Familias Adoptivas: una representación a partir del cine Descargar este archivo (03 - Familias adoptivas.pdf)

María Mansilla Yuguero1, Marina Bueno Belloch2 y Patricia López Frutos3

 Universidad CEU-San Pablo, Universidad Complutense de Madrid

Resumen

El cine, a lo lar­go de su his­to­ria, ha explo­ra­do y pro­fun­di­za­do en dife­ren­tes aspec­tos de la reali­dad, lle­gan­do a sen­si­bi­li­zar al espec­ta­dor y pre­sen­tán­do­se como un recur­so para ense­ñar, con­cien­ciar, e inclu­so movi­li­zar  pro­ble­má­ti­cas socia­les, ayu­dan­do en la con­for­ma­ción de deter­mi­na­das esca­las de valo­res. Asi­mis­mo, el cine se pre­sen­ta como recur­so didác­ti­co que faci­li­ta el cono­ci­mien­to y que pue­de emplear­se como apo­yo para el apren­di­za­je, ya que faci­li­ta la com­pren­sión de dife­ren­tes temá­ti­cas como la que nos intere­sa aquí: la Adop­ción.

En este tra­ba­jo se plan­tea la bús­que­da, comen­ta­rio y aná­li­sis de tres pelí­cu­las que mues­tran los aspec­tos más refe­ren­cia­dos en las inves­ti­ga­cio­nes psi­co­so­cia­les sobre Adop­ción: bús­que­da de los orí­ge­nes, for­ma­ción de la iden­ti­dad, comu­ni­ca­ción entre padres e hijos y adop­cio­nes trun­ca­das.

Tras el aná­li­sis rea­li­za­do, se con­clu­ye que las pelí­cu­las des­cri­tas podrían ser uti­li­za­das como mate­rial de apo­yo para pro­fe­sio­na­les de diver­so per­fil que tra­ba­jen en el mun­do de la Adop­ción.

Pala­bras cla­ve: cine; adop­ción; recur­so didác­ti­co

Abstract

Cine­ma, throughout his­tory, has explo­red and gone deeply into dif­fe­rent aspects of reality, get­ting to sen­si­ti­ze spec­ta­tors and beco­ming a resour­ce to teach, make peo­ple cons­cious, and even mobi­li­zing social issues, hel­ping in the for­ma­tion of cer­tain sca­les of values. Also, cine­ma is pre­sen­ted as an edu­ca­tio­nal resour­ce that faci­li­ta­tes know­led­ge and can be used as a sup­port for lear­ning, as it faci­li­ta­tes the unders­tan­ding of dif­fe­rent sub­jects, such as what con­cerns us here: Adop­tion.

This work con­si­ders the search, review and analy­sis of three movies that show some of the most refe­ren­ced aspects in psy­cho­lo­gi­cal resear­ches about Adop­tion: the search of ori­gin, iden­tity for­ma­tion, com­mu­ni­ca­tion bet­ween parents and chil­dren and trun­ca­ted adop­tions.

After the analy­sis, it may be con­clu­ded that the des­cri­bed movies could be used as a resour­ce mate­rial for pro­fes­sio­nals with dif­fe­rent pro­fi­les who work in the world of the adop­tion.

Key­words:  Cine­ma, Adop­tion, Tea­ching Resour­ce

Introducción

Es inne­ga­ble que el cine, a lo lar­go de la his­to­ria, ha explo­ra­do y pro­fun­di­za­do  dife­ren­tes aspec­tos de la socie­dad, influ­yen­do en cada uno de los indi­vi­duos y en la socie­dad en gene­ral, por lo que pode­mos decir que des­de los ini­cios del cine moderno, dife­ren­tes direc­to­res y pelí­cu­las han sen­si­bi­li­za­do al espec­ta­dor. Así en 1915, Grif­fith (1875–1948) con­vul­sio­nó a la socie­dad de aque­lla épo­ca con The Birth of the Nation, pelí­cu­la mar­ca­da por su men­sa­je racis­ta;  Dzi­ga Ver­tov (1896–1954) docu­men­tó nece­si­da­des socio­eco­nó­mi­cas del momen­to, o Cha­plin (1889–1977) iro­ni­zó sobre injus­tas situa­cio­nes socia­les, inten­tan­do des­per­tar men­tes alie­na­das. Tam­bién pode­mos des­ta­car la figu­ra de Orson Welles (1915–1985) que, con su pelí­cu­la Ciu­da­dano Kane, des­apro­bó a per­so­na­jes impor­tan­tes de la socie­dad ame­ri­ca­na, o a Michael Hane­ke, cuyas pelí­cu­las cri­ti­can la vio­len­cia de una socie­dad pos­mo­der­na y nihi­lis­ta.

El cine, en oca­sio­nes, se con­vier­te en tes­ti­mo­nio impor­tan­te de la his­to­ria y lo acon­te­ci­do en ella, tes­ti­mo­nio de cam­bios socia­les y polí­ti­cos y de movi­mien­tos cul­tu­ra­les. Tam­bién el cine ha explo­ra­do al indi­vi­duo: sus sen­ti­mien­tos, su rela­ción con el otro, su modo de estar en el mun­do; por ello pode­mos des­ta­car el inte­rés de Hitch­cock (1899–1980) por la iden­ti­dad y la fra­gi­li­dad de la con­di­ción huma­na; o la filo­so­fía exis­ten­cia­lis­ta de Ing­mar Berg­man (1886–1970) que tra­ta el ser indi­vi­dual, el pro­ble­ma del mal, la muer­te y el sen­ti­do de la vida, o la sen­si­bi­li­dad que mues­tra Hiro­ka­zu Kore-Eda (1962) con sus rela­tos sobre la fami­lia a tra­vés de la mira­da infan­til.

Ade­más, el cine como el arte más social, refle­ja el ser de nues­tra socie­dad y el ser del indi­vi­duo, por lo que es capaz de impac­tar en el espec­ta­dor gene­rán­do­le emo­cio­nes, sen­ti­mien­tos, influ­yen­do en sus ideas, modi­fi­can­do sus acti­tu­des y valo­res, y cues­tio­nan­do su iden­ti­dad. El cine no es tan­to gene­ra­dor de infor­ma­ción nue­va sino, tal como apun­ta Los­cer­ta­les (2008), “el cine repre­sen­ta la vida y las dimen­sio­nes huma­nas, fun­cio­na como una copia de los este­reo­ti­pos crea­dos en el ima­gi­na­rio colec­ti­vo, que a veces de un modo suge­ren­te tien­de a que ‘todo real­men­te parez­ca real’” (p.1).

El cine nos cuen­ta el pasa­do de nues­tra his­to­ria, com­par­te nues­tro pre­sen­te y nos ade­lan­ta un futu­ro, con­vir­tién­do­se en oca­sio­nes en pasa­por­tes para el cam­bio; así, Peña (2010) indi­ca que los medios de comu­ni­ca­ción con­si­guen que se entien­dan los cam­bios socia­les e influ­yen en la implan­ta­ción del esti­lo de vida de la socie­dad.

Por todo ello, el cine se mues­tra como un valio­so recur­so didác­ti­co que uti­li­za, tal y como seña­la Mar­tí­nez-Sala­no­va (2003), el valor de la sen­si­bi­li­dad como pri­mer esla­bón de apren­di­za­je, el valor de la crea­ti­vi­dad, que pro­vo­ca aso­cia­cio­nes de ideas casi inme­dia­tas, refle­xio­nes, recuer­dos y memo­ria que resul­tan nece­sa­rias para crear nue­vas for­mas de pen­sa­mien­to, el valor cog­nos­ci­ti­vo a tra­vés de la pre­sen­ta­ción de temas, datos his­tó­ri­cos, pai­sa­jes, filo­so­fías e ideas que aumen­tan las capa­ci­da­des cog­nos­ci­ti­vas y por su valor expre­si­vo de emo­cio­nes y sen­ti­mien­tos, que todo indi­vi­duo debie­ra apren­der a exte­rio­ri­zar.

Así pues, por su gran inci­den­cia socia­li­za­do­ra, el cine se ha uti­li­za­do como recur­so para ense­ñar, con­cien­ciar y movi­li­zar sobre deter­mi­na­dos temas socia­les como son entre otros: a) la dis­ca­pa­ci­dad, que tal y como seña­la Ale­gre de la Rosa (2002), el uso del cine para refle­jar a las per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad se ha vis­to modi­fi­ca­do a lo lar­go de la his­to­ria en fun­ción de lo que más inte­re­sa­ra a los sis­te­mas eco­nó­mi­cos, socia­les o polí­ti­cos; y  b) la inmi­gra­ción, don­de des­de fina­les de 2005 las pelí­cu­las con pre­sen­cia de este fenó­meno se han hecho más comu­nes, refle­jan­do el lugar que ocu­pa la inm­mi­gra­ción en la socie­dad actual, e inten­tan­do cons­truir mode­los que pue­dan tener una influen­cia en los indi­vi­duos, para que la rela­ción inter­cul­tu­ral pue­da tener efec­tos posi­ti­vos para toda la socie­dad (Gor­di­llo, 2006).

Del mis­mo modo, a tra­vés del cine tam­bién se ha inten­ta­do con­cien­ciar e infor­mar sobre la Adop­ción. Ya los pri­me­ros lar­go­me­tra­jes que tra­ta­ron nues­tro tema, por ejem­plo La sim­pá­ti­ca huér­fa­na (Cum­mings, 1935) en EEUU, que con­ta­ba la his­to­ria de una niña huér­fa­na que era adop­ta­da por un hom­bre rico, inten­ta­ba con­cien­ciar y sen­si­bi­li­zar a la socie­dad sobre la situa­ción de los meno­res des­pro­te­gi­dos como con­se­cuen­cia de la Segun­da Gue­rra Mun­dial (1939–1945) y  de la gue­rra de Corea (1950–53). Estos con­flic­tos béli­cos y otros, como la gue­rra de Viet­nam (1964–75), pro­vo­ca­ron  el impul­so de la adop­ción inter­na­cio­nal en gene­ral y de la adop­ción inter­ra­cial en con­cre­to. La pobla­ción gene­ral se vio sen­si­bi­li­za­da ante la situa­ción de muchos meno­res que que­da­ron huér­fa­nos tras estos con­flic­tos que, ade­más del cine, tam­bién reco­gie­ron y trans­mi­tie­ron  dife­ren­tes medios de comu­ni­ca­ción. Posi­ble­men­te el ejem­plo más repre­sen­ta­ti­vo de esta difu­sión de la reali­dad, repre­sen­ta­da en noti­cias e imá­ge­nes, fue la foto­gra­fía rea­li­za­da en 1973 por Chick Harrity, que con­mo­vió al mun­do cuan­do cap­tu­ró la reali­dad de Tran Thie Het Nhanny, una niña viet­na­mi­ta que dor­mía en una caja de car­tón, acom­pa­ña­da de su her­ma­ni­to tum­ba­do a su lado.

A par­tir de este movi­mien­to hacia las adop­cio­nes inter­na­cio­na­les, los pro­ce­sos de adop­ción comien­zan una esca­la­da a lo lar­go de los años, que pasa de unos 50,000 niños adop­ta­dos entre 1948 y 1969, has­ta 230,000 entre los años 1990–1999 (Sel­man, 2012). Es en el año 2004 cuan­do las adop­cio­nes son más nume­ro­sas, lle­gan­do a 45,000 pro­ce­sos de adop­ción, y a par­tir de aquí, en el mun­do cine­ma­to­grá­fi­co ha ido aumen­tan­do la fil­ma­ción de pelí­cu­las sobre el tema. En 2004 fue­ron La peque­ña Lola (Taver­nier, 2004) y Rac­con­ta­mi una sto­ria (“Cuén­ta­me una his­to­ria”, Don­na, 2004), mien­tras que en los últi­mos 10 años hay una media de cin­co pelí­cu­las por año que hablan sobre Adop­ción. Por lo ante­rior pue­de decir­se que la adop­ción pare­ce estar más pre­sen­te que nun­ca en la socie­dad.

A raíz del aumen­to de adop­cio­nes inter­na­cio­na­les, la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca del área psi­co­so­cial empe­zó a inte­re­sar­se por el estu­dio de los meno­res adop­ta­dos y sus fami­lias. Así, se han desa­rro­lla­do en los últi­mos 20 años gran can­ti­dad de inves­ti­ga­cio­nes cen­tra­das prin­ci­pal­men­te en: a) cono­cer el esta­do emo­cio­nal del niño adop­ta­do y sus fami­lias adop­ti­vas (Brod­zinsky, 1990); b) estu­diar la dife­ren­cia en el ajus­te psi­co­ló­gi­co entre niños adop­ta­dos y no adop­ta­dos (Juf­fer & Van IJzen­do­orn, 2005), y  c) ana­li­zar las rela­cio­nes de ape­go en niños adop­ta­dos (Van Lon­den, Juf­fer & Van IJzen­do­orn, 2007). Actual­men­te las inves­ti­ga­cio­nes están cen­trán­do­se en otras pro­ble­má­ti­cas, como el estu­dio de las viven­cias trau­má­ti­cas de los niños adop­ta­dos, la nece­si­dad de bus­car sus orí­ge­nes, la cons­truc­ción de la iden­ti­dad y las rela­cio­nes fami­lia­res (Pass­mo­re & Chi­puer, 2009).

Este inte­rés cien­tí­fi­co por estu­diar y cono­cer dife­ren­tes aspec­tos vin­cu­la­dos al pro­ce­so de adop­ción que­da refle­ja­do en el cine, ya que, con su capa­ci­dad para ser­vir de espe­jo de lo que suce­de a su alre­de­dor (Sán­chez, 1999), mues­tra las nece­si­da­des pre­adop­ti­vas y postadop­ti­vas tra­ta­das en las inves­ti­ga­cio­nes psi­co­so­cia­les. Por ello con­si­de­ra­mos, tal y como ya se ha plan­tea­do en otras áreas (Amei­jei­ras y Morón, 1998; Ruiz, 1994), que el cine pue­de emplear­se como un recur­so didác­ti­co que faci­li­ta el cono­ci­mien­to y el aná­li­sis de los dife­ren­tes aspec­tos rela­cio­na­dos con el pro­ce­so de adop­ción. 

Así, en este tra­ba­jo plan­tea­mos la bús­que­da, pre­sen­ta­ción y aná­li­sis de tres pelí­cu­las que, ponien­do en movi­mien­to his­to­rias, repre­sen­ten situa­cio­nes que mues­tren los siguien­tes aspec­tos rela­cio­na­dos con la adop­ción: bús­que­da de los orí­ge­nes, for­ma­ción de la iden­ti­dad, comu­ni­ca­ción entre padres e hijos, y las adop­cio­nes trun­ca­das. De este modo, uti­li­zan­do el cine como estra­te­gia didác­ti­ca, tras­la­da­mos los temas más fre­cuen­te­men­te inves­ti­ga­dos a nivel psi­co­so­cial a his­to­rias con­cre­tas.

Para lle­var a cabo esta bús­que­da se fija­ron los siguien­tes cri­te­rios de selec­ción que se pre­sen­tan a con­ti­nua­ción: que la adop­ción fue­ra uno de los temas cen­tra­les, que estu­vie­ra en len­gua espa­ño­la y que fue­ran pelí­cu­las de autor.

Como resul­ta­do de esta bús­que­da se pre­sen­tan en la Tabla 1 las pelí­cu­las selec­cio­na­das para ser pre­sen­ta­das en el pre­sen­te tra­ba­jo.

Tabla 1

Director/Año

País

Títu­lo

Tema

Den­zel Washing­ton 2002

EEUU

Ant­won Fisher

Bús­que­da de orí­ge­nes

Susi Gozal­vo 2008

Espa­ña

Zhao

Cons­truc­ción  iden­ti­dad

Mike Leigh 1996

Rei­no Uni­do

Secre­tos y men­ti­ras

Comu­ni­ca­ción fami­liar

Búsqueda de los orígenes

La bús­que­da de los orí­ge­nes hace refe­ren­cia a uno de los aspec­tos más impor­tan­tes de la adop­ción: el momen­to en el que la per­so­na adop­ta­da se plan­tea cono­cer sus orí­ge­nes, inten­tan­do recons­truir de esta for­ma todas las pie­zas que com­ple­tan su vida. La pelí­cu­la Ant­won Fisher nos narra la vida de Ant­won, un joven mari­ne con un pasa­do dolo­ro­so, mar­ca­do por la tem­pra­na muer­te de su padre y por el aban­dono de su madre, que le lle­vó a ser adop­ta­do por una fami­lia cuya madre adop­ti­va lo mal­tra­tó y dis­cri­mi­nó. Aho­ra, Ant­wo­ne es un chi­co de 25 años, soli­ta­rio, cons­trui­do des­de la defen­sa ante el dolor y el sufri­mien­to, quien ante cual­quier situa­ción con­flic­ti­va res­pon­de des­de la rabia y la ira —expre­sión de défi­cit en su capa­ci­dad para pen­sar que le lle­va a res­pues­tas des­con­tro­la­das, con­duc­tas que se podrían encon­trar en hijos adop­ta­dos como refle­jan algu­nas inves­ti­ga­cio­nes. Esta situa­ción le lle­va a tener que visi­tar a un psi­quia­tra con el que esta­ble­ce­rá, por pri­me­ra vez, una rela­ción de con­fian­za. Con él via­ja­rá a su dolo­ro­so pasa­do y entra­rá en con­tac­to con sus orí­ge­nes. Y apren­de­rá a pen­sar…

Res­pec­to a la bús­que­da del orí­gen, Irham­mar y Ceder­blad (2000) dife­ren­cian entre “bús­que­da inter­na” y “bús­que­da exter­na”. La pri­me­ra apa­re­ce con el des­cu­bri­mien­to de las pér­di­das del niño y hace refe­ren­cia a pre­gun­tas inter­nas que el niño no sue­le com­par­tir. Mien­tras que la “bús­que­da exter­na” está impli­ca­da en el perio­do ado­les­cen­te y tie­ne que ver con el deseo de saber y cons­truir su his­to­ria, sin nece­si­dad de una bús­que­da acti­va, que está más rela­cio­na­da con la eta­pa adul­ta. En esta eta­pa adul­ta es don­de se encuen­tra el pro­ta­go­nis­ta de la pelí­cu­la Ant­won Fisher y en la que que­re­mos seña­lar dos aspec­tos impor­tan­tes.

El pri­me­ro de ellos, al que hace refe­ren­cia Gómez-Ben­goe­chea (2008), abor­da el sen­ti­mien­to de cul­pa y la sen­sa­ción de aban­dono que pue­den re-apa­re­cer en el niño por mie­do de que vuel­va a ocu­rrir. Uno de los con­flic­tos que se repi­te duran­te toda la pelí­cu­la es el mie­do de Ant­won al aban­dono por par­te de las per­so­nas que le impor­tan. Debi­do a que todas las per­so­nas que han for­ma­do par­te de su círcu­lo más cer­cano le han aban­do­na­do a lo lar­go de su vida, Ant­won afron­ta su vida sin crear rela­cio­nes ínti­mas, de con­fian­za, mos­trán­do­se como una per­so­na hui­di­za. Los sen­ti­mien­tos de recha­zo, de mie­do y de rabia, han sido cons­truc­cio­nes defen­si­vas a par­tir de las dolo­ro­sas expe­rien­cias vivi­das: la muer­te de su padre bio­ló­gi­co, el aban­dono de su madre bio­ló­gi­ca, el mal­tra­to sufri­do por su madre adop­ti­va y la muer­te de su mejor ami­go.

El segun­do aspec­to, expli­ca­do por Sire­dey (2013), es el sig­ni­fi­ca­do que cobra la bús­que­da de los orí­ge­nes al con­ver­tir­se en un pro­ce­so sana­dor para las per­so­nas adop­ta­das, cuan­do éstas con­si­guen cerrar esa par­te de su vida que no habían con­se­gui­do encon­trar. Cuan­do Ant­won encuen­tra y habla con su madre bio­ló­gi­ca, a pesar de no con­se­guir expli­ca­ción algu­na de su par­te, él sí tie­ne la nece­si­dad de nom­brar­se y auto­afir­mar­se ante ella, sin­tién­do­se orgu­llo­so de cuál ha sido final­men­te su camino, mien­tras que ella no es capaz de encon­trar­se emo­cio­nal­men­te con él. Pero, aun así, él sien­te que su bús­que­da ha fina­li­za­do. La bús­que­da de orí­ge­nes y de res­pues­tas, al final, no es una cons­truc­ción de nues­tra his­to­ria a tra­vés de la res­pues­ta del otro, sino una cons­truc­ción de nues­tra his­to­ria a tra­vés de nues­tra expe­rien­cia con el otro.

Construcción de la identidad

La pelí­cu­la ana­li­za­da para repre­sen­tar la cons­truc­ción de la iden­ti­dad es Zhao. Esta es la pri­me­ra pelí­cu­la espa­ño­la que tra­ta la adop­ción de una niña chi­na. En Zhao se narra la his­to­ria de una joven adop­ta­da en Chi­na. La pro­ta­go­nis­ta de la pelí­cu­la, Zhao, de 25 años de edad, deci­de escri­bir un libro sobre su vida, mar­ca­da por la tem­pra­na muer­te de sus padres adop­ti­vos y una sen­sa­ción de deu­da con sus orí­ge­nes, que le difi­cul­ta la rela­ción actual con su pare­ja.

Esta his­to­ria mues­tra la com­pli­ca­da tarea que supo­ne la cons­truc­ción de la iden­ti­dad. Zhao fue adop­ta­da cuan­do era bebé, por lo tan­to sus recuer­dos sobre su país de ori­gen, Chi­na, no son lo sufi­cien­te­men­te fuer­tes para iden­ti­fi­car­se úni­ca­men­te con ellos, ya que ade­más ha vivi­do y com­par­ti­do la cul­tu­ra espa­ño­la, a la que per­te­ne­ce una gran par­te de ella.

Las esce­nas que se inter­ca­lan en la pelí­cu­la mues­tran el sen­ti­do de la iden­ti­dad para Zhao. Imá­ge­nes en las que la vemos estu­diar el idio­ma y la cul­tu­ra chi­na rodea­da de per­so­nas con sus mis­mos ras­gos físi­cos, en la bús­que­da de un sen­ti­mien­to de per­te­nen­cia a un gru­po de igua­les. Pero, al mis­mo tiem­po, hay imá­ge­nes en las que vemos a Zhao con su her­ma­na (adop­ti­va) en esce­nas coti­dia­nas de la vida, don­de apren­de la cul­tu­ra de la que pro­vie­nen sus padres (adop­ti­vos), quie­nes son los que real­men­te la inclu­ye­ron en una filia­ción: la hicie­ron su hija.

Los padres adop­ti­vos son los pri­me­ros que ayu­dan a la cons­truc­ción de la iden­ti­dad, como expli­ca San Mar­tino (2014), ya que mues­tran el camino de ambas par­tes, tan­to la adop­ti­va, a la que per­te­ne­ce, como toda la infor­ma­ción que pue­dan tras­mi­tir sobre la bio­ló­gi­ca. Es por ello que Zhao, quien ha sido edu­ca­da des­de un prin­ci­pio cono­cien­do su cul­tu­ra de ori­gen, cuan­do mue­ren sus padres en un acci­den­te sien­do ella ado­les­cen­te, comien­za a aden­trar­se y a que­rer cono­cer más de cer­ca su cul­tu­ra de ori­gen, ya que hay par­tes de su vida a la que sus padres adop­ti­vos no podrán res­pon­der.

La ado­les­cen­cia, eta­pa en la que se encuen­tra Zhao cuan­do falle­cen sus padres adop­ti­vos, es una eta­pa cru­cial en el desa­rro­llo del indi­vi­duo y, espe­cial­men­te, en el desa­rro­llo del ado­les­cen­te adop­ta­do. Es el momen­to en que se con­for­ma la iden­ti­dad y el ado­les­cen­te se for­mu­la la pre­gun­ta “¿Quién soy yo?” Para Erik­son (1968), el ado­les­cen­te for­ma su iden­ti­dad no sólo toman­do como mode­lo a otras per­so­nas, sino a par­tir de iden­ti­fi­ca­cio­nes ante­rio­res, las cua­les modi­fi­ca, y adap­ta, crean­do una estruc­tu­ra mayor que la suma de cada una de ellas. El ado­les­cen­te adop­ta­do tie­ne, en este momen­to, un doble tra­ba­jo, a dife­ren­cia del ado­les­cen­te no adop­ta­do, ya que debe­rá cons­truir dos bio­gra­fías, su bio­gra­fía de hijo desea­do, que ha esta­do atra­ve­sa­da por su his­to­ria de hijo aban­do­na­do, y que aho­ra debe­rá inte­grar para res­pon­der a la pre­gun­ta ¿Quién soy yo?, y así poder dar con­ti­nui­dad a su his­to­ria.

Zhao se iden­ti­fi­ca con su fami­lia adop­ti­va, de la que ha toma­do como espe­cial refe­ren­cia a su her­ma­na, con la que ha con­vi­vi­do des­de que murie­ron sus padres; pero, al mis­mo tiem­po, en la pelí­cu­la refle­ja que hay una par­te de ella que está “incom­ple­ta” y es por ello que, cuan­do lle­ga a la ado­les­cen­cia, momen­to en el que empie­za a cues­tio­nar­se quién es, deci­de apren­der tan­to el idio­ma como la cul­tu­ra chi­na de la que pro­vie­ne, ade­más del hecho de que­rer cono­cer su país de ori­gen al que, aun­que no lo recuer­de, sien­te per­te­nen­cia.

Por últi­mo seña­la­mos la impor­tan­cia del nom­bre pro­pio como ancla­je del suje­to a su iden­ti­dad per­so­nal. El nom­bre de la pro­ta­go­nis­ta, Zhao, per­te­ne­ce a su cul­tu­ra de ori­gen; sus padres, en este caso, deci­die­ron no cam­biar el nom­bre a uno que fue­se más común en Espa­ña. Este aspec­to, que mar­ca el títu­lo de la pelí­cu­la, mues­tra el papel que desem­pe­ñan los padres en la acep­ta­ción del ori­gen de la niña, apo­yán­do­la para que no pier­da par­te de lo que es.

Comunicación entre padres e hijos

La comu­ni­ca­ción fami­liar es un pro­ce­so diá­di­co que impli­ca, por par­te del hijo, una posi­bi­li­dad de deve­la­mien­to de todo aque­llo que le intere­sa, inquie­ta o preo­cu­pa, y una aten­ción sos­te­ni­da por par­te de los padres, en la que se hacen car­go de estas inquie­tu­des y, ade­más, les per­mi­te cono­cer a su hijo o hija más allá de lo exclu­si­va­men­te intra­fa­mi­liar. Esta comu­ni­ca­ción será más efec­ti­va cuan­to mayor con­fian­za se dé en este espa­cio paren­to-filial.

Esta nece­si­dad de comu­ni­ca­ción ínti­ma apa­re­ce sobre todo en la eta­pa ado­les­cen­te, don­de como ya cita­mos ante­rior­men­te, se con­for­ma la iden­ti­dad. Es tam­bién la ado­les­cen­cia un momen­to de tran­si­ción en la que los patro­nes de ape­go se van modi­fi­can­do y adap­tan­do para dar paso a las nue­vas rela­cio­nes entre sus igua­les y a las rela­cio­nes de pare­ja. Este pro­ce­so de  adap­ta­ción toma como pun­to de par­ti­da la rela­ción cons­trui­da espe­cial­men­te con la figu­ra mater­na en la infan­cia; así Rios (1994), sos­tie­ne que la rela­ción de ape­go da lugar, den­tro del sub­sis­te­ma de comu­ni­ca­ción madre-hijo, a un sen­ti­mien­to fun­da­men­tal, en el que pos­te­rior­men­te se apun­ta­la­rán fenó­me­nos de suma impor­tan­cia para el desa­rro­llo pos­te­rior de la per­so­na­li­dad adul­ta.

Secre­tos y men­ti­ras es la pelí­cu­la esco­gi­da para mos­trar la impor­tan­cia de la comu­ni­ca­ción fami­liar, de los secre­tos, de los pre­jui­cios y de las men­ti­ras. Hor­ten­se, pro­ta­go­nis­ta de la pelí­cu­la, es una chi­ca de 27 años quien tras la muer­te de sus padres adop­ti­vos sien­te la nece­si­dad de cono­cer a su madre bio­ló­gi­ca. A lo lar­go de la pelí­cu­la apa­re­ce la nece­si­dad de des­ve­lar y de escu­char la ver­dad de su his­to­ria, no cono­ci­da has­ta enton­ces. Hor­ten­se, en una esce­na de la pelí­cu­la, se mues­tra arre­pen­ti­da por no haber resuel­to sus dudas con su madre adop­ti­va. Dice: “es mejor cono­cer”.

Para los niños, enten­der lo que sig­ni­fi­ca ser adop­ta­do con­lle­va muchas pre­gun­tas que nece­si­tan res­pues­ta, como indi­can Von Korff y Gro­te­vant (2011), y hablar con ellos sobre su pro­ce­so de adop­ción, sobre su his­to­ria les ayu­da a ela­bo­rar el pro­ce­so de due­lo por su aban­dono, a dar sig­ni­fi­ca­do a su his­to­ria de vida y a con­so­li­dar su iden­ti­dad.

En Secre­tos y men­ti­ras, la fal­ta de comu­ni­ca­ción sobre los orí­ge­nes de Hor­ten­se no pare­ce estar rela­cio­na­da con una mala rela­ción con sus padres adop­ti­vos, de ahí que deje entre­ver las difi­cul­ta­des que pue­den pre­sen­tar los padres adop­ti­vos a la hora de hablar con su hijo de sus orí­ge­nes; así pue­de apa­re­cer el due­lo por la filia­ción bio­ló­gi­ca, las leal­ta­des invi­si­bles con su fami­lia de ori­gen y el sen­ti­mien­to de cul­pa por no con­ti­nuar la vida psí­qui­ca inter­ge­ne­ra­cio­nal. A veces es la no ela­bo­ra­ción del due­lo por la maternidad/paternidad bio­ló­gi­ca, o el mie­do a la pér­di­da del hijo en bus­ca de los padres bio­ló­gi­cos, o el sen­ti­mien­to de “inca­pa­ci­dad o impo­ten­cia” ante el hijo y el temor a ser des­va­lo­ri­za­dos por él…  A pesar de que la comu­ni­ca­ción sobre los orí­ge­nes es un fac­tor impor­tan­te en el esta­ble­ci­mien­to del víncu­lo entre padres e hijos adop­ti­vos, tal y como seña­la Berás­te­gui (2012), tam­bién pue­den exis­tir difi­cul­ta­des en los padres a la hora de comu­ni­car esta infor­ma­ción  por mie­do de que su hijo no lo entien­da y pue­da sufrir, lo que pue­de afec­tar el víncu­lo entre padres e hijo.

Conclusiones

A par­tir del aná­li­sis de las pelí­cu­las selec­cio­na­das para este tra­ba­jo, pode­mos con­cluir que el cine se mues­tra como un medio idó­neo para ense­ñar, con­cien­ciar y movi­li­zar sobre deter­mi­na­dos temas socia­les cen­tra­les y, por otro lado, que las his­to­rias con­ta­das mues­tran las nece­si­da­des pre­adop­ti­vas y postadop­ti­vas que son tra­ta­das en las inves­ti­ga­cio­nes psi­co­so­cia­les actua­les, por lo que pue­den ser un esce­na­rio de apren­di­za­je don­de el valor de la sen­si­bi­li­dad, el valor cog­nos­ci­ti­vo y el valor expre­si­vo de emo­cio­nes y sen­ti­mien­tos, sea el vehícu­lo para for­mar e infor­mar sobre los pro­ce­sos de adop­ción y postadop­ción.

Las tres pelí­cu­las selec­cio­na­das con­tie­nen los temas más rele­van­tes sobre Adop­ción y con­vie­nen en la línea de las inves­ti­ga­cio­nes pro­pues­tas por auto­res como Von Korff & Gro­te­vant (2011) o Pala­cios & Brod­zinsky (2010), por lo que se pue­den emplear para res­pon­der a deter­mi­na­das situa­cio­nes socia­les, para avan­zar en el cono­ci­mien­to y para deter­mi­nar pro­pues­tas de inter­ven­ción.

Por todo ello pare­ce que las pelí­cu­las des­cri­tas podrían ser uti­li­za­das como recur­so didác­ti­co y mate­rial de apo­yo para pro­fe­sio­na­les que tra­ba­jan en el mun­do de la adop­ción des­de enfo­ques mul­ti­dis­ci­pli­na­res.

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Notas

1. Uni­ver­si­dad CEU-San Pablo, Facul­tad de Psi­co­lo­gía. E‑mail: maria.mansillayuguero@ceu.es

2. Uni­ver­si­dad Com­plu­ten­se de Madrid, Facul­tad de Psi­co­lo­gía. E‑mail: marinabueno@psi.ucm.es

3. Uni­ver­si­dad CEU-San Pablo, Facul­tad de Psi­co­lo­gía. E‑mail: p.lopezf21@gmail.com