El mito de Medusa: Historia de una Seducción Descargar este archivo (10 - El mito de Medusa.pdf)

María de los Ángeles Herrera Romero1

Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM

Resu­men

La pala­bra mito pro­vie­ne del voca­blo grie­go μῦθος, ‘mythos’, que sig­ni­fi­ca rela­to o cuen­to, por lo que se pue­de defi­nir como un rela­to tra­di­cio­nal que hace refe­ren­cia a acon­te­ci­mien­tos pro­di­gio­sos pro­ta­go­ni­za­dos por seres sobre­na­tu­ra­les o extra­or­di­na­rios, tales como dio­ses, semi­dio­ses, héroes, mons­truos o per­so­na­jes fan­tás­ti­cos. Muchos de los mitos per­te­ne­cen a las civi­li­za­cio­nes grie­ga y roma­na y for­man par­te del sis­te­ma de creen­cias de una cul­tu­ra o de una comu­ni­dad, la cual los con­si­de­ra his­to­rias ver­da­de­ras. En el pre­sen­te artícu­lo se pre­sen­ta­ra el mito de Medu­sa y se ana­li­za­ra cómo este mito pue­de extra­po­lar­se a la socie­dad actual en rela­ción al tra­to que se les da a las muje­res.

Pala­bras cla­ve: mito, Medu­sa, mujer, seduc­ción, cas­ti­go, socie­dad.

 

Abs­tract

The word comes from the Greek myth μῦθος, ‘mythos’, mea­ning narra­ti­ve or story, so it can be defi­ned as a tra­di­tio­nal story refe­rred to pro­di­gious events fea­tu­ring extra­or­di­nary or super­na­tu­ral beings, such as gods, demi­gods, heroes, mons­ters or fan­tasy cha­rac­ters. Many of the myths are in Greek and Roman civi­li­za­tions are part of the belief sys­tem of a cul­tu­re or com­mu­nity, which con­si­ders true sto­ries. In this Arti­cle shall sub­mit the myth of Medu­sa and analy­ze how this myth can extra­po­la­ted to toda­y’s society in rela­tion to the treat­ment given to women.

Key­words: myth, Medu­sa, woman, seduc­tion, punish­ment, society.

Muchos(as) hemos escu­cha­do el mito de Medu­sa y cómo ésta con­ver­tía en pie­dra a quie­nes la veían a los ojos, sin embar­go pocos(as) cono­ce­mos a pro­fun­di­dad el desa­rro­llo del mito y aún menos saben que exis­ten varias ver­sio­nes del mis­mo. El pre­sen­te artícu­lo tie­ne como fina­li­dad dar a cono­cer una de esas ver­sio­nes y traer su caso a la socie­dad actual para hacer un aná­li­sis des­de la pers­pec­ti­va de géne­ro sobre cómo se tra­ta a la mujer que cae en la seduc­ción o es cata­lo­ga­da como seduc­to­ra.

Medu­sa es un nom­bre grie­go que sig­ni­fi­ca “guar­dia­na o pro­tec­to­ra”. En gene­ral en la mito­lo­gía era un mons­truo ctó­ni­co2 feme­nino que con­ver­tía en pie­dra a aque­llos que la mira­ban fija­men­te a los ojos. Fue deca­pi­ta­da por Per­seo, quien des­pués usó su cabe­za como arma has­ta que se la dio a la dio­sa Ate­nea para que la pusie­ra en su escu­do, la égi­da3. Des­de la anti­güe­dad clá­si­ca, la ima­gen de la cabe­za de Medu­sa apa­re­ce repre­sen­ta­da en el arti­lu­gio que ale­ja el mal cono­ci­do como Gor­go­neion4. Pero, ¿será cier­to que Medu­sa siem­pre fue un mons­truo?, ¿Cómo lle­go a esa situa­ción?

Hay ver­sio­nes de este mito que colo­can a Medu­sa como un mons­truo que sedu­jo a Posei­dón y por eso fue des­te­rra­da. Para otra ver­sión era una pro­tec­to­ra del tem­plo de Ate­nea que a mane­ra de pro­vo­ca­ción sedu­jo a Posei­dón  que­rien­do demos­trar que ella tenía mayor impor­tan­cia, belle­za e inte­li­gen­cia que la pro­pia dio­sa; ante esta situa­ción Ate­nea res­pon­de indig­na­da por la pro­fa­na­ción de su tem­plo y la osa­día de Medu­sa, por lo que esta últi­ma es des­te­rra­da, y al saber que está emba­ra­za­da la man­da matar para dar pun­to final a su desa­fío. Cuan­do Per­seo le cor­ta la cabe­za sur­gen sus dos hijos y de la san­gre derra­ma­da se crea­ron los escor­pio­nes y las ser­pien­tes que viven en el desier­to.

La ver­sión del mito que vamos a ana­li­zar nos dice que Medu­sa era par­te de las gor­go­nas5 y sus padres eran For­cis y Ceto; pero Medu­sa tenía una carac­te­rís­ti­ca que la dife­ren­cia­ba del res­to de las gor­go­nas, ya que era la úni­ca mor­tal y la más bella de sus her­ma­nas.

Su belle­za fue tan gran­de que lle­gó a des­lum­brar a Posei­dón, que al ver­se ena­mo­ra­do de ella la sedu­jo —en algu­nas ver­sio­nes se mane­ja como violación—en el tem­plo de Ate­nea. Esto pro­vo­có que la riva­li­dad entre Ate­nea y Posei­dón cre­cie­ra. La ira de Ate­nea fue tan gran­de que su reac­ción inme­dia­ta fue la de cas­ti­gar a Medu­sa, con­vir­tién­do­la en un ser igual que sus dos her­ma­nas, Esteno y Euría­le. Ambas eran mons­truos, con manos metá­li­cas, col­mi­llos afi­la­dos,  y unos ojos que emi­tían luz y quien los mira­ba direc­ta­men­te que­da­ba petri­fi­ca­do. Ate­nea se vio celo­sa de la her­mo­sa cabe­lle­ra que tenía Medu­sa, razón por la cual con­vir­tió sus cabe­llos en ser­pien­tes y la des­te­rró a vivir en las tie­rras hiper­bó­reas.

De aquel idi­lio que hubo entre Posei­dón y Medu­sa sur­gió un emba­ra­zo, por lo que Ate­nea, orde­nó a Per­seo que mata­ra a Medu­sa, en su misión, tuvo que usar las san­da­lias ala­das que Her­mes le dio, el cas­co de invi­si­bi­li­dad de Hades, una espa­da y un escu­do espe­ja­do, el héroe fue a visi­tar las Gra­yas para que le dije­ran don­de se encon­tra­ba la cue­va de las gor­go­nas. Per­seo cum­plió su misión, espe­ró a que Medu­sa se dur­mie­ra en su gua­ri­da y volan­do con sus san­da­lias logró ubi­car­se por enci­ma sin mirar­la direc­ta­men­te solo obser­van­do el refle­jo. Su mano iba sien­do guia­da por Ate­nea y así cor­tó su cabe­za en un solo acto. Del cue­llo de Medu­sa salie­ron sus hijos, Pega­so y el gigan­te Cri­saor. La cabe­za de Medu­sa fue para Ate­nea, que la uti­li­zó como escu­do en todas sus bata­llas, como hicie­ra Per­seo ante­rior­men­te para res­ca­tar a Andró­me­da y poder matar a Poli­dec­tes. La san­gre derra­ma­da en la deca­pi­ta­ción de Medu­sa fue celo­sa­men­te guar­da­da por los dio­ses, ya que la san­gre de su vena izquier­da venía a repre­sen­tar un veneno mor­tal y la de su lado dere­cho tenía carac­te­rís­ti­cas sana­do­ras que se uti­li­za­ba para resu­ci­tar a los muer­tos.

En esta ver­sión del mito —que es la más cono­ci­da— vemos como una mujer es cas­ti­ga­da por otra mujer al dar­se cuen­ta de su idi­lio amo­ro­so, lo cual nos recuer­da la repre­sión sexual de las muje­res que aún se vive y como la mujer es “seña­la­da” por la socie­dad y en espe­cí­fi­co por las muje­res de esa socie­dad cuan­do esto suce­de. En este caso se le cas­ti­ga físi­ca, psi­co­ló­gi­ca y social­men­te, ya que des­pués de ser con­si­de­ra­da bella y por ello seduc­to­ra se le con­vier­te en un mons­truo igual que sus her­ma­nas, a cau­sa de los celos, su cabe­lle­ra es con­ver­ti­da en ser­pien­tes y se le con­de­na­da al des­tie­rro qui­tán­do­le la opor­tu­ni­dad de rela­cio­nar­se amo­ro­sa o sexual­men­te en otra oca­sión. Esto hace recor­dar un hecho suce­di­do en la sie­rra de Pue­bla, en don­de den­tro de una comu­ni­dad se “corrió” el rumor de que una joven había teni­do rela­cio­nes sexua­les con un per­so­na­je reco­no­ci­do del pue­blo y la espo­sa de éste, al ente­rar­se, reu­nió a un gru­po de ami­gas para ir a la casa de esa joven, gol­pear­la y sacar­la des­nu­da a la pla­za del pue­blo en don­de en pre­sen­cia de los(as) curiosos(as) le unta­ron chi­le en los geni­ta­les. Esta acción tenía un doble obje­ti­vo, el pri­me­ro era “seña­lar” o evi­den­ciar a la mujer “seduc­to­ra” para que las demás muje­res “cui­da­ran a sus mari­dos” para que no fue­ran a “caer en sus redes” y el segun­do era ser­vir como ejem­plo para que nin­gu­na otra mujer come­tie­ra tal acto. Sin embar­go, no solo se cum­plie­ron esos obje­ti­vos, ya que no sólo fue “repu­dia­da” por las muje­res y por su fami­lia, los hom­bres tam­bién comen­za­ron a con­si­de­rar­la como una pros­ti­tu­ta o “mujer­zue­la” y de esa for­ma se le “pri­vó” de la opor­tu­ni­dad de “for­mar una fami­lia” den­tro de esa socie­dad, la fami­lia la rele­go y ella “tuvo” que salir de la comu­ni­dad para “empe­zar una nue­va vida”.

Algo digno de resal­tar­se den­tro del mito es que en nin­gún momen­to se habla del cas­ti­go hacia el hom­bre, aun­que den­tro de la narra­ción dice que Posei­dón fue quien sedu­jo; inclu­si­ve se bus­ca a otro hom­bre, Per­seo, que es ayu­da­do por otros hom­bres, Her­mes y Hades, para poder reme­diar la fal­ta come­ti­da. En lo suce­di­do en Pue­bla tam­po­co se vio una reper­cu­sión en con­tra del hom­bre, ni siquie­ra se habla de una con­fron­ta­ción entre éste y su espo­sa, ya que se pre­su­me que la cul­pa­ble es la mujer, basán­do­se en el dicho de que “el hom­bre lle­ga has­ta don­de la mujer quie­re”, no se sabe tam­po­co que se hayan cer­cio­ra­do de que el rumor fue­ra cier­to, sólo se actuó asu­mien­do que lo era.

Otro pun­to de aná­li­sis es el tra­to que se le da a una mujer cuan­do esta que­da emba­ra­za­da como resul­ta­do de una rela­ción fue­ra del matri­mo­nio, en este caso se le da muer­te a la madre, suce­so que se repe­tía en algu­nas cul­tu­ras en las que se lapi­da­ba a la mujer si era encon­tra­da tenien­do rela­cio­nes fue­ra del matri­mo­nio o si esta­ba come­tien­do pros­ti­tu­ción o adul­te­rio. En nues­tra socie­dad se dis­cri­mi­na­ba a la mujer no solo con­si­de­rán­do­la como una “mujer­zue­la” por no tener un hom­bre que vela­ra por sus intere­ses, sino que tam­bién era dis­cri­mi­na­do su hijo(a) ya que den­tro del acta de naci­mien­to, apar­te de que en algu­nas oca­sio­nes solo lle­va­ba el ape­lli­do de la madre, en otras aun­que lle­va­se ambos ape­lli­dos, el de la madre y el del padre, se colo­ca­ba una leyen­da don­de que­da­ba mani­fies­to que era hijo natu­ral (naci­do fue­ra del matri­mo­nio) y no era reco­no­ci­do como legi­ti­mo (naci­do den­tro del matri­mo­nio), esta dis­cri­mi­na­ción lle­va­ba a una “muer­te psi­co­ló­gi­ca o social” ya que las muje­res no podían “reha­cer” su vida por el “error come­ti­do” y los(as) hijos(as) no eran acep­ta­dos social­men­te difi­cul­tán­do­se el ingre­so a escue­las de pres­ti­gio y en la adul­tez se “tenían” que casar con alguien de su mis­ma “con­di­ción” o nivel social. Esto lo pode­mos ver refle­ja­do en pelí­cu­las mexi­ca­nas como la pro­ta­go­ni­za­da por Pedro Infan­te El Mil Amo­res en don­de una mujer que es madre sol­te­ra tie­ne que inven­tar una his­to­ria sobre el padre de su hija para que esta sea acep­ta­da en un cole­gio de seño­ri­tas y pue­da per­ma­ne­cer en él, cuan­do “las seño­ri­tas” direc­to­ras del cole­gio comien­zan a dudar de la exis­ten­cia del espo­so le con­di­cio­nan la estan­cia en el cole­gio y la madre tie­ne que con­se­guir un padre para evi­tar que su hija sea “seña­la­da”.

Otra ver­tien­te que se da en la actua­li­dad no lle­va a la muer­te físi­ca de la madre, pero sí a la del pro­duc­to, en casos don­de si el hom­bre no quie­re hacer­se res­pon­sa­ble del pro­duc­to de la rela­ción sexual hay muje­res que son “obli­ga­das” a abor­tar o son gol­pea­das has­ta que lo pier­den, no toman­do en cuen­ta la opi­nión de la mujer sobre qué desea con el mane­jo de su mater­ni­dad y de su cuer­po. Tam­bién se ha vis­to que pue­den tomar esta deci­sión por “mie­do a afron­tar las con­se­cuen­cias” como sería el no tener el apo­yo fami­liar o de la pare­ja para sol­ven­tar los gas­tos que con­lle­va un hijo o ser seña­la­da por la fami­lia o la pare­ja como la “res­pon­sa­ble” del emba­ra­zo. 

Den­tro del mito tam­bién se ve como Medu­sa es exclui­da de su socie­dad como cas­ti­go de lo suce­di­do y actual­men­te aún se ven casos en don­de la mujer que “man­ci­lla” su honor por tener rela­cio­nes sexua­les fue­ra del matri­mo­nio y que­da emba­ra­za­da es exclui­da de la fami­lia como una for­ma de “lim­piar el ape­lli­do”. El hom­bre gene­ral­men­te la cul­pa por lo suce­di­do, ya que pue­de lle­gar a con­si­de­rar que es “obli­ga­ción” de la mujer “cui­dar­se” para no con­ce­bir, y si esto suce­de algu­nos hom­bres pue­den lle­gar a inter­pre­tar­lo como “una for­ma para ama­rrar­lo a la rela­ción” por lo que la res­pues­ta que dan es ale­jar­se y dejar a la mujer “con su pro­ble­ma”.

Por otra par­te, podría­mos dis­cu­tir sobre la doble fun­ción que tenía la san­gre de Medu­sa, una era para matar y la otra era para dar vida, lo cual pue­de equi­pa­rar­se con la ideo­lo­gía judeo-cris­tia­na (cató­li­ca) en el mun­do, sedu­jo al hom­bre para que cálle­se en la ten­ta­ción trai­cio­nan­do o des­obe­de­cien­do a Dios y como con­se­cuen­cia de ese peca­do entró el sufri­mien­to y la muer­te, la segun­da —tam­bién lla­ma­da nue­va Eva— era la encar­ga­da de redi­mir el peca­do ori­gi­nal, de dar­le vida al Sal­va­dor y reden­tor de la huma­ni­dad, por ella entro “la gra­cia de Dios” a la tie­rra y con ello el per­dón de los peca­dos. 

Aquí se ve refle­ja­da cla­ra­men­te esta ambi­va­len­cia que se tie­ne con res­pec­to a la mujer, en don­de si se con­si­de­ra que una mujer es seduc­to­ra se le cata­lo­ga como nega­ti­va, mala, trai­cio­ne­ra; y por otra par­te, la mujer que es vis­ta como sumi­sa, recep­ti­va, dócil a la volun­tad de alguien más, es con­si­de­ra­da como bue­na. Tam­bién de aquí podría des­pren­der­se la idea que popu­lar­men­te “corre” entre los hom­bres de que “hay dos tipos de muje­res: con la que se divier­ten y con la que se casan”, escin­dien­do la per­so­na­li­dad de la mujer y negan­do la posi­bi­li­dad de que una mujer pue­da ser “bue­na” social­men­te hablan­do y al mis­mo tiem­po pue­da dis­fru­tar de su sexua­li­dad mos­trán­do­se sen­sual o seduc­to­ra.

Las pre­gun­tas que que­da­rían en el aire serían: ¿cuán­tas Medu­sas se cono­cen actual­men­te?, o ¿cuán­tas veces los hom­bres han actua­do como Posei­dón o como Per­seo?, ¿en cuán­tas oca­sio­nes se ha tra­ta­do a una mujer como Ate­nea tra­tó a Medu­sa? O en el otro sen­ti­do, ¿cuán­tas veces se nos han tra­ta­do como Medu­sa?

Por defi­ni­ción, el mito es un hecho ima­gi­na­rio que se cree que es real, en este caso pode­mos ver cómo lle­va­mos un mito a la vida coti­dia­na y al pare­cer lo segui­mos pasan­do de gene­ra­ción en gene­ra­ción.

Referencias

Chantraine, P. (1999). Dictionnaire étymologique de la langue grecque. París: Klincksieck, 675b.

Diccionario Enciclopédico (2009). Larousse Editorial, S.L. Vol. 1.

Grimal, Pierre (2010). Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Ediciones Paidós, 56,59-61.

Modern American Poetry: Medusa in Myth and Literary History, en red: http://www.english.illinois.edu/maps/poets/a_f/bogan/medusamyth.htm

Shua, A. M. (2011). Dioses y héroes de la mitología griega. Venezuela: Alfaguara infantil.

Notas

1. Pro­fe­so­ra de Asig­na­tu­ra ads­cri­ta a la Carre­ra de Psi­co­lo­gía. Ponen­te, tuto­ra y super­vi­so­ra en el área de Edu­ca­ción Espe­cial y Reha­bi­li­ta­ción y en el Pro­gra­ma Ins­ti­tu­cio­nal de Estu­dios de Géne­ro de Izta­ca­la (PIEGI). Correo‑e: angelesherrera04@yahoo.com.mx

2. Del grie­go anti­guo χθόνιος khthó­nios, “per­te­ne­cien­te a la tie­rra o de tie­rra”, desig­na o hace refe­ren­cia a los dio­ses o espí­ri­tus del infra­mun­do.

3. Del grie­go anti­guo αἰγίς, aigís, “cora­za de piel de cabra. Por exten­sión, sig­ni­fi­ca escu­do, pro­tec­ción, defen­sa.

4. Del grie­go Γοργόνειον. Amu­le­to apo­tro­pai­co que indu­cía horror al mos­trar la cabe­za de la Gor­go­na.

5. Del grie­go anti­guo γοργώ gor­gō o γοργών gor­gōn, “terri­ble”, hace refe­ren­cia a un des­pia­da­do mons­truo feme­nino a la vez que a una dei­dad pro­tec­to­ra.