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María Teresa Hurtado de Mendoza Zabalgoitia1

Programa Institucional de Estudios de Género
Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM

Resumen

La repre­sen­ta­ción de des­nu­dos y actos sexua­les ha sido una prác­ti­ca común en la huma­ni­dad des­de tiem­pos remo­tos. En la actua­li­dad esta prác­ti­ca per­sis­te uti­li­zan­do téc­ni­cas diver­sas y se difun­de por pági­nas elec­tró­ni­cas. En el mate­rial por­no­grá­fi­co se uti­li­za el cuer­po de la mujer como obje­to de satis­fac­ción del hom­bre, repre­sen­tan­do vio­len­cia sim­bó­li­ca y real, en don­de el orgas­mo de la mujer está con­di­cio­na­do al poder fáli­co del hom­bre. El uso de por­no­gra­fía es una prác­ti­ca suma­men­te fre­cuen­te, y, para muchas per­so­nas, la for­ma más común de apren­di­za­je de la sexua­li­dad. Don­de lo que se apren­de son este­reo­ti­pos, vio­len­cia, abu­so y uso de las muje­res. La indus­tria de muñe­cas sexua­les, aho­ra con inte­li­gen­cia arti­fi­cial, va en aumen­to. Esto per­pe­túa y reafir­ma el uso del cuer­po de la mujer como obje­to sexual, lo cual ten­drá reper­cu­sio­nes en la inter­ac­ción entre hom­bres y muje­res del futu­ro.

Pala­bras cla­ve: géne­ro, por­no­gra­fía, uso de la mujer, muñe­cas sexua­les.

Abstract

The repre­sen­ta­tion of nudes and sexual is a usual prac­ti­ce in all cul­tu­res sin­ce ancient times. Nowa­days, this prac­ti­ce is still very popu­lar and dis­se­mi­na­ted by elec­tro­nic media. In por­no­graphic mate­rial, the body of the women is pre­sen­ted as an object for plea­su­re and satis­fac­tion of the men, often depic­ting real and sym­bo­lic vio­len­ce. In the­se mate­rials, the wome­n’s orgasm depends on the pha­llic power of the men. The use of por­no­graphy is a very com­mon prac­ti­ce, and for many peo­ple, the pri­mary way of lear­ning about sexua­lity. Unfor­tu­na­tely, they only learn about ste­reoty­pes, sexual vio­len­ce and the con­ti­nuous abu­se of women. Currently, the sex doll manu­fac­tu­ring industry, now with new options like AI, is gro­wing. So, the use of the woma­n’s body as a sexual object is per­pe­tua­ted and reaf­fir­med, with pos­si­ble nega­ti­ve con­se­quen­ces for the futu­re inter­ac­tions bet­ween men and women.

Key­words: Gen­der; Por­no­graphy; Use of women; Sex dolls

Pornografía y género

La línea que sepa­ra el arte eró­ti­co de la por­no­gra­fía es sutil y depen­de de la cul­tu­ra y la épo­ca de las que se hable. Ade­más, la inten­ción pue­de ser varia­da cuan­do se tra­ta de des­nu­dos, como es el caso de la escul­tu­ra más anti­gua encon­tra­da has­ta el momen­to, la Venus de Willen­dorf, halla­da en Aus­tria. Se cree que data del paleo­lí­ti­co, entre el año 28 mil y 25 mil antes de la era cris­tia­na y algu­nos con­si­de­ran que su fun­ción era vene­rar a la mujer y la mater­ni­dad. (Figu­ra 1).

Figura 1 Venus de Willendorf. Fuente: www​.domi​ni​que​na​va​rro​.com

Por otro lado, plas­mar en pare­des, vasi­jas o figu­ri­llas de barro temá­ti­cas de mate­rial sexual­men­te explí­ci­to ha sido una cos­tum­bre en diver­sos luga­res del mun­do des­de hace muchos siglos. Este hecho pue­de deber­se a la inten­ción de recor­dar o evi­den­ciar las cos­tum­bres sexua­les de esa cul­tu­ra o pobla­ción. Un equi­va­len­te en la actua­li­dad sería foto­gra­fiar algo coti­diano para guar­dar el recuer­do.

Fue­re cual fue­re la inten­ción, hay alre­de­dor del mun­do muchos ves­ti­gios de repre­sen­ta­cio­nes dife­ren­tes. En Pom­pe­ya, por ejem­plo, se encuen­tran unos mura­les impre­sio­nan­tes con pin­tu­ras de per­so­nas en dife­ren­tes posi­cio­nes de actos sexua­les, así como diver­si­dad de pare­jas huma­nas y fau­nos lle­van­do a cabo actos sexua­les. (Figu­ra 2).

Figura 2. Pintura encontrada en Pompeya. Fuente: www​.Word​Press​.com

En Amé­ri­ca, cul­tu­ras diver­sas tam­bién han hecho en barro nume­ro­sas figu­ri­llas repre­sen­tan­do tan­to actos sexua­les como des­nu­dos y órga­nos sexua­les. Por ejem­plo, en pie­zas para beber agua, pipas y otros uten­si­lios. (Figu­ra 3 y 4).

Figura 3 y 4. Figuras de encontradas en América
Fuente: Libertaliadehatali – Word​Press​.com

En otros luga­res remo­tos, como la India, hay un con­jun­to de tem­plos Kha­ju­raho crea­dos entre el año 950 y 1050 des­pués de la era cris­tia­na. En las pare­des de estos tem­plos, tan­to de la facha­da como en el inte­rior, se mues­tran una serie de figu­ri­llas de per­so­nas tenien­do rela­cio­nes sexua­les. Algu­nos dicen que su fina­li­dad es ilus­trar el Kama Sutra a los jóve­nes. (Figu­ras 5 y 6).

Figuras 5 y 6. Figuran encontradas en la India.
Fuente: Lavuel​taal​mun​do​.net y com​mons​.wiki​me​dia​.org

En Babi­lo­nia se vene­ró a la dio­sa Ish­tar, que repre­sen­ta­ba la belle­za, el amor, le sexua­li­dad y la fer­ti­li­dad. Algu­nas veces se le repre­sen­ta­ba des­nu­da con un par de alas y otras veces con atuen­dos lla­ma­ti­vos. A su tem­plo eran lle­va­dos los niños peque­ños para estar pre­sen­tes en las cere­mo­nias orgiás­ti­cas (Oli­va 2014). (Figu­ra 7).

Figura 7. Diosa Ishtar  
Fuente: Ereshkigal-Wikipedia. https://​en​.wiki​pe​dia​.org/​w​i​k​i​/​E​r​e​s​h​k​i​gal

En la actua­li­dad, las repre­sen­ta­cio­nes suge­ren­tes de acti­vi­dad sexual son con­si­de­ra­das por­no­gra­fía o “mate­rial sexual­men­te explí­ci­to”, ya que no sola­men­te se repre­sen­ta en gra­fos (dibu­jos) sino en videos, pelí­cu­las, y diver­sos for­ma­tos digi­ta­les que se pue­den com­par­tir por redes socia­les (Face­book®, ins­ta­gram ®, WhatsApp ®, Twi­ter ® etc.)

La pala­bra por­no­gra­fía deri­va del grie­go pór­noe, que quie­re decir pros­ti­tu­ta, y gáphein: gra­bar, escri­bir, ilus­trar; ade­más del sufi­jo ái que quie­re decir esta­do de pro­pie­dad de o lugar de, por lo que el tér­mino sig­ni­fi­ca “ilus­tra­ción de las pros­ti­tu­tas”.

De acuer­do con el dic­cio­na­rio de la Real Aca­de­mia Espa­ño­la (2016), la por­no­gra­fía es “la pre­sen­ta­ción abier­ta y cru­da del sexo que bus­ca pro­du­cir exci­ta­ción”. Res­pec­to a mate­rial eró­ti­co dice: “de una obra o de un géne­ro lite­ra­rios o de otro tipo: Que tra­tan del amor sen­sual o el deseo amo­ro­so”. Men­cio­na Cas­te­lla­nos (2006) que la dife­ren­cia entre ambos tér­mi­nos es tal vez que, en lo rela­ti­vo a la por­no­gra­fía la pre­sen­ta­ción es abier­ta y el mate­rial eró­ti­co es más vela­do. Esto tie­ne que ver con que expre­sa la exci­ta­ción más que oca­sio­nar­la, en el mate­rial eró­ti­co pue­den estar invo­lu­cra­dos sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes y no hay vio­len­cia.

Gra­cias a los avan­ces tec­no­ló­gi­cos del siglo XIX se pudo lle­var a cabo la fil­ma­ción de pelí­cu­las, así como la impre­sión de posters, pos­ta­les, revis­tas y otros medios con imá­ge­nes sexual­men­te explí­ci­tas que per­mi­tie­ron una difu­sión más rápi­da y efi­cien­te en com­pa­ra­ción que las pin­tu­ras u otros mate­ria­les más cos­to­sos y no tan masi­vos.

La Direc­ción Gene­ral de Radio, Tele­vi­sión y Cine­ma­to­gra­fía (2017), depen­dien­te de la Secre­ta­ría de Gober­na­ción es la encar­ga­da en Méxi­co de cla­si­fi­car las pelí­cu­las, des­de la AA has­ta la D, para ser pro­yec­ta­das en cines. La AA es para meno­res de 7 años, A es para todo públi­co, B ado­les­cen­tes y adul­tos, B‑15 es para mayo­res de 15 años, C es para 18 años en ade­lan­te y D pelí­cu­las para adul­tos en don­de el con­te­ni­do domi­nan­te es sexo explí­ci­to, len­gua­je pro­caz y vio­len­cia en las esce­nas. Sin embar­go, las pelí­cu­las cono­ci­das como XXX (tres equis) o por­no­grá­fi­cas no son exhi­bi­das en cines comer­cia­les, pero es fácil de acce­der a ellas median­te el inter­net o adqui­rir­las en diver­sos sitios, como quios­cos de perió­di­cos.

Las pelí­cu­las XXX tie­nen la carac­te­rís­ti­ca de incluir en pri­mer plano las prác­ti­cas sexua­les y los geni­ta­les. La inten­ción es pro­du­cir exci­ta­ción sexual y las hay con diver­sas temá­ti­cas de acuer­do con los gus­tos eró­ti­cos o fan­ta­sías de los con­su­mi­do­res. Se pue­den encon­trar prác­ti­cas hete­ro­se­xua­les, homo­se­xua­les, bise­xua­les, voye­ris­mo, sadis­mo, exhi­bi­cio­nis­mo, tran­se­xua­lis­mo, bes­tia­lis­mo, diver­sos feti­chis­mos, maso­quis­mo o tam­bién de ani­mes o man­gas. Dibu­jos ani­ma­dos compu­tari­za­dos que han sur­gi­do en orien­te prin­ci­pal­men­te, dan­do ori­gen a una nue­va for­ma de por­no­gra­fía en don­de, a pesar de ser dibu­jos ani­ma­dos, los este­reo­ti­pos feme­ni­nos de ino­cen­cia, pechos gran­des, del­ga­dez y juven­tud se mani­fies­tan y adquie­ren cada vez más públi­co a nivel mun­dial (Mar­tí­nez, 2017).

Defi­nir cuál es la fron­te­ra entre mate­rial por­no­grá­fi­co o eró­ti­co es difí­cil, ya que la cla­si­fi­ca­ción tie­ne que ver con cos­tum­bres y aper­tu­ra social que es cam­bian­te den­tro de cada socie­dad. Peña (2012) con­si­de­ra que la por­no­gra­fía es una vál­vu­la de esca­pe social para dar sali­da a la repre­sión res­pec­to a la sexua­li­dad.

Por otro lado, en la actua­li­dad, con las cáma­ras en las compu­tado­ras y celu­la­res, se lle­van a cabo diver­sas pelí­cu­las y foto­gra­fías sexual­men­te explí­ci­tas. Esto ha vuel­to a la por­no­gra­fía más acce­si­ble y bara­ta, ya que pue­de ser difun­di­da por las redes socia­les entre per­so­nas cono­ci­das, lo que se cono­ce como sex­ting. El sex­ting con­sis­te en la difu­sión o publi­ca­ción de con­te­ni­dos (prin­ci­pal­men­te foto­gra­fías o vídeos) de tipo sexual pro­du­ci­dos por el pro­pio remi­ten­te, uti­li­zan­do para ello el telé­fono móvil u otro dis­po­si­ti­vo tec­no­ló­gi­co (Pérez et al., 2011). Estas imá­ge­nes tam­bién pue­den ser cap­ta­das y difun­di­das de for­ma clan­des­ti­na por otras per­so­nas, (Fajar­do, Gor­di­llo y Rega­la­do, 2013) lo que podría pro­vo­car daño emo­cio­nal a la per­so­na expues­ta y dar lugar a extor­sio­nes eco­nó­mi­cas ( Louis, 2017 ; Stan­ley, et al., 2016).  

La por­no­gra­fía ha pasa­do de ser un nego­cio de per­so­nas des­co­no­ci­das a rea­li­zar­se con per­so­nas cono­ci­das expues­tas a con­se­cuen­cias gra­ves que pue­den lle­var al sui­ci­dio. En una encues­ta entre 3 mil per­so­nas en Aus­tra­lia se con­clu­yó que la vic­ti­mi­za­ción es fre­cuen­te y que las muje­res denun­cian más el aco­so sexual vir­tual que los hom­bres (Powell y Henry, 2016). Una inves­ti­ga­ción sobre por­no­gra­fía en 12 paí­ses encon­tró que los niños expues­tos tenían más difi­cul­ta­des para rela­cio­nar­se de for­ma exi­to­sa cuan­do cre­cen, y esos mis­mos niños creen que el aco­so sexual es acep­ta­ble. Flood (2007) e Irvi­ne (2010) publi­ca­ron que la cau­sa de la vio­len­cia con­tra niñas y muje­res es que los jóve­nes ven en la por­no­gra­fía roles de géne­ro este­reo­ti­pa­dos y vio­len­tos hacia las muje­res. Ade­más de hom­bres fuer­tes y poten­tes con acti­tu­des sexual­men­te hos­ti­les con­tra las muje­res.

Algo repe­ti­ti­vo en la por­no­gra­fía sea cual sea el for­ma­to, es el uso del cuer­po de la mujer como un obje­to para la satis­fac­ción del hom­bre. La mayo­ría de los con­te­ni­dos por­no­grá­fi­cos men­cio­na Mac­Kin­non (1985), son una for­ma de dis­cri­mi­na­ción por­que las víc­ti­mas son selec­cio­na­das en fun­ción de su géne­ro. En la por­no­gra­fía son fre­cuen­tes los casos de sumi­sión de la mujer y vio­len­cia.

A la mujer se le cosi­fi­ca en las pelí­cu­las por­no­grá­fi­cas y se refie­re que las muje­res pasan a con­ver­tir­se en mer­can­cía dedi­ca­da al dis­fru­te del hom­bre, quien ejer­ce una vio­len­cia sim­bó­li­ca y real. Se obser­va en muchas imá­ge­nes a las muje­res encua­drán­do­les úni­ca­men­te la cabe­za, o sus pechos, geni­ta­les o nal­gas. Es fre­cuen­te la domi­na­ción mas­cu­li­na y la subor­di­na­ción de la mujer que es mal­tra­ta­da y humi­lla­da. El poder del hom­bre se evi­den­cia en diver­sas for­mas: des­de dar­le a la mujer pla­cer, poseer­la en for­ma brus­ca y menos­pre­ciar­la. Men­cio­na Cas­te­lla­nos (2001) que la subor­di­na­ción de las muje­res hacia los hom­bres se debe a su vul­ne­ra­bi­li­dad eco­nó­mi­ca y emo­cio­nal. Ade­más de que las mis­mas muje­res han asi­mi­la­do la ideo­lo­gía mas­cu­li­na domi­nan­te en las socie­da­des.

Por todo lo ante­rior, en la Con­fe­ren­cia de Bei­jing de 1995, don­de muchos paí­ses fir­ma­ron acuer­dos para dete­ner la vio­len­cia con­tra las muje­res, está con­tem­pla­do eli­mi­nar imá­ge­nes en los medios de comu­ni­ca­ción que repre­sen­ten vio­len­cia con­tra las muje­res (16). Sin embar­go, segui­mos obser­van­do en nume­ro­sos anun­cios espec­ta­cu­la­res o en tele­vi­sión, radio, revis­tas, etc. que pre­sen­tan la vio­len­cia hacia las muje­res de for­ma abier­ta. Son vis­tas como obje­tos sexua­les y per­pe­túan roles este­reo­ti­pa­dos como “bue­nas” amas de casa, que ade­más de lim­piar tie­nen la fun­ción del cui­da­do de los demás. En con­tras­te con “las malas” cuyos cuer­pos son usa­dos para pro­vo­car deseo y, como con­se­cuen­cia, la com­pra de diver­sos obje­tos (alcohol, acei­tes para coches, relo­jes, coches etc.). En estos anun­cios el cuer­po de la mujer es una cate­go­ría frag­men­ta­da para el uso del otro. Ambos tipos de muje­res cum­plen con un este­reo­ti­po de del­ga­dez, juven­tud y belle­za, ade­más de estar feli­ces con el rol que lle­ven a cabo.

Men­cio­na Lomas (2003), que la cons­truc­ción cul­tu­ral de los arque­ti­pos tan­to mas­cu­lino como feme­nino se ve influen­cia­da por los anun­cios en don­de es frag­men­ta­do el cuer­po de las muje­res, ade­más asig­nán­do­le tareas den­tro de casa, lo que refuer­za este­reo­ti­pos que difi­cul­tan la igual­dad entre los géne­ros.        Ade­más, el con­ti­nuar con este­reo­ti­pos mar­ca­dos, en don­de la mujer es sumi­sa y pasi­va, reafir­ma en la por­no­gra­fía que los hom­bres son los que tie­nen que poseer, some­ter, pro­po­ner, etc., a las muje­res ya que ellas son inca­pa­ces de man­te­ner una rela­ción equi­ta­ti­va y de igual­dad con los hom­bres.

Balles­ter, Orta y Pozo (2014) han seña­la­do la influen­cia que tie­ne la por­no­gra­fía sobre los com­por­ta­mien­tos sexua­les de las per­so­nas, ya que para muchos repre­sen­ta “apren­di­za­je” y es la úni­ca for­ma de “edu­ca­ción sexual” que reci­ben. Al momen­to de lle­var a cabo algu­na acti­vi­dad sexual repli­can lo apren­di­do en los videos por­no­grá­fi­cos, los cua­les tie­nen carac­te­rís­ti­cas muchas veces no desea­bles para las muje­res (Velas­co y Gil, 2017). En una inves­ti­ga­ción lle­va­da a cabo con agre­so­res sexua­les, estos men­cio­nan que obser­va­ban por­no­gra­fía y que ello ejer­ció influen­cia en sus com­por­ta­mien­tos (Mer­cer y Per­kins 2014; Kings­ton, Mala­muth, Dero­roff y Marshall 2009).

Por otro lado, la pron­ti­tud de la infor­ma­ción obte­ni­da por inter­net lle­va a los jóve­nes de las nue­vas gene­ra­cio­nes a que­rer obte­ner todo de for­ma inme­dia­ta, por lo que ini­cian sus rela­cio­nes sexua­les a tem­pra­na edad. Ade­más, bus­can cum­plir con los este­reo­ti­pos mas­cu­li­nos que obser­van en las fil­ma­cio­nes, como tener múl­ti­ples pare­jas sexua­les. Esto los expo­ne a ries­gos de infec­cio­nes de trans­mi­sión sexual y a emba­ra­zos no desea­dos, ya que en los videos de por­no­gra­fía gene­ral­men­te no uti­li­zan con­dón. (Giral­do, 2013). Las rela­cio­nes de poder den­tro del sis­te­ma social que vivi­mos se hacen evi­den­tes de for­mas muy varia­das depen­dien­do de cada cul­tu­ra. Esos este­reo­ti­pos son estu­dia­dos y pos­te­rior­men­te uti­li­za­dos por los pro­fe­sio­na­les de la mer­ca­do­tec­nia con la inten­ción de gene­rar nece­si­da­des y con ello aumen­tar sus ven­tas. Lo que se ofre­ce al con­su­mi­dor no es el pro­duc­to en sí, sino el este­reo­ti­po aspi­ra­cio­nal aso­cia­do a dicho pro­duc­to.

Los este­reo­ti­pos tie­nen en la socie­dad una fun­ción impor­tan­te, ya que faci­li­tan la iden­ti­dad y la con­cien­cia de per­te­nen­cia a un gru­po. Pero tam­bién tie­nen una par­te nega­ti­va que lle­va a pre­jui­cios y dis­cri­mi­na­ción social. Los este­reo­ti­pos de géne­ro man­tie­nen la inequi­dad entre hom­bres y muje­res indi­can­do lo ade­cua­do y acep­ta­do para cada uno de los sexos. Los este­reo­ti­pos se man­tie­nen den­tro de las socie­da­des por­que pasan de gene­ra­ción en gene­ra­ción a tra­vés de los padres, la escue­la, la reli­gión y las con­ven­cio­nes en gene­ral y están pre­sen­tes en diver­sos medios: can­cio­nes, chis­tes, dichos, pelí­cu­las de diver­sas cla­si­fi­ca­cio­nes (des­de AA has­ta XXX), anun­cios publi­ci­ta­rios etc. En una socie­dad de con­su­mo, estos este­reo­ti­pos se con­vier­ten en mode­los a seguir y natu­ra­li­zan la des­igual­dad.

La vio­len­cia de géne­ro se con­si­de­ra enton­ces nor­mal ya sea de for­ma abier­ta o enmas­ca­ra­da en con­duc­tas suti­les. Esto pro­vo­ca en las muje­res sen­ti­mien­tos de menos valía que aten­tan con­tra su auto­no­mía y colo­ca a los hom­bres como seres supe­rio­res, res­ca­ta­do­res y pro­tec­to­res de la mujer (Bonino, 1995).

Otra moda­li­dad de pros­ti­tu­ción es la com­pra o alqui­ler de muñecos/as hiper­rea­lis­tas con apa­rien­cia casi huma­na. Se pue­den fabri­car con las carac­te­rís­ti­cas que el clien­te deci­da y ele­gir el color de piel, ojos, cabe­llo, esta­tu­ra, tipo de pechos, tama­ño de vagi­na, maqui­lla­je, color de uñas, etc. Esta prác­ti­ca con­ti­núa cosi­fi­can­do a la “mujer” o muñe­ca con cuer­po de mujer. Cada vez es un mer­ca­do más gran­de el que con­su­me este tipo de muñe­cas que refuer­zan los este­reo­ti­pos y el uso de las muje­res. La mayor par­te de esta mer­can­cía son repre­sen­ta­cio­nes de muje­res y la con­su­men hom­bres. Tam­bién hay muñe­cos de hom­bres afe­mi­na­dos, tran­se­xua­les, her­ma­fro­di­tas y has­ta meno­res de edad den­tro del catá­lo­go. Los cos­tos van de 5 mil a 35 mil euros, se hace el pedi­do por inter­net con car­go a una tar­je­ta de cré­di­to y en un lap­so deter­mi­na­do de tiem­po lle­ga por men­sa­je­ría.

Den­tro de la pro­pa­gan­da de ven­ta de estos pro­duc­tos men­cio­nan que:

“Ten­drás la com­pa­ñía que bus­cas, y cum­pli­rás tus aven­tu­ras sexua­les. Siem­pre será para ti. Siem­pre será joven. Apro­vé­cha­la con las pier­nas abier­tas des­pués de un lar­go día. Está para ser­vir­te, le gus­ta­rá aga­char­se y poner­se de rodi­llas para ti, será pura e into­ca­da, vir­gen has­ta que reúna con­ti­go, la podrás satis­fa­cer como el úni­co y has­ta siem­pre” (www​.mimu​ne​ca​se​xual​.com 2018).

Ade­más, se fabri­can muñecas/os con inte­li­gen­cia arti­fi­cial que res­pon­den a pre­gun­tas y con­tes­tan eje­cu­tan­do movi­mien­tos huma­nos a tra­vés de maqui­na­rias muy sofis­ti­ca­das. (Figu­ra 8).

Figura 8. Muñecas con inteligencia artificial
Fuente: http://​www​.levan​te​-emv​.com

Men­cio­nan Tajahuer­ce y Mateos (2016)  que se ven venir fenó­me­nos socia­les que tie­nen impac­to res­pec­to al géne­ro, en don­de la indus­tria de estas muñe­cas es diri­gi­da por hom­bres y para hom­bres, repi­tien­do este­reo­ti­pos sexis­tas y racis­tas; ade­más, se siguen refor­zan­do com­por­ta­mien­tos como la cosi­fi­ca­ción de los huma­nos y el uso de las muje­res a tra­vés del uso de muñe­cas. Las leyes y regla­men­tos tal vez no pue­dan inter­ve­nir, pero es muy posi­ble que reper­cu­ta en la cons­truc­ción iden­ti­ta­ria y rela­cio­nal de los más jóve­nes y per­pe­túe el tra­to abu­si­vo, de domi­nio y poco equi­ta­ti­vo hacia las muje­res reales.

En Bar­ce­lo­na hay un hotel en don­de se alqui­lan las muñe­cas por hora en una habi­ta­ción para lle­var a cabo rela­cio­nes sexua­les. Las muñe­cas se eli­gen pre­via­men­te por catá­lo­go y lue­go se lim­pian con desin­fec­tan­te des­pués de su uso para evi­tar infec­cio­nes de trans­mi­sión sexual. La gran mayo­ría son muñe­cas que tie­nen caras y cuer­pos de muje­res y los usua­rios pue­den lle­var a cabo lo que sexual­men­te deseen con su muñe­ca alqui­la­da (Pros­tí­bu­lo de muñe­cas, 2018).

Este tema impli­ca muchos aspec­tos éti­cos, mora­les y lega­les que debe­rán ana­li­zar­se en for­ma pro­fun­da como: ¿Tener sexo con una muñe­ca mien­tras se tie­ne pare­ja se con­si­de­ra infi­de­li­dad? ¿Tener rela­cio­nes sexua­les con un muñe­co menor de edad es pede­ras­tia? ¿Man­dar a hacer una muñe­ca sexual que se parez­ca a una per­so­na deter­mi­na­da con sus mis­mas fac­cio­nes es correc­to? ¿Incre­men­ta­rán los deli­tos sexua­les de vio­la­ción y pede­ras­tia con huma­nos si se acep­tan estas prác­ti­cas con muñe­cos? ¿Las rela­cio­nes de des­igual­dad entre hom­bres y muje­res aumen­ta­rán al difun­dir­se el uso de muñe­cas sexua­les?

A todas estas pre­gun­tas no tene­mos la res­pues­ta, no hay aún estu­dios que las pue­dan res­pon­der. Sin embar­go, habrá que estar aten­tos a los cam­bios que pudie­ran dar­se en la socie­dad y en las rela­cio­nes huma­nas.

Otra moda­li­dad de la por­no­gra­fía que está tenien­do cada vez más par­ti­ci­pan­tes es el edi­tar pelí­cu­las y videos por­no­grá­fi­cos a tra­vés de una apli­ca­ción le cam­bia el ros­tro a las per­so­nas par­ti­ci­pan­tes del video sexual. Lo cual pue­de gene­rar daño moral, ya que dichas pelí­cu­las modi­fi­ca­das son subi­das a las redes socia­les y difun­di­das masi­va­men­te en unos cuan­tos segun­dos. Ade­más, no está regu­la­do por las auto­ri­da­des y den­tro del ano­ni­ma­to del inter­net esta prác­ti­ca se ha vuel­to fre­cuen­te y muy sen­ci­lla de usar (www​.pho​to​fu​nia​.com, 2017).

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Notas

1. Pro­fe­so­ra de la Carre­ra de Médi­co Ciru­jano de la FES Izta­ca­la. Correo elec­tró­ni­co: terehurtado16@gmail.com