Atención primaria en adicciones: Necesidades percibidas por un grupo de terapeutas Descargar este archivo (4 - atención primaria en adicciones.pdf)

Anel Hortensia Gómez San Luis1, Ariagor Manuel Almanza Avendaño2,
Daniela Romero Reyes3 y Blanca Irene Gracia Riestra4

CONACYT-Universidad Autónoma de Tamaulipas,
Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano

Resumen

Con el obje­ti­vo de cono­cer las nece­si­da­des de los tera­peu­tas que tra­ba­jan en la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes, se reali­zó un estu­dio de caso en el que par­ti­ci­pa­ron 8 tera­peu­tas a quie­nes se les apli­có una entre­vis­ta semi-estruc­tu­ra­da dise­ña­da para esta inves­ti­ga­ción. Las entre­vis­tas fue­ron audio­gra­ba­das y trans­cri­tas para su pos­te­rior aná­li­sis en el soft­wa­re para aná­li­sis cua­li­ta­ti­vo MAXQDA 12. Los resul­ta­dos indi­can que las prin­ci­pa­les nece­si­da­des per­ci­bi­das se enfo­can en la capa­ci­ta­ción, mejo­rar el ambien­te labo­ral, dis­mi­nu­ción de las metas de tra­ba­jo, con­tra­ta­ción de per­so­nal capa­ci­ta­do e incre­men­to de dis­po­si­ti­vos de segu­ri­dad. Se con­clu­ye que las nece­si­da­des per­ci­bi­das por el gru­po de tera­peu­tas, así como las reco­men­da­cio­nes basa­das en su expe­rien­cia, deben aten­der­se para opti­mi­zar su tra­ba­jo y por ende mejo­rar la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes en su loca­li­dad.

Pala­bras cla­ve: Adic­cio­nes, aten­ción pri­ma­ria, tera­peu­tas.

Abstract

The aim of the study was to deter­mi­ne the needs of the­ra­pists wor­king in pri­mary care of addic­tions. A design case study was used, in which eight semi-struc­tu­red inter­views desig­ned ad hoc for research were applied. The inter­views were audio-taped and trans­cri­bed for later analy­sis by the pro­gram MAXQDA ver­sion 12. The results indi­ca­te that the main per­cei­ved needs focus on trai­ning, impro­ve the work envi­ron­ment, redu­ce work goals, hire ski­lled staff and increa­se safety devi­ces. It is con­clu­ded that the needs per­cei­ved by the group of the­ra­pists, as well as recom­men­da­tions based on their expe­rien­ce, must be addres­sed to opti­mi­ze their work and thus impro­ve pri­mary care of addic­tions in their loca­lity.

Key words: Addic­tions; Pri­mary care; The­ra­pists.

Introducción

De acuer­do con la Ofi­ci­na de las Nacio­nes Uni­das con­tra la Dro­ga y el Deli­to (UNODC, 2016), a nivel mun­dial alre­de­dor de 250 millo­nes de per­so­nas entre 15 y 64 años con­su­mie­ron al menos una dro­ga en 2014, de éstas, 29 millo­nes pade­cen tras­tor­nos rela­cio­na­dos con las dro­gas, pero sólo 1 de cada 6 reci­be tra­ta­mien­to; por lo que las con­se­cuen­cias del con­su­mo de dro­gas a nivel glo­bal pue­den con­si­de­rar­se devas­ta­do­ras.

Los cos­tos más lamen­ta­bles oca­sio­na­dos por el con­su­mo de dro­gas son los rela­cio­na­dos con la salud y con la vida; pero ade­más de éstos, exis­ten impli­ca­cio­nes socia­les como la inse­gu­ri­dad y el nar­co­trá­fi­co; así como los gas­tos en pre­ven­ción, tra­ta­mien­tos y fis­ca­li­za­ción.

En Méxi­co, la Encues­ta Nacio­nal de Adic­cio­nes (ENA, 2011a) esti­ma las pre­va­len­cias de con­su­mo de taba­co, alcohol y dro­gas médi­cas e ile­ga­les en dos gru­pos pobla­cio­na­les: jóve­nes entre 12 y 17 años y adul­tos entre 18 y 65. Los resul­ta­dos más sig­ni­fi­ca­ti­vos indi­can que el con­su­mo de alcohol es el prin­ci­pal pro­ble­ma de adic­ción en nues­tro país.

De acuer­do con la ENA (2011a), el gru­po pobla­cio­nal con más con­su­mo alto de alcohol en el últi­mo año es el de los adul­tos (36.5%). Sin embar­go, el gru­po de los jóve­nes tien­de a copiar los mode­los de altos nive­les de con­su­mo que ve en los adul­tos; el caso de las ado­les­cen­tes es par­ti­cu­lar­men­te preo­cu­pan­te, pues las dife­ren­cias entre éstas (11.7%) y sus pares varo­nes (17.3%) son meno­res que las exis­ten­tes entre las muje­res (20.8%) y los hom­bres adul­tos (53.6%).

En la cate­go­ría de posi­ble depen­den­cia al con­su­mo de alcohol, nue­va­men­te es el gru­po de adul­tos el que pre­sen­ta los por­cen­ta­jes más altos (6.6%), en com­pa­ra­ción con el gru­po de ado­les­cen­tes (4.1%). Los hom­bres adul­tos son quie­nes pre­sen­tan con mayor fre­cuen­cia éste pro­ble­ma (11.8%), segui­do de los ado­les­cen­tes varo­nes (6.2%), las muje­res ado­les­cen­tes (2.0%) y las muje­res adul­tas (1.7%). De ahí la preo­cu­pa­ción por el gru­po de las ado­les­cen­tes, que ya supera en posi­ble depen­den­cia al de las adul­tas.

En cuan­to al con­su­mo de taba­co, la ENA (2011b) seña­la que 12.3% de los ado­les­cen­tes son fuma­do­res acti­vos, mien­tras que el 23.6% de los adul­tos lo son. Quie­nes fuman con mayor fre­cuen­cia son los hom­bres adul­tos (34.6%), segui­dos de los varo­nes ado­les­cen­tes (16.4%), las muje­res adul­tas (13.5%), y las muje­res ado­les­cen­tes (8.1%). Resul­ta preo­cu­pan­te que 30.2% de los nun­ca fuma­do­res están expues­tos al humo de taba­co ambien­tal.

El uso de cual­quier dro­ga y cual­quier dro­ga ile­gal en el últi­mo año, para el gru­po de los ado­les­cen­tes se dis­tri­bu­yó de la siguien­te mane­ra: 1.6% ha con­su­mi­do cual­quier dro­ga médi­ca o ile­gal, 1.5 ha con­su­mi­do cual­quier dro­ga ile­gal, 1.6 ha con­su­mi­do marihua­na, 0.5% cocaí­na y 0.4% inha­la­bles (ENA, 2011c).

De acuer­do con la ENA (2011c), en Méxi­co como en el mun­do el con­su­mo de dro­gas mues­tra perio­dos de aumen­to y perio­dos de dis­mi­nu­ción. Del 2008 al 2011 el con­su­mo se ha esta­bi­li­za­do. Sin embar­go, en los aná­li­sis por sexo se obser­va un incre­men­to en el con­su­mo de marihua­na en los hom­bres y un mayor con­su­mo de marihua­na y cocaí­na en las muje­res ado­les­cen­tes com­pa­ra­das con las adul­tas; lo que lle­va a pen­sar en la nece­si­dad de con­ti­nuar con los esfuer­zos en cuan­to a la reduc­ción de la deman­da, la pre­ven­ción y el tra­ta­mien­to par­ti­cu­lar­men­te enfo­ca­do al gru­po de adul­tos jóve­nes.

La ENA repre­sen­ta una herra­mien­ta valio­sa para cono­cer las ten­den­cias de con­su­mo y el pano­ra­ma actual. Sin embar­go, como seña­lan Villa­to­ro et al. (2012), las cifras resul­tan­tes de la ENA 2011 deben con­si­de­rar­se den­tro del con­tex­to de la pobla­ción de refe­ren­cia, y no equi­pa­rar­las con los gru­pos de alto ries­go o en tra­ta­mien­to, don­de sin duda, los nive­les de con­su­mo serán más altos. Al res­pec­to, con­ta­mos con el Sis­te­ma de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca para las adic­cio­nes (SISVEA), que perió­di­ca­men­te repor­ta los indi­ca­do­res de salud rela­cio­na­dos con el con­su­mo de dro­gas, los patro­nes de con­su­mo para dife­ren­tes sus­tan­cias, las vías de admi­nis­tra­ción y los usua­rios.

De acuer­do con el SISVEA (2015), en el perio­do de 1994 a 2014 el alcohol fue la sus­tan­cia que con mayor fre­cuen­cia con­su­mie­ron los usua­rios de cen­tros no guber­na­men­ta­les, y fue el con­su­mo pro­ble­má­ti­co de ésta sus­tan­cia lo que los lle­vó a soli­ci­tar el ser­vi­cio en dichas ins­ti­tu­cio­nes. Des­pués del alcohol (32.1%), algu­nas dro­gas ile­ga­les se dis­tri­bu­ye­ron de la siguien­te mane­ra como dro­ga de impac­to: cocaí­na (15.7%), cris­tal (14.3%), marihua­na (12.2%), heroí­na (11%) e inha­la­bles (7%).  

Según el SISVEA (2015), en 2014 el gru­po de edad que soli­ci­tó aten­ción en cen­tros de tra­ta­mien­to no guber­na­men­ta­les con mayor fre­cuen­cia fue el de los hom­bres de más de 35 años (36.1%), segui­do de las muje­res de entre 15 y 19 años (33%), las muje­res meno­res de 14 años (21.8%), los hom­bres de entre 15 y 19 años (20.7%), y las muje­res de más de 35 años (20.2%). La dro­ga de impac­to con mayor fre­cuen­cia rela­ti­va fue el alcohol (44%), segui­da de la marihua­na (17%) y el cris­tal (14.3%).

El con­su­mo de dro­gas y sus con­se­cuen­cias mues­tran un pano­ra­ma des­alen­ta­dor  fren­te al cual la pres­ta­ción de ser­vi­cios sigue sien­do defi­cien­te, mues­tra de ello es que sólo uno de cada seis con­su­mi­do­res pro­ble­má­ti­cos a nivel mun­dial ha teni­do acce­so a tra­ta­mien­to. En Méxi­co, el pro­ble­ma de las adic­cio­nes requie­re de una for­ma dife­ren­te de pen­sar­se y aten­der­se, es decir, para la opi­nión públi­ca, la gen­te con­su­me por­que es mala, por­que le gus­ta o por deci­sión pro­pia; se pien­sa en las adic­cio­nes como un pro­ble­ma de índo­le moral y no como un tema de salud.

De ahí la impor­tan­cia de la aten­ción pri­ma­ria en adic­cio­nes, pues ésta al repre­sen­tar el pri­mer con­tac­to de los usua­rios con los sis­te­mas de salud, debe dar una res­pues­ta pro­fe­sio­nal acor­de al tipo de deman­da, en el menor tiem­po posi­ble y con el tra­ta­mien­to idó­neo para el tipo de usua­rio.

Atención primaria en adicciones

Como se ha seña­la­do, las adic­cio­nes y el abu­so de sus­tan­cias repre­sen­tan un gra­ve pro­ble­ma a nivel mun­dial y nacio­nal. Las con­se­cuen­cias no sólo se rela­cio­nan con la salud de quie­nes con­su­men sus­tan­cias, sino con la salud y segu­ri­dad de las fami­lias y comu­ni­da­des don­de se tra­fi­ca, se ven­de y se con­su­men dro­gas. De ahí la impor­tan­cia de enten­der las adic­cio­nes como una enfer­me­dad, ya que como men­cio­na la Secre­ta­ría de Salud (2008):

La adic­ción se defi­ne como una enfer­me­dad cró­ni­ca del cere­bro con recaí­das, carac­te­ri­za­da por la bús­que­da y el uso com­pul­si­vo de dro­gas, a pesar de las con­se­cuen­cias noci­vas. Se con­si­de­ran una enfer­me­dad del cere­bro por­que las dro­gas cam­bian al cere­bro: modi­fi­can su estruc­tu­ra y cómo fun­cio­na. Estos cam­bios pue­den durar lar­go tiem­po y lle­var a los com­por­ta­mien­tos peli­gro­sos que se ven en las per­so­nas que abu­san de las dro­gas (p.9).

Por otra par­te, la Secre­ta­ría de Salud (2015) pro­por­cio­na una defi­ni­ción más recien­te del abu­so de dro­gas:

El abu­so de dro­gas se refie­re a un patrón des­adap­ta­ti­vo de uso de una sus­tan­cia psi­co­ac­ti­va carac­te­ri­za­do por un con­su­mo con­ti­nua­do, a pesar de que la per­so­na sabe que tie­ne un pro­ble­ma social, labo­ral, psi­co­ló­gi­co o físi­co, per­sis­ten­te, pro­vo­ca­do por el con­su­mo recu­rren­te en situa­cio­nes en las que es físi­ca­men­te peli­gro­so (p. 44).

La aten­ción pri­ma­ria en adic­cio­nes es idó­nea para todas aque­llas per­so­nas que ini­cian el con­su­mo de sus­tan­cias o están en ries­go, ya que inclu­ye aspec­tos como la pro­mo­ción y pre­ven­ción, la detec­ción e inter­ven­ción tem­pra­nas, y la deri­va­ción opor­tu­na. De acuer­do con la Secre­ta­ría de Salud (2015), la aten­ción pri­ma­ria es el con­jun­to de prác­ti­cas espe­cí­fi­cas para la pre­ven­ción de enfer­me­da­des o tras­tor­nos men­ta­les en indi­vi­duos o pobla­cio­nes sus­cep­ti­bles (p. 44).

En el pri­mer nivel de aten­ción se reci­be entre el 70 y 80% de la pobla­ción (Secre­ta­ría de Salud, 2015), por ello, el per­so­nal de salud que tra­ba­ja en la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes repre­sen­ta una figu­ra esen­cial para rea­li­zar los pro­ce­sos que según la Secre­ta­ría de Salud (2012), carac­te­ri­zan la aten­ción pri­ma­ria: apli­ca­ción de ins­tru­men­tos de auto­eva­lua­ción o entre­vis­tas para detec­ción tem­pra­na e iden­ti­fi­ca­ción del nivel de pro­ble­má­ti­ca aso­cia­da con el con­su­mo de dro­gas; con­se­je­ría bre­ve acor­de con los resul­ta­dos de la eva­lua­ción, que moti­ve y orien­te al usua­rio hacia un cam­bio en el con­su­mo de sus­tan­cias; y refe­ren­cia o cana­li­za­ción de pacien­tes con pro­ble­mas de abu­so o depen­den­cia a un cen­tro espe­cia­li­za­do en la pre­ven­ción y el tra­ta­mien­to de las adic­cio­nes.

Cabe seña­lar que en la aten­ción pri­ma­ria la pre­ven­ción debe dife­ren­ciar­se por nive­les, con el fin de esta­ble­cer meca­nis­mos ópti­mos de refe­ren­cia y con­tra­rre­fe­ren­cia acor­des con las nece­si­da­des de aten­ción. Sin embar­go, el per­so­nal de salud que tra­ba­ja en cen­tros de aten­ción pri­ma­ria para las adic­cio­nes se enfren­ta a dife­ren­tes nece­si­da­des y retos, según el con­tex­to en don­de labo­ra. Por ello, en este estu­dio el obje­ti­vo fue cono­cer las nece­si­da­des per­ci­bi­das por un gru­po de tera­peu­tas que tra­ba­jan en la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes.

Método

Se con­tac­tó y soli­ci­tó auto­ri­za­ción para lle­var a cabo esta inves­ti­ga­ción en un cen­tro de aten­ción pri­ma­ria para las adic­cio­nes ubi­ca­do en un esta­do del nor­te de Méxi­co. Se reali­zó un estu­dio de caso en el que par­ti­ci­pa­ron 8 tera­peu­tas, todas muje­res y psi­có­lo­gas. Se dise­ñó una entre­vis­ta semi-estruc­tu­ra­da ad hoc para esta inves­ti­ga­ción y se rea­li­za­ron entre­vis­tas indi­vi­dua­les con cada psi­có­lo­ga (una entre­vis­ta a cada una, con dura­ción de dos horas apro­xi­ma­da­men­te).

Las entre­vis­tas fue­ron rea­li­za­das al inte­rior de la clí­ni­ca, en dife­ren­tes cubícu­los o con­sul­to­rios a con­ve­nien­cia de las par­ti­ci­pan­tes. Todas las entre­vis­tas fue­ron audio­gra­ba­das y trans­cri­tas para su pos­te­rior aná­li­sis en el soft­wa­re para aná­li­sis cua­li­ta­ti­vo MAXQDA ver­sión 12.  Antes de lle­var a cabo las entre­vis­tas se dio a cono­cer a las par­ti­ci­pan­tes el obje­ti­vo de la inves­ti­ga­ción (cono­cer las nece­si­da­des que enfren­tan en su ejer­ci­cio pro­fe­sio­nal coti­diano) y el con­sen­ti­mien­to infor­ma­do don­de se les expli­có que su par­ti­ci­pa­ción era anó­ni­ma y volun­ta­ria, y que podían aban­do­nar la entre­vis­ta en el momen­to que lo desea­ran. Cabe seña­lar que para garan­ti­zar el ano­ni­ma­to y con­fi­den­cia­li­dad de la infor­ma­ción pro­por­cio­na­da por las par­ti­ci­pan­tes, no se les soli­ci­ta­ron datos per­so­na­les, sola­men­te algu­nos socio­de­mo­grá­fi­cos. Con este mis­mo fin, una vez trans­cri­tas las entre­vis­tas el audio fue eli­mi­na­do.

Con el mate­rial dis­cur­si­vo resul­tan­te de las entre­vis­tas, se lle­vó a cabo un aná­li­sis cate­gó­ri­co a fin de iden­ti­fi­car y agru­par las nece­si­da­des per­ci­bi­das por las par­ti­ci­pan­tes que die­ran cuen­ta tan­to de las con­di­cio­nes en que rea­li­zan su tra­ba­jo, como de los obs­tácu­los y estra­te­gias que emplean para solu­cio­nar­los.

Resultados

Tras el aná­li­sis de las entre­vis­tas rea­li­za­das a las tera­peu­tas par­ti­ci­pan­tes, fue­ron iden­ti­fi­ca­das 5 cate­go­rías que dan cuen­ta de las nece­si­da­des per­ci­bi­das. La tabla 1 mues­tra el núme­ro de par­ti­ci­pan­tes que men­cio­na­ron cada cate­go­ría.

Tabla 1. Necesidades percibidas por las participantes
Cate­go­ría Núme­ro de par­ti­ci­pan­tes que la men­cio­na­ron
Capa­ci­ta­ción en tra­ta­mien­tos acor­des al usua­rio 3
Mejo­rar el ambien­te labo­ral 2
Dis­mi­nuir las metas de tra­ba­jo 4
Con­tra­tar per­so­nal capa­ci­ta­do   2
Incre­men­tar dis­po­si­ti­vos de segu­ri­dad 6

Capa­ci­ta­ción en tra­ta­mien­tos acor­des con el tipo de usua­rio

A decir de las par­ti­ci­pan­tes, en el cen­tro de aten­ción pri­ma­ria para las adic­cio­nes se tra­ba­ja prio­ri­ta­ria­men­te con manua­les de inter­ven­ción bre­ve para el tra­ta­mien­to de alcohol, taba­co y dro­gas ile­ga­les. El enfo­que tera­péu­ti­co es cog­ni­ti­vo-con­duc­tual, por lo que ellas deben tener cono­ci­mien­to del mis­mo. Sin embar­go, tam­bién exis­te aper­tu­ra para inter­ve­nir uti­li­zan­do otros enfo­ques y herra­mien­tas, como la tera­pia ges­talt, huma­nis­ta, gru­pal y fami­liar. Si bien la mayo­ría de las par­ti­ci­pan­tes men­cio­nó cono­cer y enten­der los manua­les, tres de ellas men­cio­na­ron reque­rir capa­ci­ta­ción no sólo sobre éstos, sino sobre otros tra­ta­mien­tos que con­si­de­ren el tipo de usua­rios a los que se diri­ge la aten­ción pri­ma­ria en su loca­li­dad:

“… hacer como que… a los joven les intere­se, por­que pues la mayo­ría de nues­tros pacien­tes son jóve­nes… y cuan­do haces un ver­da­de­ro raport y cuan­do hay una ver­da­de­ra empa­tía, y cuan­do está el ambien­te con tu pacien­te… o sea, yo creo que los pacien­tes de adic­cio­nes son los… este… ¿qué te pue­do decir?… o sea… más agra­de­ci­dos, son los más sen­si­bles, y apar­te… bueno, tam­bién tie­ne que ver… el tera­peu­ta, o sea, que tan­to tú crees en él. O sea, yo siem­pre les digo… si yo creo en ti ¿por qué tú no ten­drías que creer en ti? Si yo creo que pue­des cam­biar ¿por qué no crees que pue­des cam­biar? o sea, no te rin­das… y eso es encau­sar­lo, es moti­va­ción” (Par­ti­ci­pan­te 8, 29 años, 9 años de expe­rien­cia en aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes).

Mejo­rar el ambien­te labo­ral

La mayo­ría de las par­ti­ci­pan­tes men­cio­nó sen­tir­se a gus­to con el ambien­te en su lugar de tra­ba­jo, sin embar­go, dos psi­có­lo­gas que men­cio­na­ron la nece­si­dad de mejo­rar­lo, al res­pec­to, una de ellas comen­ta:

“Una de las des­ven­ta­jas o debi­li­da­des del cen­tro, es que el per­so­nal no… no está muy uni­do, enton­ces no se pue­de como que… pues tener la retro­ali­men­ta­ción de las com­pa­ñe­ras, o sea, en algu­nas oca­sio­nes pues es difí­cil…” (Par­ti­ci­pan­te 1, 31 años, 7 años de expe­rien­cia en aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes).

Si bien el mejo­rar el ambien­te labo­ral y for­ta­le­cer la unión entre cole­gas fue men­cio­na­do sólo por dos par­ti­ci­pan­tes, en este artícu­lo no qui­si­mos omi­tir­lo, dada la posi­ble influen­cia del ambien­te sobre la satis­fac­ción labo­ral, y la evi­den­cia actual que exis­te en rela­ción a la satis­fac­ción labo­ral y el sín­dro­me de que­mar­se por el tra­ba­jo (bur­nout). Al res­pec­to,  Figuei­re­do-Ferraz, Grau-Albe­ro­la, Gil-Mon­te y Gar­cía-Jue­sas (2012) encon­tra­ron en un estu­dio con pro­fe­sio­na­les de enfer­me­ría, que exis­te una rela­ción bidi­rec­cio­nal y lon­gi­tu­di­nal entre ambas varia­bles. Adi­cio­nal­men­te, Isaac, Gar­cia, Bosch, Mén­dez y Mer­ce­des (2013), encon­tra­ron en un estu­dio con psi­có­lo­gos de la salud, que el sín­dro­me de bur­nout no se debe exclu­si­va­men­te a fac­to­res labo­ra­les, y que se deben tomar en cuen­ta las carac­te­rís­ti­cas per­so­na­les y socia­les.

Dis­mi­nuir las metas de tra­ba­jo

La mitad de las par­ti­ci­pan­tes per­ci­ben como una nece­si­dad la dis­mi­nu­ción de las metas de tra­ba­jo, ya que a su jui­cio, la cali­dad de su ser­vi­cio se ve afec­ta­da por el exce­so de pobla­ción que deben aten­der:  

“… de hecho, se supo­ne que noso­tros tene­mos que cubrir este muni­ci­pio y como otros 4 muni­ci­pios más, a los cua­les jamás hemos ido, por­que jamás hemos alcan­za­do a cubrir la pobla­ción de aquí, o sea, por más que qui­sié­ra­mos, o sea, está muy difí­cil…” (Par­ti­ci­pan­te 1, 31 años, 7 años de expe­rien­cia en la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes)

Ade­más, la mitad de las tera­peu­tas entre­vis­ta­das coin­ci­den en que la aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes no es sólo un asun­to de can­ti­dad, sino de cali­dad, la cual se ve afec­ta­da por los intere­ses y metas numé­ri­cas que les son esta­ble­ci­das:

“… yo sien­to como que a veces no les intere­sa la cali­dad de la aten­ción que se le da a los pacien­tes, les intere­sa como que la can­ti­dad; cuán­tos has hecho, cuán­tos aten­dis­te, cuán­tos… no les intere­sa la cali­dad, sien­to como que ellos (auto­ri­da­des, sus supe­rio­res), se enfo­can más en otras cosas” (Par­ti­ci­pan­te 4, 25 años, 4 años de expe­rien­cia en la aten­ción pri­ma­ria de adic­cio­nes).

Tan­to la capa­ci­ta­ción en tra­ta­mien­tos acor­des al tipo de usua­rios, así como la dis­mi­nu­ción de la can­ti­dad de las metas de tra­ba­jo que deben cum­plir, se rela­cio­nan direc­ta­men­te con otra nece­si­dad: con­tra­tar per­so­nal capa­ci­ta­do.

Con­tra­tar per­so­nal capa­ci­ta­do

Las adic­cio­nes son una pro­ble­má­ti­ca com­ple­ja, de prio­ri­dad nacio­nal si con­si­de­ra­mos los daños y cos­tos que oca­sio­nan, de ahí la nece­si­dad expre­sa­da por dos de las par­ti­ci­pan­tes, quie­nes con­si­de­ran que los pro­fe­sio­na­les que inter­vie­nen en aten­ción pri­ma­ria deben estar alta­men­te capa­ci­ta­dos:

“Aquí, yo sien­to que las adic­cio­nes siem­pre han esta­do pre­sen­tes, yo cuan­do me ente­ré de este cen­tro, me dije… pues súper padre que haya un cen­tro para las adic­cio­nes, para aten­der a per­so­nas que con­su­men, pero sien­to que este cen­tro es nada para la pobla­ción que hay aquí (en el muni­ci­pio)… este… sien­to que sí hace­mos labor aquí… este… pero tam­bién creo que si no se crean más cen­tros y si no hace­mos mucho más tra­ba­jo, un mucho mejor tra­ba­jo, sien­to que el pro­ble­ma de adic­cio­nes pue­de empeo­rar, y este… enton­ces… nece­si­ta­mos más, más psi­có­lo­gos capa­ci­ta­dos, más recur­sos, más de todo” (Par­ti­ci­pan­te 4, 25 años, 4 años de expe­rien­cia en la aten­ción pri­ma­ria de adic­cio­nes).

Incre­men­tar dis­po­si­ti­vos de segu­ri­dad

Un tema muy rele­van­te y poco estu­dia­do son los ries­gos a los que se enfren­ta el per­so­nal de salud que brin­da aten­ción pri­ma­ria en adic­cio­nes, par­ti­cu­lar­men­te cuan­do inter­vie­nen en con­tex­tos con vio­len­cia comu­ni­ta­ria e inse­gu­ri­dad social. Al res­pec­to, seis de las ocho par­ti­ci­pan­tes han sen­ti­do que se encuen­tran en algún tipo de ries­go al ejer­cer su tra­ba­jo:

“… por ejem­plo, noso­tros aquí no tene­mos ni sali­da de emer­gen­cia… por ejem­plo, lo que te decía de que no hay un vigi­lan­te, ese tipo de cosas…” (Par­ti­ci­pan­te 2, 30 años, 5 años de expe­rien­cia en la aten­ción pri­ma­ria de adic­cio­nes).

“… si lo vemos des­de el lado de la inse­gu­ri­dad, que tam­bién… pues corre­mos… creo que no tan­to yo, digo… creo que todas mis com­pa­ñe­ras y todo el per­so­nal de salud que tra­ba­ja con adic­cio­nes… digo… pues siem­pre se corren ries­gos, pero sin embar­go pues tam­bién exis­ten… este… pues medi­das que nos faci­li­tan tam­bién para que… por ejem­plo, tam­bién si de momen­to no se… no lle­gan las patru­llas, o algu­nos mili­ta­res, sol­da­dos… pues de repen­te tam­bién se pue­de infor­mar a jefa­tu­ra y tam­bién en situa­cio­nes  así de ries­go, nos han pedi­do que se cie­rre” (Par­ti­ci­pan­te 3, 29 años, dos años de expe­rien­cia en aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes).  

En la comu­ni­dad tam­bién exis­te la posi­bi­li­dad de reci­bir algu­na agre­sión por par­te de per­so­nas vin­cu­la­das al cri­men orga­ni­za­do, pues las tera­peu­tas hacen tra­ba­jo extra­mu­ros en colo­nias don­de hay con­su­mo y nar­co­me­nu­deo:

“… Sí nos preo­cu­pa­mos por­que sí esta­mos en ries­go en cues­tión de saber infor­ma­ción (rela­cio­na­da con el cri­men orga­ni­za­do), o que nos pue­dan agre­dir o… o la preo­cu­pa­ción de… de todo esto, de la inse­gu­ri­dad ¿no? Por­que todo va rela­cio­na­do con… enton­ces tam­bién el que tú lle­va­ras el uni­for­me a una escue­la o algu­na ins­ti­tu­ción pues tam­bién era así como de peli­gro, de hecho, ante­rior­men­te era con­tra las adic­cio­nes (el nom­bre del pro­gra­ma), pero ya aho­ri­ta no es con­tra… o sea, es pre­ven­ción por­que si tú decías “con­tra” era algo muy agre­si­vo, y des­de que empe­zó la inse­gu­ri­dad y todo, comen­za­ron a mane­jar así que, bueno… ya no es con­tra, o sea, es algo que era agre­si­vo. Enton­ces por eso se le cam­bió un poqui­to el nom­bre” (Par­ti­ci­pan­te 7, 28 años, 4 años de expe­rien­cia en aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes).

Ade­más de los ries­gos por la inse­gu­ri­dad social se encuen­tran otros rela­cio­na­dos direc­ta­men­te con los pacien­tes y sus fami­lias:

“Pues yo creo que de repre­sa­lias con los pacien­tes por­que inclu­so en una oca­sión me pasó que la seño­ra le dijo (a su hijo) que venía al den­tis­ta. Enton­ces pasa él al con­sul­to­rio y pues no ve nada de den­tis­ta, se moles­ta y me empie­za a gri­tar a mí y… y a la mamá ¿ver­dad? y o sea se puso muy vio­len­to, enton­ces yo sien­to que sí corro ries­go de que me den un gol­pe o pues sim­ple­men­te a mí no me gus­ta que me gri­ten ¿ver­dad? O sea, me asus­to…” (Par­ti­ci­pan­te 5, 30 años, 6 años de expe­rien­cia en aten­ción pri­ma­ria de las adic­cio­nes).

Si bien exis­te una serie de ries­gos laten­tes, las tera­peu­tas per­ci­ben algu­nas medi­das para incre­men­tar la segu­ri­dad, entre éstas se encuen­tran cerrar la clí­ni­ca (cuan­do hay riñas o enfren­ta­mien­tos en la colo­nia), lla­mar a las fuer­zas encar­ga­das de brin­dar segu­ri­dad (poli­cías y sol­da­dos), e inclu­so cam­biar el nom­bre al pro­gra­ma para faci­li­tar la acep­ta­ción del mis­mo en la comu­ni­dad.            

Discusión y conclusiones

Amé­ri­ca Lati­na enca­be­za el movi­mien­to de refor­ma de las polí­ti­cas en torno a las dro­gas (Barra, 2015). Los cos­tos socia­les y de salud que has­ta aho­ra se han obser­va­do hacen evi­den­te la urgen­cia de rea­li­zar inter­ven­cio­nes efi­ca­ces. Afor­tu­na­da­men­te, en la actua­li­dad con­ta­mos con inves­ti­ga­ción al res­pec­to, por ejem­plo, en una revi­sión rea­li­za­da por Lefio, Villa­rroel, Rebo­lle­do, Zamo­rano y Rivas (2013) fue­ron iden­ti­fi­ca­dos 69 estu­dios de inter­ven­cio­nes psi­co­so­cia­les y far­ma­co­ló­gi­cas; las inter­ven­cio­nes psi­co­so­cia­les con efi­ca­cia demos­tra­da fue­ron la tera­pia cog­ni­ti­vo-con­duc­tual, inter­ven­cio­nes de tipo fami­liar, inter­ven­cio­nes de auto­ayu­da vía inter­net, tera­pia con­duc­tual de pare­ja, refuer­zo comu­ni­ta­rio y entre­na­mien­to fami­liar, segui­mien­to y apo­yo tele­fó­ni­co y tera­pia inte­gra­da del tras­torno por abu­so de sus­tan­cias con comor­bi­li­dad ansio­sa y depre­si­va.

Pero los tra­ta­mien­tos no son la úni­ca varia­ble que debe con­si­de­rar­se al inter­ve­nir en adic­cio­nes, o mejor dicho, es reco­men­da­ble incluir el com­po­nen­te cul­tu­ral en los tra­ta­mien­tos a fin de lograr que éstos sean sen­si­bles y ade­cua­dos a la pobla­ción y con­tex­to espe­cí­fi­co don­de serán imple­men­ta­dos. En este sen­ti­do, el per­so­nal de salud que tra­ba­ja en el pri­mer nivel de aten­ción es de vital impor­tan­cia para iden­ti­fi­car las mejo­res prác­ti­cas en con­tex­to.

El per­so­nal de salud que se encuen­tra en aten­ción pri­ma­ria tie­ne una posi­ción pri­vi­le­gia­da por el con­tac­to que tie­nen con usua­rios expe­ri­men­ta­les y con quie­nes ya están desa­rro­llan­do una adic­ción. Sin embar­go, prác­ti­ca­men­te no se ha hecho inves­ti­ga­ción sobre sus nece­si­da­des y las difi­cul­ta­des que enfren­tan para rea­li­zar de for­ma ópti­ma su tra­ba­jo.

En este estu­dio fue­ron iden­ti­fi­ca­das 5 cate­go­rías que englo­ban las nece­si­da­des per­ci­bi­das por un gru­po de tera­peu­tas que tra­ba­jan en un cen­tro de aten­ción pri­ma­ria en adic­cio­nes: capa­ci­ta­ción en tra­ta­mien­tos acor­des al tipo de usua­rios, mejo­rar el ambien­te labo­ral, dis­mi­nuir las metas de tra­ba­jo, con­tra­tar per­so­nal capa­ci­ta­do e incre­men­tar dis­po­si­ti­vos de segu­ri­dad.

Sin embar­go, este estu­dio es de alcan­ce explo­ra­to­rio y repre­sen­ta un pri­mer acer­ca­mien­to, por lo que para inves­ti­ga­cio­nes futu­ras es nece­sa­rio inda­gar las nece­si­da­des per­ci­bi­das en dife­ren­tes con­tex­tos (nor­te, sur y cen­tro del país, en comu­ni­da­des rura­les y urba­nas, etc.), en dife­ren­tes esce­na­rios de tra­ba­jo (no es lo mis­mo la aten­ción pri­ma­ria que el inter­na­mien­to, por ejem­plo), y en dife­ren­tes pro­fe­sio­na­les de la salud (psi­có­lo­gos, psi­quia­tras, nutrió­lo­gos, enfer­me­ros y tra­ba­ja­do­res socia­les, entre otros).              

El gru­po de tera­peu­tas par­ti­ci­pan­tes rea­li­za pre­ven­ción y tra­ta­mien­to, acti­vi­da­des intra y extra­mu­ros, lo que coad­yu­va a iden­ti­fi­car las pro­ble­má­ti­cas socia­les y no sólo las de salud que se rela­cio­nan con las adic­cio­nes. Una for­ta­le­za de estos cen­tros es que inter­vie­nen en dife­ren­tes espa­cios socia­les y lle­gan a los usua­rios en sus comu­ni­da­des de ori­gen, ayu­dan a deses­tig­ma­ti­zar­los y a que acce­dan a tra­ta­mien­tos bre­ves y efi­ca­ces.

Si bien el gru­po de psi­có­lo­gas entre­vis­ta­das ha desa­rro­lla­do de mane­ra indi­vi­dual y/o gru­pal algu­nas estra­te­gias para enfren­tar los obs­tácu­los que se les pre­sen­tan (moti­var a los jóve­nes para que se intere­sen en el pro­gra­ma, hacer un buen raport y con­du­cir­se con empa­tía, así como algu­nas medi­das de segu­ri­dad), con­si­de­ra­mos que las nece­si­da­des de los tera­peu­tas y de todo el per­so­nal de salud que tra­ba­ja en adic­cio­nes, deben ser escu­cha­das y aten­di­das por las auto­ri­da­des corres­pon­dien­tes; a fin de mejo­rar la aten­ción que brin­dan. Pues como seña­la la Ofi­ci­na de Nacio­nes Uni­das con­tra la Dro­ga y el Deli­to (2015), nin­gu­na inter­ven­ción pre­ven­ti­va, polí­ti­ca o sis­te­ma efec­ti­vo pue­de ser desa­rro­lla­do o imple­men­ta­do de mane­ra ais­la­da, un sis­te­ma efi­caz de pre­ven­ción local o nacio­nal está inser­to en el con­tex­to de un sis­te­ma más amplio e inte­gral de salud que res­pon­de a las dro­gas y que inclu­ye la apli­ca­ción de la ley, la reduc­ción de la ofer­ta, el tra­ta­mien­to de la depen­den­cia y la pre­ven­ción de las con­se­cuen­cias socia­les y de salud.

Referencias

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Notas

1. Cate­drá­ti­ca CONACYT-UAT, Uni­dad Aca­dé­mi­ca de Tra­ba­jo Social y Cien­cias para el Desa­rro­llo Humano. Correo: anelgomezsanluis@gmail.com

2. Pro­fe­sor-inves­ti­ga­dor de la carre­ra de psi­co­lo­gía. Uni­dad Aca­dé­mi­ca de Tra­ba­jo Social y Cien­cias para el Desa­rro­llo Humano, Uni­ver­si­dad Autó­no­ma de Tamau­li­pas. Correo: manuelalmanzaavendano@gmail.com

3. Pro­fe­sor-inves­ti­ga­dor de la carre­ra de Psi­co­lo­gía. Uni­dad Aca­dé­mi­ca de Tra­ba­jo Social y Cien­cias para el Desa­rro­llo Humano, Uni­ver­si­dad Autó­no­ma de Tamau­li­pas. Correo: danielaromeroreyes@gmail.com

4. Pro­fe­sor-inves­ti­ga­dor de la carre­ra de psi­co­lo­gía. Uni­dad Aca­dé­mi­ca de Tra­ba­jo Social y Cien­cias para el Desa­rro­llo Humano, Uni­ver­si­dad Autó­no­ma de Tamau­li­pas. Correo: graciariestra@hotmail.com