6. Vínculo paterno y  elección profesional del adolescente Descargar este adjunto (6. Vínculo paterno y elección profesional del adolescente.pdf)

Cristiane Maria Prysthon Moraes1, Albenise de Oliveira Lima2

Universidad Católica de Pernambuco (UNICAP), Brasil

Resu­men

La pre­sen­te inves­ti­ga­ción tuvo como obje­ti­vo adver­tir cómo el padre per­ci­be y acom­pa­ña el pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal del hijo ado­les­cen­te y cómo el hijo per­ci­be esta par­ti­ci­pa­ción pater­na en esta eta­pa de su vida. Fue ele­gi­do un abor­da­je des­de la meto­do­lo­gía cua­li­ta­ti­va y fue­ron entre­vis­ta­dos cua­tro padres (sepa­ra­dos y sin vol­ver­se a casar) y cin­co ado­les­cen­tes (que vivían sólo con el padre). Los resul­ta­dos mues­tran padres actuan­tes y pre­sen­tes en la edu­ca­ción de los hijos, con el deseo de que el hijo sea here­de­ro de su carre­ra pro­fe­sio­nal, aun­que al mis­mo tiem­po, res­pe­tan la elec­ción de otra carre­ra por par­te del hijo. En el dis­cur­so de los ado­les­cen­tes están pre­sen­tes sus per­cep­cio­nes de la influen­cia y de la preo­cu­pa­ción del padre en su pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal.

Pala­bras cla­ve: víncu­lo paterno, elec­ción pro­fe­sio­nal, ado­les­cen­te.

 

Víncu­lo paterno e escolha pro­fis­sio­nal do ado­les­cen­te

Resu­mo

A pre­sen­te pes­qui­sa teve como obje­ti­vo com­preen­der como o pai per­ce­be e acom­panha o pro­ces­so da escolha pro­fis­sio­nal do filho ado­les­cen­te e como o filho per­ce­be esta par­ti­ci­pação pater­na nes­ta eta­pa da sua vida. Foi ado­ta­da a abor­da­gem qua­li­ta­ti­va e entre­vis­ta­dos qua­tro pais (sepa­ra­dos e não reca­sa­dos) e cin­co ado­les­cen­tes (moran­do ape­nas com o pai). Os resul­ta­dos apon­tam pais atuan­tes e pre­sen­tes na edu­cação dos filhos, com desejo de que o filho seja her­dei­ro da sua carrei­ra pro­fis­sio­nal, mas, ao mes­mo tem­po, res­pei­tan­do à escolha do filho por outra pro­fis­são. Na fala dos ado­les­cen­tes estão pre­sen­tes as suas per­ce­pções da influên­cia e da preo­cu­pação do pai com o momen­to da escolha pro­fis­sio­nal deles.

Pala­vras cha­ve: víncu­lo paterno, escolha pro­fis­sio­nal, ado­les­cen­te.

 

Pater­nal link and the teen agers’ choo­se pro­fes­sio­nal

Abs­tract

This research had as aim to unders­tand fathers per­cei­ve and go along with the pro­fes­sio­nal choi­ce pro­cess of ado­les­cent sons and how the­se sons see pater­nal par­ti­ci­pa­tion at this moment of their lives. A qua­li­ta­ti­ve approach was used and an inter­view was carried out with four fathers (who were sepa­ra­ted and not rema­rried) and five ado­les­cents (who lived only with their fathers). Results show fathers that are acti­ve and par­ti­ci­pa­ti­ve in their son’s edu­ca­tion, whishing for them to inhe­rit their own pro­fes­sio­nal career, but, at the same time, res­pec­ting their son’s choi­ce for other pro­fes­sions. The ado­les­cents’ spee­ches show their per­cep­tions of pater­nal influen­ce and pre­oc­cu­pa­tion regar­ding their moment of choo­sing a career.

Key­words: pater­nal lin­ka­ge, pro­fes­sio­nal choi­ce, ado­les­cent.

Introducción

Las trans­for­ma­cio­nes ocu­rri­das en las fami­lias de los siglos XX y XXI y sus impli­ca­cio­nes, son temas cada vez más dis­cu­ti­dos en la psi­co­lo­gía y socio­lo­gía de la actua­li­dad. Tales trans­for­ma­cio­nes están sien­do mar­ca­das por la glo­ba­li­za­ción, infor­ma­ción, con­flic­tos reli­gio­sos e ideo­ló­gi­cos. Las con­fi­gu­ra­cio­nes fami­lia­res se vie­nen dan­do con mayor pre­ci­sión a par­tir de los años 70 y se pre­sen­tan muta­bles y diná­mi­cas. La anti­gua esta­bi­li­dad de la fami­lia nuclear pare­ce ame­na­za­da por los matri­mo­nios mono­gá­mi­cos des­he­chos por la refor­mu­la­ción de los pape­les feme­ni­nos y mas­cu­li­nos, por los matri­mo­nios y adop­cio­nes de pare­jas homo­afec­ti­vas, por las dife­ren­cias jerár­qui­cas en la rela­ción entre padres e hijos, por la mani­pu­la­ción gené­ti­ca de la pro­le: con­cep­ción asis­ti­da in vitro, pro­duc­ción inde­pen­dien­te entre otros (Gomes, 2003).

Fue a par­tir de la déca­da de los 60 (del siglo XX) que el papel tra­di­cio­nal de la mujer pasó por gran­des trans­for­ma­cio­nes y, con­se­cuen­te­men­te, tam­bién el del hom­bre. La muje­res se han con­ver­ti­do en ver­da­de­ras suje­tas jurí­di­cas y no se ven más en la depen­den­cia del padre o de un espo­so. El lugar del pro­vee­dor, que era exclu­si­va­men­te mas­cu­lino, pasó a ser dis­tri­bui­do entre los hom­bres y las muje­res. En la déca­da de los 70, comen­za­ron los estu­dios sobre la mas­cu­li­ni­dad y la pater­ni­dad, aun­que sólo en la siguien­te déca­da es que apa­re­cie­ron, con mayor énfa­sis, estu­dios sobre la cons­truc­ción social de la mas­cu­li­ni­dad y refle­xio­nes en torno de la cues­tión de géne­ro y de los roles pater­nos.

En con­so­nan­cia, el Códi­go Civil Bra­si­le­ño fue trans­for­ma­do a tra­vés de la Ley No. 11698, san­cio­na­da en el día 13 de junio del 2008, resal­tan­do la pro­tec­ción a la dig­ni­dad de la per­so­na en la que se amplió el con­cep­to de fami­lia, equi­pa­ró padre y madre y deter­mi­nó la igual­dad filial. El cam­bio de la ter­mi­no­lo­gía -poder patrio por poder fami­liar- es de por sí impor­tan­te, pues sig­ni­fi­ca un gran pro­gre­so en las dife­ren­cias de géne­ro en cuan­to a dere­chos y debe­res de los cón­yu­ges con rela­ción a la socie­dad con­yu­gal y de los padres en rela­ción con los hijos (Polity, 2004). Con la cus­to­dia com­par­ti­da, el padre y la madre pasan a divi­dir sus dere­chos y debe­res rela­ti­vos a los hijos y las deci­sio­nes sobre el cui­da­do del niño o del ado­les­cen­te. Otras leyes tam­bién sur­gie­ron seña­lan­do avan­ces en las cues­tio­nes sobre pater­ni­dad, como: licen­cia pater­ni­dad, pen­sión ali­men­ti­cia, visi­tas, adop­ción y, la más recien­te, la inves­ti­ga­ción de la pater­ni­dad esta­ble­cien­do la pre­sun­ción de la pater­ni­dad.

A par­tir de estos cam­bios, los estu­dios sobre pater­ni­dad inves­ti­gan la par­ti­ci­pa­ción más efec­ti­va del hom­bre en el con­tex­to fami­liar, como el cui­da­do de los hijos y su pre­sen­cia en la toma de deci­sio­nes y edu­ca­ción de los mis­mos; este hom­bre pasó a ser carac­te­ri­za­do como el nue­vo padre (Tar­nows­ki, Pros­pe­ro y Elsen, 2005); como ejem­plo tene­mos a las inves­ti­ga­cio­nes cita­das por Sut­ter y Bucher-Malusch­ke (2008) quie­nes mues­tran cuán­to de ese com­por­ta­mien­to, de esa nue­va figu­ra pater­na, vie­ne sien­do estu­dia­da en las últi­mas déca­das.

Los estu­dios se refie­ren al hecho de que la figu­ra pater­na está bus­can­do cada vez más el con­tac­to cor­po­ral ínti­mo con su hijo y que el sím­bo­lo de una pater­ni­dad con­tem­po­rá­nea seña­la una gran nove­dad: la de que los hom­bres son capa­ces de inte­re­sar­se por el recién naci­do. Sobre su ejer­ci­cio en los días actua­les, reve­lan que el padre es aquel que ade­más de expre­sar la nece­si­dad y el deseo de par­ti­ci­par en la crian­za de los hijos, prio­ri­za su rol con rela­ción a otras áreas de su vida; con res­pec­to a la pro­xi­mi­dad afec­ti­va de los hom­bres para con los hijos, repre­sen­ta un signo de trans­for­ma­ción socio­cul­tu­ral; y que la “pater­ni­dad” sería el sím­bo­lo de las modi­fi­ca­cio­nes que corres­pon­den a las fami­lias, fun­cio­nes paren­ta­les, matri­mo­nio, esta­tus jurí­di­co y social de los padres, pues están pre­sen­tes, cada vez más, en las inse­mi­na­cio­nes arti­fi­cia­les, en las dona­cio­nes de esper­mas y en las fami­lias mul­ti­pa­ren­ta­les.

Cada vez más, los medios de comu­ni­ca­ción, como los pro­gra­mas de tele­vi­sión, perió­di­cos, pelí­cu­las y el pro­pio inter­net, mues­tran con rapi­dez las trans­for­ma­cio­nes del nue­vo padre que no quie­re solo vivir esta expe­rien­cia. Él quie­re hablar sobre sus hábi­tos, quie­re inter­cam­biar opi­nio­nes, exhi­bir con orgu­llo a sus hijos y no hay espa­cio más pro­pi­cio para eso que la red, don­de todos los asun­tos de la actua­li­dad son deba­ti­dos, exis­ten cen­te­nas de comu­ni­da­des vir­tua­les dedi­ca­das a los hom­bres y sus asun­tos. En Orkut, la red de rela­cio­nes más popu­lar de Bra­sil, las pala­bras padre y pater­ni­dad traen por lo menos 210 resul­ta­dos (Fon­se­ca y Mon­tei­ro, 2009).

Esta­mos en el ini­cio del siglo XXI y sabe­mos que estu­dios sobre la figu­ra del padre y el víncu­lo con su hijo aún ten­drá gran­des trans­for­ma­cio­nes y desa­fíos pro­ve­nien­tes de los fac­to­res socio­cul­tu­ra­les. La cer­te­za que tene­mos es que el nue­vo padre, dis­tin­to de las déca­das ante­rio­res, se está pre­pa­ran­do para luchar por sus dere­chos y asu­mir cada vez más sus debe­res socio­afec­ti­vos, no solo ser pro­vee­dor y bio­ló­gi­co, sino esta­ble­cien­do una rela­ción de con­vi­ven­cia, amor y cari­ño con sus hijos. De qué for­ma, enton­ces, pue­den influen­ciar en las elec­cio­nes pro­fe­sio­na­les y en los pro­yec­tos de vida futu­ros de sus hijos ado­les­cen­tes.

La elec­ción pro­fe­sio­nal repre­sen­ta una gran deci­sión gene­ra­do­ra de con­flic­tos emo­cio­na­les en la vida del joven, por­que sig­ni­fi­ca una de las deci­sio­nes más impor­tan­tes de su vida. Ella tras­cien­de a la pro­pia per­so­na, pues reper­cu­te y sufre varias influen­cias, inclu­si­ve de la fami­lia y de la socie­dad. Sobre ese tema son pocos los estu­dios que se han rea­li­za­do. Inves­ti­ga­cio­nes sobre la influen­cia mater­na son fre­cuen­tes (Oli­vei­ra, 2000), como tam­bién son fre­cuen­tes estu­dios sobre la influen­cia de la fami­lia sobre la elec­ción pro­fe­sio­nal de los hijos ado­les­cen­tes. Ejem­plos de ello son los estu­dios de San­tos (2005); Almei­da y Pin­to (2008), entre otros.

La cons­truc­ción de la iden­ti­dad ocu­pa­cio­nal está direc­ta­men­te rela­cio­na­da a la iden­ti­dad per­so­nal, pues ambas inclu­yen todas las iden­ti­fi­ca­cio­nes hechas por el indi­vi­duo a lo lar­go de la vida. Sien­do así, se for­ma a tra­vés de la auto­per­cep­ción que el indi­vi­duo tie­ne de los pape­les pro­fe­sio­na­les con los cua­les ha esta­do en con­tac­to a lo lar­go de su exis­ten­cia, prin­ci­pal­men­te en lo que se refie­re a las figu­ras sig­ni­fi­ca­ti­vas como los padres, fami­lia­res y pro­fe­so­res. La elec­ción es, por lo tan­to, par­te de la defi­ni­ción de esta iden­ti­dad ocu­pa­cio­nal (Lis­boa, 1997).

Para Soa­res-Luc­chia­ri (1997) las elec­cio­nes vivi­das se dan a par­tir de mode­los fami­lia­res, que ter­mi­nan influ­yen­do en el jui­cio de valo­res del suje­to acer­ca de las pro­fe­sio­nes. O sea, hay una des­cen­den­cia fami­liar don­de el pasa­do vivi­do por la fami­lia es la par­te fun­da­men­tal en la cons­truc­ción de las repre­sen­ta­cio­nes que el joven hace de sí mis­mo y de sus apti­tu­des para tener éxi­to en una pro­fe­sión. Aho­ra, si coin­ci­di­mos en que la fami­lia cam­bió y amplió sus fron­te­ras, tam­bién coin­ci­di­mos en que los mode­los fami­lia­res actua­les, inclu­yen­do las con­quis­tas rela­ti­vas al padre, traen en sí, nue­vas cons­truc­cio­nes repre­sen­ta­ti­vas en el pro­ce­so de la sub­je­ti­va­ción de los hijos.

Estu­dios sobre la elec­ción pro­fe­sio­nal y la influen­cia de la fami­lia y sus com­pa­ñe­ros han apor­ta­do gran­des con­tri­bu­cio­nes para las cien­cias huma­nas y socia­les. Sin embar­go, los rea­li­za­dos espe­cí­fi­ca­men­te sobre la influen­cia pater­na y la elec­ción pro­fe­sio­nal de los hijos, aún son pocos y cami­nan con cier­ta pru­den­cia. Este fue uno de los moti­vos que des­per­ta­ron inte­rés para la pro­fun­di­za­ción en este tema, basa­dos en la deman­da tan­to de la clí­ni­ca, como de la ins­ti­tu­ción esco­lar y de la pro­pia socie­dad, de que los padres y jóve­nes de hoy pre­sen­tan dis­cur­sos y com­por­ta­mien­tos carac­te­rís­ti­cos de los nue­vos mode­los fami­lia­res.

Objetivo

Com­pren­der cómo el padre per­ci­be y cola­bo­ra en el pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal del hijo ado­les­cen­te y cómo el hijo per­ci­be la par­ti­ci­pa­ción pater­na en esa eta­pa de la vida.

Método

Par­ti­ci­pan­tes

Par­ti­ci­pa­ron cua­tro padres sepa­ra­dos, sin haber­se casa­do nue­va­men­te, con la cus­to­dia de sus hijos o hijas en pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal, así como cin­co ado­les­cen­tes, de ambos sexos, que cur­sa­ban el nivel medio supe­rior o ini­cian­do un cur­so de pre­gra­do y que esta­ban vivien­do con el padre. Cabe resal­tar que esos ado­les­cen­tes no eran nece­sa­ria­men­te hijos de los padres entre­vis­ta­dos. Todos los par­ti­ci­pan­tes per­te­ne­cían al mis­mo nivel socio­eco­nó­mi­co, con padres con ingre­sos men­sua­les arri­ba de cin­co sala­rios míni­mos y ado­les­cen­tes ins­cri­tos en una escue­la par­ti­cu­lar de la zona sur de Reci­fe.

Ins­tru­men­to

El ins­tru­men­to uti­li­za­do fue la entre­vis­ta semi­es­truc­tu­ra­da con­du­ci­da de for­ma semi­di­ri­gi­da de las cua­les se apli­ca­ron dos: una con pre­gun­tas pro­pias para el padre, con énfa­sis en el pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal de los hijos, y otra para el ado­les­cen­te, enfo­can­do la par­ti­ci­pa­ción en su pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal.

Aspec­tos éti­cos

La inves­ti­ga­ción fue apro­ba­da por el Comi­té de Éti­ca en Inves­ti­ga­ción de la Uni­ver­si­dad Cató­li­ca de Per­nam­bu­co, ofi­cio 073/2008. Des­pués de la invi­ta­ción para par­ti­ci­par del estu­dio, padres y ado­les­cen­tes fir­ma­ron el For­ma­to de Con­sen­ti­mien­to Infor­ma­do. Para ase­gu­rar la con­fi­den­cia­li­dad y el ano­ni­ma­to de las per­so­nas inves­ti­ga­das, todos los nom­bres cita­dos en este tra­ba­jo fue­ron cam­bia­dos.

Pro­ce­di­mien­to para la reco­gi­da de la infor­ma­ción

Para reca­bar la infor­ma­ción se soli­ci­tó la cola­bo­ra­ción de la coor­di­na­do­ra y psi­có­lo­ga de una escue­la par­ti­cu­lar de la ciu­dad de Reci­fe con la inten­ción de selec­cio­nar a los ado­les­cen­tes y a los padres que desea­ran par­ti­ci­par en la inves­ti­ga­ción. Cuan­do el ado­les­cen­te acep­ta­ba par­ti­ci­par en la inves­ti­ga­ción se le envia­ba una car­ta a los padres soli­ci­tan­do su auto­ri­za­ción y cola­bo­ra­ción. Ambos hacían suge­ren­cias sobre otros posi­bles par­ti­ci­pan­tes, cons­ti­tu­yén­do­se lo que Tura­to (2003) lla­ma mues­treo por bola de nie­ve. La entre­vis­ta fue indi­vi­dual y fue rea­li­za­da en las pro­pias ins­ta­la­cio­nes de la escue­la, en un aula des­ti­na­da para tal fin, con una dura­ción pro­me­dio de 40 minu­tos. Se auto­ri­zó el uso de MP3 para gra­bar las entre­vis­tas.

Aná­li­sis de resul­ta­dos

Para la lec­tu­ra de los resul­ta­dos se eli­gió el aná­li­sis de con­te­ni­do semán­ti­co. En este aná­li­sis se tra­ba­jó con el recor­te del tex­to en uni­da­des de regis­tro que pue­den ser una pala­bra, una fra­se, un tema, un per­so­na­je, un acon­te­ci­mien­to, vien­do la ope­ra­ción de codi­fi­ca­ción para alcan­zar el núcleo de com­pren­sión del tex­to (Mina­yo, 2004). En este caso fue esco­gi­do un tema.

Resultados y discusión

A par­tir de las entre­vis­tas, del dis­cur­so de los padres y de los ado­les­cen­tes des­ta­ca­mos cin­co temá­ti­cas que fue­ron ana­li­za­das de acuer­do con los obje­ti­vos de la inves­ti­ga­ción: sen­ti­mien­tos que ante­ce­den el momen­to de la elec­ción; víncu­lo padres-hijo, par­ti­ci­pa­ción e influen­cia del padre en la elec­ción pro­fe­sio­nal del hijo; pro­yec­to de vida y futu­ro pro­fe­sio­nal; sen­ti­mien­tos del hijo en rela­ción al padre y vice­ver­sa.

1. Sen­ti­mien­tos que ante­ce­den al momen­to de la elec­ción pro­fe­sio­nal

Ele­gir una pro­fe­sión es una tarea com­ple­ja y difí­cil, duran­te la cual el ado­les­cen­te no siem­pre está pre­pa­ra­do. Al mis­mo tiem­po en que es una tarea dolo­ro­sa per­mea­da por sen­ti­mien­tos de frus­tra­ción, mie­dos y angus­tias, es tam­bién un momen­to de apren­di­za­jes, expe­rien­cias y rea­li­za­cio­nes nece­sa­rias para el desa­rro­llo de la madu­rez de la per­so­na.

En los dis­cur­sos de los ado­les­cen­tes se pre­sen­ta­ron carac­te­rís­ti­cas de iden­ti­da­des ocu­pa­cio­na­les aún en cons­truc­ción, per­mea­dos por los fuer­tes sen­ti­mien­tos pre­sen­tes en esta fase de la vida, difi­cul­tan­do de esta for­ma, a la elec­ción pro­fe­sio­nal, como rela­ta la ado­les­cen­te Mada­le­na (18 años).

“[…] ¡Pavor! ¡Mie­do! De no pasar y que mi padre se que­de hablan­do […] En lo que las per­so­nas de la fami­lia van a decir.”

Esta ado­les­cen­te viven­ció un sen­ti­mien­to car­ga­do de angus­tia y mie­do fren­te a la posi­ción del padre y de la fami­lia en el caso de que no pase el examen de selec­ción.

Mar­ta, una ado­les­cen­te de 15 años, se sien­te pre­sio­na­da por la escue­la y sus pro­fe­so­res para tomar una deci­sión acer­ca del cur­so que pre­ten­de seguir. Dice:

“Me sien­to pre­sio­na­da por la escue­la, por los pro­fe­so­res […]. Los pro­fe­so­res hablan mucho sobre el examen de admi­sión, men­cio­nan que va a ser muy difí­cil.”

De una mane­ra gene­ral, los sen­ti­mien­tos de los ado­les­cen­tes entre­vis­ta­dos, no son dis­tin­tos de los sen­ti­mien­tos de ado­les­cen­tes que con­vi­ven con ambos padres.

Al escu­char a los padres per­ci­bi­mos que el padre tam­bién reve­la expec­ta­ti­vas con rela­ción al futu­ro de las elec­cio­nes pro­fe­sio­na­les de sus hijos e hijas. Tales expec­ta­ti­vas con res­pec­to al deseo de que la hija per­pe­túe o repi­ta su carre­ra pro­fe­sio­nal, como en el caso de Anto­nio. En el tes­ti­mo­nio de Gabriel, se nota que no influi­rá direc­ta­men­te al hijo en la elec­ción y lo orien­ta­rá en las cues­tio­nes rela­cio­na­das con la reali­dad de la pro­fe­sión, el mer­ca­do de tra­ba­jo, sala­rio y otros. Esos padres reve­lan preo­cu­pa­cio­nes con la elec­ción y el futu­ro pro­fe­sio­nal de sus hijos per­ci­bien­do sus apti­tu­des, deseos y demos­tran­do res­pe­to por sus deci­sio­nes, así como deseo de acom­pa­ñar­los y orien­tar­los en lo que sea nece­sa­rio. Vea­mos lo que los padres dije­ron:

“[…] Yo espe­ro, por mi volun­tad, que mi hija haga la opción por la carre­ra mili­tar […] ¡Siguien­do así mi ejem­plo!”

“Salí de casa aún muy joven, ten­go mi inde­pen­den­cia […] ¡Hago lo que quie­ro! Si ella pudie­ra seguir, encuen­tro una bue­na opción, aun­que no la pre­siono” (Anto­nio, 38 años).

“[…] Digo a mi hijo que él tie­ne que esco­ger aque­llo con lo que real­men­te se iden­ti­fi­ca […] La pro­fe­sión que tu vas a deci­dir mi hijo, es tuya […] ¡Yo lo voy a orien­tar! Le voy a hablar de la reali­dad de la pro­fe­sión que él va a ele­gir, de la cues­tión sala­rial, del aspec­to finan­cie­ro, pero la elec­ción la elec­ción se la voy a dejar a su volun­tad. Enton­ces yo me que­do tran­qui­lo” (Gabriel, 38 años).

2. Víncu­lo padre-hijo/a

Al ana­li­zar la rela­ción padres/hijos/as se per­ci­be, la pre­sen­cia de una rela­ción de ayu­da, cui­da­do y diá­lo­go entre las jóve­nes y sus res­pec­ti­vos padres.

“[…] Yo pien­so que no ten­dría un sen­ti­do mejor del que mi padre me haya crea­do […]. Yo lo res­pe­to mucho […] en la casa todo tie­ne que ser en los hora­rios ade­cua­dos, todo tie­ne que estar siem­pre orga­ni­za­do” (María, 14 años).

En el dis­cur­so de María hay una iden­ti­fi­ca­ción fuer­te con su padre. Ella acep­ta y coin­ci­de con la edu­ca­ción que él le ha ofre­ci­do. Por ser mili­tar, su com­por­ta­mien­to de orga­ni­za­ción y dis­ci­pli­na está pre­sen­te en el hogar, como tener una hora para comer, dor­mir y estu­diar. En la con­cep­ción de la ado­les­cen­te su padre es ejem­plar: “no ten­dría un sen­ti­do mejor el que él me haya crea­do” (sic.).

Fru­tuo­so y Loes (2009) dicen que en la fase de la ado­les­cen­cia el papel de los padres en el pro­ce­so de cons­truc­ción de la auto­es­ti­ma es fun­da­men­tal. Los auto­res aña­den que impo­ner nor­mas y lími­tes en la rela­ción entre padres e hijos es impor­tan­te para que éstos se tor­nen, en un futu­ro, adul­tos res­pon­sa­bles, éti­cos y hones­tos. Vea­mos lo que dice Ana:

“[…] Mi padre siem­pre bus­ca lo mejor para mi […] él me ayu­da mucho a enfren­tar la reali­dad […] cuan­do estoy con pro­ble­mas, él pla­ti­ca con­mi­go […] él es el equi­li­brio aun­que lo que pre­va­le­ce es su auto­ri­ta­ris­mo” (Ana, 18 años).

Con­tra­ria­men­te a lo que carac­te­ri­za­ba a las rela­cio­nes entre padres e hijos de los años 60 y 790 del siglo XX –don­de la figu­ra pater­na era inves­ti­da de auto­ri­ta­ris­mo, rela­ción de poder, cas­tra­ción, mie­do y dis­tan­cia­mien­to– hoy, a tra­vés de los dis­cur­sos, tan­to de los padres como de los hijos por noso­tros entre­vis­ta­dos, se per­ci­ben rela­cio­nes de com­pli­ci­dad, amis­tad, diá­lo­go, con­ver­sa­ción y com­pa­ñe­ris­mo. El padre actual está invo­lu­cra­do con las tareas domés­ti­cas y esco­la­res, ade­más de estar preo­cu­pa­do por el bien­es­tar del ado­les­cen­te. El rela­to de Gabriel corro­bo­ra nues­tra afir­ma­ción

“[…] Mi rela­ción con mi hijo es de mucho diá­lo­go, de con­ver­sa­cio­nes […] Él tie­ne una iden­ti­fi­ca­ción muy gran­de con­mi­go […] él sabe todo de mi vida, en la cues­tión pro­fe­sio­nal es per­so­nal, noso­tros no tene­mos secre­tos uno con el otro. En la casa yo pido orga­ni­za­ción y en la escue­la yo los acom­pa­ño siem­pre. Voy a bus­car­lo en la escue­la y siem­pre regre­sa­mos pla­ti­can­do, este es un momen­to de refle­xión” (Gabriel, de 38 años).

Poul­ter (2008), espe­cí­fi­ca­men­te sobre la rela­ción con la figu­ra pater­na, afir­ma que el padre tie­ne el poder de crear expec­ta­ti­vas sobre nues­tras rela­cio­nes sub­se­cuen­tes, es decir, la mane­ra como nos ape­ga­mos a nues­tro padre, afec­ta nues­tras rela­cio­nes con las figu­ras actua­les, como por ejem­plo, nues­tros pro­fe­so­res, jefes, com­pa­ñe­ros o cual­quier otra figu­ra de auto­ri­dad. Dicho de otra mane­ra, “el modo como el padre ejer­ce la pater­ni­dad cons­ti­tu­ye la base que el fac­tor padre esta­ble­ce en la vida pro­fe­sio­nal del hijo” (p. 18).

3. Par­ti­ci­pa­ción e influen­cia del padre en la elec­ción pro­fe­sio­nal

En los tes­ti­mo­nios siguien­tes se per­ci­be cla­ra­men­te la influen­cia del víncu­lo paterno en la elec­ción pro­fe­sio­nal de las ado­les­cen­tes:

“A mí me gus­ta lo que mi padre hace […] tie­ne algu­na influen­cia sí […] ¡A mí me gus­ta! Él está siem­pre via­jan­do, tie­ne una vida finan­cie­ra esta­ble […] que yo qui­sie­ra has­ta para mí” (María, 14 años).

“Bas­tan­te por­que siem­pre tuve admi­ra­ción por Dere­cho (pro­fe­sión del padre) a pesar de que nun­ca he pen­sa­do en esa área […] pero yo siem­pre admi­ré mucho […]. Encon­tra­ba boni­to cuan­do él esta­ba escri­bien­do […] influen­ció mucho esa par­te de mi padre” (Ana, 18 años).

Un estu­dio rea­li­za­do por Bour­dieu (1997) sobre la influen­cia pater­na en la trans­mi­sión de la heren­cia, dice que la ten­den­cia por par­te del padre en cual­quier socie­dad es per­pe­tuar su posi­ción social. Des­ta­ca que “el padre ocu­pa el lugar y es el ins­tru­men­to de un pro­yec­to que es trans­mi­ti­do por for­mas de ser y por accio­nes orien­ta­do­ras para la per­pe­tua­ción del lina­je” (p. 7–8).

A tra­vés de los dis­cur­sos de los padres tam­bién fue per­ci­bi­da la fuer­te influen­cia de la vida de ellos sobre los hijos, como es el caso de Anto­nio y Gabriel. Vea­mos lo que ellos dicen:

“Pien­so que es muy fuer­te mi influen­cia, por el con­tac­to que ella tie­ne con­mi­go […]. Yo la lle­ve de vez en cuan­do a via­jar con­mi­go […]. Ella ve la acti­vi­dad pro­fe­sio­nal del padre de ella […]. La actua­ción, como: estar sen­ta­da en la cabi­na del avión, ver las eta­pas, des­can­so, des­pe­gar […]. ¡Enton­ces es muy fuer­te!” (Anto­nio, 38 años).

En el caso de Anto­nio, se per­ci­be con cla­ri­dad la influen­cia sobre la elec­ción pro­fe­sio­nal de su hija y el deseo de que ella entre a la Aca­de­mia de la Fuer­za Aérea. En este caso, la inves­ti­ga­ción rea­li­za­da por Moli­na (2006) con hijos de mili­ta­res y la influen­cia pater­na sobre ellos, reve­la que son varios los fac­to­res que inter­vie­nen para la deci­sión de los hijos, como vivir en la vida mili­tar, con­vi­vien­do inten­sa­men­te con la cul­tu­ra y los valo­res de la ins­ti­tu­ción; padres inser­tos en los pro­yec­tos per­so­na­les y pro­fe­sio­na­les de los hijos y, como últi­mo fac­tor, la admi­ra­ción por las acti­vi­da­des que el padre desa­rro­lla. Estas carac­te­rís­ti­cas están pre­sen­tes en su diná­mi­ca fami­liar.

“¡En la elec­ción, de un modo gene­ral, es muy gran­de en la vida de él, es total! Mira […] yo ten­go mucha cau­te­la de lo que hablo para él y lo que hago como ejem­plo […]. Yo sé que si yo habla­ra algu­na cosa ésta pue­de influir en la deci­sión de él […]. El quie­re ser fut­bo­lis­ta y ahí yo ya pla­ti­qué mucho con él dán­do­le ejem­plos sobre algu­nos juga­do­res que tuvie­ron éxi­to en el fut­bol, pero no dejan de estu­diar. Por­que el fut­bol es una cosa pasa­je­ra, si no tie­ne éxi­to, él tie­ne los estu­dios para seguir la vida” (Gabriel, 38 años).

En el caso de Gabriel se des­ta­ca el cui­da­do al hablar o decir algo al hijo con cier­to rece­lo de influir­lo, pues el padre per­ci­be la fuer­te influen­cia que tie­ne sobre él, al mis­mo tiem­po, el cui­da­do de acla­rar las ven­ta­jas y des­ven­ta­jas de las pro­fe­sio­nes y el incen­ti­vo hacia los estu­dios.

Algu­nos fac­to­res fue­ron obser­va­dos en las decla­ra­cio­nes de los padres que pue­den influir en la deci­sión y elec­ción de sus hijos, como com­par­tir las acti­vi­da­des de la pro­fe­sión con el hijo o hija; orien­tar sobre el per­fil de la pro­fe­sión; la expe­rien­cia de vida y pro­fe­sio­nal del padre, la reali­dad y ven­ta­jas y des­ven­ta­jas de la pro­fe­sión ejer­ci­da.

En con­so­nan­cia con el pen­sa­mien­to de Poul­ter (2008), con­si­de­ra­mos que los padres, por noso­tros entre­vis­ta­dos, influ­yen de mane­ras dis­tin­tas en la elec­ción pro­fe­sio­nal de sus hijos, la cual guía, cons­cien­te o incons­cien­te­men­te, la elec­ción y el desa­rro­llo de rela­cio­nes pro­fe­sio­na­les sig­ni­fi­ca­ti­vas.

4. Pro­yec­to de vida y futu­ro pro­fe­sio­nal

Al hablar sobre el pro­yec­to de vida y futu­ro pro­fe­sio­nal, los ado­les­cen­tes rela­ta­ron lo siguien­te:

“Yo espe­ro que me vaya bien, ganar dine­ro, tener mi casa, mi carro” (Mada­le­na, 18 años).

“Yo espe­ro que me vaya bien en esa carre­ra de Dere­cho […] espe­ro ganar algún con­cur­so, tener un sala­rio fijo, podre via­jar y cono­cer Euro­pa” (Ana, 18 años).

“Salir de Bra­sil […] quie­ro vivir en los Esta­dos Uni­dos de Nor­te Amé­ri­ca o en Cana­dá […] En Rela­cio­nes Inter­na­cio­na­les tene­mos un cam­po abier­to para poder cam­biar­nos” (João 17 años).

El deseo por el futu­ro pro­fe­sio­nal y el pro­yec­to de vida tra­za­do por los jóve­nes de esta inves­ti­ga­ción demues­tra que sus anhe­los están más orien­ta­dos hacia las cues­tio­nes mate­ria­les, pla­cer y con­su­mo. Es decir, ganar dine­ro, tener casa, carro, via­jar y vivir fue­ra de su país. El pro­yec­to de vida de João difie­re un poco del que pro­yec­tan las ado­les­cen­tes Ana y Mada­le­na; en el rela­to de ellas no hay un deseo por la bús­que­da de satis­fac­ción y rea­li­za­ción per­so­nal y pro­fe­sio­nal diso­cia­da de la adqui­si­ción de bie­nes mate­ria­les.

Al teo­ri­zar sobre ese tema, Salles (2005) men­cio­na que el pro­yec­to de vida del joven de hoy está uni­do a sus con­fi­gu­ra­cio­nes iden­ti­ta­rias, cons­trui­das en una cul­tu­ra carac­te­ri­za­da por la exis­ten­cia de una indus­tria de la infor­ma­ción, de bie­nes cul­tu­ra­les, de pla­cer y de con­su­mo don­de el énfa­sis está en el pre­sen­te, en la velo­ci­dad, en lo coti­diano, en el aquí y aho­ra y en la bús­que­da de pla­cer inme­dia­to.

Con rela­ción al dis­cur­so de los padres, ade­más de obser­var tam­bién esas cues­tio­nes mate­ria­les, per­ci­bi­mos la preo­cu­pa­ción por la feli­ci­dad, el éxi­to e inver­sión en la carre­ra pro­fe­sio­nal, como fue el caso de José y Matheus:

“Espe­ro que ella sea en ese orden –feliz y exi­to­sa- Ella pue­de unir rea­li­za­ción pro­fe­sio­nal y ganar dine­ro, eso no hace mal a nadie […] si ella con­si­gue eso ahí, yo estoy satis­fe­cho” (José, 48 años).

“Espe­ro que él sea feliz. La difi­cul­tad hoy no es sola­men­te for­mar­se o no, es des­pués cuan­do las per­so­nas se for­man […] Hoy tene­mos que tener un dife­ren­cial […] hablar varios idio­mas, tener maes­tría […], es lo que yo le digo a él todos los días” (Matheus, 59 años).

En el dis­cur­so de los padres hay un deseo por los aspec­tos mate­ria­les –como el inte­rés finan­cie­ro- así como por aspec­tos vin­cu­la­dos a la rea­li­za­ción pro­fe­sio­nal y per­so­nal­men­te, ser feliz.

Para Leven­fus y Nunes (2010), la ela­bo­ra­ción del pro­yec­to pro­fe­sio­nal va a estar some­ti­da a la influen­cia ejer­ci­da por la fami­lia en la reela­bo­ra­ción del ideal del ego en la ado­les­cen­cia. Los padres aquí estu­dia­dos dejan espa­cio sufi­cien­te para que los hijos desa­rro­llen auto­no­mía en sus elec­cio­nes, aun­que al mis­mo tiem­po están aten­tos y pro­yec­tan expec­ta­ti­vas con rela­ción al futu­ro de los hijos. Ese com­por­ta­mien­to, cola­bo­ra para que el joven no se sien­ta solo, aban­do­na­do en el momen­to de hacer sus elec­cio­nes.

5. Sen­ti­mien­to del hijo en rela­ción al padre y vice­ver­sa

Con res­pec­to a la rela­ción entre padres e hijos o hijas, los ado­les­cen­tes tie­nen cons­cien­cia de cuán­to son figu­ras pre­sen­tes en sus vidas. La rela­ción entre ellos es esta­ble­ci­da con diá­lo­go y equi­li­brio, sin per­der la figu­ra de auto­ri­dad que (los padres) repre­sen­tan. Ejem­plos en los rela­tos siguien­tes:

“Fue una suer­te muy gran­de que yo tuve, para mí no hay mejor padre […] él me ense­ña mucho, pla­ti­ca mucho con­mi­go […] yo me sien­to muy orgu­llo­so de él. Él me influ­yó bas­tan­te, no sólo en Dere­cho, sino tam­bién en la vida coti­dia­na” (Ana, 18 años).

De las ado­les­cen­tes escu­cha­das, Ana es la que más se iden­ti­fi­ca con su padre. Su dis­cur­so reve­la una rela­ción bue­na y tran­qui­la con el padre.

“Yo inten­to ser com­pren­si­va en algu­nas cosas […] yo soy abu­rri­da […] a veces peleo […] por­que tie­ne que ser como yo quie­ro […] si fue­ra como él quie­re, se gene­ra una con­fu­sión […] yo me que­do abru­ma­da, pero des­pués se me pasa […] por­que uno tie­ne que apren­der a obe­de­cer a su padre” (Mada­le­na, 18 años).

Mada­le­na pre­sen­ta una dosis de rebel­día típi­ca de su fase eta­ria; a pesar de ello, al reco­no­cer que debe obe­de­cer al padre, reve­la su res­pe­to a la figu­ra de auto­ri­dad ejer­ci­da por él.

En el dis­cur­so de ambas se per­ci­be la pre­sen­cia del padre trans­mi­tien­do valo­res y con­sen­ti­mien­tos de cui­da­do, res­pe­to, dia­lo­go, dis­ci­pli­na, limi­tes, entre otros.

Al hablar de sus sen­ti­mien­tos y de la con­vi­ven­cia con sus hijos, los padres dicen lo siguien­te:

“¡Es muy difí­cil! Para un padre ejer­cer la tarea de padre y de madre […] ¡Es una tarea de Hér­cu­les! Yo no sé decir si yo logré mi obje­ti­vo, pero por lo que ella demues­tra y por lo que las per­so­nas dicen […] Gra­cias a Dios ella es una mucha­cha edu­ca­da. Tie­ne momen­tos de rebel­día, como todo ado­les­cen­te, pero pien­so que ella está en el camino” (José, 48 años).

“[…] No es fácil no, pero es muy pla­cen­te­ro, por la rela­ción que ten­go con mi hijo. Pue­do has­ta decir que mi vida no sería como es si no tuvie­ra esa rela­ción que ten­go con él […]. Tener hijos es fácil, pero edu­car­lo hoy en día es difí­cil […]. Prin­ci­pal­men­te hoy, que tene­mos una gene­ra­ción muy difí­cil […] Como acos­tum­bro decir: de inme­dia­tis­mo […], que apre­ta­mos un botón y tener una res­pues­ta inme­dia­ta. Enton­ces no es fácil, pero sí pla­cen­te­ro y gra­ti­fi­can­te, es recom­pen­sa­do­ra cuan­to tú tie­nes el resul­ta­do de aque­llo en lo que inver­tis­te como edu­ca­dor en el sen­ti­do de ser padre […]” (Gabriel, 38 años).

Los padres hablan de la gran res­pon­sa­bi­li­dad que es ser padre y madre al mis­mo tiem­po. Hay una preo­cu­pa­ción y, al mis­mo tiem­po, orgu­llo en el desem­pe­ño de la pater­ni­dad. Los víncu­los de pro­xi­mi­dad, res­pe­to y amis­tad están pre­sen­tes, prin­ci­pal­men­te en la rela­ción entre los padres y las hijas, pro­pi­cian­do una rela­ción de con­vi­ven­cia salu­da­ble y tran­qui­la.

Consideraciones finales

Reto­man­do los obje­ti­vos del estu­dio aquí pre­sen­ta­do –com­pren­der cómo el padre per­ci­be y acom­pa­ña el pro­ce­so de elec­ción pro­fe­sio­nal del hijo ado­les­cen­te y cómo el hijo per­ci­be la par­ti­ci­pa­ción pater­na en esa eta­pa de la vida– pode­mos decir, sin pre­ten­der gene­ra­li­zar, que el padre per­nam­bu­cano, está más par­ti­ci­pa­ti­vo en la crian­za y man­te­ni­mien­to del diá­lo­go con sus hijos e hijas que en épo­cas pasa­das. Con­tri­bu­ye para esto, las nue­vas res­pon­sa­bi­li­da­des sur­gi­das a par­tir de las leyes cons­ti­tu­cio­na­les, al con­ce­der a los hom­bres dere­chos de cus­to­dia total o com­par­ti­da de los hijos e hijas, mayor tiem­po de licen­cia para ejer­cer la pater­ni­dad, entre otros.

En lo que se refie­re a los víncu­los y rela­cio­nes esta­ble­ci­das con los hijos e hijas ado­les­cen­tes en vías de ele­gir una carre­ra pro­fe­sio­nal, en el dis­cur­so de los padres per­ci­bi­mos inquie­tud con la elec­ción y su futu­ro pro­fe­sio­nal, lle­ván­do­lo al diá­lo­go en el inten­to de acla­rar infor­ma­ción de las pro­fe­sio­nes y de la orien­ta­ción sobre el sos­te­ni­mien­to de los estu­dios. En el deseo de esos padres de que sus hijos bus­quen satis­fac­ción y rea­li­za­ción per­so­nal y pro­fe­sio­nal, así como el aná­li­sis de los sen­ti­mien­tos y pro­yec­tos de vida de padres e hijos, se corro­bo­ra un per­fil de padre que está pre­sen­te en la vida coti­dia­na de los hijos e hijas, preo­cu­pa­dos por la dis­ci­pli­na, lími­tes edu­ca­ti­vos y esta­ble­ci­mien­to del diá­lo­go.

Ade­más de eso, mues­tran preo­cu­pa­ción en lo que dicen res­pec­to a la feli­ci­dad, éxi­to y manu­ten­ción de su carre­ra pro­fe­sio­nal, mos­tran­do una des­ta­ca­da dis­po­si­ción y dedi­ca­ción de los padres hacia la pro­fe­sión por ellos ele­gi­da. Des­de nues­tra com­pren­sión ese hecho inclu­ye para des­per­tar en los hijos un com­por­ta­mien­to pro­fe­sio­nal posi­ti­vo y, con­se­cuen­te­men­te, una pro­yec­ción pro­fe­sio­nal de rea­li­za­cio­nes mate­ria­les y per­so­na­les.

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Notas

1 Psi­có­lo­ga Clí­ni­ca y Edu­ca­ti­va. Maes­tra en Psi­co­lo­gía Clí­ni­ca (UNICAP); pos­gra­dua­da en psi­co­pe­da­go­gía (UNICAP) y Psi­co­lo­gía Edu­ca­ti­va (FAFIRE). Correo e: crisprysthon@hotmail.com

2 Pro­fe­so­ra del Pro­gra­ma de Pos­gra­do en Psi­co­lo­gía Clí­ni­ca de la Uni­ver­si­dad Cató­li­ca de Per­nam­bu­co (UNICAP). Doc­to­ra­da en Fami­lia y salud por la Uni­ver­si­dad de Deus­to. Espa­ña. Correo e: albenise@unicap.br