Estudio psicosocial de la violencia estructural en adolescentes femeninas de las ciudades de Perú: Lima, Trujillo, Piura y Cajamarca en 2019 Descargar este archivo (Estudio psicosocial de la violencia estructural en adolescentes femeninas.pdf)

Mirtha Fernández Mantilla[1], Luis Morocho Vásquez[2], Jessica Vicuña Villacorta[3], Luis Vásquez Rodríguez[4], Esmérita Cherres Madrid[5]

Universidad Cesar Vallejo, Universidad de San Martin de Porres,
Universidad Antonio Guillermo Urrelo, Perú

Resumen

La inves­ti­ga­ción de vio­len­cia estruc­tu­ral res­pon­de a una pro­ble­má­ti­ca de la reali­dad perua­na que lamen­ta­ble­men­te se gra­fi­ca en femi­ni­ci­dios y abu­so sexual a meno­res. La labor pre­ven­ti­va y de pro­tec­ción a nues­tras ado­les­cen­tes es lo que moti­va la rea­li­za­ción de la inves­ti­ga­ción rea­li­za­da a tra­vés de una encues­ta apli­ca­da a 2,610 ado­les­cen­tes feme­ni­nas del 3er al 5to año de secun­da­ria de las ciu­da­des de Lima, Tru­ji­llo, Piu­ra y Caja­mar­ca, cuyas eda­des fluc­túan entre los 13 y 17 años. El obje­ti­vo gene­ral fue iden­ti­fi­car la pre­sen­cia de indi­ca­do­res psi­co­so­cia­les de vio­len­cia estruc­tu­ral en las ado­les­cen­tes. La encues­ta apli­ca­da mide la vio­len­cia en sus tres nive­les: aco­so sexual, vio­len­cia físi­ca y aco­so sexual en redes socia­les. La vali­dez de con­te­ni­do se obtu­vo median­te el cri­te­rio de jue­ces exper­tos; se ana­li­zó fia­bi­li­dad del ins­tru­men­to uti­li­zan­do la V de Aiken y Kuder de Richard­son (0.78). En el pro­ce­sa­mien­to esta­dís­ti­co se uti­li­za­ron tablas y figu­ras esta­dís­ti­cas. Los resul­ta­dos ser­vi­rán para tra­ba­jar la pre­ven­ción de la vio­len­cia feme­ni­na en meno­res.

Pala­bras cla­ve: vio­len­cia estruc­tu­ral, vio­len­cia físi­ca, aco­so sexual, aco­so sexual en redes socia­les, ado­les­cen­cia.

Summary

This inves­ti­ga­tion of struc­tu­ral vio­len­ce res­ponds to a pro­blem of the Peru­vian natio­nal reality that unfor­tu­na­tely is plot­ted in femi­ni­ci­des and sexual abu­se of minors. The pre­em­pti­ve work and pro­tec­tion of our tee­na­gers is what moti­va­tes the rea­li­za­tion of the research, which was carried out through a sur­vey applied to 2,610 fema­le tee­na­gers from the 3rd to 5th year of secon­dary school in the cities of Lima, Tru­ji­llo, Piu­ra and Caja­mar­ca, who­se ages fluc­tua­te bet­ween 13 and 17 years. The gene­ral objec­ti­ve was to iden­tify the pre­sen­ce of psy­cho­so­cial indi­ca­tors of struc­tu­ral vio­len­ce in tee­na­ge girls. The Sur­vey applied mea­su­res vio­len­ce at its three levels: sexual harass­ment, phy­si­cal vio­len­ce, and sexual harass­ment in social net­works. The vali­dity of con­tent was obtai­ned through the cri­te­ria of expert jud­ges. Relia­bi­lity of the ins­tru­ment was analy­zed using the V of Aiken and Kuder de Richard­son (0.78). In the sta­tis­ti­cal pro­ces­sing sta­tis­ti­cal tables and figu­res were used. The results will ser­ve to work on the pre­ven­tion of fema­le vio­len­ce in minors.

Key­words: Struc­tu­ral vio­len­ce, phy­si­cal vio­len­ce, sexual harass­ment, sexual harass­ment in social net­works, ado­les­cen­ce.

Introducción

La vio­len­cia ha sido reco­no­ci­da como un pro­ble­ma social y de salud de pri­mer orden por dife­ren­tes orga­nis­mos inter­na­cio­na­les, como la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das (ONU), y la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) (2016), y pue­de dar­se en dife­ren­tes ámbi­tos y de dife­ren­tes mane­ras: vio­len­cia físi­ca, sexual, ciber­né­ti­ca, psi­co­ló­gi­ca, etc. Si somos rea­lis­tas, las pobla­cio­nes más vul­ne­ra­bles a ella son las niñas y ado­les­cen­tes feme­ni­nas, ya que apro­xi­ma­da­men­te el 70% ha sufri­do de vio­len­cia físi­ca, sexual o psi­co­ló­gi­ca por par­te de su com­pa­ñe­ro sen­ti­men­tal. A nivel mun­dial uno de cada tres estu­dian­tes sufrió vio­len­cia en su cen­tro edu­ca­ti­vo.

El tér­mino vio­len­cia estruc­tu­ral, según La Parra y Tor­to­sa (2003), se da cuan­do hay daño en las prin­ci­pa­les nece­si­da­des bási­cas del ser humano, como el bien­es­tar y la liber­tad, así como cuan­do encon­tra­mos con­flic­to entre dos o más gru­pos socia­les ya sea por géne­ro, etnia, edad, cla­se social u otros moti­vos. Cano y Estra­da (2015) dis­tin­guen los dife­ren­tes tipos de vio­len­cia que se dan entre la vio­len­cia estruc­tu­ral social, la vio­len­cia esta­tal, la vio­len­cia esco­lar, que a la vez se da entre pares de estu­dian­tes al mani­fes­tar acti­tu­des como la inti­mi­da­ción físi­ca, ver­bal, hos­ti­ga­mien­to, exclu­sión social, o ata­can­do por las redes socia­les, con­vir­tién­do­se en ciber­bull­ying. Para Ixchel et al. (2015), la cri­sis polí­ti­ca, social y eco­nó­mi­ca pro­vo­ca la vio­len­cia estruc­tu­ral por la des­igual­dad, hacien­do que los jóve­nes pos­ter­guen sus sue­ños y sean apla­za­dos, lo que a su vez gene­ra más vio­len­cia.

Cuan­do reco­no­ce­mos que exis­te un con­flic­to, sea cual fue­re el moti­vo, llá­me­se social, mate­rial, por racis­mo, sexis­mo, etc., y se mani­fies­ta en vio­len­cia de uno de los gru­pos, esta­ría­mos hablan­do de vio­len­cia estruc­tu­ral (La Parra y Tor­to­sa (2004).

La vio­len­cia estruc­tu­ral, como su nom­bre lo indi­ca, es un con­jun­to de estruc­tu­ras que no van a per­mi­tir satis­fa­cer las nece­si­da­des y por ende el con­flic­to gene­ra­do se vuel­ve una cons­tan­te (Gal­tung, 2016; Cal­de­rón, 2009; Vega et al., 1990). Des­de el enfo­que de Gal­tung sobre la vio­len­cia estruc­tu­ral, los con­flic­tos exter­nos impi­den que las per­so­nas se reali­cen, jus­ta­men­te por los pro­ble­mas eco­nó­mi­cos, socia­les, polí­ti­cos, etc.

Sin embar­go, encon­tra­mos más des­igual­dad en la mujer, tan­to en los sala­rios (al ganar menos hacien­do el mis­mo tra­ba­jo que los hom­bres) como en lo polí­ti­co (los car­gos son ocu­pa­dos por los hom­bres). Las deci­sio­nes más impor­tan­tes no las toman las muje­res, lo que cons­ti­tu­ye una vio­len­cia estruc­tu­ral con­tra ellas.

Gómez (2009) con su mode­lo eco­ló­gi­co plan­tea que el ser humano al inter­ac­tuar con otros ya está gene­ran­do un apren­di­za­je, y muchas veces ese apren­di­za­je es de vio­len­cia, por lo que es fun­da­men­tal que el ado­les­cen­te refuer­ce sus habi­li­da­des para afron­tar las situa­cio­nes que le gene­ran ansie­dad.

Por su par­te, el mode­lo eco­ló­gi­co de Oli­va­res e Inchaus­te­gui (2009) reco­no­ce las raí­ces cul­tu­ra­les, así como las mani­fes­ta­cio­nes socia­les vio­len­tas que viven las muje­res, así como el hecho de que todos tene­mos dere­cho a un cre­ci­mien­to per­so­nal, eco­nó­mi­co, polí­ti­co y social.

La vio­len­cia con­tra la mujer no es inva­ria­ble ni inevi­ta­ble; podría redu­cir­se radi­cal­men­te e inclu­so eli­mi­nar­se con la volun­tad polí­ti­ca y los recur­sos nece­sa­rios al tra­tar­lo como un tema de salud públi­ca (Cas­tro y Riquer, 2003).

La pre­sen­te inves­ti­ga­ción for­mu­la el siguien­te pro­ble­ma: ¿Cuá­les son los indi­ca­do­res de vio­len­cia estruc­tu­ral en ado­les­cen­tes feme­ni­nas de 3º, 4º y 5º año de secun­da­ria de las ciu­da­des de Lima, Tru­ji­llo, Piu­ra y Caja­mar­ca?

Se podría decir que la uti­li­za­ción de las redes socia­les actual­men­te ha alcan­za­do su mayor auge entre los ado­les­cen­tes, logran­do que estos uti­li­cen horas de su día para nave­gar en sitios web, ya que les sir­ve para man­te­ner­se conec­ta­dos con las noti­cias del mun­do de una mane­ra rápi­da y sen­ci­lla (Fer­nán­dez, S., 2013).

La vir­tua­li­dad de las redes socia­les ha gene­ra­do que se le dé un enfo­que dis­tin­to al Inter­net y la mane­ra en cómo las per­so­nas hacen uso de ella, de ahí que los sitios de nave­ga­ción ya no son emplea­dos úni­ca­men­te para regis­trar infor­ma­ción, sino que pode­mos notar que aho­ra se pue­de tan­to reci­bir como brin­dar infor­ma­ción y a la vez estar com­par­tien­do con­te­ni­dos vir­tua­les sobre momen­tos de la vida (Fer­nán­dez, S., 2013).

El Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­ca e Infor­má­ti­ca (INEI), tras una inves­ti­ga­ción, difun­dió que en los meses de julio, agos­to y sep­tiem­bre del 2017, de las per­so­nas que emplean el Inter­net el 30.5% ingre­só median­te un apa­ra­to móvil; el 16.4% usó el móvil e Inter­net en casa; el 11.1% sólo estu­vo en Inter­net públi­co; el 7.5% ingre­só a Inter­net por el móvil, en su cen­tro de labor y en casa; asi­mis­mo, el 19.6% lo hizo en dos o más luga­res. Se obtu­vo como resul­ta­do de las entre­vis­tas que los que ingre­sa­ron por más tiem­po a Inter­net fue­ron los jóve­nes de eda­des entre los 19 y 24 años, segui­dos con un 72% por el gru­po de ado­les­cen­tes 12 a 18 años. Los datos del INEI refle­jan que la pobla­ción perua­na uti­li­za las redes socia­les para cha­tear, reco­ger infor­ma­ción, jugar video­jue­gos, obte­ner pelí­cu­las o músi­ca de mane­ra dia­ria, lo que ha cau­sa­do que algu­nos pre­sen­ten adic­ción a este medio, así como a estar expues­tas al aco­so ciber­né­ti­co y sexual.

La vio­len­cia la defi­ni­mos como toda acción inten­cio­nal que pro­vo­que daño físi­co, psi­co­ló­gi­co o sexual; asi­mis­mo, pode­mos dife­ren­ciar entre la vio­len­cia reac­ti­va, que sur­ge como una explo­sión cuan­do expe­ri­men­ta­mos algún nivel de ten­sión, que supera y no pue­de afron­tar la per­so­na, y la vio­len­cia ins­tru­men­tal, que uti­li­za la fuer­za y la agre­sión para alcan­zar un obje­ti­vo deter­mi­na­do y pla­ni­fi­ca­do (Mar­tí­nez, 2016).

La vio­len­cia se pue­de pre­sen­tar de dife­ren­tes mane­ras y en diver­sos con­tex­tos como en casa, tra­ba­jo, aulas esco­la­res, depor­te, fami­lia, un gru­po social deter­mi­na­do, etc. Así, pode­mos dife­ren­ciar entre la vio­len­cia de géne­ro, vio­len­cia infan­til, vio­len­cia entre com­pa­ñe­ros (bull­ying), hos­ti­ga­mien­to sexual, etc. (Alar­cón, 2006).

Método

Tipo de estudio y diseño de investigación

Según el fin que per­si­gue, se apli­có un enfo­que cuan­ti­ta­ti­vo, con alcan­ce tem­po­ral, trans­ver­sal y expli­ca­ti­vo. El dise­ño de inves­ti­ga­ción es de tipo no expe­ri­men­tal por­que se bus­ca estu­diar el fenó­meno sin ejer­cer mani­pu­la­ción sobre el obje­to de estu­dio, más allá de la selec­ción de la mues­tra (Her­nán­dez, Fer­nán­dez, Bap­tis­ta, 2010).

Participantes

La pobla­ción obje­ti­vo estu­vo cons­ti­tui­da por las ado­les­cen­tes de 13 a 17 años de las ciu­da­des de Lima, Tru­ji­llo, Piu­ra y Caja­mar­ca, Según el últi­mo cen­so de pobla­ción, publi­ca­do por el INEI, se encon­tró en ese gru­po eta­rio una pobla­ción de 8,981 (Lima), 11,452 (Tru­ji­llo), 6,210 (Piu­ra) y 9,401 (Caja­mar­ca). Para efec­to de selec­ción de la mues­tra, se apli­có el mues­treo alea­to­rio de pobla­ción fini­ta en cada una de las ciu­da­des, uti­li­zán­do­se un nivel de con­fia­bi­li­dad del 95% y un error del 4% en las ciu­da­des de Lima, Tru­ji­llo y Caja­mar­ca; para el caso de Piu­ra se uti­li­zó un error de esti­ma­ción del 3%.

Instrumento

Se apli­có el Cues­tio­na­rio de Vio­len­cia Estruc­tu­ral en ado­les­cen­tes feme­ni­nas, que da indi­ca­do­res de aco­so sexual, vio­len­cia físi­ca, aco­so sexual en redes socia­les, cuya auto­ría es de los inves­ti­ga­do­res Fer­nán­dez Man­ti­lla y Moro­cho Vás­quez. Se tomó en cuen­ta el cri­te­rio de jue­ces exper­tos en vio­len­cia, para lue­go apli­car una prue­ba pilo­to y dar su vali­dez median­te la V- Aiken y Kuder de Richard­son, para la con­fia­bi­li­dad.

Métodos de análisis de datos

Para la orga­ni­za­ción de la base de datos se uti­li­zó el Micro­soft Excel y para su aná­li­sis el soft­wa­re esta­dís­ti­co SPSS ver­sión 26. Asi­mis­mo, de los regis­tros del cri­te­rio de exper­tos se esti­mó el coefi­cien­te V de Aiken, con fines de iden­ti­fi­car la rele­van­cia, cla­ri­dad y cohe­ren­cia de los ítems res­pec­to al cons­truc­to, toman­do como refe­ren­cia el jui­cio de espe­cia­lis­tas (Aiken, 1985). Para cum­plir con los obje­ti­vos se pro­ce­sa­ron los datos, uti­li­zan­do esta­dís­ti­cos des­crip­ti­vos expre­sa­dos median­te tablas y figu­ras esta­dís­ti­cas.

Resultados

1) La pobla­ción más vul­ne­ra­ble de sufrir un tipo de vio­len­cia se estra­ti­fi­ca en los meno­res de edad. El estu­dio rea­li­za­do reco­ge infor­ma­ción sobre vio­len­cia estruc­tu­ral en muje­res meno­res de edad de las ciu­da­des de Lima, Tru­ji­llo, Piu­ra y Caja­mar­ca (13 y 17 años, 100%).

2) Las encues­ta­das mani­fies­tan en un 39.1% haber sufri­do cas­ti­go físi­co y/o mal­tra­to, mien­tras que 85.4% con­si­de­ran que no son jus­tos los cas­ti­gos físi­cos que reci­ben. Estas expe­rien­cias dejan no sólo una hue­lla físi­ca sino tam­bién psi­co­ló­gi­ca, muchas veces ele­va­das a un nivel trau­má­ti­co que pue­de gene­rar más vio­len­cia en las ado­les­cen­tes. Esta vio­len­cia pue­de exter­na­li­zar­se en una con­duc­ta social­men­te agre­si­va o pue­de inte­rio­ri­zar­se y ser auto­des­truc­ti­va (depre­sión / sui­ci­dio). Ver Tabla 1.

Tabla 1. Indicadores de violencia física en mujeres adolescentes

Ciu­dad

 

Ha sido víc­ti­ma de cas­ti­gos físi­cos (mal­tra­tos)

Siem­pre has reci­bi­do cas­ti­gos físi­cos

Con­si­de­ras jus­tos los cas­ti­gos Físi­cos

%

%

%

Caja­mar­ca (565)

No

260

46.0

432

76.5

449

79.5

Si

305

54.0

133

23.5

116

20.5

Lima (563)

 

No

314

55.8

446

79.2

464

82.4

Si

244

43.3

117

20.8

92

16.3

No res­pon­de

5

.9

0

.0

7

1.2

Piu­ra (911)

 

No

699

76.7

849

93.2

852

93.5

Si

212

23.3

57

6.3

55

6.0

No res­pon­de

0

.0

5

.5

4

.4

Tru­ji­llo (571)

No

312

54.6

462

80.9

465

81.4

Si

259

45.4

109

19.1

106

18.6

Gene­ral (2610)

No

1585

60.7

2189

83.9

2230

85.4

Si

1020

39.1

416

15.9

369

14.1

No res­pon­de

5

.2

5

.2

11

.4

Las ado­les­cen­tes par­ti­ci­pan­tes reve­lan en un 39.1% haber sido víc­ti­mas de cas­ti­gos físi­cos, regis­tran­do una mayor inci­den­cia en las par­ti­ci­pan­tes de Caja­mar­ca. Asi­mis­mo, la fre­cuen­cia en las que han reci­bi­do cas­ti­gos físi­cos es baja en la ciu­dad de Piu­ra (6.3%) y el mayor por­cen­ta­je se encuen­tran en Caja­mar­ca (23.5%). Final­men­te, el 85.4 % con­si­de­ran que no son jus­tos los cas­ti­gos físi­cos.

3) Más que una repre­sión, el estar suje­tas a mal­tra­to físi­co y no poder denun­ciar las agre­sio­nes a las que son víc­ti­mas expre­sa­ría una supre­sión no sólo de evi­den­ciar al agre­sor, sino tam­bién el de con­te­ner en sí mis­mas la rabia o cóle­ra de sen­tir­se vul­ne­ra­bles y tener que silen­ciar, obser­ván­do­se que el 15.5% del total de ado­les­cen­tes se encuen­tran bajo ame­na­za, sien­do mayor el por­cen­ta­je de ame­na­za en la ciu­dad de Caja­mar­ca con 22.7%. Ver Tabla 2.

Tabla 2. Mujeres adolescentes que han denunciado la violencia física y que se encuentran o no bajo amenaza.

Ciu­dad

Has denun­cia­do estos cas­ti­gos a: (pro­fe­sor (a) / poli­cía / ami­gos / veci­nos)

 

Estas ame­na­za­da para que no lo denun­cies

Total

No

Si

 

%

%

%

Caja­mar­ca

No

209

94.1

13

5.9

222

100.0

Si

27

32.5

56

67.5

83

100.0

Total

235

77.3

69

22.7

305

100.0

Lima

No

191

94.1

12

5.9

203

100.0

Si

16

39.0

25

61.0

41

100.0

Total

207

84.8

37

15.2

244

100.0

Piu­ra

No

168

94.4

10

5.6

178

100.0

Si

30

88.2

4

11.8

34

100.0

Total

195

93.3

14

6.7

212

100.0

Tru­ji­llo

No

203

96.7

7

3.3

210

100.0

Si

18

36.7

31

63.3

49

100.0

Total

221

85.3

38

14.7

259

100.0

Gene­ral

No

771

94.8

42

5.2

813

100.0

 

Si

91

44.0

116

56.0

207

100.0

 

Total

862

84.5

158

15.5

1020

100.0

4) Los padres (madre / padre) son los per­so­na­jes que, en su mayo­ría, eje­cu­tan el cas­ti­go físi­co a las ado­les­cen­tes. Esta situa­ción fra­ter­nal tóxi­ca las lle­va a con­vi­vir en una zona de con­fort pato­ló­gi­ca, don­de las figu­ras paren­ta­les cons­ti­tu­yen mode­los enfer­mos de con­vi­ven­cia fami­liar, que lue­go las ado­les­cen­tes en su vida futu­ra desa­rro­lla­rán como mode­los apren­di­dos, ya sea en su labor de madre o pare­ja (bus­ca­rán una pare­ja que sea agre­si­va y vio­len­ta). Ver Tabla 3.

Tabla 3. Persona que ejerce el castigo físico o acoso sexual en mujeres adolescentes

Per­so­na que ejer­ce

Cas­ti­go físi­co

Aco­so sexual

%

%

Madre

293

28.7

-

-

Padre

180

17.6

21

5.3

Padre y Madre

91

8.9

-

-

Padre, madre y/o her­ma­nos

32

3.1

-

-

Hermano(s)

124

12.2

12

3.0

Padre, madre y fami­lia­res

15

1.5

-

-

Fami­liar

121

11.9

59

14.9

Padras­tro o madras­tra

4

.4

2

.5

Pro­fe­sor

-

-

30

7.6

Vecino

-

-

110

27.8

Otros

24

2.4

4

1.1

No indi­ca

136

13.3

157

39.7

 

1020

100.0

395

100.0

Nota: Se ha trabajado con el total de adolescentes entrevistadas, sin diferenciación por ciudad

5) Las esta­dís­ti­cas regis­tran por­cen­ta­jes bajos en rela­ción a las ado­les­cen­tes que han sido víc­ti­mas de toca­mien­tos inde­bi­dos (14%) y de haber sido some­ti­das a rela­cio­nes sexua­les no con­sen­ti­das (6.5%); sin embar­go, en la ciu­dad de Lima se regis­tran los por­cen­ta­jes más ele­va­dos en com­pa­ra­ción con las otras ciu­da­des. No obs­tan­te, estos datos se vuel­ven alta­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vos y cons­ti­tu­yen una voz de aler­ta en cuan­to exis­ten estos abu­sos sexua­les, que sig­ni­fi­can un ini­cio pre­ma­tu­ro a una sexua­li­dad adul­ta y ponen en ries­go a esta pobla­ción de tener emba­ra­zos tem­pra­nos no desea­dos. Ver Tabla 4.

Tabla 4. Indicadores de acoso sexual en mujeres adolescentes

Indi­ca­do­res

Ciu­dad

No

Si

%

%

Toca­mien­tos inde­bi­dos

Caja­mar­ca

493

87.3

72

12.7

Lima

436

77.4

127

22.6

Piu­ra

816

89.6

95

10.4

Tru­ji­llo

500

87.6

71

12.4

Total

2245

86.0

365

14.0

Obli­ga­das a ver por­no­gra­fía y/o a tener prác­ti­cas sexua­les que te des­agra­den

Caja­mar­ca

550

97.3

15

2.7

Lima

531

94.3

32

5.7

Piu­ra

896

98.4

15

1.6

Tru­ji­llo

558

97.7

13

2.3

 

Total

2535

97.1

75

2.9

Ha sido Víc­ti­ma de rela­cio­nes sexua­les no desea­das

Caja­mar­ca

531

94

34

6

Lima

497

88.3

66

11.7

Piu­ra

873

95.8

38

4.2

Tru­ji­llo

540

94.6

31

5.4

Total

2441

93.5

169

6.5

Estas ame­na­za­da para que lo denun­cies *

Caja­mar­ca

56

72.7

21

27.3

Lima

108

81.2

25

18.8

Piu­ra

97

89.8

11

10.2

Tru­ji­llo

60

77.9

17

22.1

Total

321

81.3

74

18.7

Te han for­za­do a man­te­ner rela­cio­nes sexua­les o a rea­li­zar deter­mi­na­das prác­ti­cas sexua­les *

Caja­mar­ca

64

83.1

13

16.9

Lima

106

79.7

27

20.3

Piu­ra

91

84.3

17

15.7

Tru­ji­llo

66

85.7

11

14.3

Total

327

82.8

68

17.2

Nota: * Los indicadores han sido trabajados sólo con mujeres que han sufrido acoso y/o víctimas de relaciones sexuales.

6) Los toca­mien­tos sexua­les no desea­dos expe­ri­men­ta­dos por las meno­res des­pier­tan tem­pra­na­men­te la inten­si­dad de la libi­do, pero a su vez pue­den ser vivi­dos en for­ma trau­má­ti­ca si a esto se suma la fal­ta de infor­ma­ción y pre­pa­ra­ción para una sexua­li­dad adul­ta.

7) Las ado­les­cen­tes vul­ne­ra­das y vio­len­ta­das sexual­men­te y que se encuen­tran bajo ame­na­za para denun­ciar repre­sen­tan el 18.7%, situa­ción que no per­mi­te esta­ble­cer una reali­dad de la vio­len­cia estruc­tu­ral sexual y de géne­ro, ni adop­tar las medi­das lega­les y psi­co­ló­gi­cas que corres­pon­dan tan­to al que vio­len­ta como a la víc­ti­ma de esta vio­len­cia. Ver Tabla 4.

8) Con rela­ción al ítem ante­rior, las ado­les­cen­tes pre­fie­ren no indi­car en su mayo­ría quién es la per­so­na vio­la­do­ra, encu­brién­do­lo por temor a repre­sa­lias del vic­ti­ma­rio. Asi­mis­mo, iden­ti­fi­can al vecino como el per­so­na­je vio­la­dor, aler­tan­do de esta mane­ra lo impor­tan­te de cono­cer el entorno veci­nal don­de resi­de la fami­lia de la víc­ti­ma. Ver Tabla 3.

9) Es de notar que 261 meno­res encues­ta­das no mani­fies­tan la edad a la que fue­ron some­ti­das a rela­cio­nes sexua­les no con­sen­ti­das, situa­ción que pone en aler­ta sobre los efec­tos psi­co­ló­gi­cos de expe­rien­cias trau­má­ti­cas tem­pra­nas, que con­lle­van a un cam­bio abrup­to de una menor (púber) a “adul­ta”, con cam­bios físi­cos ana­tó­mi­cos (emba­ra­zo), social y edu­ca­ti­vo (deser­ción esco­lar /bull­ying), entre otros.

10) Las ado­les­cen­tes en un por­cen­ta­je de 17.1% indi­can haber reci­bi­do pro­pues­tas de rela­cio­nes sexua­les a tra­vés de las redes socia­les; es así como este medio vir­tual de amplio espec­tro cons­ti­tu­ye una moda­li­dad del vic­ti­ma­rio para con­se­guir a sus víc­ti­mas sexua­les. Ver Tabla 5.

Tabla 5. Indicadores de acoso en redes sociales en mujeres adolescentes

 

 

Tie­nes gru­pos que com­par­ten temas sexua­les: por­no­gra­fía

Ingre­sas a las redes socia­les para ver temas sexua­les

Te han soli­ci­ta­do que cuel­gues fotos o vídeos de des­nu­do o sexua­les

Te han hecho pro­pues­ta para encuen­tros sexua­les

Ciu­dad

%

%

%

%

Caja­mar­ca

No

541

95.8

557

98.6

509

90.1

491

86.9

Si

24

4.2

8

1.4

56

9.9

74

13.1

Lima

No

468

83.1

489

86.9

430

76.4

388

68.9

Si

93

16.5

71

12.6

131

23.3

173

30.7

No res­pon­de

2

.4

3

.5

2

.4

2

.4

Piu­ra

No

807

88.6

880

96.6

844

92.6

786

86.3

Si

102

11.2

29

3.2

65

7.1

121

13.3

No res­pon­de

2

.2

2

.2

2

.2

4

.4

Tru­ji­llo

No

551

96.5

565

98.9

518

90.7

493

86.3

Si

20

3.5

6

1.1

53

9.3

78

13.7

Total

No

2367

90.7

2491

95.4

2301

88.2

2158

82.7

Si

239

9.2

114

4.4

305

11.7

446

17.1

No res­pon­de

4

0.2

5

0.2

4

0.2

6

0.2

El 91 % de las encues­ta­das mani­fies­tan no tener gru­pos en las redes socia­les que com­par­tan temas sexua­les. Asi­mis­mo, el 95.25% indi­can no ingre­sar a las redes socia­les para ver temas sexua­les. Con rela­ción a soli­ci­tu­des de publi­car fotos o vídeos de des­nu­do o sexua­les, el 87.45 % nie­ga esta opción. En pro­me­dio, el 17.7% de las encues­ta­das han reci­bi­do pro­pues­ta para encuen­tros sexua­les.

Tabla 6. Análisis de confiabilidad Kuder de Richardson del instrumento

 

N de ele­men­tos

Kuder de Richard­son

N° de suje­tos

15

0.78

80

 

Tabla 7. Validez de contenido del test en mujeres adolescentes de 13 a 17 años, mediante V Aitken

 

Items

Cla­ri­dad

Cohe­ren­cia

Rele­van­cia

Test

 

1

0.9

0.81

0.81

0.84

Váli­do

2

0.95

0.81

0.81

0.86

Váli­do

3

0.86

0.86

0.9

0.87

Váli­do

4

0.9

0.9

0.95

0.92

Váli­do

5

0.9

0.86

0.9

0.89

Váli­do

6

0.81

0.86

0.81

0.83

Váli­do

7

0.95

0.95

0.95

0.95

Váli­do

8

1

0.95

1

0.98

Váli­do

9

0.81

0.86

0.86

0.84

Váli­do

10

0.9

0.86

0.86

0.87

Váli­do

11

0.95

0.95

0.95

0.95

Váli­do

12

0.81

0.81

0.86

0.83

Revi­sar

13

0.86

0.86

0.86

0.86

Váli­do

14

0.86

0.86

0.86

0.86

Váli­do

15

0.86

0.95

0.95

0.92

Váli­do

Tabla 8. Edad de mujeres adolescentes entrevistadas según ciudad de toma de información

Edad

Caja­mar­ca

Lima

Piu­ra

Tru­ji­llo

 

%

%

%

%

13,00

138

24.5

106

18.9

33

3.6

124

21.8

14,00

191

33.8

114

20.2

214

23.5

210

36.8

15,00

141

25.0

200

35.5

299

32.8

139

24.3

16,00

80

14.2

112

19.9

295

32.4

86

15.1

17,00

15

2.7

31

5.6

70

7.7

12

2.1

Total

565

100.0

563

100.0

911

100.0

571

100.0

El ran­go de edad de las par­ti­ci­pan­tes se encuen­tra entre los 13 y 17 años; el mayor núme­ro de par­ti­ci­pan­tes se regis­tran en la ciu­dad de Piu­ra (911); en las ciu­da­des de Tru­ji­llo, Caja­mar­ca y Lima el pro­me­dio de par­ti­ci­pan­tes ha sido de 566.

Discusión

La reali­dad psi­co­so­cial de vio­len­cia a la mujer cons­ti­tu­ye, en la actua­li­dad, un gran pro­ble­ma que cada día va en aumen­to: el femi­ni­ci­dio, las vio­la­cio­nes y los toca­mien­tos inde­bi­dos son algu­nas de las mani­fes­ta­cio­nes coti­dia­nas de vul­ne­ra­ción a la inte­gri­dad físi­ca, psi­co­ló­gi­ca, social y espi­ri­tual de la mujer. La pre­sen­te inves­ti­ga­ción rea­li­za­da en fémi­nas meno­res de dis­tin­tas ciu­da­des del Perú des­cri­be situa­cio­nes de vul­ne­ra­bi­li­dad a la mujer ado­les­cen­te, que coin­ci­den en reve­lar actos y accio­nes deni­gran­tes que aten­tan a la inte­gri­dad de las jóve­nes encues­ta­das; es decir, que las fron­te­ras geo­grá­fi­cas no limi­tan la vul­ne­ra­bi­li­dad. Los mode­los paren­ta­les iden­ti­fi­ca­to­rios en el desa­rro­llo psi­co­se­xual de las per­so­nas lo cons­ti­tu­yen prin­ci­pal­men­te los padres y, para­dó­ji­ca­men­te, en estos casos inves­ti­ga­dos ellos mis­mos son los vic­ti­ma­rios de los cas­ti­gos físi­cos según mani­fies­tan las encues­ta­das. Lo ante­rior tie­ne varias con­se­cuen­cias toxi­cas, pues las ado­les­cen­tes apren­den de los mode­los pató­ge­nos (padres) a rela­cio­nar­se a tra­vés de cari­cias nega­ti­vas (cas­ti­go físi­co / mal­tra­to psi­co­ló­gi­co), for­man­do hoga­res tóxi­cos, que lue­go en la eta­pa adul­ta repe­ti­rán, esta­ble­cien­do rela­cio­nes con pare­jas pato­ló­gi­cas. Asi­mis­mo, el hecho de reci­bir cas­ti­gos y no poder denun­ciar­los pue­de deci­dir a las meno­res a asu­mir una con­duc­ta de vio­len­cia social o repri­mir su rabia e ira vol­cán­do­la sobre sí mis­mas en for­ma de buli­mia, ano­re­xia, depre­sión, sui­ci­dio, etc.

El abu­so sexual y las vio­la­cio­nes tem­pra­nas des­cri­tas por las ado­les­cen­tes son situa­cio­nes trau­má­ti­cas que deter­mi­nan un cam­bio de sta­tus tan­to en el paso abrup­to de ado­les­cen­te a “adul­ta” (emba­ra­zo no desea­do), como en cam­bios ana­tó­mi­cos y deser­ción esco­lar (bull­ying). Final­men­te, las redes socia­les se con­vier­ten en un medio a tra­vés del cual los vic­ti­ma­rios tie­nen acce­so a las ado­les­cen­tes para sus actos per­ver­sos.

La res­pues­ta pro­fe­sio­nal a esta caó­ti­ca reali­dad de vul­ne­ra­bi­li­dad hacia las meno­res debe orien­tar­se a inter­ve­nir en las cau­sas que moti­van al agre­sor y al agre­di­do; el enfo­que es mul­ti­pro­fe­sio­nal, siem­pre ade­cuan­do y for­ta­le­cien­do las polí­ti­cas del Esta­do con rela­ción al fac­tor humano. En nues­tra reali­dad perua­na la Ley de Salud Men­tal está total­men­te ses­ga­da al diag­nós­ti­co clí­ni­co y su aten­ción far­ma­co­ló­gi­ca, pero des­atien­de la par­te psi­co­ló­gi­ca, social y espi­ri­tual. La labor pre­ven­ti­va psi­co­ló­gi­ca es de real impor­tan­cia y deman­da una inter­ven­ción peren­to­ria en la escue­la, así como en los pro­gra­mas socia­les del Esta­do, como el Pro­gra­ma Nacio­nal de Apo­yo Direc­to a los más Pobres – JUNTOS, Pro­gra­ma Nacio­nal de Becas y Cré­di­to Edu­ca­ti­vo – PRONABEC, Segu­ro Inte­gral de Salud (SIS), Tra­ba­ja Perú y el Pro­gra­ma Nacio­nal de Empleo Juve­nil “Jóve­nes Pro­duc­ti­vos”.

Final­men­te, toda inter­ven­ción tem­pra­na cons­ti­tu­ye un buen indi­ca­dor para un pro­nós­ti­co de salud men­tal, por lo que la fami­lia es el con­tex­to prin­ci­pal de salud, así como la inter­ven­ción de pro­fe­sio­na­les, edu­ca­do­res, psi­có­lo­gos y soció­lo­gos de la salud. El obje­ti­vo común será dis­mi­nuir al máxi­mo los casos de vio­len­cia a la mujer, logran­do una socie­dad cada vez más sana y pro­duc­ti­va.C:\Users\LUCIAN~1\AppData\Local\Temp\ksohtml5544\wps1.jpg

Figura 1. Porcentaje de mujeres adolescentes según quien ejerce el castigo físico.

El per­so­na­je que ejer­ce los cas­ti­gos a las ado­les­cen­tes es la madre (28.37%) segui­do del padre (18.17%).

C:\Users\LUCIAN~1\AppData\Local\Temp\ksohtml5544\wps2.jpg

Figura 2. Mujeres víctimas, según quien ejerce los tocamientos o relaciones sexuales no deseadas
Tabla 9. Mujeres adolescentes víctimas de violación según el rango de edad que tenían

Ciu­dad

 

%

Caja­mar­ca

No indi­ca

64

83.1

12 años o menos

12

15.6

Más de 12

1

1.3

Total

77

100.0

Lima

No indi­ca

92

69.2

12 años o menos

26

19.5

Más de 12

15

11.3

Total

133

100.0

Piu­ra

No indi­ca

90

83.3

12 años o menos

4

3.7

Más de 12

14

13.0

Total

108

100.0

Tru­ji­llo

No indi­ca

63

81.8

12 años o menos

8

10.4

Más de 12

6

7.8

Total

77

100.0

El núme­ro de ado­les­cen­tes víc­ti­mas de vio­la­ción que no espe­ci­fi­can la edad en que fue­ron some­ti­das a este acto sexual es de 261.

Referencias

Aiken, L. R. (1985). Three coefficients for analyzing the reliability and validity of ratings. Educational and Psychological Measurement, 45, 131-142.

Alarcón, O. (2006). Globalización, Violencia y Derechos Humanos entre lo manifiesto y lo oculto. Universidad Autónoma Metropolitana, Polis vol. 2 no.2 México jul./dic. 2006. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-23332006000200197

Cano, A. y Estrada, M.C. (2015). Violencia estructural y estudiantes de escuelas secundarias del noroeste fronterizo de Chihuahua, México. Revista Eleuthera, 12, 34-55. DOI: 10.17151/eleu.2015.12.3.

Castro y Riquer, F. (2003). La investigación sobre violencia contra las mujeres en América Latina: entre el empirismo ciego y la teoría sin datos. Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 19(1):135-146, jan-fev, 2003.

Calderón, P. (2009). Teoría de Conflictos de Johan Galtung. Revista de Paz y Conflictos. N° 2, año 2009. Granada. issrc1988-7221 https://www.redalyc.org/pdf/2050/205016389005.pdf

Fernández, S. (2013). Trastornos de conducta y redes sociales en Internet. Salud Mental, vol. 36, no. 6, pp. 521-527, nov./dic. 2013. México http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252013000600010

Galtung, J. (2016). La violencia; culturaI, estructural directa, Cuadernos de estrategia, ISSN 1697-6924 https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5832797

Gómez, H. (2009). Psicología, educación y Organización Modelo ecológico de explicación de la violencia (Bronfenbrenner y Belsky) http://hgomezo.blogspot.com/2009/05/modelo-ecologico-de-explicacion-de-la.html

Hernández, Fernández y Baptista (2010). Metodología de la Investigación. 5ª edición. México: Mc Graw Hill.

Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (2017). https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/18/

Ixchel, Vázquez, G.; Díaz, P. y Pérez, D. (2015). La sombra de la violencia estructural en los jóvenes universitarios. Recerca, Revista de Pensament i Anàlisi, Núm. 16. 2015. ISSN: 1130-6149 – pp. 59-86: http://dx.doi.org/10.6035/Recerca.2015.16.4

La Parra, Daniel y Tortosa, José (2004). Violencia estructural: una ilustración del concepto. Documentación Social 131, España.

Martínez, P. (2016). La violencia. Conceptualización y elementos para su estudio Polít. cult. no.46 México sep./dic., 2016.

Olivares, F. e Inchaustegui R. (2009). Modelo Ecológico para una Vida Libre de Violencia de Género en Ciudades Seguras. http://www.conavim.gob.mx/work/models/CONAVIM/Resource/309/1/images/Modelo_Ecologico.pdf

Palencia, M. y Ben, K. (2013). Ética en la investigación psicológica: una mirada a los códigos de ética de Argentina, Brasil y Colombia. Revista de Psicología, 9 (17), 53 – 65.

Publicación de las Naciones Unidas. No. de venta: S.06.IV.8. ISBN-10: 92-1-330196-0. ISBN-13: 978-92-1-330196-8. Copyright © Naciones Unidas, 2006 www.scielo.br/pdf/csp/v19n1/14913.pdf

ONU Mujeres (2016). https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures

Vega, M.; Vega, C.; Sotomayor, N. y Tavera, J. (1990). Violencia Estructural en el Perú. Asociación Peruana de estudios e investigación para la paz (APEP). Lima-Perú.

Notas

  1. Docen­te, doc­to­ra­do en Psi­co­lo­gía Infan­til y Doc­to­ra­do en Edu­ca­ción. Correo elec­tró­ni­co: mfernandez@ucv.edu.pe

  2. Docen­te, doc­to­ra­do en Psi­co­lo­gía. Correo elec­tró­ni­co: morocholuis@hotmail.com

  3. Docen­te del área de inves­ti­ga­ción en estu­dios socia­les, pro­fe­sio­nal en esta­dís­ti­ca, estu­dian­te de Doc­to­ra­do de Admi­nis­tra­ción de empre­sas. Correo elec­tró­ni­co: jvericka@gmail.com jvicuna@ucv.edu.pe

  4. Docen­te; Doc­to­ra­do en Edu­ca­ción. Correo elec­tró­ni­co: luvaro78@hotmail.com

  5. Admi­nis­tra­ti­vo, doc­to­ra en Comu­ni­ca­ción Social. Correo elec­tró­ni­co: echerres@ucv.edu.pe