Binge-watching: el riesgo de los nuevos patrones de comportamiento frente a las pantallas

Binge-watching: the risk on the new patterns of behavior in front of a screen

Laura N. Cedillo-Zavaleta[1], Alma Sandoval-Sánchez[2] y
Ernesto Rendón-Ochoa[3]

FES Iztacala, UNAM

Resu­men

En la actua­li­dad la for­ma de ver TV se ha vis­to influen­cia­da por la tec­no­lo­gía lle­van­do al desa­rro­llo del bin­ge-wat­ching que con­sis­te en ver dos o más capí­tu­los de una serie de for­ma con­se­cu­ti­va. Este fenó­meno se ha popu­la­ri­za­do entre la pobla­ción, prin­ci­pal­men­te entre los jóve­nes, adqui­rien­do inclu­so la fama de ser efi­cien­te en tér­mi­nos de ayu­dar a pro­mo­ver esta­dos de rela­ja­ción. Sin embar­go, se ha repor­ta­do que el bin­ge-wat­ching se encuen­tra aso­cia­do con una serie de com­pli­ca­cio­nes tan­to físi­cas como men­ta­les y que podría entra­ñar inclu­so el ries­go del desa­rro­llo de una adic­ción con­duc­tual. En este sen­ti­do, el pre­sen­te tra­ba­jo pre­ten­de rea­li­zar una bre­ve revi­sión de las carac­te­rís­ti­cas del fenó­meno en tér­mi­nos de los fac­to­res que lo han influen­cia­do, con­se­cuen­cias y carac­te­rís­ti­cas que per­mi­ti­rían carac­te­ri­zar­lo como una adic­ción en el futu­ro.

Pala­bras cla­ve: Bin­ge-wat­ching, adic­ción con­duc­tual, tec­no­lo­gía, inter­net, tele­vi­sión.

Abs­tract

Currently, the way in which we wat­ching TV has been influen­ced by tech­no­logy, lea­ding to the deve­lop­ment of bin­ge-wat­ching, which con­sists of wat­ching con­se­cu­ti­vely two or more epi­so­des of a tv show. Bin­ge-wat­ching has beco­me popu­lar among the popu­la­tion, mainly among young peo­ple, even acqui­ring the repu­tation of being effi­cient in terms of help to pro­mo­te rela­xa­tion. Howe­ver, it has been repor­ted that bin­ge-wat­ching is rela­ted with a bunch of phy­si­cal and psy­cho­lo­gi­cal com­pli­ca­tions and could even carry the risk of beha­vio­ral addic­tion. In line with the­se, the pre­sent work aims to con­duct a brief review of the cha­rac­te­ris­tics of the phe­no­me­non inclu­ding the fac­tors that influen­ced it, con­se­quen­ces and cha­rac­te­ris­tics that would allow it to be cha­rac­te­ri­zed as addic­tion.

Key­words: Bin­ge-wat­ching, beha­vio­ral addic­tion, tech­no­logy, inter­net, tele­vi­sion.

El tema de la posi­ble adic­ción a la tele­vi­sión se ha men­cio­na­do des­de la déca­da de los 50´s del siglo pasa­do (Suss­man y Moran, 2013) aun­que eran pocos los estu­dios enfo­ca­dos en esta área debi­do a las bajas cifras detec­ta­das. Sin embar­go, en los últi­mos años nues­tra socie­dad se ha vis­to inun­da­da por la ofer­ta de diver­sas pla­ta­for­mas que ofre­cen ser­vi­cios de video por strea­ming (VS), es decir, apli­ca­cio­nes o sitios web que per­mi­ten visua­li­zar una serie de con­te­ni­do prác­ti­ca­men­te ili­mi­ta­do y a libre deman­da, ori­gi­nan­do fenó­me­nos como el lla­ma­do bin­ge-wat­ching (BW). “Ver la tele­vi­sión”, una acti­vi­dad que antes se encon­tra­ba res­trin­gi­da en cuan­to a con­te­ni­dos, hora­rios y dis­po­ni­bi­li­dad de un apa­ra­to elec­tró­ni­co en espe­cí­fi­co, en pocos años se ha diver­si­fi­ca­do en todos los aspec­tos. Este fenó­meno ha cau­sa­do un cam­bio drás­ti­co en la for­ma de inter­ac­tuar con el tipo de con­te­ni­do que antes solo ofre­cían las gran­des cade­nas de tele­vi­sión. Actual­men­te, la pla­ta­for­ma de VS más popu­lar es Net­flix, la cual con­ta­ba en el 2023 con 261 millo­nes de sus­crip­to­res en todo el mun­do (Sta­tis­ta, 2024a) y se esti­ma que esta cifra se siga ele­van­do has­ta alcan­zar los 277 millo­nes de sus­crip­to­res para el 2028 (Sta­tis­ta, 2023). Par­ti­cu­lar­men­te en Amé­ri­ca Lati­na, la cifra de sus­crip­to­res aumen­tó en más de 40% entre el 2019 a 2021 (Sta­tis­ta, 2024b), perio­do que corres­pon­de con el con­fi­na­mien­to sani­ta­rio por COVID-19. En el 2020, se esti­mó que en Méxi­co exis­tían alre­de­dor de 15 millo­nes de per­so­nas que con­ta­ban con sus­crip­ción al menos a un ser­vi­cio de VS y se espe­ra­ba un incre­men­to del 88% para el 2025. Con estos datos, Méxi­co ocu­pa­ba el segun­do lugar en Amé­ri­ca Lati­na siguien­do a Bra­sil en don­de se esti­ma­ban casi 20 millo­nes de per­so­nas con al menos una sus­crip­ción y se espe­ra­ba un aumen­to del 82% hacia el 2025 (Sta­tis­ta, 2020).

Adi­cio­nal al aumen­to ace­le­ra­do en las cifras del uso de VS, es impor­tan­te tomar en cuen­ta que exis­ten carac­te­rís­ti­cas en torno a este com­por­ta­mien­to, tales como los patro­nes de con­su­mo y su modi­fi­ca­ción duran­te el con­fi­na­mien­to sani­ta­rio por COVID-19, que son simi­la­res a las obser­va­das en el caso de otras con­duc­tas como el uso de inter­net (Ruíz et al., 2020) y que han lla­ma­do la aten­ción sobre el ries­go del desa­rro­llo de adic­ción.

Toman­do en cuen­ta que Méxi­co tie­ne un alto núme­ro de con­su­mi­do­res de VS, y el patrón de con­su­mo pre­sen­ta carac­te­rís­ti­cas simi­la­res a otras con­duc­tas con­si­de­ra­das con ries­go de adic­ción, se tor­na impor­tan­te ana­li­zar la pro­ble­má­ti­ca con miras a poder detec­tar y pre­ve­nir afec­ta­cio­nes mayo­res. En ese sen­ti­do, el pre­sen­te tra­ba­jo pre­ten­de rea­li­zar una bre­ve revi­sión en torno a la pro­ble­má­ti­ca del con­su­mo de VS, prin­ci­pal­men­te el fenó­meno del BW, inclu­yen­do los fac­to­res que han con­tri­bui­do a la modi­fi­ca­ción de los patro­nes de con­su­mo, las con­se­cuen­cias impli­ca­das en el abu­so de estas nue­vas for­mas de entre­te­ni­mien­to y las carac­te­rís­ti­cas que per­mi­ten con­si­de­rar el desa­rro­llo de una adic­ción.

El BW y los factores que han contribuido en el aumento de las cifras

A par­tir de la popu­la­ri­za­ción del strea­ming, se han comen­za­do a docu­men­tar fenó­me­nos con­duc­tua­les como el BW. Se ha con­cep­tua­li­za­do al BW como el ver dos o más capí­tu­los com­ple­tos de un pro­gra­ma en for­ma­to de serie, de for­ma con­se­cu­ti­va (Erick­son et al., 2019; Fla­ye­lle et al., 2020). Algu­nos auto­res difie­ren en cuan­to a la impor­tan­cia de incluir en la defi­ni­ción si los capí­tu­los per­te­ne­cen a la mis­ma serie o el tiem­po dedi­ca­do en rela­ción con la lon­gi­tud de los epi­so­dios. Sin embar­go, todos coin­ci­den en que la esen­cia del pro­ble­ma es el mirar múl­ti­ples epi­so­dios de pro­gra­mas de TV en una sola sesión. Aun­que este fenó­meno ya exis­tía con ante­rio­ri­dad faci­li­ta­do por el uso de VHS o DVDs, los ser­vi­cios de strea­ming dis­pa­ra­ron las cifras entre 2011 y 2015 (Sta­ros­ta e Izy­dor­czyk, 2020). La pobla­ción con más ten­den­cia a los epi­so­dios de BW son las per­so­nas entre los 18 y 39 años. En Méxi­co un estu­dio rea­li­za­do con 457 jóve­nes uni­ver­si­ta­rios entre los 18 y 25 años de edad repor­tó que, cuan­do ve una serie, el 59.1% de los entre­vis­ta­dos pre­fie­re ver más de un capí­tu­lo por sesión, 40.7% de uno a 2 epi­so­dios por sesión, 38.7% de tres a cua­tro capí­tu­los por sesión y el 3.9% más de 10 capí­tu­los por sesión (Cor­ne­lio-Marí, 2023).

Exis­te una diver­si­dad de fac­to­res que han con­tri­bui­do en el aumen­to de las cifras sobre el con­su­mo de VS en el mun­do con­so­li­dan­do el fenó­meno del BW. Entre estos fac­to­res se encuen­tran la diver­si­fi­ca­ción en el acce­so a con­te­ni­do, satis­fac­ción de nece­si­da­des, estra­te­gias imple­men­ta­das por las pla­ta­for­mas y de for­ma impor­tan­te, el con­fi­na­mien­to sani­ta­rio por COVID-19 duran­te el 2020 inclu­yen­do el aumen­to en las cifras de tras­tor­nos men­ta­les.

Diver­si­fi­ca­ción en el acce­so al VS. Antes de la exis­ten­cia de los ser­vi­cios de VS, el ver un con­te­ni­do de tele­vi­sión, ya sea pelí­cu­la o serie, se encon­tra­ba limi­ta­do por el con­te­ni­do ofre­ci­do (si era del agra­do de la per­so­na o no), su hora­rio y la dis­po­ni­bi­li­dad de una tele­vi­sión en el momen­to reque­ri­do. Actual­men­te estos lími­tes han des­apa­re­ci­do. En Méxi­co exis­te una varie­dad de más de 40 pla­ta­for­mas que ofre­cen el ser­vi­cio de con­te­ni­do de VS, entre ellas Net­flix, HBO Max, Apple TV+, Para­mount+, Star+, Ama­zon Pri­me Video y Vix+ por men­cio­nar algu­nas. Con ello, tam­bién se ha diver­si­fi­ca­do la cali­dad y tipo de con­te­ni­do ofre­ci­do por cada una de ellas. Adi­cio­nal­men­te, se debe con­si­de­rar que la carac­te­rís­ti­ca más impor­tan­te del VS es pre­ci­sa­men­te rom­per la limi­tan­te del hora­rio. En el pasa­do se espe­ra­ba una hora espe­cí­fi­ca del día para acce­der a un con­te­ni­do en par­ti­cu­lar, a veces a este con­te­ni­do solo podía acce­der­se duran­te 30 min o 1h por sema­na. Sin embar­go, actual­men­te es posi­ble acce­der al con­te­ni­do las 24h del día sin impor­tar la hora y se pue­den ele­gir con­te­ni­dos de los que es posi­ble ver todos los capí­tu­los (que pue­den lle­gar a ser cien­tos) de for­ma con­ti­nua. Final­men­te, la barre­ra de los dis­po­si­ti­vos tam­bién se ha derrum­ba­do. En Méxi­co más del 90% de los hoga­res cuen­tan con al menos una tele­vi­sión aná­lo­ga o digi­tal (INEGI, 2022). Sin embar­go, la posi­bi­li­dad de acce­der al con­te­ni­do VS median­te otro tipo de dis­po­si­ti­vos como el telé­fono celu­lar, table­tas y compu­tado­ras, vuel­ve posi­ble que, sin tener más de una tele­vi­sión, dife­ren­tes inte­gran­tes de una fami­lia pue­dan ver al mis­mo tiem­po dife­ren­tes tipos de con­te­ni­do. En este sen­ti­do, en Méxi­co se repor­tó que de entre 457 jóve­nes uni­ver­si­ta­rios mexi­ca­nos, el 71.1% sue­len tener epi­so­dios de BW en su telé­fono inte­li­gen­te mien­tras que solo el 43.3% repor­tó hacer­lo en una SmartTV (Cor­ne­lio-Marí, 2023). Ade­más, la posi­bi­li­dad de des­car­gar el con­te­ni­do a los dis­po­si­ti­vos gene­ra la faci­li­dad para con­ti­nuar acce­dien­do a él, en el tra­yec­to a diver­sos des­ti­nos como la escue­la o el tra­ba­jo, o sim­ple­men­te sin dis­po­ner de una cone­xión a inter­net de alta velo­ci­dad.

Satis­fac­ción de nece­si­da­des. Diver­sos auto­res coin­ci­den en que la nece­si­dad de pla­cer y la gra­ti­fi­ca­ción ins­tan­tá­nea que pro­du­cen las sesio­nes de BW jue­gan un papel impor­tan­te en la pro­li­fe­ra­ción del fenó­meno. Adi­cio­nal­men­te, el BW pue­de per­mi­tir cubrir nece­si­da­des de orden social de al menos dos for­mas. Pri­me­ra­men­te, se ha repor­ta­do que las per­so­nas pue­den sen­tir­se acom­pa­ña­dos con per­so­na­jes fic­ti­cios que ven con regu­la­ri­dad, per­mi­tién­do­les lidiar con sen­ti­mien­tos de sole­dad (Sta­ros­ta et al., 2019). Por otro lado, el ver pro­gra­mas con cier­to gra­do de popu­la­ri­dad faci­li­ta la inter­ac­ción con per­so­nas faná­ti­cas de estos pro­gra­mas, gene­ran­do la sen­sa­ción de acep­ta­ción entre pares. Se ha repor­ta­do que, aun­que las per­so­nas en su mayo­ría sue­len tener epi­so­dios de BW a solas debi­do a que pue­den regu­lar solos el núme­ro de epi­so­dios y con­te­ni­do, muchas veces se esfuer­zan en ver cier­to con­te­ni­do lo más pron­to posi­ble, para poder comen­tar­lo con sus ami­gos e inclu­so para que estos no les cuen­ten sobre epi­so­dios que no han vis­to (Cor­ne­lio-Marí, 2023). Una nece­si­dad más que se cubre es la de rela­ja­ción. Las per­so­nas repor­tan ini­ciar sesio­nes de BW con miras a pasar un tiem­po sin preo­cu­pa­cio­nes. De hecho, se ha repor­ta­do que las per­so­nas tien­den a jus­ti­fi­car los epi­so­dios de BW a tra­vés de pen­sa­mien­tos de fal­so bien­es­tar. Es decir, las per­so­nas que repor­tan más epi­so­dios de BW repor­tan las creen­cias de que son bené­fi­cos ya que los ayu­da a rela­jar­se e inclu­so a gene­rar cono­ci­mien­to sobre cier­tos temas (Pau­lus y Aziz, 2023). Sin embar­go, en muchas oca­sio­nes, al fina­li­zar estas sesio­nes sobre­vie­nen esta­dos que van des­de la curio­si­dad y nece­si­dad de saber qué es lo que pasa­rá a con­ti­nua­ción, has­ta cul­pa por acti­vi­da­des deja­das de lado.

Estra­te­gias imple­men­ta­das por las pla­ta­for­mas. Es impor­tan­te con­si­de­rar que en tan­to que las pla­ta­for­mas de strea­ming repre­sen­tan un nego­cio ren­ta­ble, las estra­te­gias de mer­ca­do repre­sen­tan un fac­tor que con­tri­bu­ye fuer­te­men­te con su con­su­mo. Entre estas estra­te­gias encon­tra­mos la repro­duc­ción de capí­tu­los con­se­cu­ti­vos de for­ma auto­má­ti­ca. En la mayo­ría de las pla­ta­for­mas al final de un epi­so­dio, aún en sus cré­di­tos, comien­za una cuen­ta regre­si­va que indi­ca el ini­cio del siguien­te capí­tu­lo lo que no per­mi­te un tiem­po de espe­ra entre capí­tu­lo y capí­tu­lo. Otra estra­te­gia es la imple­men­ta­ción de un algo­rit­mo para suge­rir pro­gra­mas simi­la­res a los que una per­so­na ha vis­to con ante­rio­ri­dad, aho­rran­do tiem­pos de bús­que­da y brin­dan­do el con­te­ni­do que más afi­ni­dad tie­ne con la per­so­na en cuan­to a per­so­na­jes e his­to­rias (Pili­pets, 2019; Bár­ce­nas-Cur­tis, 2023).

El con­fi­na­mien­to sani­ta­rio por COVID-19. La pan­de­mia por COVID-19 dejó gra­ves secue­las en prác­ti­ca­men­te todos los ámbi­tos de la acti­vi­dad huma­na de la pobla­ción mun­dial. La evi­ta­ción, prin­ci­pal estra­te­gia de afron­ta­mien­to, se mani­fes­ta­ba en torno a pen­sar, sen­tir, hablar sobre el COVID-19, con­sul­tar infor­ma­ción ofi­cial y recor­dar las reco­men­da­cio­nes, situa­cio­nes que gene­ra­ban estrés agu­do (Mora­les et al., 2020). Al alte­rar­se la movi­li­dad y aumen­tar las res­tric­cio­nes duran­te el con­fi­na­mien­to, la diná­mi­ca coti­dia­na de las per­so­nas cam­bió. Aumen­ta­ron el seden­ta­ris­mo, la vio­len­cia intra­fa­mi­liar y las adic­cio­nes como el con­su­mo de alcohol y el abu­so en el uso de las tec­no­lo­gías digi­ta­les e inter­net (Bur­kaus­kas et al., 2022; Ruíz et al., 2020). Las redes socia­les y el inter­net juga­ron un papel impor­tan­te para man­te­ner con­tac­to con fami­lia­res y ami­gos, para rea­li­zar tra­ba­jo en casa y estu­diar en línea, pero tam­bién gene­ra­ron depen­den­cia y un impac­to nega­ti­vo en la for­ma de actuar de los indi­vi­duos. Estu­dios rea­li­za­dos repor­tan que, duran­te este perio­do de con­fi­na­mien­to, varia­bles como la ansie­dad, auto­com­pa­sión, obse­sión con la apa­rien­cia y uso de bebi­das ener­gé­ti­cas se corre­la­cio­na­ron posi­ti­va­men­te con varias for­mas de acti­vi­da­des en línea. Estas acti­vi­da­des depen­dien­tes del inter­net ocu­pa­ban 5h (+3) adi­cio­na­les al tiem­po en línea nece­sa­rio para acti­vi­da­des aca­dé­mi­cas o labo­ra­les (Bur­kaus­kas et al., 2022). Den­tro de este rubro, un caso par­ti­cu­lar repor­ta­do en la lite­ra­tu­ra sugie­re que la sole­dad pue­de rela­cio­nar­se con un aumen­to en el con­su­mo de ser­vi­cios de strea­ming (Has­san, 2021). Estos ser­vi­cios fue­ron inclu­so pro­por­cio­na­dos de for­ma gra­tui­ta duran­te este perio­do pro­ba­ble­men­te ini­cian­do una nue­va for­ma de lidiar con el mie­do y la ansie­dad faci­li­tan­do la evi­ta­ción.

Dado que la asis­ten­cia a un lugar cerra­do y muy con­cu­rri­do como un cine o tea­tro, prác­ti­ca­men­te se con­vir­tie­ron en opcio­nes de alto ries­go y anti­hi­gié­ni­cas, con­su­mir pro­gra­ma­ción de pelí­cu­las y series, se con­so­li­dó como la opción más ade­cua­da.

Principales problemas asociados con el BW

Actual­men­te exis­te evi­den­cia que vin­cu­la el BW con pro­ble­mas de salud, tan­to físi­cos como men­ta­les, tal como migra­ña, dolor de cabe­za, vis­ta can­sa­da, (Cor­ne­lio-Marí, 2023), con­duc­tas seden­ta­rias, pro­ble­mas de sue­ño, pro­ble­mas socia­les y tras­tor­nos del esta­do de áni­mo como depre­sión, ansie­dad y pro­ble­mas de aten­ción entre otros.

Ansie­dad y depre­sión. Una de las com­pli­ca­cio­nes que ha sido gra­ve­men­te rela­cio­na­da con el BW es la ansie­dad. En este sen­ti­do, un estu­dio rea­li­za­do en Chi­na (Sun y Chang, 2021) encon­tró una aso­cia­ción posi­ti­va entre el BW pro­ble­má­ti­co y ansie­dad social. En el repor­te se pro­po­ne que el BW podría ser­vir como una for­ma fácil de esca­par a la reali­dad y evi­tar emo­cio­nes nega­ti­vas, lo que a su vez lle­va a dis­mi­nuir el uso de otras estra­te­gias de afron­ta­mien­to. En gene­ral, se pro­po­ne que las per­so­nas que sufren de ansie­dad tien­den a ser más pro­pen­sos a epi­so­dios de BW moti­va­dos por un efec­to rela­jan­te, o en el caso de las per­so­nas con ansie­dad social, moti­va­dos por la posi­bi­li­dad de evi­tar encuen­tros socia­les e iden­ti­fi­car­se con cier­tos per­so­na­jes. A pesar de que la sen­sa­ción de rela­ja­ción es una de las prin­ci­pa­les moti­va­cio­nes para los epi­so­dios de BW, tam­bién se ha repor­ta­do que dichos epi­so­dios modi­fi­can sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te el esta­do del áni­mo, pero no modi­fi­can los nive­les de rela­ja­ción, al menos no eva­luan­do al prin­ci­pio y al final de los epi­so­dios (Cas­tro et al., 2021). De igual for­ma, por medio de encues­tas se ha logra­do esta­ble­cer que el BW resul­ta en otras con­se­cuen­cias nega­ti­vas como depre­sión y sole­dad. Esto últi­mo qui­zás rela­cio­na­do con una com­pa­ra­ción esta­ble­ci­da entre la reali­dad de las per­so­nas que hacen el BW y la reali­dad que obser­van en los per­so­na­jes que obser­van con­ti­nua­men­te (Has­san et al., 2021). Final­men­te, has­ta le 63% de las per­so­nas podrían expe­ri­men­tar sen­sa­cio­nes des­cri­tas como un vacío, nos­tal­gia o no saber qué hacer al ter­mi­nar de ver el últi­mo capí­tu­lo de una serie (Cor­ne­lio-Marí, 2023).

Afec­ta­cio­nes en el ámbi­to aca­dé­mi­co o rela­cio­nes socia­les. Se ha repor­ta­do que exis­te una corre­la­ción posi­ti­va sig­ni­fi­ca­ti­va entre el BW y la pro­cras­ti­na­ción aca­dé­mi­ca (Pau­lus y Aziz, 2023). La pro­cras­ti­na­ción impli­ca retra­sar accio­nes pla­nea­das a pesar de tener la capa­ci­dad de hacer­las y reco­no­cer que el retra­so ten­drá con­se­cuen­cias rela­cio­na­das con la eje­cu­ción de la tarea o el bien­es­tar en gene­ral. En este sen­ti­do, la pro­cras­ti­na­ción tie­ne como con­se­cuen­cia el incre­men­to de los nive­les de estrés, mal humor e insa­tis­fac­ción en gene­ral. La pro­cras­ti­na­ción afec­ta las tareas de los indi­vi­duos en dife­ren­tes áreas, des­de la escue­la has­ta las metas per­so­na­les o acti­vi­da­des para el auto­cui­da­do. Se con­si­de­ra una falla en la auto regu­la­ción y el mane­jo del tiem­po de for­ma efec­ti­va, gene­ral­men­te dan­do prio­ri­dad a acti­vi­da­des que pro­du­cen un pla­cer inme­dia­to por sobre las metas a lar­go pla­zo y las res­pon­sa­bi­li­da­des (Rogows­ka y Cin­cio, 2024). Aun­que los estu­dian­tes tra­tan de man­te­ner el con­trol sobre sus epi­so­dios de BW, tam­bién reco­no­cen haber vis­to series inclu­so cuan­do toma­ban cla­ses en línea duran­te la pan­de­mia (Cor­ne­lio-Marí, 2023).

Alte­ra­ción del sue­ño. No exis­te una gran can­ti­dad de estu­dios que per­mi­tan ana­li­zar a pro­fun­di­dad la for­ma en que el BW afec­ta el sue­ño. En tér­mi­nos gene­ra­les se ha repor­ta­do que la pro­cras­ti­na­ción en el momen­to de ir a la cama se corre­la­cio­na con un bajo nivel de auto­con­trol y la tele­vi­sión es la herra­mien­ta más usa­da en este sen­ti­do. Ade­más, el tiem­po que se mira tele­vi­sión antes de ir a la cama se rela­cio­na con un menor tiem­po de sue­ño (Exel­mans y Van Den Bulck, 2018) e insom­nio (Has­san et al., 2021). Adi­cio­nal­men­te, se ha repor­ta­do que las altas fre­cuen­cias de epi­so­dios de BW se rela­cio­nan con una pobre cali­dad del sue­ño, más fati­ga e insom­nio. Ade­más, se repor­tó que la acti­vi­dad cog­ni­ti­va antes de dor­mir es la res­pon­sa­ble de este efec­to. Este últi­mo aspec­to es rele­van­te por­que no se ha repor­ta­do el mis­mo efec­to cuan­do las per­so­nas pre­sen­tan otro patrón de con­su­mo antes de dor­mir. En par­ti­cu­lar, el BW pare­ce pre­sen­tar mayor acti­vi­dad cog­ni­ti­va debi­do a la sen­sa­ción de invo­lu­cra­mien­to en la narra­ti­va y la iden­ti­fi­ca­ción con los per­so­na­jes, lo que los deja pen­san­do en las posi­bi­li­da­des de los siguien­tes epi­so­dios (Exel­mans y Van Den Bulck, 2017).

Seden­ta­ris­mo y obe­si­dad. Las con­duc­tas seden­ta­rias son todas aque­llas que impli­can la ausen­cia de des­pla­za­mien­to, como comer, tra­ba­jar fren­te a una compu­tado­ra o escri­to­rio y por supues­to, ver pro­gra­mas de tv, ya sea en una tv o en un dis­po­si­ti­vo móvil. En este sen­ti­do, es nece­sa­rio con­si­de­rar que se ha repor­ta­do una rela­ción entre las con­duc­tas seden­ta­rias y la adi­po­si­dad y peso cor­po­ral en adul­tos, así como entre el tiem­po de TV auto repor­ta­do y mar­ca­do­res de adi­po­si­dad. Aun­que no se pue­den esta­ble­cer rela­cio­nes cau­sa­les entre estos indi­ca­do­res, si exis­ten rela­cio­nes sig­ni­fi­ca­ti­vas (Bidd­le et al., 2017). Adi­cio­nal a esto, hay que con­si­de­rar que actual­men­te los epi­so­dios de BW y su inten­ción de rela­ja­ción, gene­ral­men­te se aso­cian con el con­su­mo de comi­da alta en gra­sas y calo­rías, lo que pue­de con­tri­buir en gran medi­da con los índi­ces men­cio­na­dos. De hecho, el con­su­mo de comi­da alta en gra­sa, azú­ca­res y sal, así como el del alcohol y el taba­co, se ve influen­cia­do por las nume­ro­sas imá­ge­nes de estos pro­duc­tos en la mayo­ría de las pro­duc­cio­nes de pla­ta­for­mas como Net­flix y Ama­zon Pri­me (Alfa­yad et al., 2022).

¿El BW es una nueva adicción?

El hecho de si el BW pue­de ser con­si­de­ra­do una adic­ción es un tema en dis­cu­sión actual­men­te y exi­ge el tra­ba­jo expe­ri­men­tal, teó­ri­co y refle­xi­vo en torno a su per­ti­nen­cia. Indu­da­ble­men­te el tér­mino adic­ción se encuen­tra aso­cia­do con el con­su­mo de sus­tan­cias. En este ámbi­to, Koob y Vol­kov (2016) defi­nen la adic­ción a las dro­gas de abu­so como un tras­torno cró­ni­co recu­rren­te, carac­te­ri­za­do por la bús­que­da y con­su­mo de la dro­ga, pér­di­da del con­trol en la inges­ta y la apa­ri­ción de un esta­do emo­cio­nal nega­ti­vo (ansie­dad, irri­ta­bi­li­dad y dis­fo­ria). Aho­ra bien, el com­por­ta­mien­to adic­ti­vo se ha defi­ni­do ope­ra­ti­va­men­te como cual­quier com­por­ta­mien­to que pre­sen­ta seis com­po­nen­tes cen­tra­les: pro­mi­nen­cia, modi­fi­ca­ción del esta­do de áni­mo, tole­ran­cia, sín­to­mas de abs­ti­nen­cia, con­flic­tos y recaí­das (Dresp-Lan­gley y Hutt, 2022). El jue­go es qui­zá la adic­ción con­duc­tual mejor carac­te­ri­za­da, segui­da recien­te­men­te por la adic­ción al inter­net.

En gene­ral la adic­ción a la tec­no­lo­gía ya es con­si­de­ra­da como un pro­ble­ma mun­dial, debi­do a que el uso adic­ti­vo de inter­net con­du­ce a la inca­pa­ci­dad de ges­tio­nar y equi­li­brar el tiem­po, la ener­gía y la aten­ción. Lo ante­rior reper­cu­te en gran medi­da en pro­ce­sos como el sue­ño, moti­va­ción, memo­ria, hábi­tos ali­men­ta­rios, esta­do de áni­mo, inter­ac­cio­nes socia­les y patro­nes de esti­lo de vida (Dresp-Lan­gley y Hutt, 2022). La adic­ción a la tele­vi­sión es un ejem­plo de adic­ción a la tec­no­lo­gía, ya que se pue­de mani­fes­tar un anhe­lo sub­je­ti­vo de ver mucha tele­vi­sión para lograr una sen­sa­ción de sacie­dad, preo­cu­par­se por la idea de ver tele­vi­sión, no poder pre­de­cir cuán­to tiem­po uno verá la tele­vi­sión (pér­di­da de con­trol), y como resul­ta­do sufrir con­se­cuen­cias nega­ti­vas en la vida (Suss­man y Suss­man, 2011). En el mis­mo sen­ti­do se ha pro­pues­to el BW como un posi­ble tras­torno adic­ti­vo.

Los pri­me­ros estu­dios defi­nie­ron el BW como un com­por­ta­mien­to poten­cial­men­te adic­ti­vo que mues­tra carac­te­rís­ti­cas simi­la­res a otras adic­cio­nes con­duc­tua­les, como la pér­di­da de con­trol y anti­ci­pa­ción del pla­cer (For­te et al., 2021). Favie­ri et al. (2023) agre­gan que se pue­de pre­sen­tar cra­ving, evi­ta­ción, aban­dono de otras acti­vi­da­des, estra­te­gias de afron­ta­mien­to des­adap­ta­ti­vas y emo­cio­nes nega­ti­vas.

El BW es un fenó­meno rela­ti­va­men­te recien­te, y un aspec­to que repre­sen­ta un reto para cate­go­ri­zar­lo es su doble natu­ra­le­za: por una par­te, pue­de ser útil para el bien­es­tar psi­co­ló­gi­co y pue­de esti­mu­lar la crea­ti­vi­dad y las inter­ac­cio­nes socia­les; pero por otro, es una con­duc­ta de ries­go que pue­de afec­tar nega­ti­va­men­te el esta­do de áni­mo y aumen­tar el ais­la­mien­to y la sole­dad. Esto es simi­lar a todas las lla­ma­das “nue­vas adic­cio­nes”, que invo­lu­cran tec­no­lo­gías, dis­po­si­ti­vos y hábi­tos que son adop­ta­dos trans­ver­sal­men­te por la pobla­ción y pue­den carac­te­ri­zar­se por la com­pul­si­vi­dad o fal­ta de con­trol, pero que se uti­li­zan amplia­men­te en la socie­dad moder­na, lo que difi­cul­ta dis­tin­guir sus efec­tos posi­ti­vos y nega­ti­vos (Tam­be­lli et al., 2024).

Por otra par­te, al igual que otras adic­cio­nes con­duc­tua­les, algu­nas carac­te­rís­ti­cas pro­pias de la per­so­na­li­dad como son la des­re­gu­la­ción, pér­di­da de auto­con­trol, impul­si­vi­dad, ansie­dad, depre­sión, per­cep­ción y pro­ble­mas de aten­ción podrían hacer que los indi­vi­duos sean más sen­si­bles al desa­rro­llo de BW (Favie­ri et al., 2023). Algu­nos auto­res seña­lan que para obte­ner una mejor com­pren­sión de la rela­ción sub­ya­cen­te entre los ras­gos de la per­so­na­li­dad y el BW es impor­tan­te que futu­ras inves­ti­ga­cio­nes estén enca­mi­na­das a cono­cer la fre­cuen­cia del con­su­mo o visua­li­za­ción, las gra­ti­fi­ca­cio­nes y los moti­vos que impul­san este com­por­ta­mien­to (Ort et al., 2021).

En tér­mi­nos gene­ra­les, el BW cum­ple con carac­te­rís­ti­cas sufi­cien­tes para ser con­si­de­ra­da una adic­ción con­duc­tual, de la mis­ma for­ma que el inter­net o el jue­go. Sin embar­go, hace fal­ta inves­ti­ga­ción enca­mi­na­da a carac­te­ri­zar estos ras­gos por medio de ins­tru­men­tos dise­ña­dos para este fin. Has­ta aho­ra, los cues­tio­na­rios rea­li­za­dos úni­ca­men­te se enfo­can en des­cri­bir las carac­te­rís­ti­cas demo­grá­fi­cas de la pro­ble­má­ti­ca, pero no exis­ten ins­tru­men­tos que apun­ten a detec­tar los sín­to­mas de adic­ción.

Conclusiones

El BW es un fenó­meno rela­ti­va­men­te recien­te que afec­ta prin­ci­pal­men­te a los adul­tos jóve­nes y que se ha vis­to influen­cia­do por la diná­mi­ca de vida actual, la faci­li­dad de acce­so a pla­ta­for­mas de con­te­ni­do audio­vi­sual vía strea­ming, la nece­si­dad de espar­ci­mien­to, socia­li­za­ción, y for­mas de rela­ja­ción. Par­ti­cu­lar­men­te, el con­fi­na­mien­to por COVID-19 fue el esce­na­rio per­fec­to para el incre­men­to de las cifras y su inter­ac­ción con otras adic­cio­nes, tan­to con­duc­tua­les como a sus­tan­cias. Es fácil que las per­so­nas que pre­sen­tan epi­so­dios de BW jus­ti­fi­quen el tiem­po dedi­ca­do a esta acti­vi­dad, prin­ci­pal­men­te en tér­mi­nos de la sen­sa­ción tran­si­to­ria de rela­ja­ción que ésta les pro­du­ce. Sin embar­go, es nece­sa­rio con­tem­plar que han sido repor­ta­das diver­sas con­se­cuen­cias nega­ti­vas aso­cia­das con el BW exce­si­vo. La cues­tión de si el exce­so pue­de lle­var al desa­rro­llo de una adic­ción aún no está del todo cla­ra. Si bien se han detec­ta­do carac­te­rís­ti­cas aso­cia­das a otras adic­cio­nes con­duc­tua­les como la adic­ción al inter­net, exis­ten pocos ins­tru­men­tos (cues­tio­na­rios) des­ti­na­dos a eva­luar estas carac­te­rís­ti­cas en con­jun­to. La mayo­ría de ellos se han cen­tra­do en detec­tar la pre­sen­cia del BW para poder eva­luar la inter­ac­ción con otras pro­ble­má­ti­cas y sus carac­te­rís­ti­cas demo­grá­fi­cas. En este sen­ti­do es impor­tan­te desa­rro­llar pro­pues­tas que ayu­den a eva­luar y en todo caso carac­te­ri­zar la posi­ble adic­ción al BW. Aun­que pasa­da la pan­de­mia hubo una dis­mi­nu­ción en el repor­te de BW hecho por las per­so­nas, las cifras indi­can que esta for­ma de inter­ac­ción segui­rá en aumen­to en todo el mun­do. El tra­ba­jo en casa, las cla­ses en línea, el tra­ba­jo en qui­po a tra­vés de nues­tros dis­po­si­ti­vos y la nece­si­dad de rela­ja­ción no van a dis­mi­nuir.

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Notas

  1. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM, Méxi­co, laura.cedillo@iztacala.unam.mx
  2. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM, Méxi­co
  3. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, UNAM, Méxi­co