Estresse ocupacional em profissionais de saúde em residência Descargar este archivo (Estresse ocupacional em profissionais de saúde em residência.pdf)

Cynthia de Freitas Melo, Ana Karine Sousa Cavalcante, Sabrina Magalhães Martins da Silva e Nathalia Gabriella da Justa Mota

Universidade de Fortaleza

Resumo

O obje­ti­vo da pre­sen­te pes­qui­sa foii­den­ti­fi­car o nível de estres­se ocu­pa­cio­nal em pro­fis­sio­nais de saú­de resi­den­tes bra­si­lei­ros. Foi rea­li­za­da uma pes­qui­sa des­cri­ti­va, de abor­da­gem quan­ti­ta­ti­va, por meio de levan­ta­men­to nacio­nal, que con­tou com uma amos­tra não pro­ba­bi­lís­ti­ca com­pos­ta por 441 pro­fis­sio­nais resi­den­tes em saú­de, de dife­ren­tes for­mações, que res­pon­de­ram um ques­tio­ná­rio socio­de­mo­grá­fi­co e a Esca­la de Estres­se no Tra­balho, cujo dados foram ana­li­sa­dos por meio de esta­tís­ti­ca des­cri­ti­va e biva­ria­da, com auxí­lio do soft­wa­re Sta­tis­ti­cal Pac­ka­ge for Social Scien­ce. Os resul­ta­dos apon­ta­mum alto nível de estres­se ocu­pa­cio­nal em pro­fis­sio­nais da saú­de (49,20%), sen­do os pro­fis­sio­nais de enfer­ma­gem os que pos­suem maio­res níveis de estres­se. Con­clui-se quehá neces­si­da­de de cui­da­do sobre a saú­de men­tal dos pro­fis­sio­nais que par­ti­ci­pam dos pro­gra­mas de resi­dên­cia em saú­de no Bra­sil.

Pala­vras-cha­ve. Saú­de men­tal; Estres­se ocu­pa­cio­nal; Inter­na­to; Resi­dên­cia; Pro­fis­sio­nais de saú­de.

Estrés laboral en profesionales de salud en residencia

Resumen

El obje­ti­vo de esta inves­ti­ga­ción fue iden­ti­fi­car el nivel de estrés labo­ral en los pro­fe­sio­na­les de la salud resi­den­tes en Bra­sil. Se reali­zó una inves­ti­ga­ción des­crip­ti­va con un enfo­que cuan­ti­ta­ti­vo a tra­vés de una encues­ta nacio­nal, que inclu­yó una mues­tra no pro­ba­bi­lís­ti­ca com­pues­ta por 441 pro­fe­sio­na­les de la salud resi­den­tes de dife­ren­tes orí­ge­nes, que res­pon­die­ron un cues­tio­na­rio socio­de­mo­grá­fi­co y la Esca­la de Estrés en el Tra­ba­jo, cuyos datos Fue­ron ana­li­za­dos usan­do esta­dís­ti­cas des­crip­ti­vas y biva­ria­das, usan­do el paque­te Sta­tis­ti­cal Pac­ka­ge for Social Scien­ce. Los resul­ta­dos indi­can un alto nivel de estrés labo­ral en los pro­fe­sio­na­les de la salud (49.20%), y los pro­fe­sio­na­les de enfer­me­ría tie­nen los nive­les más altos de estrés. Se con­clu­ye que es nece­sa­rio preo­cu­par­se por la salud men­tal de los pro­fe­sio­na­les que par­ti­ci­pan en pro­gra­mas de resi­den­cia de salud en Bra­sil.

Pala­bras cla­ve. Salud men­tal; Estrés ocu­pa­cio­nal; Pasan­tía Resi­den­cia; Per­so­nal de salud.

Occu­pa­tio­nal stress in home health pro­fes­sio­nals

Introducción

El pro­gra­ma de resi­den­cia es una moda­li­dad de pos­gra­do que tra­ba­ja en ins­ti­tu­cio­nes de salud bajo la direc­ción de pro­fe­sio­na­les con un más­ter o doc­to­ra­do. Carac­te­ri­za­do por la for­ma­ción en el ser­vi­cio bajo super­vi­sión, el pro­pó­si­to de la resi­den­cia es la crea­ción de com­pe­ten­cia pro­fe­sio­nal para desa­rro­llar cono­ci­mien­tos, acti­tu­des y habi­li­da­des (Fabi­chak, Sil­va-Júnior, & Morro­ne, 2014).

En Bra­sil, la legis­la­ción esta­ble­ci­da por el decre­to 80.281/1977 esta­ble­ce que el núme­ro máxi­mo de horas del resi­den­te es de 60 horas por sema­na; y entre el 80% y el 90% de la jor­na­da labo­ral anual debe­ría des­ti­nar­se al ser­vi­cio y el res­to a acti­vi­da­des teó­ri­co-com­ple­men­ta­rias. Al final de la resi­den­cia, el pro­fe­sio­nal que cum­plió con toda la car­ga de tra­ba­jo reque­ri­da reci­be el títu­lo de espe­cia­lis­ta en una deter­mi­na­da área.

La reali­dad mues­tra, sin embar­go, que los resi­den­tes tie­nen esca­neos de tur­nos adi­cio­na­les para com­ple­men­tar los ingre­sos, inten­si­fi­can­do el can­san­cio y el ago­ta­mien­to físi­co y men­tal, y empeo­ran­do la cali­dad de vida. Por lo tan­to, la resi­den­cia es una fase muy estre­san­te en la for­ma­ción del pro­fe­sio­nal que, a pesar de con­tri­buir a su mejo­ra pro­fe­sio­nal, tam­bién pue­de cau­sar sufri­mien­to y cam­bios de com­por­ta­mien­to inde­sea­bles (Cahú, et al., 2014).

Des­de esta pers­pec­ti­va, se refuer­za que el exce­so de tra­ba­jo, aña­di­do a los bajos sala­rios, pue­de des­en­ca­de­nar altos nive­les de estrés en los resi­den­tes (Barros, 2013; Ama­riz, et al., 2017). El estrés resul­tan­te de las situa­cio­nes de tra­ba­jo se deno­mi­na estrés ocu­pa­cio­nal, y pue­de defi­nir­se como un pro­ce­so en el que el pro­fe­sio­nal reco­no­ce las deman­das del tra­ba­jo como fac­to­res estre­san­tes y reac­cio­na, como res­pues­ta del orga­nis­mo al agen­te ten­sor. Al exce­der sus habi­li­da­des de afron­ta­mien­to, pue­den sur­gir varias enfer­me­da­des rela­cio­na­das con el tra­ba­jo, en for­ma de pro­ble­mas en la salud físi­ca y men­tal del pro­fe­sio­nal (Ferrei­ra, 2017).

El estrés ocu­pa­cio­nal comen­zó a con­si­de­rar­se un nue­vo cam­po de estu­dio a par­tir de la déca­da de 1970, refor­za­do por la com­pren­sión amplia­da de la salud y sus múl­ti­ples deter­mi­nan­tes, el reco­no­ci­mien­to de la inte­gra­li­dad del tema y la impor­tan­cia del tra­ba­jo en su cons­ti­tu­ción. Sur­ge del inte­rés por los estu­dios rela­cio­na­dos con los impac­tos de los cam­bios socia­les en la vida huma­na (Wallau, 2003). A par­tir de enton­ces, se reco­no­ce que, aun­que el estrés se pre­sen­ta como una reac­ción posi­ti­va de adap­ta­ción del orga­nis­mo a una situa­ción deter­mi­na­da, es uno de los prin­ci­pa­les retos a afron­tar en el ciclo de vida (Qua­res­ma, et al., 2015).

Entre sus per­jui­cios se encuen­tra el Sín­dro­me de Adap­ta­ción Gene­ral (SAG), que se carac­te­ri­za por la pre­sen­cia de estrés en tres fases dis­tin­tas: 1. Fase de Alar­ma – carac­te­ri­za­da por las reac­cio­nes que el cuer­po mani­fies­ta cuan­do se reco­no­ce al agen­te estre­san­te, reac­cio­nes que se movi­li­zan para luchar o huir; 2. Fase de resis­ten­cia – el cuer­po se esfuer­za por resis­tir los efec­tos de la fase ante­rior y vol­ver a su esta­do de equi­li­brio a medi­da que per­ma­ne­ce el agen­te de ten­sión; y 3. Fase de ago­ta­mien­to – cuan­do el estrés per­ma­ne­ce duran­te un perío­do más lar­go de lo que el cuer­po pue­de resis­tir (Qua­res­ma, et a., 2015; Fon­ta­na & Siquei­ra, 2009).

Varios fac­to­res pue­den estar rela­cio­na­dos con el estrés ocu­pa­cio­nal, tales como: ambien­te de tra­ba­jo inade­cua­do, fal­ta de con­trol sobre la ruti­na, com­ple­ji­dad del tra­ba­jo, la nece­si­dad de actuar con pron­ti­tud y com­pe­ten­cia, sobre­car­ga de tra­ba­jo, fal­ta de con­di­cio­nes de ocio, entre otros. Tales situa­cio­nes de des­gas­te físi­co y psí­qui­co, a lar­go pla­zo, pue­de con­du­cir a la fati­ga y la depre­sión (Lima & Bian­chi, 2010, Neto, 2013). Ade­más, las carac­te­rís­ti­cas indi­vi­dua­les y las situa­cio­nes per­so­na­les, como el sexo, los aspec­tos de la per­so­na­li­dad y las vul­ne­ra­bi­li­da­des psi­co­ló­gi­cas, tam­bién pue­den estar rela­cio­na­das con el estrés (Cam­pos, et al., 2015).

Entre los pro­fe­sio­na­les de la salud, algu­nas carac­te­rís­ti­cas espe­cí­fi­cas del con­tex­to de tra­ba­jo se regis­tran como fac­to­res estre­san­tes en algu­nos estu­dios. Son: jor­na­da labo­ral exce­si­va, car­ga emo­cio­nal carac­te­rís­ti­ca de la acti­vi­dad y fina­li­za­ción del curso/incertidumbre con res­pec­to a la vida pro­fe­sio­nal (Mar­tins, 2011; Sil­va & Sil­vei­ra, 2017; Fer­nan­des, et al., 2017). En gene­ral, los auto­res des­ta­can los sín­to­mas del can­san­cio, el ago­ta­mien­to físi­co y el insom­nio. Ade­más, algu­nos estu­dios rela­cio­nan estas carac­te­rís­ti­cas con la insa­tis­fac­ción con el tra­ba­jo (Cahú, et al., 2014; De Almei­da, et al., 2018; De Moraes Filho, Sil­va & De Almei­da, 2018).

Por lo tan­to, es rele­van­te iden­ti­fi­car cuán­to se ven afec­ta­dos los resi­den­tes sani­ta­rios, com­pro­me­tien­do la aten­ción brin­da­da a los usua­rios de los ser­vi­cios de salud. Esta inves­ti­ga­ción tie­ne como obje­ti­vo iden­ti­fi­car el nivel de estrés ocu­pa­cio­nal en los pro­fe­sio­na­les de la salud resi­den­tes bra­si­le­ños.

Metodología

Tipo de estudio

Se tra­ta de una inves­ti­ga­ción des­crip­ti­va, encues­ta a tra­vés de Inter­net en todo Bra­sil, con un enfo­que cuan­ti­ta­ti­vo.

Muestra de participantes

Se inclu­yó una mues­tra de con­ve­nien­cia no pro­ba­bi­lís­ti­ca com­pues­ta por 441 pro­fe­sio­na­les de la salud. Entre los datos socio­de­mo­grá­fi­cos, cabe des­ta­car que la edad media es de 27 años (SD 3,81). La mayo­ría son muje­res (f x 399; 76,9%), úni­co (f a 268; 60,8 %), sin hijos (f a 412; 93,4%), con reli­gión (f a 227; 62,8 %), que se encuen­tran en la pri­me­ra resi­den­cia (f ‑404; 91,6%), que tra­ba­jan en otros luga­res (f- 335; 76 %). Son de todas las regio­nes del país, sien­do prin­ci­pal­men­te en la región sur­es­te (f ‑187; 42%) y el nores­te (f‑162; 36;7%). Tie­nen una edu­ca­ción de enfer­me­ría pre­do­mi­nan­te (f – 72; 16%), fisio­te­ra­pia (f  s 67; 15,2%) y Psi­co­lo­gía (f‑37; 8,4%). Tra­ba­jan un pro­me­dio de 63,60 horas a la sema­na en casa (SD 23,6) (Tabla 1).

Tabla 1. Datos sociodemográficos de la muestra

SEXO

 

Mujer

mas­cu­lino

 

f 399; 76,9%

f 102; 23,1%

 

ESTADO CIVIL

 

sol­te­ro

Casa­do

 

f 268; 60,8%

f 173; 39,2%

 

PRACTICANTE DE ALGUNA RELIGIÓN

 

No

 

f 277; 62,8%

f 164; 37,2%

 

REGIÓN DEL PAÍS DONDE VIVE

 

Sur­es­te

Nores­te

Cen­tro-Oes­te

En

Nor­te

f 187; 42,4%

f 162; 36,7%

f a 46; 10,4%

f 40; 9,1%

f a 06; 1,4%

ZONA DE ENTRENAMIENTO

 

Enfer­me­ría

Fisio­te­ra­pia

Psi­co­lo­gía

Otro

 

f 72; 16,3%

f 67; 15,2%

f 37; 8,4%

f a 114; 1,90%

 

Instrumentos

Se uti­li­zó un cues­tio­na­rio socio­de­mo­grá­fi­co y la Esca­la de Estrés en el Tra­ba­jo (TSE) de Pas­choal y Tamayo17. El TSE es un ins­tru­men­to com­pues­to por 23 pun­tos, con una esca­la de res­pues­tas simi­lar a la siguien­te en cin­co pun­tos: 1 (total­men­te en des­acuer­do), 2 (des­acuer­do), 3 (par­cial­men­te de acuer­do), 4 (de acuer­do) y 5 (total­men­te de acuer­do). Tie­ne un úni­co fac­tor, con carac­te­rís­ti­cas psi­co­mé­tri­cas satis­fac­to­rias (α a 0,91). Sus ele­men­tos abor­dan los fac­to­res de estrés orga­ni­za­cio­na­les iden­ti­fi­ca­dos por los encues­ta­dos, y sus reac­cio­nes emo­cio­na­les a los fac­to­res estre­san­tes.

Procedimiento

Tras la apro­ba­ción del pro­yec­to por el Con­se­jo de éti­ca de la inves­ti­ga­ción, a tra­vés del dic­ta­men núme­ro 2.216.829, el ins­tru­men­to de inves­ti­ga­ción se inser­tó en una pla­ta­for­ma en línea y se puso a dis­po­si­ción en Inter­net, a tra­vés de una pági­na espe­cí­fi­ca y un domi­nio pri­va­do. La divul­ga­ción se pro­du­jo a tra­vés del correo elec­tró­ni­co, las redes socia­les en línea y las apli­ca­cio­nes de comu­ni­ca­ción móvil.

Análisis de datos

Los datos se orga­ni­za­ron y ana­li­za­ron en el Pro­gra­ma SPSS (Sta­tis­ti­cal Pac­ka­ge of Social Scien­ces) para Win­dows ver­sión 22, en cua­tro eta­pas: 1) des­crip­ción de la mues­tra, a tra­vés de esta­dís­ti­cas des­crip­ti­vas; 2) aná­li­sis de datos des­crip­ti­vos de la esca­la; y 3) com­pa­ra­cio­nes de los resul­ta­dos, según datos socio­de­mo­grá­fi­cos.

Para el aná­li­sis de los datos des­crip­ti­vos de la esca­la, se veri­fi­có la pun­tua­ción media de los 23 ele­men­tos de los suje­tos (con pun­tua­ción entre 1 y 5) y la suma de la pun­tua­ción de los 23 ele­men­tos (con pun­tua­ción entre 23 y 115). La ETS no tie­ne nin­gún pun­to lími­te ni estan­da­ri­za­ción de la pobla­ción para iden­ti­fi­car los casos de estrés ocu­pa­cio­nal, por lo que, por indi­ca­ción de sus auto­res, se uti­li­zó la cla­si­fi­ca­ción de las pun­tua­cio­nes altas y bajas como indi­ca­dor, uti­li­zan­do la media­na de los par­ti­ci­pan­tes en la inves­ti­ga­ción como pun­to de cor­te.

Aspectos éticos

Esta inves­ti­ga­ción y todos sus pro­ce­di­mien­tos cum­plen con las deter­mi­na­cio­nes éti­cas y nor­ma­ti­vas con­tem­pla­das en las Reso­lu­cio­nes 466/12 y 510/16 del Con­se­jo Nacio­nal de Salud (CNS), que se ocu­pa de la éti­ca en la inves­ti­ga­ción que invo­lu­cra a los seres huma­nos.

Resultados

En esta sec­ción, los resul­ta­dos se pre­sen­tan en dos blo­ques. En pri­mer lugar, se pre­sen­tan los datos sobre el nivel de estrés de los resi­den­tes sani­ta­rios. A con­ti­nua­ción, se expo­nen las com­pa­ra­cio­nes de índi­ces de estrés según los datos socio­de­mo­grá­fi­cos.

Los resul­ta­dos mues­tran que la pun­tua­ción media de los 23 ele­men­tos, en la esca­la de 1 a 5, fue de 3,31 (SD a 0,90); y la suma de la pun­tua­ción de los 23 ele­men­tos, en una esca­la de 23 a 115, fue de 76,15 (SD 20,62). La media­na fue de 78 pun­tos, con 224 resi­den­tes (50,80%) tie­nen un nivel de estrés infe­rior o igual a la media­na y 217 resi­den­tes (49,20%) estrés supe­rior, enca­jan­do en alto estrés ocu­pa­cio­nal.

A par­tir del aná­li­sis de la pun­tua­ción media de cada ele­men­to de la esca­la, tam­bién se pue­de obser­var que casi todos los artícu­los pre­sen­ta­ron pun­tua­cio­nes por enci­ma de 3.00, el pun­to de cor­te entre la ten­sión baja y alta para la esca­la que van de 1 a 5. Sólo 4 (con­fian­za en los supe­rio­res), 7 (comu­ni­ca­ción con cole­gas), 8 (tra­ta­mien­to de supe­rio­res), 14 (ais­la­mien­to), 17 (com­pa­ti­bi­li­dad entre tareas y habi­li­da­des) y 21 y 23 (reco­no­ci­mien­to del tra­ba­jo) pre­sen­tan una eva­lua­ción satis­fac­to­ria (Cua­dro 1).

Cuadro 1. Puntuación de los elementos de la escala de estrés en el trabajo

Artícu­los

Esta­dís­ti­cas

1. La for­ma en que se dis­tri­bu­yen las tareas en mi área me ha pues­to ner­vio­so.     

M = 3,71; DP 1,16

2. El tipo de con­trol en mi tra­ba­jo me moles­ta.

M = 3,77; DP 1,23

3. La fal­ta de auto­no­mía en la eje­cu­ción de mi obra ha sido ago­ta­do­ra.

M = 3,20; DP 1,36

4. Me ha moles­ta­do la fal­ta de con­fian­za de mi supe­rior sobre mi tra­ba­jo

M = 2,95; DP 1,48

5.Me sien­to irri­ta­do por la defi­cien­cia de reve­lar infor­ma­ción sobre las deci­sio­nes de ser­vi­cio.

M = 3,58; DP 1,32

6. Me moles­ta la fal­ta de infor­ma­ción sobre mis tareas en el tra­ba­jo.

M = 3,35; DP 1,36

7. La fal­ta de comu­ni­ca­ción entre mí y mis com­pa­ñe­ros de tra­ba­jo me eno­ja.

M = 2,85; DP 1,35

8. Me sien­to incó­mo­do por­que mi supe­rior me tra­ta mal delan­te de sus com­pa­ñe­ros de tra­ba­jo.

M = 2,83; DP 1,65

9. Me sien­to incó­mo­do al tener que rea­li­zar tareas que están más allá de mi capa­ci­dad.

M = 3,31; DP 1,54

10. Estoy de mal humor por­que ten­go que tra­ba­jar muchas horas segui­das.     

M = 4,22; DP 1,17

11. Me preo­cu­pa la comu­ni­ca­ción entre mi supe­rior y yo.

M = 3,20; DP 1,46

12. Me moles­ta la discriminación/favoritismo en mi entorno de tra­ba­jo.   

M = 3,62; DP 1,16

13. Me ha moles­ta­do la dis­ca­pa­ci­dad en la for­ma­ción para la for­ma­ción pro­fe­sio­nal.

M = 3,90; DP 1,32

14. Estoy de mal humor por­que me sien­to ais­la­do en el tra­ba­jo.

M = 2,79; DP 1,51

15. Me moles­ta que mis supe­rio­res me infra­va­lo­ran.

M = 3,47; DP 1,44

16. Las pocas pers­pec­ti­vas de cre­ci­mien­to pro­fe­sio­nal me han deja­do angus­tia­do.  

M = 3,70; DP 1,45

17. Me he moles­ta­do en tra­ba­jar en tareas por deba­jo de mi nivel de habi­li­dad.

M = 2,86; DP 1,53

18. La com­pe­ten­cia en mi entorno de tra­ba­jo me ha deja­do de mal humor.

M = 3,07; DP 1,52

19. La fal­ta de com­pren­sión sobre cuá­les son mis res­pon­sa­bi­li­da­des en esta obra me ha cau­sa­do irri­ta­ción.      

M = 3,46; DP 1,39

20. He esta­do ner­vio­so por que mi supe­rior me dé órde­nes con­tra­dic­to­rias.         

M = 3,30; DP 1,50

21. Me sien­to moles­to por­que mi supe­rior encu­brir mi tra­ba­jo bien hecho fren­te a otras per­so­nas.

M = 2,83; DP 1,52

22. Tiem­po insu­fi­cien­te para rea­li­zar mi car­ga de tra­ba­jo me pone ner­vio­so.     

M = 3,64; DP 1,46

23. Me moles­ta que mi supe­rior evi­te hacer­se car­go de res­pon­sa­bi­li­da­des impor­tan­tes.

M = 2,53; DP 1,41

Se cons­ta­tó que los pun­tos con la peor eva­lua­ción y los que más con­tri­bu­yen al estrés son: 1 (dis­tri­bu­ción de tareas), 2 (con­trol), 5 (divul­ga­ción de infor­ma­ción), 10 (car­ga de tra­ba­jo), 12 (dis­cri­mi­na­ción y favo­ri­tis­mo), 13 (defi­cien­cia en la for­ma­ción), 16 (fal­ta de pers­pec­ti­vas de cre­ci­mien­to) y 22 (sobre­tra­ba­jo) (véa­se el cua­dro 2). Estos eran inclu­so los úni­cos ele­men­tos (excep­to el pun­to 12) que pre­sen­ta­ban pro­me­dios supe­rio­res a 3.00, inclu­so entre los resi­den­tes con bajo estrés. Por otro lado, los resi­den­tes con altos nive­les de estrés tenían una pun­tua­ción alta en todos los ele­men­tos del ins­tru­men­to.

Por últi­mo, los resul­ta­dos tam­bién mues­tran que no hay dife­ren­cias esta­dís­ti­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas en el estrés en las corre­la­cio­nes por géne­ro, esta­do civil, edad, reli­gión, estar en la pri­me­ra o segun­da resi­den­cia, tener o no otro tra­ba­jo y región del país don­de viven. Sólo hubo dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas en el estrés en las com­pa­ra­cio­nes por cate­go­ría pro­fe­sio­nal [F (3.42); p < 0.05], sien­do los resi­den­tes de enfer­me­ría, nutri­ción y ser­vi­cios socia­les los que tenían mayo­res tasas de estrés; y los de medi­ci­na con menor estrés pro­fe­sio­nal (Cua­dro 2).

Cuadro 2. Puntuación de los residentes por categoría profesional

Cate­go­ría

Nivel de estrés ocu­pa­cio­nal

Edu­ca­ción físi­ca

M 67,33; DP 21,82

Enfer­me­ría

M 85,92; DP 17,66

Far­ma­cia

M 74,62; DP 15,75

Tera­pia de len­gua­je

M 65,90; DP 23,16

Fisio­te­ra­pia

M 74,85; DP 21,80

Medi­ci­na

M 62,38; DP 14,95

Nutri­ción

M 85,50; DP 23,12

Odon­to­lo­gía

M 76,77; DP 20,93

Psi­co­lo­gía

M 72,84; DP 17,55

Tera­pia Ocu­pa­cio­nal

M 70,88; DP 23,94

Tra­ba­jo social

M 80,50; DP 17,39

Discusión

A par­tir del aná­li­sis de los resul­ta­dos, se pue­den hacer com­pa­ra­cio­nes de los índi­ces de estrés ocu­pa­cio­nal de los resi­den­tes con otros pro­fe­sio­na­les de dife­ren­tes con­tex­tos según la lite­ra­tu­ra. A par­tir de la esca­la de pun­tua­ción de 1 a 5, se veri­fi­ca que los resi­den­tes en salud de este estu­dio pre­sen­ten un mayor estrés ocu­pa­cio­nal (M = 3,31; SD 0,90) que los pro­fe­sio­na­les de los hos­pi­ta­les públi­cos (M = 2,62; SD 0,83) y pri­va­da (M = 2,41; SD 0,84) de Joao Pes­soa (Barros, 2013) que las enfer­me­ras de la Estra­te­gia de Salud Fami­liar (EFS) (M = 2,84; SD 0,94)  de Goiá­nia (De Moraes Filho, Sil­va & De Almei­da, 2018) y que las enfer­me­ras que tra­ba­jan como coor­di­na­do­ras en la Estra­te­gia de Salud Fami­liar o en las Uni­da­des Bási­cas de Salud (M = 2,00) en el inte­rior de Rio Gran­de do Sul . Tie­nen una pun­tua­ción más baja sólo de las enfer­me­ras que tra­ba­jan en un hos­pi­tal de alta com­ple­ji­dad en la ciu­dad de Sao Pau­lo (M = 3,80; SD 1,14) (Lima & Bian­chi, 2010).

En com­pa­ra­ción con la lite­ra­tu­ra, a par­tir de la suma de los pun­tos de los 23 pun­tos, en una esca­la de 23 a 115, se veri­fi­ca que los resi­den­tes sani­ta­rios del pre­sen­te estu­dio pre­sen­tan un mayor estrés ocu­pa­cio­nal (M = 76,15; SD 18,33) que los pro­fe­sio­na­les de la aten­ción pri­ma­ria de tres muni­ci­pios de Minas Gerais (M = 53,30; SD 0,83) (Mar­tins, 2011) y que los agen­tes de poli­cía de Rio Gran­de do Sul (M = 52,21) (De Almei­da, 2018).

A par­tir de los resul­ta­dos y la veri­fi­ca­ción de los ele­men­tos de insa­tis­fac­ción de los resi­den­tes con su tra­ba­jo, se pue­de hacer una refle­xión pro­fun­da sobre el tema. Se entien­de que el estrés se eva­lúa a par­tir de la per­cep­ción de un suje­to dado, de acuer­do con las carac­te­rís­ti­cas per­so­na­les y pro­fe­sio­na­les a las que se some­te. La for­ma en que el indi­vi­duo entien­de su rela­ción con el tra­ba­jo de salud pue­de afec­tar direc­ta y per­ju­di­cial­men­te a su salud men­tal. Sobre este aspec­to, es impor­tan­te seña­lar que la mala dis­tri­bu­ción de tareas, el exce­so de tra­ba­jo y la alta car­ga de tra­ba­jo, fue­ron fac­to­res mal eva­lua­dos por los resi­den­tes y con­tri­bu­yen evi­den­te­men­te al aumen­to del nivel de estrés entre estos pro­fe­sio­na­les, espe­cial­men­te entre los que están cer­ca de fina­li­zar el cur­so, ya que las expec­ta­ti­vas y los requi­si­tos se incre­men­tan en vis­ta de la nece­si­dad de ela­bo­rar y pre­sen­tar el pro­yec­to de inter­ven­ción , como fac­tor esen­cial para la rea­li­za­ción de la resi­den­cia.

Tam­bién se per­ci­be nega­ti­va­men­te el estrés, des­de la pers­pec­ti­va de bajo cre­ci­mien­to de estos pro­fe­sio­na­les, ya que debi­do a la nece­si­dad de dedi­ca­ción exclu­si­va duran­te el perío­do del cur­so, estos pro­fe­sio­na­les, por mucho que pue­dan reci­bir becas, no están den­tro del mer­ca­do labo­ral, lo que ele­va sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te el mie­do y la ansie­dad, así como la nece­si­dad de tener con­trol ante la posi­bi­li­dad de cami­nar nue­vos cami­nos, defi­nien­do estra­te­gias que los man­ten­gan a sal­vo del des­em­pleo (Sil­va y Sil­vei­ra, 2017).

Tam­bién sobre el exce­so de acti­vi­da­des y la alta car­ga de tra­ba­jo a la que se some­ten dia­ria­men­te los resi­den­tes en salud, los infor­mes de ago­ta­mien­to físi­co y men­tal son cla­ros, y su vul­ne­ra­bi­li­dad emo­cio­nal es noto­ria. En estos aspec­tos, exis­te una alta sen­sa­ción de ago­ta­mien­to y can­san­cio, la pri­va­ción del sue­ño y la mala ali­men­ta­ción aumen­tan el nivel de irri­ta­bi­li­dad y estrés ocu­pa­cio­nal, resul­tan­te de la apa­tía de la ins­ti­tu­ción ante su sufri­mien­to, sien­do indi­fe­ren­te ante esta reali­dad. Este tipo de com­por­ta­mien­to tam­bién favo­re­ce la baja esti­ma pro­fe­sio­nal y la des­mo­ti­va­ción, ya que para que su tra­ba­jo sea reco­no­ci­do, nece­si­tan hacer dema­sia­do esfuer­zo, basa­do en una par­ti­ci­pa­ción inte­gral en el pro­ce­so, con­tri­bu­yen­do tam­bién a la apa­ri­ción de dis­cri­mi­na­ción y favo­ri­tis­mo (Cam­pos, 2015).

Otro aspec­to preo­cu­pan­te se refie­re a la defi­cien­cia de la for­ma­ción de estos pro­fe­sio­na­les y a la poca difu­sión de la infor­ma­ción, ya que hay gran can­ti­dad de cono­ci­mien­tos a los que deben acce­der dia­ria­men­te y tie­nen poco tiem­po para hacer­lo. Otro fac­tor se refie­re a la pro­pia cali­dad de la edu­ca­ción y al entorno edu­ca­ti­vo al que se inser­tan, que a menu­do están rodea­dos de malas con­di­cio­nes de aspec­tos estruc­tu­ra­les, como el rui­do, la fal­ta de mate­rial, los bajos nive­les de ven­ti­la­ción, ade­más de las dife­ren­tes difi­cul­ta­des per­so­na­les en la ges­tión de las res­pon­sa­bi­li­da­des pro­fe­sio­na­les y las habi­li­da­des nece­sa­rias fren­te a situa­cio­nes adver­sas que el tra­ba­jo impli­ca fren­te a los pacien­tes, para brin­dar mejo­res ser­vi­cios a la pobla­ción (Cahú, et al., 2014; Sil­va & Sil­vei­ra, 2017).

En cuan­to a los aspec­tos eva­lua­dos como satis­fac­to­rios por los pro­fe­sio­na­les, es impor­tan­te des­ta­car que el con­cep­to de satis­fac­ción es com­ple­jo y amplia­men­te explo­ra­do en la lite­ra­tu­ra sobre el gra­do en que se satis­fa­cen las nece­si­da­des del indi­vi­duo en el con­tex­to del tra­ba­jo. En el con­tex­to de la resi­den­cia en salud, se con­si­de­ra que la impli­ca­ción y auto­no­mía en la par­ti­ci­pa­ción y divi­sión de tareas, así como la con­fian­za de los supe­rio­res, el tra­to de los supe­rio­res, así como el reco­no­ci­mien­to del tra­ba­jo rea­li­za­do, con­tri­bu­yen al aumen­to y man­te­ni­mien­to de los nive­les de satis­fac­ción de los pro­fe­sio­na­les resi­den­tes. En gene­ral, los pro­fe­sio­na­les reco­no­cen que la opor­tu­ni­dad de resi­den­cia mul­ti­pro­fe­sio­nal pro­du­ce cono­ci­mien­to, apren­di­za­je y cali­dad de las accio­nes, eva­luan­do este aspec­to de una mane­ra posi­ti­va. El hecho mis­mo de que el tra­ba­jo se lle­ve a cabo de mane­ra inter­dis­ci­pli­na­ria, con vis­tas a inter­cam­bios de infor­ma­ción y expe­rien­cias, con el obje­ti­vo de la inte­gra­ción del pro­ce­so, se per­ci­be de mane­ra posi­ti­va entre los pro­fe­sio­na­les, con­si­de­ran­do la comu­ni­ca­ción como el aspec­to aser­ti­vo.  La inter­dis­ci­pli­na­rie­dad en este cam­po con­tri­bu­ye a la posi­bi­li­dad de tra­ba­jar en equi­pos, con el obje­ti­vo de dia­lo­gar, coope­rar, for­ta­le­cer accio­nes, de for­ma hori­zon­tal, pro­du­cien­do rela­cio­nes sanas en el ámbi­to del tra­ba­jo, aumen­tan­do el nivel de satis­fac­ción de estos temas (Fer­nan­des, el al., 2017).

La rea­li­za­ción del tra­ba­jo y la com­pa­ti­bi­li­dad entre las tareas y habi­li­da­des en gene­ral, esta­ble­cen las bases para la sen­sa­ción de satis­fac­ción pro­fe­sio­nal, con­tri­bu­yen­do al desa­rro­llo del com­pro­mi­so con el pro­ce­so de for­ma­ción, así como la bús­que­da de una mayor satis­fac­ción,  en vis­ta de la nece­si­dad de gene­rar accio­nes bene­fi­ci­cas a favor de los usua­rios, aumen­tar la capa­ci­dad de reso­lu­ción de pro­ble­mas y pro­mo­ción de la aten­ción al otro, la retri­bu­ción sim­bó­li­ca del pacien­te como fac­tor rele­van­te para la valo­ri­za­ción pro­fe­sio­nal y la sen­sa­ción de satis­fac­ción (Fer­nan­des, 2017)

Por últi­mo, sobre la inci­den­cia de altos nive­les de estrés en las enfer­me­ras, la lite­ra­tu­ra seña­la que, en gene­ral, esta cate­go­ría es una de las más men­cio­na­das, ya que son las pri­me­ras en hacer fren­te a las más varia­das situa­cio­nes de vul­ne­ra­bi­li­dad, asu­mien­do en varias oca­sio­nes res­pon­sa­bi­li­da­des que no se sien­ten pre­pa­ra­das, esti­mu­lan­do un mayor ago­ta­mien­to físi­co y emo­cio­nal en estos pro­fe­sio­na­les, ya que una par­te de los pacien­tes que lle­gan a las uni­da­des de urgen­cias y hos­pi­ta­les tie­nen mayor depen­den­cia de este pro­fe­sio­nal. En vis­ta de esta depen­den­cia, se esti­ma que estos pro­fe­sio­na­les tra­ba­jan tenien­do bajas pro­ba­bi­li­da­des de tiem­po para acti­vi­da­des per­so­na­les, de ocio o de tra­ta­mien­tos sani­ta­rios, sos­te­nien­do la per­ma­nen­cia con el fin de evi­tar con­flic­tos en la diná­mi­ca labo­ral y con­flic­tos cam­bian­do la cali­dad de los ser­vi­cios ofre­ci­dos. La nece­si­dad de cam­bios, el desem­pe­ño fre­cuen­te de las acti­vi­da­des de ges­tión y la asis­ten­cia, así como el alma­ce­na­mien­to en sec­to­res esen­cia­les y deli­ca­dos como las INGENIO tie­nen un mayor ries­go de desa­rro­llar pro­ble­mas de salud, y tam­bién pue­den desa­rro­llar gra­ves pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos (Lima & Bian­chi, 2010).

Otras cate­go­rías pro­fe­sio­na­les de resi­den­cia mul­ti­pro­fe­sio­nal, como la nutri­ción y el tra­ba­jo social, tam­bién tie­nen altas posi­bi­li­da­des de desa­rro­llar estrés ocu­pa­cio­nal, así como el desa­rro­llo del sín­dro­me de ago­ta­mien­to, enten­dién­do­lo como un esta­do cró­ni­co de estrés labo­ral, carac­te­ri­za­do por la pér­di­da y dete­rio­ro, en vis­ta del ago­ta­mien­to gra­dual y para­le­lo en el con­tex­to labo­ral, con un alto ries­go de angus­tia psi­co­ló­gi­ca por par­te del suje­to.  Estos pro­fe­sio­na­les tam­bién son res­pon­sa­bles de un núme­ro enor­me de pacien­tes, así como de horas de tra­ba­jo exce­si­vas, que se some­ten al mis­mo sis­te­ma orga­ni­za­ti­vo que las enfer­me­ras (Cam­pos, 2015).

Conclusión

De los aspec­tos abor­da­dos en el pre­sen­te estu­dio, cabe seña­lar que a pesar de tener un buen núme­ro de resi­den­tes satis­fe­chos en el con­tex­to labo­ral de la resi­den­cia (50,80%), tam­bién exis­te un alto nivel de estrés ocu­pa­cio­nal en los pro­fe­sio­na­les de la salud (49,20%), sien­do un núme­ro muy preo­cu­pan­te de pro­fe­sio­na­les que pre­sen­tan sín­to­mas de estrés ocu­pa­cio­nal, aumen­tan­do el ries­go de desa­rro­llar una sobre­car­ga emo­cio­nal y sufri­mien­to psí­qui­co o des­en­ca­de­nan­do el sín­dro­me de pro­ce­so de enfer­me­dad de salud del suje­to, pro­mo­vien­do una mayor aten­ción y cui­da­do para estos pro­fe­sio­na­les,  pro­mo­vien­do la salud en estos espa­cios.

Los resul­ta­dos mues­tran que toda­vía que­da mucho por mejo­rar con res­pec­to a los aspec­tos nega­ti­vos que aumen­tan los nive­les de estrés de estos pro­fe­sio­na­les, requi­rien­do una mira­da cer­ca­na a los pro­ble­mas que toda­vía gene­ran des­con­ten­to y ago­ta­mien­to físi­co y emo­cio­nal de los pro­fe­sio­na­les, como la car­ga de tra­ba­jo exce­si­va, pocas horas de des­can­so, el alto núme­ro de pro­ce­di­mien­tos y mate­ria­les de estu­dio, las bajas expec­ta­ti­vas de cre­ci­mien­to pro­fe­sio­nal, entre muchas otras difi­cul­ta­des que se enfren­tan a dia­rio en este con­tex­to.

Entre las cate­go­rías más sig­ni­fi­ca­ti­vas, se encon­tró que los pro­fe­sio­na­les de enfer­me­ría son los más afec­ta­dos por los altos nive­les de estrés en vis­ta de las nume­ro­sas deman­das y res­pon­sa­bi­li­da­des geren­cia­les y de cui­da­do a las que se colo­can, aumen­tan­do la depen­den­cia total de los pacien­tes por estos pro­fe­sio­na­les, así como por el equi­po, muchas veces esca­so, lo que con­tri­bu­ye indi­rec­ta y sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te a su esta­do emo­cio­nal y físi­co.

En vis­ta de los hallaz­gos, enfa­ti­za­mos la nece­si­dad de pro­fun­di­zar en estos aspec­tos a tra­vés de estu­dios lon­gi­tu­di­na­les que explo­ren el tema de mane­ra más inte­gral y pro­fun­da, enten­dien­do el tema como un tema rele­van­te para la comu­ni­dad aca­dé­mi­ca y la socie­dad en su con­jun­to, ya que tam­bién se bene­fi­cian direc­ta­men­te a tra­vés de las accio­nes y acti­vi­da­des dia­rias en los ser­vi­cios hos­pi­ta­la­rios de los resi­den­tes sani­ta­rios.

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