Propiedades psicométricas de la escala de autoeficacia para prevenir el robo en la calle1
Javier Pérez Durán2; José Marcos Bustos Aguayo3
FES Zaragoza, UNAM
Resumen
El presente artículo tiene como propósito el diseño de la Escala de Autoeficacia para Prevenir el Robo en la Calle y la evaluación de sus propiedades psicométricas. La investigación estuvo conformada por dos estudios, cada uno para realizar un análisis distinto: el primero se realizó con una muestra de 303 adultos que hicieran alguna actividad en la delegación Cuauhtémoc de CDMX, se utilizó para el análisis factorial exploratorio. El segundo estudio fue con una muestra de 302 adultos, para el análisis factorial confirmatorio. Los resultados mostraron una estructura de dos factores que cumplieron con los índices de ajuste psicométricos.
Palabras clave: autoeficacia, prevención, robo, validez, confiabilidad
Abstract
This article aims the design of the Self-Efficacy Scale to Prevent the Rob on the Street and it is asses the psychometric properties. The research had two studies, they were used to perform different analyses; the first was performed with a sample of 303 adults, who are doing some activity in Cuauhtémoc Township on CDMX, it was to make exploratory factorial analyses. The second study was performed with a sample of 302 adults, it was to make confirmatory factorial analyses. The outcomes shown a structure with two factors, it was adequately met the criteria of adjustment indices.
Keywords: Self-Efficacy, Prevention, Rob, Validity, Reliability
Inseguridad pública en Ciudad de México
La inseguridad pública en México es uno de los principales problemas a nivel nacional, y el delito con el índice más alto es el robo. En ciudad de México (CDMX) también es el más común, específicamente el robo en la calle y transporte público. En CDMX la cifra de delitos es 51,756 por cada 100 mil habitantes, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública (ENVIPE, 2013; 2014). La delegación que presenta los índices más altos es Cuauhtémoc, donde se cometen el 43.3% del total (CRISSRMEX, 2013).
Para estudiar y buscar soluciones al problema de la inseguridad pública es necesario trabajar de manera interdisciplinaria (Pease, 2014). Algunas investigaciones enfocadas en el estudio de las políticas públicas en México que fueron diseñadas para enfrentar la situación muestran la incapacidad del estado para garantizar la seguridad de los ciudadanos (Cisneros, 2008; Vilalta Perdomo, 2010; Salazar & Rojas, 2011; Aguirre & Amador Herrera, 2013; Becerra Sánchez, 2013; García Zamora & Márquez Covarrubias, 2013; Milla Escobar, 2013).
El fracaso del estado en materia de seguridad pública (Vilalta Perdomo, 2010) ha obligado a los ciudadanos a crear sus propias estrategias de seguridad. Algunas son de tipo colectivo, como la organización en comités vecinales. Sin embargo, predominan las de carácter individual, como dejar de salir a la calle de noche, dejar de usar joyas, cargar poco dinero, etc. (ENVIPE, 2013; 2014; SSP-DF, 2013). Dichas estrategias individuales son estudiadas por la psicología, donde un elemento antecedente a la conducta es la percepción de control sobre el entorno que tiene la persona y su capacidad de manejarse ante situaciones específicas, donde dicho elemento tiene la forma que Bandura (1977) llamó como autoeficacia percibida.
La autoeficacia percibida como un factor de protección
Las conductas de prevención que realizan las personas están antecedidas por las creencias en sus capacidades, es decir por su autoeficacia percibida y es entendida como los “juicios que las personas tienen en las propias capacidades para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para manejar situaciones futuras” (Bandura, 1999: p. 21).
Según la teoría de Bandura (1977; 1997) la autoeficacia opera como un factor causal y se desarrolla a través de seis determinantes fundamentales: experiencias de dominio, experiencias vicarias, experiencias imaginarias, persuasión social, estados psicológicos y estados emocionales de las personas. Maddux y Lewis (1995) agregan las fuentes distales o proximales, es decir la distancia en el tiempo en la que se desarrollan las determinantes, donde entre más cercana sea la experiencia en el tiempo, mayor será su impacto sobre la autoeficacia de una persona.
Las personas a pesar de estar limitadas por algunas determinantes de su entorno o situación personal operan un cambio para fortalecer su autoeficacia percibida (Bandura, 1999, Maddux, 1995) a partir de: 1) Informar: cuyo objetivo es aumentar la conciencia y los conocimientos de la situación que vive la persona. 2) El desarrollo de destrezas autoreguladoras, para convertir la preocupación en un ejercicio efectivo de control, además de la autorregulación en la motivación. 3) El automanejo, para que la persona tenga la sensación de una eficacia firme a través de la práctica continua de sus destrezas. 4) La red de influencias sociales, fomentar el cambio a través de la interacción social en relaciones cara a cara y en aquellas que se forman a partir de las instituciones (Bandura & Walters, 1979; Bandura, 1991).
De acuerdo con algunas investigaciones (Sampson y Laub, 1995; Macmillan, 2001; Galand & Hospel, 2013) la capacidad de agencia y la percepción de autoeficacia de las personas funcionan como un factor de protección para que las personas puedan evitar ser victimizadas.
Para la presente investigación lo relevante es analizar el papel de la autoeficacia como factor de protección. En algunos estudios, los resultados han mostrado que la autoeficacia es en efecto un factor de protección (Arias, Lyons & Street, 1997; Walsh & Foshee, 1998).
El estudio de Sampson, Raudenbush y Earls (1997) abordó la eficacia colectiva como un elemento cognoscitivo para mantener la cohesión social entre vecinos. Los resultados mostraron que la eficacia colectiva funcionó como un factor de protección ante la violencia y el robo, porque incrementaban el control informal sobre los jóvenes en situación de “riesgo”. En los trabajos posteriores del mismo grupo de investigación se incluyeron elementos de carácter sociológico como el capital social. Eso permitió analizar que el éxito de los vecindarios para disminuir los índices de violencia y el robo, se concluyó de la capacidad de liderazgo de una o varias personas con amplio capital social, lo que facilita el intercambio de información y recursos entre la comunidad y los agentes de seguridad externos (Browing, Feinberg, & Dietz, 2004; Sampson & Graif, 2009).
Mazerolle, Wickes y McBroom (2010) realizaron un estudio dividido en dos partes: 1) La primera tuvo como objetivo explorar la importancia de la eficacia colectiva a través de replicar los estudios de Sampson y sus colaboradores, en algunos vecindarios en Brisbane Australia. 2) En la segunda parte compararon distintas ciudades; Chicago (EUA), Estocolmo (Suecia) y Brisbane (Australia), donde a pesar de las diferencias culturales y ambientales se corroboraron los resultados de Sampson y Graif (2009).
La importancia de contar con una escala de autoeficacia
La medición es uno de los pilares de la ciencia, pues permite hacer observaciones deliberadas y cuidadosas en el mundo “real” para describir objetivos y acontencimientos en términos de atributos, los cuales componen un constructo teórico relevante (Babbie, 1996). Ante la posibilidad de contar con una medida de autoeficacia para prevenir ser víctima de robo en el contexto de CDMX, y como un factor de protección, se desarrolló una escala y se evaluaron sus propiedades psicométricas.
En la literatura sobre el tema no se encontró un instrumento que midiera la eficacia que las personas tienen en sus capacidades para prevenir ser víctima, aunque como antencedente está el trabajo de Ruiz Pérez (2010), quién realizo una investigación de tipo correlacional entre la eficacia colectiva, la cultura ciudadana, el miedo al crimen, a ser víctima del delito en general y a ser victimizado en el hogar.
El instrumento que utilizó Ruiz Pérez fue una Escala de Eficacia Colectiva compuesta por ocho reactivos con tres opciones de respuesta (nada de acuerdo, algo de acuerdo, muy de acuerdo), y obtuvo dos factores: 1) unión y confianza, con cuatro reactivos, y 2) intervención en la comunidad, con tres reactivos. El trabajo de Ruiz Pérez (2010) es un antecedente en América Latina, pero en nuestra investigación se siguió una estrategia de estudio distinta: en primer lugar, se partió desde el enfoque de Bandura (1977; 2001). En segundo lugar, se aplicó a CDMX en una delegación con altos índices de robo en la calle y en transporte público.
En el presente trabajo se entiende por autoeficacia para prevenir ser víctima de robo los juicios valorativos e intencionales que las personas establecen sobre sus capacidades para organizar y ejecutar acciones que les permitan protegerse contra el robo cuando salen a la calle a realizar sus actividades cotidianas.
La definición descrita anteriormente se ha basado en Bandura (2001), quién menciona que es específica y las habilidades generadas por las personas en un área pueden ser trasladadas a otras. Así, se ha definido un área específica de la autoeficacia que de acuerdo con Bandura (1999, 2001) podría ser de carácter unidimensional. Así, el objetivo de la investigación es evaluar las propiedades psicométricas de una escala de autoeficacia para la prevención del robo en la calle.
Método
Objetivos:
- Evaluar las propiedades psicométricas de una escala la autoeficacia para prevenir ser víctima de robo en la calle a través del análisis factorial exploratorio (AFE).
- Confirmar la estructura factorial de la escala, resultado de la primera parte a través del análisis factorial confirmatorio (AFC).
Para alcanzar los objetivos planteados, la investigación se dividió en dos estudios y se realizaron con muestras distintas.
Estudio I
Participantes:
Criterio de inclusión: ser mayor de 18 años, saber leer y escribir, y cumplir con al menos una de las siguientes actividades dentro de la delegación Cuauhtémoc: vivir, estudiar/trabajar, realizar actividad comercial constante, actividad recreativa/deportiva.
Criterio de exclusión: ser menor de 18 años, no saber leer ni escribir, tener alguna dificultad para comprender y responder la escala y no cumplir con al menos una de las actividades mencionadas en los criterios de inclusión.
La muestra estuvo conformada por 303 personas: 160 mujeres, 143 hombres, de los cuales 48 eran jóvenes (18–26 años), 200 adultos (mayores de 26 y 60 años) y 55 adultos mayores (mayores de 60 años), 121 personas tenían estudios básicos (primaria y secundaria), 86 estudios a nivel medio superior (bachillerato y carrera técnica) y 96 estudios universitarios. Sobre el ingreso, 53 personas reportaron un ingreso menor a tres mil pesos mexicanos mensuales (1.5 salarios mínimos vigentes en CDMX), 79 personas reportaron ingresos entre tres mil y menos de seis mil pesos, 66 entre seis mil y nueve mil pesos, 49 entre nueve mil y doce mil pesos, y 56 superiores a los 12 mil pesos mensuales.
Procedimiento: los datos se obtuvieron de una muestra de 303 personas, quienes respondieron de manera voluntaria y con previo consentimiento una escala de autoeficacia para prevenir ser víctima de robo, la cual fue autoaplicada y tuvo una duración aproximada de 12 a 15 minutos. La recolección de datos se realizó del 13 de abril al 21 de mayo del 2015.
Instrumento: se puso a prueba una escala con 14 reactivos con cinco opciones de repuesta tipo Likert: nada capaz, poco capaz, relativamente capaz, muy capaz y totalmente capaz. La escala tuvo la misma oración introductoria para todas las afirmaciones redactas: Al salir a la calle, qué tan capaz se considera de…
Los reactivos de la escala se crearon siguiendo las instrucciones de Bandura (1977; 2001) y algunas acciones reportadas en la ENVIPE (2013).
Validez de contenido
Se realizó con 9 personas expertas en el tema y en la construcción de escalas; tres profesores de psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con grado de doctor(a), dos estudiantes de doctorado en Psicología en la UNAM (quienes cursaban el cuarto u otro semestre más avanzado, sin maestría), tres estudiantes de doctorado en Psicología en la UNAM (cursando cuarto u otro semestre avanzado, con maestría) y una profesora de psicología con grado de Maestría, quienes evaluaron 19 reactivos con los criterios: a) coherencia del reactivo; b) claridad en la redacción de cada reactivo. En la evaluación de cada reactivo se tomó en consideración un acuerdo mínimo del 80% entre los 9 jueces en cada criterio. El resultado de la evaluación fue una escala de 14 reactivos (cinco reactivos fueron considerados no necesarios y no cumplieron con los criterios).
El análisis factorial exploratorio (AFE) se realizó con el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 21.
Resultados
Previo al análisis factorial, los reactivos debieron cumplir con un mínimo de dos de tres criterios: a) normalidad; realizado a través de la prueba de Kolmogorov-Smirnov (ver Tabla 1.1); b) discriminación de reactivos a través de la prueba T; (ver Tabla 1.1); c) la correlación entre los reactivos utilizando el coeficiente de correlación de Pearson (ver Tabla 1.2).
Tabla 1.1. Evaluación de normalidad de los reactivos que componen la escala
Reactivo |
Prueba de Kolmogorov-Smirnov (valor P) |
Prueba T (valor P) |
1. Protegerse, aún en lugares considerados poco peligrosos. |
.000 |
.000* |
2. Evitar ser víctima de algún robo. |
.000* |
.000* |
3. Crear programas con vecinas (os)/compañeras (os) para protegernos. |
.000* |
.000* |
4. Cuidarse de no ser víctima de robo. |
.000* |
.571 |
5. Mantener la calma en una situación de posible robo |
.000* |
.000* |
6. Utilizar diferentes estrategias para protegerse contra un robo, por ejemplo, salir en grupo |
.000* |
.000* |
7. Saber cómo actuar para evitar daños mayores en caso de ser víctima de robo. |
.000* |
.000* |
8. Tomar distintas medidas preventivas para no ser víctima de robo, por ejemplo, no usar joyas valiosas |
.000* |
.003* |
9. Evitar juntarse con personas que aumentan la posibilidad de que usted sufra un robo. |
.000* |
.767 |
10. Encontrar nuevas formas para protegerse. |
.000* |
.100 |
11. Informarse sobre cómo actuar en caso de sufrir un robo. |
.000* |
.000* |
12. Averiguar cuáles son las zonas “peligrosas” para evitarlas. |
.000* |
.559 |
13. Exponerse lo menos posible a situaciones en donde podría sufrir un robo. |
.000* |
.706 |
14. Platicar con sus vecinas (os)/compañeras (os) de trabajo o escuela sobre cómo protegerse del robo. |
.000* |
.000* |
* Reactivos que cumplen el criterio en cada prueba (significancia ≤ 0.05).
En la Tabla 1.1 se observa que los 14 reactivos que componen la escala cumplieron con el criterio de normalidad, pero en la prueba T utilizada para verificar que cada reactivo discrimine adecuadamente no fue así, los reactivos 4,9, 10, 12 y 13, para conservarlos deben cumplir con dos de los tres criterios mencionados (Lloret-Segura, Ferreres-Traver, Hernández-Baeza, & Tomás-Marco, 2014).
Tabla 1.2. Correlación entre reactivos del estudio 1
Reactivo |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
9 |
10 |
11 |
12 |
13 |
14 |
1 |
.496** |
.248** |
.466** |
.337** |
.244** |
.304** |
.313** |
.189** |
.260** |
.210** |
.168** |
.213** |
.154** |
2 |
1 |
.248** |
.486** |
.321** |
.223** |
.280** |
.268** |
.215** |
.297** |
.272** |
.141* |
.245** |
.167** |
3 |
|
1 |
.248** |
.244** |
.370** |
.213** |
.187** |
.251** |
.316** |
.407** |
.323** |
.241** |
.486** |
4 |
|
|
1 |
.375** |
.282** |
.317** |
.421** |
.209** |
.281** |
.340** |
.230** |
.224** |
.247** |
5 |
|
|
|
1 |
.382** |
.542** |
.398** |
.236** |
.302** |
.428** |
.251** |
.188** |
.194** |
6 |
|
|
|
|
1 |
.387** |
.283** |
.252** |
.272** |
.379** |
.281** |
.228** |
.346** |
7 |
|
|
|
|
|
1 |
.292** |
.173** |
.266** |
.276** |
.137* |
.149** |
.208** |
8 |
|
|
|
|
|
|
1 |
.321** |
.336** |
.369** |
.374** |
.388** |
.277** |
9 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
.317** |
.255** |
.394** |
.381** |
.264** |
10 |
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
.545** |
.299** |
.347** |
.328** |
11 |
|
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|
|
|
|
|
|
1 |
.490** |
.395** |
.407** |
12 |
|
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|
|
|
1 |
.546** |
.401** |
13 |
|
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|
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|
|
1 |
.396** |
* Significativa al nivel 0.05.
**Significativa al nivel 0.01.
En la tabla 1.2 se observan las correlaciones entre los reactivos de la escala, los niveles implican que los reactivos están relacionados moderadamente, por lo que se consideró que miden un mismo constructo y al mismo tiempo son independientes entre sí.
Los 14 reactivos de la escala se mantuvieron para el AFE con base en la evaluación de los tres criterios (Lloret-Segura, Ferreres-Traver, Hernández-Baeza & Tomás-Marco, 2014).
Análisis Factorial Exploratorio (AFE)
Para explorar las dimensiones subyacentes de la escala se realizó el AFE, se estimó la consistencia interna para cada factor mediante el índice del alfa de Cronbach (Cattell, 1966; Nunnally & Bernstein, 1994), se realizó la extracción mediante el método de componentes principales con una rotación Varimax y se conservaron los reactivos con carga factorial ≥0.40.
El índice KMO tuvo un valor de 0.868, el test de esfericidad de Bartlett fue de 1308.517, con gl de 91 p< 0.000, se consideró pertinente realizar el AFE. El análisis mostró una estructura de dos factores (ver Tabla 3), se eliminaron cuatro de los 14 reactivos (ver tabla 4). La escala tuvo una varianza total del 46.734 y un valor en el Alfa de Cronbach total de .816. Los factores fueron nombrados siguiendo la teoría de la autoeficacia de Bandura (1999).
El primer factor fue nombrado ejecución, porque son conductas específicas que las personas perciben tener la capacidad de ejecutarl en un futuro.
El segundo factor se nombró percepción de automanejo debido a que los reactivos evalúan los juicios y capacidades que las personas establecen para evitar ser víctimas de robo.
Tabla 1.3. Varianza explicada y valor de fiabilidad de los factores de la escala
Factor |
Reactivos |
Autovalor |
% de varianza explicada |
Alfa de Cronbach |
Ejecución |
6 |
4.978 |
35.557 |
.788 |
Automanejo |
4 |
1.565 |
11.177 |
.735 |
En la tabla anterior se observan los autovalores, la varianza explicada y la consistencia interna de cada uno de los factores, ambos factores cumplen con los criterios de fiabilidad.
Tabla 1.4. Los reactivos agrupados por cada factor (Matriz de componentes rotados)
Reactivo |
Ejecución |
Automanejo |
13. Exponerse lo menos posible a situaciones donde podría sufrir un robo |
.780* |
.189 |
12. Averiguar cuáles son las zonas “peligrosas” para evitarlas. |
.776* |
|
9. Evitar juntarse con personas que aumentan la posibilidad de que usted sufra un robo |
.593* |
.218 |
14. Platicar con sus vecinas (os)/compañeras (os) de trabajo/escuela sobre cómo protegerse del robo |
.564* |
|
11. Informarse sobre cómo actuar en caso de sufrir un robo |
.537* |
.159 |
10. Encontrar nuevas formas para protegerse |
.475* |
.254 |
1. Protegerse, aún en lugares considerados poco “peligrosos” |
.105 |
.754* |
2. Evitar ser víctima de robo |
.145 |
.747* |
4. Cuidarse para no ser víctima de robo. |
.190 |
.711* |
8. Tomar distintas medidas preventivas para no ser víctima de robo, por ejemplo no usar joyas valiosas. |
.454 |
.481 |
5. Mantener la calma, en una situación de probable robo. |
.459* |
|
6. Utilizar diferentes estrategias para protegerse contra un robo, por ejemplo salir en grupo. |
.192 |
.130 |
7. Saber cómo actuar para evitar daños mayores en caso de ser víctima de robo. |
.392 |
|
3. Crear programas con vecinas (os)/compañeras (os) para no ser víctimas de robo. |
.380 |
* Reactivos seleccionados en cada factor.
En la Tabla 1.4 se reportan los reactivos y sus respectivas cargas, y como se puede observar, los reactivos 3, 6 y 7 fueron eliminados porque no tuvieron cargas adecuadas, mientras el 8 compartió varianza en ambos factores, y fue eliminado del análisis para evitar problemas de colinealidad y confusiones en análisis posteriores, porque no mide de manera exclusiva una dimensión o factor del constructo.
El Estudio 1 mostró una estructura de dos factores, ejecución y percepción de automanejo, con seis y cuatro reactivos respectivamente, mismos que representan de manera adecuada el constructo de autoeficacia para prevenir el robo en la calle, de acuerdo con la estrategia sugerida por Bandura (2001). La escala cumplió con los índices psicométricos, para corroborar la estructura se realizó el Estudio 2 a través del análisis factorial confirmatorio.
Estudio 2. Análisis factorial confirmatorio (AFC)
El objetivo fue confirmar la estructura factorial del AFE del estudio 1.
Participantes: La muestra fue de 302 personas mayores de 18 años, fue seleccionada utilizando la misma estrategia y con las mismas características que la del Estudio 1.
Instrumentos: Se utilizó la versión resultante del estudio de la Escala de autoeficacia para prevenir ser víctima de robo en la calle (compuesta por los 10 reactivos).
Procedimiento: Los datos de la muestra se recabaron de manera similar al Estudio 1. La recolección se realizó de noviembre del 2015 a enero del 2016.
Para el análisis de los datos para cada uno de los pasos mencionados se utilizó el software SPSS y AMOS versión 21, el método de estimación empleado fue el de Máxima Verosimilitud (Thompson, 2004). Para evaluar el ajuste del modelo se tomaron en cuenta los siguientes indicadores: la razón de Chi-cuadrado sobre los grados libertad (CMIN/GL, cuyo valor debe ser entre 3 y 1), el Error Cuadrático de Aproximación (RMSEA ≤ 0.08), el índice de ajuste comparativo (CFI ≥ 0.90), para los índices de ajuste comparativo se usaron el índice de ajuste incremental IFI (≥.90), el TLI (≥.90), el GFI (≥.90) y el AGFI (≥.90) (Hooper, Coughlan, & Mullen, 2008)
Resultados
Análisis factorial confirmatorio
Una vez decidida en el Estudio 1 la estructura factorial a confirmar se realizaron los análisis de los índices de ajuste, en la siguiente tabla se observan los criterios utilizados y las distintas soluciones alcanzadas, la primera solución se realizó con los 10 reactivos, en la segunda se revisaron los índices de modificación y se eliminó el reactivo tres, en la tercera se eliminó el reactivo 7, finalmente al eliminar el reactivo 6 se alcanzaron de manera satisfactoria 5 de los 7 criterios. Los índices RMSEA y CMIN/GL están ligeramente sobre los rangos establecidos.
Tabla 2.1. Resultados del AFC: índices de ajuste por cada modelo
Índice de ajuste |
Modelo 1 |
Modelo 2 |
Modelo 3 |
Modelo 4 |
GFI |
.912 |
.926 |
.947 |
.963 |
AGFI |
.857 |
.872 |
.889 |
.920 |
IFI |
.889 |
.912 |
.937 |
.958 |
TLI |
.851 |
.876 |
.906 |
.931 |
CFI |
.888 |
.911 |
.936 |
.957 |
RMSEA |
.105 |
.102 |
.091 |
.082 |
CMIN/GL |
4.290 |
4.119 |
3.480 |
3.042 |
En la Figura 1 se describen las cargas estandarizadas de cada uno de los reactivos y las covarianzas entre los factores.
Figura 1. Solución del AFC: la carga de los reactivos (valores estandarizados) de la escala de Autoeficacia para prevenir ser víctima de robo en la calle.
En el factor ejecución las saturaciones factoriales estandarizadas de cada reactivo son elevadas (igual o mayor a .40), eso implica que lo representan adecuadamente. En el factor percepción de automanejo dos de los reactivos presentan saturaciones elevadas, por lo tanto los tres reactivos miden adecuadamente el factor.
Discusión y conclusiones
La evaluación de las propiedades psicométricas de la escala ha sido satisfactoria, porque el instrumento cumplió con el proceso de validez y confiabilidad. En el Estudio 1 los resultados mostraron una estructura de factores, nombrados ejecución y percepción de automanejo, el primero tuvo seis reactivos y el segundo cuatro. En el Estudio 2 al realizar el AFC, el primer factor quedó con cuatro reactivos y el segundo con tres, mostrando un ajuste adecuado a los datos.
En ambos estudios se cumplieron con los procedimientos y criterios establecidos (Byrne, 1994; Lloret-Segura, Ferreres-Traver, Hernández-Baeza, & Tomás-Marco, 2014), sin embargo hay varios detalles pendientes por abordar: el primero es conocer si la estructura factorial resultante corresponde a un modelo teórico de la autoeficacia y si los reactivos que componen la escala son suficientes para representar el constructo.
Partiendo del modelo y la guía en la construcción de escalas de autoeficacia de Bandura (1977; 2001) fue que se construyó el instrumento evaluado. La autoeficacia percibida, como se mencionó anteriormente, es específica, es decir, las personas que tienen habilidades y capacidades en un área determinada de sus vidas no la tienen en todas, sin embargo la percepción de control puede ser transladada a otra mediante el modelamiento (Bandura, 1997), entonces la escala construida es específica para medir los juicios sobre las capacidades para prevenir ser víctima de robo.
Los elementos retomados para medir la prevención del robo fueron acciones medidas en la ENVIPE (2013) porque no se encontró una escala que midiera esa área específica de la eficacia dentro de un contexto como el mexicano, con altos niveles de inseguridad. La escala evaluada sigue la lógica de los estudios de Sampson y colaboradores (Sampson & Groves, 1989; Sampson & Laub, 1995; Sampson, Raudenbush, & Earls, 1997; Browing, Feinberg, & Dietz, 2004; Sampson & Graif, 2009; Lindblad, Manturuk, & Quercia, 2013), quienes abordan la eficacia a nivel colectivo a diferencia de la presente investigación, en la que se examinó a nivel individual.
En los trabajos citados anteriormente los autores desarrollaron una noción de eficacia de carácter unidimensional y en otros bifactorial (Ruiz Pérez, 2010). En el presente estudio los resultados fueron en dos dimensiones; eso se debe a la redacción de los reactivos, pues se esperaba una estructura unidimensional, pero el hecho que haya surgido una estructura de dos factores es un indicador de que la prevención del delito a nivel individual es compleja y tiene más elementos que los abordados aquí. Los resultados mostraron que las personas de la muestra tienen un juicio sobre las acciones que creen poder hacer (el factor se nombró ejecución) y otro sobre su percepción de automanejo para evitar ser víctima de robo. El resultado del factor ejecución se debe a que son conductas que las personas ya han estado realizando, debido a que viven en un contexto de violencia y robo en la calle y el transporte público (ENVIPE, 2013; 2014; 2015), por lo tanto su percepción de autoeficacia sobre realizar conductas de prevención es alta; la repetición de las conductas más las experiencias de robo dotan a las personas de la sensación de control de su entorno, de ahí que puede hablarse de la dimensión de automanejo también sea alto (Bandura & Walters, 1979), es decir, la escala está midiendo dos dimensiones del constructo: la autoeficacia generada a partir de la experiencia de dominio y la valoración de automanejo en un contexto como el de la delegación Cuauhtémoc.
La estrategia a seguir para corroborar la aseveración que se ha mencionado, debe ser indagar sobre las conductas específicas que las personas han realizado para prevenir el robo, así como su relación con la efectividad de dichas acciones, la distancia real o imaginaria que las personas tienen con respecto al robo, la percepción de miedo que les genera vivir en un contexto como el mencionado (Vozmediano Sanz & San Juan, 2006; Fernández Molina & Grijalva Eternod, 2012), así como una valoración del papel que su estructura social (redes de apoyo, confianza en las personas, apego a la norma social, etc.) y la estructura sistémica (apego a la norma jurídica, confianza en las instituciones, funcionamiento del sistema jurídico y penal, etc.) juegan en su vida diaria (Fukuyama, 2000; Giddens, 2006). Todas estas variables y las no contempladas en el presente trabajo deben ponerse a prueba a través de un modelo explicativo (Mazerolle, Wickes & McBroom, 2010), sólo entonces será posible obtener evidencia empírica para aseverar que efectivamente la autoeficacia para prevenir el delito cuenta con dos factores.
Respecto al papel de los reactivos utilizados en la escala, son suficientes para dar cuenta del constructo: el análisis psicométrico nos permite concluir que sí, aunque el número ha sido el mínimo de acuerdo a los criterios utilizados (Thompson, 2004), por lo tanto, antes de poner a prueba un modelo explicativo con la variable autoeficacia para prevenir ser víctima de robo, es recomendable volver a aplicar la escala en otras poblaciones en CDMX, pero en distintas delegaciones para comparar si el índice delictivo puede ser una variable en la percepción de la autoeficacia.
Finalmente, la escala evaluada puede ser utilizada nuevamente para la demarcación donde se estimaron sus propiedades psicométricas y explorar sus relaciones con las variables ya mencionadas anteriormente.
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Notas
1. La presente investigación se realizó con el apoyo del CONACyT
2. FES Zaragoza UNAM, E‑mail: jav.mesoamerica@gmail.com
3. FES Zaragoza UNAM, E‑mail: marcos.bustos.unam@gmail.com