la mayo­ría de los com­pe­ti­do­res han adqui­ri­do tics tales como mover exce­si­va­men­te la pier­na o jugar con las pie­zas que se encuen­tran fue­ra del table­ro ade­más de la inquie­tan­te nece­si­dad que alguno de ellos tie­nen de levan­tar­se y cami­nar por la sala de jue­go.

Ansie­dad y aje­drez. Para Fine, R., (1974) la ansie­dad que acom­pa­ña al jue­go es casi siem­pre pre cons­cien­te. Los aje­dre­cis­tas se lamen­tan de estar ner­vio­sos o ten­so, de que la par­ti­da no les deja dor­mir, de que las pie­zas bai­lan den­tro de su cabe­za, de que la derro­ta cons­ti­tu­ye un serio revés, etc. la ten­sión, en el cur­so de una par­ti­da, pue­de ser gran­de y sin embar­go, están blo­quea­das las vías de esca­pe tales como la accio­nes agre­si­vas o el con­tac­to físi­co. En el aje­drez, el pen­sa­mien­to reem­pla­za a la acción. En con­tras­te con otros depor­tes, como el  boxeo, no hay con­tac­to físi­co de nin­gu­na cla­se. Al juga­dor de aje­drez solo se le per­mi­te tocar las pie­zas de su opo­nen­te con fines de cap­tu­ra, cuan­do, de acuer­do con el regla­men­to, la pie­za ha de reti­rar­se del table­ro. A la vis­ta del pró­di­go sim­bo­lis­mo fáli­co del jue­go, el tabú del toca­mien­to tie­ne dos sig­ni­fi­ca­dos sub­cons­cien­tes o, dicho de otro modo el ego recha­za dos ame­na­zas. Una es la mas­tur­ba­ción (no te toque el  pene; no toque las pie­zas y, si lo haces, apre­sú­ra­te a pedir escu­sas). La otra ame­na­za es la homo­se­xua­li­dad, o con­tac­to cor­po­ral entre dos hom­bres, en espe­cial la mas­tur­ba­ción recí­pro­ca. El ori­gen de la ansie­dad se loca­li­za en segui­da. La agre­si­vi­dad y homo­se­xua­li­dad, aun­que repri­mi­das a fon­do, con­ti­núan laten­tes en for­ma dis­fra­za­da; de ahí el cons­tan­te temor al cas­ti­go. Dado que no hay el más remo­to ele­men­to de azar, si una vic­to­ria es el pro­duc­to de los pro­pios refuer­zos de uno, la derro­ta es la con­se­cuen­cia de los erro­res pro­pios. Ganar es, por tan­to, ven­cer al padre; per­der es caer derro­ta­do ante el padre o some­ter­se a él. Como resul­ta­do, no dejan de estar pre­sen­tes los vie­jos con­flic­tos impli­ca­dos en la con­tien­da con el pro­ge­ni­tor y al ame­na­za de su actua­ción con­du­ce a la ansie­dad que lo impreg­na todo. No obs­tan­te esa ansie­dad, en el últi­mo aná­li­sis, el juga­dor sabe siem­pre que se tra­ta de una bata­lla fin­gi­da. La dure­za del gol­pe que­da sua­vi­za­da por el hecho de que, al fin y al cabo, sólo es un jue­go. Al mis­mo tiem­po, y pres­cin­dien­do de lo que com­pren­de la par­ti­da, en buen núme­ro de hom­bres se man­tie­ne bas­tan­te ansie­dad, y cabe espe­rar que el esta­do de ten­sión-ansie­dad sea uno de los más comu­nes, entre los aje­dre­cis­tas, de todos los sín­to­mas neu­ró­ti­cos.

Psi­co­lo­gía del depor­te y la ansie­dad. Den­tro de la psi­co­lo­gía del depor­te, enten­di­da como el estu­dio cien­tí­fi­co de las per­so­nas y su con­duc­ta en el con­tex­to de depor­te y la  acti­vi­dad físi­ca (Wein­berg, R., y Gould, D., 1996). Des­de el comien­zo de su desa­rro­llo cien­tí­fi­co más recien­te en los años 60, uno de los temas con mayor apor­ta­ción de estu­dios e inves­ti­ga­ción ha sido la ansie­dad. (Gui­llén, San­ta­na y Bara; 2009). Nume­ro­sos entre­na­do­res y psi­có­lo­gos depor­ti­vos son cada vez más cons­cien­tes de que la com­pe­ti­ción atlé­ti­ca gene­ra nive­les de exce­si­vos de ansie­dad que pue­den inter­fe­rir en el ren­di­mien­to. La com­pe­ten­cia depor­ti­va pue­de gene­ral gran ansie­dad y, a su vez, pue­de afec­tar a los pro­ce­sos fisio­ló­gi­cos y cog­ni­ti­vos dete­rio­ran­do la eje­cu­ción e impi­dien­do el nivel opti­mo de actua­ción. (Loren­zo, J., Gil, C., y Mar­tin, G., 2001).

Como ya se había hecho men­ción, la casi nula inves­ti­ga­ción que se ha rea­li­za­do en Méxi­co sobre este depor­te-cien­cia, que con­tras­ta con el desa­rro­llo de la Psi­co­lo­gía del Depor­te a nivel mun­dial, espe­cí­fi­ca­men­te en este fac­tor, la ansie­dad, y que tan­ta fal­ta hace para un ópti­mo ren­di­mien­to de nues­tros aje­dre­cis­tas nacio­na­les y loca­les a moti­va­do la rea­li­za­ción de esta inves­ti­ga­ción. Para lle­var a cabo dicha inves­ti­ga­ción se tuvo que tomar en cuen­ta que en psi­co­lo­gía depor­ti­va está se pue­de rea­li­zar en varios momen­tos; antes de comen­zar la com­pe­ten­cia, duran­te la com­pe­ten­cia o al fina­li­zar la mis­ma, aun­que tam­bién se pudie­ra rea­li­zar en el pro­ce­so de entre­na­mien­to con obje­ti­vos pre­ci­sos de pre­pa­ra­ción ante una even­to. Es el pri­mer momen­to al que se le dio mayor impor­tan­cia y en el cual nos enfo­ca­re­mos con el fin de sem­brar ante­ce­den­tes que en un futu­ro nos lle­ven a la rea­li­za­ción de nue­vas inves­ti­ga­ción más ela­bo­ra­das y siguien­do un orden cro­no­ló­gi­co de los acon­te­ci­mien­tos.

Método

Suje­tos: La pobla­ción está com­pues­ta por el cien por cien­to de los com­pe­ti­do­res de dos even­tos de selec­ción esta­tal (la Fase final de la Olim­pia­da Esta­tal de Aje­drez del Esta­do de Méxi­co y El esta­tal de los Jue­gos de Nivel Supe­rior del CONDDE) esta pobla­ción es com­pues­ta por  41 aje­dre­cis­tas de ambas ramas (varo­nil y feme­nil).

Ins­tru­men­tos: Para la eva­lua­ción de Ansie­dad Esta­do y Ansie­dad Ras­go se uti­li­zó el Inven­ta­rio de Ansie­dad Ras­go-Esta­do (IDARE, ver­sión en espa­ñol del STAI [Sta­te Trait-Anxiety Inven­tary]) está cons­ti­tui­do por dos esca­las sepa­ra­das de auto­eva­lua­ción que se uti­li­zan para medir dos dimen­sio­nes dis­tin­tas de la ansie­dad: 1. La lla­ma­da Ansie­dad-Ras­go (A‑Rasgo), y 2. La lla­ma­da Ansie­dad-Esta­do (A‑Estado). La esca­la A‑Rasgo, con­sis­te de vein­te afir­ma­cio­nes en las que se pide a los suje­tos des­cri­bir como se sien­ten gene­ral­men­te. La esca­la A‑Estado tam­bién con­sis­te en vein­te afir­ma­cio­nes, pero las ins­truc­cio­nes requie­ren que los suje­tos indi­quen como se sien­ten en un momen­to dado.

Para la eva­lua­ción de la Ansie­dad Esta­do Com­pe­ti­ti­va se uti­li­zó el Inven­ta­rio de Ansie­dad Com­pe­ti­ti­va en el Deporte(Competitive Sport Anxiety Inven­tory, CSAI‑2) con­sis­ten­te en un cues­tio­na­rio de 27 ítems, dis­tri­bui­dos en tres sub-esca­las que miden ansie­dad cog­ni­ti­va, ansie­dad somá­ti­ca y auto­con­fian­za. Las dos pri­me­ras tie­nen una corre­la­ción posi­ti­va con la esca­la, mien­tras que la ter­ce­ra, pre­sen­ta una corre­la­ción nega­ti­va con el CSAI‑2.

Pro­ce­di­mien­to: Se cito a los com­pe­ti­do­res una hora antes de ambos even­tos y se le apli­co ambas prue­bas de for­ma gru­pal.

Resultados

De los 41 par­ti­ci­pan­tes a los que se les apli­co la prue­ba 17 son muje­res, el 41.5 por cien­to, y 24 son hom­bres, el 58.5 por cien­to. Las eda­des osci­lan den­tro de los 12 a los 26 años. Como se pue­de obser­var en la tabla No. 1 el ran­go de edad de 15 a 17 años es el que se pre­sen­ta mayor fre­cuen­cias, 29.3 por cien­to, segui­do del ran­go de 12 a 14 años con un 24.4 por cien­to, sien­do el de menor fre­cuen­cia el ran­go de 24 a 26 años de edad con un 9.8 por cien­to. La edad pro­me­dio de la pobla­ción es de 17.95 años.

Edad

Ran­go de Edad

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

12 – 14 años

10

24.4 %

15 – 17 años

12

29.3 %

18 – 20 años

6

14.6 %

21 – 23 años

9

21.9 %

24 – 26 años

4

9.8 %

Total

41

100 %

Media

17.95

Tabla No. 1 Muestra la Frecuencia, Porcentaje y Media de las Edad de los Ajedrecistas.

En cuan­to a la Esco­la­ri­dad el 26.8 por cien­to está estu­dian­do en el Nivel Bási­co, el 24.4 por cien­to en Nivel Medio Supe­rior y el 48.8 por cien­to en Nivel Supe­rior. Esto nos demues­tra que en esta pobla­ción hay un alto núme­ro de par­ti­ci­pan­tes que estu­dian el Nivel Supe­rior.                               

Escolaridad

Esco­la­ri­dad

Por­cen­ta­jes

Nivel Bási­co

26.8

Nivel Medio Supe­rior

24.4

Nivel Supe­rior

48.8

Tabla No. 2. Muestra el Porcentaje de el Nivel de Escolaridad.

Aho­ra bien, en lo que res­pec­ta a los resul­ta­dos de los Ins­tru­men­tos apli­ca­dos en el IDARE encan­ta­mos que en lo que con­cier­ne a la Ansie­dad Esta­do el 5i.2 por cien­to de los aje­dre­cis­tas mues­tran un  nivel de Ansie­dad Esta­do medio, el 26.8 por cien­to un Nivel Bajo y el 22 por cien­to un Nivel de Ansie­dad Esta­do Alto. En gene­ral el gru­po mues­tra un nivel de Ansie­dad Esta­do Medio con una des­via­ción están­dar de 9.66. Ver Tabla No. 3

Nivel de Ansie­dad Esta­do

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

Bajo

11

26.8 %

Medio

21

51.2 %

Alto

9

22 %

Total

41

100%

Media

36.12

 

Des­via­ción están­dar

9.66

Per­cen­til

25

28

50

35

75

42.5

Tabla No. 3 muestra los Niveles de Ansiedad Estado en la Población Estudiada.

Con refe­ren­cia a la Ansie­dad Ras­go el 63.4 por cien­to de la pobla­ción pre­sen­ta un nivel de Ansie­dad Ras­go Medio, el 26.8 por cien­to un nivel de Ansie­dad Ras­go Bajo y solo un 9.8 por cien­to un nivel de Ansie­dad Ras­go Alto, en gene­ral la pobla­ción pre­sen­ta un nivel Medio de Ansie­dad Ras­go Medio con  una des­via­ción están­dar de 9.12. Ver Tabla No. 4.

Nivel de Ansie­dad Ras­go

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

Bajo

11

26.8 %

Medio

26

63.4 %

Alto

4

9.8 %

Total

41

100 %

Media

35.46

 

Des­via­ción están­dar

9.12

Per­cen­til

25

29

50

34

75

41

Tabla No. 4 muestra los Niveles de Ansiedad Rasgo en la Población Estudiada.

En el CSAI‑2 en su sub esca­la de Ansie­dad Somá­ti­ca encon­tra­mos que el 73.2 por cien­to de la pobla­ción pre­sen­ta un bajo nivel de Ansie­dad Somá­ti­ca y el 26.8 un nivel medio de Ansie­dad Somá­ti­co, no pre­sen­tán­do­se casos de alta Ansie­dad Somá­ti­ca, en gene­ral el gru­po se encuen­tra en un nivel bajo de ansie­dad con una des­via­ción están­dar de 3.69. Ver Tabla No. 5.

Nivel de Ansie­dad Somá­ti­ca 

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

Bajo

30

73.2 %

Medio

11

26.8 %

Alto

0

0 %

Total

41

100 %

Media

15.90

 

Des­via­ción están­dar

3.69

Per­cen­til

25

13

50

15

75

19

Tabla No. 5 muestra los Niveles de Ansiedad Rasgo en la Población Estudiada.

En la Ansie­dad Cog­ni­ti­va se ha  encon­tra­do que el 56.1 por cien­to de los aje­dre­cis­tas pre­sen­tan un bajo nivel de Ansie­dad Cog­ni­ti­vo, el 39 por cien­to está en el Nivel Medio de Ansie­dad y el 4.9 tie­ne un nivel Alto de Ansie­dad Cog­ni­ti­va, en gene­ral el gru­po se encuen­tra en un nivel medio de ansie­dad con una des­via­ción están­dar de 5.35. Ver Tabla No. 6.

Nivel de Ansie­dad Cog­ni­ti­va 

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

Bajo

23

56.1 %

Medio

16

39 %

Alto

2

4.9 %

Total

41

100 %

Media

18.21

 

Des­via­ción están­dar

5.35

Per­cen­til

25

14

50

18

75

22.5

Tabla No. 6 muestra los Niveles de Ansiedad Cognitiva en la Población estudiada.

En lo que se refie­re a la auto­con­fian­za tene­mos un que la pobla­ción pre­sen­to en un 53.6 por cien­to un nivel alto de Auto­con­fian­za y un 46.4 por cien­to un nivel de Auto­con­fian­za medio, no pre­sen­tán­do­se casos de nive­les bajos de la mis­ma. En gene­ral la pobla­ción pre­sen­ta un nivel de Auto­con­fian­za alto con una des­via­ción están­dar de 4. Ver tabla No. 7.

Nivel de Auto­con­fian­za 

Fre­cuen­cia

Pro­me­dio

Bajo

o

0 %

Medio

19

46.4 %

Alto

22

53.6 %

Total

41

100 %

Media

28.29

 

Des­via­ción están­dar

4

Per­cen­til

25

25

50

28

75

32

Tabla No. 7 muestra los Niveles de Autoconfianza en la Población estudiada.

Discusión y Conclusiones

La Ansie­dad Esta­do como lo men­cio­nan Wein­berg, R., y Gould, D., (1996) hace refe­ren­cia al com­po­nen­te varia­ble del esta­do de áni­mo y se defi­ne como un esta­do emo­cio­nal, carac­te­ri­za­do por sen­sa­cio­nes sub­je­ti­vas, cons­cien­te­men­te per­ci­bi­das, de rece­lo y ten­sión acom­pa­ña­das de la acti­va­ción o arou­sal del sis­te­ma ner­vio­so autó­no­mo. Por ejem­plo el nivel de ansie­dad de un juga­dor en un par­ti­do cam­bia­rá en fun­ción del momen­to. El gru­po de aje­dre­cis­ta que par­ti­ci­pio en esta inves­ti­ga­ción pre­sen­ta un nivel de Ansie­dad Esta­do medio (según los resul­ta­dos del IDARE), eso quie­re decir que antes de la com­pe­ten­cia los aje­dre­cis­tas se encuen­tran preo­cu­pa­dos por su par­ti­ci­pa­ción y mues­tran mani­fes­ta­cio­nes fisio­ló­gi­cos y con­duc­tua­les a cau­sa de la mis­ma, cabe acla­rar que dicha ansie­dad no es exce­si­va y va rela­cio­na­da con la impor­tan­cia que con­lle­va la par­ti­ci­pa­ción en estas eli­mi­na­to­rias. Asien­do un aná­li­sis mayor y com­pa­ran­do los resul­ta­dos de ambas prue­bas se pue­de obser­var que son las mani­fes­ta­cio­nes cog­ni­ti­vas o preo­cu­pa­cio­nes las que se pre­sen­tan en mayor fre­cuen­cia que las mani­fes­ta­cio­nes fisio­ló­gi­cas (según los resul­ta­dos del CSAI‑2) don­de es la ansie­dad cog­ni­ti­va en la que según la media colo­ca al gru­po en un nivel medio de ansie­dad cog­ni­ti­va. Como lo men­cio­nan Wein­berg, R., y Gould, D., (1996) el esta­do cog­ni­ti­vo de ansie­dad tie­ne que ver con el gra­do de preo­cu­pa­ción o los pen­sa­mien­tos nega­ti­vos de una per­so­na, mien­tras que el esta­do somá­ti­co de ansie­dad se ocu­pa de los cam­bios súbi­tos en la acti­va­ción fisio­ló­gi­ca per­ci­bi­da.

Dicha ansie­dad pre­vio a una com­pe­ten­cia y en el pro­ce­so de la mis­ma pue­de oca­sio­nar según Gon­zá­lez (1997; cita­do por  Loren­zo, J., Gil, C., y Mar­tin, G., 2001) dis­tor­sión visual, des­cen­so de la fle­xi­bi­li­dad men­tal, sen­ti­mien­to de con­fu­sión, des­cen­so en la capa­ci­dad de toma de deci­sio­nes, aumen­to de nume­ro de pen­sa­mien­tos nega­ti­vos, menor capa­ci­dad de cen­trar­se en la actua­ción, aten­ción inade­cua­da a las viven­cias inter­nas, olvi­do de deta­lles, recu­rrir a anti­guos hábi­tos inade­cua­dos e incre­men­to de la ten­den­cia a pre­ci­pi­tar­se en la actua­ción. Sien­do el aje­drez un depor­te que explo­ta (y desa­rro­llo) al máxi­mo las pro­ce­sos cog­ni­ti­vos tales como aten­ción, con­cen­tra­ción, toma de deci­sio­nes, razo­na­mien­to, etc., estas alte­ra­cio­nes a las cua­les los pue­de lle­var la pre­sen­cia de la ansie­dad pue­den influir nega­ti­va­men­te en su par­ti­ci­pa­ción. Ya Fine R., (1974) men­cio­na­ba que en un buen núme­ro de com­pe­ti­do­res se man­tie­ne bas­tan­te ansie­dad, y cabe espe­rar que el esta­do de ten­sión-ansie­dad sea uno de los más comu­nes, entre los aje­dre­cis­tas, de todos los sín­to­mas neu­ró­ti­cos y por con­si­guien­te los juga­do­res en el trans­cur­so de su expe­rien­cia com­pe­ti­ti­va hallan o estén en camino de crear­se meca­nis­mos que les ayu­den a con­tro­lar o regu­lar esos nive­les de ansie­dad, pero en lo que si no podría caber duda es que exis­te la nece­si­dad de crear méto­dos de entre­na­mien­to e inter­ven­ción psi­co­ló­gi­ca para que los  juga­do­res logren mejo­rar, si es que ya los tie­nen, eso meca­nis­mo que les per­mi­ten tra­ba­jar con su ansie­dad o se for­men herra­mien­tas de con­trol que les per­mi­tan man­te­ner­se en nive­les bajos Ansie­dad con­si­guien­do así una mejor par­ti­ci­pa­ción en com­pe­ten­cia.

En lo que se refie­ra a la Ansie­dad Ras­go esta es enten­di­da como una par­te de la per­so­na­li­dad: una ten­den­cia o dis­po­si­ción con­duc­tual adqui­ri­da que influ­ye en la con­duc­ta. En con­cre­to, es un moti­vo o dis­po­si­ción con­duc­tual adqui­ri­da que pre­dis­po­ne a una per­so­na a per­ci­bir una amplia gama de cir­cuns­tan­cias obje­ti­va­men­te no peli­gro­sas (des­de el pun­to de vis­ta físi­co o psi­co­ló­gi­co) como ame­na­za­do­ras y a res­pon­der a ésta, con reac­cio­nes de ansie­dad esta­do de inten­si­dad y mag­ni­tud des­pro­por­cio­na­das con res­pec­to al peli­gro obje­ti­vo. (Wein­berg, R., y Gould, D., 1996). El gru­po de aje­dre­cis­tas con el que se tra­ba­jo tie­nen un nivel medio de Ansie­dad Ras­go, eso quie­re decir que el estar ansio­so, o  mejor dicho, sen­tir algún tipo de ansie­dad a situa­cio­nes dis­tin­tas en su queha­cer coti­diano es ya par­te de su per­so­na­li­dad, hacien­do refe­ren­cia a lo que men­cio­na Fine, R., (1974) dicha ansie­dad for­ma par­te del incons­cien­te del aje­dre­cis­ta al tener este depor­te un sim­bo­lis­mo fáli­co, el temor al cas­ti­go por la prohi­bi­ción del toca­mien­to o la homo­se­xua­li­dad y la lucha con­tra el padre, pudie­ra dis­tin­guir en los aje­dre­cis­tas a seres con una per­so­na­li­dad ansio­sa que en cir­cuns­tan­cia deci­si­vas pudie­ra per­ju­di­car su ren­di­mien­to o en con­tras­te mejo­rar­lo ya que en com­pe­ten­cia y en la vida dia­ria un cier­to nivel de ansie­dad es nece­sa­rio para mejor meca­nis­mos de segu­ri­dad como la aten­ción, la per­cep­ción, la rapi­dez en toma de deci­sio­nes, pero que, como ya se men­ciono, en exce­so esta ansie­dad pue­de ser per­ju­di­cial.

Referencias.

Ballester, D. (2005). La ansiedad al descubierto. Cómo comprenderla y hacerle frente. España, Paidos. Pp. 33-38.

Fine, R. (1974). Psicología del Jugador de Ajedrez. Barcelona, Martínez Roca. Capitulo 1.

Guillén, Santana, y Bara. (2009). Niveles de Ansiedad en jugadores Internacionales de Baloncesto en silla de ruedas. Universidad de las Palmas de Gran Canarias. Revista Iberoamericana de Psicología del ejercicio y el Deporte. Vol. 1 n°1. Pp. 68-82.

Lorenzo, J., Gil, C., y Martin, G. (2001). Manual de prácticas de psicología deportiva. Las ciencias del comportamiento deportivo; practicas del entrenamiento mental. España: Biblioteca Nueva. Pp. 131-148.

Russek, G. (2005). Ajedrez Práctico. El programa completo para ser un ganador. México. Selector. Pp. 7-9.

Spielberger, C. (1980). Tensión y ansiedad. México, Tierra Firme S.A. de C.V. Pp. 49-61.

Weinberg, R., y Gould, D. (1996). Fundamentos de psicología del deporte y el ejercicio físico. Barcelona: Ariel. Pp. 101-127.

Notas

1.Estu­dian­te de la Licen­cia­tu­ra en Psi­co­lo­gía. Facul­tad de Cien­cias de la Con­duc­ta, Tolu­ca Esta­do de Méxi­co, donccan_mc@hotmail.com

2.Cate­drá­ti­co de la Licen­cia­tu­ra en Psi­co­lo­gía, Facul­tad de Cien­cias de la Con­duc­ta, Tolu­ca, Esta­do de Méxi­co.