Nuevos modelos de ser mujeres y hombres: Un análisis del nuevo cine infantil Descargar este archivo (Nuevos modelos de ser mujeres y hombres.pdf)

Ma. Refugio Ríos Saldaña 1, Norma Rodríguez Cortés2

Programa Institucional de Estudios de Género
Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM

Resumen

El obje­ti­vo del pre­sen­te tra­ba­jo se cen­tra en ana­li­zar los cam­bios en los nue­vos mode­los de hom­bres y muje­res pre­sen­ta­dos en el cine infan­til, en las pelí­cu­las Valien­te (2012), Fro­zen, el rei­no del Hie­lo (2013), y el live action de Blan­ca Nie­ves y el Caza­dor (2012). En pri­mer lugar, se hizo una sinop­sis de cada uno de los fil­mes para, ense­gui­da, ana­li­zar­las a par­tir de tres ejes prin­ci­pa­les: carac­te­rís­ti­cas físi­cas, per­so­na­li­dad y acti­tud hacia su des­tino. Se ana­li­zó cada una de ellas des­de una pers­pec­ti­va de géne­ro y se enfa­ti­zó en aque­llos este­reo­ti­pos tales como belle­za, obe­dien­cia, bon­dad, repre­sión de poten­cia­li­da­des, en el caso de la mujer, como cos­to que han de pagar para ser acep­ta­das por padres, varo­nes y socie­dad. Mien­tras que para los varo­nes se pre­sen­tan este­reo­ti­pos de fuer­za, fal­ta de higie­ne, y embria­guez como cua­li­da­des en los per­so­na­jes y que pue­den ser imi­ta­das por los meno­res.

Pala­bras cla­ve: fil­mes infan­ti­les, mode­los de apren­di­za­je infan­til, géne­ro.

Abstract

The objec­ti­ve of this paper is to analy­ze the chan­ges in the new models of men and women pre­sen­ted in the chil­dre­n’s cine­ma, in the films Valiant (2012), Fro­zen, the King­dom of Ice (2013), and the live action of Snow Whi­te and the Hun­ter (2012). In the first pla­ce, a synop­sis of each of the films was made to analy­ze them along three main axes: phy­si­cal traits, per­so­na­lity and atti­tu­de towards their des­tiny. Each of them was analy­zed from a gen­der pers­pec­ti­ve and empha­sis is pla­ced on tho­se ste­reoty­pes such as beauty, obe­dien­ce, kind­ness, repres­sion of poten­tia­li­ties in the case of women as a cost to be accep­ted by parents, males and society. Whi­le for males the­re are ste­reoty­pes of strength, lack of hygie­ne, and drun­ken­ness as qua­li­ties in cha­rac­ters and that can be imi­ta­ted by minors.

Key­words: Chil­dre­n’s films, chil­dre­n’s lear­ning models, gen­der.

Entre los éxi­tos cine­ma­to­grá­fi­cos y ani­ma­dos de la casa pro­duc­to­ra Dis­ney que mar­ca­ron una épo­ca se encuen­tran Blan­ca­nie­ves y los Sie­te Enani­tos, La Ceni­cien­ta, La Sire­ni­ta, La Bella y la Bes­tia, La Bella Dur­mien­te, entre otros. Estos cuen­tos se basan en las narra­cio­nes popu­la­res com­pi­la­das por los her­ma­nos Grimm, y cuyo fin era des­pren­der una ense­ñan­za moral o una lec­ción prác­ti­ca; sin embar­go, Dis­ney ha sabi­do hacer adap­ta­cio­nes al cine repre­sen­tan­do valo­res, acti­tu­des, jerar­quías y creen­cias con­si­de­ra­das más ade­cua­dos para el públi­co infan­til.

En este sen­ti­do, a tra­vés de los fil­mes infan­ti­les se han esta­ble­ci­do valo­res y acti­tu­des este­reo­ti­pa­das; en el caso de los niños se pre­sen­tan mode­los de prín­ci­pes o héroes, valien­tes, inte­li­gen­tes, de una fami­lia pro­mi­nen­te eco­nó­mi­ca­men­te; mien­tras que, para las niñas, se vis­lum­bran como deli­ca­das, pre­sas de su des­tino, bon­da­do­sas, hacen­do­sas, inge­nuas y cuyo úni­co obje­ti­vo en la vida es encon­trar al prín­ci­pe azul, para poder tener un final feliz (Can­ti­llo, 2010).

Se ha encon­tra­do (Mar­tí­nez y Mer­lino, 2006; Pérez, 1994) que los medios de comu­ni­ca­ción pro­po­nen patro­nes de con­duc­ta y acti­tu­des a tra­vés de repre­sen­ta­cio­nes socia­les, sien­do los infan­tes los más sus­cep­ti­bles a esta infor­ma­ción, ya que están mayor­men­te expues­tos a estos mate­ria­les cul­tu­ra­les, crean­do esque­mas de pen­sa­mien­tos y com­por­ta­mien­tos en los niños que refuer­zan com­por­ta­mien­tos esta­ble­ci­dos, por ejem­plo, los modos de vivir, de rela­cio­nar­se entre sí y de con­su­mo.

En una inves­ti­ga­ción (Gon­zá­lez, Villa­su­so y Rive­ra 2012) rea­li­za­da en 25 niñas de entre cua­tro y nue­ve años de edad en la ciu­dad de Mon­te­rrey, en Méxi­co, se encon­tró que para las peque­ñas ser una prin­ce­sa es sinó­ni­mo de belle­za, bon­dad, lim­pie­za, con ves­ti­dos her­mo­sos y cabe­llo lar­go y boni­to, vol­vién­do­se este­reo­ti­pos “desea­bles” en la cul­tu­ra occi­den­tal don­de están inmer­sas, lo que se vuel­ve una prio­ri­dad para ellas. Ade­más de que la mayo­ría de estas niñas pien­sa que pue­den ser prin­ce­sas por­que son obe­dien­tes, tie­nen ves­ti­dos de sus per­so­na­jes favo­ri­tos, y ayu­dan con los debe­res del hogar (por ejem­plo: tien­den su cama). En el caso de los hom­bres, los prín­ci­pes sue­len pre­sen­tar­se como inde­pen­dien­tes e inte­li­gen­tes, aven­tu­re­ros, capa­ces de enfren­tar con valor al o la villa­na del fil­me, con carác­ter defi­ni­do, mar­ca­do y que ayu­den a las prin­ce­sas en momen­tos de apu­ro (Mene­ses, 2013).

De acuer­do con Jimé­nez (2011), Dis­ney bus­ca ven­der la ima­gen de una fami­lia tra­di­cio­nal, don­de exis­te una mujer sumi­sa y un hom­bre pro­tec­tor. Por otra par­te, Can­ti­llo (2010) sugie­re que en estas pelí­cu­las ani­ma­das es difí­cil encon­trar una figu­ra feme­ni­na que ten­ga éxi­to fue­ra de los roles tra­di­cio­na­les, ya que las muje­res fuer­tes e inte­li­gen­tes sólo pue­den exis­tir al final si se casan. Debe con­si­de­rar­se que la fil­mo­gra­fía clá­si­ca de Dis­ney sigue vigen­te, ya que han sido tras­mi­ti­das de padres a hijos, sien­do pie­zas impor­tan­tes en el desa­rro­llo psi­co­so­cial de niños y niñas.

Del mis­mo modo, Agua­do y Mar­tí­nez (2015, p. 51) refie­ren que “esta mul­ti­na­cio­nal se ha con­ver­ti­do en uno de los refe­ren­tes que deli­mi­tan cómo las niñas y los niños tie­nen que actuar, pen­sar y sen­tir para cum­plir expec­ta­ti­vas socia­les cons­tru­yen­do de for­ma sim­bó­li­ca el sig­ni­fi­ca­do de ser mujer, siem­pre en fun­ción del patriar­ca­do”, con­tri­bu­yen­do a la for­ma­ción de este­reo­ti­pos.

Hay que decir que no todas las pelí­cu­las infan­ti­les y/o de prin­ce­sas per­te­ne­cen a la com­pa­ñía de Walt Dis­ney, entre las cua­les encon­tra­mos Anas­ta­sia y Pul­gar­ci­ta, dis­tri­bui­das por 20th Cen­tury Fox, así como La espa­da mági­ca: En bus­ca de Came­lot pro­du­ci­da por War­ner Bros, y La prin­ce­sa Cis­ne, diri­gi­da por Richard Rich. Sin embar­go, no se mues­tran este­reo­ti­pos dife­ren­tes a los plan­tea­dos por Dis­ney.

Aho­ra bien, los per­so­na­jes de las prin­ce­sas evo­lu­cio­nan y se adap­tan cada vez más a la actua­li­dad y de acuer­do con el con­tex­to. Inclu­so se habla de pro­duc­cio­nes live action, las cua­les con­sis­ten en uti­li­zar per­so­nas y obje­tos reales con ani­ma­cio­nes, y en oca­sio­nes readap­tar las his­to­rias ori­gi­na­les, lle­gan­do a encon­trar cam­bios en la for­ma de actuar y de pen­sar en las y los per­so­na­jes prin­ci­pa­les. Un ejem­plo de ello es la pelí­cu­la de Blan­ca Nie­ves y El Caza­dor, diri­gi­da por Rupert San­der y dis­tri­bui­da por Uni­ver­sal Pic­tu­res.

Del mis­mo modo, Dis­ney apues­ta por nue­vos fil­mes, como Enre­da­dos, Fro­zen y Valien­te, ale­ján­do­se de mane­ra más o menos visi­ble de los este­reo­ti­pos de las prin­ce­sas Dis­ney ante­rio­res. Es decir, pare­ce que se han debi­li­ta­do los cimien­tos cul­tu­ra­les que impo­nen un patrón feme­nino dis­cri­mi­na­to­rio des­de la infan­cia, adop­tan­do nue­vos ras­gos de dina­mis­mo heroi­cos (Fal­cón, 2013). Se habla (Agua­do y Mar­tí­nez, 2015) inclu­so de la adqui­si­ción de poder, auto­no­mía y auto­es­ti­ma, vivien­do un pro­ce­so de empo­de­ra­mien­to y pidien­do lle­gar a ser una estra­te­gia para cami­nar hacia la igual­dad, así como una herra­mien­ta para com­ba­tir una reali­dad dis­cri­mi­na­to­ria.

Por todo lo ante­rior, el obje­ti­vo del pre­sen­te tra­ba­jo se cen­tra en ana­li­zar los cam­bios en los nue­vos mode­los de hom­bres y muje­res pre­sen­ta­dos en el cine infan­til, en las pelí­cu­las Valien­te (2012), Fro­zen, el rei­no del Hie­lo (2013), y el live action de Blan­ca Nie­ves y el Caza­dor (2012).

Sinopsis de las películas

Fro­zen, el rei­no del Hie­lo

La his­to­ria gira en torno a dos her­ma­nas, Elsa y Ana. Elsa es la res­pon­sa­ble de guiar y cui­dar del rei­no de Aren­de­lle, des­pués de la muer­te de sus padres. Sien­do una joven reca­ta­da y bien edu­ca­da, debe guar­dar las apa­rien­cias para ocul­tar su capa­ci­dad de con­tro­lar el hie­lo. Por otra par­te, Ana, es una joven entu­sias­ta, jovial y soña­do­ra, en bus­ca de aven­tu­ras. El día de la coro­na­ción de Elsa, ésta se ve envuel­ta en una serie de suce­sos que pro­vo­can el des­con­trol de sus pode­res, lo que la expo­ne ante sus súb­di­tos, oca­sio­nan­do el recha­zo y la hui­da de Elsa hacia las mon­ta­ñas. Ana se pro­po­ne ir en su bús­que­da y en el camino cono­ce a Kris­toff y Sven (un reno). Al encon­trar a Elsa, se dan cuen­ta de que ella no tie­ne nin­gu­na inten­ción de vol­ver al rei­no, ya que des­pués de mucho tiem­po ella se sien­te “libre”; sin embar­go, por un des­cui­do Elsa “con­ge­la” el cora­zón de Ana y para poder libe­rar­la de ese con­ju­ro ella debe­rá reci­bir un beso de amor auten­ti­co. Kris­toff y Sven lle­van a Ana a Aren­de­lle, don­de espe­ran que el prín­ci­pe Hans la sal­ve, aun­que la ver­da­de­ra inten­ción de Hans es apo­de­rar­se del rei­no. Al final, Elsa deci­de regre­sar a Aren­de­lle don­de se da cuen­ta que fue la res­pon­sa­ble de con­ge­lar su rei­no y el cora­zón de su her­ma­na menor. El amor autén­ti­co entre her­ma­nas y la auto­acep­ta­ción de Elsa, per­mi­ti­rán sal­var a todos.

Valien­te

Méri­da es la pri­mo­gé­ni­ta del Rey Fer­gus y la Rei­na Eli­nor. De acuer­do con las tra­di­cio­nes de su pue­blo, ella debe­rá ele­gir a su futu­ro espo­so de entre los tres cla­nes más pode­ro­sos del rei­no. Sin embar­go, ella no está de acuer­do con el man­da­to, ade­más de que no le agra­da seguir nor­mas de eti­que­ta pro­pias de una prin­ce­sa. Ella pre­fie­re cabal­gar con su caba­llo y prac­ti­car el tiro con arco. Con­ven­ci­da de que pue­de modi­fi­car su des­tino acu­de con una hechi­ce­ra, la cual, con ayu­da de una poción, trans­for­ma a la madre de Méri­da en oso. Las aven­tu­ras que ambas vivi­rán les per­mi­ti­rán la com­pre­sión mutua, y al final Méri­da sabrá que es capaz de cons­truir su pro­pio des­tino sin que nadie más le indi­que que hacer o con quien casar­se.

Blan­ca Nie­ves y el caza­dor

Esta pelí­cu­la rein­ter­pre­ta el cuen­to tra­di­cio­nal de Blan­ca Nie­ves y los sie­te enanos. Cuan­do la rei­na mue­re, el rey (padre de Blan­ca Nie­ves) sufre un cua­dro depre­si­vo, y se casa con Raven­na con la espe­ran­za de recu­pe­rar­se. Su nue­va madras­tra des­pre­cia y odia a Blan­ca­nie­ves por ser más her­mo­sa que ella. En la noche de bodas, la rei­na mal­va­da mata al rey y encie­rra a Blan­ca­nie­ves. Con ello, el rei­no cae en la oscu­ri­dad y la rei­na inten­ta con­ser­var su belle­za, sus­tra­yén­do­la de las niñas del pue­blo. Cuan­do ya no hay sufi­cien­tes jóve­nes, Blan­ca­nie­ves será la úni­ca que podría man­te­ner la belle­za de la rei­na; sin embar­go, Blan­ca­nie­ves esca­pa opor­tu­na­men­te al bos­que don­de se encuen­tra con su alia­do, el caza­dor. Es ahí don­de ambos debe­rán unir fuer­zas para des­tro­nar a Raven­na y regre­sar la paz al rei­no.

Análisis de las películas: ¿De princesa a heroína y mujer empoderada?

Carac­te­rís­ti­cas físi­cas

Se ana­li­za­ron cua­tro prin­ce­sas de tres pelí­cu­las. Se notó que no exis­te mucha dife­ren­cia físi­ca entre ellas, con­si­de­ran­do que tres de ellas fue­ron ani­ma­das por compu­tado­ra, mien­tas que la cuar­ta es de car­ne y hue­so.

De for­ma gene­ral, com­par­ten simi­li­tu­des en el tama­ño de los ojos, los cua­les son gran­des y de color (ver­de o azul). Todas tie­nen el cabe­llo lar­go, sien­do Méri­da la úni­ca peli­rro­ja y con cabe­llo riza­do; no mues­tran pei­na­dos ela­bo­ra­dos ni reco­gi­dos y en el caso Elsa al prin­ci­pio, mos­tró un cabe­llo reco­gi­do, y pos­te­rior­men­te que­dó tren­za­do, dán­do­le un look fres­co e inclu­so sen­sual.

Todas tie­nen nariz y manos peque­ñas, así como labios del­ga­dos, cue­llos lar­gos y son esbel­tas. Con estas carac­te­rís­ti­cas se man­tie­nen los patro­nes de belle­za esta­ble­ci­dos, tales como piel blan­ca, cabe­lle­ra rubia, ojos cla­ros y nariz “res­pin­ga­da”, del­ga­dez extre­ma; estos ras­gos podría moti­var la dis­cri­mi­na­ción racial al con­si­de­rar­se carac­te­rís­ti­cas bási­cas de belle­za en las niñas y los niños, indu­cién­do­los a la bús­que­da de cuer­pos esti­li­za­dos (Muñiz, 2014; Gon­zá­lez, 2012).

Es impor­tan­te men­cio­nar que no todas las prin­ce­sas, por lo menos en el mun­do Dis­ney, cubren el requi­si­to de la piel blan­ca. Algu­nos ejem­plos son “Tia­na”, “Pocahon­tas” y “Jaz­mín”, aun­que sí de un cuer­po esti­li­za­do y simé­tri­co. Por otra par­te, no se iden­ti­fi­ca­ron mayo­res cam­bios físi­cos entre las prin­ce­sas tra­di­cio­na­les y los nue­vos mode­los de ser prin­ce­sas.

Per­so­na­li­dad

Elsa, es una joven que repri­me sus emo­cio­nes, espe­cí­fi­ca­men­te el eno­jo, para poder con­tro­lar sus pode­res. Es pro­pia, refi­na­da, elo­cuen­te y mesu­ra­da. Mien­tras que Ana es entu­sias­ta, jugue­to­na, infan­til, soña­do­ra, aven­tu­re­ra, tra­vie­sa, intere­sa­da por con­vi­vir con otras per­so­nas y al mis­mo tiem­po con­fia­da de otros.

Méri­da, es una ado­les­cen­te impul­si­va, audaz, atlé­ti­ca, “rebel­de”, jovial, inte­li­gen­te, deci­di­da, ama­ble y sen­si­ble.

Por su par­te, Blan­ca Nie­ves es ágil, inte­li­gen­te, ama­ble, com­pa­si­va, atlé­ti­ca, con “espí­ri­tu indo­ma­ble” y lle­na de “ino­cen­cia y pure­za”, reto­man­do la des­crip­ción que se hace de ella den­tro del fil­me.

Con ante­rio­ri­dad, las per­so­na­li­da­des de las prin­ce­sas eran sumi­sas, débi­les, inge­nuas, sin acti­tu­des de empo­de­ra­mien­to y de pasi­vi­dad con res­pec­to a sus emo­cio­nes; difí­cil­men­te expre­sa­rían eno­jo, ira, envi­dia, ren­cor o des­acuer­do, etc., ya que éstas son pro­pias de las villa­nas, pro­po­nien­do que las emo­cio­nes nega­ti­vas son más para una “mujer mal­va­da” y por lo tan­to, su final no será de feli­ci­dad. Las prin­ce­sas ana­li­za­das tie­nen más acti­tu­des de rebel­día, y por lo tan­to tien­den a la adqui­si­ción de poder per­so­nal y la valía indi­vi­dual. Lle­gán­do­se a con­si­de­rar como la rup­tu­ra del “prin­ci­pio patriar­cal del andro­cen­tris­mo ese patrón ins­ti­tu­cio­na­li­za­do que pri­vi­le­gia los ras­gos aso­cia­dos a la mas­cu­li­ni­dad, mien­tras deva­lúa lo codi­fi­ca­do como feme­nino” (Palop y Gar­cía, 2016, p. 25). Aun­que aún se rigen bajo per­so­na­li­da­des de bon­dad, ino­cen­cia, noble­za y pure­za.

Acti­tud ante su des­tino

Elsa: Pare­ce estar con­de­na­da a limi­tar sus emo­cio­nes para poder con­tro­lar sus pode­res por órde­nes de su padre, ais­lán­do­se en una vida fue­ra de la socie­dad, más allá de bus­car la com­pre­sión y acep­ta­ción de sus habi­li­da­des. Aquí aún se nota el men­sa­je de repre­sión de la mujer por par­te de una figu­ra de “auto­ri­dad”, ade­más de ais­lar aque­llo que no es com­pren­si­ble para los demás; sin embar­go, al ser des­cu­bier­ta y huir a la mon­ta­ña, Elsa expe­ri­men­ta una sen­sa­ción de “liber­tad” y de “acep­ta­ción” hacia sus habi­li­da­des, aun­que eso con­lle­ve vivir lejos de su casa, en una suer­te de inde­pen­den­cia. El men­sa­je no es cla­ro ¿Será que es una invi­ta­ción para que las niñas aban­do­nen su hogar para poder expe­ri­men­tar liber­tad y acep­ta­ción en caso de no encon­trar­la en su con­tex­to o su hogar, más allá de hacer fren­te a la situa­ción? ¿O se habla meta­fó­ri­ca­men­te de la nece­si­dad de estar en con­tac­to con una mis­ma y expe­ri­men­tar la acep­ta­ción sin escu­char los comen­ta­rios de los demás? Lo cier­to es que, con el este fil­me, se mues­tra y repro­du­ce cla­ra­men­te la idea de que la mujer nació para obe­de­cer, no para ser ella mis­ma, sino para repri­mir sus poten­cia­li­da­des y deseos, para agra­dar y satis­fa­cer los deseos de los demás, en prin­ci­pio de los padres y de la socie­dad, siguien­do sus nor­mas para poder ser par­te de ella; de lo con­tra­rio será cas­ti­ga­da, recha­za­da o igno­ra­da.

Más ade­lan­te, Elsa deci­de regre­sar con los suyos para enmen­dar el daño que le hizo a Ana tras con­ge­lar su cora­zón (por un hechi­zo lan­za­do por ella) y sal­var a Aren­dell de un frío invierno en pleno verano del cual ella fue res­pon­sa­ble. Con ello, se le hace sen­tir res­pon­sa­ble de la influen­cia que ejer­ce en su her­ma­na y ella mis­ma tra­ta de con­tro­lar­la para que se ajus­te a lo que los padres y la socie­dad espe­ran de ellas como muje­res.

Ana: En un prin­ci­pio ella per­si­gue la idea del “amor román­ti­co”. Lue­go de cono­cer al prín­ci­pe Hans deci­de anun­ciar su com­pro­mi­so matri­mo­nial, el mis­mo día de la coro­na­ción de Elsa. Pos­te­rior­men­te Ana, deci­de ir en bus­ca de su her­ma­na cuan­do ésta huye a las mon­ta­ñas, y atra­ve­sar un bos­que des­co­no­ci­do para poder lle­gar a ella. La con­vi­ven­cia con Kris­toff y la bús­que­da de Elsa, la lle­van a vivir expe­rien­cias jamás pen­sa­das por ella. Al final, des­cu­bre las ver­da­de­ras inten­cio­nes de Hans: des­po­sar­la, para des­pués ase­si­nar­la y apo­de­rar­se de su rei­no. Des­pués de ser sal­va­da por su her­ma­na mayor, deci­de rom­per todo com­pro­mi­so con Hans. El men­sa­je sugie­re ale­jar­se de quien desea hacer­te daño, aun­que sea tu pro­me­ti­do o pare­ja.

Méri­da: Ella se ve aco­rra­la­da ante la situa­ción de ele­gir espo­so, ya que, sien­do la pri­mo­gé­ni­ta del Rey, debe ele­gir al com­pa­ñe­ro ade­cua­do y digno de una prin­ce­sa. Sin embar­go, le des­agra­da fuer­te­men­te esta situa­ción, así como tener que seguir eti­que­tas de com­por­ta­mien­to pro­pias de una dama. Ella ape­la a la impor­tan­cia de cons­truir el pro­pio des­tino, que este no se reduz­ca a esta­ble­cer una rela­ción matri­mo­nial, así que deci­de “defen­der su mano”. Por otra par­te, Méri­da tie­ne gus­to por acti­vi­da­des que son poco con­ven­cio­na­les para una “prin­ce­sa”, no se remi­te sola­men­te a estar como ama de casa y duran­te la pelí­cu­la no se obser­va que haga nin­gu­na acti­vi­dad como “lim­piar” o estar al cui­da­do de otras per­so­nas. No tie­ne que hacer sacri­fi­cios por otros, por ejem­plo, como en el caso de Bella (La Bella y La Bes­tia), que deci­de que­dar­se en un lugar con un des­co­no­ci­do para sal­var a su padre Mau­ri­ce, o como Ariel (La sire­ni­ta) que sacri­fi­ca su voz para poder estar con su ama­do prín­ci­pe. Sin embar­go, el men­sa­je que sub­ya­ce en los fil­mes es la idea de que la mujer debe sacri­fi­car sus deseos, sue­ños, o sus expec­ta­ti­vas, dejar de ser ella mis­ma como pre­cio de tener una pare­ja.

Blan­ca Nie­ves: Al que­dar huér­fa­na de madre y des­pués de padre, es ence­rra­da en una torre. Con el paso del tiem­po logra esca­par y se enfren­ta a una serie de situa­cio­nes, que van des­de atra­ve­sar un bos­que embru­ja­do, enfren­tar­se a un ogro y lide­rar las tro­pas para libe­rar su rei­no de Raven­na. En el fil­me, se sigue repro­du­cien­do la idea de la belle­za feme­ni­na, espe­cial­men­te en la rei­na, la cual ha de lle­gar a cual­quier acción que le per­mi­ta seguir sien­do bella, pues es el prin­ci­pal valor acep­ta­do: no se habla de inte­li­gen­cia, capa­ci­dad, habi­li­da­des, apti­tu­des o des­tre­zas, sino de ser bella como el requi­si­to nece­sa­rio para lograr algo o man­te­ner un esta­tus. Res­pec­to a la acti­tud de Raven­na hacia Blan­ca Nie­ves y su odio por el hecho de ser más her­mo­sa, este tipo de con­cep­ción ya debe­rían ser aban­do­na­das, debi­do a que: 1) se está pro­mo­vien­do y exal­tan­do la belle­za como sinó­ni­mo de valía y reco­no­ci­mien­to; y 2) se con­ti­nua bajo la idea de odio y dis­cor­dia entre las muje­res. De acuer­do con Lagar­de (2009) se debe revi­sar la miso­gi­nia entre las muje­res y bus­car el res­pe­to, pues no han sido edu­ca­das para hacer­lo. Con ello se bus­ca el empo­de­ra­mien­to y la cons­truc­ción de la igual­dad.

Las nue­vas pro­pues­tas en los fil­mes pue­den pro­yec­tar el empo­de­ra­mien­to de las prin­ce­sas den­tro del desa­rro­llo de las his­to­rias; es decir, comien­zan a tomar una acti­tud de res­pon­sa­bi­li­dad sobre sus accio­nes y su futu­ro, deci­dien­do la mane­ra en que desean con­ti­nuar con su vida, rom­pien­do así con los esque­mas pre­vios. Estas nue­vas pro­pues­tas pue­den ser resul­ta­do de las fuer­tes crí­ti­cas que se le han hecho a la com­pa­ñía Dis­ney, así como de una cons­tan­te temá­ti­ca de la dami­se­la en peli­gro acen­tuan­do los este­reo­ti­pos de géne­ro exis­ten­tes y con el men­sa­je con­ti­nuo de que una mujer sólo podría ser feliz encon­tran­do el amor de su prín­ci­pe (Cra­ven, 2002).

Del mis­mo modo no se encon­tró en nin­gu­nas de las pro­duc­cio­nes el men­sa­je del matri­mo­nio como final feliz, el cual se asu­me como un “final natu­ral” y el resul­ta­do de accio­nes bue­nas (Marre­ro, 2008). Ade­más, es impor­tan­te seña­lar que el per­so­na­je de Blan­ca Nie­ves (live action) rom­pe com­ple­ta­men­te con el esque­ma tra­di­cio­nal de Dis­ney, a quien se le lle­gó a con­si­de­rar como la prin­ce­sa más sumi­sa y sobre­pro­te­gi­da de todas, así como de repre­sen­tar el papel de una tra­di­cio­nal ama de casa (Cati­llo, 2010).

Y el príncipe, ¿dónde quedó?

Carac­te­rís­ti­cas físi­cas

Hans: Cabe­llo cas­ta­ño roji­zo, pati­llas y ojos ver­des, piel cla­ra y lige­ras pecas en las meji­llas. Su com­ple­xión es del­ga­da sin dar apa­rien­cia de ser for­ni­do.

Los pre­ten­dien­tes de Méri­da: Son los jóve­nes Ding­wall, Mac­Guf­fin y Macin­tosh. Los pri­me­ros dos tie­nen el cabe­llo rubio, el color de sus ojos es azul y su piel es blan­ca; Macin­tosh es el úni­co que tie­ne cabe­llo oscu­ro, es moreno cla­ro y es el úni­co de com­ple­xión atlé­ti­ca. Mac­Guf­fin, es robus­to y Ding­wall es el más bajo y tie­ne ore­jas y nariz gran­des. Es fácil notar que sus apa­rien­cias físi­cas son dife­ren­tes entre ellos y sobre todo no siguen el mode­lo con­ven­cio­nal de un prín­ci­pe.

El caza­dor: Es atlé­ti­co y de com­ple­xión meso­mór­fi­ca, alto, de piel blan­ca, ojos de color azul y des­cui­da­do en su arre­glo per­so­nal.

Con res­pec­to a las carac­te­rís­ti­cas físi­cas de los per­so­na­jes mas­cu­li­nos, de for­ma gene­ral se notó una evo­lu­ción en sus carac­te­rís­ti­cas físi­cas. Com­pa­ra­dos con algu­nos prín­ci­pes como Flo­rian (Blan­ca Nie­ves), “Encan­ta­dor” (Ceni­cien­ta), “Adam” (La bella y la Bes­tia), sus ras­gos no son tan finos, inclu­so Kris­toff tie­ne nariz y pómu­los gran­des, mien­tras que los pre­ten­dien­tes de Méri­da se ale­jan mucho de tener ese tipo de ras­gos. Por otra par­te, Eric tie­ne bar­ba, lo que no se había nota­do en nin­gún per­so­na­je prin­ci­pal mas­cu­lino.

Per­so­na­li­dad

Hans: Al con­tra­rio de lo que se sue­le espe­rar en pelí­cu­las infan­ti­les, el prín­ci­pe en esta oca­sión es el anta­go­nis­ta. Es mani­pu­la­dor, egoís­ta, caris­má­ti­co, encan­ta­dor y sin escrú­pu­los. ¿Qué mode­lo de hom­bre se está pro­yec­tan­do hacia los niños con estos per­so­na­jes?

Dig­wall, Macing­tosh y Mac­Guf­fin: su papel es secun­da­rio en el desa­rro­llo de la pelí­cu­la, aun­que son el moti­vo por el cual Méri­da deci­de rebe­lar­se. Sus per­so­na­li­da­des de for­ma gene­ral son un “poco tor­pes”, tími­dos y vio­len­tos.

El caza­dor: Es ama­ble, sen­si­ble, vale­ro­so, alcohó­li­co, intré­pi­do, ague­rri­do y des­cui­da­do en su arre­glo per­so­nal. ¿Es este el mode­lo de varón que han de imi­tar las nue­vas gene­ra­cio­nes?

En defi­ni­ti­va, estos nue­vos mode­los no coin­ci­den con los ante­rio­res, los cua­les sue­len ser más pul­cros, edu­ca­dos, caba­lle­ro­sos y has­ta este momen­to no se había plan­tea­do la idea de un prín­ci­pe anta­go­nis­ta y con acti­tu­des egoís­tas, o por lo menos no explí­ci­ta­men­te. Pare­ce ser que se desea refle­jar la idea de un pro­ta­go­nis­ta mas­cu­lino menos “per­fec­to” y más humano, aun­que tam­bién des­cui­da­do, tor­pe y alcohó­li­co. La pre­gun­ta es, ¿por qué ha de ser así? Ade­más, pare­ce ser que nin­guno posee rique­zas y nin­gún títu­lo de la noble­za como es el caso de Hans y el Caza­dor.

Valores que se trasmiten en las princesas y príncipes con respecto al género

De acuer­do con Sán­chez (2009) las pelí­cu­las bus­can ven­der al públi­co una ima­gen de valo­res que pre­pa­ren a los espec­ta­do­res para lograr tener una vida exi­to­sa. Del mis­mo modo, Jimé­nez (2006) sugie­re que los valo­res que reci­ben los infan­tes a tra­vés de los lar­go­me­tra­jes no es el mis­mo para niños que para niñas.

Asi­mis­mo, Gon­zá­lez, Villa­su­so y Rive­ra (2012) sugie­ren que los valo­res que más se pro­mue­ven en las prin­ce­sas son la bon­dad e ino­cen­cia, con­vir­tién­do­se así en el vehícu­lo ideo­ló­gi­co para el públi­co feme­nino, y como anti­va­lo­res se ubi­có el esté­ti­co.

Final­men­te, con las pro­pues­tas más actua­les se espe­ra pro­mo­ver la visión de prin­ce­sas empo­de­ra­das, aban­do­nan­do la idea del andro­cen­tris­mo, don­de el hom­bre es el res­pon­sa­ble de los méri­tos y la mujer es silen­cia­da, y con ello evi­tar con­ti­nuar con acti­tu­des sexis­tas (Lle­dó, 2004).

Conclusiones

En la socie­dad de la infor­ma­ción en la que vivi­mos, es difí­cil ima­gi­nar no tener acce­so a las gran­des pro­duc­cio­nes del cine infan­til, los cua­les tie­nen una enor­me influen­cia en los patro­nes de con­duc­ta y acti­tu­des a tra­vés de repre­sen­ta­cio­nes socia­les (Pérez, 1994). Es por ello que la indus­tria cine­ma­to­grá­fi­ca tie­ne un papel tan impor­tan­te en la cons­truc­ción de la socie­dad, espe­cí­fi­ca­men­te en los roles que desem­pe­ñan hom­bres y muje­res en las his­to­rias que pro­yec­tan, y que en muchas oca­sio­nes son asu­mi­dos como “nor­ma­les” por los espec­ta­do­res (Ramí­rez, Pie­dra de la Cua­dra, Ries y Rodrí­guez, 2011). Ade­más, con­tri­bu­yen a la repro­duc­ción y tras­mi­sión del dis­cur­so patriar­cal que asig­na deter­mi­na­dos este­reo­ti­pos y roles a las niñas y niños. (Gua­ri­nos, 2007).

Aho­ra bien algu­nos movi­mien­tos femi­nis­tas y orga­ni­za­cio­nes con­tri­bu­ye­ron con denun­cias del uso de este­reo­ti­pos limi­ta­do­res de la mujer en el cine (Fan­gul, 2008), por lo tan­to es impor­tan­te que el res­to de la socie­dad coad­yu­ven en la con­se­cu­ción y pro­mo­ción en la equi­dad de géne­ro, apo­yán­do­se de ins­ti­tu­cio­nes y orga­ni­za­cio­nes para bus­car una socie­dad más jus­ta don­de las niñas y niños ten­gan las mis­mas opor­tu­ni­da­des de desa­rro­llo (López, 2005). Del mis­mo modo, es impor­tan­te reco­no­cer el papel que tie­nen los padres para mini­mi­zar los efec­tos de los este­reo­ti­pos y tam­po­co se pue­de dejar de lado a los crea­do­res de estas his­to­rias ya que tie­nen una res­pon­sa­bi­li­dad al cons­truir sus per­so­na­jes no este­reo­ti­pa­dos.

Tam­bién se debe reco­no­cer el esfuer­zo de las casas pro­duc­to­ras por rom­per con los roles tra­di­cio­na­les de géne­ro, así como de pro­mo­ver el empo­de­ra­mien­to de las pro­ta­go­nis­tas y mini­mi­zar el andro­cen­tris­mo; sin embar­go, aún fal­ta rees­truc­tu­rar el aspec­to físi­co de los per­so­na­jes prin­ci­pa­les, ya que toda­vía se le da una valo­ra­ción ele­va­da al mis­mo, es decir, se siguen obser­van­do cuer­pos del­ga­dos, esbel­tos y bellos, mien­tras que aque­llos que pre­sen­tan carac­te­rís­ti­cas como obe­si­dad y ras­gos facia­les poco deli­nea­dos están cons­tan­te­men­te en pape­les secun­da­rios y con per­so­na­li­da­des tor­pes, cómi­cas y exa­ge­ra­da­men­te cán­di­das.

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Notas

1. Pro­fe­so­ra Titu­lar B TC Defi­ni­ti­vo, Divi­sión de inves­ti­ga­ción y Pos­gra­do. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la-UNAM. Correo elec­tró­ni­co: mr.rs@unam.mx

2. Pro­fe­so­ra de Asig­na­tu­ra “A” Inte­ri­no de la Carre­ra de Psi­co­lo­gía. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la-UNAM. Correo elec­tró­ni­co: drima32@gmail.com