Evidencias de validez de contenido de una escala de empatía para psicoterapeutas mexicanos Descargar este archivo (Evidencias de validez de contenido.pdf)

José Luis Acosta Medina, Luz María Flores Herrera

Facultad de Estudios Superiores Zaragoza
Universidad Nacional Autónoma de México

Resumen

En el pre­sen­te tra­ba­jo se bus­ca­ron evi­den­cias de la vali­dez de con­te­ni­do de la Esca­la de empa­tía tera­péu­ti­ca, cuya fina­li­dad es deter­mi­nar el nivel de empa­tía con que cuen­tan los psi­co­te­ra­peu­tas mexi­ca­nos. De acuer­do con lo pro­pues­to por Sil­va (2017) se toma­ron en cuen­ta tres dimen­sio­nes: con­duc­tual, emo­cio­nal y cog­ni­ti­va. Se plan­tea­ron 54 reac­ti­vos, some­tién­do­se a eva­lua­ción por par­te de 5 per­so­nas exper­tas que deter­mi­na­ron cin­co aspec­tos para cada ítem: dimen­sión a la que per­te­ne­ce, per­ti­nen­cia, repre­sen­ta­ti­vi­dad, cla­ri­dad y rele­van­cia. Median­te el Mode­lo de Lawshe, se cal­cu­la­ron las Razo­nes de Vali­dez de Con­te­ni­do (CVR), los Índi­ces de Vali­dez de Con­te­ni­do (CVI), y el Índi­ce de Kap­pa de Fleiss, eli­mi­nan­do los ítems sin pun­tua­cio­nes acep­ta­bles. Al final, la esca­la que­dó con 42 reac­ti­vos y se con­si­de­ra que posee ade­cua­da vali­dez de con­te­ni­do, por lo que se pue­den obte­ner evi­den­cias de otros tipos de vali­dez.

Pala­bras cla­ve: empa­tía, esca­la, psi­co­te­ra­pia, tera­peu­ta, vali­dez de con­te­ni­do.

Abstract

In this work, evi­den­ce of the Con­tent Vali­dity of the The­ra­peu­tic Empathy Sca­le was sought, who­se pur­po­se is to deter­mi­ne the level of empathy that Mexi­can psy­chothe­ra­pists have. In accor­dan­ce with Sil­va (2017), three dimen­sions were taken into account: beha­vio­ral, emo­tio­nal and cog­ni­ti­ve. 54 reagents were pro­po­sed, sub­jec­ting them to eva­lua­tion by 5 experts who deter­mi­ned five aspects for each item: dimen­sion to which it belongs, per­ti­nen­ce, repre­sen­ta­ti­ve­ness, cla­rity and rele­van­ce. Using the Lawshe Model, the Con­tent Vali­dity Ratios (CVR), the Con­tent Vali­dity Indi­ces (CVI), and the Fleiss Kap­pa Index were cal­cu­la­ted, eli­mi­na­ting the items without accep­ta­ble sco­res. In the end, the sca­le was left with 42 items and it is con­si­de­red to have ade­qua­te con­tent vali­dity, so evi­den­ce of other types of vali­dity can be obtai­ned.

Key­words: Empathy, Sca­le, Psy­chothe­rapy, The­ra­pist, Con­tent vali­dity.

Introducción

Las habi­li­da­des socio­emo­cio­na­les de los psi­co­te­ra­peu­tas no son el úni­co fac­tor que defi­ne la cali­dad en el ser­vi­cio que pres­tan, pero sí influ­yen de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va (Lozano et al., 2018), por lo cual son indis­pen­sa­bles en el ejer­ci­cio de la psi­co­lo­gía clí­ni­ca, tan úti­les e impor­tan­tes como la for­ma­ción aca­dé­mi­ca y la expe­rien­cia. Dichas habi­li­da­des faci­li­tan la alian­za tera­péu­ti­ca, sien­do la empa­tía una de las prin­ci­pa­les a desa­rro­llar, pues­to que sin ella resul­ta impo­si­ble que los pro­ce­sos tera­péu­ti­cos con­clu­yan de mane­ra exi­to­sa.

Para Oli­ve­ra et al. (2011), la empa­tía es una de las varia­bles más pre­cia­das, estu­dia­das e inves­ti­ga­das en el con­tex­to psi­co­te­ra­péu­ti­co. Sin embar­go, es difí­cil abor­dar­la por­que cada teó­ri­co la con­ci­be de for­ma dis­tin­ta, ori­gi­nan­do con­tro­ver­sias sobre cuán­tas y cuá­les son las dimen­sio­nes que la inte­gran. Ante múl­ti­ples opi­nio­nes, los inves­ti­ga­do­res sue­len cen­trar­se en uno solo de sus aspec­tos, apor­tan­do evi­den­cias, que si bien cons­ti­tu­yen infor­ma­ción valio­sa, aumen­tan la polé­mi­ca que hay en torno al cons­truc­to.

De las dife­ren­tes teo­rías e inves­ti­ga­cio­nes pre­vias, resal­ta lo siguien­te:

  1. Hay pos­tu­ras uni­di­men­sio­na­les, bidi­men­sio­na­les y mul­ti­di­men­sio­na­les en torno al cons­truc­to (Acor­ta et al.., 2005; Mateu et al., 2009).
  2. Un tera­peu­ta empá­ti­co com­pren­de en lugar de juz­gar. Bus­ca cono­cer las carac­te­rís­ti­cas y nece­si­da­des par­ti­cu­la­res de su pacien­te, e inter­vie­ne de mane­ra acor­de con estas (Polo, 2009; Sal­ga­do, 2015).
  3. No bas­ta con enten­der las expe­rien­cias y sen­ti­mien­tos de otras per­so­nas, hay que saber comu­ni­car­les que se les com­pren­de (Bau­tis­ta et al.., 2016).
  4. Corres­pon­de al tera­peu­ta iden­ti­fi­car sus emo­cio­nes y sen­ti­mien­tos, por­que influ­yen en la cali­dad del ser­vi­cio que pres­ta (Sil­va, 2017).
  5. El exce­so de empa­tía hace que el tera­peu­ta pier­da obje­ti­vi­dad (Wea­kland, 2010; Bloom, 2018).
  6. Pue­de haber ele­men­tos del cons­truc­to que toda­vía no se iden­ti­fi­can, y por lo tan­to, hay que seguir inves­ti­gan­do (Mayo et al.., 2019).

Aho­ra bien, no todos los aspec­tos de la empa­tía tera­péu­ti­ca se pue­den apre­ciar a sim­ple vis­ta, lo cual hace nece­sa­ria su obser­va­ción indi­rec­ta median­te ins­tru­men­tos ela­bo­ra­dos con ese fin. Lozano et al.. (2018), seña­lan que exis­te poca lite­ra­tu­ra sobre la eva­lua­ción de habi­li­da­des psi­co­te­ra­péu­ti­cas. Para Mateu et al. (2009), la empa­tía tera­péu­ti­ca sigue sien­do un tema difí­cil de inves­ti­gar debi­do a la fal­ta de un ins­tru­men­to actua­li­za­do que coin­ci­da con las carac­te­rís­ti­cas par­ti­cu­la­res del per­so­nal de salud men­tal. Por su par­te, Bau­tis­ta et al. (2016) men­cio­nan que muchos de los ins­tru­men­tos dis­po­ni­bles se ela­bo­ra­ron hace varias déca­das. Vale seña­lar tam­bién que casi todos han sido dise­ña­dos en paí­ses anglo­par­lan­tes, los cua­les tie­nen carac­te­rís­ti­cas socia­les, cul­tu­ra­les, eco­nó­mi­cas, his­tó­ri­cas y polí­ti­cas dis­tin­tas a la pobla­ción mexi­ca­na.

Entre los ins­tru­men­tos ela­bo­ra­dos o adap­ta­dos al idio­ma espa­ñol se encuen­tran la Esca­la de empa­tía médi­ca de Jef­fer­son (Acor­ta et al., 2005), la Esca­la de empa­tía de Toron­to (Mar­tí­nez, 2012), la Esca­la mul­ti­di­men­sio­nal de empa­tía (Díaz et al., 1986) y la Esca­la de habi­li­da­des psi­co­te­ra­péu­ti­cas huma­nis­tas (Lozano, 2018). No obs­tan­te, las dos pri­me­ras están ela­bo­ra­das para per­so­nal médi­co, cuya fun­ción y carac­te­rís­ti­cas difie­ren de las que corres­pon­den a psi­co­te­ra­peu­tas. La ter­ce­ra se cons­tru­yó en los años ochen­ta del siglo pasa­do y fue dise­ña­da para pobla­ción en gene­ral, en quie­nes la empa­tía se mani­fies­ta de modo dis­tin­to al con­tex­to tera­péu­ti­co. La cuar­ta, por su par­te, se dise­ñó con base en para­dig­mas de la tera­pia Ges­talt y exis­ten psi­co­te­ra­peu­tas mexi­ca­nos que rea­li­zan su labor bajo otros enfo­ques.

Dado lo ante­rior, y con­si­de­ran­do la nece­si­dad de un ins­tru­men­to actual que eva­lúe la empa­tía en tera­peu­tas mexi­ca­nos, sea cual sea el mode­lo que prac­ti­quen, el pre­sen­te estu­dio con­sis­tió ela­bo­rar una Esca­la de empa­tía tera­péu­ti­ca.

Se tomó como base la pers­pec­ti­va mul­ti­di­men­sio­nal de Sil­va (2017), quien con­si­de­ra a la empa­tía como la habi­li­dad para poner­se en el lugar de la otra per­so­na, com­pren­dien­do sus expe­rien­cias, creen­cias, ideas y sen­ti­mien­tos, así como para comu­ni­car­le que se le com­pren­de.

La mis­ma auto­ra con­si­de­ra que la empa­tía tera­péu­ti­ca impli­ca cono­cer no solo el moti­vo de con­sul­ta, ni sola­men­te la for­ma de inter­ve­nir según el mode­lo que se prac­ti­ca, sino tam­bién la mane­ra como el con­sul­tan­te per­ci­be su situa­ción, saber por qué dicha situa­ción le resul­ta un pro­ble­ma en su vida coti­dia­na, lo que espe­ra de su tera­peu­ta, lo que desea obte­ner para sí median­te la tera­pia, así como los sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes que va desa­rro­llan­do a lo lar­go del pro­ce­so. Tam­bién es impor­tan­te saber comu­ni­car­le al pacien­te que se le com­pren­de, que se le res­pe­ta, y mos­trár­se­lo con el pro­pio com­por­ta­mien­to y la pro­pia acti­tud duran­te la tera­pia.

Seña­la que ser un psi­co­te­ra­peu­ta empá­ti­co impli­ca que, por momen­tos, se dejan a un lado las pro­pias creen­cias, ideas e inclu­so la for­ma­ción aca­dé­mi­ca, para com­pren­der mejor las inquie­tu­des del pacien­te. Si por el con­tra­rio, el tera­peu­ta prio­ri­za la teo­ría y no la situa­ción par­ti­cu­lar del clien­te, se for­ma­rá una visión incom­ple­ta de esta últi­ma, lo que deri­va­rá en inter­ven­cio­nes poco efi­ca­ces.

Así pues, el obje­ti­vo del pre­sen­te estu­dio fue cons­truir una Esca­la de empa­tía tera­péu­ti­ca apta para la pobla­ción mexi­ca­na y vali­dar­la median­te jue­ceo. Se plan­teó la pre­gun­ta ¿Cuá­les son las pro­pie­da­des psi­co­mé­tri­cas de un ins­tru­men­to de empa­tía tera­péu­ti­ca, dic­ta­mi­na­das por per­so­nas exper­tas?

Método

De acuer­do con Blan­co (2015), es indis­pen­sa­ble que los nue­vos ins­tru­men­tos sean some­ti­dos a jui­cio por par­te de per­so­nas exper­tas y se cuan­ti­fi­quen sus dic­tá­me­nes, para deter­mi­nar si, de mane­ra esta­dís­ti­ca, los ítems son apro­pia­dos para eva­luar el cons­truc­to. Otros auto­res (Gali­cia et al., 2017; Supo, 2017) con­si­de­ran que el jue­ceo por exper­tos pue­de lle­var­se a cabo usan­do herra­mien­tas vir­tua­les, mis­mas que dis­mi­nu­yen cos­tos y per­mi­ten efec­tuar el estu­dio en menor tiem­po.

Participantes

Se invi­tó a cin­co per­so­nas, cua­tro muje­res y un hom­bre, con al menos tres años de expe­rien­cia, ya sea como psi­co­te­ra­peu­ta o en la cons­truc­ción de ins­tru­men­tos, para fun­gir como jue­ces de las carac­te­rís­ti­cas de la esca­la. Sus eda­des osci­lan entre 33 y 56 años (media de 34 años). Tres per­so­nas poseen el gra­do aca­dé­mi­co de Doc­tor en Psi­co­lo­gía y dos el gra­do de Maes­tro en la mis­ma dis­ci­pli­na. Dos se desem­pe­ñan en for­ma simul­tá­nea como psi­co­te­ra­peu­ta y docen­te, dos como docen­te e inves­ti­ga­dor y uno de ellos incur­sio­na en los tres ámbi­tos. Tres labo­ran en el sec­tor públi­co y dos en el pri­va­do, con anti­güe­dad de entre 3 y 34 años (media de 12 años).

En ape­go al Códi­go éti­co del psi­có­lo­go (Socie­dad Mexi­ca­na de Psi­co­lo­gía, 2010), se dio a cono­cer a los jue­ces el pro­pó­si­to del estu­dio, se les ase­gu­ró la con­fi­den­cia­li­dad de sus datos per­so­na­les, y se les ofre­ció comu­ni­car­les los resul­ta­dos en caso de que lo soli­ci­ta­ran.

Instrumento

La Esca­la de Empa­tía Tera­péu­ti­ca es un ins­tru­men­to con 54 reac­ti­vos dis­tri­bui­dos en tres cate­go­rías (con­duc­tual, emo­cio­nal y cog­ni­ti­va). Cada ítem fue eva­lua­do en los siguien­tes aspec­tos:

  1. Dimen­sión a la cual los jue­ces con­si­de­ran que per­te­ne­ce
  2. Per­ti­nen­cia (si es impor­tan­te en rela­ción con el cons­truc­to)
  3. Repre­sen­ta­ti­vi­dad (si es acor­de a su dimen­sión)
  4. Cla­ri­dad (si es com­pren­si­ble para la pobla­ción a que va diri­gi­do)
  5. Rele­van­cia (si apor­ta infor­ma­ción obje­ti­va sobre qué tan­to el par­ti­ci­pan­te posee dicha carac­te­rís­ti­ca)

Todos los aspec­tos se cuan­ti­fi­can en nivel nomi­nal, indi­can­do si el reac­ti­vo cum­ple o no con la carac­te­rís­ti­ca seña­la­da.

Procedimiento

Se envió por escri­to una invi­ta­ción a las cin­co per­so­nas exper­tas para que par­ti­ci­pa­ran en la eva­lua­ción de los reac­ti­vos, indi­cán­do­se que podían aban­do­nar el estu­dio en cual­quier momen­to si así lo deci­dían. Lue­go de haber acep­ta­do, se les pro­por­cio­nó un for­ma­to ela­bo­ra­do en Micro­soft Word 365 don­de se les die­ron a cono­cer los pro­pó­si­tos del estu­dio, las defi­ni­cio­nes del cons­truc­to y sus dimen­sio­nes; y se soli­ci­tó que eva­lua­ran los cin­co aspec­tos (dimen­sión, per­ti­nen­cia, repre­sen­ta­ti­vi­dad, cla­ri­dad y rele­van­cia).

El pri­mer aspec­to, dimen­sión, tuvo cua­tro opcio­nes de res­pues­ta: con­duc­tual, emo­cio­nal, cog­ni­ti­va, nin­gu­na. Para los cua­tro aspec­tos res­tan­tes hubo dos opcio­nes de res­pues­ta: sí cum­ple con ello / no cum­ple con ello. Asi­mis­mo, se dio opor­tu­ni­dad a los exper­tos de que expre­sa­ran, en for­ma­to libre, suge­ren­cias u obser­va­cio­nes adi­cio­na­les.

Una vez res­pon­di­do el for­ma­to, los jue­ces lo devol­vie­ron por correo elec­tró­ni­co.

Análisis de datos

Se con­for­mó una base de datos en el pro­gra­ma SPSS ver­sión 26. Se pro­ce­dió a cal­cu­lar el acuer­do entre jue­ces median­te la razón de vali­dez de con­te­ni­do CVR, el índi­ce de vali­dez de con­te­ni­do CVI (Tris­tán, 2008) y Kap­pa de Fleiss (Pedro­sa et al., 2013) para bus­car evi­den­cias de la vali­dez de con­te­ni­do del ins­tru­men­to, así como eli­mi­nar reac­ti­vos que, a jui­cio de los exper­tos, care­cen de obje­ti­vi­dad y rigor meto­do­ló­gi­co.

Resultados

Con base en el mode­lo de Lawshe y las modi­fi­ca­cio­nes hechas por Tris­tán (2008), en cada uno de los cin­co aspec­tos seña­la­dos se cal­cu­ló el acuer­do entre jue­ces por cada reac­ti­vo, y por últi­mo se obtu­vo la vali­dez de con­te­ni­do en cada aspec­to. Se pro­ce­dió a eli­mi­nar aque­llos ítems que resul­ta­ron inacep­ta­bles por su bajo CVR (< 60). Tam­bién se eli­mi­na­ron aque­llos que, por una­ni­mi­dad, los jue­ces expre­sa­ron que no for­man par­te de nin­gu­na de las dimen­sio­nes del cons­truc­to, ya que care­cen de valor para los pro­pó­si­tos del ins­tru­men­to. Se supri­mie­ron un total de 12 reac­ti­vos.

Se cal­cu­la­ron nue­va­men­te los CVI para cada aspec­to eva­lua­do por los jue­ces (Tabla 1).

Tabla 1
Índices de validez de contenido tras eliminar los reactivos inaceptables

Aspec­to eva­lua­do

Índi­ce de vali­dez de con­te­ni­do

Per­ti­nen­cia

0.97

Repre­sen­ta­ti­vi­dad

0.96

Cla­ri­dad

0.84

Rele­van­cia

0.92

Como pue­de obser­var­se, los pun­ta­jes obte­ni­dos refle­jan que los reac­ti­vos que se con­ser­van son rele­van­tes para medir obje­ti­va­men­te el cons­truc­to, carac­te­rís­ti­cos de la dimen­sión a que cada uno per­te­ne­ce, com­pren­si­bles para la pobla­ción a que van diri­gi­dos y pue­den apor­tar infor­ma­ción res­pec­to al desem­pe­ño de los psi­co­te­ra­peu­tas en la varia­ble que se mide.

Nue­va­men­te se cal­cu­ló el índi­ce Kap­pa (Tabla 2).

Tabla 2
Índice Kappa general de la escala de empatía terapéutica
 

Kap­pa

Error

están­dar

Z

Valor de P

Nivel de con­fian­za más bajo 95%

Nivel de con­fian­za más alto

95%

 

.643

.034

18.815

.000

.576

.710

El valor de P=0 mues­tra que el acuer­do entre exper­tos no es pro­duc­to del azar, sino que están de acuer­do en la vera­ci­dad y soli­dez de las carac­te­rís­ti­cas que eva­lua­ron. Res­pec­to a Kap­pa, Elor­za (2008) esta­ble­ce que se con­si­de­ra bue­na si se encuen­tra entre .40 y .75, por lo que el pun­ta­je obte­ni­do (K= .64) deno­ta que los exper­tos que revi­sa­ron el ins­tru­men­to se hallan de acuer­do en la mayor par­te de los aspec­tos eva­lua­dos, y si el ins­tru­men­to se some­te a veri­fi­ca­ción por par­te de otras per­so­nas ins­trui­das en la mate­ria, se obten­drán eva­lua­cio­nes seme­jan­tes.

Res­pec­to a cada una de las dimen­sio­nes (Tabla 3), se obtu­vo lo siguien­te:

Tabla 3
Índices Kappa por categoría

Cate­go­ría

Pro­ba­bi­li­dad con­di­cio­nal

Kap­pa

Error están­dar

Z

Valor de P

Nivel de con­fian­za más bajo 95%

Nivel de con­fian­za más alto 95%

Con­duc­tual

.795

.674

.049

13.806

.000

.578

.769

Emo­cio­nal

.849

.744

.049

15.247

.000

.648

.840

Cog­ni­ti­va

.619

.524

.049

10.735

.000

.428

.619

Nin­gu­na

.000

-.019

.049

-.398

.691

-.115

.076

En lo con­duc­tual, lo emo­cio­nal y lo cog­ni­ti­vo hay un buen gra­do de acuer­do entre los jue­ces, sin que pue­da afir­mar­se que es pro­duc­to del azar, por lo que cada sec­ción de la prue­ba pue­de ser­vir para rea­li­zar medi­cio­nes de la par­te del cons­truc­to que repre­sen­ta. En cuan­to a los valo­res obte­ni­dos para la cate­go­ría 4 (no per­te­ne­cien­te a nin­gu­na dimen­sión) se espe­ra­ba un pun­ta­je redu­ci­do, pues­to que ya se eli­mi­na­ron aque­llos reac­ti­vos no úti­les para el ins­tru­men­to.

La esca­la que­dó enton­ces con un total de 42 reac­ti­vos, de los cua­les 14 corres­pon­den a la dimen­sión con­duc­tual, 13 a la emo­cio­nal y a 15 la cog­ni­ti­va.

Discusión

En el pre­sen­te tra­ba­jo se bus­có cono­cer si, a cri­te­rio de per­so­nas exper­tas en Psi­co­me­tría y/o en Psi­co­te­ra­pia, los reac­ti­vos de la Esca­la de Empa­tía Tera­péu­ti­ca son acor­des con las bases teó­ri­cas del cons­truc­to que se pre­ten­de medir, ya que como se dijo al ini­cio, no todas las carac­te­rís­ti­cas de las per­so­nas se per­ci­ben a sim­ple vis­ta, y es nece­sa­rio obser­var­las de for­ma indi­rec­ta median­te ins­tru­men­tos de medi­ción.

Blan­co (2015) acla­ra que, para el uso de ins­tru­men­tos ela­bo­ra­dos en otro idio­ma, no bas­ta tra­du­cir los reac­ti­vos, sino que resul­ta indis­pen­sa­ble ase­gu­rar­se de que tal ins­tru­men­to es ade­cua­do para las carac­te­rís­ti­cas par­ti­cu­la­res del tipo de pobla­ción al que se apli­ca. Res­pec­to de ello, Gar­cía y Zanat­ta (2022) expo­nen que gene­rar un nue­vo ins­tru­men­to a par­tir de la teo­ría con­lle­va pro­ce­di­mien­tos y gas­tos muy seme­jan­tes a los que supo­ne la adap­ta­ción de prue­bas que ya exis­ten. Lo ante­rior com­prue­ba la per­ti­nen­cia del pre­sen­te estu­dio.

Solo se supri­mie­ron 12 ítems, con­ser­van­do 42 de los que se plan­tea­ron al ini­cio. Ello indi­ca que están redac­ta­dos de mane­ra ópti­ma y acor­de con los cri­te­rios esta­ble­ci­dos para la ela­bo­ra­ción de reac­ti­vos (Reidl et al., 2020). Lue­go de haber eli­mi­na­do los reac­ti­vos no per­ti­nen­tes, las tres dimen­sio­nes con­ser­van can­ti­da­des seme­jan­tes de ítems, varian­do sola­men­te por uno o dos. Al man­te­ner­se las tres dimen­sio­nes de la esca­la (con­duc­tual, emo­cio­nal y cog­ni­ti­va), se obser­va con­cor­dan­cia con la pers­pec­ti­va mul­ti­di­men­sio­nal pro­pues­ta por Sil­va (2017).

Asi­mis­mo, aque­llos reac­ti­vos que se con­ser­va­ron tras los aná­li­sis esta­dís­ti­cos res­pal­dan lo pro­pues­to por diver­sos auto­res (Acor­ta et al., 2005; Cosa­cov, 2007; Mateu et al., 2009; Con­sue­gra, 2010; Wea­kland, 2010; Fau, 2013; Sal­ga­do, 2015; Ander, 2016; Bau­tis­ta et al., 2016; Mayo et al., 2019) en cuan­to al hecho de que la empa­tía tera­péu­ti­ca se mani­fies­ta si el tera­peu­ta se da a la tarea de cono­cer nece­si­da­des y carac­te­rís­ti­cas par­ti­cu­la­res de cada pacien­te, comu­ni­car­le que se le com­pren­de, y ele­gir inter­ven­cio­nes ade­cua­das para cada caso.

La prin­ci­pal for­ta­le­za del estu­dio radi­ca en la cons­truc­ción de una esca­la espe­cial para el con­tex­to tera­péu­ti­co mexi­cano. Con­jun­ta­men­te, se tra­ta de un ins­tru­men­to diri­gi­do a psi­co­te­ra­peu­tas, quie­nes, de acuer­do con las fuen­tes con­sul­ta­das, no siem­pre son eva­lua­dos de mane­ra obje­ti­va en cuan­to a sus habi­li­da­des.

Aho­ra bien, la obten­ción de vali­dez de con­te­ni­do resul­ta nece­sa­ria, más no sufi­cien­te, para poder ase­gu­rar que un ins­tru­men­to mide lo que se pre­ten­de en la pobla­ción para la que ha sido ela­bo­ra­do. Es nece­sa­rio obte­ner evi­den­cia de otras for­mas de vali­dez.

Se sabe que dema­sia­das pre­gun­tas pue­den fati­gar a las per­so­nas que con­tes­tan la prue­ba, hacien­do que sus res­pues­tas sean dife­ren­tes a lo que con­tes­ta­rían en otras cir­cuns­tan­cias. No obs­tan­te, Gar­cía y Zanat­ta (2022) sugie­ren que se con­ser­ve una can­ti­dad con­si­de­ra­ble de reac­ti­vos antes de pro­ce­der a la siguien­te apli­ca­ción, pues­to que en los aná­li­sis sub­se­cuen­tes se pue­de lle­gar a eli­mi­nar gran par­te de ellos. Tal situa­ción fue con­si­de­ra­da en esta pri­me­ra ver­sión de la esca­la.

Conclusiones

Por todo lo ante­rior, se con­clu­ye que el ins­tru­men­to posee con­cor­dan­cia entre sus reac­ti­vos y los aspec­tos teó­ri­cos en los que se basan, es acor­de a las tres dimen­sio­nes del cons­truc­to, com­pren­si­ble para la pobla­ción a la que va diri­gi­do y pue­de apor­tar datos obje­ti­vos sobre qué tan­to los tera­peu­tas mexi­ca­nos poseen dichas com­pe­ten­cias.

Una vez vali­da­do el ins­tru­men­to por exper­tos, es con­ve­nien­te obte­ner vali­dez por par­te de la pobla­ción a la que va diri­gi­do para cono­cer el com­por­ta­mien­to esta­dís­ti­co de los pun­ta­jes que se obten­gan en los ítems, así como nue­vas evi­den­cias de vali­dez y deter­mi­nar la con­sis­ten­cia de las pun­tua­cio­nes obte­ni­das por las mis­mas per­so­nas si se les exa­mi­na en dis­tin­tas oca­sio­nes con el pre­sen­te ins­tru­men­to.

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