El impacto del acoso sexual a hombres: El significado otorgado y su afrontamiento Descargar este archivo (El impacto del acoso sexual a hombres.pdf)

Daniela Aguilar Zacarías1, Victoria Arriaga Samayoa2,
Juan Ortiz Roa3 y Maribel Reséndiz de la Rosa4

Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Iztacala

Resu­men

 

El aco­so sexual ha teni­do inci­den­cia en hom­bres y muje­res en dife­ren­tes gra­dos y con­tex­tos; la pre­sen­te inves­ti­ga­ción tuvo como obje­ti­vo ana­li­zar des­de una pers­pec­ti­va de géne­ro el impac­to del aco­so sexual hacia hom­bres y sus estra­te­gias de afron­ta­mien­to. El estu­dio se desa­rro­lla bajo una meto­do­lo­gía cua­li­ta­ti­va y es de tipo etno­grá­fi­co. Los par­ti­ci­pan­tes fue­ron 9 jóve­nes, se tra­ba­jó en las aulas de cla­ses y en espa­cios abier­tos poco con­cu­rri­dos uti­li­zan­do la entre­vis­ta como téc­ni­ca de reco­lec­ción de datos. Los prin­ci­pa­les resul­ta­dos mues­tran que la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes sig­ni­fi­can de mane­ra dife­ren­te el aco­so sexual depen­dien­do de 2 cate­go­rías: el víncu­lo con su agre­sor y el sexo del mis­mo; tam­bién se encon­tró que sus estra­te­gias de afron­ta­mien­to se estruc­tu­ran en fun­ción de estas 2 cate­go­rías, por ejem­plo evi­ta­ción, ale­ja­mien­to, o res­pues­tas vio­len­tas; en caso de cono­cer a su agre­sor se habla direc­ta­men­te con él.

Pala­bras cla­ve: aco­so sexual, géne­ro, víncu­lo, afron­ta­mien­to, sexo.

Abs­tract

Sexual harass­ment has had an impact on men and women at dif­fe­rent levels and con­texts; the pre­sent study aimed to analy­ze from a gen­der pers­pec­ti­ve the impact of sexual harass­ment of men and their coping stra­te­gies. It is deve­lo­ped under a qua­li­ta­ti­ve metho­do­logy, eth­no­graphic study, par­ti­ci­pants were nine young, and the wor­ked in the class­room and in open spa­ces and few crowds using the inter­view as a tech­ni­que for data collec­tion. The main results show that most par­ti­ci­pants mean dif­fe­rently depen­ding sexual harass­ment two cate­go­ries: the link with their abu­ser and sex of the same, also found that coping stra­te­gies are struc­tu­red accor­ding to the­se two cate­go­ries by for avoi­dan­ce, with­dra­wal or vio­lent res­pon­ses; know if her attac­ker tal­king directly with him.

Key words: Sexual harass­ment, Gen­der, Link, Coping, Sex.

Introducción.                                                                                              

La for­ma en la que las per­so­nas ejer­cen su sexua­li­dad está deter­mi­na­da por el géne­ro al que per­te­ne­cen, que reba­sa la mera con­fi­gu­ra­ción bio­ló­gi­ca del sexo, las carac­te­rís­ti­cas físi­co-sexua­les son las que con­for­man una sig­ni­fi­ca­ción gené­ri­ca de lo que social y cul­tu­ral­men­te se espe­ra que haga, pien­se o expre­se un hom­bre o una mujer, lo que ha gene­ra­do una ruta de des­igual­dad a la hora de ejer­cer la sexua­li­dad (Mar­tí­nez, 2005). La sexua­li­dad  es un sitio pri­vi­le­gia­do en la con­jun­ción de lo bio­ló­gi­co y lo cul­tu­ral, sin embar­go es impor­tan­te con­si­de­rar­lo tam­bién como una cons­truc­ción social que pue­de cam­biar con el tiem­po a lo lar­go de la vida de las per­so­nas y con el paso de las gene­ra­cio­nes.

Diver­sos estu­dios sobre la sexua­li­dad de los varo­nes seña­lan que las demos­tra­cio­nes de desem­pe­ño sexual adquie­ren un papel cen­tral en la afir­ma­ción de la iden­ti­dad mas­cu­li­na en diver­sos gru­pos de varo­nes mexi­ca­nos. La mas­cu­li­ni­dad requie­re ser reafir­ma­da y demos­tra­da cons­tan­te­men­te por­que des­de su naci­mien­to los varo­nes están some­ti­dos a un doble men­sa­je: por un lado, se apren­de que ser hom­bre es una gran ven­ta­ja ya que está aso­cia­da a cier­tas carac­te­rís­ti­cas muy sobre­va­lo­ra­das social­men­te, tales como la fuer­za, la pro­tec­ción, el valor y el poder; pero por otro lado, tam­bién se reci­be el men­sa­je “no se es hom­bre mien­tras no se prue­be ser­lo”, ade­más del apren­di­za­je con­ti­nuo de roles y este­reo­ti­pos impues­tos por la fami­lia y la socie­dad, tales como son ves­tir con ropa color azul y uti­li­zar coche­ci­tos, balo­nes, etc. de jugue­tes para “hom­bres”. La cul­tu­ra pro­vee medios para pro­bar esta mas­cu­li­ni­dad, y entre estos se des­ta­can los actos sexua­les. (Rojas y Cas­tre­jón, 2007).

Debi­do a la cons­truc­ción social los hom­bres no con­ci­ben de la mis­ma mane­ra el aco­so sexual, depen­de de las carac­te­rís­ti­cas dadas por el con­tex­to refe­ri­do a la mas­cu­li­ni­dad de los hom­bres. Por lo tan­to para com­pren­der esta pro­ble­má­ti­ca, es nece­sa­rio abor­dar­la y ana­li­zar­la des­de la pers­pec­ti­va de géne­ro, que expli­ca y sus­ten­ta que su ori­gen y evo­lu­ción resi­de en las des­igual­da­des socia­les, his­tó­ri­cas y cul­tu­ra­les entre varo­nes y muje­res; las cua­les per­mi­ten esta for­ma de vio­len­cia, el hos­ti­ga­mien­to sexual es una pro­ble­má­ti­ca direc­ta­men­te rela­cio­na­da  con el ejer­ci­cio abu­si­vo del poder, gene­ral­men­te del varón, que se  encuen­tra en una posi­ción jerár­qui­ca supe­rior o con la des­igual­dad de poder entre géne­ros.

A dife­ren­cia de otras mani­fes­ta­cio­nes de vio­len­cia, el aco­so sexual está dema­sia­do cer­ca de las reac­cio­nes coti­dia­nas, a tal pun­to, que pue­de haber con­fu­sión entre el lími­te de lo nor­mal y lo legal­men­te infrin­gi­do. El aco­so sexual está con­si­de­ra­do como la con­duc­ta reite­ra­da e insis­ten­te, más no ais­la­da, que pro­vo­ca satis­fac­ción de quien la ejer­ce y es expre­sa­men­te no desea­da por quien la reci­be, con lo que se esta­ble­ce una rela­ción que pro­vo­ca sen­ti­mien­tos hos­ti­les e inti­mi­da­to­rios, humi­lla­ción o abu­so de poder, esto últi­mo prin­ci­pal­men­te en los casos de aco­so sexual en el ámbi­to labo­ral (Pre­cia­do y Fran­co: 2013).

La Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud defi­ne la vio­len­cia sexual como todo acto sexual no desea­do o su ten­ta­ti­va de con­su­mar­lo, al igual que los comen­ta­rios o insi­nua­cio­nes sexua­les no desea­dos, o las accio­nes para comer­cia­li­zar o uti­li­zar de cual­quier otro modo la sexua­li­dad de una per­so­nas median­te coac­cio­nes por otra per­so­na, inde­pen­dien­te­men­te de la rela­ción de ésta con la víc­ti­ma en cual­quier ámbi­to. El aco­so sexual tam­bién es con­si­de­ra­do como una alte­ra­ción de las rela­cio­nes entre los sexos, sien­do que por lo gene­ral el que aco­sa es el hom­bre, tam­bién se han men­cio­na­do las dife­ren­cias de per­cep­ción de la inten­ción sexual según el géne­ro, con­si­de­rán­do­se que las muje­res obser­van un mayor ran­go de com­por­ta­mien­tos como aco­so sexual que los hom­bres, sin embar­go, un estu­dio acer­ca de las per­cep­cio­nes de las acti­tu­des sexua­les según el géne­ro, tenien­do eva­lua­do­res y eva­lua­dos de ambos sexos, encon­tró que los eva­lua­do­res hom­bres per­ci­bían mayor inten­ción sexual en las muje­res y sen­tían a su vez mayor atrac­ción por las muje­res eva­lua­das con res­pec­to a las muje­res eva­lua­do­ras, debi­do a esto se con­clu­yó que los hom­bres tie­nen una ten­den­cia gene­ral hacia la per­cep­ción de inten­ción sexual en los com­por­ta­mien­tos de las muje­res (Lind­gren, Parkhill, Geor­ge, Hen­dershot, 2008; Cita­do en: Sil­va, 2013).

Un estu­dio rea­li­za­do con hom­bres y muje­res (Meza 2013) mos­tró que el aco­so es per­ci­bi­do como una situa­ción de moles­tia y hos­ti­li­dad que tie­ne un patrón de ocu­rren­cia cons­tan­te, los sen­ti­mien­tos expe­ri­men­ta­dos por las muje­res fue­ron mie­do, inse­gu­ri­dad, eno­jo y moles­tia; mien­tras que en los hom­bres los sen­ti­mien­tos encon­tra­dos fue­ron mie­do, eno­jo, impo­ten­cia, tris­te­za y moles­tia.

Por otra par­te, Bar­da­les y Ortiz (2012) rea­li­za­ron un estu­dio con jóve­nes de mayor edad:  estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios, con los obje­ti­vos de explo­rar la pre­va­len­cia y las carac­te­rís­ti­cas del hos­ti­ga­mien­to sexual en hom­bres y muje­res de una facul­tad aca­dé­mi­ca en una uni­ver­si­dad esta­tal de Lima e iden­ti­fi­car las per­cep­cio­nes sobre las situa­cio­nes del hos­ti­ga­mien­to sexual, ade­más de vali­dar su ins­tru­men­to sobre hos­ti­ga­mien­to sexual. Los resul­ta­dos mues­tran que al pre­gun­tar­le a los hom­bres sobre si la razón del aco­so que sufrían era pro­vo­ca­da por ellos mis­mos el 80% estu­vo en des­acuer­do, sin embar­go, vale la pena seña­lar que el 13,2% empa­ti­za­ba con dicho pen­sa­mien­to, al creer­se res­pon­sa­bles de aco­so.  Tam­bién se abor­dó el tema sobre las reper­cu­sio­nes que el aco­so sexual tie­ne en sus vidas y se encon­tró que esta afir­ma­ción de que a los varo­nes no les afec­ta­ría en lo más míni­mo una situa­ción de hos­ti­ga­mien­to sexual, tan­to varo­nes como muje­res están en des­acuer­do, en su mayo­ría; sin embar­go, es impor­tan­te seña­lar que, de acuer­do al sexo, los varo­nes, en 14 pun­tos por­cen­tua­les más que las muje­res, sí están de acuer­do con que a los varo­nes no les afec­ta en lo míni­mo el hos­ti­ga­mien­to sexual.

Sin embar­go, hay auto­res que rea­li­zan inves­ti­ga­ción sobre  aco­so sexual de una for­ma más gene­ral, es decir, par­tien­do del supues­to de que el aco­so sexual no se da sólo en cier­tos luga­res y que por supues­to no va a tener el mis­mo impac­to en quien lo reci­be, así es como Vala­dez y Ríos (2014) han rea­li­za­do una inves­ti­ga­ción sobre cómo per­ci­ben el aco­so y el hos­ti­ga­mien­to sexual las muje­res, afir­man que por lo mis­mo que la vio­len­cia es un fenó­meno social que ha tra­ta­do de per­ma­ne­cer ocul­to, hay fal­ta de infor­ma­ción y gene­ra creen­cias erró­neas  y esto pue­de estar afec­ta­do la per­cep­ción de los indi­vi­duos res­pec­to de una situa­ción de aco­so u hos­ti­ga­mien­to sexual. El obje­ti­vo de su inves­ti­ga­ción fue explo­rar las dife­ren­cias en la per­cep­ción de una mues­tra de 31 muje­res y 29 hom­bres en cuan­to a mitos de vio­la­ción y actos de aco­so y hos­ti­ga­mien­to sexual, así como el tipo de estra­te­gias de eva­sión y auto­pro­tec­ción. Uti­li­za­ron un cues­tio­na­rio con 34 reac­ti­vos de los cua­les se deri­va­ron 8 esca­las, don­de se encon­tró que la per­cep­ción de inse­gu­ri­dad de las muje­res fue más ele­va­da que la de los hom­bres. Como estra­te­gias, las muje­res evi­tan a los des­co­no­ci­dos y pre­fie­ren salir acom­pa­ña­das, en cam­bio los hom­bres evi­tan car­gar cosas de valor. Otro aspec­to impor­tan­te fue que las muje­res ante una situa­ción de aco­so u hos­ti­ga­mien­to pre­sen­ta­ron dolor de cabe­za, ansie­dad, sudo­ra­ción en las manos y ten­sión mus­cu­lar, sin embar­go, Vala­dez y Ríos (2009) no repor­ta­ron los mis­mos sín­to­mas en la mues­tra de varo­nes. Por últi­mo, con­clu­yen que el alto índi­ce de vio­len­cia con­tra las muje­res for­ma par­te del sis­te­ma patriar­cal des­ven­ta­jo­sos en el que vivi­mos y que ellas son abu­sa­das con el obje­ti­vo de domi­nar­las. Pode­mos notar que en esta inves­ti­ga­ción tam­bién tie­ne cier­ta incli­na­ción por los resul­ta­dos de las muje­res y en algu­nos casos omi­te y no men­cio­na los resul­ta­dos res­pec­to de los hom­bres.

De lo ante­rior sur­ge el inte­rés de rea­li­zar una inves­ti­ga­ción sobre el impac­to que tie­ne el aco­so sexual en los hom­bres y cómo la cons­truc­ción social tie­ne un papel muy impor­tan­te en la mane­ra de afron­ta­mien­to. De acuer­do con la biblio­gra­fía revi­sa­da, hemos encon­tra­do que la mayo­ría de las inves­ti­ga­cio­nes acer­ca del aco­so sexual tie­nen incli­na­ción por el géne­ro feme­nino aún cuan­do los estu­dios sean rea­li­za­dos con hom­bres y con muje­res. Sin embar­go, noso­tros con­si­de­ra­mos impor­tan­te abor­dar el tema solo con hom­bres des­de una pers­pec­ti­va de géne­ro, ya que los hom­bres tam­bién lo pade­cen  y esto nos indi­ca que el fenó­meno exis­te en esta pobla­ción. Por últi­mo la biblio­gra­fía revi­sa­da demues­tra que la inves­ti­ga­ción de aco­so sexual se ha rea­li­za­do amplia­men­te en otros paí­ses pero muy pocas ive­ces pue­den res­ca­tar­se inves­ti­ga­cio­nes que hayan sido rea­li­za­das en Méxi­co, por lo cual sería impor­tan­te rea­li­zar una inves­ti­ga­ción en una pobla­ción Mexi­ca­na.

Método

Par­ti­ci­pan­tes

Los par­ti­ci­pan­tes fue­ron 9 hom­bres, de los cua­les 6 eran alum­nos de la carre­ra de Psi­co­lo­gía, mien­tras que los 3 par­ti­ci­pan­tes res­tan­tes se dedi­ca­ban a tra­ba­jar en diver­sas áreas y no estu­dia­ban por el momen­to. Las eda­des de los par­ti­ci­pan­tes osci­la­ron entre los 18 y 21 años y el úni­co cri­te­rio de inclu­sión fue que acep­ta­ran haber teni­do expe­rien­cias refe­ri­das al aco­so sexual, sin impor­tar el con­tex­to. Se uti­li­za­ron nom­bres fic­ti­cios con el fin de pro­te­ger la iden­ti­dad de los par­ti­ci­pan­tes.

Ins­tru­men­to

Median­te un méto­do cua­li­ta­ti­vo se rea­li­za­ron entre­vis­tas semi­es­truc­tu­ra­das que  cons­ta­ron de una sec­ción de datos per­so­na­les (nom­bre, edad, ocu­pa­ción, semes­tre), ade­más de una guía temá­ti­ca que con­te­nía 4 par­tes que reco­lec­ta­ron la infor­ma­ción nece­sa­ria.

La pri­me­ra par­te reca­bó datos acer­ca del sig­ni­fi­ca­do que los hom­bres le daban al aco­so sexual, se abor­da­ron pre­gun­tas rela­cio­na­das al con­cep­to de aco­so, carac­te­rís­ti­cas del aco­sa­dor y del aco­sa­do y sobre el impac­to del aco­so sexual. La segun­da par­te reca­bó datos sobre las creen­cias de los hom­bres al res­pec­to de ser víc­ti­mas de aco­so sexual, se abor­da­ron pre­gun­tas rela­cio­na­das a la opi­nión sobre la pobla­ción más vul­ne­ra­ble y las expe­rien­cias per­so­na­les refe­ri­das como aco­so sexual. La ter­ce­ra par­te reca­bó datos acer­ca de las habi­li­da­des de afron­ta­mien­to que uti­li­zan cuan­do son aco­sa­dos sexual­men­te, se abor­da­ron pre­gun­tas rela­cio­na­das con los sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes que per­ci­bie­ron duran­te el aco­so, las accio­nes que rea­li­za­ron y la influen­cia del entorno sobre las for­mas de afron­ta­mien­to.

Por últi­mo, la cuar­ta par­te reca­bó datos acer­ca de la influen­cia de la con­di­ción de géne­ro al momen­to de sufrir aco­so, se abor­da­ron pre­gun­tas rela­cio­na­das a la mane­ra en la que se apro­xi­man a alguien que les gus­ta y la opi­nión acer­ca de los roles que jue­ga el hom­bre en una rela­ción. A par­tir de esto se obtu­vie­ron las cate­go­rías más rele­van­tes para la inves­ti­ga­ción, las cua­les fue­ron “Con­cep­to de Aco­so sexual”, “Influen­cia del entorno sobre las for­mas de afron­ta­mien­to al aco­so sexual” “Accio­nes que rea­li­za cuan­do es aco­sa­do sexual­men­te”, y “Sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes que per­ci­be duran­te el aco­so sexual” todo esto des­de la pers­pec­ti­va del par­ti­ci­pan­te.

Resultados

Con­cep­to de Aco­so sexual.      
En gene­ral los par­ti­ci­pan­tes tuvie­ron con­cep­tos muy simi­la­res al refe­rir­se al aco­so sexual, ya que la mayo­ría con­si­de­ró que el aco­so es el hos­ti­ga­mien­to por par­te de una per­so­na que bus­ca un bene­fi­cio sexual. Henry y Oscar dan cuen­ta de ello, su dis­cur­so al res­pec­to es bre­ve y es refe­ri­do tam­bién a las for­mas de inti­mi­da­ción.

Los par­ti­ci­pan­tes tam­bién men­cio­na­ron que este tipo de aco­so gene­ral­men­te reper­cu­te en la vida de la per­so­na que está sien­do víc­ti­ma, gene­ran­do pro­ble­mas tan­to psi­co­ló­gi­cos como físi­cos en la per­so­na, por ejem­plo estrés, fal­ta de sue­ño, entre otras.           

Influen­cia del entorno sobre las for­mas de afron­ta­mien­to al aco­so sexual.

En cuan­to a los luga­res don­de suce­dió el aco­so, la mayo­ría repor­tó haber sido aco­sa­do en luga­res públi­cos ya sea en el trans­por­te o en luga­res con­glo­me­ra­dos como en el bar o en el gim­na­sio, ade­más se encon­tró que en nin­gún caso se dio el aco­so den­tro del ámbi­to labo­ral ni fami­liar. Gay­tán (2007) men­cio­na que el aco­so sexual en luga­res públi­cos cons­ti­tu­ye una prác­ti­ca coti­dia­na en ciu­da­des de diver­sas par­tes del mun­do y que pue­de valer­se de diver­sas con­duc­tas des­de ofen­sas ver­ba­les o aco­so físi­co has­ta exhi­bi­cio­nis­mo.

Con­si­de­ra­mos que el aco­so se da en este tipo de con­tex­tos por­que el aco­sa­dor tie­ne la ven­ta­ja de abor­dar a la víc­ti­ma y si ade­más ésta coin­ci­de con las carac­te­rís­ti­cas de timi­dez en el aco­sa­do, es más pro­ba­ble que el aco­so se lle­ve a cabo. Por otro lado, cree­mos que las con­di­cio­nes socia­les y un amplio con­jun­to de per­so­nas enfo­ca­das en dife­ren­tes acti­vi­da­des, favo­re­cen que el aco­so pase des­aper­ci­bi­do. En el caso de los par­ti­ci­pan­tes Jor­ge, Irvin, Henry y Oscar, el fin del aco­so era tener encuen­tros sexua­les don­de el con­tex­to es de suma impor­tan­cia, tales como fies­tas o reunio­nes socia­les don­de el con­su­mo de sus­tan­cias estu­pe­fa­cien­tes alte­ra la con­duc­ta y por lo tan­to aumen­ta la inci­den­cia del aco­so sexual.

Accio­nes que rea­li­zan cuan­do son aco­sa­dos sexual­men­te.     

Los par­ti­ci­pan­tes como Kevin, Irvin y Jor­ge admi­tie­ron que el aco­so sexual tie­ne una reper­cu­sión en su esti­lo de vida, para Kevin la con­se­cuen­cia del aco­so sig­ni­fi­có eno­jo y moles­tia, con­se­cuen­cias que dis­mi­nu­ye­ron al dejar de ser aco­sa­do.

El impac­to del aco­so sexual difie­re en cuan­to al víncu­lo que se pue­da tener con el aco­sa­dor, ya que pue­de tra­tar­se tan­to de per­so­nas cono­ci­das por los par­ti­ci­pan­tes como de encuen­tros casua­les, por ejem­plo, en luga­res públi­cos. Los par­ti­ci­pan­tes repor­ta­ron que al exis­tir un víncu­lo con el aco­sa­dor solían hacer modi­fi­ca­cio­nes en sus acti­vi­da­des dia­rias, mien­tras que al tra­tar­se de des­co­no­ci­dos no había cam­bios, excep­to el caso de Rey, aun cuan­do no los cono­cie­ra tuvo que desis­tir de sus acti­vi­da­des den­tro del gim­na­sio; Irvin tam­bién deci­dió tra­tar de cesar el aco­so evi­tan­do a la per­so­na, pero no tomó las mis­mas medi­das Óscar, ya que él afron­tó la situa­ción con la chi­ca que lo esta­ba inco­mo­dan­do, de acuer­do a su dis­cur­so, esto no tuvo nin­gún efec­to en el aco­so, tuvo que optar por “poner dis­tan­cia físi­ca” cada que la chi­ca se le acer­ca­ba. Solo en dos de los par­ti­ci­pan­tes no hubo varia­cio­nes en cuan­to al víncu­lo con sus aco­sa­do­res, pues­to que repor­ta­ron que cono­cie­ran o no a la per­so­na, el aco­so no tenía un impac­to en su modo de vida.

Los datos obte­ni­dos en esta inves­ti­ga­ción arro­jan que la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes afron­ta­ban el aco­so ale­ján­do­se y evi­tan­do al aco­sa­dor; no solo igno­rán­do­lo, sino que tam­bién, al tra­tar­se de con­tac­to físi­co hacia su per­so­na, espe­cí­fi­ca­men­te hacia sus geni­ta­les, lo empu­ja­ban e inclu­so uti­li­za­ban len­gua­je alti­so­nan­te con­tra el agre­sor. Por el con­tra­rio, cuan­do exis­tía un víncu­lo con el aco­sa­dor, lo afron­ta­ban de for­ma dis­tin­ta, es decir, habla­ban direc­ta­men­te con la per­so­na con la fina­li­dad de que cesa­ra el aco­so, cabe men­cio­nar que nin­guno de los par­ti­ci­pan­tes comen­tó haber­se apo­ya­do en fami­lia­res o ami­gos para afron­tar el aco­so por temor a que éstos les hicie­ran comen­ta­rios poco favo­ra­bles res­pec­to a sus expe­rien­cias de aco­so.

Sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes que per­ci­be duran­te el aco­so sexual

En cuan­to a los sen­ti­mien­tos que demos­tra­ron los par­ti­ci­pan­tes duran­te el aco­so, se encon­tró que varios de ellos coin­ci­die­ron en sen­tir­se des­con­cer­ta­dos, inse­gu­ros y ner­vio­sos; es decir, entran en un  esta­do de agi­ta­ción en el que se redu­ce o se pier­de la cal­ma como reac­ción del orga­nis­mo ante una situa­ción des­co­no­ci­da o que es poco fre­cuen­te e incó­mo­da. Dos par­ti­ci­pan­tes mos­tra­ron eno­jo y en el caso de Jor­ge, quien era aco­sa­do por una pro­fe­so­ra, repor­tó haber sen­ti­do mie­do, por el con­tra­rio, Óscar comen­tó haber­se sen­ti­do decep­cio­na­do por la for­ma en que la chi­ca se le acer­ca­ba.

De acuer­do con los datos encon­tra­dos,  todos coin­ci­den en que el coque­teo es la pau­ta que da lugar al inte­rés por la otra per­so­na como el inter­cam­bio de mira­das o las son­ri­sas, así como al esta­ble­cer una char­la y tocar temas de inte­rés común; sin embar­go, con un lími­te, la mayo­ría repor­tó que esta rela­ción debe ser recí­pro­ca.

Conclusiones

En esta inves­ti­ga­ción se encon­tró que depen­dien­do del lugar, del sexo del aco­sa­dor la fre­cuen­cia, pero prin­ci­pal­men­te del víncu­lo que se tie­ne con el mis­mo, los hom­bres le adju­di­can diver­sos sig­ni­fi­ca­dos al aco­so sexual; por ejem­plo, la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes con algún víncu­lo con su aco­sa­dos repor­ta­ron mayor sig­ni­fi­ca­ción a la expe­rien­cia, así como más con­se­cuen­cias, a dife­ren­cia de aque­llos que fue­ron aco­sa­dos en encuen­tros casua­les. Es decir, que reci­bie­ron aco­so por par­te de per­so­nas des­co­no­ci­das en luga­res públi­cos, asi­mis­mo, los par­ti­ci­pan­tes que expe­ri­men­ta­ron aco­so por par­te de per­so­nas aje­nas deci­die­ron no dar­le nin­gún sig­ni­fi­ca­do rele­van­te en sus vidas coti­dia­nas, esto des­pués de un tiem­po del suce­so. Esto guar­da una estre­cha rela­ción con el impac­to que ha teni­do el aco­so sexual en la vida de los par­ti­ci­pan­tes, ade­más los fac­to­res que influ­ye­ron en su cons­truc­ción gené­ri­ca como la edu­ca­ción en casa y la rela­ción con ami­gos, con­clui­mos que los comen­ta­rios tan­to de fami­lia­res como de ami­gos con­tri­bu­yen a que los par­ti­ci­pan­tes reac­cio­nen de cier­ta for­ma, si bien para el par­ti­ci­pan­te el aco­so no pro­du­cía nin­gu­na reper­cu­sión en vida, las opi­nio­nes de las per­so­nas que se encuen­tran den­tro de su círcu­lo social, oca­sio­nó muchas de las veces sen­ti­mien­tos de impo­ten­cia, eno­jo y con­fu­sión, aspec­to impor­tan­te de resal­tar, ya que esto influ­ye direc­ta­men­te en la con­fian­za que hay o pue­de gene­rar­se den­tro de su con­tex­to social.

Los hom­bres per­ci­ben el aco­so depen­dien­do del sexo del aco­sa­dor como en el caso de muje­res aco­sa­do­ras, los hom­bres lo repor­ta­ron como par­te del coque­teo por lo que para ellos resul­to gra­ti­fi­can­te la mayo­ría de las veces, ya que ser desea­dos resal­ta su mas­cu­li­ni­dad ante los otros hom­bres e inclu­so aumen­ta su auto­es­ti­ma; sin embar­go, cabe men­cio­nar que esto solo suce­de has­ta cier­to pun­to, ya que depen­de mucho de la insis­ten­cia de la mujer y de la atrac­ción físi­ca que el par­ti­ci­pan­te sien­ta por ella. En con­tras­te, los hom­bres aco­sa­dos por otros hom­bres con­clu­yen que lo per­ci­ben como una ofen­sa a su mas­cu­li­ni­dad, ya que aten­tan con­tra su papel de hom­bre en socie­dad; es decir su cons­truc­ción gené­ri­ca. 

Referencias

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Notas

1. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM. Correo:  dan.aguzac61@gmail.com

2. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM. Correo:  victoria.arriaga.samayoa@gmail.com

3. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM. Correo:   juan.manuel.ortiz.roa@gmail.com

4. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM. Correo:   maribeel.resendiz@gmail.com