Actitud ante el sexting en universitarios mexicanos Descargar este archivo (Actitud ante el sexting.pdf)

Maricela Osorio Guzmán[1] Carlos Prado Romero[2] Centeotl Ruiz Mendoza[3]

Facultad de Estudios Profesionales Iztacala

Universidad Nacional Autónoma de México

Resumen

El cre­cien­te uso de las tec­no­lo­gías de la infor­ma­ción y la comu­ni­ca­ción ha per­mi­ti­do la apa­ri­ción del sex­ting, que es un fenó­meno defi­ni­do como la pro­duc­ción y difu­sión de mate­rial audio­vi­sual con con­te­ni­dos sexua­les. El obje­ti­vo fue ana­li­zar la acti­tud sobre el sex­ting de una mues­tra de uni­ver­si­ta­rios mexi­ca­nos. Par­ti­ci­pa­ron 352 estu­dian­tes a quie­nes se les apli­có una cédu­la dise­ña­da ad hoc de datos per­so­na­les y el Inven­ta­rio Acti­tu­des hacia el Sex­ting (IAS-10), median­te un for­mu­la­rio en línea. Los resul­ta­dos seña­lan que el 94% de la mues­tra sabe qué es el sex­ting y el 73% lo ha rea­li­za­do; el 83% tie­ne una acti­tud de mode­ra­da­men­te favo­ra­ble a muy favo­ra­ble. Se iden­ti­fi­ca­ron varia­bles poten­cial­men­te ries­go­sas, como la prác­ti­ca con des­co­no­ci­dos, que reali­cen las gra­ba­cio­nes en luga­res públi­cos (escue­las y tra­ba­jo) y en esta­do alte­ra­do. Se pro­po­ne dise­ñar pro­gra­mas que orien­ten a quien deci­da rea­li­zar­lo, a una prác­ti­ca segu­ra y res­pon­sa­ble.

Pala­bras cla­ve: Acti­tud, sex­ting, uni­ver­si­ta­rios, fac­to­res de ries­go, pre­ven­ción.

Abstract

The increa­sing use of infor­ma­tion and com­mu­ni­ca­tion tech­no­lo­gies has allo­wed the emer­gen­ce of sex­ting, which is a phe­no­me­non defi­ned as the pro­duc­tion and dis­se­mi­na­tion of audio­vi­sual mate­rial with sexual con­tent. The aim of this study was to analy­ze the atti­tu­des about sex­ting of a sam­ple of Mexi­can uni­ver­sity stu­dents. A total of 352 stu­dents par­ti­ci­pa­ted and were admi­nis­te­red an ad hoc per­so­nal data ques­tion­nai­re and the Sex­ting Atti­tu­des Inven­tory (IAS-10), using an onli­ne form. The results indi­ca­te that 94% of the sam­ple knows what sex­ting is and 73% have done it; 83% have a mode­ra­tely favo­ra­ble to very favo­ra­ble atti­tu­de. Poten­tially risky varia­bles were iden­ti­fied, such as prac­ti­cing with stran­gers, making recor­dings in public pla­ces (schools and work) and in an alte­red sta­te. It is pro­po­sed to design pro­grams to gui­de tho­se who deci­de to do it, to a safe and res­pon­si­ble prac­ti­ce.

Key­words: Atti­tu­de, sex­ting, uni­ver­sity stu­dents, pre­ven­tion, sexua­lity.

En la actua­li­dad, el uso de las tec­no­lo­gías como medio de comu­ni­ca­ción tie­ne un papel cada vez más impor­tan­te y abar­ca dife­ren­tes esfe­ras de la vida coti­dia­na como la fami­liar, labo­ral, esco­lar e inclu­so el área sexual (Oso­rio-Guz­mán, et al., en pren­sa).

Res­pec­to a esta últi­ma, el sex­ting ha sido defi­ni­do como la pro­duc­ción, difu­sión, recep­ción, reen­vío e inter­cam­bio de foto­gra­fías, vídeos, tex­tos y/o audios con con­te­ni­dos eró­ti­co-sexua­les, a tra­vés de dis­po­si­ti­vos tec­no­ló­gi­cos y/o medios vir­tua­les (Alon­so, et al., 2018). Este es un fenó­meno mun­dial y rela­ti­va­men­te recien­te, ya que las pri­me­ras inves­ti­ga­cio­nes sur­gie­ron hace apro­xi­ma­da­men­te una déca­da (Rodrí­guez-Cas­tro, et al., 2020).

En el con­tex­to inter­na­cio­nal, la pre­va­len­cia de sex­ting en ado­les­cen­tes y jóve­nes se sitúa entre el 14 y el 40% (Madi­gan, et al., 2018); en Méxi­co, según el Fon­do de las Nacio­nes Uni­das para la Infan­cia (UNICEF, 2020) el 63% de jóve­nes mexi­ca­nos encues­ta­dos prac­ti­có sex­ting algu­na vez; ade­más, Oje­da, et al. (2020) encon­tró que dos de cada 25 ado­les­cen­tes envían o reen­vían con­te­ni­do sexual, uno de cada cin­co lo reci­be direc­ta­men­te del crea­dor y uno de cada cua­tro ado­les­cen­tes le lle­ga a tra­vés de un inter­me­dia­rio.

La prác­ti­ca inclu­ye des­de la crea­ción, envío, recep­ción y reen­vío de la infor­ma­ción y estos com­por­ta­mien­tos se han dife­ren­cia­do res­pec­to al sexo; en tér­mi­nos gene­ra­les según Yba­rra y Mit­chell (2014) y Mar­tí­nez y Van­di­ver (2014), las muje­res envían más imá­ge­nes sexua­les que los hom­bres; en con­tras­te, Strass­berg et al. (2017) y Agui­lar-Her­nán­dez et al. (2022), repor­ta­ron que son los varo­nes quie­nes par­ti­ci­pan en mayor medi­da en el envío, la recep­ción y el reen­vío a ter­ce­ros. En cuan­to a la edad, el ini­cio de la prác­ti­ca del sex­ting, está en torno a los 11 o 12 años, y con­for­me van cre­cien­do tien­den a incre­men­tar las con­duc­tas de sex­ting (Cha­cón-López, et al., 2019; Oje­da, et al., 2020; Rodrí­guez-Cas­tro, et al., 2018).

Aho­ra bien, aun­que se rea­li­za de for­ma vir­tual, exis­ten espa­cios geo­grá­fi­cos don­de las per­so­nas pre­fie­ren hacer sex­ting; sien­do la casa el prin­ci­pal esce­na­rio repor­ta­do (Agui­lar-Her­nán­dez, et al., 2022).

A su vez, con quien más se com­par­te el mate­rial pro­du­ci­do es la pare­ja actual o como for­ma de coque­teo o cor­te­jo con un pros­pec­to (Rodrí­guez-Cas­tro et al., 2018; Que­za­da & Robles, 2022); aun­que, resul­ta intere­san­te que tam­bién se rea­li­za con des­co­no­ci­dos (Oje­da, et al., 2020; Que­za­da & Robles, 2022; UNICEF, 2020). Sobre los moti­vos por los que se rea­li­za el sex­ting, se encuen­tran la exci­ta­ción sexual, para tener inti­mi­dad con la pare­ja, pre­sión de la pare­ja, por­que está de moda, por abu­rri­mien­to, por­que se bus­ca tener una rela­ción sexual y/o por diver­sión (Agui­lar-Her­nán­dez, et al., 2022; Alon­so & Rome­ro, 2019; Cha­cón-López, et al., 2019; UNICEF, 2020).

La prác­ti­ca del sex­ting es, para auto­res como Gas­so, et al., (2020), un com­por­ta­mien­to de expre­sión sexual en las rela­cio­nes de ado­les­cen­tes y jóve­nes que con el uso ‑cada vez más acce­si­ble- de dis­po­si­ti­vos e inter­net ha incre­men­ta­do expo­nen­cial­men­te su fre­cuen­cia.

Por otra par­te, el tér­mino “acti­tud”, se refie­re a una ten­den­cia eva­lua­ti­va hacia un obje­to social­men­te rele­van­te, es decir, cómo los indi­vi­duos toman cier­ta posi­ción ante un hecho o situa­ción espe­cí­fi­ca; las acti­tu­des están media­das por la expe­rien­cia y pue­den pre­dis­po­ner a las per­so­nas a actuar en deter­mi­na­da direc­ción (Moral, 2010; Pache­co, 2002; Tre­jo & Díaz, 2013).

Así, la acep­ta­ción y las acti­tu­des hacia el sex­ting pue­den ser resul­ta­do de un pro­ce­so de socia­li­za­ción en el que los jóve­nes adop­tan nor­mas y com­por­ta­mien­tos de su entorno. Si per­ci­ben que el sex­ting es común y acep­ta­do en su gru­po de pares, es más pro­ba­ble que ellos mis­mos lo vean como algo nor­mal y ten­gan una acti­tud favo­ra­ble hacia la prác­ti­ca.

Auna­do a lo ante­rior, los medios de comu­ni­ca­ción, a tra­vés de pelí­cu­las, series de tele­vi­sión y músi­ca, pue­den influir en la acep­ta­ción y nor­ma­li­za­ción del sex­ting. Si la repre­sen­ta­ción es posi­ti­va o se mues­tra como algo común en los medios, es posi­ble que los jóve­nes adop­ten con natu­ra­li­dad esas acti­tu­des y com­por­ta­mien­tos.

Es impor­tan­te des­ta­car que, si bien pue­de haber una cier­ta asi­mi­la­ción del sex­ting entre algu­nos jóve­nes, esto no sig­ni­fi­ca que no exis­tan ries­gos aso­cia­dos; ya que, una vez envia­do el mate­rial, se pier­de el con­trol de quién ten­drá acce­so al con­te­ni­do, y esto en sí mis­mo es un fac­tor de alto ries­go, que pue­de traer reper­cu­sio­nes psi­co­so­cia­les nega­ti­vas en los impli­ca­dos (Alon­so & Rome­ro, 2019; Arias et al., 2018; Benotsch, et al., 2013; Rodrí­guez-Cas­tro, et al., 2018).

Una de las con­se­cuen­cias mayor­men­te repor­ta­das por dife­ren­tes auto­res es el ciber­bull­ying (Doran­tes, 2019), que es el aco­so que se pro­du­ce entre igua­les de for­ma repe­ti­da con la inten­ción de pro­vo­car un daño (dete­rio­ro de la auto­es­ti­ma, la dig­ni­dad, el esta­tus, etc.) con efec­tos a nivel psi­co­ló­gi­co (recha­zo social, estrés, depre­sión, ansie­dad), esto debi­do a que el con­te­ni­do ínti­mo com­par­ti­do se pue­de hacer públi­co y expo­ner la iden­ti­dad e inti­mi­dad de los impli­ca­dos.

Tam­bién, es fun­da­men­tal recor­dar que este tipo de con­te­ni­dos sexual­men­te explí­ci­tos (fotos y videos prin­ci­pal­men­te), aun­que se com­par­ten volun­ta­ria­men­te, podrían tener con­se­cuen­cias lega­les, ya que pue­den ser con­si­de­ra­dos pro­duc­ción, pose­sión o dis­tri­bu­ción de por­no­gra­fía infan­til (Guar­dia Nacio­nal, 2022; Cáma­ra de Dipu­tados del H. Con­gre­so de la Unión, 2021). Ade­más, den­tro del mar­co legal rela­cio­na­do con el sex­ting, en Méxi­co, se encuen­tra la Ley Olim­pia, que seña­la que divul­gar imá­ge­nes o videos de ter­ce­ras per­so­nas sin con­sen­ti­mien­to, es un deli­to san­cio­na­do debi­do a las reper­cu­sio­nes nega­ti­vas en la inte­gri­dad de los afec­ta­dos (Cáma­ra de Dipu­tados, 2019).

Por otra par­te, para dife­ren­tes ins­ti­tu­cio­nes y auto­res el sex­ting se plan­tea más como una acti­vi­dad de ries­go, que como una nue­va mane­ra de expre­sión y explo­ra­ción de la sexua­li­dad; aun­que cual­quie­ra que sea la posi­ción asu­mi­da, en lugar de res­trin­gir o prohi­bir estos com­por­ta­mien­tos, es pre­fe­ri­ble pre­ve­nir, infor­mar y con­cien­ti­zar a los jóve­nes sobre las impli­ca­cio­nes de esta con­duc­ta. En ese sen­ti­do, exis­ten dis­tin­tas guías de actua­ción para los jóve­nes que deci­dan prac­ti­car­lo, por ejem­plo, el “Decá­lo­go para el sex­ting segu­ro” de Pan­ta­lla­sA­mi­gas (2017) o la “Guía sobre ado­les­cen­cia y sex­ting: qué es y cómo pre­ve­nir­lo” del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Tec­no­lo­gías de la Comu­ni­ca­ción (Pérez, et al., 2011). De igual for­ma se han desa­rro­lla­do mate­ria­les diri­gi­dos a padres, tuto­res y docen­tes con el fin de orien­tar­los sobre qué es el fenó­meno y cómo actuar ante ello (Doran­tes, 2019; Minis­te­rio de Jus­ti­cia y Dere­chos Huma­nos Argen­ti­na, 2023; Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca de Hidal­go, 2018; UNICEF, 2022).

De este modo, el sex­ting se posi­cio­na cada vez más como algo coti­diano para los jóve­nes y por tan­to se espe­ra que con­ti­núen las inves­ti­ga­cio­nes sobre la pre­va­len­cia, las prác­ti­cas e inclu­so los ries­gos ya que esto per­mi­ti­rá en un pri­mer momen­to la com­pren­sión del fenó­meno y pos­te­rior­men­te el desa­rro­llo de inter­ven­cio­nes con el fin que sea una prác­ti­ca segu­ra y con­sen­sua­da, con­tri­bu­yen­do así a la pre­ven­ción de con­se­cuen­cias psi­co­so­cia­les para los impli­ca­dos. Es por ello, suma­do a que en Méxi­co hay 30.7 millo­nes de jóve­nes, los cua­les repre­sen­tan 24.6% del total de habi­tan­tes (Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­ca y Geo­gra­fía, [INEGI] 2019), que el obje­ti­vo de la pre­sen­te fue ana­li­zar la acti­tud sobre el sex­ting de una mues­tra de uni­ver­si­ta­rios mexi­ca­nos.

Método

Participantes

352 estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios mexi­ca­nos, hom­bres y muje­res, ins­cri­tos a licen­cia­tu­ras de las 4 áreas del cono­ci­mien­to, de segun­do a déci­mo semes­tre, quie­nes habi­ta­ban en 18 esta­dos de la Repú­bli­ca Mexi­ca­na (Aguas­ca­lien­tes, Chia­pas, Chihuahua, Ciu­dad de Méxi­co, Coli­ma, Esta­do de Méxi­co, Gua­na­jua­to, Jalis­co, More­los, Nue­vo León, Oaxa­ca, Pue­bla, Que­ré­ta­ro, Sina­loa, Tlax­ca­la, Vera­cruz, Yuca­tán, Zaca­te­cas); con dife­ren­tes creen­cias reli­gio­sas y orien­ta­cio­nes sexua­les.

La mues­tra fue selec­cio­na­da a par­tir de un mues­treo inten­cio­nal. El dise­ño uti­li­za­do en la inves­ti­ga­ción fue de tipo trans­ver­sal y corre­la­cio­nal (Shaugh­nessy, et al., 2007). Todos fir­ma­ron el con­sen­ti­mien­to infor­ma­do y acep­ta­ron par­ti­ci­par en la inves­ti­ga­ción.

Instrumentos
  1. Una cédu­la dise­ña­da ad hoc de datos per­so­na­les como edad, sexo, lugar de pro­ce­den­cia, entre otros.
  2. Inven­ta­rio Acti­tu­des hacia el Sex­ting (IAS-10; Oso­rio, et al., en pren­sa); com­pues­to por 10 reac­ti­vos con opcio­nes de res­pues­ta tipo Likert de 5 pun­tos (1=completamente en des­acuer­do a 5=completamente de acuer­do), eva­lúa la acti­tud posi­ti­va (7 ítems) o nega­ti­va (3 ítems;) hacia el ejer­ci­cio del sex­ting para rea­li­zar el cálcu­lo del pun­ta­je del ins­tru­men­to, es nece­sa­ria la reco­di­fi­ca­ción de los reac­ti­vos indi­ca­dos como nega­ti­vos, con un alfa de =.82; pun­ta­jes altos en la esca­la indi­can acti­tud favo­ra­ble; (0–23= Poco favo­ra­ble; 24–37= Mode­ra­da­men­te favo­ra­ble; 38–50= Muy favo­ra­ble) .

El inven­ta­rio se com­ple­men­ta con tres apar­ta­dos más, el pri­me­ro de ellos reca­ba infor­ma­ción sobre la fre­cuen­cia, con quien(es) prac­ti­can el sex­ting, des­de cuán­do y las posi­bles reper­cu­sio­nes; el segun­do inclu­ye 14 reac­ti­vos con for­ma­to de res­pues­ta dico­tó­mi­ca (si y no) sobre las per­so­nas, cir­cuns­tan­cias y esce­na­rios en que se rea­li­za el sex­ting.

Procedimiento

Para la pre­sen­te inves­ti­ga­ción se reto­ma­ron los linea­mien­tos del Códi­go Éti­co del Psi­có­lo­go de la Aso­cia­ción Mexi­ca­na de Psi­co­lo­gía y las reco­men­da­cio­nes de la Decla­ra­ción de Hel­sin­ki (Aso­cia­ción Médi­ca Mun­dial, 2017).

El levan­ta­mien­to de datos se reali­zó con la herra­mien­ta Goo­gle Forms, todos los par­ti­ci­pan­tes fir­ma­ron un con­sen­ti­mien­to infor­ma­do que incluía datos deta­lla­dos sobre los obje­ti­vos, el pro­ce­di­mien­to del estu­dio, la con­fi­den­cia­li­dad y mane­jo de datos.

Análisis de datos

Se reali­zó un aná­li­sis des­crip­ti­vo de las varia­bles atri­bu­ti­vas de la mues­tra y se obtu­vie­ron los pun­ta­jes en cada una de las áreas del ins­tru­men­to y del pun­ta­je total del mis­mo.

Resultados

Los datos indi­can que el 62% de la mues­tra fue­ron del sexo feme­nino, de eda­des com­pren­di­das entre 18 y 27 años (=20.7; DE=1.93). Los esta­dos con mayor por­cen­ta­je de pre­va­len­cia fue­ron el Esta­do de Méxi­co (57%) y la Ciu­dad de Méxi­co (26%), y el res­to de los 16 esta­dos tuvo un 17%, otros datos rele­van­tes, se pue­den con­sul­tar en la Tabla 1.

Tabla 1.

Carac­te­rís­ti­cas de los par­ti­ci­pan­tes

Cate­go­ría

Por­cen­ta­je

Área del cono­ci­mien­to de la licen­cia­tu­ra

Área 1: Cien­cias Físi­co-Mate­má­ti­cas y de las Inge­nie­rías.

12.12

Área 2: Cien­cias Bio­ló­gi­cas, Quí­mi­cas y de la Salud.

21.21

Área 3: Cien­cias Socia­les.

42.42

Área 4: Huma­ni­da­des y de las Artes

24.24

Semes­tre

Segun­do

25.3

Cuar­to

25.4

Sex­to

20.7

Octa­vo

28.6

Reli­gión

Cató­li­cos

22.47

Cris­tia­nos

7.49

Agnós­ti­cos

12.36

Ateos

57.68

Orien­ta­ción sexual

Hete­ro­se­xual

70.7

Homo­se­xual

6

Bise­xual

21.3

Pan­se­xual

1.3

Ase­xual

.7

En cuan­to al reac­ti­vo, en una esca­la del 1 al 10 ¿qué tan­to prac­ti­ca su reli­gión?, se obtu­vo una media =3.88.

Res­pec­to a los datos sobre el sex­ting, se obser­vó que el 94% afir­mó saber ¿qué es?, mien­tras que el 73% lo ha rea­li­za­do, la media de edad de ini­cio fue 12.3 años (Rango=12; min=11, máx.=23); el núme­ro de per­so­nas con quie­nes lo han rea­li­za­do va de 1 has­ta 30 (=2.76; DE=4.02). Es impor­tan­te seña­lar que el 55% repor­tó cono­cer a alguien que ha teni­do pro­ble­mas por rea­li­zar esta con­duc­ta.

Res­pec­to a las per­so­nas con quie­nes lo prac­ti­can, en la siguien­te tabla se pue­de obser­var que la mayo­ría lo hace con sus pare­jas o per­so­nas que les atraen; sin embar­go, lla­ma la aten­ción la pre­sen­cia de prác­ti­cas con des­co­no­ci­dos (Tabla 2).

Tabla 2.

Por­cen­ta­je de prác­ti­cas rela­cio­na­das al sex­ting

Cate­go­ría

Por­cen­ta­je

Per­so­nas con quie­nes lo prac­ti­can

Pare­ja

57.1

Amis­ta­des

27.8

Per­so­na que le atrae

42.6

Cono­ci­do

33.5

Des­co­no­ci­do

10.5

Cir­cuns­tan­cias

Alcoho­li­za­do

11.9

Dro­ga­do

4.8

Abu­rri­do

34.7

Esce­na­rios

Casa

64.8

Casa de un ami­go

3.7

Escue­la

8.2

Antro

3.7

Tra­ba­jo

4.8

Res­pec­to a las cir­cuns­tan­cias en que se lle­va a cabo, los par­ti­ci­pan­tes repor­ta­ron hacer­lo cuan­do están alcoho­li­za­dos, dro­ga­dos y pre­do­mi­nan­te­men­te cuan­do están abu­rri­dos. Por otra par­te, en cuan­to a los esce­na­rios, se encon­tra­ron múl­ti­ples sitios sien­do las casas de los pro­ta­go­nis­tas las más fre­cuen­tes, sin embar­go, se evi­den­ció la pre­sen­cia de luga­res como escue­las, tra­ba­jo o antros (Tabla 2).

En rela­ción con la acti­tud eva­lua­da median­te el IAS-10, la mues­tra repor­tó que el 60% tie­ne una acti­tud mode­ra­da­men­te favo­ra­ble, el 23% muy favo­ra­ble y el 17% poco favo­ra­ble hacia el sex­ting.

Al rea­li­zar las dife­ren­tes com­pa­ra­cio­nes de acuer­do con los sub­gru­pos de la mues­tra, emer­gió una dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va en cuan­to a la acti­tud que mani­fies­tan las per­so­nas con y sin pare­ja (t=2.815; gl=350; p<0.01), don­de son aque­llos en una rela­ción sen­ti­men­tal quie­nes repor­tan una media más alta; por otra par­te, lla­ma pode­ro­sa­men­te la aten­ción de los inves­ti­ga­do­res que aque­llas per­so­nas que cono­cen a alguien que ha pade­ci­do pro­ble­mas por rea­li­zar esta prác­ti­ca, mani­fies­tan una acti­tud posi­ti­va (t=4.019; gl=350; p<0.01).

En cuan­to a la fuer­za de aso­cia­ción de la acti­tud hacia el sex­ting con las varia­bles atri­bu­ti­vas de la mues­tra, se encon­tra­ron corre­la­cio­nes posi­ti­vas mode­ra­das y sig­ni­fi­ca­ti­vas con el núme­ro de per­so­nas con quie­nes se ha rea­li­za­do (r=0.345; p<0.01) y la edad de ini­cio de la mis­ma (r=0.469; p<0.01), es decir, cuan­to mayor es la pun­tua­ción en la esca­la IAS-10, mayor es la can­ti­dad de per­so­nas con quie­nes los par­ti­ci­pan­tes han sex­tea­do, mien­tras que cuan­to mayor es la edad de ini­cio, seña­lan mejor acti­tud.

Discusión

La prác­ti­ca del sex­ting es un com­por­ta­mien­to de expre­sión sexual en las rela­cio­nes de ado­les­cen­tes y jóve­nes cada vez más fre­cuen­te, acep­ta­do y has­ta cier­to pun­to nor­ma­li­za­do. Lo ante­rior no impli­ca que no exis­tan rie­gos aso­cia­dos y reper­cu­sio­nes psi­co­so­cia­les nega­ti­vas; sin embar­go, en lugar de res­trin­gir o prohi­bir dichos com­por­ta­mien­tos, es pre­fe­ri­ble pre­ve­nir, infor­mar y con­cien­ti­zar a los jóve­nes sobre las impli­ca­cio­nes de su ejer­ci­cio.

Par­tien­do de lo ante­rior, el obje­ti­vo del pre­sen­te tra­ba­jo fue ana­li­zar la acti­tud sobre el sex­ting de una mues­tra de uni­ver­si­ta­rios mexi­ca­nos.

Los resul­ta­dos indi­can que casi el 100% de los par­ti­ci­pan­tes sabe y pue­de defi­nir lo que es el sex­ting, aun­que quie­nes no cono­cían el tér­mino lo repor­ta­ron como “Un test sobre tu géne­ro o sexua­li­dad”, “No, sabía que era, pero lo aca­bo de inves­ti­gar vaga­men­te”.

Res­pec­to a la prác­ti­ca de esta con­duc­ta, en el pre­sen­te tra­ba­jo se encon­tra­ron por­cen­ta­jes más altos, y en la mis­ma direc­ción que con lo repor­ta­do por la UNICEF, (2020) y Oje­da et al., (2020), es decir, emer­gió una alta pre­va­len­cia del fenó­meno; ade­más de que la edad de ini­cio es simi­lar a la repor­ta­da en varias inves­ti­ga­cio­nes (Cha­cón-López et al., 2019; Oje­da et al., 2020; Rodrí­guez-Cas­tro et al., 2018).

De acuer­do con la pre­va­len­cia del fenó­meno en la pre­sen­te mues­tra, el sex­ting se rea­li­za prin­ci­pal­men­te con la pare­ja actual y con per­so­nas que les son atrac­ti­vas, y se empleó como una for­ma de coque­teo (Rodrí­guez-Cas­tro et al., 2018; Que­za­da y Robles, 2022). Por otra par­te, los esce­na­rios y cir­cuns­tan­cias espe­cí­fi­cas don­de se rea­li­za esta prác­ti­ca ‑aun­que la mayo­ría lo rea­li­za en la casa- emer­gió que lo lle­van a cabo en la escue­la y el tra­ba­jo, cuan­do estan abu­rri­dos o en esta­dos alte­ra­dos por el alcohol o dro­gas, ele­men­tos que pue­den incre­men­tar la pro­ba­bi­li­dad de enfren­tar con­se­cuen­cias psi­co­so­cia­les (ansie­dad, depre­sión, estrés, baja auto­es­ti­ma, etc.) a mediano y cor­to pla­zo.

En cuan­to a la acti­tud que mani­fies­tan las per­so­nas con y sin pare­ja, aque­llos en una rela­ción sen­ti­men­tal son quie­nes repor­tan medias más altas, como lo encon­tra­do por Agui­lar-Her­nán­dez et al., (2022); por otra par­te, se sub­ra­ya el dato de que las per­so­nas que cono­cen a alguien que ha sufri­do pro­ble­mas por rea­li­zar esta prác­ti­ca, mani­fies­tan una acti­tud posi­ti­va hacia el cons­truc­to.

Final­men­te se corro­bo­ra el dato de que a mayor acti­tud favo­ra­ble hacia el sex­ting se incre­men­ta el núme­ro de per­so­nas con las que se prac­ti­ca y las per­so­nas que han empe­za­do la prác­ti­ca a mayor edad pre­sen­tan mejor acti­tud.

Conclusiones

El pre­sen­te tra­ba­jo pre­sen­ta una pano­rá­mi­ca gene­ral del sex­ting, se par­te de una acti­tud abier­ta enfo­ca­da a la pre­ven­ción y con­cien­ti­za­ción de los jóve­nes sobre las impli­ca­cio­nes y reper­cu­sio­nes del sex­ting.

Aquí, se pudie­ron iden­ti­fi­car varia­bles poten­cial­men­te ries­go­sas para los jóve­nes, como que se prac­ti­que con per­so­nas con quie­nes no se está en una rela­ción, es decir con per­so­nas que les son atrac­ti­vas y/o con des­co­no­ci­dos; que reali­cen sex­ting en luga­res públi­cos (escue­las y tra­ba­jo), cuan­do están en esta­do alte­ra­do por alcohol y/o dro­gas; y que, aun­que conoz­can casos en los que ésta con­duc­ta haya teni­do con­se­cuen­cias nega­ti­vas para sus cono­ci­dos, los uni­ver­si­ta­rios pre­sen­ten una acti­tud posi­ti­va.

Se augu­ra pues que estos datos, pue­dan ser­vir para que ins­ti­tu­cio­nes y gru­pos de inves­ti­ga­ción, dise­ñen pro­gra­mas pre­ven­ti­vos, que haga a los jóve­nes una pobla­ción más infor­ma­da sobre las impli­ca­cio­nes del sex­ting y con herra­mien­tas sufi­cien­tes para, si deci­den rea­li­zar­lo, lo hagan de una for­ma segu­ra y res­pon­sa­ble.

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Notas

  1. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Correo elec­tró­ni­co: maricela.osorio@iztacala.unam.mx

    ORCID: https://orcid.org/0000–0001-7798–5301.

  2. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Correo elec­tró­ni­co: carlos.prado@iztacala.unam.mx

    ORCID: https://orcid.org/0000–0003-0809- 0672.

  3. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la. Correo elec­tró­ni­co: centeotl.ruiz@gmail.com

    ORCID: https://orcid.org/0000–0003-3076–8603.