Experiencias Cumbre en la Mediana Edad en Chile: Correlatos con investigaciones en Estados Unidos y la India Descargar este archivo (1. Experiencias Cumbre en la Mediana Edad en Chile.pdf)

Edward Hoffman1, Mónica Andrea López Hernando2, Lourdes Arauz3, Jenniffer González-Mujica4 y Yunimar Alfonso5

Resu­men

Actual­men­te son esca­sas las inves­ti­ga­cio­nes rea­li­za­das sobre expe­rien­cias cum­bre duran­te la media­na edad ya que la aten­ción pro­fe­sio­nal se ha cen­tra­do en la angus­tia y la con­fu­sión. En el pre­sen­te estu­dio 100 per­so­nas nati­vas y que actual­men­te resi­den en Chi­le con eda­des com­pren­di­das entre los 40 y 65 años, res­pon­die­ron a un cues­tio­na­rio en el que se les pedía des­cri­bir una expe­rien­cia pla­cen­te­ra recien­te y su con­si­guien­te impac­to en la visión de sus vidas. Tam­bién los par­ti­ci­pan­tes cali­fi­ca­ron dicha expe­rien­cia en una esca­la Likert de 5 pun­tos. Los 112 infor­mes cua­li­ta­ti­vos fue­ron codi­fi­ca­dos en 9 cate­go­rías. Las expe­rien­cias cum­bres repor­ta­das con mayor fre­cuen­cia son las aso­cia­das a momen­tos de ale­gría inter­per­so­nal (70.5%). Estas expe­rien­cias fue­ron segui­das en fre­cuen­cia por las que com­pren­den logros exter­nos (15.2%) y cre­ci­mien­to per­so­nal (5.4%). Otros por­cen­ta­jes infe­rio­res al 5% se rela­cio­nan con temas de: esté­ti­ca, natu­ra­le­za, domi­nio de des­tre­zas, recu­pe­ra­ción de una enfer­me­dad o acci­den­te, hitos en el desa­rro­llo, o expe­rien­cias en con­tex­tos reli­gio­sos. Las impli­ca­cio­nes para com­pren­der mejor el fun­cio­na­mien­to de media­na edad entre los sud­ame­ri­ca­nos se dis­cu­ti­rá en futu­ras inves­ti­ga­cio­nes.

Pala­bras Cla­ve: Expe­rien­cias cum­bre, Abraham Mas­low, desa­rro­llo de la media­na edad, bien­es­tar de los chi­le­nos, vida y satis­fac­ción de los chi­le­nos.

 

Abs­tract

Though much atten­tion pro­fes­sio­nally and in popu­lar cul­tu­re inter­na­tio­nally has been accor­ded to mid­li­fe angst and tur­moil, mea­ger published research has been con­duc­ted on peak-expe­rien­ces during this major lifes­pan period. In this study, 100 per­sons ages 40–65 born and currently living in Chi­le res­pon­ded to a ques­tion­nai­re asking them to des­cri­be a recent joy­ful expe­rien­ce and its sub­se­quent impact on their outlook on life. They were also asked to rate it nume­ri­cally on a 5‑point Likert sca­le. Their 112 qua­li­ta­ti­ve reports were sub­se­quently coded into 9 cate­go­ries. Peaks invol­ving inter­per­so­nal joy, were repor­ted sig­ni­fi­cantly most fre­quently (70.5%), more than all other cate­go­ries com­bi­ned. The­se were follo­wed in fre­quency by tho­se com­pri­sing exter­nal achie­ve­ment (15.2%) and per­so­nal growth (5.4%). Small per­cen­ta­ges (less than 5%) invol­ved aesthe­tics, natu­re, skill mas­tery, reco­very from illness/accident, a deve­lop­men­tal land­mark, or reli­gious peaks in either ins­ti­tu­tio­nal or non-ins­ti­tu­tio­nal set­tings. The impli­ca­tions for bet­ter unders­tan­ding and opti­mi­zing mid­li­fe fun­ctio­ning among Lati­nos gene­rally are dis­cus­sed, and futu­re research ave­nues are high­ligh­ted.

Key­words: Peak expe­rien­ces, Abraham Mas­low, mid­li­fe deve­lop­ment, Chilean’s wel­fa­re, Chilean’s life and satis­fac­tion.

Consideraciones Previas

En la psi­co­lo­gía moder­na, la con­cep­tua­li­za­ción de la media­na edad ha teni­do una his­to­ria acci­den­ta­da. William James, fun­da­dor de este cam­po en los Esta­dos Uni­dos, esta­ble­ció una visión opti­mis­ta sobre el desa­rro­llo de la per­so­na­li­dad adul­ta y sobre la posi­bi­li­dad de alcan­zar una pro­fun­da trans­for­ma­ción per­so­nal. La obra más cono­ci­da de James: Varie­da­des de la expe­rien­cia reli­gio­sa, dedi­ca con­si­de­ra­ble aten­ción a lo que él deno­mi­na “expe­rien­cias de con­ver­sión”, es decir, al desa­rro­llo de la per­so­na­li­dad o al des­per­tar psi­co­ló­gi­co. Ade­más, afir­ma que exis­ten muchos cami­nos para alcan­zar la ple­ni­tud de la per­so­na­li­dad y la vita­li­dad en la vida adul­ta e iden­ti­fi­ca la reli­gión como “sólo una de las muchas for­mas de lle­gar a la uni­dad” (James, 1902/1985. p.172).

Sin embar­go, por razo­nes his­tó­ri­co-cul­tu­ra­les que tras­cien­den el alcan­ce de este artícu­lo, es nece­sa­rio seña­lar que la visión des­pec­ti­va de la media­na edad de Sig­mund Freud fue domi­nan­te den­tro de las teo­rías psi­co­ló­gi­cas. Esto se ejem­pli­fi­ca en el recha­zo del autor en el uso del psi­co­aná­li­sis para los miem­bros de este gru­po eta­rio. Freud afir­ma­ba que: “alre­de­dor de los 50 años la fle­xi­bi­li­dad de los pro­ce­sos men­ta­les que son nece­sa­rios para lle­var a cabo este tipo de tra­ta­mien­to, son insu­fi­cien­tes. Las per­so­nas mayo­res ya no son edu­ca­bles, y por otro lado,  traen a con­sul­ta exce­si­vo mate­rial (con­te­ni­dos psi­co­ló­gi­cos) que pro­lon­ga­rían la dura­ción del tra­ta­mien­to inde­fi­ni­da­men­te” (Cita­do en Nemi­roff y Colo­rus­so, 1985, p.195).

No obs­tan­te, la noción de que la madu­rez es un perío­do de más o menos inevi­ta­ble estan­ca­mien­to de la per­so­na­li­dad y pesi­mis­mo, se remon­ta más recien­te­men­te a la obra de Elliott Jaques (1965) que publi­có su artícu­lo semi­nal sobre la “cri­sis de la media­na edad” (tér­mino que él acu­ñó) en la Revis­ta Inter­na­cio­nal de Psi­co­aná­li­sis. Con base en su inves­ti­ga­ción bio­grá­fi­ca de genios artís­ti­cos como: Dan­te, Gaughin, Goya, y Ros­si­ni, Jaques afir­mó que había des­cu­bier­to un patrón común en la media­na edad de agi­ta­ción y angus­tia.

En la for­mu­la­ción de Jac­ques, la media­na edad es el perío­do en el que los indi­vi­duos se enfren­tan a la mor­ta­li­dad y, día a día, luchan con la des­apa­ri­ción de los sue­ños juve­ni­les de logro y vic­to­ria. En esen­cia, las per­so­nas se dan cuen­ta de que inevi­ta­ble­men­te la vida es fini­ta.

Por otra par­te, la teo­ría de  las eta­pas del desa­rro­llo de Erik Erik­son (1950) habla sobre la apa­ri­ción de una “cri­sis” duran­te cada una de las eta­pas del desa­rro­llo. Erik­son tam­bién expre­só que si el indi­vi­duo logra solu­cio­nar el pro­ble­ma con éxi­to, enton­ces for­ta­le­ce­rá algu­na vir­tud en espe­cí­fi­co. Para este autor, la media­na edad se pre­sen­ta como un dile­ma entre la elec­ción de aumen­tar la pro­duc­ti­vi­dad y aten­der las pro­pias nece­si­da­des, ver­sus asu­mir una pos­tu­ra pasi­va fren­te a la vida y estan­car­se. Cuan­do apa­re­ce una reso­lu­ción exi­to­sa al con­flic­to o reto de la media­na edad se crea una vir­tud que pue­de ayu­dar al indi­vi­duo a supe­rar­se y a cui­dar de sí mis­mo.

Estu­dios recien­tes han encon­tra­do que exis­te un decli­ve en la satis­fac­ción con la vida y el bien­es­tar en torno a la media­na edad (Blanch­flo­wer y Oswald, 2008). Curio­sa­men­te, se encon­tró que esta dis­mi­nu­ción del bien­es­tar en la media­na edad se repor­ta en más de 80 paí­ses de todo el mun­do, inclu­yen­do la India. Brock­man (2010), argu­men­ta que este nota­ble fenó­meno duran­te la media­na edad se debe a las re-eva­lua­cio­nes que ocu­rren a mitad de camino. Pue­de ser que la media­na edad sea vis­ta como un momen­to de cues­tio­nar las deci­sio­nes toma­das ante­rior­men­te en la vida y de re-eva­luar las metas para el futu­ro. La inves­ti­ga­ción ha encon­tra­do que las per­so­nas de media­na edad pue­den esti­mar su nivel de bien­es­tar de for­ma dife­ren­te a las per­so­nas en otras eta­pas de la vida. Por ejem­plo, mien­tras que las per­so­nas de media­na edad toda­vía pue­den ver las dis­cre­pan­cias entre su yo ideal y el yo real (Hei­drich, 1996), tam­bién pue­den repor­tar aumen­tos en la auto­no­mía, el domi­nio de habi­li­da­des y la auto-acep­ta­ción; que son los prin­ci­pa­les ele­men­tos a par­tir de los que se cal­cu­la el bien­es­tar (Keyes, Shmot­kin, y Ryff, 2002). Algu­nas inves­ti­ga­cio­nes actua­les sobre el fun­cio­na­mien­to del cere­bro han des­cu­bier­to que es más fácil para las per­so­nas de media­na edad pro­ce­sar infor­ma­ción com­ple­ja (Strauch, 2010; Tru­deau, 2010). Se sugie­re que las expe­rien­cias-cum­bre duran­te esta eta­pa de la vida pue­den ofre­cer impor­tan­tes opor­tu­ni­da­des para rea­li­zar eva­lua­cio­nes meta-cog­ni­ti­vas con más mati­ces sobre el sí mis­mo y las rela­cio­nes inter­per­so­na­les.

Formulación de Maslow de la Mediana Edad las Experiencias-Cumbre

Como co-fun­da­dor de la psi­co­lo­gía huma­nis­ta en la era pos­te­rior a la Segun­da Gue­rra Mun­dial, Abraham Mas­low esta­ba intere­sa­do en los momen­tos de trans­for­ma­ción, de feli­ci­dad y de éxta­sis en la vida coti­dia­na, que él deno­mi­nó: “expe­rien­cias cum­bre”. El con­cep­to de auto­rrea­li­za­ción de Mas­low se basa en la auten­ti­ci­dad, la crea­ti­vi­dad y la preo­cu­pa­ción por los demás. Estos fun­da­men­tos se con­vir­tie­ron en la base de la psi­co­lo­gía huma­nis­ta. Para Mas­low (1959, 1970, 1971), la pre­sen­cia y fre­cuen­cia de las expe­rien­cias cum­bre duran­te la vida adul­ta cons­ti­tu­ye una carac­te­rís­ti­ca impor­tan­te del bien­es­tar psi­co­ló­gi­co. Ade­más, Mas­low (1996) argu­men­tó que dichas expe­rien­cias tenían inclu­so con­se­cuen­cias impor­tan­tes para el bien­es­tar físi­co.

Este autor nun­ca desa­rro­lló una tipo­lo­gía o cate­go­ri­za­ción sis­te­má­ti­ca del total de las expe­rien­cias cum­bre que se mani­fies­tan en la vida adul­ta. Para él era sufi­cien­te afir­mar que: “Todas o casi todas las per­so­nas tie­nen o pue­den tener expe­rien­cias cum­bre. Tan­to los hom­bres como las muje­res, a pesar de sus cons­ti­tu­cio­nes lo que esta­ble­ce las dife­ren­cias entre las expe­rien­cias que pue­dan tener, es la situa­ción des­en­ca­de­nan­te” (Mas­low, 1970, p.29).

Muchos de los escri­tos publi­ca­dos por Mas­low hacen refe­ren­cia a los “dis­pa­ra­do­res” espe­cí­fi­cos de las expe­rien­cias cum­bre en la vida adul­ta coti­dia­na. Ya en 1962, Mas­low (p.231) plan­teó varios ejem­plos de expe­rien­cias cum­bre pro­du­ci­das por ejem­plo por el par­to o el cui­da­do de uno bebé; la fusión con la natu­ra­le­za (el bos­que, mon­ta­ña, cos­ta, etc.); así como las expe­rien­cias depor­ti­vas, tales como el buceo o el bai­le. Unos años más tar­de, Mas­low (1970, p.60) iden­ti­fi­có una nue­va expe­rien­cia cum­bre que apa­re­ce cuan­do “la madre exa­mi­na con éxta­sis amo­ro­so a su bebé recién naci­do”.

Los “dis­pa­ra­do­res” antes men­cio­na­dos por Mas­low, con la excep­ción del delei­te esté­ti­co, son en su mayo­ría de natu­ra­le­za inter­per­so­nal. Tam­bién vale la pena seña­lar que este autor repor­tó dife­ren­cias de géne­ro en las expe­rien­cias cum­bre duran­te el prin­ci­pio de la edad adul­ta. Escri­bien­do en una épo­ca en que los roles entre hom­bres y muje­res eran mucho más rígi­dos que en la actua­li­dad, se obser­va que las muje­res esta­dou­ni­den­ses en edad uni­ver­si­ta­ria seña­la­ban como expe­rien­cia cum­bre: “la expe­rien­cia de ser ama­das”, mien­tras que sus pares mas­cu­li­nos repor­ta­ban con mayor fre­cuen­cia expe­rien­cias cum­bre de “vic­to­ria, éxi­to, supera­ción de la adver­si­dad, y de logro.” (Mas­low, 1971, p.105 nota al pie).

En el pri­mer estu­dio empí­ri­co al res­pec­to en la media­na edad, publi­ca­do por Hoff­man, Kaneshi­ro y Comp­ton (2011), se inves­ti­ga­ron las expe­rien­cias cum­bre entre los esta­dou­ni­den­ses de 40 a 65 años. Los inves­ti­ga­do­res encon­tra­ron que las expe­rien­cias cum­bre que invo­lu­cran ale­gría inter­per­so­nal se repor­ta­ron sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te con mayor fre­cuen­cia que todas las demás cate­go­rías com­bi­na­das. Segui­das por las expe­rien­cias cum­bres corres­pon­dien­tes a logros exter­nos y a cre­ci­mien­to per­so­nal. Se encon­tra­ron rela­ti­va­men­te peque­ños por­cen­ta­jes de expe­rien­cias cum­bre rela­cio­na­das con cate­go­rías tales como: la esté­ti­ca, la natu­ra­le­za, medi­ta­ción filo­só­fi­ca, sere­ni­dad, y el domi­nio de habi­li­da­des. En un estu­dio pos­te­rior, lle­va­do a cabo por Hoff­man y cols. (2012) en la India, se demos­tró nue­va­men­te que la ale­gría inter­per­so­nal fue la cate­go­ría más fre­cuen­te, segui­do por el logro externo y el cre­ci­mien­to per­so­nal.

Mediana edad positiva en Chile

Con el fin de obte­ner un cono­ci­mien­to sis­te­má­ti­co de las expe­rien­cias cum­bre entre chi­le­nos de media­na edad, se reco­gie­ron los datos empí­ri­cos en dicho país y se encon­tró que los valo­res colec­ti­vos y fami­lia­res difie­ren mar­ca­da­men­te de los de Esta­dos Uni­dos y la India (Hofs­te­de, 2001; Radha­krish­nan y Chan, 1997). Los obje­ti­vos tra­za­dos fue­ron los siguien­tes: pri­me­ro, obte­ner infor­ma­ción que pue­da ayu­dar a los psi­có­lo­gos a com­pren­der mejor los tipos de expe­rien­cias cum­bre que tie­nen mayor pro­ba­bi­li­dad de pro­du­cir ale­gría y satis­fac­ción en este gru­po eta­rio en Chi­le. En segun­do lugar, deter­mi­nar si la meto­do­lo­gía rea­li­za­da por los inves­ti­ga­do­res de los Esta­dos Uni­dos y la India (Hoff­man, Kaneshi­ro & Comp­ton, 2011; Hoff­man et al. 2012), es apli­ca­ble a esta pobla­ción de Amé­ri­ca del Sur para poder cono­cer si la fre­cuen­cia de expe­rien­cias cum­bres son simi­la­res a las repor­ta­das en las inves­ti­ga­cio­nes antes men­cio­na­das. Y ter­ce­ro, se espe­ra­ba obte­ner resul­ta­dos con uti­li­dad prác­ti­ca para los cam­pos apli­ca­dos de ase­so­ra­mien­to y psi­co­te­ra­pia entre las per­so­nas de este país.

Aun­que no se han publi­ca­do estu­dios sobre las expe­rien­cias cum­bre entre los chi­le­nos has­ta la fecha, el gobierno de Chi­le ha comen­za­do a medir la satis­fac­ción de vida de mane­ra sis­te­má­ti­ca. En un docu­men­to de 2011, ela­bo­ra­do por el Minis­te­rio de Desa­rro­llo Social, Sole­dad Are­llano infor­mó que el 20.8% de los chi­le­nos se cali­fi­ca­ron como “com­ple­ta­men­te satis­fe­cho con su vida” (una pun­tua­ción de 10 en una esca­la Likert de 10 pun­tos) y otro 26.0% tie­ne com­pa­ra­ti­va­men­te altos pun­ta­jes de 8 o 9. Hubo poca varia­ción por gru­pos de edad en cuan­to al auto-repor­te de la satis­fac­ción con la vida, aun­que ten­dió a aumen­tar res­pec­to al nivel de ingre­sos. En un estu­dio sobre el pen­sa­mien­to reli­gio­so de los Chi­le­nos acer­ca del terre­mo­to ocu­rri­do en el 2010 en su país, Stephens y cols. (2012) obser­va­ron que la fami­lia­ri­dad (defi­ni­da como la soli­da­ri­dad y cer­ca­nía inter­per­so­nal que se esta­ble­ce entre miem­bros de una mis­ma comu­ni­dad o núcleo fami­liar) y la sim­pa­tía (el deseo de esta­ble­cer rela­cio­nes socia­les armo­nio­sas y posi­ti­vas) fue­ron los valo­res cul­tu­ra­les domi­nan­tes en com­pa­ra­ción con los de la auto­no­mía y la elec­ción per­so­nal que fue­ron esco­gi­dos por los esta­dou­ni­den­ses. En este con­tex­to, Stephens y cols. (2012) encon­tra­ron una gran evi­den­cia de que la reli­gio­si­dad de los chi­le­nos de su mues­tra refle­ja la leal­tad de gru­po, en com­pa­ra­ción con los esta­dou­ni­den­ses que pre­fie­ren ser inde­pen­dien­tes y tener la capa­ci­dad de tomar sus pro­pias deci­sio­nes.

Tal como afir­man Murue­ta y Oso­rio-Guz­mán (2009), “las tra­di­cio­nes fami­lia­res y afec­ti­vas pare­cen tener un arrai­go mayor en los paí­ses que com­par­ten el ori­gen latino de sus len­guas tan­to en Euro­pa como en Amé­ri­ca, don­de ese espí­ri­tu latino se mez­cló con las influen­cias de cul­tu­ras pre­co­lom­bi­nas cuya vida fami­liar y comu­ni­ta­ria se inte­gra­ba con el con­jun­to de la natu­ra­le­za” (p. 13).

En tér­mi­nos más gene­ra­les, los inves­ti­ga­do­res han obser­va­do duran­te mucho tiem­po la impor­tan­cia de la conec­ti­vi­dad social, espe­cial­men­te la par­ti­ci­pa­ción de la fami­lia, para el bien­es­tar indi­vi­dual entre los sud­ame­ri­ca­nos (Car­lo y cols, 2007; Marin y Trian­dis, 1985; San­tia­go Rive­ra, Arre­don­do y Gallar­do-Cooper, 2002). Por ejem­plo, Car­lo y cols. (2007) obser­va­ron que, “La fami­lia jue­ga un papel cen­tral en la con­for­ma­ción de las expe­rien­cias de los Lati­no­ame­ri­ca­nos. Uno de los ras­gos carac­te­rís­ti­cos de las fami­lias lati­nas es el gran valor que otor­gan a la uni­dad y a la cone­xión entre sus miem­bros… hay inves­ti­ga­cio­nes que sugie­ren el impor­tan­te rol que jue­ga la estre­cha inter­de­pen­den­cia en el fomen­to del bien­es­tar de las fami­lias Lati­nas” (p.342).

Hipótesis

Las hipó­te­sis plan­tea­das son las siguien­tes:

Hipó­te­sis 1: Los repor­tes de expe­rien­cia cum­bre en la media­na edad entre chi­le­nos segui­rán el mis­mo patrón que en otras cul­tu­ras.

Hipó­te­sis 2: La ale­gría inter­per­so­nal se repor­ta­rá con mayor fre­cuen­cia que las demás expe­rien­cias cum­bres en la media­na edad entre chi­le­nos.

Hipó­te­sis 3: Entre los sub-tipos de ale­gría inter­per­so­nal, el que se repor­ta­rá con mayor fre­cuen­cia será el de unión fami­liar.

Método

Participantes

Los úni­cos cri­te­rios de selec­ción de par­ti­ci­pan­tes fue­ron: ser chi­leno de naci­mien­to, resi­dir en ese país y tener una edad com­pren­di­da entre los 40 y 65 años de edad. La mues­tra fue reclu­ta­da de for­ma inten­cio­nal prin­ci­pal­men­te a tra­vés de correo elec­tró­ni­co. La segun­da auto­ra de la pre­sen­te inves­ti­ga­ción reclu­tó entre los par­ti­ci­pan­tes, ami­gos y fami­lia­res y a su vez éstos con­vo­ca­ron a otros ami­gos y per­so­nas cer­ca­nas. Esta auto­ra tam­bién reclu­tó entre los par­ti­ci­pan­tes a algu­nos de sus cole­gas de la Uni­ver­si­dad de San­tia­go. La mues­tra está com­pues­ta por indi­vi­duos de diver­sas ocu­pa­cio­nes, entre las que des­ta­can: aca­dé­mi­cos con doc­to­ra­dos, médi­cos, admi­nis­tra­do­res, secre­ta­rias, con­ser­jes y per­so­nal de lim­pie­za.

En total, 124 per­so­nas res­pon­die­ron al cues­tio­na­rio. Sin embar­go, 24 de ellos fue­ron exclui­dos del aná­li­sis de datos ya que no habían naci­do en Chi­le o no habían repor­ta­do nin­gu­na expe­rien­cia cum­bre. Por lo tan­to, se han obte­ni­do 100 infor­mes úti­les, de los cua­les 50 per­te­ne­cen a hom­bres y 50 a muje­res, res­pec­ti­va­men­te.

Medida de la Experiencia Cumbre

El cues­tio­na­rio uti­li­za­do en este estu­dio fue el desa­rro­lla­do por Hoff­man, Kaneshi­ro y Comp­ton (2012). Fue tra­du­ci­do al espa­ñol y pos­te­rior­men­te re-tra­du­ci­do al inglés por un exper­to en ambos idio­mas a fin de ase­gu­rar la máxi­ma pre­ci­sión. En la pri­me­ra par­te del cues­tio­na­rio se pide a los par­ti­ci­pan­tes lo siguien­te: “Por favor, pien­sa en los dos últi­mos años de tu vida y des­cri­be una expe­rien­cia en la que te hayas sen­ti­do espe­cial­men­te contento(a) o lleno(a) de ale­gría y que aún per­ma­nez­ca en tu memo­ria. Si te vie­nen a la men­te varios recuer­dos simul­tá­neos, selec­cio­na el más recien­te y des­crí­be­lo en pocas pala­bras”. En segun­do lugar, a los par­ti­ci­pan­tes se les soli­ci­tó que cali­fi­ca­ran en una esca­la Likert de 5 pun­tos la inten­si­dad de la expe­rien­cia y cómo esta afec­tó su visión o su acti­tud ante la vida, en don­de 1 sig­ni­fi­ca nada y 5 sig­ni­fi­ca mucho. En ter­cer lugar, se soli­ci­tó a los par­ti­ci­pan­tes que des­cri­bie­ran con sus pro­pias pala­bras cómo la expe­rien­cia afec­tó su pos­te­rior visión de la vida.

Procedimiento

Los par­ti­ci­pan­tes fue­ron con­tac­ta­dos por el segun­do autor tan­to por correo elec­tró­ni­co como per­so­nal­men­te. Se les expli­có que su par­ti­ci­pa­ción en este estu­dio era com­ple­ta­men­te volun­ta­ria y que sus res­pues­tas serían anó­ni­mas. La mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes encues­ta­dos vía email res­pon­die­ron en un pla­zo de dos sema­nas.  Los que fue­ron entre­vis­ta­dos per­so­nal­men­te demo­ra­ron apro­xi­ma­da­men­te 20 minu­tos en res­pon­der el cues­tio­na­rio, bajo la direc­ción del segun­do autor.

Análisis de Datos

Las res­pues­tas a la pri­me­ra pre­gun­ta se codi­fi­ca­ron uti­li­zan­do un aná­li­sis de con­te­ni­do feno­me­no­ló­gi­co desa­rro­lla­do por Hoff­man y Ortiz (2009) para inves­ti­gar las expe­rien­cias cum­bre, ocu­rri­das antes de los 14 años a tra­vés del pro­ce­so de memo­ria retros­pec­ti­va. Este tipo de aná­li­sis de expe­rien­cia cum­bre fue vali­da­do pos­te­rior­men­te a tra­vés de estu­dios rea­li­za­dos en Bra­sil (Hoff­man, Resen­de y Ho, 2012), Méxi­co (Hoff­man y Ortiz, 2010) y los Esta­dos Uni­dos (Hoff­man, Kaneshi­ro y Comp­ton, 2012). En total, se esta­ble­cie­ron nue­ve sub­ca­te­go­rías rela­cio­na­das con la ale­gría inter­per­so­nal: unión fami­liar, naci­mien­to de un hijo / nie­to, logro vica­rio, boda de un hijo mayor de edad, feli­ci­dad de carác­ter román­ti­co, cama­ra­de­ría entre pares, inten­sa amis­tad, recu­pe­ra­ción de un fami­liar de una enfer­me­dad / acci­den­te, cui­dar a otros indi­vi­duos que no sean miem­bros de la fami­lia, etc.; y tres sub­ca­te­go­rías per­te­ne­cien­tes a los logros exter­nos: aca­dé­mi­cos, finan­cie­ros y pro­fe­sio­na­les.

Para com­pren­der al máxi­mo los infor­mes de este estu­dio, pri­me­ro es nece­sa­rio con­tem­plar las res­pues­tas que se refie­ren a temas cum­bre en medio de sus narra­ti­vas y el tipo de impac­to que se des­cri­be en la pre­gun­ta núme­ro 3. Des­pués, se orga­ni­zan estos temas cum­bre de acuer­do con el esque­ma de codi­fi­ca­ción. Los prin­ci­pios que se uti­li­za­ron para exa­mi­nar las res­pues­tas de los par­ti­ci­pan­tes son:

a) cada auto-infor­me reci­bi­rá un códi­go de tema,

b) para cla­si­fi­car una expe­rien­cia cum­bre espe­cí­fi­ca se debe tra­tar de com­pren­der todo el con­jun­to de las decla­ra­cio­nes hechas por el par­ti­ci­pan­te y no sólo fra­ses ais­la­das

c) para cual­quier cate­go­ría de expe­rien­cia cum­bre se inten­tan cla­ri­fi­car tan­to las cate­go­rías gene­ra­les como las espe­cí­fi­cas.

Los dos pri­me­ros auto­res dis­cu­tie­ron, com­pa­ra­ron y revi­sa­ron todas las cla­si­fi­ca­cio­nes posi­bles has­ta que se lle­gó a un con­sen­so.

Resultados

La mues­tra de la pre­sen­te inves­ti­ga­ción estu­vo com­pues­ta por 112 par­ti­ci­pan­tes, 57 de ellos eran hom­bres y 55 muje­res, todos con una edad media de 49 años (Tabla 1).

Se repor­ta­ron múl­ti­ples temas rela­cio­na­dos con la ale­gría. Sin embar­go, estos datos fue­ron con­sis­ten­tes con los resul­ta­dos obte­ni­dos en estu­dios trans­cul­tu­ra­les (Tabla 2). No sur­gie­ron nue­vas cate­go­rías a par­tir de las narra­cio­nes, se siguió el mis­mo patrón que en otras cul­tu­ras.

Ade­más, se obser­vó que las per­cep­cio­nes sub­je­ti­vas sobre las expe­rien­cias cum­bres vin­cu­la­das a la ale­gría inter­per­so­nal se repor­ta­ron con mayor fre­cuen­cia χ ² (12, N=148) = 522 p <0.001. La ale­gría inter­per­so­nal con un 70.5% del total de los repor­tes fue la cate­go­ría con el mayor por­cen­ta­je, inclu­so por enci­ma de las otras cate­go­rías com­bi­na­das (ver Tabla 3). De hecho, esta cate­go­ría fue sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te más fre­cuen­te en ambos sexos que todas las demás. No obs­tan­te, hubo una ten­den­cia esta­dís­ti­ca­men­te no sig­ni­fi­ca­ti­va para estas expe­rien­cias repor­ta­das por las muje­res (64.5%), muy por enci­ma que la de los hom­bres (40.0%).

La segun­da expe­rien­cia cum­bre con mayor fre­cuen­cia fue el logro externo (15.2%), segui­do por la cate­go­ría de cre­ci­mien­to per­so­nal (5.4%). Nin­gu­na de las cate­go­rías res­tan­tes obtu­vo una fre­cuen­cia supe­rior a 3%. De acuer­do con el orden de fre­cuen­cia, se encon­tró: la expe­rien­cia reli­gio­sa en con­tex­to ins­ti­tu­cio­nal (2.7%), la recu­pe­ra­ción de una enfer­me­dad o un acci­den­te y el encuen­tro con la natu­ra­le­za (ambos 1.8%) y el domi­nio de des­tre­zas, la esté­ti­ca e hitos en el desa­rro­llo (0.9%). No se repor­ta­ron infor­mes de expe­rien­cias cum­bres en la media­na edad que impli­ca­ran cate­go­rías como: sere­ni­dad, regre­so al hogar, medi­ta­cio­nes filo­só­fi­cas, nos­tal­gia, sue­ños ins­pi­ra­do­res, mate­ria­lis­mo, expe­rien­cias cer­ca­nas a la muer­te o per­cep­cio­nes extra­ñas.

Para exa­mi­nar la ter­ce­ra hipó­te­sis se ana­li­za­ron 79 expe­rien­cias cum­bres rela­cio­na­das con la ale­gría inter­per­so­nal en tér­mi­nos de las sub­ca­te­go­rías men­cio­na­das ante­rior­men­te (Tabla 3). El resul­ta­do obte­ni­do apo­ya la hipó­te­sis de que las expe­rien­cias cum­bre de unión fami­liar se repor­ta­rían con mayor fre­cuen­cia (25.3%) que todas las demás expe­rien­cias cum­bre de ale­gría inter­per­so­nal. La segun­da sub­ca­te­go­ría con mayor fre­cuen­cia fue el logro vica­rio (21.5%), segui­do de cer­ca por el naci­mien­to de un hijo (21.3%), ale­gría en con­tex­to román­ti­co (10.1%) y cama­ra­de­ría entre pares (8.9%). Nin­gu­na de estas cua­tro sub­ca­te­go­rías repre­sen­tó más del 6% de las expe­rien­cias cum­bre vin­cu­la­das a la ale­gría inter­per­so­nal. El aná­li­sis rea­li­za­do de las tres sub­ca­te­go­rías que abar­can el logro externo indi­có que las expe­rien­cias cum­bre de rea­li­za­ción finan­cie­ra fue­ron sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te supe­rio­res (64.7%) que las de rea­li­za­ción pro­fe­sio­nal (29.4%) y aca­dé­mi­ca (5.9%).

El aná­li­sis de los datos tam­bién reve­ló que los par­ti­ci­pan­tes con­si­de­ra­ron que su expe­rien­cia cum­bre pro­du­jo un impac­to impor­tan­te en su pers­pec­ti­va pos­te­rior de la vida. La pun­tua­ción de la media glo­bal para toda la mues­tra fue de 4.2 en la esca­la de Likert (5 pun­tos) y el 97.0% de los par­ti­ci­pan­tes cali­fi­ca­ron su expe­rien­cia cum­bre como un even­to que afec­tó su visión pos­te­rior de la vida. El 42.0% de los par­ti­ci­pan­tes atri­bu­yó el pun­ta­je más alto a su expe­rien­cia. Este resul­ta­do esta­dís­ti­co coin­ci­dió con el con­te­ni­do cua­li­ta­ti­vo de los par­ti­ci­pan­tes en la auto­eva­lua­ción de los efec­tos de la expe­rien­cia cum­bre en su pers­pec­ti­va vital.

Discusión

El perío­do de la media­na edad, defi­ni­do en el ran­go entre 40 y 65 años, ha sido inter­pre­ta­do nega­ti­va­men­te por los medios de comu­ni­ca­ción inter­na­cio­na­les duran­te varias déca­das. Aun­que los datos psi­co­ló­gi­cos nun­ca han apo­ya­do esta visión, la cul­tu­ra popu­lar ha teni­do un fuer­te impac­to en las acti­tu­des y expec­ta­ti­vas a nivel indi­vi­dual. Para aumen­tar la com­pren­sión del desa­rro­llo de la per­so­na­li­dad en la media­na edad, así como para expan­dir la uti­li­dad de los cam­pos apli­ca­dos de la psi­co­lo­gía como el ase­so­ra­mien­to y la psi­co­te­ra­pia a las per­so­nas per­te­ne­cien­tes a este gru­po eta­rio, se exa­mi­na­ron los tipos espe­cí­fi­cos de expe­rien­cias cum­bre repor­ta­das entre chi­le­nos de media­na edad que resi­den actual­men­te en su país ori­gen.

¿Qué hemos encon­tra­do? En pri­mer lugar, la meto­do­lo­gía y esque­ma de cla­si­fi­ca­ción desa­rro­lla­do por Hoff­man, Kaneshi­ro y Comp­ton (2011) fue total­men­te apli­ca­ble a la mues­tra chi­le­na. El con­cep­to de tener una expe­rien­cia cum­bre duran­te la media­na edad se obser­vó cla­ra­men­te en los par­ti­ci­pan­tes, tal como lo indi­ca su tasa de res­pues­ta y la pun­tua­ción de impac­to. Aún más con­vin­cen­te resul­ta que no haya sur­gi­do ni una sola cate­go­ría nue­va entre las expe­rien­cias cum­bres repor­ta­das por los chi­le­nos de media­na edad. Es decir, las 112 expe­rien­cias cum­bre des­cri­tas por la mues­tra coin­ci­die­ron con las mis­mas cate­go­rías desa­rro­lla­das por Hoff­man y sus cola­bo­ra­do­res en el estu­dio sobre las expe­rien­cias cum­bre de la media­na edad en Esta­dos Uni­dos y en la India (Hoff­man, Kaneshi­ro y Comp­ton, 2011; Hoff­man et al 2012).

Tam­bién cabe des­ta­car que la fre­cuen­cia de los tipos espe­cí­fi­cos de expe­rien­cias cum­bre en la media­na edad fue muy simi­lar en los tres paí­ses. En con­cre­to, las expe­rien­cias cum­bre que invo­lu­cran ale­gría inter­per­so­nal pre­sen­ta­ron una fre­cuen­cia sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te supe­rior (70.5%) entre los chi­le­nos de media­na edad que cual­quier otra cate­go­ría. De hecho, esta cate­go­ría fue más fre­cuen­te que el res­to de cate­go­rías com­bi­na­das, al igual que ocu­rre con las mues­tras pro­ce­den­tes de Esta­dos Uni­dos y de la India. Del mis­mo modo, se encon­tró que la segun­da cate­go­ría con mayor fre­cuen­cia entre los chi­le­nos de la media­na edad está com­pues­ta por expe­rien­cias cum­bre de logro externo (15.2%), segui­do por las rela­cio­na­das con el cre­ci­mien­to per­so­nal (5.4%). Esta cla­si­fi­ca­ción fue idén­ti­ca a la encon­tra­da por Hoff­man y sus cola­bo­ra­do­res en las res­pec­ti­vas mues­tras de los Esta­dos Uni­dos y de la India. Por otra par­te, para las mues­tras de los tres paí­ses no hay otras cate­go­rías de expe­rien­cia cum­bre que sobre­pa­sen el 5% del total de las expe­rien­cias repor­ta­das, entre las cate­go­rías com­pren­di­das en este por­cen­ta­je están expe­rien­cias rela­cio­na­das con la esté­ti­ca, la natu­ra­le­za, el domi­nio de habi­li­da­des, expe­rien­cias reli­gio­sas en con­tex­tos ins­ti­tu­cio­na­les o no ins­ti­tu­cio­na­les, sere­ni­dad y medi­ta­cio­nes filo­só­fi­cas. En este sen­ti­do, los par­ti­ci­pan­tes fue­ron muy simi­la­res a las cohor­tes de edad de los Esta­dos Uni­dos y de la India, al rela­tar sus recien­tes expe­rien­cias de ale­gría. Para expli­car esta simi­li­tud psi­co­ló­gi­ca entre estos tres paí­ses tan dis­pa­res sería nece­sa­rio lle­gar más allá del alcan­ce de esta inves­ti­ga­ción. Sin embar­go, es  plau­si­ble afir­mar, tal como sos­tu­vo Mas­low (1970, 1971, 1996), que las expe­rien­cias cum­bre están arrai­ga­dos en la natu­ra­le­za bio­ló­gi­ca de los seres huma­nos y por lo tan­to, pue­den ser rela­ti­va­men­te inde­pen­dien­tes de los fac­to­res cul­tu­ra­les. Tam­bién es posi­ble que dado el con­tex­to urbano de las tres mues­tras, sus valo­res han sido fuer­te­men­te influen­cia­dos por los Esta­dos Uni­dos median­te los medios de comu­ni­ca­ción.

Los resul­ta­dos obte­ni­dos sobre la impor­tan­cia de la ale­gría inter­per­so­nal en esta eta­pa de la vida son con­sis­ten­tes con los obte­ni­dos en estu­dios pre­vios. Igual­men­te, Isaa­co­witz, Vai­llant y Selig­man (2003) encon­tra­ron que la úni­ca fuer­za per­so­nal sig­ni­fi­ca­ti­va aso­cia­da a la satis­fac­ción con la vida en la media­na edad fue la capa­ci­dad de esta­ble­cer rela­cio­nes amo­ro­sas. De hecho, una mayor aten­ción a las rela­cio­nes inter­per­so­na­les en la media­na edad pue­de ser atri­bui­da a cam­bios en el fun­cio­na­mien­to del cere­bro, estu­dios neu­ro­ló­gi­cos han encon­tra­do que las habi­li­da­des aso­cia­das a la empa­tía, memo­ria ver­bal y la capa­ci­dad para dar­se cuen­ta de las cone­xio­nes y rela­cio­nes entre diver­sos ele­men­tos va aumen­tan­do des­de la ado­les­cen­cia has­ta la madu­rez (Strauch, 2011). Todas estas capa­ci­da­des serían úti­les para las per­so­nas que bus­can la mane­ra de for­ta­le­cer y pro­fun­di­zar sus rela­cio­nes inter­per­so­na­les.

En con­cor­dan­cia con los resul­ta­dos de estu­dios pre­vios rea­li­za­dos en Lati­noa­mé­ri­ca, la vida fami­liar y en comu­ni­dad apa­ren­te­men­te cons­ti­tu­ye una fuen­te de fuer­za per­so­nal y de gran sig­ni­fi­ca­do para esta pobla­ción (Car­lo et al., 2007; Marín & Trian­dis, 1985; San­tia­go-Rive­ra, Arre­don­do & Gallar­do-Cooper, 2002), por ello no es sor­pren­den­te que la unión fami­liar sur­ja como la sub­ca­te­go­ría más fre­cuen­te de la ale­gría inter­per­so­nal entre chi­le­nos de media­na edad, segui­da de cer­ca por las expe­rien­cias cum­bres vica­rias  y debi­das al logro de un hijo. Esto pare­ce estar igual­men­te rela­cio­na­do con el con­cep­to de fami­lia en la cul­tu­ra lati­na.

Es intere­san­te que las expe­rien­cias cum­bres que abar­can una inten­sa amis­tad y cui­dar a miem­bros que no son de la fami­lia son poco fre­cuen­tes. Un des­cu­bri­mien­to que sugie­re que los víncu­los fami­lia­res de chi­le­nos de la media­na edad son mucho más satis­fac­to­rios que los víncu­los entre no fami­lia­res. Posi­ble­men­te, las impli­ca­cio­nes no fami­lia­res son más satis­fac­to­rias entre los chi­le­nos duran­te la ado­les­cen­cia y el ini­cio de la edad adul­ta, antes de que se for­men pode­ro­sos víncu­los como el matri­mo­nio y la pater­ni­dad. De acuer­do con Murue­ta y Oso­rio Guz­mán (2009), en la cul­tu­ra lati­na la fami­lia cons­ti­tu­ye el mayor sopor­te social y per­so­nal al que pue­den acce­der los indi­vi­duos tan­to en momen­tos de inde­pen­den­cia como de depen­den­cia (enfer­me­dad, des­em­pleos, etc.). Por lo cual, cual­quier even­to que afec­te a uno de sus miem­bros reper­cu­ti­rá tam­bién sobre su gru­po fami­liar.  Sin duda, este es un espa­cio digno para inves­ti­ga­cio­nes futu­ras (Sch­warz et al. 2011).

Los hallaz­gos de la pre­sen­te inves­ti­ga­ción demues­tran que las expe­rien­cias cum­bres entre los chi­le­nos de media­na edad de logro externo fue­ron en su mayo­ría rela­cio­na­das con aspec­tos eco­nó­mi­cos en lugar de voca­cio­na­les o aca­dé­mi­cos y en esto difie­re de los resul­ta­dos obte­ni­dos en estu­dios ante­rio­res en par­ti­ci­pan­tes de la India y de Esta­dos Uni­dos. Esta dis­cre­pan­cia pue­de refle­jar dife­ren­cias entre las mues­tras debi­do a que nues­tra mues­tra chi­le­na estu­vo com­pues­ta por una mino­ría con­si­de­ra­ble de per­so­nas no pro­fe­sio­na­les y no direc­ti­vas, para quie­nes la segu­ri­dad eco­nó­mi­ca pudo haber resul­ta­do un logro per­so­nal estu­pen­da­men­te gra­to.

Por últi­mo, es impor­tan­te seña­lar que la prue­ba esta­dís­ti­ca chi cua­dra­da indi­có que no habían dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas entre los sexos en lo que res­pec­ta a cual­quie­ra de las prin­ci­pa­les cate­go­rías o sub­ca­te­go­rías de expe­rien­cias cum­bre, qui­zá debi­do al redu­ci­do tama­ño de la mues­tra. Este dato sugie­re que los anti­guos este­reo­ti­pos de géne­ro que Mas­low (1962, 970, 1971) regis­tró en los Esta­dos Uni­dos han dis­mi­nui­do sus­tan­cial­men­te entre sud­ame­ri­ca­nos. La rigi­dez de roles sexua­les de la vida coti­dia­na ha cam­bia­do en los últi­mos 40 años, al pare­cer borran­do las dife­ren­cias de géne­ro más impor­tan­tes en las expe­rien­cias cum­bres en la media­na edad.

Se con­si­de­ra que estos resul­ta­dos tie­nen impli­ca­cio­nes prác­ti­cas para los pro­fe­sio­na­les de salud men­tal y los polí­ti­cos res­pon­sa­bles de crear polí­ti­cas sani­ta­rias que invo­lu­cran a per­so­nas de media­na edad de la pobla­ción lati­na.

Limitaciones

Aun­que este estu­dio con­tri­bu­ye a nues­tro cono­ci­mien­to acer­ca de las expe­rien­cias cum­bre duran­te la media­na edad en la India, exis­ten algu­nas limi­ta­cio­nes meto­do­ló­gi­cas. En pri­mer lugar, la mues­tra esta­ba com­pues­ta por indi­vi­duos que vivían en una zona urba­na. Como sugie­re la inves­ti­ga­ción (Pena & Frehill, 1998; Ter­borg et al., 1995) los indi­vi­duos sud­ame­ri­ca­nos que resi­den en entor­nos rura­les tien­den a ser más reli­gio­sos, y pue­den ser más pro­pen­sos a repor­tar expe­rien­cias cum­bres de este tipo que los que habi­tan en áreas urba­nas. Por lo tan­to, hay que ser cau­te­lo­sos a la hora de gene­ra­li­zar los resul­ta­dos a las per­so­nas que viven fue­ra de las gran­des áreas metro­po­li­ta­nas como San­tia­go de Chi­le. Se sugie­re que para futu­ros estu­dios sobre expe­rien­cias cum­bre en la media­na edad se inves­ti­gue con mues­tras de otros paí­ses de Suda­mé­ri­ca, así como tam­bién se pue­den com­pa­rar mues­tras de las zonas rura­les, sub­ur­ba­nas y comu­ni­da­des urba­nas. Debi­do a que los datos se obtu­vie­ron a tra­vés de correo elec­tró­ni­co y no hubo inter­ac­ción cara a cara, los par­ti­ci­pan­tes no fue­ron anó­ni­mos. Por lo tan­to, es posi­ble que algu­nos de sus auto repor­tes de expe­rien­cias cum­bre hayan sido par­cia­les, cons­cien­te o incons­cien­te­men­te, a favor de la desea­bi­li­dad social. Se espe­ra que esta inves­ti­ga­ción per­mi­ta a los pro­fe­sio­na­les de salud que están en con­tac­to con esta pobla­ción uti­li­zar los resul­ta­dos para opti­mi­zar el bien­es­tar de sus miem­bros.

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Notas

1.Edward Hoff­man. Doc­tor en Psi­co­lo­gía, Uni­ver­si­dad Yeshi­va, Esta­dos Uni­dos. Correo elec­tró­ni­co: elhoffma@yu.edu

2. Móni­ca Andrea López Her­nan­do. P.S. Ins­ti­tu­to del Bien­es­tar Chi­le. Correo elec­tró­ni­co: monicalopezh@gmail.com

3. Lour­des Arauz. B.A. Uni­ver­si­dad Colum­bia,  Esta­dos Uni­dos. Correo elec­tró­ni­co: lja2127@tc.columbia.edu

4. Jen­nif­fer Gon­zá­lez-Muji­ca. M.A. Psi­co­lo­gía. Espa­ña. (Asis­ten­te de Inves­ti­ga­ción y Tra­duc­to­ra). Correo elec­tró­ni­co: jenniffer17@gmail.com

5. Yuni­mar Alfon­so. M.A. Psi­co­lo­gía. Esta­dos Uni­dos (Asis­ten­te de Inves­ti­ga­ción y Tra­duc­to­ra)