3. Estudio sobre infidelidad en la pareja: Análisis de contenido de la literatura Descargar este archivo (3 - Estudio sobre infidelidad en la pareja.pdf)

Magdalena Varela Macedo1

Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México

Resu­men

La infi­de­li­dad es un pro­ce­so com­ple­jo que se da den­tro de la rela­ción mari­tal; es resul­ta­do de una gran can­ti­dad de fac­to­res que la influ­yen y deter­mi­nan; entre éstos se encuen­tran los socia­les, fami­lia­res, indi­vi­dua­les y sexua­les, y cada uno de ellos inter­ac­túa de mane­ra dife­ren­te en cada caso. Pitt­man (1994) plan­tea que la infi­de­li­dad es una defrau­da­ción, trai­ción y vio­la­ción de un con­ve­nio de la rela­ción mono­gá­mi­ca en la que ambos inte­gran­tes acor­da­ron exclu­si­vi­dad sexual de uno a otro (Gar­cía Mén­dez, Rive­ra Ara­gón, Díaz Loving, 2008). El obje­ti­vo de este estu­dio es deter­mi­nar cuá­les son las razo­nes que da la lite­ra­tu­ra para des­cri­bir la infi­de­li­dad tan­to mas­cu­li­na como feme­ni­na.

Los moti­vos de infi­de­li­dad feme­ni­na más fre­cuen­tes son: bus­car mayor exci­ta­ción sexual o sim­ple­men­te desear más sexo. La mujer desea sen­tir­se espe­cial, admi­ra­da, desea­da, her­mo­sa, cap­tu­rar la aten­ción; desea tener una rela­ción ínti­ma, emo­cio­nal y román­ti­ca con la otra per­so­na o bus­ca ven­gar­se de su espo­so por múl­ti­ples razo­nes. Las cate­go­rías con mayor fre­cuen­cia para el hom­bre son: desear mayor exci­ta­ción; una nece­si­dad bio­ló­gi­ca; deseo por poseer a la mujer con furia o quie­re alguien siem­pre nue­vo.

Pala­bras cla­ve: infi­de­li­dad, infi­de­li­dad feme­ni­na, infi­de­li­dad mas­cu­li­na, aná­li­sis de con­te­ni­do, sexua­li­dad.

Study on Infi­de­lity in couples:

 

Con­tent analy­sis of lite­ra­tu­re

Abs­tract

Infi­de­lity is a com­plex pro­cess that takes pla­ce within the mari­tal rela­tionship. This is a result of a lot of fac­tors that influen­ce and deter­mi­ne her. Among the­se fac­tors are the social, family, indi­vi­dual and sex. Each of the­se ele­ments inter­acts dif­fe­rently in each case. Pitt­man (1994) argues that infi­de­lity is a deceit, a trea­son and a vio­la­tion of an agree­ment of mono­ga­mous rela­tionship, in which both part­ners agreed sexual exclu­si­vity to each other, (Gar­cia-Men­dez, Rive­ra-Ara­gon, Diaz-Loving, 2008). Objec­ti­ve of this study is to deter­mi­ne what are the reasons to des­cri­be male and fema­le infi­de­lity, that are given in the lite­ra­tu­re. The most com­mon reasons for fema­le infi­de­lity are: She seeks grea­ter sexual exci­te­ment, she wants more sex. The woman wants to feel spe­cial, admi­red, desired, beau­ti­fied; she wants to cap­tu­re the atten­tion. The woman wants to have an inti­ma­te, emo­tio­nal and roman­tic rela­tionship with another per­son. The woman seeks reven­ge on her hus­band, for many reasons. The most com­mon cate­go­ries for men are: Man wants more exci­te­ment. He says that the­re is a bio­lo­gi­cal neces­sity. He wants to pos­sess fier­cely. He is see­king the novelty.

Key­words: infi­de­lity, fema­le infi­de­lity, male infi­de­lity, con­tent analy­sis, sexua­lity.

Introducción

Las rela­cio­nes de infi­de­li­dad en las pare­jas se remon­tan a las cul­tu­ras agrí­co­las, con las socie­da­des patriar­ca­les, quie­nes sos­te­nían que el adul­te­rio era un vicio feme­nino. La espo­sa adúl­te­ra podía ser eje­cu­ta­da o muti­la­da, mien­tras que en el hom­bre la infi­de­li­dad se con­si­de­ra­ba una trans­gre­sión sólo si sedu­cía a la mujer de otro o a la hija casa­de­ra de una fami­lia, cas­ti­gán­do­lo con la cas­tra­ción, la eje­cu­ción o pagan­do una mul­ta. No obs­tan­te, en dife­ren­tes cul­tu­ras, a los hom­bres les es per­mi­ti­do prac­ti­car la poli­ga­mia y a las muje­res no; en la socie­dad azte­ca, a la noble­za se le per­mi­tía ser polí­ga­mo; en socie­da­des islá­mi­cas obser­va­mos que la poli­ga­mia no es prohi­bi­da y que inclu­so por ley los hom­bres pue­den tener has­ta cua­tro espo­sas (Gar­cía Mén­dez, Rive­ra Ara­gón, Díaz Loving, 2008).

La pala­bra infi­de­li­dad pro­vie­ne del latín infi­de­li­tas for­ma­do por in = nega­ción, y fide­li­tas = fide­li­dad. Se entien­de enton­ces que la pala­bra sig­ni­fi­ca el incum­pli­mien­to de la fide­li­dad. La infi­de­li­dad es un pro­ce­so com­ple­jo que se da den­tro de la rela­ción mari­tal; es resul­ta­do de una gran can­ti­dad de fac­to­res que la influ­yen y deter­mi­nan, entre los que se encuen­tran los socia­les, fami­lia­res, indi­vi­dua­les y sexua­les. Cada uno de estos ele­men­tos inter­ac­túa de mane­ra dife­ren­te en cada uno de los casos.

Exis­ten muchas defi­ni­cio­nes sobre lo que es la infi­de­li­dad, pero en tér­mi­nos gene­ra­les, se entien­de como el con­tac­to sexual que una per­so­na man­tie­ne con alguien que no es su pare­ja social­men­te esta­ble­ci­da, su novio(a), esposo(a) o la per­so­na con quien vive. Algu­nas veces se plan­tean otro tipo de infi­de­li­da­des, como cuan­do alguien está enamorado(a) de una per­so­na aje­na a su pare­ja. Sin embar­go, esto no pue­de con­si­de­rar­se como infi­de­li­dad debi­do a que sin con­tac­to de tipo sexual, se pue­de decir que la infi­de­li­dad no se ha con­su­ma­do, de la mis­ma mane­ra que cuan­do no ha habi­do con­tac­to sexual en los ini­cios del matri­mo­nio (Pitt­man, 1998).

Por otro lado, la con­duc­ta sexual con­si­de­ra­da por los sexó­lo­gos, es aque­lla que con­du­ce al orgas­mo. De tal for­ma que aun­que no haya habi­do pene­tra­ción vagi­nal, es posi­ble pen­sar que cier­to tipo de con­duc­tas que diri­gen al orgas­mo, tales como la mas­tur­ba­ción mutua, sexo oral o anal o cual­quier otra con­duc­ta de este tipo, diri­gi­da al orgas­mo, pue­de con­si­de­rar­se como con­duc­ta sexual. Por lo tan­to, alguien que eje­cu­ta algu­na de estas con­duc­tas con alguien que no es su pare­ja, pue­de con­si­de­rár­se­le infiel (Var­gas Flo­res e Ibá­ñez Reyes, 2005). Algo con lo que tam­bién pue­de con­fun­dir­se la infi­de­li­dad, es con la des­leal­tad. Este tér­mino se usa cuan­do la pare­ja eje­cu­ta con­duc­tas que van en con­tra de su pare­ja y pue­de lle­var­se a cabo cuan­do la per­so­na se aso­cia con otra para dañar­la, pero, dado que no es con­duc­ta sexual, no pue­de con­si­de­rar­se como infi­de­li­dad.

Así, se defi­nen dos tipos de infi­de­li­dad: la sexual, que se refie­re a acti­vi­dad sexual con alguien más que no sea la pare­ja esta­ble y, la infi­de­li­dad emo­cio­nal, la cual ocu­rre cuan­do uno de los miem­bros de la pare­ja man­tie­ne un víncu­lo emo­cio­nal o de amor con alguien dife­ren­te. Se dice que las muje­res son infie­les por­que bus­can ligar­se emo­cio­nal­men­te a una per­so­na aun­que no haya rela­cio­nes sexua­les. En el caso de los hom­bres lo más fre­cuen­te es que la infi­de­li­dad se dé por razo­nes sexua­les más que emo­cio­na­les. Al res­pec­to, Hous­ton (2005) dice que los hom­bres son infie­les prin­ci­pal­men­te por razo­nes sexua­les, (75–80%), mien­tras las muje­res lo son por razo­nes emo­cio­na­les (20%).

Para Rome­ro Palen­cia (2007) infi­de­li­dad sig­ni­fi­ca hacer algo fue­ra de lo que dos per­so­nas han acor­da­do como fide­li­dad, ya sea tener sexo con otra per­so­na o bien invo­lu­crar ener­gía emo­cio­nal en otra rela­ción. Buss y Sha­kel­ford (1997), Wie­de­man y All­geier (1993), mar­can una dife­ren­cia entre dos tipos posi­bles de infi­de­li­dad: la infi­de­li­dad sexual (coi­to), que se refie­re a acti­vi­dad sexual con alguien más que no sea la pare­ja esta­ble y, la infi­de­li­dad emo­cio­nal (ena­mo­ra­mien­to), la cual ocu­rre cuan­do uno de los miem­bros de la pare­ja man­tie­ne un víncu­lo emo­cio­nal o de amor con alguien dife­ren­te.

Las situa­cio­nes que influ­yen para que la infi­de­li­dad ocu­rra inclu­yen el sen­tir­se cer­cano o ser inter­de­pen­dien­te de alguien que no sea la pare­ja; estar cer­ca de alguien en quien se está sexual­men­te intere­sa­do; pasar mucho tiem­po con alguien que no es la pare­ja; no sen­tir­se cer­cano o conec­ta­do con la pare­ja; estar en una situa­ción que ofrez­ca la opor­tu­ni­dad; estar en situa­cio­nes que invo­lu­cren alcohol o dro­gas.

Dri­go­tas y Bar­ta, (2001) hacen una serie de aná­li­sis y plan­tea­mien­tos sobre la con­cep­tua­li­za­ción de la infi­de­li­dad y pro­po­nen las siguien­tes apro­xi­ma­cio­nes:

  1. Apro­xi­ma­ción des­crip­ti­va: seña­lan que los indi­ca­do­res de infi­de­li­dad entre los indi­vi­duos naci­dos entre 1953 y 1974 son, para hom­bres de 27.6% y para las muje­res de 26.2%. Entre los indi­vi­duos naci­dos de 1833 a 1942, la pro­por­ción es de 37% de hom­bres y 12.4% de muje­res. Indi­can que la insa­tis­fac­ción mari­tal es la cau­sa prin­ci­pal de infi­de­li­dad para las muje­res. En el caso de los hom­bres lo más fre­cuen­te es el deseo sexual más que lo emo­cio­nal. Tam­bién encuen­tran que es más pro­ba­ble que el hom­bre se divor­cie por infi­de­li­dad, aun­que no exis­tan rela­cio­nes sexua­les extra­ma­ri­ta­les por par­te de su pare­ja.
  2. Apro­xi­ma­ción nor­ma­ti­va: pro­po­ne que es muy pro­ba­ble que una per­so­na liga­da a otra que ha sido infiel, sea infiel. Plan­tea que la con­quis­ta sexual es un com­po­nen­te del rol sexual mas­cu­lino, por eso, his­tó­ri­ca­men­te se obser­va más infiel que la mujer. Para la mujer hay mayo­res san­cio­nes socia­les que para el hom­bre.
  3. Apro­xi­ma­ción mode­lo de inver­sión: de acuer­do a este mode­lo la fuer­za pri­me­ra de las rela­cio­nes es el com­pro­mi­so, el cual es un ape­go psi­co­ló­gi­co a, y una moti­va­ción a con­ti­nuar en una rela­ción. Para los indi­vi­duos alta­men­te com­pro­me­ti­dos es menos pro­ba­ble que sean infie­les por­que están moti­va­dos a eli­mi­nar alter­na­ti­vas poten­cia­les por tra­tar de pro­te­ger su rela­ción.
  4. Apro­xi­ma­ción evo­lu­cio­nis­ta: plan­tea que el inter­cam­bio de bene­fi­cios en la día­da es lo que impor­ta y pre­di­ce el nivel de satis­fac­ción obte­ni­do con base al nivel de equi­dad de dicho inter­cam­bio. Una con­tri­bu­ción de esta pers­pec­ti­va es la que seña­la que es más pro­ba­ble que el hom­bre sea infiel sexual­men­te y no emo­cio­nal­men­te y con­si­de­ra la infi­de­li­dad sexual como más pro­ble­má­ti­ca para el hom­bre que para las muje­res.
  5. Nue­vas direc­cio­nes: plan­tea la nece­si­dad de con­si­de­rar las dife­ren­cias de per­so­na­li­dad al hablar de infi­de­li­dad, pues ellas influ­yen en la mane­ra como se per­ci­be la satis­fac­ción per­ci­bi­da den­tro de la día­da y esto influ­ye sobre el gra­do de com­pro­mi­so den­tro de la rela­ción.

Elms­lei y Tebal­di (2008), en gene­ral, seña­lan que hom­bres y muje­res pre­sen­tan moti­vos y razo­nes dife­ren­tes para ser infie­les. La infi­de­li­dad del hom­bre, des­de el pun­to de vis­ta bio­ló­gi­co, está deter­mi­na­da prin­ci­pal­men­te por las carac­te­rís­ti­cas pro­pias de cada uno más que por algo que ten­ga que ver con la rela­ción con­yu­gal. En el caso de las muje­res plan­tean dos con­clu­sio­nes: a. las muje­res son infie­les mien­tras mayor su deseo de ser fér­ti­les, pues ellas bus­can hom­bres con bue­nos genes, si la fer­ti­li­dad decre­ce, decre­ce el deseo de man­te­ner rela­cio­nes extra­ma­ri­ta­les; b. por tan­to, las muje­res son infie­les en rela­ción a las carac­te­rís­ti­cas de la pare­ja y no en rela­ción a las pro­pias carac­te­rís­ti­cas.

Hui­zen­ga (2006) pro­po­ne que el tener un amo­río es dife­ren­te a ser infiel. El pri­me­ro  se pue­de con­ce­bir como alguien que “no quie­re decir que no”. El tener un amo­río es un esti­lo de vida muy actual y este es sólo uno de los sie­te tipos de affai­re. Los otros seis, están más en la direc­ción de la infi­de­li­dad.

All­man (1993) seña­la que más del 90% de las per­so­nas casa­das, en algún momen­to de sus vidas, se han invo­lu­cra­do en amo­ríos acci­den­ta­les, en rela­cio­nes sexua­les ilí­ci­tas, liber­ti­na­je o rela­cio­nes sexua­les de una noche. Todo esto pare­cie­ra ser muy moderno, pero un gru­po de inves­ti­ga­do­res argu­men­ta que el amor, al esti­lo de los nor­te­ame­ri­ca­nos, es de hecho par­te del com­por­ta­mien­to humano uni­ver­sal que tie­ne sus raí­ces en los pri­me­ros días de la huma­ni­dad. Algu­nos sig­nos de la infi­de­li­dad son:

  • Visua­li­zar el tener un amo­río como una con­quis­ta (sexual) y no como una opor­tu­ni­dad para inti­mar. Pre­va­le­ce la gra­ti­fi­ca­ción a un nivel bási­co.
  • El desear ser ado­ra­do y creer ser mere­ce­dor de la exci­ta­ción y gra­ti­fi­ca­ción per­so­nal por­que se le ha gana­do.
  • Des­en­vol­ver­se en un mun­do que apo­ye estas ilu­sio­nes y com­por­ta­mien­tos y colu­dir­se con los ami­gos (as), para man­te­ner este mun­do.
  • Tener pro­ble­mas con la otra per­so­na por­que qui­zás no satis­fa­ce sus nece­si­da­des y expec­ta­ti­vas.
  • No expe­ri­men­tar nin­gún con­flic­to, man­te­ner el equi­li­brio y pen­sar que la vida se desa­rro­lla sin pro­ble­mas.

La infi­de­li­dad en el hom­bre

Hous­ton (2005) indi­ca que los por­cen­ta­jes de hom­bres y muje­res infie­les se están acer­can­do y que aun cuan­do más hom­bres son enga­ña­dos por sus espo­sas, el 70% de las muje­res siguen sien­do enga­ña­das. Cole (2006) plan­tea que las deci­sio­nes acer­ca del com­por­ta­mien­to sexual, gene­ral­men­te, no se pla­nean con anti­ci­pa­ción. Poca gen­te pla­nea inten­cio­nal­men­te ser infiel (al menos la pri­me­ra vez). Un amo­río ocu­rre, gene­ral­men­te, no por­que se pla­nee, sino por­que la gen­te se encuen­tra en situa­cio­nes don­de sus emo­cio­nes los con­du­cen a tener­lo. Los esce­na­rios que pue­den ayu­dar a que el amo­río ocu­rra son:

  1. Estar cer­cano o ser inter­de­pen­dien­te de alguien que no sea la espo­sa.
  2. Estar cer­ca de alguien en quien se está sexual­men­te interesado(a).
  3. Emplear mucho tiem­po en una rela­ción de uno a uno con alguien.
  4. No sen­tir­se cer­cano o conec­ta­do con la espo­sa.
  5. Estar en una situa­ción que ofrez­ca la opor­tu­ni­dad.
  6. Estar en situa­cio­nes que invo­lu­cren alcohol o dro­gas.

Infi­de­li­dad feme­ni­na

Ali y Millar (2006) seña­lan que una mujer que esté en sus cua­ren­tas, cre­ció y se desa­rro­lló duran­te las per­mi­si­vas déca­das de los 60 y 70. En gene­ral, tuvo expe­rien­cias sexua­les antes de casar­se, lo cual ocu­rrió alre­de­dor de cin­co años des­pués de la edad en la que su madre lo hizo. Vive en una cul­tu­ra que pro­mue­ve la posi­bi­li­dad de tener buen sexo y bue­na figu­ra aún des­pués de la meno­pau­sia. Esta mujer desea tener gran sexo y citas román­ti­cas en su matri­mo­nio, pero ve que eso no exis­te, por ello, las pare­jas empie­zan a vivir vidas para­le­las. Cuan­do tra­ba­jan, con­vi­ven con otros hom­bres, salen con ellos a comer y gra­dual­men­te pue­den empe­zar a salir con otro, empie­zan a diver­tir­se y a reír jun­tos, la rela­ción pue­de enton­ces evo­lu­cio­nar y soli­di­fi­car­se y pue­de resul­tar que deci­dan tener un amo­río, y no por­que ella se sien­ta mise­ra­ble sino sim­ple­men­te por­que pue­de.

Sny­der (2003) seña­la que el 60% de las muje­res enga­ña a su pare­ja. Den­tro de las razo­nes que se dan para el esto, están las siguien­tes:

  • La otra per­so­na le pare­ce deli­cio­sa.
  • Está abu­rri­da.
  • Pien­sa que la otra per­so­na es el hom­bre de sus sue­ños.
  • Desea jugar con lo prohi­bi­do.
  • Quie­re jugar con los jóve­nes gua­pos.

Hous­ton (2005), seña­la que las muje­res son infie­les por­que:

  • Desean tener un ape­go emo­cio­nal e inti­mi­dad.
  • Desean tener la aten­ción (quie­ren ser el cen­tro de aten­ción del hom­bre otra vez).
  • Quie­ren reafir­mar que son desea­das (reafir­mar­se como mujer).
  • Desean reex­pe­ri­men­tar sen­ti­mien­tos de roman­ce.
  • Desean sen­tir­se espe­cia­les.
  • Están abu­rri­das.
  • Se sien­ten solas.
  • Es un deseo sexual.

Nor­ment (1998), seña­la que las razo­nes por las cua­les las muje­res enga­ñan, varían con­si­de­ra­ble­men­te. Algu­nas de las razo­nes son:

  • Se sien­ten solas.
  • Quie­ren esca­par de la mono­to­nía del matri­mo­nio.
  • Quie­ren ven­gar­se de la infi­de­li­dad del mari­do.
  • Sim­ple­men­te les intere­sa ser infie­les.
  • Son fácil­men­te exci­ta­bles sexual­men­te.
  • Por dine­ro.
  • Por que­rer adqui­rir algu­nos bie­nes mate­ria­les.
  • Por la nece­si­dad de tener inti­mi­dad emo­cio­nal.

Nor­ment (1998), tam­bién comen­ta que de acuer­do a Berry, otras razo­nes pudie­ran ser:

  • Su matri­mo­nio se está des­ha­cien­do.
  • Se sien­ten recha­za­das por la pare­ja.

Por su par­te Chap­man (cita­do en Nor­ment, 1998) pro­po­ne que las muje­res enga­ñan por­que:

  • Bus­can apo­yo emo­cio­nal.
  • Bus­can pro­tec­ción.
  • Quie­ren refor­zar la idea de que son desea­bles.
  • Se sien­ten recha­za­das.
  • Desean tener rela­cio­nes.
  • Sus mari­dos las enga­ñan.
  • Es una nece­si­dad emo­cio­nal.
  • Se sien­ten solas.

Otras razo­nes que se plan­tean serían las siguien­tes (Nor­ment, 1998):

  • Desean con­fir­mar que están bien.
  • Quie­ren sen­tir­se her­mo­sas y desea­bles.
  • Quie­ren sen­tir que toda­vía son sexies.
  • Quie­ren sen­tir que alguien las ama por lo que son, no por lo que hacen.
  • Desean sen­tir con­fian­za en sí mis­mas.
  • Bus­can exci­ta­ción sexual.
  • Quie­ren ser sedu­ci­das y cor­te­ja­das.
  • Desean tener un roman­ce.

Objetivo

Deter­mi­nar cuá­les son las razo­nes que se dan en la lite­ra­tu­ra para des­cri­bir tan­to la infi­de­li­dad mas­cu­li­na como la feme­ni­na.

Método

El tema de la infi­de­li­dad es tra­ta­do de mane­ra fre­cuen­te en la lite­ra­tu­ra uni­ver­sal lo cual ofre­ce una opor­tu­ni­dad para inves­ti­gar sobre los moti­vos que seña­lan los auto­res como ante­ce­den­te de la infi­de­li­dad.

Mues­tra

Está cons­ti­tui­da por 77 rela­tos de la lite­ra­tu­ra uni­ver­sal que des­cri­ben la infi­de­li­dad mas­cu­li­na. Tam­bién se ana­li­za­ron 72 rela­tos que des­cri­ben la infi­de­li­dad feme­ni­na. Estos rela­tos se publi­ca­ron en dife­ren­tes épo­cas y fue­ron escri­tas por varios auto­res.

Pro­ce­di­mien­to

Las fuen­tes de don­de pro­ce­den los rela­tos son diver­sas, algu­nos esta­ban agru­pa­dos en anto­lo­gías que con el tema de infi­de­li­dad reu­nían a un gru­po de escri­to­res. Se selec­cio­na­ron otros tex­tos que con­te­nían rela­tos sobre el tema y que apa­re­cían en dife­ren­tes tex­tos clá­si­cos. Se ana­li­za­ron con la téc­ni­ca de aná­li­sis de con­te­ni­do pro­pues­ta por Berel­son (1968) y Hols­ti (1968).

Resultados

El aná­li­sis de con­te­ni­do que se apli­có a los dife­ren­tes repor­tes con­sis­tió en pri­mer lugar en iden­ti­fi­car las pala­bras y las ora­cio­nes que repre­sen­ta­ban la razón que se expre­sa­ba era moti­vo de la infi­de­li­dad. Pos­te­rior­men­te se fue­ron con­jun­tan­do esas ora­cio­nes por simi­li­tud de sig­ni­fi­ca­do con la fina­li­dad de abs­traer y sin­te­ti­zar la infor­ma­ción. Estos resul­ta­dos fue­ron agru­pa­dos en áreas o cate­go­rías que se pre­sen­tan a con­ti­nua­ción y repre­sen­tan las razo­nes por las cua­les las muje­res y los hom­bres eran infie­les. Se reali­zó un cálcu­lo de fre­cuen­cias para deter­mi­nar cuá­les moti­vos eran los más seña­la­dos.

Moti­vos de la infi­de­li­dad feme­ni­na

De acuer­do a los resul­ta­dos obte­ni­dos (Véa­se Tabla 1) se encon­tra­ron 16 cate­go­rías refe­ri­das a los moti­vos de infi­de­li­dad feme­ni­na, de los cua­les, los más fre­cuen­tes son:

  • Ella bus­ca mayor exci­ta­ción sexual, o sim­ple­men­te desea más sexo.
  • La mujer desea sen­tir­se espe­cial, admi­ra­da, desea­da, her­mo­sa, desea cap­tu­rar la aten­ción.
  • La mujer desea tener una rela­ción ínti­ma, emo­cio­nal y román­ti­ca con la otra per­so­na.
  • La mujer bus­ca ven­gar­se de su espo­so, por múl­ti­ples razo­nes.

Las que obser­van una menor fre­cuen­cia son: el tener un amo­río por la cos­tum­bre y fami­lia­ri­dad que haya con la posi­ble pare­ja y el que la mujer sea ame­na­za­da.

Tabla 1. Frecuencias del análisis de contenido (mujeres).

Cate­go­rías

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

  • Las per­so­nas que están jun­to a ella se apro­ve­chan de su inge­nui­dad y la enga­ñan, sobre todo en la noche.

3

4.2

  • El espo­so o algún otro fami­liar ani­man a la mujer para que sea infiel, pues con ello va a obte­ner algún tipo de bene­fi­cio, sobre­to­do eco­nó­mi­co.

3

4.2

  • La mujer desea tener una rela­ción ínti­ma, emo­cio­nal y román­ti­ca con la otra per­so­na.

10

13.9

  • Ella se sien­te abu­rri­da del mari­do, o del tipo de vida que lle­va.

4

5.6

  • Ella bus­ca mayor exci­ta­ción sexual, o sim­ple­men­te desea más sexo.

12

16.7

  • La mujer está sola por­que el mari­do no se ocu­pa de ella.

3

4.2

  • Ella quie­re inter­ac­tuar y jugar con jóve­nes; tam­bién los mane­ja ofre­cién­do­les dine­ro.

4

5.6

  • La mujer desea sen­tir­se espe­cial, admi­ra­da, desea­da, her­mo­sa, desea cap­tu­rar la aten­ción.

11

15.3

  • La mujer bus­ca ven­gar­se de su espo­so, por múl­ti­ples razo­nes.

7

9.7

  • La mujer bus­ca hacer el amor con dife­ren­tes pare­jas para tener varie­dad sexual.

3

4.2

  • A las muje­res se les ame­na­za con dife­ren­tes cas­ti­gos o argu­men­tos.

1

1.4

  • Las muje­res bus­can obte­ner dife­ren­tes tipos de bene­fi­cio, sean eco­nó­mi­cos o de otra espe­cie.

4

5.6

  • La mujer se exci­ta fácil­men­te cuan­do enfren­ta dife­ren­tes tipos de ries­go en sus aven­tu­ras sen­ti­men­ta­les.

2

2.7

  • La mujer cae ante el tra­to fre­cuen­te, habi­tual y cos­tum­bris­ta que tie­ne con la otra per­so­na.

1

1.4

  • Ella bus­ca tener una posi­ción de poder y auto­ri­dad ante sus pare­jas sexua­les.

2

2.7

  • La mujer apro­ve­cha o bus­ca la opor­tu­ni­dad de tener un encuen­tro sexual casual.

2

2.7

Moti­vos de la infi­de­li­dad mas­cu­li­na

De acuer­do a los resul­ta­dos obte­ni­dos (Véa­se Tabla 2) se encon­tra­ron 26 cate­go­rías refe­ri­das a los moti­vos de infi­de­li­dad, de las cua­les, las que apa­re­cen mayor fre­cuen­cia son:

  • El hom­bre desea mayor exci­ta­ción.
  • Por­que exis­te una nece­si­dad bio­ló­gi­ca.
  • Para poseer con furia a la per­so­na.
  • Por lo nove­do­so de la pare­ja.

Las que obser­van una menor fre­cuen­cia son:

  • Por obte­ner dine­ro.
  • Por­que ella es vir­gen.
  • Por la fra­gi­li­dad de la mujer.
  • Para ale­jar­se de una pare­ja sumi­sa.
Tabla 2. Frecuencias del análisis de contenido (hombres).

Cate­go­rías

Fre­cuen­cia

Por­cen­ta­je

  • Por­que exis­te una nece­si­dad bio­ló­gi­ca         

5

6.5

  • El hom­bre desea mayor exci­ta­ción

6

7.8

  • Los hom­bres bus­can aten­ción

4

5.2

  • Quie­re des­ha­cer­se de su mujer

3

3.9

  • Por el reto que impli­ca con­quis­tar una mujer

4

5.2

  • Es una prue­ba de fuer­za y viri­li­dad

4

5.2

  • Por­que la rela­ción es fugaz

2

2.6

  • La per­so­na pare­ce deli­cio­sa

4

5.2

  • Para tener hijos

3

3.9

  • Para poseer con furia a la per­so­na

5

6.5

  • Por­que se tie­ne la opor­tu­ni­dad

4

5.2

  • Por tener sexo sal­va­je

2

2.6

  • Se bus­ca sumi­sión en la pare­ja

3

3.9

  • Por­que se está abu­rri­do

3

3.9

  • Por dine­ro

1

1.3

  • Por adic­ción sexual

2

2.6

  • Para sen­tir­se joven

4

5.2

  • Por­que ella es vir­gen

1

1.3

  • Por homo­se­xua­li­dad

3

3.9

  • Se bus­ca el peli­gro de la rela­ción ilí­ci­ta

2

2.6

  • Por la fra­gi­li­dad de la mujer

1

1.3

  • Por­que es una mujer joven

2

2.6

  • Por diver­sión

2

2.6

  • Por lo nove­do­so de la pare­ja

5

6.5

  • Por sen­sua­li­dad

1

1.3

  • Para ale­jar­se de una pare­ja sumi­sa

1

1.3

Análisis y discusión

En el caso del aná­li­sis de con­te­ni­do de los rela­tos, tene­mos que el moti­vo más fre­cuen­te en la infi­de­li­dad feme­ni­na es el deseo que tie­ne la mujer de bus­car mayor exci­ta­ción sexual, segui­do por la nece­si­dad de sen­tir­se her­mo­sa y desea­da. De acuer­do a Hous­ton (2005) lo impor­tan­te a des­ta­car es que los hom­bres son infie­les prin­ci­pal­men­te por razo­nes sexua­les, (75–80 %), mien­tras las muje­res lo son por razo­nes emo­cio­na­les (20 %), pode­mos decir que por la infor­ma­ción obser­va­da, las muje­res tam­bién son infie­les por razo­nes sexua­les, mien­tras el moti­vo más fre­cuen­te en la infi­de­li­dad es que el hom­bre desea mayor exci­ta­ción por­que exis­te una nece­si­dad bio­ló­gi­ca colo­cán­do­se en segun­do lugar.

Conclusiones

Fou­cault (1983) seña­la que des­de fina­les del siglo XVI lo que se dice sobre el sexo lejos de sufrir un pro­ce­so de res­tric­ción, por el con­tra­rio, ha esta­do some­ti­do a un meca­nis­mo de inci­ta­ción cre­cien­te. Ade­más, se obser­va que el pre­ten­di­do con­trol que se quie­re tener sobre él, ha dise­mi­na­do e implan­ta­do sexua­li­da­des poli­mor­fas. Res­pec­to a la volun­tad de saber, vemos que no se ha dete­ni­do ante el tabú into­ca­ble sino que se ha encar­ni­za­do y ha deve­ni­do en la estruc­tu­ra­ción de una cien­cia de la sexua­li­dad.

Reed (2003) plan­tea que debi­do a la revo­lu­ción sexual que ha ocu­rri­do a par­tir de los años 60, los adul­tos, así como los niños esta­mos más infor­ma­dos sobre nues­tros cuer­pos y nues­tra sexua­li­dad que cual­quier otra gene­ra­ción. De igual mane­ra, la tec­no­lo­gía le ha dado impul­so con el adve­ni­mien­to de mejo­res dis­po­si­ti­vos para el con­trol de la nata­li­dad, con la apa­ri­ción de una serie de medi­ca­men­tos que favo­re­cen la erec­ción en el hom­bre, con la crea­ción de par­ches de tes­tos­te­ro­na para incre­men­tar la libi­do en las muje­res, así como con la apa­ri­ción de fór­mu­las que incre­men­tan la lubri­ca­ción y sen­si­bi­li­dad vagi­nal (Vare­la, 2005) por lo cual se obser­va un incre­men­to de la acti­vi­dad sexual entre hom­bres madu­ros y muje­res libe­ra­das.

Ali y Millar (2006) seña­lan que la mujer nor­te­ame­ri­ca­na actual, tie­ne más opor­tu­ni­da­des que nun­ca para ser infiel. Ade­más, dicen, los tabúes sobre la sexua­li­dad feme­ni­na están cam­bian­do. Así mis­mo, se obser­va que la mayor par­te del tiem­po lo pasa fue­ra de casa y lejos de la fami­lia; tie­nen mejor edu­ca­ción que en el pasa­do y algu­nas pue­den ganar más que el hom­bre e inclu­so tener una posi­ción de mayor poder y empie­zan a sen­tir lo que han sen­ti­do tra­di­cio­nal­men­te los hom­bres, esto es, la nece­si­dad de tener tiem­po para ellas. El éxi­to y el poder tam­bién las colo­ca en la posi­ción de tener lo que deseen.

El amo­río oca­sio­nal resul­ta ser en la mujer, una fuen­te secre­ta de for­ta­le­za, éste pue­de no durar, pero le da el ímpe­tu que nece­si­ta para seguir ade­lan­te. Este amo­río hace que se sien­ta otra vez sexy. Por otro lado, los tera­peu­tas dicen que cada vez tie­nen más casos de hom­bres con la libi­do depri­mi­da. Por lo cual, se obser­va un incre­men­to de la acti­vi­dad sexual entre muje­res madu­ras y hom­bres jóve­nes.

Asi­mis­mo, en las rela­cio­nes de pare­ja actua­les pue­den dar­se múl­ti­ples for­mas de rela­ción, como los matri­mo­nios sexual­men­te abier­tos el que las pare­jas viven apar­te sien­do una pare­ja e inclu­so pudien­do estar casa­dos; las pare­jas que viven jun­tas y tie­nen doble ingre­so, via­jan mucho, se vis­ten bien, dis­po­nen de todos los recur­sos pero no quie­ren tener hijos; las pare­jas de swin­gers o las pare­jas que empie­zan a “andar con quien quie­ren”, sin tener nin­gún com­pro­mi­so con nadie en espe­cial.

Referencias

Ali, L., Millar, L. (2006). The secret lives of wives. Newsweek. URL disponible en: www.msnbc.msn.com

Allman, W. (1993). The mating game. U.S. News & World Report, 115, (3).

Berelson, B. (1968). Content analysis in communication research. En Gardner, L. y Aronson, E. (Eds.). The Handbook of Social Psychology. Nueva York: Addison Wesley.

Cole, T. (2006). Why do men and women cheat? URL disponible en: www.truthaboutdeception.com

Drigotas, S. y Barta, W. (2001). The cheating heart: Scientific exploration of infidelity. Current Directions in Psychological Science, 10 (5), 177-180.

Elmslie, B. Tebaldi, E. (2008). So, what did you do last night? The economics of infidelity. Kyklos, 61 (3), 391-410

Foucault, M. (1983). Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. México: Siglo XXI.

García Méndez, M. Rivera Aragón, S. y Díaz Loving, R. (2008). Factores que intervienen como predictores de la infidelidad. Revista Mexicana de Psicología. Número Especial Octubre.

Holsti, O. R. (1968). Content analysis. En Gardner, L. Aronson, E. (Eds.). The Handbook of Social Psychology. Nueva York: Addison Wesley.

Houston, R. (2005). Cheating husbands and cheating wives give different reasons for having extramarital affairs. URL disponible en: www.members.aol.com

Huizenga, R. (2006). Signs of a cheating spouse… and how they differ from signs of infidelity. URL disponible en: www.manirath.com

Norment, L. (1998). Infidelity. Why women cheat. Ebony, 12, 1-2.

Reed, S. (2003). Freedom is the future of sex. The Gamecock. Abril

Romero Palencia, A. (2007). Infidelidad: conceptualización, correlatos y predictores. Tesis para obtener el grado de doctor en Psicología. Facultad de Psicología. UNAM. Inédita.

Snyder, L. (2003). Why women cheat. URL disponible en:  www.channels.isp.netscape.com

Varela, M. (2005). La sexualidad a través de la historia. Revista SEFPSI, 8 (1), 43-56.

Vargas Flores, J. J. e Ibáñez Reyes, E. (2005). Problemas maritales: La infidelidad desde una perspectiva de vínculo. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 8  (1), 107-124.

Notas

1. Coor­di­na­ción de Psi­co­lo­gía Social. Divi­sión de Estu­dios Pro­fe­sio­na­les. Facul­tad de Psi­co­lo­gía. Correo elec­tró­ni­co: vvarelamacedo@yahoo.com.mx