Alteraciones emocionales y físicas en estudiantes universitarios ante el distanciamiento social por COVID 19[1]
Guillermina Arenas Montaño[2], Alba Luz Robles Mendoza[3], Oliva López Sánchez[4], Juana Olvera Méndez[5] , Laura Victoria Ortega Leonard[6]
Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM, México
Resumen
La dimensión emocional mantiene una estrecha relación entre lo individual y colectivo. Cuando las emociones son afectadas por procesos de confinamiento social causan alteraciones biopsicosociales en las personas e influyen en su salud. El objetivo fue identificar las alteraciones emocionales y físicas que presenta una muestra de estudiantes de la FES Iztacala ante el distanciamiento social por COVID-19. Se aplicó un instrumento para medir las características psicosociales y socioemocionales frente a la contingencia sanitaria. Se analizó, para este trabajo, solo la pregunta abierta sobre las experiencias del alumnado en confinamiento. Se identificaron dos categorías: emociones desagradables relacionadas con violencia, miedo, tristeza e incertidumbre; y alteraciones en la salud física durante el distanciamiento social, generados por la ruptura de la cotidianidad y manipulación de los medios de información.
Palabras clave: emociones, distanciamiento social, COVID-19, salud, universitarios.
Abstract
The emotional dimension maintains a close relationship between the individual and the collective. When social confinement processes affect emotions, it causes a biopsychosocial alteration in people and influences their health. The goal was to identify emotional and physical disturbances within a sample of FES Iztacala students in the face of social distancing by COVID-19. An instrument was applied to measure psychological and socioemotional characteristics against health contingency. Only the open question about the experiences of students in confinement was discussed for this work. Two categories were identified: unpleasant emotions related to violence, fear, sadness and uncertainty, and alterations in physical health during social distancing generated by the breaking off daily life and information manipulation by the media.
Key words: emotions, social distancing, COVID-19, health, university students.
Introducción
A principios del año 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020a) informó sobre la existencia de la enfermedad por COVID-19, y reportó el brote de más de 9,700 casos en China y otros países, declarando una emergencia de salud pública internacional. Después de la evaluación de los riesgos para la salud del COVID-19, en México se difundieron las recomendaciones para la prevención de la propagación del virus, entre las que se encuentran el distanciamiento social, que significa estar físicamente separados al mantener una distancia de al menos dos metros con las demás personas y un contacto limitado con los familiares que comparten el hogar. También se solicitó mantenerse en casa y evitar asistir a lugares públicos concurridos como escuelas, transporte público y centros comerciales. Asimismo, mantenerse informados a partir de reportes de autoridades sanitarias locales y nacionales (OMS, 2020b).
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en abril del 2020 decidió continuar las actividades de docencia en línea a través de aulas virtuales, plataformas de comunicación remota, repositorios, bibliotecas y materiales digitales, entre otras. Esto supuso la suspensión temporal de actividades presenciales educativas de 5.3 millones de personas, que equivale a 4.2% de la población nacional (citado en Concheiro, 2020).
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) implementó el modelo de educación a distancia, que ha implicado un aprendizaje autónomo y flexible, que exige mayor autorregulación por parte del estudiante (Juca, 2020).
Actualmente, las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han propiciado cambios importantes en la transmisión del aprendizaje; sin embargo, el estudiantado de la FESI no estaba preparado para pasar de forma abrupta de la enseñanza presencial a la educación a distancia. Esto propició una triple situación de vulnerabilidad: el distanciamiento, la probabilidad de enfermar por COVID-19 y un sistema desconocido de enseñanza, que entrelazados, desorganizaron el estado emocional de dicha población.
Un rendimiento académico adecuado requiere de condiciones apropiadas para el estudio, así como de estudiantes física y emocionalmente saludables. Se sabe que, en el proceso educativo, las competencias emocionales son complementarias a las competencias cognitivas; la motivación y el razonamiento están ligadas a la dimensión afectiva, que incita a realizar aquello que interesa, incluso a disfrutar del aprendizaje. Cuando se generan emociones agradables para la persona y su entorno social disminuye el nivel de estrés, incrementa el nivel cognitivo y motivacional y disminuye la idea de fracaso, aunque existan factores externos que pueden favorecerla o reprimirla (Navarro, 2018).
Según Izard (1993), las emociones cumplen una función social importante en el proceso de comunicación, facilitan la interacción social, controlan la conducta de los demás, permiten la comunicación de los estados afectivos y promueven la conducta prosocial. Son reconocidas como emociones el miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa, entre otras; estas constituyen patrones de conducta. Se caracterizan por ser relacionales y sociales, manteniendo una estrecha vinculación entre lo individual y colectivo (Ariza, 2020; López, 2016).
Cuando las emociones como el miedo, la ira y la tristeza se mantienen por periodos prolongados en los individuos causan sufrimiento emocional significativo, el cual puede influir en la salud. Ante tal perspectiva, el objetivo de esta investigación fue identificar las alteraciones emocionales y físicas que presenta la población estudiantil de la FES Iztacala ante el distanciamiento social provocado por la pandemia del COVID-19. El marco analítico utilizado para entender los procesos emocionales y físicos combinan una postura biopsicosocial, donde interactúan los procesos del desarrollo con la expresión de las emociones como producto de la cultura, las instituciones e interacciones sociales de los sujetos en entornos específicos de salud pública (García, 2019).
Metodología
Se realizó un estudio exploratorio y descriptivo de diseño mixto. Se aplicó un cuestionario en modalidad virtual para ser contestado de forma voluntaria por la comunidad estudiantil de la FESI, en la cual se imparten las licenciaturas de Medicina, Enfermería, Odontología, Optometría, Psicología y Biología. El muestreo fue intencional, dado que el interés fundamental fue la comprensión del fenómeno en su complejidad. El estudio cuenta con aval de la comisión de ética de la Facultad, prevaleciendo el respeto y protección de los derechos humanos y la confidencialidad de la información y datos personales.
El instrumento constó de ocho secciones, siendo la última parte una pregunta abierta sobre las experiencias personales ante el confinamiento social por COVID 19. La información generada por la pregunta abierta fue integrada al paquete informático del software Excel, realizándose categorías de campos semánticos. Las respuestas se clasificaron por colores según los fragmentos que tuvieran relaciones similares, se codificaron y se construyeron las subcategorías de análisis, que contenían elementos de subjetividad. Se aplicaron los criterios de rigor científico de credibilidad, aplicabilidad y neutralidad, para lo cual se contrastaron las interpretaciones con otras fuentes.
Hallazgos
El instrumento fue contestado por 3,407 estudiantes, siendo 69.2% mujeres, 30% hombres y 0.6% no binarios. El 45.5% se encontró en el rango de edad de 18–20 años y el 35.8 % de 21–23 años. El 91.4 % son de licenciatura; 5.7% pasantes y 2.9 % de posgrado. El 51.8% son estudiantes de psicología; 16.4 % de optometría; 12.3% de biología; 7.7 % de medicina; 6.7% de odontología y 5.1 % de enfermería. El 97% vive con sus familias y el 90% ha mantenido el distanciamiento social voluntario, reportando salidas exclusivamente para compra de alimentos y medicinas. Se encontraron dos categorías que emergieron de los discursos: 1. Emociones identificadas como desagradables con cuatro subcategorías, vínculo de emociones y violencia, miedo ante la información incesante, tristeza generalizada por aislamiento social e incertidumbre ante situaciones futuras; y 2. Alteraciones en la salud física durante el confinamiento sanitario.
Categoría 1. Emociones identificadas como desagradables
Se define a la emoción como todo aquel proceso interno que se produce en los individuos como consecuencia de la cultura y las situaciones sociales. Las emociones identificadas como desagradables por los participantes son respuestas ante experiencias displacenteras transformándose en dañinas y peligrosas, siendo la experiencia indeseable duradera e intensa (García, 2019).
Subcategoría 1. Vínculo de emociones y violencia
La violencia se define como el uso deliberado del poder o de la fuerza física, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (DOF, 2012).
Las experiencias por situaciones de violencia promueven emociones de estrés, ansiedad y angustia, las cuales son consideradas emociones desagradables debido a que muchas veces se escapan del autocontrol de la persona y se legitiman por el entorno social. Algunas narraciones de estudiantes que expresan esta relación son:
“Me encuentro en un proceso jurídico por violencia, también frenado, tengo una fuerte presión y me causa estrés” E2928.
“Las emociones negativas y agresiones hacia las personas han sido más evidentes” E3437.
“Mis papás trabajan en hospital y las noticias me provocan ansiedad, temo por su integridad” E675.
“Me angustia tener que regresar a clases y que me asalten” E3154.
El estudiantado manifiesta sentir estrés, presión, temor, ansiedad y angustia, generadas por violencia familiar, de género, económica, medidas autoritarias y agresiones hacia las personas. Se vuelve notoria la presencia de emociones displacenteras, el desaliento por las situaciones que perciben y la imposibilidad para dar solución a la problemática que expresan.
Subcategoría 2. Miedo ante la información incesante
El incremento de la emoción de miedo en estudiantes representó dificultades en la forma de interactuar en casa y en la concentración para estudiar. Esta emoción responde al imaginario instituido a partir de la creciente oleada de información procedente de medios de comunicación, como son: televisión, YouTube, WhatsApp, Twitter y Messenger. Desde la epidemiología surge el término de infodemia, que se refiere a un exagerado volumen de información relacionada con un tema particular, que puede volverse exponencial en un período corto, debido a un incidente concreto como lo es el COVID-19. Aparece la desinformación, rumores, manipulación de reportajes, noticias falsas e incorrectas, que también afectan la salud mental de las personas (OMS, 2020b).
Bauman (2007) menciona que el miedo principal es el miedo a la muerte que todas las personas tenemos, debido al instinto de supervivencia de la propia evolución humana. Así lo describen los discursos del estudiantado:
“En las noticias escuché el abandono de una persona de la tercera edad en una clínica del seguro, Cómo se ha de sentir la señora de 74 años al saber que su familia la dejó tirada como si se tratara de un perro” E310.
“Ya me cansé, esto me está generando desesperación, no solo por el aislamiento sino ver lo mismo por medio de las redes sociales y en las noticias, no me concentro ni puedo dormir” E331.
“La desinformación de los medios de comunicación en general, eso causa estrés, miedo en la población, no saben informar adecuadamente” E3375.
Es evidente la función que tienen los medios de comunicación al actuar como dispositivo de poder en la estructura dominante y producir en los individuos una manipulación de la realidad, así como un adiestramiento para la pérdida de valores y manejo de emociones. Los programas televisivos y otros medios de información dan mayor importancia a los asuntos de escasa trascendencia, promueven la violencia, no tienen control de calidad en lo que se publica y violan las leyes de la comunicación (OMS, 2020c).
Subcategoría 3. Tristeza generalizada por aislamiento social
La tristeza regularmente se presenta ante la amenaza o pérdida de alguna persona, relación, animal o cosa que sea significativa para la persona. La situación actual que se vive por la COVID-19 incluye componentes biopsicosociales, como el distanciamiento social que propicia cambios en las emociones, pensamientos y valores (Buitrago et al., 2020).
El aumento y prolongación de la tristeza, catalogada como una emoción displacentera, presente en el estudiantado durante el distanciamiento social y confinamiento, muestra los efectos nocivos en la comunidad estudiantil.
“Me siento todo el tiempo angustiada y triste por saber que va a pasar después” E343.
“Las rutinas se han desvanecido por el confinamiento, estar aislado hace sentirme muy mal, ansiosos, triste…” E1019.
“Tristeza, he sentido separación de algunos amigos y eso me preocupa y me hace sentir mal”. E2256.
“Siento mucha tristeza y ansiedad, estar encerrada me pone a pensar demasiado, siento que todo está aumentando” E1019
La emoción de tristeza se relaciona con el encierro y la separación de las relaciones sociales; se hace evidente, como mencionan Lavell et al. (2020), que la interrupción del funcionamiento rutinario de una sociedad, debido a un evento físico, biológico o antrópico adverso, produce cambios en la percepción de las actividades cotidianas, lo que constituye un evento desfavorable que se vive emocionalmente como negativo y, en este caso, percibido como triste. Buitrago et al. (2020), mencionan que las consecuencias de esta pandemia ponen al descubierto la necesidad de considerar las alteraciones emocionales y atender los aspectos psicosociales y sus repercusiones en la salud mental de las personas.
Subcategoría 4. Incertidumbre ante situaciones futuras
Otra emoción que predomina en la comunidad estudiantil es la incertidumbre, debido a su estrecha relación con emociones como el miedo y a menudo considerada como un antecedente clave de la ansiedad (Ouellet et al., 2019). Se presentan algunas narraciones al respecto.
“Las condiciones a las que ahora nos encontramos expuestos generan incertidumbre más allá del distanciamiento, la perdida de rutinas, empleos, etc. Está ocasionando a mi parecer la mayor parte de las angustias en la sociedad” E188.
“Hay mucha incertidumbre y constante bombardeo de información, más personas sólo hablan de sus problemas para dormir, económicos y de ánimo. Lo cual genera un malestar en mí” E811.
“Mi incertidumbre académica viene de que algunos profesores dejan bastante tarea y yo ayudo en mi casa, así que no siempre puedo cumplir con los deberes de la carrera” E883.
La pandemia ha propiciado desajustes entre los esquemas disponibles y el entorno real. Dicho desequilibrio es una señal que exige la implementación de procesos cognitivos y emocionales que concuerden activamente con el comportamiento para una adaptación más eficiente. Por lo tanto, la definición de incertidumbre tiene una notable similitud con las condiciones que indican la necesidad de control (Landowska, 2019).
Si bien un enfoque específico de esta experiencia es la falta de conocimiento sobre el problema de salud que se está viviendo, algunos autores destacan que la incertidumbre no es equivalente a una mera ignorancia, sino la conciencia de la experiencia subjetiva de esta (Anderson et al., 2019). En consecuencia, es esperable el reconocimiento de no estar preparados y no saber cómo reaccionar ante la crisis de la pandemia, en el que diversas actividades de la vida cotidiana se vieron modificadas, por lo que se experimenta una vulnerabilidad compartida (Sandoval, 2020). Un estudio reciente de Godinic et al. (2020) encontró reducción del bienestar psicológico durante la pandemia a causa de la incertidumbre económica y laboral, debido a que las personas son menos propensas a comportamientos prosociales por la constante preocupación de la situación financiera y familiar.
Categoría 2. Alteraciones en la salud durante el confinamiento sanitario
Las emociones participan en el proceso de salud de los individuos cuando la capacidad de forjar un proyecto de vida se ve interferida y pone en conflicto la posibilidad de tomar decisiones (Salinas et al. 2018).
El estudiantado ha manifestado diversos síntomas y signos clínicos. Se sabe que los estados de ansiedad se caracterizan por una sensación de aprensión difusa, desagradable y vaga, que a menudo se acompaña de síntomas vegetativos como cefalea, diaforesis, taquicardia, opresión torácica y malestar epigástrico (Cardona, 2015). Cuando una persona es expuesta a una situación que experimenta como amenazante o agresiva para su integridad, intereses o libertad, responderá conforme a sus experiencias y creencias. Veamos algunos comentarios.
“Mi estado físico ha estado empeorando, constantemente me enfermo de vómito, diarrea o dolores de cabeza” E54.
“Todo el tiempo tengo dolor de cabeza y quiero llorar varias veces al día” E487
“He aumentado mi consumo de drogas” E488
“Nunca me habían dado ataques de ansiedad tan fuertes como ahora hasta el grado de darme dolores físicos por la tensión” E1720.
“Me comenzaron a salir ronchas, y me fastidio” E2422
Ante la situación actual, el incremento de alteraciones emocionales en la población conlleva a que algunos comportamientos y padecimientos que forman parte de la vida cotidiana o del ciclo de vida de las personas se traten como enfermedades. Por ejemplo, el duelo por la muerte de un ser querido, dolores, angustia y ansiedad; asimismo se propicia el tratamiento con medicamentos (Sy, 2018).
Cobo et al. (2020) mencionan que los jóvenes universitarios presentan síntomas de tristeza, depresión, ansiedad, ideación suicida y estrés postraumático. Los reportes giran en torno a las consecuencias del distanciamiento social y al cierre de las instituciones educativas que alteró en gran medida los estilos de vida de los estudiantes. Los resultados de este estudio expresan que las emociones derivadas de la pandemia han afectado su salud mental y física en formas diversas, resultados similares a otros estudios (Johnson, et al. 2020; Ceballos y Sevilla, 2020).
Consideraciones finales
No todas las personas afrontan de una manera efectiva y funcional una crisis y mucho menos situaciones inesperadas como el distanciamiento social por COVID-19, que dan lugar a experiencias de incertidumbre por el futuro, así como la amenaza de la pérdida de la salud y la vida. La abrupta modificación de actividades rutinarias y cambios en los estilos de vida, además de la inseguridad de los planes a futuro, conlleva inevitables consecuencias negativas a nivel físico, emocional y social. Por tanto, es necesario la generación de políticas públicas sobre salud mental y bienestar biopsicosocial de las personas que permita generar estrategias preventivas y de afrontamiento para sobrellevar esta situación mundial.
Referencias
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Notas
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Agradecemos al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica de la UNAM por el financiamiento brindado para realizar este estudio. Proyecto PAPIIT IN301021 ↑
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Profesora de la Carrera de Enfermería en la FES Iztacala UNAM. Correo electrónico: guillearenasm@gmail.com ↑
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Profesora de la Carrera de Psicología en la FES Iztacala UNAM. Correo electrónico: albaluz.robles@iztacala.unam.mx ↑
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Profesora de la Carrera de Psicología en la FES Iztacala UNAM. Correo electrónico: olivalopezs@gmail.com ↑
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Profesora de la Carrera de Psicología en la FES Iztacala UNAM. Correo electrónico: juanaolmen_mar@yahoo.com.mx ↑
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Licenciada en Psicología de la Facultad de Psicología de la UNAM. Estudiante de posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM. Correo electrónico: victoria.ortega.leonard@gmail.com ↑