5. Invarianza factorial de modelo hexadimensional de autoconcepto en estudiantes universitarios chilenos Descargar este archivo (5. Invarianza factorial de modelo hexadimensional de autoconcepto.pdf)

Alex Véliz Burgos1, Pedro Apodaca Urquijo2

Universidad Católica de Temuco, Chile

Universidad del País Vasco, España

Resu­men

Se pro­bó la inva­rian­za fac­to­rial de un mode­lo hexa­di­men­sio­nal del auto­con­cep­to, uti­li­zan­do el Test AF5 en 691 uni­ver­si­ta­rios chi­le­nos. Se esta­ble­ció la inva­rian­za con­fi­gu­ral impo­nien­do la mis­ma estruc­tu­ra fac­to­rial para hom­bres y muje­res.

El siguien­te pro­ce­so fue impo­ner que los pesos fac­to­ria­les esti­ma­dos sean idén­ti­cos, cons­ti­tu­yen­do una prue­ba de inva­rian­za métri­ca. Se aña­dió que, varian­zas y cova­rian­zas de los fac­to­res ten­gan valo­res idén­ti­cos al esti­mar­los. Pos­te­rior­men­te, asig­nar igual­dad de las varian­zas de error en dos nive­les: igual­dad de varian­zas de error de ítems que con­for­man la dimen­sión auto­con­cep­to aca­dé­mi­co e igual­dad de varian­zas de error para ítems de la Esca­la Auto­con­cep­to.

Los resul­ta­dos evi­den­cian que los ítems del fac­tor auto­con­cep­to aca­dé­mi­co no son inva­rian­tes según géne­ro lo que impli­ca­ría fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial.

Pala­bras cla­ve: auto­con­cep­to, auto­con­cep­to aca­dé­mi­co, inva­rian­za fac­to­rial.

 

Fac­to­rial inva­rian­te of a hexa­di­men­sio­nal model of the self con­cept in Chi­lean uni­ver­sity stu­dents

Abs­tract

Fac­to­rial inva­rian­ce was tes­ted in a hexa­di­men­sio­nal model of the self con­cept, using the AF5 Test in 691 Chi­lean uni­ver­sity stu­dents. Con­fi­gu­ral inva­rian­ce was esta­blished applying impo­sing the same fac­tor struc­tu­re for men and women.

It is assu­med impo­sed that the esti­ma­ted fac­tor weight would be iden­ti­cal, cons­ti­tu­ting a metric inva­rian­ce ana­li­sis. Further­mo­re, the fac­tor varian­ces and cova­rian­ces have iden­ti­cal values when esti­ma­ted. Sub­se­quently the equa­lity of the error varian­ce on two levels: Equa­lity of the error varian­ce of the iteams which com­po­se the aca­de­mic self con­cept dimen­sion and equa­lity of error varian­ce for the items on the Self Con­cept Sca­le.

The results show that the items of the fac­tor aca­de­mic self con­cept are not inva­riants accor­ding to gen­der which would imply dif­fe­ren­tial fun­cio­ning.

Key­words: self-con­cept, aca­de­mic self con­cept, fac­to­rial inva­rian­ce.

Introducción

Exis­te con­sen­so en defi­nir el auto­con­cep­to como la per­cep­ción y valo­ra­ción cohe­ren­te que una per­so­na hace de sí mis­ma en tres dimen­sio­nes bási­cas; cog­ni­ti­va, afec­ti­va y com­por­ta­men­tal (Burns, 1990). Tam­bién hay coin­ci­den­cia para con­si­de­rar que el auto­con­cep­to se cons­tru­ye a tra­vés de las expe­rien­cias y de las rela­cio­nes con el entorno social (L´ecuyer, 1985; Balles­ter, March y Orte, 2006).

Har­ter (1990) lo defi­ne como las per­cep­cio­nes que tie­ne el indi­vi­duo sobre sí mis­mo; Amez­cua y Pichar­do (2000) lo con­si­de­ran como la ima­gen que cada suje­to tie­ne de su per­so­na, refle­jan­do sus expe­rien­cias y los modos en que estas expe­rien­cias se inter­pre­tan. No obs­tan­te, el mode­lo que ha reci­bi­do más apo­yo empí­ri­co para su estu­dio es el jerár­qui­co pro­pues­to por Sha­vel­son, Hub­ner y Stan­ton (1976), mis­mo que ha sido repli­ca­do en los estu­dios rea­li­za­dos por Marsh (1990); Marsh y Cra­ven (2006); Marsh, Cra­ven y Debus (1991); Moritz, Read, Clark, Callahan y Albaugh (2009).

En tér­mi­nos gene­ra­les, los auto­res del mode­lo jerár­qui­co del auto­con­cep­to, pos­tu­lan un com­po­nen­te de auto­con­cep­to úni­co y glo­bal en su par­te supe­rior y un segun­do nivel infe­rior divi­di­do en auto­con­cep­to aca­dé­mi­co y no aca­dé­mi­co. Este enfo­que per­mi­te esta­ble­cer rela­cio­nes entre las dis­tin­tas dimen­sio­nes y otras varia­bles como: valo­res, ren­di­mien­to aca­dé­mi­co, habi­li­da­des socia­les, adap­ta­ción académica/laboral/social, auto­efi­ca­cia, bien­es­tar psi­co­ló­gi­co, bien­es­tar social. Al tra­tar­se de un cons­truc­to mul­ti­di­men­sio­nal inclu­ye aspec­tos como la rela­ción alumno-escue­la, la acep­ta­ción social, el atrac­ti­vo físi­co, las habi­li­da­des socia­les y físi­cas (Marsh y Cra­ven, 2002; Marsh, 1993; Gar­cía, Musi­tu y Vei­ga, 2006).

De acuer­do a Simões (1997), el auto­con­cep­to esco­lar es defi­ni­do como el uni­ver­so de repre­sen­ta­cio­nes que el estu­dian­te tie­ne de sus habi­li­da­des, de sus rea­li­za­cio­nes esco­la­res, las eva­lua­cio­nes que él hace de esas mis­mas capa­ci­da­des y rea­li­za­cio­nes. Las viven­cias de este pro­ce­so son per­ci­bi­das de for­ma posi­ti­va o nega­ti­va. Fer­nan­des, Bartho­lo­meu, Dos San­tos, Marín, Boulho­ca y Fer­nan­des, 2005, seña­lan que

“Mien­tras el estu­dian­te es soli­ci­ta­do para eje­cu­tar las tareas pro­pues­tas y se sien­te capaz y habi­li­ta­do para eso, desa­rro­lla el sen­ti­do de rea­li­za­ción y cons­tru­ye una visión más posi­ti­va de sí mis­mo, lo que influen­cia su moti­va­ción y sus acti­tu­des en rela­ción al estu­dio” (p. 17).

De esta mane­ra, ade­más de poder con­tar con ins­tru­men­tos para la medi­ción del auto­con­cep­to que per­mi­tan pre­de­cir y/o mejo­rar el éxi­to esco­lar, es nece­sa­rio gene­rar mode­los que pre­sen­ten la mis­ma estruc­tu­ra fac­to­rial para hom­bres y muje­res que no impli­quen fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial.

El auto­con­cep­to y su rela­ción con el géne­ro de los indi­vi­duos

Los resul­ta­dos de las inves­ti­ga­cio­nes que han ana­li­za­do las dife­ren­cias de géne­ro en el auto­con­cep­to y auto­es­ti­ma, mues­tran resul­ta­dos diver­gen­tes. La mayor par­te de las inves­ti­ga­cio­nes encuen­tran dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas en la auto­es­ti­ma y obser­van meno­res pun­tua­cio­nes en las muje­res (Garai­gor­do­bil y Durá, 2006). Sin embar­go, otros estu­dios no han halla­do dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas en el auto­con­cep­to glo­bal de ado­les­cen­tes hom­bres y muje­res (Garai­gor­do­bil, Cruz y Pérez, 2003). Es impor­tan­te seña­lar que nor­mal­men­te los indi­vi­duos expe­ri­men­tan des­cen­sos en la valo­ra­ción de su auto­con­cep­to a fina­les de la infan­cia y duran­te la ado­les­cen­cia tem­pra­na (8 a 13 años) y pos­te­rior­men­te un aumen­to (Har­ter, 2006).

Estos cam­bios evo­lu­ti­vos han sido atri­bui­dos a la mayor capa­ci­dad para eva­luar de mane­ra rea­lis­ta sus habi­li­da­des en com­pa­ra­ción a los perío­dos ante­rio­res y para eva­luar a las otras per­so­nas y a los cam­bios emo­cio­na­les, cog­ni­ti­vos y físi­cos que se pro­du­cen a lo lar­go de este perio­do; en éstos, exis­ten dife­ren­cias de géne­ro. En un estu­dio lon­gi­tu­di­nal rea­li­za­do por Frai­ne, Van Dam­me y Onghe­na (2007) res­pec­to a las dife­ren­cias entre los géne­ros en ado­les­cen­tes, reve­la­ron que el auto­con­cep­to de las ado­les­cen­tes era más bajo que el de los ado­les­cen­tes, mien­tras los resul­ta­dos obte­ni­dos por Har­ter (2006), Kling, Hyde, Duchas y Bus­well, (1999), mues­tran que las muje­res repor­tan infe­rio­res nive­les de auto­con­cep­to que los hom­bres a par­tir de fina­les de la infan­cia y has­ta fina­les de la ado­les­cen­cia.

Otras inves­ti­ga­cio­nes res­pec­to al auto­con­cep­to han suge­ri­do dife­ren­cias de géne­ro en domi­nios espe­cí­fi­cos (Marsh, 1989; Boers­ma y Chap­man, 1985), obte­nien­do resul­ta­dos que seña­lan que los niños mues­tran con­sis­ten­te­men­te un auto­con­cep­to supe­rior que las niñas en mate­má­ti­cas, físi­ca, logro, habi­li­da­des y apa­rien­cia físi­ca, mien­tras que las niñas mues­tran pun­tua­cio­nes más altas de auto­con­cep­to en las face­tas ver­bal, social, satis­fac­ción esco­lar, hones­ti­dad, con­fia­bi­li­dad y en la rela­ción con per­so­nas del mis­mo sexo (Har­ter, 1982; Marsh, 1989). Marsh y Sha­vel­son (1985) y Marsh (1986) encon­tra­ron que el auto­con­cep­to mate­má­ti­co y el ver­bal prác­ti­ca­men­te no esta­ban corre­la­cio­na­dos entre sí, sin embar­go, exis­te evi­den­cia de las dife­ren­cias de géne­ro en los nive­les medios del auto­con­cep­to aca­dé­mi­co, don­de los niños tien­den a tener mayor auto­con­cep­to en mate­má­ti­cas y las niñas tien­den a tener mayor auto­con­cep­to ver­bal (Marsh, 1986).

Amez­cua y Pichar­do (2000) rea­li­za­ron una inves­ti­ga­ción en la que exa­mi­na­ron las dife­ren­cias de géne­ro en el auto­con­cep­to de ado­les­cen­tes, encon­tran­do que los varo­nes pre­sen­ta­ron un auto­con­cep­to glo­bal más posi­ti­vo y las muje­res des­ta­ca­ron en la dimen­sión fami­liar, no encon­trán­do­se dife­ren­cias en la dimen­sión aca­dé­mi­ca de ambos gru­pos. Hat­tie (1992) y Marsh, (1990) seña­lan que los logros aca­dé­mi­cos, la per­sis­ten­cia, los cur­sos de selec­ción y las aspi­ra­cio­nes de edu­ca­ción a lar­go pla­zo están rela­cio­na­dos sis­te­má­ti­ca­men­te con el auto­con­cep­to aca­dé­mi­co, pero no se aso­cian con el auto­con­cep­to no aca­dé­mi­co (auto­con­cep­to social y físi­co) y con la auto­es­ti­ma glo­bal.

Algu­nas inves­ti­ga­cio­nes encuen­tran dife­ren­cias entre el géne­ro de los par­ti­ci­pan­tes, obser­van­do en las muje­res peor auto­con­cep­to glo­bal, pero mejor auto­con­cep­to social y fami­liar (Amez­cua y Pichar­do, 2000). Sin embar­go, otros tra­ba­jos no han encon­tra­do dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas ni en el auto­con­cep­to (Garai­gor­do­bil, Cruz y Pérez, 2003) ni en la auto­es­ti­ma (Lamei­ras y Rodrí­guez, 2003; Garai­gor­do­bil, Durá y Pérez, 2005). Una de las expli­ca­cio­nes que se pue­de dar a estos resul­ta­dos con­tra­dic­to­rios son los alcan­ces de los aná­li­sis esta­dís­ti­cos rea­li­za­dos, situa­ción que abor­da­rá este estu­dio.

El auto­con­cep­to en el ámbi­to aca­dé­mi­co

En el con­tex­to aca­dé­mi­co, el desem­pe­ño del estu­dian­te en las acti­vi­da­des pro­pues­tas de la escue­la es inter­pre­ta­do como un pre­anun­cio de las capa­ci­da­des y de su poten­cial pro­duc­ti­vo. Diver­sos estu­dios han encon­tra­do una aso­cia­ción sig­ni­fi­ca­ti­va entre el auto­con­cep­to aca­dé­mi­co y el ren­di­mien­to aca­dé­mi­co gene­ral, ren­di­mien­to aca­dé­mi­co en len­gua­je y en mate­má­ti­cas. El auto­con­cep­to tam­bién se rela­cio­na indi­rec­ta­men­te con logro a tra­vés de influen­cia como pre­dic­tor del valor que un estu­dian­te le da a un tema de inte­rés en la selec­ción de un cur­so, la elec­ción de una carre­ra y, en últi­ma ins­tan­cia, a la pro­duc­ti­vi­dad en la vida adul­ta (Mul­doon y Reilly, 2003; Tenen­baum y Lea­per, 2003; Moritz, Read, Clark, Callahan y Albaugh, 2009).

Fer­nan­des et al. (2005) encon­tra­ron en su estu­dio con niños y niñas bra­si­le­ños que el auto­con­cep­to per­so­nal y el auto­con­cep­to social, fue alto en los niños y las niñas que mos­tra­ron mayor auto­con­cep­to esco­lar, resul­ta­dos con­sis­ten­tes con nume­ro­sos estu­dios en la mate­ria (Guay, Marsh y Boi­vi­ni, 2003; Ahmed y Bruins­ma, 2006). Ade­más, los estu­dian­tes que rea­li­za­ron una eva­lua­ción posi­ti­va de sí mis­mos en lo aca­dé­mi­co, son los más moti­va­dos en las tareas aca­dé­mi­cas. Este resul­ta­do es con­gruen­te con estu­dios que explo­ra­ron la rela­ción entre auto­con­cep­to aca­dé­mi­co y moti­va­ción aca­dé­mi­ca (Har­ter, 1982; Ahmed y Bruins­ma, 2006), con­clu­yen­do que exis­te una impor­tan­te rela­ción entre auto­con­cep­to aca­dé­mi­co y ren­di­mien­to aca­dé­mi­co. Así, mien­tras un estu­dian­te se sien­te con mayor capa­ci­dad y habi­li­dad, más ele­va­do será su logro.

Al res­pec­to, obser­va­mos que una de las impli­ca­cio­nes de estos hallaz­gos se rela­cio­na al hecho de que las muje­res posean medias más altas en sus auto­con­cep­tos posi­ti­vos, así como en los esti­los de afron­ta­mien­to segu­ros de las alum­nas uni­ver­si­ta­rias, en lo que res­pec­ta a sus capa­ci­da­des para sen­tir­se segu­ras y con­tro­lar sus rela­cio­nes en el con­tex­to esco­lar (Balles­ter, March y Orte, 2006).

Lo ante­rior­men­te plan­tea­do hace nece­sa­rio veri­fi­car cuan inva­rian­te es la esca­la de Auto­con­cep­to AF5 de Gar­cía y Musi­tu (1999) en todas las dimen­sio­nes o en algu­na en par­ti­cu­lar, res­pec­to al géne­ro, de mane­ra que se pue­da esta­ble­cer si se requie­ren nor­mas de inter­pre­ta­ción dife­ren­cia­das para hom­bres y muje­res.

Obje­ti­vos del estu­dio

Ana­li­zar la Inva­rian­za fac­to­rial del mode­lo dimen­sio­nal de la esca­la de Auto­con­cep­to AF5 de Gar­cía y Musi­tu (1999) entre hom­bres y muje­res uni­ver­si­ta­rios chi­le­nos.

Meto­do­lo­gía

Dise­ño

El dise­ño del estu­dio es de tipo ins­tru­men­tal (Mon­te­ro y León, 2005), dado que se pre­ten­de la adap­ta­ción y el estu­dio de las pro­pie­da­des psi­co­mé­tri­cas de la esca­la de Auto­con­cep­to AF5 de Gar­cía y Musi­tu (1999) en un con­tex­to dis­tin­to al de su crea­ción. Este tipo de dise­ño pre­sen­ta vali­dez exter­na de situa­ción o vali­dez eco­ló­gi­ca (Bron­fen­bren­ner, 1977) pues­to que la apli­ca­ción de los ins­tru­men­tos se ha rea­li­za­do de la mane­ra menos intru­si­va posi­ble, con­si­de­ran­do la ubi­ca­ción y com­po­si­ción habi­tual de los gru­pos.

Par­ti­ci­pan­tes

Con rela­ción a las carac­te­rís­ti­cas gene­ra­les de la mues­tra, estu­vo cons­ti­tui­da por 691 estu­dian­tes de la Uni­ver­si­dad Cató­li­ca de Temu­co, Chi­le. Res­pec­to al géne­ro, las muje­res repre­sen­ta­ron un 62.1%, y los hom­bres un 37.9% de la mues­tra con un ran­go de edad entre los 17 y 30 años; media de 21.4 y des­via­ción están­dar de 2.6. En el caso de los hom­bres, la media corres­pon­de a 22.3 años (dt = 2.8) y en las muje­res la media es de 21.7 años (dt = 2.9).

Ins­tru­men­to

El ins­tru­men­to ana­li­za­do es la esca­la de Auto­con­cep­to AF5 de Gar­cía y Musi­tu (1999), dise­ña­da y estan­da­ri­za­da en Espa­ña para medir el auto­con­cep­to de la pobla­ción gene­ral; cons­ta de 30 ítems, for­mu­la­dos para dis­tin­tos nive­les eta­rios. Para el pre­sen­te estu­dio se uti­li­zó un for­ma­to tipo Likert de cin­co opcio­nes de res­pues­ta, don­de 1= total des­acuer­do y 5 = total acuer­do. Posee cin­co subes­ca­las o dimen­sio­nes, com­pues­tas por seis ítems:

  1. Auto­con­cep­to académico/laboral; se refie­re a la per­cep­ción que el suje­to tie­ne de la cali­dad del desem­pe­ño de su rol como estudiante/profesional.
  2. Auto­con­cep­to social; se refie­re a la per­cep­ción que tie­ne el suje­to de su desem­pe­ño en las rela­cio­nes socia­les.
  3. Auto­con­cep­to emo­cio­nal; hace refe­ren­cia a la per­cep­ción del suje­to de su esta­do emo­cio­nal y de sus res­pues­tas a situa­cio­nes espe­cí­fi­cas.
  4. Auto­con­cep­to fami­liar; se refie­re a la per­cep­ción que tie­ne el suje­to de su impli­ca­ción, par­ti­ci­pa­ción e inte­gra­ción en el medio fami­liar.
  5. Auto­con­cep­to físi­co; este fac­tor hace refe­ren­cia a la per­cep­ción que tie­ne el suje­to de su aspec­to físi­co y de su con­di­ción físi­ca.

Aná­li­sis de datos

Se reali­zó un aná­li­sis fac­to­rial con­fir­ma­to­rio del mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal de Gar­cía y Musi­tu (1999), lográn­do­se unos nive­les de bon­dad de ajus­te insu­fi­cien­tes para con­si­de­rar este mode­lo ade­cua­do des­de el pun­to de vis­ta empí­ri­co. Por lo tan­to se explo­ra­ron otros mode­los dimen­sio­na­les alter­na­ti­vos y se pro­ce­dió a la com­pa­ra­ción de los nive­les de ajus­te obte­ni­dos con cada uno de ellos. Se pro­ba­ron los mode­los uni­di­men­sio­nal, bidi­men­sio­nal, bidi­men­sio­nal con fac­tor gene­ral de segun­do orden, pen­ta­di­men­sio­nal con fac­tor gene­ral de segun­do orden y un quin­to mode­lo hexa­di­men­sio­nal pro­pues­to por el inves­ti­ga­dor.

El mode­lo hexa­di­men­sio­nal resul­ta ser sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te supe­rior en su ajus­te a los mode­los pro­ba­dos. La dife­ren­cia más impor­tan­te entre este mode­lo y el pen­ta­di­men­sio­nal es que el pri­me­ro sub­di­vi­de en dos el fac­tor de auto­con­cep­to físi­co con­for­man­do dos nue­vas dimen­sio­nes: capa­ci­dad físi­ca y apa­rien­cia físi­ca.

En el aná­li­sis de la vali­dez de cons­truc­to se pro­bó la esta­bi­li­dad del mode­lo entre hom­bres y muje­res. Para ello se reali­zó el aná­li­sis de Inva­rian­za fac­to­rial siguien­do un esque­ma secuen­cial y jerár­qui­co.

Resultados

Com­pa­ra­ción entre mode­los

La com­pa­ra­ción entre diver­sos mode­los nos per­mi­te ana­li­zar si el mode­lo hexa­di­men­sio­nal pro­pues­to es, en tér­mi­nos rela­ti­vos, acep­ta­ble; es decir, esta­ble­cer en qué medi­da su ajus­te es supe­rior a otros mode­los alter­na­ti­vos.

En la Tabla 1 se obser­va que los mode­los pen­ta­di­men­sio­nal y hexa­di­men­sio­nal son los que pre­sen­tan mejo­res índi­ces de ajus­te. Se apre­cia ade­más que el mode­lo hexa­di­men­sio­nal (M6t) tie­ne coefi­cien­tes de ajus­te apre­cia­ble­men­te mejo­res que el mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal (M5). Se reali­zó un con­tras­te de hipó­te­sis para veri­fi­car que estas dife­ren­cias en el ajus­te son esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas. Para ello se uti­li­zó el coefi­cien­te Chi-cua­dra­do dado que, cuan­do los mode­los son ani­da­dos, las dife­ren­cias en este esta­dís­ti­co se dis­tri­bu­yen según Chi-cua­dra­do para gra­dos de liber­tad equi­va­len­te a la dife­ren­cia de los gra­dos de liber­tad de los mode­los que se com­pa­ran.

Tabla 1. Modelos dimensionales alternativos en Universitarios Chilenos: Índices de Ajuste.

Mode­lo

X2(gl)

RMSEA (ran­go infe­rior –ran­go supe­rior)

CFI

NNFI

SRMR

M1

3537.51 (324)

.14 (.14-.14)

.68

.65

.11

M2

2907.13 (323)

.12 (.12-.13)

.74

.72

.10

M2.2

2908.75 (323)

.12 (.12-.13)

.74

.72

.10

M5

1488.81 (314)

.074 (.071-.078)

.88

.87

.069

M5.2

1556.15(323)

.080 (.076-.083)

.88

.87

.097

M6t

1098.43 (309)

.061 (.058-.065)

.92

.91

.067

Nota: M1 – Modelo unidimensional; M2 – Modelo bidimensional de primer orden; M2.2 – Modelo bidimensional de segundo orden; M5 – Modelo pentadimensional de García y Musitu; M5.2 – Modelo pentadimensional con factor general de segundo orden; Mt – Modelo hexadimensional; X2 = ji cuadrado; RMSEA = Root Mean Square Error of Approximation; CFI = Comparative Fit Index; NNFI = Non-Normed Fit Index; SRMR = Standardized Root Mean Square Residual.

Se obser­va que las dife­ren­cias en el ajus­te entre el mode­lo M6t (hexa­di­men­sio­nal) y los mode­los M1, M2, M2.2 y M5.2 son esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas inclu­so para nive­les de error de .001. En rela­ción a la com­pa­ra­ción entre los mode­los prin­ci­pa­les de este estu­dio (M6t y M5), pue­de afir­mar­se que sus dife­ren­cias en el ajus­te son tam­bién esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas para el mis­mo nivel de pro­ba­bi­li­dad de error (p = .001). Estas dife­ren­cias son favo­ra­bles al mode­lo hexa­di­men­sio­nal por lo que pue­de afir­mar­se que la dis­tin­ción entre los dos aspec­tos del auto­con­cep­to físi­co se ha mos­tra­do con­cep­tual­men­te con­sis­ten­te y empí­ri­ca­men­te sos­te­ni­ble. Esta supe­rio­ri­dad en el ajus­te se demues­tra tan­to en su com­pa­ra­ción con el mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal de pri­mer orden (M5) como con el mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal de segun­do orden (M52).

Com­ple­men­ta­ria­men­te se uti­li­za­ron otros cri­te­rios para ana­li­zar la sol­ven­cia o rele­van­cia de las dife­ren­cias en el ajus­te entre mode­los alter­na­ti­vos. Siguien­do las reco­men­da­cio­nes de Cheung y Rens­vold (2002), se reco­gen en la Tabla 2 los cam­bios o incre­men­tos en el coefi­cien­te de ajus­te CFI. Según estos auto­res incre­men­tos en el ajus­te en el CFI igua­les o supe­rio­res a .01 impli­ca­rían cam­bios sus­tan­cia­les o equi­va­len­tes a una dife­ren­cia esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas. Estos incre­men­tos deben pon­de­rar­se por el dife­ren­cial en gra­dos de liber­tad de los mode­los en com­pa­ra­ción.

Tabla 2. Test jerárquico para diferencias entre modelos anidados.

Mode­lo

del­ta X2

del­ta gl

p

del­ta CI

M1M6t

2439.08

15

< .001*

.24

M2M6t

1808.70

14

< .001*

.18

M2.2M6t

1000.32

14

< .001*

.18

M5M6t

390.38

5

< .001*

.04

M5.2M6t

457.72

14

< .001*

.04

Nota. M1 – Modelo unidimensional; M2 – Modelo bidimensional de primer orden; M2.2 – Modelo bidimensional de segundo orden; M5 – Modelo pentadimensional de García y Musitu; M5.2 – Modelo pentadimensional con factor general de segundo orden; M6t – Modelo hexadimensional.
(*) Diferencias estadísticamente significativas.

Siguien­do este segun­do cri­te­rio de com­pa­ra­ción encon­tra­mos igual­men­te que el mode­lo hexa­di­men­sio­nal resul­ta­ría supe­rior al res­to de mode­los inclu­yen­do el mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal de Gar­cía y Musi­tu (1999), mos­tran­do un ajus­te sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te supe­rior a los otros, inclu­so supe­rior al plan­tea­do por los auto­res de la esca­la. Sin embar­go, el ajus­te logra­do pue­de con­si­de­rar­se insu­fi­cien­te pues­to que los coefi­cien­tes alcan­za­dos no son ente­ra­men­te satis­fac­to­rios al acer­car­se pero no alcan­zar los nive­les habi­tual­men­te con­si­de­ra­dos como acep­ta­bles.

Mejo­ra del mode­lo hexa­di­men­sio­nal median­te el con­trol esta­dís­ti­co de arte­fac­tos de medi­da

Una vez com­pa­ra­dos los ajus­tes de los dife­ren­tes mode­los alter­na­ti­vos, se pro­ce­dió a rea­li­zar algu­nas espe­ci­fi­ca­cio­nes adi­cio­na­les que podrían mejo­rar el ajus­te del mode­lo hexa­di­men­sio­nal eli­mi­nan­do algu­nos ele­men­tos de per­tur­ba­ción o rui­do en la medi­da del auto­con­cep­to median­te el AF5.

De esta for­ma se reali­zó un aná­li­sis exhaus­ti­vo tan­to del con­te­ni­do lite­ral de los ítems como de los sig­ni­fi­ca­dos y com­po­nen­tes emo­cio­na­les que éstos pudie­ran evo­car y que fue­ran aje­nos al cons­truc­to de auto­con­cep­to, obje­to de medi­da. Com­ple­men­ta­ria­men­te se obser­va­ron los Índi­ces de modi­fi­ca­ción y coefi­cien­tes de cam­bio espe­ra­do que el pro­gra­ma LISREL pro­por­cio­na para aque­llos pará­me­tros cuyo valor esté fija­do a un valor con­cre­to (en gene­ral a 0). De la con­jun­ción de ambos cri­te­rios, conceptual/teórico y empí­ri­co, se obser­vó la con­ve­nien­cia de libe­rar la inter­re­la­ción entre los erro­res de los siguien­tes pares de ítems dado que dicha cova­ria­ción refle­ja­ría rui­do o arte­fac­to de medi­da:

  • Ítems af 9 (me sien­to feliz en casa) y af 17 (soy una per­so­na ale­gre); el pri­me­ro de ellos per­te­ne­ce al fac­tor fami­liar y el segun­do al fac­tor social.
  • Ítems af 22 (me cues­ta hablar con per­so­nas que ape­nas conoz­co) y af 23 (me pon­go ner­vio­so cuan­do me pre­gun­ta el pro­fe­sor); el pri­me­ro de estos ítems per­te­ne­ce al fac­tor social y el segun­do al fac­tor emo­cio­nal.
  • Ítems af 5 (me cui­do físi­ca­men­te) y af 20 (me gus­ta cómo soy físi­ca­men­te); ambos ítems per­te­ne­cían ori­gi­nal­men­te al mis­mo fac­tor de auto­con­cep­to físi­co con­tem­pla­do por Gar­cía y Musi­tu (1999) en su mode­lo pen­ta­di­men­sio­nal. Sin embar­go, en el mode­lo hexa­di­men­sio­nal que defien­de este estu­dio, ambos ítems per­te­ne­cen a dos fac­to­res dife­ren­tes: capa­ci­dad físi­ca y apa­rien­cia físi­ca. Al revi­sar la esca­la se pue­de obser­var que estos ítems uti­li­zan la mis­ma pala­bra en la afir­ma­ción aun­que en sen­ti­dos.

Al libe­rar la cova­rian­za de erro­res entre los ítems af 5-af 20, af 9-af 17 y af 22-af 23, el ajus­te del mode­lo mejo­ra sen­si­ble­men­te. En la Tabla 3 se pue­de apre­ciar que al incor­po­rar las mejo­ras al mode­lo hexa­di­men­sio­nal libe­ran­do las cova­rian­zas de erro­res de los ítems af 9 y af 17, af y af 23 y af 5 y af 20, el mode­lo mejo­ra en sus indi­ca­do­res de ajus­te. El RMSEA alcan­za un valor de 0.60 lími­tes de buen ajus­te, los valo­res CFI y NNFI aumen­tan en una cen­té­si­ma cada uno acer­cán­do­se a 0.95 y final­men­te SRMR toma un valor de 0.65 lige­ra­men­te por enci­ma del valor ade­cua­do. De acuer­do a Hu y Bentler (1999) un valor RMSEA infe­rior a 0.060 es con­si­de­ra­do signo de un buen ajus­te, valo­res CFI y NNFI supe­rio­res a 0.95, indi­can ade­cua­do ajus­te del mode­lo y valo­res SRMR infe­rio­res a 0.05, los valo­res resul­tan­tes darían cuen­ta que el mode­lo en su con­jun­to pre­sen­ta un ajus­te acep­ta­ble.

Tabla 3. Índices de bondad de ajuste para el modelo hexadimensional con mejoras en Universitarios Chilenos.

X2(gl)

RMSEA (90%, ran­go bajo-ran­go alto)

CFI

NNFI

SRMR

1024.28 (306)

.060 (.056-.064)

.93

.92

.065

Inva­rian­za fac­to­rial por géne­ro del mode­lo hexa­di­men­sio­nal

De acuer­do a Elo­sua (2005) la com­pa­ra­ción entre los resul­ta­dos obte­ni­dos con un test o esca­la en con­tex­tos o gru­pos dife­ren­tes es una prác­ti­ca que des­de una pers­pec­ti­va psi­co­mé­tri­ca sólo es admi­si­ble si se jus­ti­fi­ca empí­ri­ca­men­te la equi­va­len­cia for­mal y sus­tan­ti­va de la prue­ba o esca­la uti­li­za­da. No ten­dría sen­ti­do com­pa­rar pun­tua­cio­nes ni resul­ta­dos de per­so­nas per­te­ne­cien­tes a dos gru­pos cul­tu­ra­les en un cons­truc­to que no tuvie­ra la mis­ma repre­sen­ta­ción (sig­ni­fi­ca­do) en las dos cul­tu­ras.

Se debe por lo tan­to ase­gu­rar que las dimen­sio­nes, las pun­tua­cio­nes y los resul­ta­dos son inva­rian­tes de un gru­po a otro. La inva­rian­za de medi­da se defi­ne con rela­ción a un gru­po o for­ma de un test, de tal modo que el sig­ni­fi­ca­do for­mal y sus­tan­ti­vo de la medi­ción es inde­pen­dien­te res­pec­to a ellos (Elo­sua, 2005). Para ello, se inten­tó pro­bar que el mode­lo hexa­di­men­sio­nal pro­pues­to es inva­rian­te de acuer­do al géne­ro de los par­ti­ci­pan­tes del estu­dio lo que indi­ca­ría que en hom­bres y muje­res la esca­la estu­dia­da y las dimen­sio­nes pro­pues­tas son simi­la­res para ambos sexos.

De esta mane­ra, se rea­li­za­ron prue­bas de inva­rian­za fac­to­rial de for­ma secuen­cial y jerár­qui­ca. En pri­mer lugar se esta­ble­ció la Inva­rian­za con­fi­gu­ral (Mc) con­sis­ten­te en ana­li­zar el nivel de ajus­te alcan­za­do impo­nien­do úni­ca­men­te la mis­ma estruc­tu­ra fac­to­rial. Este nivel de ajus­te nos indi­ca­ría has­ta qué pun­to el mode­lo dimen­sio­nal, en su con­fi­gu­ra­ción, es esta­ble o inva­rian­te en ambos gru­pos, asi­mis­mo, juga­rá el papel de línea base del ajus­te. A con­ti­nua­ción se pro­ce­dió a impo­ner nue­vas res­tric­cio­nes al mode­lo. En segun­do lugar, se impu­so que los pesos fac­to­ria­les esti­ma­dos sean idén­ti­cos para hom­bres y muje­res cons­ti­tu­yen­do una prue­ba de la Inva­rian­za métri­ca o fac­to­rial (Mc+m). En ter­cer lugar, a las res­tric­cio­nes ante­rio­res se aña­dió que las varian­zas y cova­rian­zas de los fac­to­res ten­gan valo­res idén­ti­cos en su esti­ma­ción para hom­bres y muje­res (Mc+m+f). En cuar­to lugar se atri­bu­yó la igual­dad de los varian­zas de error para ana­li­zar la fia­bi­li­dad o inva­rian­za de los ítems. Este últi­mo nivel de prue­ba tie­ne dos nive­les. Pri­me­ro, la igual­dad de las varian­zas de error úni­ca­men­te de los ítems que con­for­man la subes­ca­la o dimen­sión de Auto­con­cep­to aca­dé­mi­co (Mc+m+f+e‑F.Acad.). Esto es así debi­do a que los pesos fac­to­ria­les y los erro­res de los ítems de esta dimen­sión habían mos­tra­do apre­cia­bles dife­ren­cias entre hom­bres y muje­res lo cual apun­ta a un posi­ble fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial. Final­men­te, se pro­ce­dió a impo­ner la igual­dad de varian­zas de error para todos los ítems de la esca­la de Auto­con­cep­to (Mc+m+f+e).

En la Tabla 4 se pre­sen­tan los nive­les de ajus­te alcan­za­dos para cada uno de esos mode­los ani­da­dos.

Tabla 4. Prueba de Invarianza Factorial de la Escala AF5 en Universitarios Chilenos.

Mode­lo

X2 (gl)

RMSEA

CFI

X2 hom­bres

X2 muje­res

SRMR

hom­bres

SRMR

muje­res

Mc

1434,20 (618)

0,062

0,92

640,97 (44,69%)

793,23 (55,31%)

0,080

0,068

Mc+m

1451,93 (639)

0,061

0,92

651,91 (44,90%)

800,02 (55,10%)

0,081

0,069

Mc+m+f

1471,37 (660)

0,060

0,92

664,59 (45,17%)

806,78 (54,83%)

0,084

0,072

Mc+m+f+e‑F.Acad

1490,13 (666)

0,061

0,92

674,89 (45,29%)

815,23 (54,71%)

0,085

0,071

Mc+m+f+e

1501,45 (687)

0,059

0,92

682,01 (45,42%)

819,44 (54,58%)

0,084

0,071

Nota: Mc Invarianza configural o estructural; Mc+m Invarianza configural y métrica (pesos factoriales); Mc+m+f Invarianza configural, métrica y Varianzas/Covarianzas latentes; Mc+m+f+e‑F.Acad. : Invarianza configural, métrica, Varianzas y Covarianzas latentes y Errores ítems Factor académico; Mc+m+f+e Invarianza configural, métrica, Varianzas/Covarianzas latentes y Errores ítems; CFI = Comparative Fit Index; SRMR = Standardized Root Mean Square Residual; RMSEA = Root Mean Square Error of Approximation.

En la Tabla 5 se pue­de apre­ciar que los dife­ren­tes nive­les de res­tric­cio­nes no impli­can dife­ren­cias esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas en el ajus­te sal­vo en el caso de la res­tric­ción a ser igua­les de las varian­zas de error de los ítems del fac­tor de auto­con­cep­to aca­dé­mi­co (Mc+m+f+e‑F.Acad.). En los aná­li­sis que se pre­sen­tan a con­ti­nua­ción los ítems del fac­tor de auto­con­cep­to aca­dé­mi­co mues­tran un com­por­ta­mien­to dife­ren­cial entre los gru­pos de hom­bres y muje­res. Los resul­ta­dos encon­tra­dos evi­den­cian que estos ítems no son inva­rian­tes según géne­ro lo que impli­ca­ría ses­go o fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial.

Tabla 5.Test jerárquico de invarianza entre hombres y mujeres.

Mode­los

X2

del­ta gl

P

del­ta CI

Mc+m – Mc

17,73

21

> .05

0,00

Mc+m+f – Mc+m.

19,44

21

> .05

0,00

Mc+m+f+e‑F.Acad.-Mc+m+f.

18,76

6

< .05*

0,00

Mc+m+f+e – Mc+m+f+e‑F.Acad.

11,32

21

> .05

0,00

Este resul­ta­do pue­de ser rele­van­te al cons­ta­tar­se que la dimen­sión de auto­con­cep­to aca­dé­mi­co pre­sen­ta ses­go de géne­ro en la mues­tra de estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios chi­le­nos. Se apun­ta la nece­si­dad de una reela­bo­ra­ción de esta subes­ca­la con el fin de incluir reac­ti­vos que garan­ti­cen la com­pa­ra­bi­li­dad de los resul­ta­dos entre hom­bres y muje­res. Sin embar­go, para el res­to de ele­men­tos del mode­lo como serían los erro­res en el res­to de fac­to­res o subes­ca­las, las varian­zas de los fac­to­res o las inter­re­la­cio­nes entre los mis­mos, pode­mos afir­mar la inva­rian­za o esta­bi­li­dad del mode­lo entre hom­bres y muje­res.

Conclusiones

Los aná­li­sis de inva­rian­za por géne­ro han mos­tra­do la pre­sen­cia de fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial en los ítems que con­for­man la subes­ca­la de auto­con­cep­to aca­dé­mi­co. Cuan­do se efec­túan res­tric­cio­nes res­pec­to a los pesos fac­to­ria­les, la inter­re­la­ción entre los fac­to­res, las varian­zas de los fac­to­res y los erro­res, esto últi­mo úni­ca­men­te para los ítems de la subes­ca­la aca­dé­mi­ca, apa­re­cen dife­ren­cias esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas en el ajus­te con res­pec­to a la solu­ción don­de no se efec­túan res­tric­cio­nes res­pec­to a nin­guno de los erro­res. Esto quie­re decir que los erro­res de esos ítems, y por lo tan­to los pesos fac­to­ria­les que los expli­can, son dife­ren­tes para hom­bres y para muje­res.

En defi­ni­ti­va, las pun­tua­cio­nes en estos ítems así como en el con­jun­to de la dimen­sión, pre­sen­tan fun­cio­na­mien­to dife­ren­cial o ses­go según géne­ro. Por lo tan­to, en su con­fi­gu­ra­ción actual esta subes­ca­la no fun­cio­na correc­ta­men­te en estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios chi­le­nos. Se requie­re pro­bar estos aná­li­sis en un gru­po eta­rio más amplio para pro­bar si el mode­lo hexa­di­men­sio­nal sigue pre­sen­ta­do un mejor ajus­te que el mode­lo ori­gi­nal ade­más de varia­ble para hom­bres y muje­res en la subes­ca­la aca­dé­mi­ca. De lo con­tra­rio se reque­ri­ría una reela­bo­ra­ción de esta esca­la con el fin de incluir reac­ti­vos que garan­ti­cen la com­pa­ra­bi­li­dad de los resul­ta­dos entre hom­bres y muje­res.

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Notas

1. Uni­ver­si­dad Cató­li­ca de Temu­co, Chi­le. Correo‑e: aveliz@uct.cl

2. Uni­ver­si­dad del País Vas­co, Espa­ña. Correo‑e: pedro.apodaca@ehu.es