Identidad narrativa: la perspectiva de un adolescente en conflicto con la ley Descargar este archivo (Identidad narrativa.pdf)

Esther González Ovilla[1], Zuraya Monroy Nasr[2]

Facultad de Psicología
Universidad Nacional Autónoma de México

Resumen

Des­de una pers­pec­ti­va socio­cons­truc­cio­nis­ta se asu­me que la iden­ti­dad se cons­tru­ye y emer­ge en rela­ción con otros, quie­nes mati­zan o influ­yen los sig­ni­fi­ca­dos que otor­ga­mos a nues­tras expe­rien­cias y la for­ma en que nos posi­cio­na­mos fren­te a estas. Tal es el caso de los ado­les­cen­tes que come­ten un deli­to o han esta­do en con­flic­to con la ley, don­de los con­tex­tos fami­lia­res, socia­les y cul­tu­ra­les influ­yen en el sig­ni­fi­ca­do que otor­gan a los deli­tos y su situa­ción legal. Median­te el aná­li­sis de la narra­ti­va de Damián, un ado­les­cen­te en con­flic­to con la ley, pre­ten­de­mos dar cuen­ta de cómo el con­tex­to per­mea la cons­truc­ción de su iden­ti­dad y los sig­ni­fi­ca­dos que atri­bu­ye al deli­to. Así con­clui­mos que las accio­nes que Damián va empren­dien­do res­pon­den al con­tex­to en el que inter­ac­túa, mis­mo que lo retro­ali­men­ta y le da la sen­sa­ción de reco­no­ci­mien­to y sen­ti­do de per­te­nen­cia. Estos hechos son, para él, par­te fun­da­men­tal en la cons­truc­ción de su matriz de iden­ti­dad.

Pala­bras cla­ve: ado­les­cen­tes en con­flic­to con la ley, socio­cons­truc­cio­nis­mo, aná­li­sis narra­ti­vo, iden­ti­dad narra­ti­va, matriz de iden­ti­dad.

Abstract

From a social cons­truc­tion pers­pec­ti­ve, it is assu­med that iden­tity is cons­truc­ted and emer­ges in rela­tion to others, who influen­ce the mea­nings we give to our expe­rien­ces and the way in which we posi­tion our­sel­ves in rela­tion to them. Such is the case of ado­les­cents who com­mit a cri­me or have been in con­flict with the law, in which family, social and cul­tu­ral con­texts influen­ce the mea­ning they give to the cri­mes and their legal situa­tion. Through the analy­sis of the narra­ti­ve of Damián, an ado­les­cent in con­flict with the law, we intend to account for how the con­text per­mea­tes the cons­truc­tion of his iden­tity and the mea­nings he attri­bu­tes to the cri­me. Thus, we con­clu­de that the actions that Damián under­ta­kes res­pond to the con­text in which he inter­acts, which pro­vi­des him with feed­back and gives him the fee­ling of recog­ni­tion and sen­se of belon­ging. The­se facts are, for him, a fun­da­men­tal part in the cons­truc­tion of his iden­tity matrix.

Key words: Ado­les­cents in con­flict with the law, Social cons­truc­tion, Narra­ti­ve iden­tity, Iden­tity matrix, Narra­ti­ve aná­li­sis.

Introducción

El abor­da­je de la pro­ble­má­ti­ca de los/las ado­les­cen­tes en con­flic­to con la ley se ha rea­li­za­do des­de dife­ren­tes pers­pec­ti­vas, dis­ci­pli­nas, nive­les de inci­den­cia y meto­do­lo­gías. Algu­nos se han intere­sa­do por gene­rar infor­ma­ción median­te cen­sos y encues­tas con la fina­li­dad de tener un pano­ra­ma más cla­ro de quié­nes son las/los ado­les­cen­tes que se ven invo­lu­cra­dos en estas situa­cio­nes y por qué. De acuer­do con los datos de la Encues­ta Nacio­nal de Ado­les­cen­tes en el Sis­te­ma de Jus­ti­cia Penal 2022 (ENASJP), en Méxi­co la pobla­ción de per­so­nas ado­les­cen­tes regis­tra­das en el sis­te­ma de jus­ti­cia del 2023 fue de 3,413. El 89.1% corres­pon­de a hom­bres y el 9.2% a muje­res. Los gru­pos de eda­des osci­lan entre los 12 y 22 años, sien­do los gru­pos de menor inci­den­cia el de 12 a 13 años (0.2%), el de 14 a 15 años (7.8%) mien­tras que el gru­po de 18 a 22 años es el de mayor inci­den­cia (47%), segui­do del gru­po de 16 a 17 años (31%). El 71.7% mani­fes­tó con­tar con edu­ca­ción bási­ca (algún gra­do de pre­es­co­lar, pri­ma­ria, secun­da­ria o carre­ra téc­ni­ca con secun­da­ria ter­mi­na­da) y el 25.2% con edu­ca­ción media supe­rior (algún gra­do de nor­mal bási­ca, pre­pa­ra­to­ria, bachi­lle­ra­to o carre­ra téc­ni­ca con pre­pa­ra­to­ria ter­mi­na­da) (INEGI, 2023).

El Cen­so Nacio­nal de Impar­ti­ción de Jus­ti­cia Esta­tal (CNIJE) del 2020 se intere­só en cono­cer las prin­ci­pa­les cau­sas pena­les por las que los/las ado­les­cen­tes se invo­lu­cran en un pro­ce­so de jus­ti­cia, el tipo de pro­ce­di­mien­to que se lle­vó a cabo y los deli­tos en los que par­ti­ci­pa­ron (INEGI, 2020). Otros estu­dios (Azao­la, 2015; CIDAC, 2016) han rea­li­za­do encues­tas para tener un acer­ca­mien­to a los des­crip­to­res socio­de­mo­grá­fi­cos de la pobla­ción estu­dio y cono­cer si ellos han esta­do invo­lu­cra­dos en su pro­ce­so jurí­di­co y com­pren­den el mis­mo.

Las meto­do­lo­gías cua­li­ta­ti­vas han sido uti­li­za­das en inves­ti­ga­cio­nes que sue­len enfo­car­se en los aspec­tos iden­ti­ta­rios de los y las ado­les­cen­tes. Labas­ti­da (2014) seña­la que a los ado­les­cen­tes que par­ti­ci­pan en con­duc­tas fue­ra de la ley se les sue­le vin­cu­lar erró­nea­men­te con con­duc­tas iden­ti­ta­rias tales como el uso de tatua­jes. Gómez (2012) se ha intere­sa­do en cono­cer la influen­cia de los pares, ya que par­te del supues­to de que éstos pue­den ori­llar a par­ti­ci­par a otros jóve­nes en con­duc­tas de ries­go. Sin embar­go, seña­la que, los ras­gos de per­so­na­li­dad de cada uno/a tam­bién influ­ye. El autor alu­de a la teo­ría eco­ló­gi­ca de la vio­len­cia, ya que, para él, al hablar de vio­len­cia es nece­sa­rio tener en cuen­ta dife­ren­tes fac­to­res: bio­ló­gi­cos, cul­tu­ra­les, socia­les, polí­ti­cos y psi­co­ló­gi­cos.

La noción de la ley en los ado­les­cen­tes y cómo está influ­ye en sus pará­me­tros de lo que es o no per­mi­ti­do ha sido de inte­rés para Abas­to­flor (2016), quien encon­tró que los ado­les­cen­tes tie­nen una noción de la ley que rela­cio­nan con un bien­es­tar colec­ti­vo que se con­tra­po­ne con el bien­es­tar indi­vi­dual. Con­si­de­ran que, las leyes están bien, pero, lo que no está bien es el incum­pli­mien­to de estas. Se mues­tran incré­du­los fren­te a la apli­ca­ción de las leyes, pro­duc­to de las expe­rien­cias nega­ti­vas que han teni­do.

La revi­sión de la lite­ra­tu­ra nos per­mi­te vis­lum­brar que se ha gene­ra­do cono­ci­mien­to para com­pren­der el con­tex­to en el que emer­gen las par­ti­ci­pa­cio­nes de los ado­les­cen­tes en actos con­si­de­ra­dos fue­ra de la ley. Sin embar­go, pare­cie­ra que estos estu­dios dan cuen­ta de cifras o aspec­tos indi­vi­dua­les, carac­te­rís­ti­cas de la per­so­na­li­dad, pero, des­de mira­das exter­nas, es decir, des­de las de los abo­ga­dos, pro­fe­sio­na­les, polí­ti­cos, etc., dan­do poco lugar a la escu­cha de la pro­pia voz de las/los ado­les­cen­te, de lo qué sig­ni­fi­ca para ellos par­ti­ci­par en un deli­to, de cómo se miran a sí mis­mos, cómo creen que son per­ci­bi­dos social y legal­men­te.

Enton­ces, resul­ta per­ti­nen­te inte­grar teo­rías como la socio­cons­truc­cio­nis­ta, que par­te de la pre­mi­sa de que los sis­te­mas de creen­cias, inten­cio­nes y emo­cio­nes se estruc­tu­ran en la inter­ac­ción social y están vin­cu­la­das al suje­to que res­pon­de de algu­na mane­ra al medio en el que se halla inser­to. Y la iden­ti­dad narra­ti­va, que nos per­mi­te dar cuen­ta de dichas pre­mi­sas dado que, es por medio del len­gua­je que las per­so­nas van cons­tru­yen­do su iden­ti­dad, jus­to como las/los ado­les­cen­tes lo hacen al estar en rela­ción con otros.

Socioconstruccionismo

Des­de una pers­pec­ti­va socio­cons­truc­cio­nis­ta (Ger­gen, 1985) se asu­me que es impor­tan­te aten­der al con­tex­to his­tó­ri­co, social, eco­nó­mi­co y cul­tu­ral cuan­do habla­mos de los sig­ni­fi­ca­dos que las per­so­nas otor­ga­mos a nues­tras accio­nes. Para este autor, es posi­ble decir que exis­ten diver­sos sis­te­mas de sig­ni­fi­ca­dos, dado que exis­ten múl­ti­ples con­tex­tos que per­mean nues­tra mane­ra de sig­ni­fi­car e inter­ac­tuar con el mun­do. La com­pren­sión de la reali­dad y los sig­ni­fi­ca­dos enton­ces invo­lu­cra pro­ce­sos sub­je­ti­vos, tales como las auto­na­rra­cio­nes que le per­mi­ten al indi­vi­duo dar cuen­ta de la reali­dad para sí mis­mo y para los otros.

Las auto­na­rra­cio­nes, tam­bién lla­ma­das narra­ti­vas, cons­tru­yen iden­ti­da­des. Éstas, emer­gen al momen­to de con­tar un even­to, expe­rien­cia o situa­ción a un otro, es decir, a par­tir de rela­tos que nos per­mi­ten orga­ni­zar lo que que­re­mos trans­mi­tir de una for­ma sin­gu­lar (Hamui, 2011). Éste rela­to se verá mati­za­do tan­to por la audien­cia como por las cons­truc­cio­nes socia­les vigen­tes al con­tex­to his­tó­ri­co, social, eco­nó­mi­co y cul­tu­ral que per­mi­ti­rán dar lugar a narra­ti­vas inte­li­gi­bles y per­ti­nen­tes de acuer­do a lo que ha sido legi­ti­ma­do como tal. Así, el rela­to va pro­pi­cian­do la cons­truc­ción de iden­ti­dad, dado que éste emer­ge en la inter­ac­ción con­ver­sa­cio­nal. Pero, a su vez, se ve limi­ta­do por los hori­zon­tes de inte­li­gi­bi­li­dad de cada par­ti­ci­pan­te y con­tex­to, gene­ran­do narra­ti­vas que man­tie­nen o eli­mi­nan cier­tos com­por­ta­mien­tos en un indi­vi­duo (Ger­gen y Ger­gen, 1998).

Los sig­ni­fi­ca­dos que cada per­so­na otor­ga a las expe­rien­cias, even­tos y/o com­por­ta­mien­tos, es de carác­ter auto­rre­fe­ren­cial dado que están per­mea­dos por sus dife­ren­tes con­tex­tos rela­cio­na­les (Ger­gen, 1985). Los rela­tos y los sig­ni­fi­ca­dos dan cuen­ta tan­to de sus creen­cias, valo­res y cul­tu­ra como de la tem­po­ra­li­dad.

Ger­gen (1996) hace refe­ren­cia a la mul­ti­pli­ci­dad de pers­pec­ti­vas que com­po­nen una reali­dad. Así, lo que se con­si­de­ra una “per­so­na real” (:185) varía en fun­ción de la pos­tu­ra en que se enun­cie. Esto es, si hay múl­ti­ples voces que cons­tru­yen una reali­dad, enton­ces no es posi­ble tener una ver­sión úni­ca de qué se espe­ra de ser o de actuar. Por tan­to, las per­so­nas cons­tru­yen los sig­ni­fi­ca­dos de sus vidas, su iden­ti­dad y las rela­cio­nes median­te la mul­ti­pli­ci­dad de voces que con­flu­yen en su expe­rien­cia.

Identidad narrativa

En la ado­les­cen­cia, la tarea más impor­tan­te es el reco­no­ci­mien­to del self y la cons­truc­ción de iden­ti­dad. Este pro­ce­so impli­ca que los/las ado­les­cen­tes son suje­tos que cons­tru­yen y recons­tru­yen su iden­ti­dad al momen­to de rela­cio­nar­se con los otros; esos otros que tie­nen una influen­cia sobre ellos o ellas (Cra­bay, 2007; Cra­bay y Oli­ve­ro, 2007; Flo­res, Ramí­rez y Bon­tem­po, 2012; Foelsch, 2015; Gian­ni, 2014; Schoen-Ferrei­ra, et al. 2003).

Al igual que Ger­gen, Vale­ria Uga­zio con­si­de­ra que es posi­ble hablar de la mul­ti­pli­ci­dad de con­tex­tos y sig­ni­fi­ca­dos. Empe­ro, Uga­zio enfa­ti­za la mul­ti­pli­ci­dad de sig­ni­fi­ca­dos den­tro de una mis­ma cul­tu­ra. La auto­ra pro­po­ne el con­cep­to de pola­ri­da­des semán­ti­cas (Uga­zio, 2022) para seña­lar que los sig­ni­fi­ca­dos que una per­so­na otor­ga a su his­to­ria pue­den dar lugar a sen­ti­dos opues­tos de acuer­do al con­tex­to de inter­ac­ción. Así, mien­tras un ado­les­cen­te pue­de habi­tar una pola­ri­dad en su con­tex­to de ori­gen o fami­lia, fren­te a otros, qui­zá repre­sen­te una pola­ri­dad total­men­te opues­ta. Es impor­tan­te acla­rar que dichas pola­ri­da­des no nece­sa­ria­men­te van de un extre­mo a otro, pero que sí son inter­de­pen­dien­tes con la posi­ción de los otros miem­bros que par­ti­ci­pan en la inter­ac­ción. No obs­tan­te, las pola­ri­da­des semán­ti­cas no son infi­ni­tas debi­do a que están deli­mi­ta­das por la fami­lia, la cul­tu­ra y la expe­rien­cia de vida, otor­gan­do así un sen­ti­do y sig­ni­fi­ca­do a la posi­ción que ocu­pa el ado­les­cen­te en una narra­ción y en la reali­dad que cons­tru­ye.

Uga­zio (2022) pro­po­ne el con­cep­to de matriz de iden­ti­dad para seña­lar que las per­so­nas cons­tru­yen y con­fi­gu­ran su iden­ti­dad a par­tir de expe­rien­cias vivi­das y los roles que jue­gan en el con­tex­to tan­to cul­tu­ral como social en el que se desa­rro­llan.

Aquí par­ti­mos de la pro­pues­ta de Uga­zio y asu­mi­mos el supues­to de que la for­ma en que los ado­les­cen­tes cons­tru­yen su reali­dad y los sig­ni­fi­ca­dos que le otor­gan depen­de­rá, entre otras cosas, de los acto­res impli­ca­dos en la mis­ma. Asi­mis­mo, con­si­de­ra­mos que su iden­ti­dad se cons­trui­rá en torno a lo que ha vivi­do el ado­les­cen­te y los esque­mas emo­cio­na­les que se agru­pan con­for­me a las pola­ri­da­des semán­ti­cas en las que ha par­ti­ci­pa­do pre­via­men­te. Así, las diver­sas “eti­que­tas” o pola­ri­da­des en las que ha sido defi­ni­do ten­drán impac­to en la matriz de iden­ti­dad del ado­les­cen­te.

Por ello, el obje­ti­vo de este artícu­lo es dar cuen­ta cómo cons­tru­ye su iden­ti­dad un ado­les­cen­te que ha esta­do en con­flic­to con la ley por medio de su narra­ti­va para com­pren­der la influen­cia y rela­ción con su con­tex­to, así como los sig­ni­fi­ca­dos que atri­bu­ye a la par­ti­ci­pa­ción en un acto con­si­de­ra­do legal­men­te como deli­to.

Método

Meto­do­lo­gía: Se reali­zó una inves­ti­ga­ción cua­li­ta­ti­va de tipo narra­ti­vo. Lo que aquí se pre­sen­ta for­ma par­te de una inves­ti­ga­ción más amplía. Se con­si­de­ró rea­li­zar una inves­ti­ga­ción narra­ti­va dado que ésta se carac­te­ri­za por su inte­rés en las his­to­rias que las per­so­nas cuen­tan sobre ellas, aspec­to per­ti­nen­te con los refe­ren­tes teó­ri­cos que guían la inves­ti­ga­ción. Mis­mo que, nos apro­xi­man a cono­cer cómo las per­so­nas dan cuen­ta de quie­nes son (iden­ti­dad) y cómo viven su mun­do (con­tex­tos, cul­tu­ra y rela­cio­nes) por medio de sus rela­tos (auto­na­rra­ción) (Par­ker, 2005).

Par­ti­ci­pan­te: Damián, un ado­les­cen­te de 21 años, quien par­ti­ci­pó en un deli­to a los 17 años y fue pri­va­do de la liber­tad, duran­te cua­tro años.

Téc­ni­ca de reco­lec­ción de la infor­ma­ción: Se reali­zó una entre­vis­ta narra­ti­va en moda­li­dad vir­tual (video­lla­ma­da) con una dura­ción de 1 hora con 14 minu­tos. Esto, dado que, en mar­zo de 2021, con­ti­nua­ba el con­fi­na­mien­to como medi­da de pre­ven­ción de con­ta­gios ante la pan­de­mia por COVID-19, y por ende el acce­so a una entre­vis­ta pre­sen­cial con Damián era nula.

Se ela­bo­ró una guía temá­ti­ca de la entre­vis­ta para inci­tar la emer­gen­cia de narra­ti­vas (Kva­le, 2011) (ver apén­di­ce). Esta guía estu­vo enfo­ca­da en los sig­ni­fi­ca­dos que las per­so­nas cons­tru­yen, así como los tiem­pos y el con­tex­to en que se dan los acon­te­ci­mien­tos. El papel de la entre­vis­ta­do­ra se pre­ten­dió que fue­ra más de oyen­te y que, por medio de las pre­gun­tas, se cons­tru­ye­ra la narra­ción (Kva­le, 2011).

Procedimiento
  • Se reali­zó con­tac­to con las auto­ri­da­des encar­ga­das de la aten­ción a ado­les­cen­tes en con­flic­to con la ley en dos esta­dos de la Repú­bli­ca Mexi­ca­na. Estas per­so­nas fue­ron quie­nes faci­li­ta­ron el con­tac­to con los ado­les­cen­tes y se inter­cam­bia­ron men­sa­jes de tex­to con los ado­les­cen­tes para invi­tar­los a par­ti­ci­par. Así fue como se esta­ble­ció con­tac­to con Damián, quien recien­te­men­te iba salien­do de su inter­na­do en un esta­do de la Repú­bli­ca Mexi­ca­na y que estu­vo dis­pues­to a par­ti­ci­par en el estu­dio.
  • Antes de ini­ciar la con­ver­sa­ción se le hizo lle­gar el con­sen­ti­mien­to infor­ma­do en el que se expli­có cuá­les eran los pro­pó­si­tos del estu­dio, así como en qué con­sis­ti­ría su par­ti­ci­pa­ción. Se le pidió su auto­ri­za­ción para gra­bar la con­ver­sa­ción.
  • Se bus­có ini­ciar el diá­lo­go con pre­gun­tas abier­tas que per­mi­tie­ron esta­ble­cer un cli­ma de con­fian­za entre el ado­les­cen­te y la inves­ti­ga­do­ra.
  • La entre­vis­ta se cerró una vez que se explo­ra­ron los temas de la guía de entre­vis­ta. Cuan­do se con­clu­yó con la entre­vis­ta, se dio paso a la trans­crip­ción y se reali­zó el aná­li­sis.

Aná­li­sis de las narra­ti­vas: Se reali­zó un aná­li­sis de la narra­ti­va, el cual con­sis­te en reco­pi­lar la his­to­ria y des­cri­bir los temas que se man­tie­nen a lo lar­go de la mis­ma. En el aná­li­sis de la narra­ti­va según Pol­kinghor­ne (1995) se pasa de las his­to­rias a los ele­men­tos comu­nes. Se toman las narra­ti­vas como una repre­sen­ta­ción de aque­lla expe­rien­cia, al tiem­po que se tie­ne en con­si­de­ra­ción la cul­tu­ra en la que se expre­san (Klein­man, 1988). Para el aná­li­sis de la narra­ti­va que pro­po­ne este artícu­lo, se reto­ma­ron los ele­men­tos teó­ri­cos del socio­cons­truc­cio­nis­mo, las pola­ri­da­des semán­ti­cas y la matriz de iden­ti­dad de Uga­zio (2022).

Procedimiento del análisis
  • Se leye­ron las trans­crip­cio­nes para la fami­lia­ri­za­ción con el tex­to.
  • Se orga­ni­zó la infor­ma­ción y se pro­cu­ró man­te­ner el con­te­ni­do de todos los pun­tos por los que la narra­ti­va de Damián fue tran­si­tan­do.
  • Se con­si­de­ra­ron tres gran­des cate­go­rías no exclu­yen­tes entre sí, ni mucho menos limi­tan­tes, pero que a modo didác­ti­co se eli­gen como las tres gran­des cate­go­rías de las cua­les pode­mos des­pren­der o incluir otras: con­tex­to, pola­ri­da­des semán­ti­cas y matriz de iden­ti­dad (ver Tabla 1).
Tabla 1. Categorías del análisis narrativo. Descripción y delimitación de las categorías propuestas para analizar las narrativas.

Cate­go­ría

Des­crip­ción

Con­tex­to

Espa­cio socio-cul­tu­ral y eco­nó­mi­co en que se ha desa­rro­lla­do el ado­les­cen­te.

Pola­ri­da­des semán­ti­cas

Los sig­ni­fi­ca­dos que una per­so­na otor­ga a su his­to­ria, pue­den dar lugar a sig­ni­fi­ca­dos opues­tos de acuer­do al con­tex­to de inter­ac­ción. Dife­ren­cian­do las diver­sas pola­ri­da­des semán­ti­cas en las que par­ti­ci­pa y cómo se sien­te con rela­ción a estas pola­ri­da­des de sig­ni­fi­ca­do (Uga­zio, 2022).

Matriz de iden­ti­dad

Cons­truc­ción de sig­ni­fi­ca­dos y posi­ción fren­te a la expe­rien­cia de haber par­ti­ci­pa­do en un deli­to (Uga­zio, 2022).

Resultados

Contexto

Damián se va con­cep­tuan­do de lo colec­ti­vo a lo indi­vi­dual a par­tir de las rela­cio­nes que esta­ble­ce en el barrio en el que se desa­rro­lla. Las con­di­cio­nes del medio como caren­cias eco­nó­mi­cas, fal­ta de edu­ca­ción, con­vi­ven­cia cer­ca­na con el con­su­mo de sus­tan­cias y estar inmer­so en una cul­tu­ra del deli­to, lle­va­ron a Damián a nor­ma­li­zar las acti­vi­da­des en las que par­ti­ci­pa­ba y a natu­ra­li­zar las mis­mas. De algu­na for­ma eso pare­cía sig­ni­fi­car para él “pres­ti­gio” y “reco­no­ci­mien­to”, por lo tan­to, no había una con­cep­tua­li­za­ción de bien y mal, sino más bien de si per­te­ne­ces o no, en este caso, a “la ban­di­ta”. Damián seña­la que fue en su colo­nia en don­de a tem­pra­na edad se rela­cio­nó con la “ban­di­ta”, eran per­so­nas mayo­res que él y se dedi­ca­ban a acti­vi­da­des de robo, dis­tri­bu­ción y con­su­mo de sus­tan­cias ilí­ci­tas.

Con rela­ción al pro­ce­so jurí­di­co en el que Damián se vio invo­lu­cra­do, obser­va­mos que exis­tie­ron una serie de atro­pe­llos a lo lar­go del mis­mo. El mode­lo de jus­ti­cia en el que ini­cia el caso de Damián es bajo el mode­lo tute­lar. Es visi­ble como des­de este mode­lo, es tra­ta­do como un “menor” y no como una per­so­na ado­les­cen­te que goza de todos los dere­chos huma­nos y por lo tan­to es capaz de expre­sar­se, com­pren­der y asu­mir res­pon­sa­bi­li­dad de las accio­nes que empren­de.

Damián con­si­de­ra injus­ta su sen­ten­cia al no sen­tir­se par­tí­ci­pe de la mis­ma. Con­si­de­ra no haber sido escu­cha­do ya que “las otras dos per­so­nas habían decla­ra­do antes y dije­ron que yo pateé al chi­co y no lo hice”. Auna­do a esto, des­co­no­cía del pro­ce­so por el que esta­ba pasan­do y seña­la que fue un abu­so el hecho de que hayan ido a “catear” su casa en dos oca­sio­nes ya que des­co­no­ce si su papá dio o no per­mi­so por­que “no sabe leer ni escri­bir”.

Aho­ra bien, par­te de las con­se­cuen­cias que vivió no sólo Damián, sino tam­bién su fami­lia al haber­se vis­to rela­cio­na­do en con­flic­tos con la ley, fue el haber sido mar­gi­na­dos por el con­tex­to cul­tu­ral y social en el que con­vi­vían. Su padre fue des­pe­di­do del tra­ba­jo y con ello la fami­lia que­dó sin hogar y sin el acce­so a ser­vi­cios bási­cos.

Polaridades semánticas

De algu­na mane­ra Damián va expli­can­do su rela­ción con “la ban­di­ta” a raíz de no haber sido vis­to por su fami­lia. Él con­si­de­ra que era recha­za­do o poco toma­do en cuen­ta dado el núme­ro de her­ma­nos y que él era el menor de todos. Para Damián, la cues­tión de la edad fue un hecho que influ­yó en una serie de sig­ni­fi­ca­dos y creen­cias res­pec­to a su lugar en rela­ción con los otros. Siguien­do a Uga­zio (2022) se obser­va que Damián va com­po­nién­do­se en dife­ren­tes roles o posi­cio­nes a lo lar­go de su his­to­ria. Por un lado, él atri­bu­ye a la edad el hecho de ser “invi­si­bi­li­za­do” y “recha­za­do” por par­te de sus her­ma­nos. Pero, al mis­mo tiem­po, la edad le daba cier­tos “bene­fi­cios” con la ban­di­ta que le otor­ga­ban “reco­no­ci­mien­to y cobi­jo”. Esta situa­ción lo lle­vó a bus­car estar cada vez más rela­cio­na­do con las per­so­nas de la calle que con su fami­lia.

Aho­ra bien, cuan­do nos acer­ca­mos a la narra­ti­va de Damián, obser­va­mos como él tam­bién va asig­nan­do dife­ren­tes posi­cio­nes a los miem­bros de su fami­lia y esto les otor­ga o res­ta cier­tas posi­bi­li­da­des (Uga­zio, 2022). Por ejem­plo, los her­ma­nos ejer­cían accio­nes de pater­ni­dad. No obs­tan­te, Damián no reco­no­cía del todo esa auto­ri­dad ni encon­tra­ba a una figu­ra que repre­sen­ta­ra una guía. Por par­te de su madre obser­va­ba una figu­ra de pro­tec­ción, sin embar­go, la obser­va­ba sin auto­ri­dad y caren­te de habi­li­da­des al ser anal­fa­be­ta e inge­nua: “… para una madre siem­pre vas a ser ino­cen­te”. Por par­te del padre, lo ubi­ca­ba muy ausen­te y caren­te de habi­li­da­des para afron­tar situa­cio­nes com­pli­ca­das como lo fue el pro­ce­so jurí­di­co.

Matriz de identidad

En la narra­ti­va de Damián pode­mos obser­var cómo, para él, el reco­no­ci­mien­to, sen­ti­do de per­te­nen­cia, obte­ner pri­vi­le­gios, sen­tir res­pal­do, tener popu­la­ri­dad en su colo­nia y en los bai­les, así como tener pre­fe­ren­cias en el gru­po de la “ban­di­ta” eran nece­si­da­des que iba bus­can­do obte­ner y con­ser­var dado que eso tenía sen­ti­do en su cons­truc­ción de iden­ti­dad.

Cuan­do Damián comen­zó a rela­cio­nar­se con la ban­di­ta, lo con­si­de­ró como algo nor­mal, ya que con­vi­vir con per­so­nas mayo­res que él no era vis­to como extra­or­di­na­rio: “… como yo comen­cé a tra­ba­jar des­de muy chi­co”. Así, los inte­gran­tes de la ban­di­ta, quie­nes le lle­va­ban como 20 años, no le pare­cían extra­ños. En la ban­di­ta él tenía el rol asig­na­do de “el más peque­ño” por lo cual se le daban pre­fe­ren­cias y pri­vi­le­gios en el con­su­mo de sus­tan­cias.

El que Damián fue­ra acep­ta­do y reci­bie­ra pre­fe­ren­cias por par­te de la ban­di­ta, lo hacía tener un sen­ti­do de per­te­nen­cia y reco­no­ci­mien­to en su entorno. “… te ofre­cen, este, el alcohol y pues tú dices, no pues… si tomo y si fumo me van a jalar más y me van a que­rer y, o sea, vas a sen­tir más ese cobi­jo se pue­de decir de ellos hacia ti”. En esto pode­mos obser­var como para Damián, las accio­nes que empren­día res­pon­den a su nece­si­dad de per­te­ne­cer y ser valo­ra­do por el barrio y reafir­mar su cons­truc­ción de iden­ti­dad.

Esto es, para seguir tenien­do pres­ti­gio por ejem­plo en los bai­les, Damián debía tener dine­ro y asis­tir a varios de ellos. A él le gus­ta­ba que lo salu­da­ran por su apo­do en el soni­do al lle­gar al even­to. Pero para esto, nece­si­ta­ba dine­ro y “yo al no tener lue­go dine­ro para, para ir al bai­le pues empe­za­ba yo a lo que era a robar”. Es así que él con­si­de­ra que fue intro­du­cién­do­se a la delin­cuen­cia:

pues sí me fui intro­du­cien­do poco a poco como, pues como yo creo que empie­zan ¡eh! cual­quier delin­cuen­te, ¡eh! Pri­me­ro era echan­do aguas, ya des­pués es tu pri­me­ra vez que, que some­tes o que te aga­rras, ¿no? a los obje­tos, ¿no? ¡eh! La ver­dad yo nun­ca, nun­ca ama­gué con arma pun­zo cor­tan­te, con nin­gún tipo de arma, ¡eh! no ama­gué a nadien, sim­ple­men­te yo era el que los bas­cu­lea­ba, se pue­de decir, revi­sa­ba, a las per­so­nas.

Como se obser­va en la cita ante­rior, pese a que Damián en su narra­ti­va acep­ta irse intro­du­cien­do en actos de delin­cuen­cia, para él tam­bién es impor­tan­te ser vis­to como una per­so­na que no daña, hace hin­ca­pié en que nun­ca ama­ga a una per­so­na o rea­li­za un acto que él pusie­ra con­si­de­rar vio­len­to. Más ade­lan­te seña­la… “yo nun­ca pen­sé en herir a alguien, solo que­ría robar sus per­te­nen­cias”. Por lo que es impor­tan­te no ser vis­to como una per­so­na que actúa mal. Las cla­si­fi­ca­cio­nes o la mira­da de los otros le son impor­tan­tes y en este caso, recor­de­mos que la narra­ción está sien­do para un agen­te externo a su con­tex­to y Damián pre­ten­de no lle­gar a ser leí­do o cla­si­fi­ca­do des­de una iden­ti­dad dife­ren­te a la que él ha cons­trui­do de sí mis­mo. Así, Damián se va sor­tean­do entre dis­tin­tos sig­ni­fi­ca­dos res­pec­to a las acti­vi­da­des que rea­li­za; si se hacen de cier­ta for­ma, no están mal. Es decir, no con­si­de­ra dañar a las per­so­nas al qui­tar­les sus per­te­nen­cias, pero sí el qui­tar­les la vida, como lo hizo, según narra su “ami­go”.

Discusión

Los ado­les­cen­tes que están pasan­do por una situa­ción apre­mian­te se refi­rie­ron a otros para dis­tin­guir nue­vas for­mas de ver­se en y con los otros. Al desa­rro­llar una narra­ción, pudie­ra ser que Damián pro­cu­ra ligar una serie de even­tos rele­van­tes que ha expe­ri­men­ta­do a lo lar­go del tiem­po e inten­ta esta­ble­cer una cone­xión cohe­ren­te entre ellos que le per­mi­ta dis­tin­guir­se a sí mis­mo de los otros (Ger­gen, 1985). Como se obser­va, en el caso de Damián, en su narra­ti­va va inte­gran­do el con­tex­to, su medio rela­cio­nal cer­cano como fami­lia y ami­gos, las situa­cio­nes que va vivien­do y el pro­ce­so jurí­di­co por el que atra­vie­sa para expli­car cómo par­ti­ci­pó en un deli­to.

Con­si­de­ra­mos que la pro­pues­ta de aná­li­sis narra­ti­vo enmar­ca­do en el cons­truc­cio­nis­mo social, enfo­ca­do en los con­tex­tos, las pola­ri­da­des semán­ti­cas y la matriz de iden­ti­dad, nos per­mi­ti­ría, no sólo a los pro­fe­sio­na­les invo­lu­cra­dos en el tra­ba­jo con ado­les­cen­tes en con­flic­to con la ley, enten­der cómo ellos legi­ti­man sus accio­nes y se expli­can a qué res­pon­die­ron las mis­mas, sino tam­bién a los ado­les­cen­tes mis­mos. Esto pro­yec­ta des­de dón­de se miran y quie­ren ser mira­dos.

La narra­ción de Damián, nos per­mi­te dar cuen­ta de cómo va cons­tru­yen­do su iden­ti­dad a par­tir de mirar­se en rela­ción con los otros e ir com­po­nien­do. Reco­no­ce cómo, mien­tras en su fami­lia en espe­cí­fi­co para su madre pue­de ser una per­so­na inca­paz de rea­li­zar cier­tas cosas, en el exte­rior, pue­de ocu­par una pola­ri­dad total­men­te dis­tin­ta. Así, ser capaz de par­ti­ci­par y cada vez invo­lu­crar­se más en las acti­vi­da­des de la “ban­di­ta”, le van dan­do el sen­ti­do de per­te­nen­cia y el reco­no­ci­mien­to en su entorno. Damián va dis­tin­guien­do los luga­res “peli­gro­sos” como comu­nes y pro­pios y los habi­ta orgu­llo­so, dado que lo lle­van a cons­truir una iden­ti­dad narra­ti­va de una per­so­na reco­no­ci­da, capaz, hábil y audaz. Empe­ro, no desea ser leí­do des­de una pola­ri­dad de la vio­len­cia, capaz de dañar a otros.

Por lo ante­rior, pode­mos seña­lar que el aná­li­sis de la narra­ti­va de Damián nos ha per­mi­ti­do dar cuen­ta de cómo cons­tru­ye su iden­ti­dad res­pec­to al hecho de haber par­ti­ci­pa­do en un deli­to, se vis­lum­bra como él influ­ye y es influi­do en el con­tex­to en el que se rela­cio­na, lo que lo lle­va a cons­truir y recons­truir su matriz de iden­ti­dad en fun­ción de los otros.

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Notas

  1. Estu­dian­te del Doc­to­ra­do en Psi­co­lo­gía, Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UNAM. estherovilla@gmail.com Tesis de doc­to­ra­do finan­cia­do por CONAHCyT (CVU 547986/ 298763). 

  2. Pro­fe­sor Titu­lar, Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UNAM, Pro­yec­to PAPIIT IN401222.

Anexo

Guía temática de la entrevista

Con­tex­to socio-cul­tu­ral del ado­les­cen­te

  1. ¿Cómo era el lugar don­de vivías?
  2. ¿Algu­na de las per­so­nas con las que con­vi­vías han expe­ri­men­ta­do un pro­ble­ma con la jus­ti­cia penal y si es así, es algo común en tu comu­ni­dad?

Medio rela­cio­nal

  1. ¿Cómo era la con­vi­ven­cia en tu fami­lia?
  2. ¿De qué for­ma te des­cri­bi­rían tus amigos/as? ¿y tú a ellos/ellas?

Epi­so­dio mis­mo

  1. ¿Me pla­ti­cas lo qué suce­dió ese día que come­tis­te el deli­to?

Expe­rien­cia rela­cio­na­da con el hecho delic­ti­vo al momen­to de come­ter­lo

  1. ¿Qué hizo que lle­va­ras a cabo el deli­to?
  2. ¿Dirías que estas accio­nes eran las espe­ra­das por per­so­nas cer­ca­nas a ti?

Expe­rien­cia del pro­ce­so jurí­di­co

  1. ¿Cómo te has sen­ti­do a lo lar­go del pro­ce­so jurí­di­co?
  2. ¿La san­ción que obtu­vis­te la con­si­de­ras jus­ta? ¿Por qué?
  3. ¿Tie­nes una idea de por qué te die­ron esa sen­ten­cia?
  4. ¿Crees que el suce­so que me con­tas­te ha cam­bia­do la vida de alguien más? ¿De qué for­ma?

Cie­rre del encuen­tro

  1. Para ter­mi­nar, ¿hay algo que con­si­de­res impor­tan­te men­cio­nar y que no te haya pre­gun­ta­do?