6. Obesidad femenina: negociando significados Descargar este adjunto (6 - Alternativas en Psicología - 26.pdf)

Cecilia Meza Peña, José Moral de la Rubia

Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Nuevo León

La pre­sen­te inves­ti­ga­ción tie­ne el obje­ti­vo de estu­diar cómo un gru­po de muje­res que pade­cen sobre­pe­so nego­cia sig­ni­fi­ca­dos y ela­bo­ra códi­gos de comu­ni­ca­ción pro­pios en rela­ción con el tema de la obe­si­dad en fun­ción del con­tex­to his­tó­ri­co-social en el que se des­en­vuel­ve. El estu­dio está basa­do en la meto­do­lo­gía de la socio­lin­güís­ti­ca inter­ac­cio­nal. Se obser­va que las par­ti­ci­pan­tes en el estu­dio se reúnen para comen­tar sus dife­ren­tes expe­rien­cias de vida bus­can­do el con­sen­so de las ami­gas para valo­rar su actual pun­to de vis­ta acer­ca de la alter­na­ti­va de la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca como “solu­ción” a la obe­si­dad. Al pare­cer, en la del­ga­dez pro­me­ti­da por la ciru­gía esté­ti­ca no sólo se ve la alter­na­ti­va para alcan­zar el cuer­po desea­do, sino la feli­ci­dad ple­na. Se con­clu­ye que dis­cur­sos de este tipo dejan en cla­ro que es nece­sa­rio pro­mo­ver en la socie­dad están­da­res de belle­za más sanos.

Pala­bras cla­ve. Obe­si­dad, muje­res, ciru­gía, con­sen­so, sig­ni­fi­ca­do.

 

The aim of this paper is to study how a group of obe­se women nego­tia­tes mea­nings and ela­bo­ra­te com­mu­ni­ca­tion codes in fun­ction of the socio-his­to­ri­cal con­text in which they live, in par­ti­cu­lar in con­nec­tion with the topic of the obe­sity. The study is carried out follo­wing the inter­ac­tio­nal socio­lin­guis­tic metho­do­logy. It is obser­ved that the par­ti­ci­pants meet to dis­cuss their dif­fe­rent expe­rien­ces of life, loo­king for the con­sent of the friends to value their current point of view insi­de the alter­na­ti­ve of the sur­gi­cal inter­ven­tion. It see­med that the search of pro­mi­sed thin­ness by the mean of the aesthe­tic sur­gery, not only it is seen as the alter­na­ti­ve to reach the wan­ted body, but the full hap­pi­ness. We think that spee­ches like the­se lea­ve in undoub­tedly the­re is a neces­sity to pro­mo­te healthier models as stan­dard of beauty.

Key­words. Obe­sity, women, sur­gery, con­sent, mea­ning.

Introducción

El sobre­pe­so y la obe­si­dad son con­si­de­ra­dos un pro­ble­ma de salud nacio­nal por­que con­tri­bu­yen al desa­rro­llo de enfer­me­da­des como la dia­be­tes, hiper­ten­sión arte­rial (Abba­si, Brown, Lamen­do­la, McLaugh­lin & Reaven, 2002), osteo­ar­tri­tis y enfer­me­da­des coro­na­rias (Abba­si et al., 2002; Wil­son, D’Agostino, Levy, Belan­ger, Sil­bershatz & Kan­nel, 1998). La ter­ce­ra cau­sa de muer­tes en Méxi­co es aso­cia­da al sobre­pe­so y la obe­si­dad de acuer­do al Pro­gra­ma Nacio­nal de Salud 2007–2012 (Secre­ta­ría de Salud, 2007).

Las preo­cu­pa­cio­nes a nivel nacio­nal por el tema de la obe­si­dad se ven cons­ta­ta­das por los resul­ta­dos de la Encues­ta Nacio­nal de Salud y Nutri­ción ‑ENSANUT 2006- (Olaiz-Fer­nán­dez, Rive­ra-Dom­mar­co, Sha­mah-Levy, Rojas, Villal­pan­do-Her­nán­dez, Her­nán­dez-Avi­la & Sepúl­ve­da-Amor ‚2006), en don­de se esta­ble­ce que la obe­si­dad y el sobre­pe­so están pre­sen­tes en el 70% de la pobla­ción mexi­ca­na adul­ta de ambos sexos. Méxi­co ocu­pa el 2º lugar en obe­si­dad en el mun­do de acuer­do a una eva­lua­ción de salud rea­li­za­da en trein­ta paí­ses (Orga­ni­za­tion for Eco­no­mic Co-ope­ra­tion and Deve­lop­ment, 2008).

Gar­cía-Gar­cía, De la Lla­ta-Rome­ro, Kau­fer-Hor­witz et al. (2008, 2009) seña­lan en que ante la fal­ta de com­pren­sión del pro­ble­ma de la obe­si­dad es impe­ran­te acer­car­nos al mis­mo des­de la for­ma en cómo es vivi­da y visua­li­za­da por la socie­dad.

La cul­tu­ra es un fac­tor pri­mor­dial en la con­fi­gu­ra­ción psi­co­ló­gi­ca de los hom­bres, y es pre­ci­sa­men­te el len­gua­je de cada cul­tu­ra el que sig­ni­fi­ca de una u otra for­ma nues­tras cons­truc­cio­nes psi­co­ló­gi­cas, por lo que Bru­ner (1991) pro­po­ne apro­xi­mar­se al hom­bre den­tro de un ambien­te  con­tex­tua­li­za­do por el len­gua­je y den­tro de la cul­tu­ra que lo cir­cuns­cri­be para su mejor estu­dio. Ribes por su par­te apun­ta a una vuel­ta hacia el len­gua­je ordi­na­rio para enten­der la natu­ra­le­za de los fenó­me­nos psi­co­ló­gi­cos (Ribes, 2009).

En este sen­ti­do, este tra­ba­jo se intere­sa por hacer un aná­li­sis del dis­cur­so, des­de la pla­ta­for­ma que ofre­ce la socio­lin­güís­ti­ca inter­ac­cio­nal, la cual posi­bi­li­ta ver el papel que desem­pe­ña la cul­tu­ra en la varie­dad de dis­cur­sos exis­ten­tes así como en la estruc­tu­ra de los even­tos y actos comu­ni­ca­ti­vos (Fer­nán­dez-Cár­de­nas, 2009).

Den­tro de los actos comu­ni­ca­ti­vos, el aná­li­sis del dis­cur­so pue­de lle­var a com­pren­der mejor los sig­ni­fi­ca­dos lin­güís­ti­cos den­tro del mar­co de una inter­ac­ción (Tan­nen, 1993). Las expec­ta­ti­vas de los hablan­tes son un pun­to cen­tral para la com­pren­sión del mun­do, ya que no se pue­de hablar de obje­tos, per­so­nas o suce­sos de for­ma sepa­ra­da, sola­men­te en la inter­co­ne­xión de ellos, sien­do esto lo que otor­ga sen­ti­do al mun­do. Así, en este con­tex­to, es posi­ble com­pren­der que las expec­ta­ti­vas se cons­tru­yen cul­tu­ral­men­te y que se apren­den a tra­vés de ver­ba­li­za­cio­nes de la narra­ti­va oral (Tan­nen, 1993).

En el caso del dis­cur­so de las muje­res, Tan­nen (1995) seña­la que la for­ma de nego­cia­ción de cer­ca­nía es dada a tra­vés del jue­go y del dis­cur­so uti­li­za­do en la infan­cia, mis­mo que con­lle­va apren­der que sen­tir­se muy segu­ras de sí mis­mas pue­de ale­jar a otras niñas, por lo que las muje­res apren­den a balan­cear sus nece­si­da­des y las de los demás. Se tra­ta de la soli­da­ri­dad feme­ni­na y la empa­tía.

En acuer­do con estas for­mu­la­cio­nes de Tan­nen, las muje­res tien­den a mini­mi­zar sus cer­te­zas en un inten­to de no pare­cer pre­sun­tuo­sas ante sus ami­gas, por lo que bus­can refuer­zo de sus ideas en los demás. Ade­más se advier­te que las muje­res tien­den a ser más indi­rec­tas en su dis­cur­so, tan­to en la for­ma de pre­gun­tar a las demás como cuan­do se tra­ta de decir­les a otros qué hacer (Tan­nen, 1995).

Por otro lado, estas for­mu­la­cio­nes de Tan­nen, des­de la teo­ría de comu­ni­da­des de prác­ti­ca de Wen­ger (2001), impli­ca la nego­cia­ción de sig­ni­fi­ca­dos den­tro de las comu­ni­da­des de prác­ti­ca, en don­de aspec­tos como el com­pro­mi­so mutuo de par­te de sus inte­gran­tes, el obje­ti­vo que per­si­guen en común (refe­ri­do como empre­sa con­jun­ta) y las his­to­rias y otros recur­sos sim­bó­li­cos com­par­ti­dos, inci­den posi­bi­li­tan­do esa crea­ción de sig­ni­fi­ca­dos váli­dos solo para una deter­mi­na­da comu­ni­dad. Las acti­vi­da­des de una deter­mi­na­da comu­ni­dad de prác­ti­ca, pro­pi­cian la ela­bo­ra­ción códi­gos de comu­ni­ca­ción que pue­den estar res­trin­gi­dos a un gru­po (con­tras­ta­dos con los códi­gos ela­bo­ra­dos), los que sen­si­bi­li­zan a los usua­rios hacia sig­ni­fi­ca­dos muy par­ti­cu­la­res que son nego­cia­dos con­ti­nua­men­te en la inter­ac­ción. Los pro­ce­sos de apren­di­za­je y de nego­cia­ción de sig­ni­fi­ca­dos, por tan­to par­te, son de un pro­ce­so de par­ti­ci­pa­ción social que Lave y Wen­ger (1991) han refe­ri­do como “par­ti­ci­pa­ción legí­ti­ma peri­fé­ri­ca”.

En este tra­ba­jo se tra­ta de con­tex­tua­li­zar cómo las par­ti­ci­pan­tes nego­cian sig­ni­fi­ca­dos y ela­bo­ran códi­gos de comu­ni­ca­ción pro­pios para su gru­po en fun­ción del con­tex­to his­tó­ri­co-social en don­de se des­en­vuel­ven y en par­ti­cu­lar en rela­ción con el tema de la obe­si­dad, mis­mo que resul­ta de una cons­tan­te preo­cu­pa­ción por su mis­ma con­di­ción de ser muje­res obe­sas. Esto posi­bi­li­ta­rá cono­cer cómo en un deter­mi­na­do gru­po de muje­res obe­sas se da esta cons­truc­ción de sig­ni­fi­ca­dos, cómo se nego­cian y que hay detrás de estos actos comu­ni­ca­ti­vos.

Método

El pre­sen­te estu­dio fue lle­va­do a cabo siguien­do la meto­do­lo­gía de la Socio­lin­güís­ti­ca Inter­ac­cio­nal (Fer­nán­dez-Cár­de­nas, 2009), enfo­cán­do­se en el uso del len­gua­je para crear las reglas de inter­ac­ción entre los hablan­tes, par­ti­cu­lar­men­te para la crea­ción de una soli­da­ri­dad feme­ni­na y empa­tía (Tan­nen, 1995).

Participantes

Se con­tac­tó a un gru­po de seis muje­res que se reúnen de for­ma irre­gu­lar al menos tres veces al año, dados sus lazos de amis­tad. Se les invi­tó para par­ti­ci­par de una gra­ba­ción sobre una plá­ti­ca espon­tá­nea sobre la obe­si­dad ya que es una temá­ti­ca recu­rren­te en dicho gru­po. Una vez que acce­die­ron a par­ti­ci­par, se lle­vó a cabo una reu­nión en casa de una de las par­ti­ci­pan­tes. A la reu­nión asis­tie­ron cua­tro de las seis ami­gas, Maye­la, Celia, Sara y Gra­cie­la. Debe seña­lar­se que los nom­bres de las par­ti­ci­pan­tes han sido cam­bia­dos para man­te­ner la con­fi­den­cia­li­dad de las mis­mas, man­te­nien­do en la tras­crip­ción los tur­nos acor­de se fue­ron desa­rro­llan­do den­tro del dis­cur­so. Como carac­te­rís­ti­ca de este gru­po de muje­res se advier­te que tie­nen más de 15 años de cono­cer­se en el con­tex­to de un gru­po de ayu­da social sin fines de lucro, y pese a que hace algu­nos años deja­ron de per­te­ne­cer al mis­mo, siguen en con­tac­to, man­te­nien­do su lazo de amis­tad.

Se eli­gió a este gru­po de muje­res ya que se ha detec­ta­do que siem­pre sur­ge den­tro de sus plá­ti­cas cues­tio­nes que hacen refe­ren­cia a la obe­si­dad y a las die­tas, ya que como carac­te­rís­ti­ca per­so­nal, todas pre­sen­tan sobre­pe­so u obe­si­dad, sien­do esto un foco de preo­cu­pa­ción y gene­ra gran­des plá­ti­cas.

Para la gra­ba­ción del la plá­ti­ca se uti­li­zó una cáma­ra digi­tal Sony Cyber-shot W210, 12.1 mega­pi­xe­les efec­ti­vos (Pan­ta­lla LCD de 2.7″, Zoom de 4X, SteadyShot). La cáma­ra fue uti­li­za­da para gra­ba­ción sólo de audio y no de video, ya que las par­ti­ci­pan­tes acep­ta­ron par­ti­ci­par sola­men­te en el regis­tro de voz.  La gra­ba­ción del mate­rial se ini­ció en cuan­to sur­ge la temá­ti­ca de las die­tas y la obe­si­dad. El tiem­po de la gra­ba­ción es de 15 minu­tos con 21 segun­dos.

Trascripción

La tras­crip­ción del acto comu­ni­ca­ti­vo fue redac­ta­da con­for­me a las con­ven­cio­nes de trans­crip­ción de Edwards y Mer­cer (1988), enu­me­ran­do los tur­nos de las par­ti­ci­pan­tes.

Análisis

Para el aná­li­sis de la trans­crip­ción se uti­li­zó el pro­gra­ma NVi­vo, desa­rro­llan­do códi­gos y cate­go­rías de aná­li­sis en base el mar­co teó­ri­co antes des­cri­to.

Resultados

La comu­ni­dad de prác­ti­ca a la que per­te­ne­cen las par­ti­ci­pan­tes pare­ce defi­nir­se como una comu­ni­dad de ami­gas que asu­men su vida dia­ria bajo un lide­raz­go here­da­do por la expe­rien­cia que com­par­tie­ron en el gru­po de ayu­da social, ade­más de com­par­tir una preo­cu­pa­ción por su salud y su pro­pia obe­si­dad. Sus roles son infor­ma­les, y sin una jerar­quía espe­cí­fi­ca, y se basan más en dar­se sopor­te, mos­tran­do a tra­vés de su dis­cur­so sen­ti­mien­tos de soli­da­ri­dad feme­ni­na y empa­tía. Como herra­mien­ta de inter­ac­ción uti­li­zan el len­gua­je. Sus obje­ti­vos de reu­nión, mis­mos que man­tie­nen la iden­ti­dad gru­pal, es pasar­la bien y com­par­tir his­to­rias.

En el aná­li­sis del even­to comu­ni­ca­ti­vo entre las par­ti­ci­pan­tes, encon­tra­mos dos cate­go­rías que nos resul­ta­ron de inte­rés para los pro­pó­si­tos del pre­sen­te estu­dio. En pri­me­ra ins­tan­cia nos refe­ri­re­mos a la cate­go­ría que hemos deno­mi­na­do “refe­ren­cias a ter­ce­ros”.  Den­tro de esta cate­go­ría con­si­de­ra­mos aque­llos actos comu­ni­ca­ti­vos en los que las par­ti­ci­pan­tes refie­ren a las expe­rien­cias de ter­ce­ras per­so­nas para hablar de su preo­cu­pa­ción por la obe­si­dad.

Ejem­plo 1

1. Maye­la:  Hoy fui a reco­ger el carro por­que ya me lo pin­ta­ron, y la hija del due­ño del taller, la espo­sa, las dos hijas se hicie­ron hace años la, la ciru­gía de la ban­da gás­tri­ca… baja­ron de talla 22 a talla cero, me ense­ñó una foto y  la mucha­cha se ve fla­quí­si­ma, así como las ire­ni­tas.

2. Celia: ¿A poco si?

3. Maye­la: Así, bien boni­ta. Y la seño­ra bajó muchí­si­mo a tal gra­do que era una seño­ra como… pues bien obe­sa y este …yo creo que era talla 26 W y tam­bién ella que­dó bien baji­ta bien del­ga­di­ta, mas del­ga­di­ta que como esta­ba María antes…

En este pri­mer ejem­plo pode­mos ver cómo el acto comu­ni­ca­ti­vo que expre­sa la preo­cu­pa­ción de las par­ti­ci­pan­tes por la obe­si­dad no se ini­cia hablan­do de sí mis­mas, sino de otras per­so­nas que han vivi­do esta con­di­ción de salud y las estra­te­gias que han uti­li­za­do para com­ba­tir esta pro­ble­má­ti­ca. Es impor­tan­te seña­lar que la gra­ba­ción del acto comu­ni­ca­ti­vo ini­cia en cuan­to las par­ti­ci­pan­tes empie­zan a hablar del tema, y es jus­to en este momen­to en que se ini­cia una serie de refe­ren­cias a ter­ce­ras per­so­nas que han esta­do bus­can­do la for­ma de aca­bar con su obe­si­dad, recu­rrien­do para ello a alter­na­ti­vas qui­rúr­gi­cas de diver­sa índo­le. Pare­cie­ra que, en esta expe­rien­cia com­par­ti­da por Maye­la, se valo­ra el efec­to de la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca de la ban­da gás­tri­ca en la reduc­ción de peso, expre­san­do admi­ra­ción por los logros obte­ni­dos de una ter­ce­ra per­so­na.

Ejem­plo 2

5. Maye­la: No, le tuvie­ron que qui­tar la ban­da por que empe­zó a san­grar, se le ero­sio­nó, fue la pala­bra que me dio, igual que a tu pri­ma San­jua­ni­ta que se le ero­siono y le qui­ta­ron la ban­da

Siguien­do la línea del ejem­plo 1, en este segun­do ejem­plo, vemos cómo se con­ti­núa con la valo­ra­ción de la alter­na­ti­va de la ciru­gía, advir­tien­do no sólo de sus efec­tos posi­ti­vos, sino del ries­go que impli­can para la salud. Nue­va­men­te, esta valo­ra­ción se hace en base a expe­rien­cias de ter­ce­ras per­so­nas, más las par­ti­ci­pan­tes no mues­tran cuá­les son sus sen­ti­mien­tos ni toman pos­tu­ra en este momen­to.

Ejem­plo 3

17. Sara: Está la ami­ga de Gri­sel­da tam­bién

18. Maye­la: Estu­vo bien gra­ve

19. Sara: ….la que se hizo la lipo­suc­ción pero en las pier­nas, los bra­zos, todo la pan­za, o sea todo tie­ne…

(…)

27. Maye­la: Y así esta­ba mi tía Juany (…) tam­bién  pero ya .vol­vió a engor­dar has de cuen­ta que (…) nomás que  engor­dan ya dis­pa­re­jo

(…)

29. Maye­la: Y lue­go la, esta Orfe con la man­ga que, que está ya tam­bién dete­ni­da…

30. Celia: ¿Por qué?

31. Maye­la: O sea, que ya se, ¿cómo se dice? bajó nomás cier­ta can­ti­dad y ya

32. Celia: Pero ha baja­do menos que Ana, ¿ver­dad?, ¿toda­vía?

33. Sara: Tie­ne que ver mucho la edad y tam­bién de  que toda­vía ella no esta­ba tan gor­da como Ana, la gor­du­ra de ella es com­ple­ta, y Ana es nada más lo que vie­ne sien­do la pan­ci­ta, es como Katy, Katy era con patas fla­cas, fla­cas, fla­cas, y nomás su gor­du­ra era aquí igual que Olga, ¿cómo esta Olga?

Al hacer el aná­li­sis de esta cate­go­ría sur­ge un aspec­to que me pare­ce intere­san­te, y es que las par­ti­ci­pan­tes mues­tran una preo­cu­pa­ción seria por esta con­di­ción, la obe­si­dad. Sin embar­go, ini­ciar su diá­lo­go a tra­vés de estas refe­ren­cias a ter­ce­ros pare­ce tener impli­ca­cio­nes de empa­tía y soli­da­ri­dad feme­ni­na, en don­de entre ami­gas no se pue­de ini­ciar a hablar del tema de for­ma direc­ta, sino de for­ma indi­rec­ta. Esta carac­te­rís­ti­ca del dis­cur­so entre muje­res ya había sido seña­la­da por Tan­nen (1995), refi­rien­do a que las muje­res han apren­di­do a hablar de sus emo­cio­nes en for­ma indi­rec­ta, bus­can­do con ello afian­zar su igual­dad de roles y la empa­tía que sien­ten unas por otras.

Nin­gu­na de las par­ti­ci­pan­tes men­cio­na su inte­rés por hacer­se una ciru­gía en este momen­to del dis­cur­so; sin embar­go, pare­ce que es una alter­na­ti­va que han esta­do eva­luan­do a tra­vés del aná­li­sis de expe­rien­cias de ter­ce­ras per­so­nas, bus­can­do esta­ble­cer un con­sen­so gru­pal, la apro­ba­ción para apro­xi­mar­se a esta alter­na­ti­va. Estas refe­ren­cias a ter­ce­ros sobre sus expe­rien­cias pare­cen lle­var a la nego­cia­ción del sig­ni­fi­ca­do de la alter­na­ti­va qui­rúr­gi­ca para com­ba­tir la obe­si­dad. Esto mis­mo se refle­ja hacia el final del acto comu­ni­ca­ti­vo en cuan­to una de las par­ti­ci­pan­tes, Sara, cues­tio­na sobre si esta alter­na­ti­va es reco­men­da­ble.

Ejem­plo 4

104. Sara: Enton­ces ¿no es reco­men­da­ble la ope­ra­ción?

105. Maye­la: Te vas a estan­car

106. Celia: Hay quien sabe mira yo creo que depen­de de cada uno, por­que son fac­to­res psi­co­ló­gi­cos los que están de por medio, o sea.

107. Sara: Pero es que mira, está bien que adel­ga­za unos 40 kilos, a lo mejor Ana.

108. Celia: Ana se ha adel­ga­za­do un cho­rro

109. Sara: Pero va a poder a lo mejor bajar 40 kilos por que a lo mejor y estan­ca, enton­ces son 40 baja­dos y ya no vas a subir­los.

110. Celia: No y apar­te, o sea, no le tie­nes que dejar todo a la ciru­gía, es tam­bién que apren­das a ali­men­tar­te des­pués y que hagas ejer­ci­cio, o sea si ellas creen que nada más la ciru­gía, así por sí sola les va a bajar, pues no, por­que la piel va a ir que­dan­do flá­ci­da y todo o sea.

111. Sara: Oye y esa (…) no la pue­den hacer en la Uni, ¿no?

112. Maye­la: Dicen que ya la están hacien­do.

113. Gra­cie­la: Pos te han de cobrar la lana como quie­ra.

114. Maye­la: Este… nece­si­tas che­car.

115. Celia: Pre­gún­ta­le a Jor­ge

Este acto comu­ni­ca­ti­vo lo inclui­mos en una cate­go­ría de aná­li­sis que deno­mi­na­mos “bús­que­da de acuer­dos”, en don­de la nego­cia­ción de sig­ni­fi­ca­dos es una base para la acep­ta­ción del gru­po de una defi­ni­ción com­par­ti­da de lo que es una prác­ti­ca segu­ra y salu­da­ble para tra­tar el pro­ble­ma de la obe­si­dad, lo que nos refie­re a esas his­to­rias y demás recur­sos sim­bó­li­cos que com­par­ten en torno a la obe­si­dad, mis­mos que han posi­bi­li­ta­do la crea­ción de sig­ni­fi­ca­dos que son váli­dos para este gru­po de ami­gas.

Al final, pare­cie­ra que la alter­na­ti­va qui­rúr­gi­ca se ve como una posi­bi­li­dad váli­da den­tro de los refe­ren­tes que tie­ne este gru­po. Sin embar­go, en su dis­cur­so se seña­la del ries­go que exis­te que no sea del todo pode­ro­sa por sí mis­ma, sino de que requie­re de tra­ba­jar tam­bién en la edu­ca­ción ali­men­ta­ria, en los patro­nes de ali­men­ta­rios y de ejer­ci­cio. Este seña­la­mien­to sobre la pre­sen­cia de diver­sos fac­to­res pre­sen­tes en la obe­si­dad apun­ta a una con­cien­cia gru­pal de que se tra­ta de un fenó­meno com­ple­jo de carác­ter mul­ti­fac­to­rial.

Discusión

Hablar de la obe­si­dad, más allá del están­dar cul­tu­ral de belle­za defi­ni­do por la del­ga­dez, posi­bi­li­ta dar cuen­ta de que se tra­ta de un pro­ble­ma de salud que preo­cu­pa a la comu­ni­dad con serie­dad. En el caso ana­li­za­do, lo que obser­va­mos es un gru­po de muje­res adul­tas jóve­nes que com­par­ten una cons­tan­te preo­cu­pa­ción por el tema de la obe­si­dad, dado que todas ellas mani­fies­tan sobre­pe­so u obe­si­dad (IMC ≥ 25). Aún cuan­do cada una de ellas cuen­ta con capa­ci­ta­ción pro­fe­sio­nal y son muje­res inde­pen­dien­tes eco­nó­mi­ca­men­te, las par­ti­ci­pan­tes se reúnen para dis­cu­tir sus dife­ren­tes expe­rien­cias de vida, bus­can­do el con­sen­so de las ami­gas para valo­rar su actual pun­to de vis­ta den­tro de la alter­na­ti­va de la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca, como una solu­ción para dar fin al pro­ble­ma de la obe­si­dad, por lo que se nego­cian los sig­ni­fi­ca­dos que cada una de ellas aso­cia con la obe­si­dad y con las dife­ren­tes alter­na­ti­vas qui­rúr­gi­cas que cono­cen.

Resul­ta de inte­rés resal­tar que la temá­ti­ca de la obe­si­dad no pue­de dejar de mani­fes­tar­se en las con­ver­sa­cio­nes de las par­ti­ci­pan­tes. Ade­más, pudi­mos ver cómo en este gru­po las par­ti­ci­pan­tes hacen refe­ren­cia al tema en pri­mer ins­tan­cia de for­ma indi­rec­ta, lo que es con­gruen­te con las obser­va­cio­nes de Tan­nen sobre las carac­te­rís­ti­cas del dis­cur­so en las muje­res (1995). Den­tro de este acto comu­ni­ca­ti­vo no se abor­da el tema de la obe­si­dad de una u otra de ellas, y en nin­gún momen­to del dis­cur­so se seña­ló si algu­na de ellas era vis­ta como más gor­di­ta, siem­pre las refe­ren­cias fue­ron a ter­ce­ros. Para man­te­ner su per­te­nen­cia a este gru­po, pare­cie­ra que hay reglas implí­ci­tas en su rela­ción de amis­tad, entre ellas es valo­rar en pri­mer ins­tan­cia las expe­rien­cias de ter­ce­ras per­so­nas en su bús­que­da de solu­ción del pro­ble­ma de la obe­si­dad, y solo des­pués de valo­rar dichas expe­rien­cias, bus­car acuer­dos que posi­bi­li­ten un posi­cio­na­mien­to en cuan­to al tema, man­te­nien­do siem­pre una acti­tud empá­ti­ca hacia la expe­rien­cia que impli­ca para cada una este pro­ble­ma de salud, ade­más de la regla implí­ci­ta de no abor­dar la obe­si­dad en for­ma per­so­nal.

Esta for­ma de inter­ac­tuar en este gru­po de ami­gas nos lle­va a pen­sar en lo com­ple­jo del tema de la obe­si­dad, pero posi­bi­li­ta el acer­car­nos a este pro­ble­ma des­de la pers­pec­ti­va que ha cons­trui­do la socie­dad, y en par­ti­cu­lar, de las muje­res. Gar­cía-Gar­cía et al. (2008, 2009) seña­la­ban de esta nece­si­dad de una mayor com­pren­sión del pade­ci­mien­to de la obe­si­dad, por lo que debe­mos abor­dar este tema, bus­can­do otras alter­na­ti­vas para apro­xi­mar­nos a los sig­ni­fi­ca­dos que con ella se aso­cian, por lo que en este tra­ba­jo se eli­gió hacer­lo a tra­vés del aná­li­sis del dis­cur­so.

En el acto comu­ni­ca­ti­vo ana­li­za­do, se valo­ra de for­ma cons­tan­te la alter­na­ti­va de la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca para resol­ver el pro­ble­ma de la obe­si­dad, lo que nos lle­va a for­mu­lar­nos algu­nas pre­gun­tas: ¿es la obe­si­dad un pro­ble­ma de salud o está aso­cia­do a pro­ble­mas de salud en las par­ti­ci­pan­tes?, ¿valo­rar la per­ti­nen­cia de la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca impli­ca que otras alter­na­ti­vas para el mane­jo de la obe­si­dad han sido des­car­ta­das?, ¿es esta alte­ra­ti­va la for­ma más radi­cal a valo­rar para aca­bar con el pro­ble­ma de la obe­si­dad?; ade­más, en cuan­to a las rela­cio­nes den­tro del gru­po, y situan­do a la obe­si­dad como un fac­tor implí­ci­to que man­tie­ne al gru­po uni­do por esta cons­tan­te preo­cu­pa­ción por el peso, qui­zás podría­mos agre­gar una pre­gun­ta aso­cia­da con la reduc­ción de peso en las par­ti­ci­pan­tes, ¿cómo afec­ta­ría este cam­bio de peso en las rela­cio­nes del gru­po?

Estas inte­rro­gan­tes nos lle­van a pen­sar que estas muje­res, con su cons­tan­te preo­cu­pa­ción por la obe­si­dad, más allá de una bús­que­da de sig­ni­fi­ca­dos com­par­ti­dos, refle­jan una incon­for­mi­dad por su pro­pio peso. Cier­ta­men­te se pue­de pen­sar que se tra­ta de una preo­cu­pa­ción que se rela­cio­na con un están­dar de belle­za pro­mo­vi­do cul­tu­ral­men­te, el cual es lejano a su reali­dad físi­ca cons­ti­tu­cio­nal de las par­ti­ci­pan­tes. Sin embar­go, nos atre­ve­mos a pen­sar que exis­te una insa­tis­fac­ción cor­po­ral que sub­ya­ce a este dis­cur­so, una fal­ta de acep­ta­ción de sí mis­mas y has­ta una posi­ble baja auto­es­ti­ma. Pare­cie­ra que a tra­vés de esa bús­que­da de del­ga­dez pro­me­ti­da por la ciru­gía esté­ti­ca, no sólo se ve la alter­na­ti­va para alcan­zar el cuer­po desea­do, sino la feli­ci­dad ple­na.

Pen­sa­mos que dis­cur­sos como éstos dejan en cla­ro que hay una nece­si­dad de pro­mo­ver mode­los muchos más sanos en cuan­to a están­dar de belle­za refie­re y de una pro­mo­ción de salud nutri­cio­nal den­tro de nues­tra socie­dad. Resul­ta increí­ble que viva­mos en un país en don­de exis­te la des­nu­tri­ción, coexis­tien­do tras­tor­nos ali­men­ta­rios como la ano­re­xia, la buli­mia así como la obe­si­dad. La preo­cu­pa­ción por el peso deja un área de tra­ba­jo abier­ta en par­ti­cu­lar para el cam­po de la psi­co­lo­gía de la salud, des­de don­de se pue­de abor­dar la pre­ven­ción y la pro­mo­ción de esti­los salu­da­bles de vida. Asi­mis­mo, este pro­ble­ma mar­ca un reto para la ela­bo­ra­ción de mode­los tera­péu­ti­cos que ana­li­cen más allá de los pro­ble­mas emo­cio­na­les, las rela­cio­nes que cada per­so­na esta­ble­ce con su cuer­po, en par­ti­cu­lar des­de esa cons­tan­te bús­que­da de acep­ta­ción de sí mis­mo y en una nece­si­dad de reco­no­ci­mien­to por los demás. Tene­mos que com­pren­der que el cuer­po no es sólo nues­tra cons­ti­tu­ción físi­ca, sino que es una cons­truc­ción mar­ca­da afec­ti­va­men­te por la pala­bra.

En esta línea argu­men­tal, Moral (2002) remar­ca la rela­ción que exis­te, en las socie­da­des occi­den­ta­les actua­les, entre la preo­cu­pa­ción por el pro­ble­ma del sobre­pe­so y la obe­si­dad, espe­cial­men­te en adul­tos de media­na edad y mayo­res, el desa­rro­llo de unos valo­res esté­ti­cos de del­ga­dez y la apa­ri­ción de los tras­tor­nos ali­men­ta­rios en ado­les­cen­tes y jóve­nes. Así, en una mues­tra de 3,189 estu­dian­tes de media supe­rior de tres ciu­da­des del nores­te de Méxi­co, Moral (2010) se halló una preo­cu­pa­ción exce­si­va por la ima­gen cor­po­ral y espe­cial­men­te un fuer­te impul­so a la del­ga­dez y hacer die­tas, por lo que el autor insis­tía en la impor­tan­cia de cam­biar la polí­ti­ca de la edu­ca­ción para la salud en rela­ción con los hábi­tos de ali­men­ta­ción den­tro de los plan­te­les, imple­men­tan­do una meto­do­lo­gía en for­ma de talle­res don­de la prác­ti­ca de hábi­tos de ali­men­ta­ción ade­cua­dos, se tra­ba­ja­rían habi­li­da­des de con­trol del ham­bre y el ape­ti­to, desa­rro­llo de auto-efi­ca­cia para man­te­ner el peso y la silue­ta para pre­ve­nir tras­tor­nos ali­men­ta­rios, así como otras habi­li­da­des emo­cio­na­les; apar­te de mejo­rar el pro­gra­ma de edu­ca­ción físi­ca para lograr una incor­po­ra­ción del ejer­ci­cio en la vida coti­dia­na una vez se aban­do­ne la media supe­rior.

Al abor­dar este tema des­de la pers­pec­ti­va del aná­li­sis del dis­cur­so, más que dar res­pues­ta a inte­rro­gan­tes, se han abier­to muchas pre­gun­tas más, de ahí que este tra­ba­jo repre­sen­ta en lo par­ti­cu­lar un ini­cio para futu­ras inves­ti­ga­cio­nes que nos per­mi­tan com­pren­der el tema des­de esta cons­truc­ción feme­ni­na que se da de la obe­si­dad. Acer­car­nos a esta for­ma de cons­truir sig­ni­fi­ca­dos, des­de la pers­pec­ti­va que tie­nen las per­so­nas que viven aque­ja­das de pro­ble­má­ti­cas cómo ésta, nos per­mi­ten sen­si­bi­li­zar­nos a las dife­ren­cias indi­vi­dua­les en la for­ma de sig­ni­fi­car la expe­rien­cia coti­dia­na, aún pese a esas gran­des cons­truc­cio­nes socia­les que com­par­ti­mos. Es por ello que con­ti­nua­re­mos en esa bús­que­da de sig­ni­fi­car con la pala­bra la expe­rien­cia coti­dia­na.

Referencias

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