Personal sanitario: ¿los héroes en la pandemia? Descargar este archivo (Personal sanitario.pdf)

Dra. Ana María Fernández Poncela

Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco)

Resumen

Este tex­to es una revi­sión, aná­li­sis y refle­xión sobre la con­si­de­ra­ción social del per­so­nal sani­ta­rio en la pan­de­mia por par­te de la pobla­ción en Méxi­co en el año 2020. Los aplau­di­dos como héroes por la mayo­ría, fue­ron obje­to de dis­cri­mi­na­ción y vio­len­cia por algu­nas per­so­nas, al ser con­si­de­ra­dos foco de con­ta­gio e inclu­so acu­sa­dos de malas prác­ti­cas. La inves­ti­ga­ción revi­sa docu­men­tos ofi­cia­les, noti­cias y entre­vis­tas a la ciu­da­da­nía, con obje­to de recons­truir hechos, opi­nio­nes y com­por­ta­mien­tos, ana­li­zar la vio­len­cia, así como con­tex­tua­li­zar la pro­ble­má­ti­ca socio emo­cio­nal. Los hallaz­gos apun­tan a que algu­nas per­so­nas pre­sen­tan expre­sio­nes y con­duc­tas vio­len­tas hacia este sec­tor, en medio de una cri­sis impor­tan­te, con con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas adver­sas, mie­dos psi­co­ló­gi­cos per­tur­ba­do­res, des­con­fian­zas sani­ta­rias y cul­tu­ra­les.

Pala­bras cla­ve: vio­len­cia, per­so­nal sani­ta­rio, refle­xión, pan­de­mia.

Abstract

This text is a review, analy­sis and reflec­tion on the social con­si­de­ra­tion of health per­son­nel in the pan­de­mic by the popu­la­tion in Mexi­co in the year 2020. Tho­se applau­ded as heroes by the majo­rity, were sub­jec­ted to dis­cri­mi­na­tion and vio­len­ce by some peo­ple, whi­le being con­si­de­red a sour­ce of con­ta­gion and even accu­sed of bad prac­ti­ces. The inves­ti­ga­tion reviews offi­cial docu­ments, news and inter­views with citi­zens, in order to recons­truct facts, opi­nions and beha­viors, analy­ze vio­len­ce, as well as con­tex­tua­li­ze the socio-emo­tio­nal pro­blem. The fin­dings point to the fact that some peo­ple pre­sent vio­lent expres­sions and beha­viors towards this sec­tor, in the midst of a major cri­sis, with adver­se eco­no­mic con­di­tions, dis­tur­bing psy­cho­lo­gi­cal fears, health and cul­tu­ral mis­trust.

Key words: vio­len­ce, health per­son­nel, reflec­tion, pan­de­mic.

Introducción

Mien­tras orga­nis­mos inter­na­cio­na­les y medios de comu­ni­ca­ción tra­ta­ban al per­so­nal sani­ta­rio como poco menos que héroes en el año 2020 (ilus­tra­ción 1), algu­nas per­so­nas los mira­ban con rece­lo o inclu­so temían, ade­más de dis­cri­mi­nar­los o agre­dir­los, como se mos­tra­rá a lo lar­go de estas pági­nas.

Se los con­si­de­ra­ba posi­bles con­ta­gia­do­res invo­lun­ta­rios del COVID-19 al estar labo­ran­do en hos­pi­ta­les y en con­tac­to con enfer­mos y se los expul­sa­ba de sus vivien­das y del trans­por­te o se los rocia­ba con líqui­dos. Inclu­so se con­ta­ban his­to­rias que los cul­pa­ban de pro­vo­car la enfer­me­dad y la muer­te o bene­fi­ciar­se de los pacien­tes en los hos­pi­ta­les, entre otras cosas.

Este tra­ba­jo es una revi­sión de esta acti­tud que, aun­que segu­ra­men­te mino­ri­ta­ria, se vio diag­nos­ti­ca­da por las ins­ti­tu­cio­nes ofi­cia­les espe­cia­li­za­das con­tra la dis­cri­mi­na­ción, tra­ta­da y repro­du­ci­da en las noti­cias en los medios de comu­ni­ca­ción, repli­ca­da y ampli­fi­ca­da en las redes socia­les e inter­net, recrea­da en algu­na cari­ca­tu­ra y meme, así como expre­sa­da y qui­zás en par­te dis­tor­sio­na­da a la vez que expli­ca­da, en algu­nos rumo­res que sur­gie­ron por esos días de ame­na­zas, incer­ti­dum­bre y mie­do. Aquí se reco­ge y expo­ne la infor­ma­ción al res­pec­to a tra­vés de las fuen­tes ante­rior­men­te men­cio­na­das, ade­más de las entre­vis­tas a la pobla­ción y se inten­ta inter­pre­tar y refle­xio­nar en torno a los sig­ni­fi­ca­dos de dicha acti­tud más allá de las crí­ti­cas a quien la pre­sen­ta­ba y la ubi­ca­ción con­tex­tual his­tó­ri­ca, polí­ti­ca y socio emo­cio­nal impres­cin­di­ble.

Hubo varios seña­la­mien­tos y vio­len­cias a lo otro y dife­ren­te duran­te la pan­de­mia, sin embar­go, lla­ma la aten­ción y des­ta­ca la diri­gi­da hacia las per­so­nas que labo­ra­ban en la sani­dad y al equi­po médi­co en con­cre­to. Esto en dos sen­ti­dos, pri­me­ro por la dis­cri­mi­na­ción como huma­nos de que eran obje­to –como acon­te­ció con suje­tos con ras­gos asiá­ti­cos, enfer­mos y sus fami­lia­res, o per­so­nas con ideas dife­ren­tes–; segun­do, por ser ellos los exper­tos en enfer­me­da­des y que infor­man del peli­gro, a la vez que poseen pro­pues­tas y tra­ta­mien­tos para amor­ti­guar o solu­cio­nar la enfer­me­dad. Por lo que se vio­len­ta a quien seña­la con la enfer­me­dad y apor­ta el reme­dio. Ade­más de esta dis­cri­mi­na­ción inclu­so se lle­gó a acu­sar de enfer­mar y matar según algu­nos rumo­res, lo cual es un tema que va más allá de los obje­ti­vos de la pre­sen­te inves­ti­ga­ción.

Ilustración 1

A person in a blue scrubs and hat sitting on a hospital bed

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Fuente:https://​www​.face​book​.com/​M​e​m​e​s​e​n​f​e​r​n​e​r​i​a​2​.​0​/​p​o​s​t​s​/​t​o​d​o​-​p​e​r​s​o​n​a​l​-​d​e​-​s​a​l​u​d​-​i​n​v​o​l​u​c​r​a​d​o​/​2​5​4​6​3​2​8​1​2​2​3​0​2​2​25/
Objetivos, teoría y metodología

El obje­ti­vo gene­ral, como ya se men­cio­nó, es un acer­ca­mien­to a la dis­cri­mi­na­ción hacia el per­so­nal sani­ta­rio en tiem­pos de pan­de­mia, esto en el sen­ti­do de ser vio­len­ta­dos, ver­bal y físi­ca­men­te, al ser con­si­de­ra­dos foco de con­ta­gio por algu­nas per­so­nas y gru­pos de pobla­ción. En con­cre­to, un aná­li­sis expli­ca­ti­vo y com­pren­si­vo, así como, inter­pre­ta­ción y refle­xión, en torno a algu­nas acti­tu­des de la ciu­da­da­nía en el con­tex­to espa­cio tem­po­ral, polí­ti­co, eco­nó­mi­co, sani­ta­rio y afec­ti­vo en el año 2020 en la épo­ca de la pan­de­mia en Méxi­co y en algún pun­to par­ti­cu­lar­men­te en la Ciu­dad de Méxi­co. Den­tro de esta apro­xi­ma­ción se expo­ne el tema según las ins­ti­tu­cio­nes espe­cia­li­za­das en dis­cri­mi­na­ción en el país, los medios de comu­ni­ca­ción, y expre­sio­nes de la ciu­da­da­nía capi­ta­li­na entre­vis­ta­da al res­pec­to. Ade­más, se inten­ta ahon­dar sobre el asun­to y espe­cial­men­te bus­car las posi­bles cau­sas de estas acti­tu­des, refle­xio­nar sobre las mis­mas y sus sig­ni­fi­ca­dos, más allá de enjui­ciar y des­pre­ciar, como se hace habi­tual­men­te.

Las fuen­tes son docu­men­ta­les en par­te –docu­men­tos ins­ti­tu­cio­na­les, pren­sa escri­ta– y tam­bién se con­tem­plan fuen­tes de ela­bo­ra­ción pro­pia –entre­vis­ta–. Lo pri­me­ro data del año 2020 en pri­ma­ve­ra cuan­do acon­te­cie­ron los hechos más nota­bles repor­ta­dos en estas pági­nas. La segun­da se reali­zó en pri­ma­ve­ra del año 2022, si bien los rela­tos se remon­ta­ron a recuer­dos de lo acon­te­ci­do en el 2020. Tam­bién en la entre­vis­ta se abor­da el mie­do y se apor­tan datos e infor­ma­ción al res­pec­to con el obje­ti­vo de esbo­zar el cli­ma emo­cio­nal del momen­to y con­tex­tua­li­zar en par­te los acon­te­ci­mien­tos aquí foca­li­za­dos. A lo ante­rior se suman entre­vis­tas sobre rumo­res rea­li­za­das, esas sí, en el año 2020. De esto modo se cuen­ta con infor­ma­ción de dis­tin­ta índo­le que va de los tes­ti­mo­nios ciu­da­da­nos, sus voces y mira­das, has­ta la infor­ma­ción noti­cio­sa publi­ca­da sobre el tema en los medios, ade­más de comu­ni­ca­dos ins­ti­tu­cio­na­les que daban cuen­ta y acon­se­ja­ban sobre el asun­to más o menos en tiem­po real.

El enfo­que teó­ri­co se ins­pi­ra en par­te en Alfred Schutz (2008), que des­de la feno­me­no­lo­gía y con­si­de­ra­ción de sus­pen­sión de la creen­cia de la reali­dad del mun­do según la acti­tud natu­ral del sen­ti­do común, e incur­sio­nan­do en la con­si­de­ra­ción de que el mun­do pue­de no ser lo que pare­ce, pro­mo­cio­na la duda filo­só­fi­ca para el aná­li­sis. Así la inves­ti­ga­ción social es recons­truir el modo en que los acto­res inter­pre­tan en la vida dia­ria su pro­pio mun­do. Un mun­do estruc­tu­ra­do por la matriz de la vida coti­dia­na, inter­sub­je­ti­va­men­te expe­ri­men­ta­do, actua­do e inter­pre­ta­do según tipi­fi­ca­cio­nes implí­ci­tas, intere­ses, moti­vos, deseos, com­pro­mi­sos e ideo­lo­gías. Un mun­do don­de coha­bi­tan la expe­rien­cia per­so­nal y el con­tex­to social pre­de­ter­mi­na­do y en el cual se desa­rro­lla una inter­pre­ta­ción sub­je­ti­va de sen­ti­do con base en el sig­ni­fi­ca­do de las accio­nes. Esto es, el sen­ti­do que el actor asig­na a su pro­pio acto según su sub­je­ti­vi­dad y expe­rien­cia bio­grá­fi­ca como inter­pre­ta­ción de pri­mer gra­do, ade­más de quien inves­ti­ga que rea­li­za una inter­pre­ta­ción de segun­do gra­do sobre los seres que ya tie­nen su mun­do pre inter­pre­ta­do. Así, lo que el suje­to con­si­de­ra mun­do de sen­ti­do común y vida dia­ria, es asu­mi­da y vivi­da cré­du­la­men­te y quien inves­ti­ga ha de revi­sar la acción en el con­tex­to espa­cio tem­po­ral del suje­to, su posi­ción en el mun­do, la inter­sub­je­ti­vi­dad e influen­cia, el com­par­tir códi­gos con los otros y la com­pren­sión de la expe­rien­cia per­so­nal. Así como la com­pren­sión de los moti­vos “para” –fines desea­dos y obje­ti­vos pro­pues­tos sub­je­ti­vos hacia el futu­ro– y los moti­vos “por­que” –con­tex­to de la acción, pre­dis­po­si­ción psí­qui­ca, obje­ti­va­cio­nes socia­les, carác­ter cau­sal con refe­ren­cia al pasa­do–.

En este mis­mo sen­ti­do se reto­ma la cons­truc­ción social de la reali­dad de Ber­ger y Luck­man (1986) que inclu­ye la expe­rien­cia sub­je­ti­va de la vida coti­dia­na, ade­más de la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción que se expe­ri­men­ta como reali­dad obje­ti­va, y la reifi­ca­ción cuan­do el suje­to olvi­da que él ha crea­do el mun­do y se some­te a un con­trol exte­rior por tipi­fi­ca­cio­nes, habi­tua­cio­nes y legi­ti­ma­ción a tra­vés de la socia­li­za­ción. Así se con­fi­gu­ran los uni­ver­sos sim­bó­li­cos que se defi­nen como cuer­pos de tra­di­cio­nes teó­ri­cas que abar­can el orden ins­ti­tu­cio­nal en una tota­li­dad sim­bó­li­ca con un poder de orde­nar, si bien la socia­li­za­ción no siem­pre es total y pue­de haber gru­pos con ver­sio­nes dife­ren­tes y con­si­de­ra­cio­nes de reali­da­des alter­na­ti­vas.

En todo caso y vol­vien­do a Schutz (2008), el suje­to con­tie­ne y expre­sa su expe­rien­cia per­so­nal con su socia­li­za­ción y en su con­tex­to de reali­dad espa­cio tem­po­ral, en inter­re­la­ción social, com­par­tien­do ideas y rea­li­zan­do actos car­ga­dos de sig­ni­fi­ca­dos mis­mos que son obje­to de inter­pre­ta­ción. El sig­ni­fi­ca­do de dis­cur­sos, acti­tu­des y accio­nes es par­te cru­cial de la expli­ca­ción y com­pren­sión del mun­do social com­ple­jo (Morin, 1999).

Resultados

Protocolos: distancia de los otros

Fue­ron varios los gru­pos de per­so­nas ais­la­das, dis­cri­mi­na­das o vio­len­ta­das duran­te la pan­de­mia, prin­ci­pal­men­te por el temor al con­ta­gio, con­ta­gio físi­co de enfer­me­da­des y con­ta­gio men­tal de ideas socia­les. Lo que Bau­man (2007) lla­ma mie­do pri­ma­rio a la muer­te físi­ca y mie­do deri­va­ti­vo a la muer­te social. En pri­mer lugar, los enfer­mos o quie­nes mos­tra­ban cier­tos sín­to­mas que hacían sos­pe­char, así como sus fami­lia­res. En segun­do lugar, per­so­nas asiá­ti­cas, de ori­gen asiá­ti­co o con ras­gos asiá­ti­cos, e inclu­so aque­llos que habían via­ja­do a otros paí­ses. En ter­cer lugar, quie­nes tenían expli­ca­cio­nes dife­ren­tes a lo que acon­te­cía sobre virus y pan­de­mias. Y en cuar­to lugar, el gru­po que se foca­li­za en estas pági­nas: quie­nes labo­ran en hos­pi­ta­les en gene­ral y el equi­po médi­co de mane­ra par­ti­cu­lar.

En oca­sio­nes, la exis­ten­cia del otro com­pli­ca la exis­ten­cia del yo, crea ten­sión, des­en­cuen­tros (Ruíz de la Pre­sa, 2005), pero qui­zás sea más correc­to decir, la cons­truc­ción de la alte­ri­dad dife­ren­te del ima­gi­na­rio del otro es lo que pro­vo­ca con­flic­to (Jode­let, 2006).

Pero, ¿dón­de radi­ca la con­si­de­ra­ción del otro como peli­gro­so? Para ini­ciar, es posi­ble remon­tar­se a socie­da­des anti­guas don­de toda dife­ren­cia cau­sa­ba como míni­mo res­que­mo­res, cues­tión que hoy en día toda­vía per­ma­ne­ce. Es el mie­do ances­tral al otro (Dai­llie, 2016); la otre­dad que pro­vo­ca extra­ñe­za y recha­zo (Krotz, 2013). Por otra par­te, hay que tener en cuen­ta el con­tex­to social muy impor­tan­te e inclu­so deter­mi­nan­te en el cual des­de el dis­cur­so cien­tí­fi­co médi­co ofi­cial se seña­la la exis­ten­cia de un virus muy peli­gro­so que pro­vo­ca una enfer­me­dad para la cual no hay tra­ta­mien­to y en algu­nos casos pro­du­ce la muer­te; la trans­mi­sión del viru es a tra­vés del con­ta­gio-con­tac­to de humano a humano, se decía, des­de la ins­ti­tu­ción médi­ca. Por lo que el otro es peli­gro­so (Dou­glas y Wil­davsky, 1983) en el sen­ti­do de con­ta­gia­dor. Den­tro de esta situa­ción, ¿quié­nes son los más peli­gro­sos? En prin­ci­pio todo mun­do es sos­pe­cho­so, pero cier­ta­men­te quie­nes están enfer­mos o quie­nes están con los enfer­mos –fami­lia­res y per­so­nal médi­co– son los más con­ta­gio­sos y peli­gro­sos. De ahí que a las per­so­nas que labo­ra­ban en cen­tros médi­cos y recin­tos hos­pi­ta­la­rios, al entrar en con­tac­to con muchos enfer­mos, se les con­si­de­ra­ba con­ta­gia­do­res en poten­cia y más peli­gro­sas inclu­so que a los fami­lia­res que esta­ban con un solo enfer­mo. Poco impor­ta­ba a veces si esta­ban en cen­tros COVID o en otros hos­pi­ta­les, el cono­cer su ocu­pa­ción coti­dia­na o el solo hecho de por­tar el uni­for­me era moti­vo sufi­cien­te para levan­tar esa sos­pe­cha.

Eso sí, se tra­ta­ba de algo en prin­ci­pio y apa­rien­cia, doble­men­te con­tra­dic­to­rio para el sen­ti­do común e inclu­so la cien­cia. Pri­me­ro, el per­so­nal sani­ta­rio es quien apor­ta infor­ma­ción sobre la enfer­me­dad, segun­do, es quien apor­ta tra­ta­mien­to a la mis­ma. Es decir, son quie­nes supues­ta­men­te detec­tan e infor­man de las cau­sas de la ame­na­za como exper­tos en la mate­ria y, como con­se­cuen­cia, reco­mien­dan o ejer­cen la supues­ta solu­ción al pro­ble­ma. Sin embar­go, son vio­len­ta­dos como se mues­tra en estas pági­nas a par­tir de varias fuen­tes con­sul­ta­das.

Diagnóstico de las instituciones

Cuan­do se tra­ta la dis­cri­mi­na­ción sani­ta­ria en gene­ral se pien­sa en “negar o con­di­cio­nar los ser­vi­cios de aten­ción médi­ca o impe­dir la par­ti­ci­pa­ción en las deci­sio­nes sobre su tra­ta­mien­to médi­co o tera­péu­ti­co” (Gober­na­ción, 2020:2). Y si bien esto tam­bién exis­tió en los acto­res e ins­ti­tu­cio­nes sani­ta­rias en el año 2020 con rela­ción a la pan­de­mia y varios casos se con­ta­ron al res­pec­to, lo que aquí intere­sa es la vio­len­cia hacia quie­nes ejer­cen su tra­ba­jo en el sec­tor sani­ta­rio.

Un infor­me publi­ca­do por varias ins­ti­tu­cio­nes públi­cas afir­ma que

El per­so­nal médi­co, de enfer­me­ría y admi­nis­tra­ti­vo de los cen­tros de salud y hos­pi­ta­les, que ha sido iden­ti­fi­ca­do como tal, ha reci­bi­do hos­ti­ga­mien­to, insul­tos, ame­na­zas y agre­sio­nes en algu­nas comu­ni­da­des, en el trans­por­te o la vía públi­ca, o inclu­so en sus pro­pios hoga­res, lo cual difi­cul­ta que pue­dan cum­plir con su tra­ba­jo de mane­ra segu­ra (Gober­na­ción, 2020:2).

Al res­pec­to la Comi­sión Nacio­nal para Pre­ve­nir la Dis­cri­mi­na­ción (CONAPRED) (2020a:4) aler­ta que “Sí, hay gru­pos de pobla­ción con ries­go de ser más dis­cri­mi­na­dos, como los siguien­tes: Per­so­nal de salud que ha reci­bi­do malos tra­tos, inti­mi­da­cio­nes y agre­sio­nes”, y aña­de que la acti­tud debe­ría de ser

de abso­lu­to res­pe­to y soli­da­ri­dad. Debe­mos evi­tar difun­dir rumo­res o infor­ma­ción sin fun­da­men­to que pue­da difi­cul­tar su tra­ba­jo. Médi­cas, médi­cos, enfer­me­ras y enfer­me­ros, así como todo el per­so­nal res­pon­sa­ble de sani­ti­za­ción del sec­tor salud, son nues­tro capi­tal social más valio­so y, el día de maña­na, podrían estar sal­van­do nues­tra vida o la de alguien de nues­tra fami­lia. No debe­mos supo­ner que toda inter­ac­ción con el per­so­nal de salud es ries­go­sa y, en con­se­cuen­cia, seña­lar­les, dis­cri­mi­nar­les o agre­dir­les (CONAPRED, 2020a:8).

Esta mis­ma ins­ti­tu­ción infor­ma de denun­cias y actos de dis­cri­mi­na­ción en con­tra del per­so­nal sani­ta­rio “Ante el aumen­to de hechos de dis­cri­mi­na­ción con­tra per­so­nal de salud y per­so­nas diag­nos­ti­ca­das con coro­na­vi­rus COVID-19…hace un lla­ma­do a la ciu­da­da­nía a dete­ner esas accio­nes, y a las auto­ri­da­des de segu­ri­dad y jus­ti­cia a que garan­ti­cen su dig­ni­dad e inte­gri­dad” (2020b:1). En gene­ral “Las más recu­rren­tes fue­ron prohi­bir el uso de medios de trans­por­te al per­so­nal de salud, agre­sio­nes físi­cas y ver­ba­les en con­tra de per­so­nas diag­nos­ti­ca­das y del per­so­nal de salud” (CONAPRED, 2020b:1). Más ade­lan­te pro­si­gue el tex­to “Impe­dir el acce­so a la salud, ser­vi­cios o ali­men­tos a per­so­nas diag­nos­ti­ca­das; agre­dir a per­so­nal de salud e inten­tar des­truir ins­ta­la­cio­nes médi­cas para evi­tar la aten­ción a pacien­tes diag­nos­ti­ca­dos con Covid-19” (2020b:1). Todo lo cual lo atri­bu­ye a la “des­in­for­ma­ción, el mie­do y los pre­jui­cios” (2020b:1). Esto últi­mo se desa­rro­lla en este tex­to más ade­lan­te.

Tratamiento en las noticias

Sobre el tema, en las noti­cias en gene­ral y los medios impre­sos que son los revi­sa­dos en estas pági­nas en par­ti­cu­lar, apa­re­ce la dis­cri­mi­na­ción y vio­len­cia hacia médi­cos y enfer­me­ras, des­de ata­ques ver­ba­les has­ta vio­len­cia físi­ca como par­te de la vio­la­ción de sus dere­chos. Pero no solo al per­so­nal sani­ta­rio, inclu­so a quie­nes rea­li­zan otro tipo de labo­res en cen­tros de sani­dad (ilus­tra­ción 2).

La pan­de­mia cau­sa­da por el SARS-Cov‑2 no sólo se ha con­ver­ti­do en una emer­gen­cia sani­ta­ria, sino que se ha trans­for­ma­do en un gra­ve pro­ble­ma social: la dis­cri­mi­na­ción, la xeno­fo­bia y el estig­ma. En Méxi­co, las expre­sio­nes de odio han alcan­za­do al sec­tor más rele­van­te en el com­ba­te a la enfer­me­dad Covid-19: el de salu­bri­dad (Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2020).

Médi­cos y enfer­me­ras que atien­den a pacien­tes con covid-19 han sido obje­to de ata­ques y dis­cri­mi­na­ción por par­te de quie­nes temen que les pue­dan con­ta­giar el virus. Una enfer­me­ra mexi­ca­na es una de las víc­ti­mas de la dis­cri­mi­na­ción al per­so­nal de salud en el que por la calle reci­be vio­len­cia y gri­tos (Gon­zá­lez, 2020).

En Méxi­co entre el per­so­nal de salud se ha vuel­to fre­cuen­te los ata­ques físi­cos y ver­ba­les por ser acu­sa­dos de ser un foco de con­ta­gio del coro­na­vi­rus, exis­ten varios tes­ti­mo­nios de médi­cos y enfer­me­ras que no pue­den salir a la calle con su uni­for­me por dis­cri­mi­na­ción y agre­sio­nes. Se han regis­tra­do más de 200 casos de gol­pes, insul­tos, ame­na­zas o el recha­zo a cier­tos ser­vi­cios a médi­cos, enfer­me­ras, enfer­me­ros, direc­to­res de hos­pi­ta­les, estu­dian­tes de medi­ci­na y per­so­nal de lim­pie­za (Gar­cía, 2020).

Ilustración 2

Personal de salud sufre agresiones por miedo a contagio de Covid-19 -  YouTube

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En la pren­sa apa­re­cen las denun­cias que médi­cos y enfer­me­ras vio­len­ta­das rea­li­zan ante CONAPRED, o mejor dicho, esta ins­ti­tu­ción las publi­ci­ta. Así como, lla­ma­dos del gobierno pidien­do res­pe­to y soli­da­ri­dad hacia este gre­mio.

La Cona­pred ha reci­bi­do denun­cias de médi­cos y enfer­me­ras que fue­ron vio­len­ta­dos por temor al con­ta­gio, y de pacien­tes a los que se les ha nega­do aten­ción médi­ca. Per­so­nal médi­co y de enfer­me­ría mexi­ca­nos han sido vio­len­ta­dos de for­ma físi­ca y ver­bal por par­te per­so­nas que temen que pue­dan con­ta­giar­los de coro­na­vi­rus Covid-19, infor­mó la titu­lar del Con­se­jo Nacio­nal para Pre­ve­nir la Dis­cri­mi­na­ción (Cona­pred), Móni­ca Mac­ci­se (Aris­te­gui Noti­cias, 2020).

El Con­se­jo Nacio­nal para Pre­ve­nir la Dis­cri­mi­na­ción (Cona­pred) reci­bió 140 denun­cias por dis­cri­mi­na­ción rela­cio­na­da con la emer­gen­cia sani­ta­ria de Covid-19, en un mes (un pro­me­dio de 5 que­jas por día). De las cua­les, 25% fue­ron inter­pues­tas por per­so­nal médi­co (35 casos)…Las agre­sio­nes físi­cas y ver­ba­les en con­tra de médi­cos y enfer­me­ras son con­se­cuen­cia de que erró­nea­men­te la gen­te pien­sa que los pue­den con­ta­giar de coro­na­vi­rus (INFOBAE, 2020).

Son la pri­me­ra línea de defen­sa con­tra la pan­de­mia del COVID-19, pero en Méxi­co médi­cos y enfer­me­ras han sido víc­ti­mas de hos­ti­ga­mien­to y agre­sio­nes que se han vuel­to tan comu­nes que las auto­ri­da­des fede­ra­les han pedi­do a la pobla­ción que mues­tre soli­da­ri­dad y pon­ga fin a las ame­na­zas al per­so­nal sani­ta­rio (El Finan­cie­ro, 2020).

Se comen­ta la dis­cri­mi­na­ción, inti­mi­da­ción, recha­zo, ame­na­zas, ais­la­mien­to y hos­ti­ga­mien­to por par­te de per­so­nas o gru­pos. Se infor­ma de casos de ata­ques y agre­sio­nes físi­cas y ver­ba­les, esto es, de insul­tos a gol­pes, agre­sio­nes con café o clo­ro, y reten­ción de per­so­nas.

Agre­sio­nes físi­cas y ver­ba­les; lan­za­mien­to de clo­ro, líqui­dos des­co­no­ci­dos o café hir­vien­do; reten­cio­nes por par­te de ciu­da­da­nos o auto­ri­da­des, así como la nega­ción a usar trans­por­te públi­co o pri­va­do, son algu­nas de las al menos 31 agre­sio­nes y actos de dis­cri­mi­na­ción per­pe­tua­dos en con­tra de per­so­nal médi­co en dis­tin­tas ins­ti­tu­cio­nes de salud públi­ca del país. Des­de seña­la­mien­tos como “eres un foco de infec­ción”, “estás con­ta­mi­na­do”, has­ta ame­na­zas como “si tuvie­ra una pis­to­la te mata­ría”, o “eres el Covid”, tra­ba­ja­do­res de la salud han teni­do que sor­tear estas agre­sio­nes des­de el pasa­do 25 de mar­zo, cuan­do se decre­tó la Fase Dos de la emer­gen­cia epi­de­mio­ló­gi­ca (Rue­da, 2020).

La Fis­ca­lía Gene­ral del Esta­do de Chihuahua (FGE) aten­dió seis casos de agre­sio­nes y dis­cri­mi­na­ción con­tra tra­ba­ja­do­res del Sec­tor Salud en lo que va de la pan­de­mia de Covid-19, quie­nes sufrie­ron ata­ques ver­ba­les, inti­mi­da­ción, vio­len­cia físi­ca o vio­la­cio­nes a sus dere­chos huma­nos por par­te de per­so­nas que los seña­la­ron de pro­pa­gar el coro­na­vi­rus (Estra­da, 2020).

El negar el acce­so al trans­por­te públi­co y pri­va­do es uno de los temas recu­rren­tes, así como bajar­los de los mis­mos o reci­bir insul­tos y gri­tos. El impe­dir el acce­so a comer­cios, esta­ble­ci­mien­tos y ser­vi­cios, e insul­tar­los tam­bién, es otro asun­to reite­ra­do. Todo ello, se ale­ga, por el mie­do al con­ta­gio bási­ca­men­te.

Lle­var el uni­for­me blan­co pue­de ser moti­vo para que te bajen de un trans­por­te públi­co o te impi­dan el paso a un esta­ble­ci­mien­to comer­cial. Hay mie­do al con­ta­gio y los sani­ta­rios corren el ries­go de ser estig­ma­ti­za­dos (Padi­lla y Vega, 2020).

Algu­nos médi­cos, enfer­me­ros y enfer­me­ras en Méxi­co están vivien­do ata­ques por lle­var el uni­for­me en la calle. En esta­dos como Gua­da­la­ja­ra la Comi­sión de Enfer­me­ras del Esta­do dio la voz de alar­ma sobre cin­co ata­ques más con­tra su per­so­nal. Tam­bién en Sina­loa se pro­du­jo una agre­sión pare­ci­da con­tra una enfer­me­ra que salía de tra­ba­jar, tal y como con­tó la pren­sa local. En Sabi­nas Hidal­go, Nue­vo León, lan­za­ron mate­rial infla­ma­ble con­tra las ins­ta­la­cio­nes del Hos­pi­tal Gene­ral, uno de los cen­tros para tra­tar a los pacien­tes de Covid-19. Las agre­sio­nes físi­cas o ver­ba­les se pro­du­cen en el trans­por­te públi­co, los super­mer­ca­dos, la calle o a la sali­da de los hos­pi­ta­les. Exis­ten dife­ren­tes casos de agre­sión a per­so­nal de salud (Barra­gán y Rodrí­guez, 2020).

En 22 esta­dos de Méxi­co se han regis­tra­do ata­ques a tra­ba­ja­do­res de la salud, el per­so­nal de enfer­me­ría son los que se encuen­tran en más ries­go y Jalis­co es el esta­do con más agre­sio­nes en el país. Ade­más de agre­sio­nes a la infra­es­truc­tu­ra públi­ca. Los ata­ques al per­so­nal de salud van des­de rociar­les clo­ro u otro líqui­do de lim­pie­za, negar­le el acce­so al trans­por­te públi­co y/o comer­cios, ame­na­zas de muer­te o apun­tar­les con armas de fue­go (Gue­rre­ro, 2020).

Por supues­to todo esto apa­re­ce con igual o más inten­si­dad en las redes socio digi­ta­les. Ade­más de algu­nas cari­ca­tu­ras y memes al res­pec­to que pusie­ron su nota de humor con cier­to tono de amar­gu­ra (ilus­tra­ción 3). Aña­dir que hay que tener en cuen­ta que medios tra­di­cio­na­les y moder­nas redes ampli­fi­can a veces la noti­cia, ade­más de pro­pa­gar­la con tono alar­mis­ta en oca­sio­nes.

Ilus­tra­ción 3

Captura de pantalla de un celular

Descripción generada automáticamente

Fuente: El Universal, Autor: Chelo, Título: Ignorancia y enfermedad, 12 de abril de 2020.

Expresiones y testimonios de la ciudadanía

En las entre­vis­tas apli­ca­das en la pri­ma­ve­ra del año 2022 se soli­ci­ta expon­gan un ejem­plo de dis­cri­mi­na­ción o vio­len­cia hacia el per­so­nal sani­ta­rio, tras afir­mar su exis­ten­cia. Las res­pues­tas obte­ni­das en su mayo­ría se basan en noti­cias a las que se acce­de median­te la tele­vi­sión y en algún caso por redes socio digi­ta­les, y solo un peque­ño gru­po en tes­ti­mo­nios direc­tos o indi­rec­tos de las 88 per­so­nas par­ti­ci­pan­tes, rela­tan expe­rien­cias vivi­das en pri­me­ra per­so­na o de cono­ci­dos a las que tuvie­ron acce­so.

Entre los pri­me­ros tes­ti­mo­nios media­dos por los medios, esto es, se tra­ta de una comu­ni­ca­ción mediá­ti­ca, están el no dejar subir al trans­por­te públi­co, el bajar­los del trans­por­te públi­co y el negar el ser­vi­cio de trans­por­te; tam­po­co se los deja­ba entrar al super:

“De los casos que más escu­ché sobre dis­cri­mi­na­ción hacia el per­so­nal sani­ta­rio es que no los deja­ban uti­li­zar el trans­por­te o los mira­ban feo, como ale­ján­do­se” (nutrió­lo­ga, 24, Tl)

“Un día que esta­ba vien­do noti­cias con mi fami­lia vimos que a los médi­cos se les baja­ba tam­bién del trans­por­te públi­co por­que las per­so­nas creían que esta­ban enfer­mos de COVID-19.” (estu­dian­te hom­bre, 18, Xoc)

“Pues yo creo que fue­ron muchos los casos que se pudie­ron per­ci­bir en los noti­cie­ros, pero yo recuer­do que pues el per­so­nal sufría de que los dis­cri­mi­na­ba no los deja­ban subir al trans­por­te, los baña­ban con clo­ro, tenían que escon­der sus uni­for­mes para que no les hicie­ran algún tipo de agre­sión” (emplea­do, 25, MH)

“Yo vi muchas noti­cias de per­so­nas como enfer­me­ras o doc­to­res que no los deja­ban subir al trans­por­te públi­co o los baja­ban por­que a la gen­te le daba páni­co con­ta­giar­se” (estu­dian­te mujer, 20, GAM)

“Sí, yo vi una noti­cia don­de a un médi­co no lo deja­ban entrar a Soria­na me pare­ce por­que iba con ves­ti­men­ta blan­ca y le decían que podía traer el COVID-19 con él” (mese­ro, 20, Coy)

Tam­bién el no ren­tar habi­ta­cio­nes, depar­ta­men­tos o casas habi­ta­ción al per­so­nal médi­co, las agre­sio­nes en los edi­fi­cios que habi­tan, ame­na­zas para que des­alo­ja­ran, ame­na­zas de lin­cha­mien­to en sus hoga­res. Hubo quien dijo, les que­man sus casas y coches, y hay quien tuvo que huir de su vivien­da, o inclu­so sufrió inten­to de lin­cha­mien­to por par­te de los veci­nos:

“Yo vi una noti­cia en redes que decía que a las per­so­nas que tra­ba­jan en hos­pi­ta­les ya no que­rían ren­tar­les los depar­ta­men­tos don­de vivían por­que podían enfer­mar a los demás veci­nos” (estu­dian­te hom­bre, 18, Coy)

“Yo recuer­do que, en redes, y me pare­ce que tam­bién en noti­cie­ros, hubo mucho rui­do acer­ca de cómo comen­za­ron a agre­dir a los doc­to­res en don­de ellos vivían, por ejem­plo, si era un edi­fi­cio de apar­ta­men­tos; y que los ame­na­za­ban con que se tenían que ir por­que esta­ban muy expues­tos en los hos­pi­ta­les con los pacien­tes, enton­ces yo me acuer­do al menos de ese caso” (emplea­da, 20, Coy)

“Si, cuan­do los que­rían lin­char de sus casas” (comer­cian­te hombre,54, Xoc)

“En las noti­cias vi que había doc­to­res que les que­ma­ban sus casas o coches por­que eran médi­cos y tenían mie­do que tra­je­ran el virus y pudie­ran con­ta­giar” (emplea­da, 24, Azc)

“Tam­bién recuer­do la infor­ma­ción que en un muni­ci­pio, un médi­co con su fami­lia tuvo que huir de su casa al ser ame­na­za­dos por habi­tan­tes y fami­lia­res de algu­nos falle­ci­dos por este virus” (pro­fe­so­ra, 31, Cuah)

“Si, en las noti­cias escu­che que que­rían lin­char a los médi­cos” (caje­ra, 28, Xoc)

Otras his­to­rias van en el sen­ti­do que al detec­tar­los les avien­tan des­de cube­tas de agua, los bañan de clo­ro o les echan alcohol, en la calle:

“Sí, en las noti­cias decían cuan­do si se subían las enfer­me­ras a los camio­nes les aven­ta­ban clo­ro y cosas así” (Médi­co, 25, Cuah)

“Al prin­ci­pio de la pan­de­mia se vio la noti­cia de que a los doc­to­res y enfer­me­ras les aven­ta­ban clo­ro en las calles para sani­ti­zar­los o para evi­tar que se con­ta­gia­ran, pero los ponía en ries­go a ellos por­que fue­ron los más afec­ta­dos y dis­cri­mi­na­dos por esta pan­de­mia” (ama de casa, 58, Cuah)

“Doc­to­res y enfer­me­ras fue­ron baña­dos con clo­ro, se nega­ba el acce­so a los trans­por­tes” (ama de casa, 49, Coy)

“Les aven­ta­ron clo­ro a los doc­to­res” (abo­ga­do, 29, Xoc)

“Sola­men­te lo vis­to en las noti­cias, en la calle les gri­ta­ban cosas a los doc­to­res o enfer­me­ros, les lan­za­ban alcohol o en algu­nos casos has­ta vio­len­cia físi­ca había” (estu­dian­te mujer, 22, Izt)

Ya sobre narra­cio­nes de casos de expe­rien­cias per­so­na­les, esto es, que no son con­se­cuen­cia de los medios, está la his­to­ria de una ami­ga a la que su fami­lia no la deja entrar en casa por­que es médi­ca y tra­ba­ja en un hos­pi­tal, case­ras y veci­nos que no quie­ren com­par­tir vivien­da con una enfer­me­ra, el cho­fer de una apli­ca­ción que can­ce­la el via­je al ver que la clien­ta es enfer­me­ra, o el no que­rer ren­tar un espa­cio por lo mis­mo, ser doc­tor, y el ver cómo la gen­te se ale­ja de las enfer­me­ras en la vía públi­ca. Ade­más del caso de un cami­lle­ro entre­vis­ta­do que dice le ven como apes­ta­do o una labo­ra­to­ris­ta que es dis­cri­mi­na­da por su pro­pio círcu­lo de cono­ci­dos y per­so­nas más alle­ga­das.

“Sí, ten­go una ami­ga que es doc­to­ra y tra­ba­ja en un hos­pi­tal, has­ta su fami­lia no la deja­ba entrar a su casa” (estu­dian­te hom­bre, 20, Izt)

“Yo ten­go una ami­ga que es enfer­me­ra y ella tuvo una situa­ción con su case­ra, ya que los veci­nos no la que­rían dejar pasar a dor­mir en don­de vivía por­que esta­ba aten­dien­do a per­so­nas con COVID-19 en el hos­pi­tal don­de esta­ba hacien­do su ser­vi­cio” (psi­có­lo­ga, 23, Xoc)

“Una pri­ma que es enfer­me­ra y un día pidió un uber para ir hacia su casa salien­do del hos­pi­tal y el cho­fer can­ce­ló el via­je por­que decía que mejor era pre­ve­nir a enfer­mar­se” (admi­nis­tra­ti­vo, 22, GAM)

“Un médi­co que visi­tó con­ti­nua­men­te me con­tó que cuan­do esta­ba bus­can­do una habi­ta­ción para alqui­lar al ini­cio de la pan­de­mia, muchos de los case­ros le dije­ron que no le podían ren­tar por­que podía infec­tar a las per­so­nas que tam­bién vivían en la casa” (repre­sen­tan­te médi­co, 28, BJ)

“Me tocó ver que la gen­te se ale­ja­ba de enfer­me­ras” (estu­dian­te mujer, 26, Coy)

“A mí me veían como apes­ta­do los veci­nos y la gen­te, aun­que estu­vie­ra sano” (cami­lle­ro, 46, AO)

“Sí, pues en ese sen­ti­do yo fui dis­cri­mi­na­da inclu­so por mis cono­ci­dos. Por­que como te decía, al ini­cio ya no que­rían ver­me por­que seguía tra­ba­jan­do en un labo­ra­to­rio” (labo­ra­to­ris­ta mujer, 19, BJ)

Otra cosa a seña­lar sobre la expo­si­ción de noti­cias y tes­ti­mo­nios de entre­vis­tas, es que ésta va acom­pa­ña­da en oca­sio­nes por la expli­ca­ción o jui­cio sobre qué se tra­ta de gen­te igno­ran­te que dis­cri­mi­na por­que se enjui­cia a per­so­nas que están en con­tac­to direc­to con enfer­mos y por ello hay temor al con­ta­gio. Con­si­de­ra­ción esta últi­ma que, por cier­to, el pro­pio per­so­nal sani­ta­rio pro­pa­ga y defien­de, el mie­do al con­ta­gio.

“El caso de que les aven­ta­ban cube­ta­das con agua y clo­ro a per­so­nas del sec­tor salud, por la igno­ran­cia de las per­so­nas que pen­sa­ban que con eso no se iban a con­ta­giar o iban a ter­mi­nar con el con­ta­gio” (estu­dian­te mujer, 20, Coy)

“Al prin­ci­pio de la pan­de­mia la gen­te igno­ran­te dis­cri­mi­na­ba a doc­to­res y enfer­me­ras por­que sabían que tenían con­tac­to direc­to con enfer­mos” (mecá­ni­co, 49, Coy)

Ade­más, en algún rela­to sur­gió espon­tá­nea­men­te el cul­par­los de la enfer­me­dad y muer­te de pacien­tes de COVID, así como, el tema de que extraían líqui­do de las rodi­llas en los hos­pi­ta­les, entre otras his­to­rias que cir­cu­la­ron por esos días a modo de rumor.

“Que cul­pa­ban o seña­la­ban al sec­tor médi­co de la enfer­me­dad o la muer­te de pacien­tes por COVID-19” (médi­co, 63, Cuah)

“Sí, a pesar de que a veces tra­tan mal a los pacien­tes tam­bién creo que han sufri­do vio­len­cia, por ejem­plo, leí que una doc­to­ra fue agre­di­da por un fami­liar de una per­so­na enfer­ma de COVID-19, por­que según le esta­ba inyec­tan­do algo que no era, a su fami­liar. Fue al ini­cio de la pan­de­mia, creo que cuan­do esta­ban las noti­cias de que a los pacien­tes se les extraía el líqui­do de las rodi­llas en los mis­mos hos­pi­ta­les” (estu­dian­te hom­bre, 20, Cuah)

“Tam­bién vi un video de unos fami­lia­res que gol­pea­ron al guar­dia y direc­tor del hos­pi­tal de la Raza pos­te­rior a ser infor­ma­dos por el médi­co que su fami­liar había ya falle­ci­do a cau­sa de COVID-19, y ante esta situa­ción los fami­lia­res reac­cio­na­ron de for­ma vio­len­ta acu­san­do al médi­co de haber mata­do a su fami­liar” (pro­fe­so­ra, 31, Cuah)

Tras esta revi­sión más o menos deta­lla­da en torno a las agre­sio­nes al per­so­nal médi­co, ya sea ver­bal o físi­ca, ya sea resul­ta­do de un tes­ti­mo­nio direc­to o a tra­vés de las noti­cias, sin cam­biar de tema, aho­ra se pre­sen­ta otra for­ma qui­zás sino de vio­len­cia sí de des­con­fian­za con rela­ción a la sani­dad, espe­cial­men­te hos­pi­ta­les y muy en par­ti­cu­lar médi­cos, a tra­vés de rumo­res en esos momen­tos y según pobla­ción entre­vis­ta­da al res­pec­to, con obje­to de fre­nar la difu­sión del rumor.

Rumores sobre médicos y hospitales

Por últi­mo y de for­ma bre­ve, y en el con­tex­to de cri­sis ini­cial por la pan­de­mia en Méxi­co en la pri­ma­ve­ra del año 2020, tam­bién se pro­pa­ga­ron una serie de rumo­res rela­ta­dos entre las per­so­nas en fami­lia en las vivien­das, en las calles y de for­ma espe­cial –por el auge de inter­net y la épo­ca de con­fi­na­mien­to– en las redes, y que sal­ta­ron a las noti­cias en los medios, y has­ta el pre­si­den­te inter­vino en su alo­cu­ción maña­ne­ra al res­pec­to, con obje­to de fre­nar la difu­sión del rumor.

Rumo­res o fake news, difí­cil de dilu­ci­dar a veces, pero lo que intere­sa es que el con­te­ni­do del men­sa­je se foca­li­za­ba en médi­cos, hos­pi­ta­les y el Ins­ti­tu­to Mexi­cano del Segu­ro Social (IMSS) (ilus­tra­ción 4). Se trae aquí algún rela­to selec­cio­na­do de las entre­vis­tas del 2020 sobre el tema, con obje­to de pre­sen­tar el pano­ra­ma de las dife­ren­tes ver­sio­nes y aspec­tos sobre los que la sani­dad y en con­cre­to los médi­cos eran acu­sa­dos.

En pri­mer lugar, se decía que a todo pacien­te que ingre­sa­ba a un hos­pi­tal se le diag­nos­ti­ca­ba COVID, y todos los muer­tos fue­ra por la cau­sa que fue­ra, se les adju­di­ca­ba COVID.

“Se dice que si vas a los hos­pi­ta­les del gobierno te diag­nos­ti­can coro­na­vi­rus, no impor­ta si solo pade­ces un res­fria­do común o una infec­ción de gar­gan­ta” (emplea­da, 23, MA)

“Al morir cual­quier pacien­te en hos­pi­ta­les, se les eti­que­ta COVID-19 para así aumen­tar los con­ta­gios y maxi­mi­zar la situa­ción” (mese­ro, 35, Coy)

Por otra par­te, se afir­ma­ba tam­bién que se les inyec­ta­ba la enfer­me­dad o que sim­ple­men­te se les inyec­ta­ban sus­tan­cias para pro­vo­car la muer­te.

“Por redes socia­les cir­cu­la­ba la teo­ría de que en reali­dad el virus no exis­te, el mes pasa­do algu­nas per­so­nas ingre­sa­ron a la fuer­za en el hos­pi­tal de Las Amé­ri­cas en Eca­te­pec, gra­ban­do pacien­tes, cuer­pos y doc­to­res. Una mujer hacía decla­ra­cio­nes sobre el hos­pi­tal don­de se que­da­ba su hijo dicien­do que mata­ban a las per­so­nas, inyec­ta­ron a su hijo para matar­lo a pro­pó­si­to, ade­más de que el COVID-19 no es real” (cho­fer, 55, BJ)

“Se dice que cuan­do los pacien­tes lle­gan al hos­pi­tal, les inyec­tan la enfer­me­dad” (estu­dian­te hom­bre, 20, Tlah)

Final­men­te, se acu­sa­ba direc­ta­men­te a los médi­cos de matar a los pacien­tes e inclu­so que les extraían líqui­do de las rodi­llas para ven­der­lo y lucrar con ello.

“Muchas per­so­nas en inter­net indi­can que no debes ir al hos­pi­tal si te sien­tes mal, por­que los doc­to­res son quie­nes están matan­do a las per­so­nas” (estu­dian­te hom­bre, 20, Tlah)

“Cuan­do una per­so­na es ingre­sa­da al hos­pi­tal por COVID, o por ser sos­pe­cho­so, comen­tan que los médi­cos les qui­tan el líqui­do de las rodi­llas a los pacien­tes para así reven­der­lo a un pre­cio muy ele­va­do” (esti­lis­ta, 40, Cuah)

“Bueno pues, per­so­nas empe­za­ron a decir o divul­gar en redes socia­les que el coro­na­vi­rus es una excu­sa para que los médi­cos pue­dan extraer el líqui­do de las rodi­llas, si no mal recuer­do, la rodi­lla dere­cha es más cara que la otra rodi­lla, a los enfer­me­ros sola­men­te les paga­ban 100 dóla­res y a los médi­cos les paga­ban mucho más” (estu­dian­te hom­bre, 22, Xoc)

“Un rumor que se hizo muy pre­sen­te, sobre todo en Méxi­co, fue que en los hos­pi­ta­les te esta­ban sacan­do el líqui­do de las rodi­llas y que todo esto del coro­na­vi­rus era una far­sa para robar este líqui­do a la gen­te que fue­ra hos­pi­ta­li­za­da. Por lo que se adver­tía, no ir a los hos­pi­ta­les y que­dar­se en casa toman­do cal­di­to de pollo, hacien­do nebu­li­za­cio­nes con limón y hier­ba­bue­na, y toman­do muchos líqui­dos calien­tes, ya que con solo esto se qui­ta­ba el virus, dan­do que solo es una gri­pa” (estu­dian­te mujer, 21, Azc)

“Otro rumor o noti­cia fal­sa que escu­ché fue por el robo de líqui­do de las rodi­llas de los pacien­tes en los hos­pi­ta­les. Inclu­so el pre­si­den­te reac­cio­nó a la difu­sión de esta fake news” (comer­cian­te, 25, Xoc)

Ilus­tra­ción 4

México recibe al coronavirus con...memes

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No es posi­ble ana­li­zar en su tota­li­dad toda la infor­ma­ción que estos men­sa­jes apor­tan, pero per­mi­ten mos­trar la otra mira­da, de des­con­fian­za y de mie­do hacia la sani­dad en gene­ral y hacia los médi­cos en par­ti­cu­lar. Si bien se ana­li­za de for­ma cen­tral en este tra­ba­jo la dis­cri­mi­na­ción y vio­len­cia de la que fue­ron obje­to por con­si­de­rar­los peli­gro­sos con­ta­gia­do­res, no se quie­re dejar de mos­trar otra suer­te de temor exis­ten­te: la des­con­fian­za sobre el ejer­ci­cio de su pro­fe­sión. Mis­ma que se rela­cio­na con cues­tio­nes de efi­ca­cia médi­ca, aspec­tos éti­cos, y lo lucra­ti­vo del ejer­ci­cio de dicha ocu­pa­ción, a veces refle­ja­do todo esto en los tes­ti­mo­nios ciu­da­da­nos.

Has­ta aquí un recuen­to de opi­nio­nes, com­por­ta­mien­tos, accio­nes y narra­cio­nes, sobre el ambien­te y los hechos de vio­len­cia y dis­cri­mi­na­ción hacia el per­so­nal sani­ta­rio. A par­tir de aquí se ana­li­zan las posi­bles cau­sas, se des­cri­ben los con­tex­tos, y se inter­pre­tan las situa­cio­nes del fenó­meno inves­ti­ga­do, ahon­dan­do sobre sig­ni­fi­ca­dos y foca­li­zan­do sen­ti­mien­tos.

Discusión: interpretaciones y reflexiones

Ya en un acer­ca­mien­to de segun­do gra­do (Schutz, 2008) se va a ana­li­zar, inter­pre­tar y refle­xio­nar sobre lo expues­to. Para empe­zar, en decla­ra­cio­nes ofi­cia­les, infor­ma­ción en pren­sa y tes­ti­mo­nios de entre­vis­tas apa­re­ce esbo­za­da la cau­sa de la vio­len­cia y dis­cri­mi­na­ción hacia el per­so­nal sani­ta­rio de for­ma cla­ra y reite­ra­da. Se tra­ta prin­ci­pal­men­te del mie­do, el mie­do por la ame­na­za de con­ta­gio, que la auto­ri­dad sani­ta­ria, las noti­cias y la gen­te se encar­gó de anun­ciar y reite­rar, según el mate­rial pre­sen­ta­do. Aun­que tam­bién apa­re­ció, por otro lado, la acu­sa­ción de igno­ran­cia de la gen­te vio­len­ta, y en algu­na oca­sión se men­cio­na el mal­tra­to de los sani­ta­rios hacia la pobla­ción.

El mie­do es un asun­to muy sen­ti­do para el sen­ti­do común de la gen­te en su vida coti­dia­na (Schutz, 2008) par­te de un ima­gi­na­rio sim­bó­li­co domi­nan­te en esos días (Ber­ger y Luck­mann, 1986). Mie­do físi­co y social, como se dijo (Bau­man, 2007).

Por su par­te, Morin (1999) acon­se­ja expli­car y com­pren­der, no juz­gar, y es que es impor­tan­te no con­si­de­rar los com­por­ta­mien­tos como pato­ló­gi­cos indi­vi­dua­les sino más bien par­te de un cam­po social, un con­tex­to espa­cio-tem­po­ral don­de la socia­li­za­ción y el con­tex­to es muy impor­tan­te. Y ¿Cuál es la socia­li­za­ción sobre virus y pan­de­mias des­de el dis­cur­so médi­co ofi­cial? Son muy peli­gro­sos y mor­ta­les en muchas oca­sio­nes. Y ¿Cuál es el cli­ma emo­cio­nal que tie­ne lugar en dichas situa­cio­nes? Crea­ción y repro­duc­ción de temo­res, mie­dos, inclu­so páni­cos colec­ti­vos. Y ¿Cuál es la reali­dad socio eco­nó­mi­ca del momen­to? Pér­di­da de empleo e ingre­so, des­es­ta­bi­li­za­ción eco­nó­mi­ca. Si se reto­man los “para” y los “por­qués” de Schutz (2008), apa­re­ce el obje­ti­vo de man­te­ner la salud físi­ca, así como un con­tex­to com­ple­jo social y psi­co­ló­gi­ca­men­te hablan­do, don­de sobre­sa­le el mie­do en gene­ral y en par­ti­cu­lar al con­ta­gio, ade­más del temor de des­es­ta­bi­li­za­ción eco­nó­mi­ca, y la des­con­fian­za hacia el sec­tor sani­ta­rio. Tres cues­tio­nes que se van a pre­sen­tar a con­ti­nua­ción, que por sepa­ra­do o entre­mez­cla­das como tie­nen lugar en la reali­dad social, son mar­co de fon­do y afec­to en pri­mer plano, que expli­ca el con­tex­to vivi­do, pen­sa­do y sen­ti­do, por la pobla­ción en esos momen­tos de su exis­ten­cia.

Amenaza de contagio y realidades económico afectivas en la pandemia

El mie­do por la ame­na­za de con­ta­gio que bus­ca pro­tec­ción y segu­ri­dad a tra­vés de la dis­tan­cia, dis­cri­mi­na­ción y agre­sión. Ese mie­do que la mis­ma auto­ri­dad sani­ta­ria pro­pa­ga al seña­lar el peli­gro del virus y la gra­ve­dad de la pan­de­mia. Todos los men­sa­jes publi­ci­ta­rios y dis­cur­sos ofi­cia­les, de auto­ri­da­des sani­ta­rias del mun­do y de Méxi­co, sub­ra­ya­ron la impor­tan­cia del con­ta­gio a la hora de la pro­pa­ga­ción de la enfer­me­dad y la nece­si­dad de pro­te­ger­se del mis­mo, de hecho, las medi­das socio sani­ta­rias fue­ron en dicho sen­ti­do.

Así se vio­len­ta, para­dó­ji­ca­men­te como ya se dijo, a quie­nes advier­ten y pre­go­nan del peli­gro, y sobre todo tie­nen apa­ren­te­men­te, sino la cura sí la posi­bi­li­dad de ali­viar sín­to­mas y ofre­cer algu­nos tra­ta­mien­tos. Esta ame­na­za que envuel­ve a la socie­dad y se repro­du­ce cual dis­cur­so has­ta la sacie­dad, cau­sa mie­do y el mie­do, como hay quien dice, a veces mata más que pro­te­ge que sería su natu­ral fun­ción pri­ma­ria, sobre todo cuan­do es un mie­do social y deri­va­ti­vo (Bau­man, 2007).

Pero no solo la ame­na­za y el mie­do de la posi­ble enfer­me­dad, tam­bién hay reali­da­des de pri­mer gra­do, en las que la gen­te vive y a las cua­les sobre­vi­ve, y que crean un cli­ma afec­ti­vo nada pro­pi­cio para la sere­ni­dad emo­cio­nal y el bien­es­tar físi­co. Para ello se apor­ta infor­ma­ción de algu­nos estu­dios sobre el tema, en con­cre­to en Méxi­co y en esos días, de las reali­da­des socia­les y eco­nó­mi­cas por las cua­les tran­si­ta la ciu­da­da­nía.

Las per­so­nas que res­pon­die­ron la Encues­ta de Acce­so a la Salud y Esta­do de Dere­cho en el mar­co del COVID-19, men­cio­na­ron que los impac­tos más fre­cuen­tes como resul­ta­do de las medi­das imple­men­ta­das para hacer fren­te a la pan­de­mia inclu­yen pro­ble­mas finan­cie­ros o pér­di­da de ingre­so (52.4%), algu­na enfer­me­dad deri­va­da del estrés (27.0%), nece­si­dad de bus­car otro tra­ba­jo (26.7%), fal­ta de ali­men­tos sufi­cien­tes en su hogar (13.7%), dejar la escue­la por no poder tomar cla­ses a dis­tan­cia (11.7%), y la rup­tu­ra de algu­na rela­ción (10.4%) (World Jus­ti­ce Pro­ject, 2020: 2).

Los resul­ta­dos de una encues­ta en los pri­me­ros días de la pan­de­mia en Méxi­co rea­li­za­da por la IBERO (2020:1) apun­ta en con­cre­to:

En la pri­me­ra quin­ce­na de abril, se esti­ma que entre 5.2 y 8.1 millo­nes de per­so­nas per­die­ron su empleo, fue­ron “des­can­sa­das” o no pudie­ron salir a bus­car tra­ba­jo en el con­tex­to de la pan­de­mia de COVID-19. Se esti­ma que uno de cada tres hoga­res obser­vó una reduc­ción de 50% o más en su ingre­so entre febre­ro y mar­zo de 2020. 64.4% de la pobla­ción repor­ta estar cum­plien­do con la medi­da de res­guar­dar­se en su domi­ci­lio, pero sólo 46.0% repor­tan dis­po­ner de los recur­sos nece­sa­rios para cum­plir con esta medi­da has­ta el 30 de abril. Entre la pobla­ción que repor­ta no estar res­guar­dán­do­se en su domi­ci­lio, 90.4% repor­ta no poder hacer­lo por la nece­si­dad de salir a tra­ba­jar o de bus­car tra­ba­jo. 27.5% de los hoga­res encues­ta­dos repor­ta­ron ver afec­ta­da la can­ti­dad y cali­dad de sus ali­men­tos por fal­ta de recur­sos eco­nó­mi­cos (inse­gu­ri­dad ali­men­ta­ria mode­ra­da y seve­ra), en com­pa­ra­ción con el 24.8% repor­ta­dos en la ENSANUT 2018. 27.3% de los indi­vi­duos de 18 años o más pre­sen­ta­ron sín­to­mas depre­si­vos y 32.4% sín­to­mas seve­ros de ansie­dad.

Otra infor­ma­ción sobre el estrés en la pobla­ción en esos momen­tos y según tam­bién otra encues­ta en el país, seña­la que se vive un nivel de estrés mode­ra­do, y 11% son quie­nes repor­tan nive­les altos de estrés. En todo caso, la mayo­ría sí dice sen­tir estrés, bajo, mode­ra­do o alto. Sobre las fuen­tes del mis­mo: el mayor estre­sor se seña­la como la eco­no­mía; lue­go tam­bién hay otros tales como, el ries­go de con­ta­gio, el ries­go de hos­pi­ta­li­za­ción, la preo­cu­pa­ción por parien­tes y ami­gos que viven lejos, la edu­ca­ción de los hijos y la con­vi­ven­cia en el hogar (Pérez et al., 2020). Toda una com­ple­ja con­ca­te­na­ción de fac­to­res como con­tex­to social gene­ral, al cual se ha de sumar el pro­ta­go­nis­mo del mie­do, ya men­cio­na­do.

El miedo a la enfermedad y la muerte, que no cesa

El mie­do por la sobre­vi­ven­cia es hacia dón­de se diri­gen las mira­das como expli­ca­ción pri­me­ra de las situa­cio­nes esbo­za­das, y sí hay mie­do, el mie­do que no cesa. Como mues­tra se pre­sen­tan algu­nos datos sobre el tema de dos entre­vis­tas una a año y medio de la aler­ta sani­ta­ria y la otra alre­de­dor de dos años de la mis­ma, y según las ten­den­cias de opi­nión pare­ce que el mie­do no solo no remi­te, sino que se man­tie­ne o inclu­so aumen­ta. En pri­mer lugar, la pan­de­mia tra­jo muchos mie­dos, no solo a la enfer­me­dad, tam­bién la afec­ta­ción eco­nó­mi­ca que aumen­tó y a ser víc­ti­ma de un deli­to de for­ma per­sis­ten­te (Cua­dro 1).

Cuadro 1
Hoy a año y medio de la alerta sanitaria por la pandemia, ¿Ud. a qué le teme más?:
 

Oto­ño 2021

Pri­ma­ve­ra 2022

A con­traer la enfer­me­dad

34

27

A ser víc­ti­ma de un deli­to

24

32

A la afec­ta­ción de su eco­no­mía

23

29

Total

83

88

Entrevista noviembre y diciembre 2021 y marzo y abril 2022.

En segun­do lugar, el mie­do a la enfer­me­dad y a la muer­te de quien res­pon­de la entre­vis­ta o de algún fami­liar (Cua­dro 2 y 3). Todo ello rela­ta­do de for­ma amplia en los tes­ti­mo­nios reca­ba­dos, algu­nos de los cua­les se trans­cri­ben a con­ti­nua­ción, con obje­to de ilus­trar el fenó­meno social.

Cuadros 2 y
¿Hoy tiene miedo a que usted o algún familiar puedan morir a causa del coronavirus?

 

 

Oto­ño 2021

Pri­ma­ve­ra 2022

 

Oto­ño 2021

Pri­ma­ve­ra 2022

Mucho o algo

50

64

 

51

57

Poco o nada

33

24

 

32

31

Total

83

88

 

83

88

Entrevista noviembre y diciembre 2021 y marzo y abril 2022.

Mie­do al con­ta­gio y a la enfer­me­dad, de uno mis­mo y hacia la fami­lia:

“Sí ten­go mucho mie­do a enfer­mar­me y morir­me, no sé cómo reac­cio­na­rá mi cuer­po” (hom­bre, 18, 2021). “Si yo enfer­mo es pro­ba­ble que con­ta­gie a toda mi fami­lia eso me da mie­do” (mujer, 24, 2021). “Pues sí da mie­do siem­pre que alguien ten­ga coro­na­vi­rus, inclu­so des­pués que ya con­vi­vi­mos con él, siem­pre es impac­tan­te” (hom­bre, 22, 2022). “Mucho mie­do por­que no sabe­mos la mag­ni­tud con lo que nos pode­mos enfer­mar” (hom­bre, 23, 2022). “Pues depen­de de la varian­te y el esta­do de salud pre­vio a la enfer­me­dad, pero sí le temo” (hom­bre 63, 2022). “Mucho mie­do que se con­ta­gie mi abue­li­to, ya que es una per­so­na gran­de y podría ser mor­tal para él, aun­que ten­ga sus vacu­nas” (mujer, 20, 2022). “Sobre todo mie­do a enfer­mar­me, ya he teni­do COVID y no es nada agra­da­ble” (mujer, 28, 2022).

Mie­do tam­bién a la muer­te, en pri­me­ra per­so­na o de per­so­nas cer­ca­nas:

“No quie­ro morir­me y dejar a mi hija des­am­pa­ra­da” (mujer, 48, 2021). “No me gus­ta­ría dejar viu­da a mi espo­sa y huér­fano de padre a mi hijo” (hom­bre, 31, 2021). “No quie­ro que­dar­me con la tris­te­za de ver a mi fami­lia morir” (mujer, 20, 2021). “Mucho, mucho, por­que mi tío falle­ció por COVID-19” (hom­bre 18, 2022). “Mucho, por­que con­si­de­ro que nadie está pre­pa­ra­do para morir” (hom­bre, 23, 2022). “Mucho por las con­di­cio­nes de este virus te pue­de matar” (hom­bre, 63, 2022). “Sí hay que tener mie­do por­que he cono­ci­do a per­so­nas que de la nada les da COVID-19 y se mue­ren, así de repen­te” (mujer, 25, 2022)

Como se obser­va el mie­do es más que impor­tan­te, y este pue­de ser una de las cau­sas del temor al con­ta­gio del per­so­nal sani­ta­rio y per­so­nas que labo­ran en clí­ni­cas y hos­pi­ta­les, en cen­tros de sani­dad en los que hay enfer­mos de COVID-19, o inclu­so en los que no son recep­to­res de estos, pero el temor se hace exten­si­vo a todo lo rela­cio­na­do con el espa­cio y ofi­cio sani­ta­rio. Por lo que, si hay con­tac­to o pro­xi­mi­dad de algún tipo, hay por lo tan­to con­ta­gio y posi­bi­li­dad de con­ta­giar y exten­der la enfer­me­dad, según se con­ci­be y reite­ra.

De hecho, la reite­ra­ción en los medios de los men­sa­jes de ame­na­za y peli­gro (Gil, 2003), de casos posi­ti­vos, de muer­tes, y de sín­to­mas, hace que la gen­te, crea en la gra­ve­dad o no, esté suges­tio­na­da al escu­char una tos o un estor­nu­do a su alre­de­dor, lo cual va inclu­so más allá de las con­si­de­ra­cio­nes de cada quien y de la con­cien­cia, pues como que toda la pobla­ción apa­re­ce pro­gra­ma­da por la reite­ra­ción y la inten­si­dad de la noti­cia y su men­sa­je, de aler­ta y alar­ma sani­ta­ria, lo cual con­lle­va pre­dis­po­si­ción psí­qui­ca (Schutz, 2008).

La desconfianza hacia las instituciones y la medicina que perdura

Final­men­te, si el mie­do a la enfer­me­dad y la muer­te a tra­vés del con­ta­gio es lo cen­tral para expli­car segu­ra­men­te algo mul­ti­cau­sal, no es menos cier­to que la des­con­fian­za hacia la medi­ci­na es algo vigen­te actual­men­te. Ya sea por temo­res ances­tra­les, ya por malas pra­xis actua­les y que se revi­ve y cre­ce de for­ma coyun­tu­ral.

La des­con­fian­za en la cul­tu­ra polí­ti­ca mexi­ca­na ha sido lar­ga­men­te estu­dia­da y expli­ca­da (Luján, 1999), una des­con­fian­za a la auto­ri­dad y los gobier­nos. Pero al pare­cer se extien­de hacia el esta­men­to médi­co, aun­que no mayo­ri­ta­ria­men­te, como con los acto­res e ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas.

En algu­nos estu­dios para Méxi­co se repor­ta una ele­va­da con­fian­za en la OMS, con la que al pare­cer no cuen­tan las ins­ti­tu­cio­nes de salud mexi­ca­nas como la mis­ma Secre­ta­ría de Salud que se sitúa en un lugar inter­me­dio. Inclu­so la con­fian­za en el gobierno para con­tro­lar la pan­de­mia apa­re­ce en nive­les medios (Pérez et al., 2020). Por otra par­te, en Méxi­co, como en otras lati­tu­des, se habla de la “medi­ci­na defen­si­va” que desa­rro­lla una rela­ción entre médi­cos y pacien­tes sin la nece­sa­ria con­fian­za (Sán­chez et al., 2005).

Este pun­to muy intere­san­te sería una de las futu­ras líneas de inves­ti­ga­ción con obje­to de rea­li­zar un aná­li­sis pros­pec­ti­vo hacia el futu­ro, pues hay poca infor­ma­ción al res­pec­to y poco se ha estu­dia­do y se ha teni­do en cuen­ta a la hora de expli­car las creen­cias y los acon­te­ci­mien­tos pre­sen­ta­dos a lo lar­go de estas pági­nas.

Conclusiones

Tras esta revi­sión de infor­mes ofi­cia­les, noti­cias en pren­sa y entre­vis­tas a la ciu­da­da­nía, es posi­ble tener un pano­ra­ma de la dis­cri­mi­na­ción y vio­len­cia de la que fue obje­to el per­so­nal médi­co en los pri­me­ros meses de la pan­de­mia en Méxi­co, en la pri­ma­ve­ra del año 2020. Tra­ta­mien­to segu­ra­men­te mino­ri­ta­rio, no obs­tan­te, exis­ten­te y resal­ta­do en la comu­ni­ca­ción públi­ca en cier­tos momen­tos. Así como diag­nos­ti­ca­do por las ins­ti­tu­cio­nes y tes­ti­mo­nia­do por la ciu­da­da­nía. Más allá de seña­lar dichas acti­tu­des, inten­tar evi­tar­las o reme­diar­las, y más allá tam­bién de cul­pa­bi­li­zar, des­pre­ciar o inclu­so de cri­mi­na­li­zar a sus acto­res, con­vie­ne tener en cuen­ta la his­to­ria y el con­tex­to, el cli­ma emo­cio­nal y el sen­ti­do común. Dife­ren­tes cues­tio­nes que entran en jue­go, no siem­pre fáci­les de inves­ti­gar, siem­pre com­ple­jas y mul­ti­fac­to­ria­les en su aná­li­sis y refle­xión.

Ante los hechos de dis­cri­mi­na­ción y vio­len­cia, el seña­la­mien­to ins­ti­tu­cio­nal y la ampli­fi­ca­ción mediá­ti­ca de los mis­mos, la pobla­ción tam­bién apor­ta su rela­to, en gene­ral más refle­jo de la infor­ma­ción de redes y medios que viven­cia per­so­nal. En el sen­ti­do de con­tex­tua­li­zar, sin negar la impor­tan­cia indis­cu­ti­ble del fenó­meno vio­len­to, pero sí qui­zás la enver­ga­du­ra cuan­ti­ta­ti­va del mis­mo. Hechos a veces jus­ti­fi­ca­dos por igno­ran­cia según docu­men­tos y entre­vis­tas, si bien en gene­ral atri­bui­dos direc­ta­men­te al mie­do y sus efec­tos y con­se­cuen­cias.

Se rea­li­za una recons­truc­ción y apro­xi­ma­ción des­crip­ti­va a los suje­tos des­de su mun­do estruc­tu­ra­do por la matriz de la vida coti­dia­na, la acti­tud natu­ral del sen­ti­do común, de pen­sa­mien­tos y accio­nes guia­das por tipi­fi­ca­cio­nes implí­ci­tas y un con­tex­to social pre­de­ter­mi­na­do den­tro de un uni­ver­so sim­bó­li­co dado con códi­gos com­par­ti­dos. Las noti­cias en los medios y redes, los docu­men­tos ofi­cia­les de ins­ti­tu­cio­nes con­tra la dis­cri­mi­na­ción, y sobre todo, las narra­cio­nes de la pobla­ción sobre el tema dan tes­ti­mo­nio del com­por­ta­mien­to vio­len­to y esbo­zan la situa­ción vivi­da y comu­ni­ca­da. Tam­bién se rea­li­za un acer­ca­mien­to inter­pre­ta­ti­vo de segun­do gra­do con obje­to de incur­sio­nar en el sig­ni­fi­ca­do y con­tex­to de las acti­tu­des de los suje­tos (Schutz, 2008; Ber­ger y Luck­mann, 1986). Aquí reapa­re­ce el mie­do como cen­tral o moti­vo de la pre­dis­po­si­ción psí­qui­ca y acción social. Un mie­do al con­ta­gio, la enfer­me­dad y la muer­te, un mie­do a la pro­ble­má­ti­ca socio eco­nó­mi­ca y mate­rial del momen­to. Todo un con­tex­to de temo­res per­so­na­les, fami­lia­res, labo­ra­les, sani­ta­rios y socia­les que dibu­jan un cli­ma emo­cio­nal baña­do por el mie­do. Otras cau­sas ade­más de las eco­nó­mi­cas, pasan por el estrés y pro­ble­mas de salud men­tal. Tam­bién apa­re­ce la des­con­fian­za en la auto­ri­dad y las ins­ti­tu­cio­nes y acto­res sani­ta­rios. No obs­tan­te, el mie­do, ese que las ins­ti­tu­cio­nes sani­ta­rias inter­na­cio­na­les alen­ta­ron y que los medios infor­ma­ti­vos de dis­tin­ta índo­le repli­ca­ron, pare­ce ser la expli­ca­ción más direc­ta y la inter­pre­ta­ción más com­pren­si­va para con­tex­tua­li­zar la moti­va­ción del com­por­ta­mien­to social aquí pre­sen­ta­do.

Referencias

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