Ciencia, religión, modernidad y posmodernidad Descargar este archivo (2.pdf)

Rubén González Vera[1], Norma Leticia Cabrera Fermoso[2], Herminia Mendoza Mendoza[3] y Roberto Arzate Robledo[4]

Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM

Resumen

La cien­cia y la reli­gión son dos con­cep­tos que se han for­ma­do en la his­to­ria huma­na con el pro­pó­si­to de enten­der el ori­gen y evo­lu­ción de la vida mis­ma: natu­ral, social y cul­tu­ral, basa­do uno en la fe espi­ri­tual, y el otro, en la razón de los hechos empí­ri­cos. La cien­cia per­ci­be el mun­do mate­rial que rodea al hom­bre, mien­tras que la reli­gión con­tem­pla la acción divi­na inma­te­rial, en su víncu­lo con el desa­rro­llo humano y el uni­ver­so, en uni­dad total. Den­tro de la moder­ni­dad, el cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co es obje­ti­vo y veri­fi­ca­ble, el cual evi­ta posi­ble el diá­lo­go e inte­gra­ción con la reli­gión para des­cri­bir y expli­car el com­por­ta­mien­to de los pro­ce­sos exis­ten­tes (De Gor­ta­ri, 1959), en tan­to que para la pos­mo­der­ni­dad, la cien­cia está vin­cu­la­da a un rela­ti­vis­mo con­cep­tual, de incer­ti­dum­bre y de des­mi­ti­fi­ca­ción del cono­ci­mien­to, lo que podría gene­rar des­de esta ópti­ca un fac­ti­ble encuen­tro con el pen­sa­mien­to reli­gio­so al espe­cu­lar sobre la ver­dad de las cosas (Mon­se­rrat, 2015). El obje­ti­vo de este artícu­lo es plan­tear de for­ma muy gene­ral, den­tro del terreno teó­ri­co-filo­só­fi­co, una apro­xi­ma­ción con­cep­tual del posi­ble víncu­lo de la cien­cia, la moder­ni­dad, la pos­mo­der­ni­dad y la reli­gión, como idea abs­trac­ta, que no requie­re de con­cre­ción algu­na, en cuan­to loca­li­dad y cul­tu­ra.

Pala­bras cla­ve: cien­cia, reli­gión, moder­ni­dad, pos­mo­der­ni­dad, epis­te­mo­lo­gía

Abstract

Scien­ce and reli­gion are two con­cepts that have been for­med in human his­tory. They are two forms of dis­cern­ment about the ori­gin of crea­tion, based on faith and reason. Scien­ce per­cei­ves the mate­rial world around man, whi­le reli­gion, as divi­ne action in bond with both man and the uni­ver­se. Within moder­nity scien­ti­fic know­led­ge is objec­ti­ve and veri­fia­ble, so the­re would be no pos­si­bi­lity of dia­lo­gue and inte­gra­tion with reli­gion (De Gor­ta­ri, 1959), but for post­mo­der­nity scien­ce is lin­ked to con­cep­tual rela­ti­vism, the, uncer­tainty, and the demys­ti­fi­ca­tion of know­led­ge; in this way the dia­lo­gue and encoun­ter bet­ween scien­ce and reli­gion could be pre­sen­ted (Mon­se­rrat, 2015). The objec­ti­ve of this arti­cle is to pro­po­se, in a very gene­ral way, the approach to the pos­si­ble link bet­ween scien­ce, moder­nity, post­mo­der­nity and reli­gion as an abs­tract idea, without loca­lity or cul­tu­re.

Key­words; scien­ce, reli­gion, moder­nity, post­mo­der­nity, epis­te­mo­logy

Los sabe­res reli­gio­so y cien­tí­fi­co duran­te su con­for­ma­ción han mani­fes­ta­do acti­tu­des de cerra­zón e impo­si­ción de ideas; de creen­cias dis­tin­tas y opues­tas, en sen­ti­do estric­to, sin posi­bi­li­dad de com­pa­ti­bi­li­dad, por tra­tar­se de dis­cur­sos incon­men­su­ra­bles (Kuhn,1986). Esto es aún más mar­ca­do en el cris­tia­nis­mo que en otras reli­gio­nes, sobre todo orien­ta­les. En cuan­to a las geo­gra­fías orien­tal y occi­den­tal, se pue­de plan­tear que la pri­me­ra está más cen­tra­da en el no ser, en lo oscu­ro, en lo otro; en tan­to la occi­den­tal se decan­ta por el ser, lo lumi­no­so y la uni­dad, des­de una epis­te­mo­lo­gía de Villo­ro (1962, 2000).

En el pre­sen­te artícu­lo se desa­rro­lla­rán los ele­men­tos cla­ve de las creen­cias, pro­pias de los cono­ci­mien­tos moder­nos y pos­mo­der­nos, que fun­da­men­tan la cien­cia tra­di­cio­nal o clá­si­ca y a la cien­cia con­tem­po­rá­nea, res­pec­ti­va­men­te; bajo estos esque­mas, se ubi­ca­rá el lugar de la reli­gión como cons­truc­to abs­trac­to, a par­tir de lo que se ha con­for­ma­do como cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co, en su moda­li­dad abier­ta o cerra­da.

El obje­ti­vo de este artícu­lo, pues, es plan­tear en for­ma muy gene­ral la apro­xi­ma­ción al posi­ble víncu­lo entre la cien­cia, la moder­ni­dad, la pos­mo­der­ni­dad y la reli­gión como idea abs­trac­ta, que no asu­me con­cre­ción en cuan­to a loca­li­dad y cul­tu­ra.

a) Un espacio breve acerca de la relación ciencia y religión

La cien­cia y la reli­gión son dos con­cep­cio­nes glo­ba­les que se han for­ma­do a lo lar­go de toda la his­to­ria de la huma­ni­dad, para dar cuen­ta de los suce­sos de los ini­cios del cos­mos, la vida natu­ral y del hom­bre en socie­dad y cul­tu­ra. La cien­cia en par­ti­cu­lar pre­ten­de com­pren­der la cons­ti­tu­ción del mun­do mate­rial que rodea al hom­bre en cuan­to a su lega­li­dad, evo­lu­ción, com­por­ta­mien­to, amplia con­tra­dic­ción, y posi­ble con­trol y pre­dic­ción de even­tos. La reli­gión, en cam­bio, se ocu­pa de lo que tras­cien­de el mun­do mate­rial, en lo mis­te­rio­so, en lo ocul­to de la acción divi­na para con el hom­bre y la crea­ción del uni­ver­so. Se tra­ta de dos modos de cono­ci­mien­to que par­ten de creen­cias dis­tin­tas sobre el ori­gen del todo en gene­ral, uno basa­do en la fe, y el otro en los hechos y la razón. Estos plan­tea­mien­tos son amplia­men­te cono­ci­dos, y han sido abor­da­dos por una gran can­ti­dad de auto­res, des­de cien­tí­fi­cos y filó­so­fos has­ta teó­lo­gos y divul­ga­do­res, ubi­ca­dos en amplios mar­cos de cono­ci­mien­to. Uno de ellos es Mon­tse­rrat (2015), quien con­si­de­ra que el espa­cio de la éti­ca podría ser el cam­po en que la cien­cia y la reli­gión se encuen­tren. Esto lo podría­mos cons­ta­tar en la trans­mi­sión del docu­men­tal de la pelí­cu­la del direc­tor Howard Davies (2002) titu­la­da Copenha­gue, sobre el encuen­tro entre Hei­sen­berg y Bohr, cuan­do dia­lo­gan des­pués del lan­za­mien­to de la bom­ba ató­mi­ca en Hiroshi­ma y Naga­sa­ki, del impe­rio japo­nés, los días 6 y 9 de agos­to de 1945. Por una par­te, se asom­bra­ban de la inven­ción de este ins­tru­men­to béli­co, en el que ellos par­ti­ci­pa­ron jun­to con Eins­tein y Fer­mi, en cuan­to a su poder tec­no­ló­gi­co; y por otra, refle­xio­na­ban sobre el impac­to que gene­ró, por su capa­ci­dad de des­truc­ción y daño físi­co, como el desa­rro­llo de cán­cer. Era una situa­ción de con­tra­rie­dad entre cien­cia y cul­pa moral que no logra­ron con­ci­liar.

Si bien des­de De Gor­ta­ri (1959), cien­tí­fi­co, filó­so­fo mar­xis­ta e his­to­ria­dor de la cien­cia y la tec­no­lo­gía, la cien­cia es el cono­ci­mien­to obje­ti­vo y racio­nal del uni­ver­so, la reli­gión en sus sen­ten­cias no con­tem­pla los ele­men­tos de obje­ti­vi­dad y racio­na­li­dad, corres­pon­dien­tes al saber moderno. A la reli­gión se le atri­bu­yen ele­men­tos de dog­ma y de fe en una com­pren­sión uni­ver­sal del uno, que es omnis­cien­te y omni­pre­sen­te; el uno, que es la uni­dad y que repre­sen­ta el ser supre­mo, que es Dios.

Razón y fe, de este modo, serían apa­ren­te­men­te opues­tos, debi­do a que la cien­cia tam­bién depo­si­ta en los hechos, en los datos obser­va­dos y com­pro­ba­dos, en el labo­ra­to­rio expe­ri­men­tal de inves­ti­ga­ción bási­ca, alta­men­te con­tro­la­da, una fe: que los cono­ci­mien­tos obje­ti­vos, posi­ti­vos y mate­ria­les, mani­fies­tos bajo una lega­li­dad natu­ral y social, con­du­ci­rán a la ver­dad cien­tí­fi­ca (epis­te­mo­lo­gía empi­ris­ta), sopor­ta­da a la vez en dis­tin­tos momen­tos por un dog­ma­tis­mo de repe­ti­ción de auto­res y tex­tos clá­si­cos, muchas veces sin refle­xión crí­ti­ca algu­na, sobre deter­mi­na­das afir­ma­cio­nes del mun­do. Del mis­mo modo, la fe y la expe­rien­cia reli­gio­sa, rela­cio­na­da, reli­ga­da con Dios cons­ti­tu­yen el fun­da­men­to del cono­ci­mien­to reli­gio­so que se for­ma­li­zan en la teo­lo­gía, pero que a la vez inten­ta expre­sar lo más fuer­te del dis­cur­so divino en tér­mi­nos com­pren­si­bles y obje­ti­vos.

Aun­que con sus dife­ren­cias, esta situa­ción occi­den­tal de la rela­ción entre cien­cia y reli­gión como dos gran­des cos­mo­vi­sio­nes de poder expli­ca­ti­vo, son ilus­tra­das en orien­te por Mon­tse­rrat (2015), exper­to espa­ñol en el tema, del siguien­te modo:

Las tra­di­cio­nes orien­ta­les par­ti­ci­pan de un cier­to pan­teís­mo e inma­nen­tis­mo, en el que la sepa­ra­ción entre el mun­do y la divi­ni­dad que­da difu­mi­na­da en una con­cep­ción en la que la últi­ma reali­dad es uni­ta­ria. En ellas se encuen­tra la idea de un uni­ver­so eterno, cícli­co que últi­ma­men­te tie­ne su fun­da­men­to en un últi­mo prin­ci­pio omni­pre­sen­te e incog­nos­ci­ble, más allá del ser y no-ser, bien sea Brah­ma o Tao, con el que final­men­te se iden­ti­fi­ca. No hay un ver­da­de­ro con­cep­to de crea­ción, sino que el uni­ver­so mis­mo es como una exten­sión, de lo que pode­mos con­si­de­rar como el ámbi­to de lo divino y no dis­tin­to de él. Las ideas de la uni­dad y el cam­bio ocu­pan un papel impor­tan­te, ya que el uni­ver­so es eter­na­men­te cam­bian­te, y el mis­mo, que nace, se desa­rro­lla, mue­re y vuel­ve a nacer… (p. 4).

Esta cita de Mon­tse­rrat es diver­gen­te de la supo­si­ción de la gran explo­sión, del big bang de Gamow (1993) y del big crunch, sobre el ori­gen del uni­ver­so, sobre la crea­ción, que, en este últi­mo autor, es de natu­ra­le­za fisi­co­quí­mi­ca, y su tér­mino será de la mis­ma for­ma.

La cien­cia y la reli­gión, como con­cep­tos, tie­nen al hom­bre como el ele­men­to inte­gra­dor. El ser humano en sus dimen­sio­nes físi­ca, men­tal y espi­ri­tual es quien hace cien­cia y quien mani­fies­ta su reli­gio­si­dad. No podría exis­tir cien­cia sin el hom­bre y la reli­gión no ten­dría sen­ti­do sin él. Así que estos apa­ren­tes cam­pos con­tra­rios e irre­con­ci­lia­bles tie­nen al hom­bre mis­mo, con todo lo que supo­ne su inte­gra­li­dad, como el esla­bón que las une. Pare­ce­ría que no hay posi­bi­li­dad de un diá­lo­go posi­ble entre estos sabe­res; sin embar­go, en un apar­ta­do pos­te­rior se expo­nen alter­na­ti­vas de comu­ni­ca­ción den­tro del perío­do pos­mo­derno.

El diá­lo­go entre fe y cien­cia obe­de­ce a un orden epis­te­mo­ló­gi­co liga­do a una his­to­ri­ci­dad que ante­ce­de el deba­te actual. Si se juz­ga el ori­gen de la vida des­de la prue­ba empí­ri­ca inter­pre­tan­do el sis­te­ma de las apa­rien­cias sen­si­bles como la úni­ca refe­ren­cia posi­ble, solo esta­mos en una sola solu­ción, esta­ble­cien­do en con­se­cuen­cia, una hipó­te­sis fal­sea­da por los datos.

b) Modernidad, posmodernidad, ciencia clásica, ciencia contemporánea

Esquemas sintéticos

Los cua­dros aba­jo pre­sen­ta­dos mues­tran los prin­ci­pios epis­te­mo­ló­gi­cos de las opo­si­cio­nes con­cep­tua­les de la moder­ni­dad y la pos­mo­der­ni­dad, así como de la cien­cia clá­si­ca y con­tem­po­rá­nea, des­cri­tos ante­rior­men­te, y que sir­ven de refe­ren­te para indi­car el posi­ble lugar de la reli­gión en este encuen­tro inter­dis­ci­pli­na­rio de sabe­res.

En los prin­ci­pios del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co moderno, rela­ti­vos a ver­dad cien­tí­fi­ca abso­lu­ta, uni­ver­sal y cer­te­ra, obje­ti­va y racio­nal, exis­te des­cu­bri­mien­to de leyes natu­ra­les de los pro­ce­sos y tra­ba­jo expe­ri­men­tal de labo­ra­to­rio; mien­tras que, en el espa­cio de la reli­gión, como creen­cia divi­na en un ser supre­mo, sin mate­ria­li­dad apa­ren­te, es nula la veri­fi­ca­ción o la fal­sa­ción de creen­cias. En este sen­ti­do de cien­cia clá­si­ca no habría posi­bi­li­dad de diá­lo­go e inte­gra­ción con el cono­ci­mien­to reli­gio­so (ver cate­go­rías cerra­das e infle­xi­bles de la moder­ni­dad y de la cien­cia clá­si­ca, en los cua­dros 1 y 2, aba­jo seña­la­dos).

Aho­ra bien, sobre los prin­ci­pios del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co pos­mo­derno (Pérez, 1991; Derri­da, 1967) vin­cu­la­dos al rela­ti­vis­mo con­cep­tual, lo par­ti­cu­lar, la incer­ti­dum­bre, la des­mi­ti­fi­ca­ción del cono­ci­mien­to y la ver­dad del arte, don­de se podría agre­gar la ver­dad de la reli­gión, lo irra­cio­nal razo­na­do, los sen­ti­mien­tos, las intui­cio­nes, el pen­sa­mien­to mági­co, el sen­ti­do de la vida, lo exis­ten­cial, la tras­cen­den­cia y la espi­ri­tua­li­dad huma­na, ade­más de las ideas de la diver­si­dad de cami­nos, de plu­ra­li­dad, iro­nía, decons­truc­ción, tole­ran­cia, hibri­dez de cono­ci­mien­to y trans­dis­ci­pli­na­rie­dad, el espa­cio de lo reli­gio­so, sería amplio, no solo con rela­ción a la pos­mo­der­ni­dad, sino con la cien­cia con­tem­po­rá­nea; don­de se podría lograr un abier­to diá­lo­go y de encuen­tro entre estos dos sabe­res uni­ver­sa­les (ver cate­go­rías de aper­tu­ra y fle­xi­bi­li­dad de la pos­mo­der­ni­dad y la cien­cia con­tem­po­rá­nea, de los cua­dros 1 y 2, aba­jo seña­la­dos).

Cuadro 1. Oposiciones Conceptuales

Moder­ni­dad

Pos­mo­der­ni­dad

Abso­lu­tis­mo

Rela­ti­vis­mo

Lo uni­ver­sal

Lo par­ti­cu­lar

Cer­te­za

Incer­ti­dum­bre

Cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co

Des­mi­ti­fi­ca­ción del cono­ci­mien­to

La ver­dad

La ver­dad del arte

Razón-racio­na­li­dad

Razo­nar lo irra­cio­nal

Cano­ni­za­ción de la cul­tu­ra

Sen­ti­mien­tos, intui­cio­nes, pen­sa­mien­to mági­co, etc.

Hom­bre cul­to

Des­ca­no­ni­za­ción de la cul­tu­ra

Evo­lu­ción lineal

Cul­tu­ra popu­lar

La uni­dad

Diver­si­dad de cami­nos

Cri­ti­car for­mal­men­te

Dife­ren­cia (plu­ra­li­dad)

Cons­truir

Iro­ni­zar

Fin de la his­to­ria

Decons­truir

Pro­gre­so

No hay fin (poshis­to­ria)

Pro­yec­to eman­ci­pa­to­rio (Ideo­lo­gías libe­ra­li­za­do­ras)

No retro­ce­so

——————-

No hay eman­ci­pa­ción

Into­le­ran­cia

Fin de las ideo­lo­gías

Moder­ni­dad

Pos­mo­der­ni­dad

Artes sepa­ra­das

Tole­ran­cia

Abso­lu­tis­mo

Hibri­dez artís­ti­ca (por ejem­plo: per­for­man­ce, tea­tro-dan­za, espec­tácu­los mul­ti­me­dia, etc.)

——————-

Rela­ti­vis­mo

Artes sepa­ra­das

Tole­ran­cia

Cuadro 2

Cien­cia clá­si­ca

Cien­cia con­tem­po­rá­nea

S. XVIII- Gali­leo- Obser­va­cio­nes sobre caí­da libre y movi­mien­to

Ini­cios del siglo XX

Leyes uni­ver­sa­les, sobre gra­ve­dad, movi­mien­to en New­ton, prin­ci­pios mate­má­ti­cos de la filo­so­fía natu­ral

Leyes par­ti­cu­la­res por cien­cia y espe­cí­fi­cas

Deter­mi­nis­mo, cau­sa­li­dad

Inde­ter­mi­na­ción y pro­ba­bi­li­dad, Hei­sen­berg

Obje­ti­vi­dad, natu­ra­le­za y racio­na­li­dad

Sub­je­ti­vi­dad social, inter­pre­ta­ción, intui­ción, narra­ti­va

Cono­ci­mien­tos abso­lu­tos

Cono­ci­mien­tos rela­ti­vos, Eins­tein, el papel del obser­va­dor

Físi­ca clá­si­ca de New­ton, 3 leyes: acción- reac­ción, f = m.a, e iner­cia

Rela­ti­vi­dad y mecá­ni­ca cuán­ti­ca

Veri­fi­ca­ción en cien­cias natu­ra­les

Com­pren­sión en cien­cias socia­les, her­me­néu­ti­ca.

Rela­ción suje­to-obje­to pasi­va

Rela­ción suje­to-obje­to acti­va

Son inde­pen­dien­tes

Teo­rías espe­cí­fi­cas, teo­rías de cuer­da, de mun­dos físi­cos

Vir­tua­les

Teo­rías gene­ra­les, S. Haw­king, inter­ac­cio­nes fuer­tes, débi­les, elec­tro­mag­né­ti­cas y gra­vi­ta­to­rias

Pro­yec­to menos ambi­cio­so de expli­ca­ción en filo­so­fía y cien­cia

Cien­cia clá­si­ca

Cien­cia con­tem­po­rá­nea

Cono­ci­mien­to, ver­dad y nece­si­dad, más ambi­cio­so como pro­yec­to

Com­ple­ji­dad del cono­ci­mien­to, redes socia­les e‑ciencia, elec­tró­ni­ca, bio-infor­má­ti­ca

Inte­gra­ción del cono­ci­mien­to, con base en el mode­lo de la físi­ca

Cien­cias natu­ra­lesCien­cias socia­les

Cien­cias natu­ra­les vs cien­cias socia­les

Cono­ci­mien­to en cons­truc­ción, Pia­get, Pri­go­gi­ne

Posi­ti­vis­mo, fun­da­men­to del cono­ci­mien­to

Mar­xis­mo hete­ro­do­xo, abier­to y crí­ti­co

Mar­xis­mo orto­do­xo

Ver­da­des rela­ti­vas

Ver­da­des abso­lu­tas

Saber y sen­tir

Saber vs sen­tir

No hay cono­ci­mien­to defi­ni­ti­vo

Des­ci­frar los enig­mas de la natu­ra­le­za, lo qué es, lo onto­ló­gi­co

Con­tra un mode­lo úni­co de obje­ti­vi­dad en cien­cias socia­les

Cono­ci­mien­to defi­ni­ti­vo de la reali­dad

Se habla de com­ple­men­ta­ción de teo­rías, no de eclec­ti­cis­mo

c) Algunos planteamientos filosóficos sobre ciencia y religión

El pro­ce­so de la cien­cia, para los teó­ri­cos de lo moderno, refie­re según Tomé (2014), a un tra­ba­jo repre­sen­ta­ti­vo, repro­duc­ti­vo de la natu­ra­le­za, pro­duc­to del con­sen­so racio­nal de los que la ensa­yan y que tie­ne la pre­ten­sión de for­mu­lar ver­da­des cien­tí­fi­cas al mar­gen de los mane­jos socia­les, mien­tras que los ini­cios de la pos­mo­der­ni­dad los pode­mos ubi­car des­de la crí­ti­ca nietz­schea­na. Lyo­tard (en Tomé, 2014), plan­tea la cien­cia como prác­ti­ca de repro­duc­ción de inves­ti­ga­ción, no como orien­ta­ción de bús­que­da de resul­ta­dos sobre el mun­do; en tan­to que la cien­cia pos­mo­der­na es un modo de cono­ci­mien­to que no se cen­tra fun­da­men­tal­men­te en repro­du­cir lo cono­ci­do, sino más bien en bus­car per­ma­nen­te­men­te lo des­co­no­ci­do y lo inde­ter­mi­na­do, a tra­vés del tra­ba­jo inter­dis­ci­pli­na­rio. Fren­te a la cien­cia clá­si­ca, que tra­ta de repre­sen­tar median­te imá­ge­nes y teo­rías la natu­ra­le­za, con­si­de­ra que esta labor tra­di­cio­nal corres­pon­de a una pro­yec­ción de los entor­nos socia­les, eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos, bajo los cua­les se des­en­vuel­ve como acti­vi­dad de cono­ci­mien­to. Su his­to­ria cien­tí­fi­ca es una his­to­ria de imá­ge­nes y de creen­cias segu­ras.

En la pos­mo­der­ni­dad, dichas imá­ge­nes for­man par­te de una eco­no­mía, de modo dis­tin­to al que juga­ban en la moder­ni­dad, como hechos de estu­dio, de la ideo­lo­gía polí­ti­ca, con­ce­bi­dos en su ver­dad rela­ti­va, carac­te­ri­za­dos con­ti­nua­men­te como hechos alter­na­ti­vos de ver­dad, en los que podrían incluir­se creen­cias irra­cio­na­les, a los que, de mane­ra pro­pia, se visua­li­za, per­te­ne­cen pre­jui­cio­sa­men­te los de la reli­gión.

De entra­da, en los cua­dros 1 y 2, ante­rior­men­te expues­tos, se ubi­có la posi­bi­li­dad en la pos­mo­der­ni­dad, de razo­nar lo irra­cio­nal, lo que no es solo la razón cien­tí­fi­ca en el hom­bre, sino tam­bién el pen­sa­mien­to mági­co y artís­ti­co, agre­gán­do­se el terreno de lo reli­gio­so, para que la cien­cia y la reli­gión, en esta nue­va visión del mun­do, esta­ble­cie­ran una comu­ni­ca­ción de cues­tio­na­mien­tos y acer­ca­mien­tos, rela­ti­vos, al sur­gi­mien­to y orden de los pro­ce­sos mani­fies­tos en la ampli­tud de la vida y sur­gi­mien­to de la con­cien­cia huma­na, cien­tí­fi­ca y de creen­cias, tal como lo dis­cu­tie­ron en el Vati­cano, sobre el ori­gen del uni­ver­so, Juan Pablo II, Haw­king y Pop­per (Haw­king, 1988).

Por otra par­te, la auto­ra Lam­brus­chi­ni (s/a), escri­bien­do sobre la moder­ni­dad, comen­ta que sur­ge en los siglos XIV y XV, en víncu­lo con el rena­ci­mien­to y el huma­nis­mo, don­de la Igle­sia pasó a segun­do tér­mino, en el momen­to en que el hom­bre no desea­ba res­pues­tas teo­ló­gi­cas de un ser supre­mo, sino racio­na­les y huma­nas, en tan­to que el huma­nis­mo refle­xio­na­ba a su vez acer­ca de la dig­ni­dad y valor del hom­bre. No obs­tan­te, seña­la que Nietz­sche, Marx y Freud cons­ti­tu­yen las tres gran­des humi­lla­cio­nes de la razón. El pri­me­ro por­que plan­tea­ba que los valo­res del cris­tia­nis­mo no eran los rele­van­tes para la socie­dad, de ahí su fra­se “Dios ha muer­to”; dichos valo­res debían ser reem­pla­za­dos por la idea de un super­hom­bre que no tuvie­ra la creen­cia en algo supe­rior, debi­do a que el hom­bre era lo supre­mo: un ser utó­pi­co, segu­ro, inde­pen­dien­te e indi­vi­dual, que “No cree en las pro­me­sas de las reli­gio­nes. El sufri­mien­to y el dolor son par­te de la exis­ten­cia de la huma­ni­dad. Este hom­bre debe bus­car sus pro­pios valo­res” (p. 1). En el caso de Marx, el hom­bre no es libre, pues está con­di­cio­na­do por rela­cio­nes eco­nó­mi­cas y polí­ti­cas, y los valo­res del ser social se desa­rro­llan median­te con­ve­nien­cia eco­nó­mi­ca. En Freud apa­re­ce la creen­cia de que la razón del hom­bre está con­tro­la­da por su incons­cien­te, de ahí que no es total­men­te libre, pues su men­te se encuen­tra bajo el influ­jo de esa fuer­za.

A los tres auto­res se les con­si­de­ra pen­sa­do­res de la sos­pe­cha den­tro del perío­do de la moder­ni­dad, por cues­tio­nar tan­to el pen­sa­mien­to racio­nal como el reli­gio­so, y ser par­tea­guas de la cons­truc­ción pos­mo­der­na que, a cri­te­rio de la mis­ma auto­ra, se fin­ca sobre las siguien­tes bases: rup­tu­ra con los idea­les del cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co moderno (ver­da­des uni­ver­sa­les, nece­sa­rias y defi­ni­ti­vas); éti­cos y de pro­gre­so social utó­pi­co, como los del comu­nis­mo; del cien­ti­fi­cis­mo, por su caren­cia de impac­to social; y de racio­na­li­dad obje­ti­va. Pro­po­nien­do otras for­mas de racio­na­li­dad, ade­más del papel de la plu­ra­li­dad, la dife­ren­cia, el poder y la decons­truc­ción, que nota­ble­men­te se ejer­ce en la cien­cia, la filo­so­fía, la reli­gión, el arte, la arqui­tec­tu­ra, la polí­ti­ca, la cul­tu­ra y todo saber humano.

De ahí que se encuen­tren tex­tos como los del teó­lo­go cató­li­co ale­mán Hans Kung (1999, 2005) sobre pos­mo­der­ni­dad, her­me­néu­ti­ca, reli­gión, cien­cia, éti­ca e igle­sia, e inclu­so con cien­cias de la com­ple­ji­dad, para inten­tar com­pren­der la for­ma­ción cog­nos­cen­te y espi­ri­tual, no nece­sa­ria­men­te divi­na, sino tam­bién cien­tí­fi­ca y éti­ca.

Conclusión

En el mun­do actual, el cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co moderno se vali­da bajo un meta­dis­cur­so que no res­pon­de a situa­cio­nes huma­nas fun­da­men­ta­les, como las del ejer­ci­cio de liber­tad, efi­ca­cia del cono­ci­mien­to bási­co, impac­to social de jus­ti­cia, desa­rro­llo de feli­ci­dad huma­na, dis­tri­bu­ción equi­ta­ti­va de bie­nes mate­ria­les, pro­pues­tas éti­cas y lega­les con­tra la vio­len­cia, com­pe­ten­cia sal­va­je, indi­vi­dua­lis­mo, con­ta­mi­na­ción de aire y agua, com­pro­mi­so y res­pon­sa­bi­li­dad, y for­ma­ción de edu­ca­ción cons­cien­te, cri­ti­ca, sen­si­ble y cívi­ca, que son pro­pias de la sub­je­ti­vi­dad y bien­es­tar humano, y que se vin­cu­lan con una éti­ca apli­ca­da, una moral sen­si­ble y una serie de creen­cias fun­da­men­ta­les que hacen con­tac­to más bien con una vida espi­ri­tual y reli­gio­sa; de ahí la dis­tan­cia entre ambas dis­ci­pli­nas, según la cla­se de pro­ble­mas que abor­dan.

Terre­nos, algu­nos, que han com­pe­ti­do más a una cos­mo­vi­sión supre­ma o a una visión empí­ri­ca, pero que hoy requie­ren de modo más obli­ga­do de una expli­ca­ción glo­bal, des­de el esta­ble­ci­mien­to de un enla­ce de comu­ni­ca­ción entre las cien­cias, las huma­ni­da­des y las ideas reli­gio­sas, acer­ca de las cues­tio­nes fun­da­men­ta­les del hom­bre, en cuan­to a su natu­ra­le­za, cons­ti­tu­ción, cons­truc­ción, cog­ni­ción, idea­les, pro­pó­si­tos, moti­va­cio­nes, valo­res y aspi­ra­cio­nes, como par­te del uni­ver­so.

Este tra­ba­jo de inte­gra­ción podría con­for­mar­se, des­de una pers­pec­ti­va orien­ta­do­ra del cono­ci­mien­to inter­dis­ci­pli­na­rio, obje­ti­vo y sub­je­ti­vo, en los cami­nos del encuen­tro y el des­en­cuen­tro, de la cien­cia y la reli­gión, don­de se bus­que el pun­to de con­tac­to de cono­ci­mien­to de estos sabe­res a par­tir de sus dife­ren­cias, bajo mar­cos abier­tos como los de la plu­ra­li­dad (pos­mo­der­ni­dad) y de las cien­cias de la com­ple­ji­dad (cien­cia con­tem­po­rá­nea) y de dis­cur­sos hete­ro­gé­neos, de ver­dad, que guíen el diá­lo­go en rela­ción a esta com­pren­sión de lo humano.

En pala­bras de Mas­low (1968, 1971), se podría hablar de una espe­cie de eupsi­quia, como una sub­cul­tu­ra com­pues­ta de gen­te salu­da­ble, madu­ra psi­co­ló­gi­ca­men­te y auto­rrea­li­za­da, en fami­lias; que pudie­ra dar un vira­je a la situa­ción actual que se vive, en for­ma gene­ral, en este mun­do en deca­den­cia y des­truc­ción; acom­pa­ña­da de una comu­ni­dad cien­tí­fi­ca coor­di­na­da y pro­duc­ti­va, y con un códi­go éti­co, fuer­te y pode­ro­so, que podría lle­var a un pro­ce­so civi­li­za­to­rio que ante­rior­men­te estu­vo en manos de pro­fe­tas reli­gio­sos. Esas decla­ra­cio­nes de Mas­low con­du­cen a la idea de tener que cam­biar el entorno humano, en su tota­li­dad, y no sola­men­te al hom­bre en lo par­ti­cu­lar; lo cual sería posi­ble con la ayu­da, a decir nues­tro, de un equi­po inter­dis­ci­pli­na­rio, en don­de par­ti­ci­pen el tera­peu­ta, el cien­tí­fi­co, el reli­gio­so, el psi­có­lo­go huma­nis­ta, el edu­ca­dor, el per­so­nal de salud, el pro­fe­sio­nis­ta de las cien­cias socia­les y todo cono­ce­dor y sabe­dor de la vida y su nece­si­dad de tras­cen­den­cia, que conec­tan al ser del hom­bre con el supues­to ser divino.

Referencias

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Villoro, L. (2000). Creer, saber, conocer. Siglo XXl: México, pp. 197-269.

Notas

  1. Pro­fe­sor titu­lar de la carre­ra de psi­co­lo­gía de la FES Izta­ca­la-UNAM. Correo elec­tró­ni­co rubengv@unam.mx

  2. Pro­fe­so­ra de asig­na­tu­ra de la carre­ra de la FES Izta­ca­la-UNAM. Correo elec­tró­ni­co nlfermoso@hotmail.com

  3. Pro­fe­so­ra Aso­cia­da defi­ni­ti­va de la carre­ra de psi­co­lo­gía de la FES Izta­ca­la- UNAM. Correo elec­tró­ni­co herminiamm25@hotmail.com

  4. Pro­fe­sor Aso­cia­do defi­ni­ti­va de la carre­ra de psi­co­lo­gía de la FES Izta­ca­la- UNAM. Correo elec­tró­ni­co arzater@unam.mx