Felicidad en el noviazgo en las relaciones de pareja libres de violencia y asertivas Descargar este archivo (8 - Felicidad en el noviazgo en las relaciones de pareja.pdf)

Griselda Pérez Hernández1, Cruz García Lirios2, Minerva Isabel Pérez Ortega3

Centro Universitario UTEG plantel Zapopan, Instituto Politécnico Nacional, Universidad Autónoma del Estado de México y Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Universidad de Cantabria

Resu­men

Feli­ci­dad y noviaz­go son dos tér­mi­nos que no siem­pre han sido estu­dia­dos, pues el enfo­que hacia la vio­len­cia ha pre­do­mi­na­do en la lite­ra­tu­ra. En este sen­ti­do, el pro­pó­si­to del pre­sen­te estu­dio fue esta­ble­cer la con­fia­bi­li­dad y la vali­dez de un ins­tru­men­to que mide el vigor, la dedi­ca­ción y la absor­ción en el noviaz­go. Se reali­zó un estu­dio no expe­ri­men­tal, trans­ver­sal y explo­ra­to­rio con una selec­ción no pro­ba­bi­lís­ti­ca de 438 estu­dian­tes de una uni­ver­si­dad públi­ca. La esca­la tuvo una con­sis­ten­cia acep­ta­ble (alfa = 0,781) así como las subes­ca­las de vigor (alfa = 0,780), dedi­ca­ción (alfa = 0,746) y absor­ción (alfa = 0,793). Res­pec­to a la hipó­te­sis de ajus­te de las rela­cio­nes teó­ri­cas con res­pec­to a los datos obser­va­dos, los pará­me­tros de esfe­ri­ci­dad y ade­cua­ción [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001; KMO = 0,870] mues­tran que debe ser acep­ta­da. En rela­ción con los estu­dios cita­dos se advier­ten líneas de inves­ti­ga­ción rela­ti­vas al con­tras­te del cons­truc­to, la con­fir­ma­ción de sus tres dimen­sio­nes y la inci­den­cia de otros fac­to­res no espe­ci­fi­ca­dos en la lite­ra­tu­ra.

Pala­bras cla­ve: Vio­len­cia, noviaz­go, feli­ci­dad, vigor, absor­ción, dedi­ca­ción

Abs­tract

Hap­pi­ness and cour­tship are two terms that have not always been stu­died, becau­se the approach to vio­len­ce has rather pre­do­mi­na­ted in lite­ra­tu­re. In this sen­se, the pur­po­se of the study was to esta­blish the relia­bi­lity and vali­dity of an ins­tru­ment that mea­su­res vigor, dedi­ca­tion and absor­ption in cour­tship. A non-expe­ri­men­tal, trans­ver­sal and explo­ra­tory study was carried out with a non-pro­ba­bi­lis­tic selec­tion of 438 stu­dents from a public uni­ver­sity. The sca­le had an accep­ta­ble con­sis­tency (alpha = 0.781) as well as the subs­ca­les of vigor (alpha = 0.780), dedi­ca­tion (alpha = 0.746) and absor­ption (alpha = 0.793). Regar­ding the hypothe­sis of adjust­ment of the theo­re­ti­cal rela­tions with res­pect to the obser­ved data, the para­me­ters of sphe­ri­city and ade­quacy [χ2 = 124.35 (452gl) p = 0.001; KMO = 0.870] show that it must be accep­ted. In rela­tion to the cited stu­dies, the­re are lines of research con­cer­ning the con­trast of the cons­truct, the con­fir­ma­tion of its three dimen­sions and the inci­den­ce of other fac­tors not spe­ci­fied in the lite­ra­tu­re.

Key­words: vio­len­ce, cour­tship, hap­pi­ness, vigor, absor­ption, dedi­ca­tion

Introducción

El obje­ti­vo del pre­sen­te estu­dio es esta­ble­cer la con­fia­bi­li­dad y la vali­dez de un ins­tru­men­to que mide la inten­ción aser­ti­va en las rela­cio­nes de noviaz­go. A par­tir de una revi­sión de la lite­ra­tu­ra, el esta­do del cono­ci­mien­to está cen­tra­do en las rela­cio­nes vio­len­tas de pare­ja; par­tien­do de allí, en el pre­sen­te tra­ba­jo se invir­tie­ron las ora­cio­nes alu­si­vas a la vio­len­cia para medir la inten­sión de aser­ti­vi­dad como pro­ce­so opues­to.

Sin embar­go, la vio­len­cia en las rela­cio­nes de pare­ja ha sido enten­di­da como una barre­ra que impi­de el desa­rro­llo humano, la cali­dad de vida y el bien­es­tar sub­je­ti­vo de las per­so­nas que la viven. De este modo, la lite­ra­tu­ra resal­ta la impor­tan­cia de los valo­res y los esti­los de con­vi­ven­cia libres de vio­len­cia, pero al cen­trar su inte­rés en las asi­me­trías entre hom­bres y muje­res, pier­de de vis­ta la vio­len­cia que se gene­ra des­de las iden­ti­da­des de géne­ro (Mon­tes, 2014).

Esto quie­re decir que el pro­ble­ma de la vio­len­cia en las rela­cio­nes de pare­ja está cir­cuns­cri­to al con­tex­to social, pero es ins­tru­men­ta­da en fun­ción de la cul­tu­ra en la que la mas­cu­li­ni­dad es con­si­de­ra­da la iden­ti­dad domi­nan­te y la femi­ni­dad una iden­ti­dad más bien obe­dien­te y con­for­mis­ta (Tskhay, Re y Rule, 2014).

La inclu­sión de las muje­res en los sis­te­mas edu­ca­ti­vos y el mer­ca­do labo­ral supu­so inequi­da­des que aho­ra se han rever­ti­do a favor de las muje­res con un per­fil aca­dé­mi­co y pro­fe­sio­nis­ta en detri­men­to de los hom­bres con un per­fil bajo en estu­dios, habi­li­da­des y cono­ci­mien­tos bási­cos (Luft, Jen­kins y Came­ron, 2012).

En este sen­ti­do, el estu­dio de la vio­len­cia mas­cu­li­na en las rela­cio­nes de pare­ja ha sido amplia­men­te dis­cu­ti­do y se ha sos­la­ya­do la vio­len­cia feme­ni­na; empe­ro, el enfo­que de la vio­len­cia inhi­be la pers­pec­ti­va de aser­ti­vi­dad como habi­li­dad social en las rela­cio­nes de pare­ja (Eisch, 2011).

La aser­ti­vi­dad, enten­di­da como una habi­li­dad emo­cio­nal y dis­cur­si­va, supo­ne una nego­cia­ción al orien­tar un con­sen­so o acuer­do entre la pare­ja y con res­pec­to a las ame­na­zas o ries­gos exter­nos a la mis­ma. Ade­más, inclu­ye razo­na­mien­tos y heu­rís­ti­cos que se apren­den y uti­li­zan con­for­me el com­pro­mi­so se inten­si­fi­ca (Krue­ger et al., 2013).

En con­tras­te, la vio­len­cia impli­ca una ausen­cia de comu­ni­ca­ción e inclu­so la uti­li­za­ción de la mis­ma como ins­tru­men­to de poder al dele­gar las deci­sio­nes en el cón­yu­ge, o bien, median­te la gene­ra­ción de dis­cur­sos agre­si­vos –insul­tos, repro­ches, que­jas, silen­cios (Amar, 2011)–.

Por con­si­guien­te, la aser­ti­vi­dad sería una ins­tan­cia opues­ta a la vio­len­cia dis­cur­si­va, pero los estu­dios empí­ri­cos no res­pal­dan esta ase­ve­ra­ción. En vir­tud de que la lite­ra­tu­ra más bien resal­ta la vio­len­cia mas­cu­li­na sobre la iden­ti­dad feme­ni­na, enal­te­ce la vio­len­cia con res­pec­to a la aser­ti­vi­dad y enca­si­lla el pro­ble­ma en los jóve­nes, es menes­ter lle­var a cabo un estu­dio que corro­bo­re tal pre­va­len­cia, o bien, esta­blez­ca nue­vas líneas de inves­ti­ga­ción acor­des a un pen­sa­mien­to más abier­to de las rela­cio­nes de pare­ja (Kosetzi, 2012).

Sebas­tián, Ortiz, Gil, Gutié­rrez, Her­naíz y Her­nán­dez (2010) con­si­de­ran que la inte­li­gen­cia y el apren­di­za­je emo­cio­nal son los fac­to­res deter­mi­nan­tes de las rela­cio­nes de pare­ja libres de vio­len­cia. En la medi­da en que los acto­res son capa­ces de esta­ble­cer una comu­ni­ca­ción aser­ti­va y con­sen­sual, sus rela­cio­nes están libres de vio­len­cia, pero si en lugar de eso desa­rro­llan dis­cur­sos ofen­si­vos y agre­si­vos, sus rela­cio­nes de pare­ja se tor­na­rán vio­len­tas.

En efec­to, la vio­len­cia pare­ce sur­gir por la impe­ri­cia en el noviaz­go, aun­que los patro­nes cul­tu­ra­les y socia­les (tales como el patri­mo­nia­lis­mo) inci­di­rían en la elec­ción de pare­ja median­te valo­res y nor­mas que se difun­den en fra­ses de domi­nio públi­co, tales como: “quien bien te quie­re te hará sufrir”, “pode­ro­so caba­lle­ro es don dine­ro” y “el dine­ro no es feli­ci­dad, pero es mejor llo­rar en un Ferra­ri”. Se tra­ta de repre­sen­ta­cio­nes socia­les, ima­gi­na­rios sim­bó­li­cos y creen­cias que resal­tan los recur­sos eco­nó­mi­cos como ejes domi­nan­tes de las emo­cio­nes y los afec­tos.

Ale­gría del Ángel y Rodrí­guez (2015) sos­tie­nen que el rol de las iden­ti­da­des de géne­ro en las rela­cio­nes de noviaz­go está supe­di­ta­do a los con­tex­tos socia­les. En este sen­ti­do, las teo­rías de la domi­na­ción mas­cu­li­na son com­ple­men­ta­rias con las teo­rías de roles de géne­ro. Es decir, que el poder ejer­ci­do por par­te de la iden­ti­dad mas­cu­li­na es corres­pon­dien­te con un sis­te­ma de defen­sa feme­nino, que con­sis­te en la resis­ten­cia de la vio­len­cia hacia la iden­ti­dad con­si­de­ra­da víc­ti­ma.

Se tra­ta de una eta­pa de tran­si­ción en la que la iden­ti­dad mas­cu­li­na ejer­cía una vio­len­cia sis­te­má­ti­ca sobre la iden­ti­dad feme­ni­na, por­que ésta últi­ma desa­rro­lló un sis­te­ma de resis­ten­cia y abne­ga­ción, la cual a su vez gene­ró un círcu­lo o espi­ral de vio­len­cia, agre­sión, recon­ci­lia­ción y nue­va agre­sión.

En tal ciclo de vio­len­cia, la aser­ti­vi­dad se con­si­de­ró ausen­te, o en todo caso tran­si­to­ria, debi­do a que la agre­sión era más inten­sa en la medi­da en que la recon­ci­lia­ción se nega­ba.

Sin embar­go, una nue­va ola de pen­sa­mien­to en torno a las rela­cio­nes de pare­ja se edi­fi­có des­de la psi­co­lo­gía de la feli­ci­dad. Se tra­ta de una serie de indi­ca­do­res cons­ta­ta­bles en el vigor, dedi­ca­ción y absor­ción (Sala­no­va y Shau­fe­li, 2004).

El vigor refie­re a una ener­gía real o poten­cial que, en el caso de las rela­cio­nes de pare­ja, se obser­va­ría en la inten­si­dad dis­cur­si­va a favor de la rela­ción, las opi­nio­nes favo­ra­bles o los actos de demos­tra­ción de afec­tos y emo­cio­nes posi­ti­vas (Falth, 2015).

La dedi­ca­ción, enten­di­da como entu­sias­mo, ins­pi­ra­ción, orgu­llo y reto, supo­ne un reco­no­ci­mien­to de la pare­ja y una impli­ca­ción en la rela­ción que deter­mi­na­ría una toma de deci­sio­nes com­par­ti­da más que dele­ga­da (Ahmed et al., 2015).

Por últi­mo, la absor­ción refie­re a la con­cen­tra­ción en la rela­ción de pare­ja. A dife­ren­cia de la dedi­ca­ción, que es inten­sa, la absor­ción deno­ta una inter­de­pen­den­cia, por­que supo­ne una comu­ni­ca­ción bidi­rec­cio­nal acer­ca de la rela­ción (Bur­kertt, McNa­mee y Potthast, 2015).

Des­de la pers­pec­ti­va de la psi­co­lo­gía de la feli­ci­dad, la aser­ti­vi­dad sería un ins­tru­men­to dis­cur­si­vo que faci­li­ta­ría el vigor, la dedi­ca­ción y la absor­ción. Sin embar­go, la medi­ción de estas tres dimen­sio­nes no impli­ca des­car­tar la vio­len­cia, pro­ce­so sim­bó­li­co que pue­de con­si­de­rar­se nulo, espu­rio o sig­ni­fi­ca­ti­vo según la rela­ción de pare­ja.

Tal com­ple­ji­dad obli­ga a una deli­mi­ta­ción del estu­dio hacia aque­llas rela­cio­nes de pare­ja con un míni­mo de inter­re­la­ción de tres meses, perio­do en el que se han esta­ble­ci­do obje­ti­vos comu­nes y estra­te­gias para con­se­guir­los. Se tra­ta de rela­cio­nes de pare­ja en las que se han con­ve­ni­do pro­pó­si­tos y metas para los cua­les es nece­sa­ria una comu­ni­ca­ción aser­ti­va, pero no por ello inmu­ne a la vio­len­cia.

Peña, Zamo­rano, Her­nán­dez, Her­nán­dez, Var­gas y Parra (2013) advier­ten que la pre­va­len­cia de la vio­len­cia mas­cu­li­na hacia la feme­ni­na se está invir­tien­do. En un estu­dio no expe­ri­men­tal y con una selec­ción no pro­ba­bi­lís­ti­ca de 140 pare­jas, los auto­res encon­tra­ron dife­ren­cias entre la vio­len­cia que se ejer­ce des­de los hom­bres hacia las muje­res con res­pec­to a la que las muje­res lle­van a cabo hacia sus pare­jas hete­ro­se­xua­les. En este sen­ti­do, la acep­ta­ción de ami­gos [χ2 = 4,311 (138gl) p =,038] y rela­cio­nes sexua­les obli­ga­das [χ2 = 3,900 (138gl) p = 0,046] son los indi­ca­do­res de asi­me­tría entre las iden­ti­da­des de géne­ro.

Pre­ci­sa­men­te, es en los celos y la sexua­li­dad don­de las dife­ren­cias entre las iden­ti­da­des de géne­ro se acen­túan; pese a ello, es en esos mis­mos aspec­tos don­de es posi­ble obser­var la comu­ni­ca­ción aser­ti­va.

Si la con­fian­za y la sexua­li­dad pue­den ser par­te de un círcu­lo vir­tuo­so de dedi­ca­ción, absor­ción y vigor, los celos son indi­ca­ti­vos más bien de un ciclo vicio­so. Esto es así por­que la comu­ni­ca­ción uni­di­rec­cio­nal gene­ra el ciclo de vio­len­cia, mien­tras que la comu­ni­ca­ción aser­ti­va pro­du­ci­ría una espi­ral de feli­ci­dad, inclu­so cuan­do esta no se refle­je en el vigor, la absor­ción y la dedi­ca­ción.

Sin embar­go, Gar­cía (2012) lle­vó a cabo un estu­dio en el que se esta­ble­cie­ron dos dimen­sio­nes de la aser­ti­vi­dad: aver­si­vi­dad y pro­pen­sión al noviaz­go. Ambos fac­to­res corre­la­cio­na­ron espu­ria­men­te entre sí, evi­den­cia­do la aser­ti­vi­dad como una estra­te­gia de vio­len­cia (dimen­sión aver­si­va) y como un ins­tru­men­to de nego­cia­ción (dimen­sión de pro­pen­sión).  

En sín­te­sis, los estu­dios psi­co­ló­gi­cos de las rela­cio­nes de noviaz­go pare­cen estar orien­ta­dos por: 1) la pre­mi­sa de que la impe­ri­cia emo­cio­nal (la con­si­de­ra­ción de que los jóve­nes son más inex­per­tos que los adul­tos) es resul­ta­do de una inte­li­gen­cia poco desa­rro­lla­da que, jun­to con la ausen­cia de habi­li­da­des socia­les, redun­da en elec­cio­nes y rela­cio­nes de pare­ja con vio­len­cia; 2) el supues­to en torno al que toda rela­ción de pare­ja, prin­ci­pal­men­te de noviaz­go, está con­di­cio­na­da por la agre­sión dis­cur­si­va y accio­nes que inhi­ben las rela­cio­nes sin vio­len­cia; 3) la hipó­te­sis cul­tu­ral y social de que la vio­len­cia mas­cu­li­na es la deter­mi­nan­te uni­di­rec­cio­nal de la vio­len­cia feme­ni­na sin con­si­de­rar los roles de géne­ro.

Método

Diseño

Se lle­vó a cabo un estu­dio no expe­ri­men­tal, trans­ver­sal y explo­ra­to­rio.

Formulación

¿Cuá­les son las dimen­sio­nes que emer­gen de las ase­ve­ra­cio­nes coti­dia­nas de las rela­cio­nes de pare­ja?

Hipótesis

Nula. Las dimen­sio­nes teó­ri­cas de vigor, dedi­ca­ción y absor­ción se ajus­tan a los datos obser­va­dos en la mues­tra de estu­dio.

Alter­na. Las dimen­sio­nes teó­ri­cas son dife­ren­tes a los datos obser­va­dos.

Muestra

Se reali­zó una selec­ción no pro­ba­bi­lís­ti­ca de 208 estu­dian­tes con pare­ja y 230 sin pare­ja en una uni­ver­si­dad públi­ca del Esta­do de Méxi­co.

Sexo

El 51% son muje­res y el 49% son hom­bres.

Edad

El 44% tie­ne menos de 18 años (M = 17,30 y DE = 2,35), el 30% tie­nen entre 18 y 22 años (M = 21,04 y DE = 3,46) y el 26% tie­ne más de 22 años (M = 24,36 y DE = 4,36).

Ingre­so

El 57% posee menos de 3,500 pesos men­sua­les (M = 3’425 y DE = 324,37), el 22% ingre­sa entre 3,500 y 7,000 pesos men­sua­les (M = 4’563 y DE = 345,36) y el 21% decla­ró ingre­sos supe­rio­res a 7,000 men­sua­les (M = 8’456 y DE = 246,39).

Instrumento

Se cons­tru­yó la Esca­la de Feli­ci­dad en el Noviaz­go, la cual inclu­ye 21 ase­ve­ra­cio­nes en torno el vigor, la dedi­ca­ción y la absor­ción en las rela­cio­nes de pare­ja. Cada ítem se res­pon­de con algu­na de las cin­co opcio­nes de res­pues­ta, que van des­de 0 = nada pro­ba­ble has­ta 4 = muy pro­ba­ble.

Procedimiento

Se uti­li­zó la téc­ni­ca Delphi para esta­ble­cer los sig­ni­fi­ca­dos de las ase­ve­ra­cio­nes. Los estu­dian­tes fue­ron encues­ta­dos en el ves­tí­bu­lo de la biblio­te­ca de su uni­ver­si­dad, pre­via adver­ten­cia de que los resul­ta­dos no afec­ta­rían su esta­tus aca­dé­mi­co, y ase­gu­rar­les la garan­tía de con­fi­den­cia­li­dad. La infor­ma­ción fue pro­ce­sa­da en el Paque­te Esta­dís­ti­co para Cien­cias Socia­les (SPSS por sus siglas en inglés). Se esti­ma­ron la con­fia­bi­li­dad con alfa de Crom­bach, la esfe­ri­ci­dad con la prue­ba de Bartlett, la ade­cua­ción con el esta­dís­ti­co de Kay­ser-Meyer-Olkin, el peso fac­to­rial con el aná­li­sis fac­to­rial explo­ra­to­rio de com­po­nen­tes prin­ci­pa­les con rota­ción vari­max.

Resultados

La esca­la (véa­se Tabla 1) tuvo una con­sis­ten­cia acep­ta­ble (alfa = 0,781) así como las subes­ca­las de vigor (alfa = 0,780), dedi­ca­ción (alfa = 0,746) y absor­ción (alfa = 0,793).

El esta­ble­ci­mien­to de los tres fac­to­res –vigor (24% de la varian­za expli­ca­da), dedi­ca­ción (16% de la varian­za expli­ca­da) y absor­ción (7% de la varian­za expli­ca­da)– dio cuen­ta del 47% de la varian­za total, lo cual sig­ni­fi­ca que exis­ten otros fac­to­res no inclui­dos en la medi­ción que esta­rían refle­jan­do la feli­ci­dad en torno a las rela­cio­nes de pare­ja con énfa­sis en el noviaz­go –dos meses de con­vi­ven­cia y esta­ble­ci­mien­to de obje­ti­vos y metas, así como el empleo de recur­sos o el reco­no­ci­mien­to de los atri­bu­tos de la pare­ja–.

Tabla 1. Descriptivos, confiabilidad y validez del instrumento

Cla­ve

Ítem / subes­ca­la

M

DE

Alfa

F1

F2

F3

 

Subes­ca­la de vigor en el noviaz­go

   

0,780

     

VN1

Cada vez que me cito con mi pare­ja ten­go ganas de hacer muchas cosas

3,25

0,392

0,7043

0,302

 

 

VN2

Me esti­mu­la recor­dar a mi pare­ja cuan­do debo rea­li­zar una tarea difí­cil

3,05

0,493

0,785

0,394

 

 

VN3

El sexo inusi­ta­do con mi pare­ja me moti­va a hacer otras acti­vi­da­des

3,51

0,954

0,714

0,395

 

 

VN4

Cami­nar de la mano con mi pare­ja es sufi­cien­te para rea­li­zar cual­quier tarea

3,52

0,812

0,736

0,315

 

 

VN5

Las acti­vi­da­des son tedio­sas sin una pare­ja

3,49

0,326

0,746

0,305

 

 

VN6

Cual­quier tarea es agra­da­ble con la com­pa­ñía de una pare­ja

3,30

0,314

0,725

0,356

 

 

VN7

Pue­do com­bi­nar todas las acti­vi­da­des con el amor hacia mi pare­ja

3,91

0,463

0,741

0,361

 

 

 

Subes­ca­la de dedi­ca­ción al noviaz­go

   

0,746

     

DN1

Estoy orgu­llo­so del tiem­po que lle­vó con mi pare­ja

1,04

0,405

0,782

 

0,493

 

DN2

Me entu­sias­ma la idea de ver a mi pare­ja

1,29

0,591

0,793

 

0,491

 

DN3

Sue­lo tener ins­pi­ra­ción des­pués de recor­dar a mi pare­ja

1,36

0,436

0,706

 

0,482

 

DN4

Con­si­de­ro un reto con­vi­vir con mi pare­ja

1,47

0,576

0,793

 

0,436

 

DN5

Mi pare­ja se sien­te orgu­llo­sa de que le demues­tre mis sen­ti­mien­tos

1,28

0,381

0,725

 

0,484

 

DN6

Cuan­do pla­ti­co con mi pare­ja me entu­sias­ma su for­ma de hablar

1,60

0,495

0,759

 

0,486

 

DN7

Ante cual­quier pro­ble­ma mi pare­ja me ins­pi­ra a seguir ade­lan­te

1,08

0,596

0,743

 

0,494

 

 

Subes­ca­la de adsor­ción en el noviaz­go

   

0,793

     

AN1

A pesar de que estu­dio, recuer­do los bue­nos ratos con mi pare­ja

1,83

0,114

0,731

 

 

0,501

AN2

Al rea­li­zar un examen recuer­do un bello momen­to con mi pare­ja

1,49

0,125

0,754

 

 

0,581

AN3

Si se tra­ta de una tarea difí­cil, recor­dar a mi pare­ja me moti­va a estu­diar

1,92

0,156

0,746

 

 

0,526

AN4

Cuan­do estoy con mi pare­ja todo a mi alre­de­dor está de más

1,16

0,157

0,713

 

 

0,594

AN5

Lo impor­tan­te es que estoy con mi pare­ja sin impor­tar lo demás

1,28

0,295

0,59

 

 

0,571

AN6

Mi pare­ja al igual que yo nos mira­mos y son­reí­mos todo el tiem­po

1,06

0,195

0,741

 

 

0,532

AN7

Escu­char a mi pare­ja todo el tiem­po es como si habla­rá por mi

1,74

0,493

0,752

 

 

0,588

 

Por­cen­ta­je de varian­za expli­ca­da

     

0,243

0,165

0,071

Extrac­ción: Com­po­nen­tes prin­ci­pa­les; Rota­ción: Vari­max. Ade­cua­ción (KMO = 0,870), Esfe­ri­ci­dad [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001]. F1 = Vigor en el noviaz­go, F2 = Dedi­ca­ción al noviaz­go, F3 = Absor­ción en el noviaz­go. Todos los ítems tie­nen cin­co opcio­nes de res­pues­ta 0 = nada pro­ba­ble has­ta 4 = muy pro­ba­ble. Fuen­te: Ela­bo­ra­da con los datos del estu­dio.

El fac­tor del vigor en el noviaz­go, enten­di­do como la ener­gía emo­cio­nal y físi­ca orien­ta­da a la inter­re­la­ción con la pare­ja, es asu­mi­do como pre­pon­de­ran­te en la mues­tra de estu­dio al expli­car el mayor por­cen­ta­je de la varian­za. Esto es así por­que el noviaz­go pare­ce ser con­si­de­ra­do como una eta­pa de demos­tra­ción de las emo­cio­nes y los sen­ti­mien­tos antes de dar el siguien­te paso, que sería un com­pro­mi­so más espe­cí­fi­co como la con­vi­ven­cia o el matri­mo­nio.

En con­tras­te, la absor­ción expli­có el menor por­cen­ta­je de la varian­za, ya que al pare­cer la mues­tra de estu­dio se decan­ta por una rela­ción de noviaz­go más tra­di­cio­nal y real que libe­ral y sim­bó­li­ca.

La hipó­te­sis de ade­cua­ción y esfe­ri­ci­dad [χ2 = 124,35 (452gl) p = 0,001; KMO = 0,870] de las res­pues­tas a los ítems fue acep­ta­da.

Discusión

El apor­te del pre­sen­te tra­ba­jo al esta­do del cono­ci­mien­to estri­ba en la con­fia­bi­li­dad y la vali­dez de un ins­tru­men­to que mide la feli­ci­dad en las rela­cio­nes de noviaz­go a par­tir de tres supues­tos rela­ti­vos al vigor, la dedi­ca­ción y la absor­ción.

Sin embar­go, Gar­cía (2011) advier­te que las rela­cio­nes de noviaz­go, al ser ambi­guas, gene­ran ima­gi­na­rios de vio­len­cia más que de feli­ci­dad debi­do a que los celos y la sexua­li­dad son temas con­tro­ver­ti­dos en los gru­pos a los que la pare­ja se cir­cuns­cri­be.

En el pre­sen­te estu­dio, es posi­ble adver­tir que el vigor es el fac­tor que, para la mues­tra de estu­dio, deter­mi­na­ría las rela­cio­nes inter­nas y exter­nas de la pare­ja. En este sen­ti­do, la medi­ción podría ajus­tar­se a las nor­mas gru­pa­les como deter­mi­nan­tes de la elec­ción y con­vi­ven­cia de pare­ja, prin­ci­pal­men­te en el caso del noviaz­go.

En tal sen­ti­do, Gar­cía, Carreón y Her­nán­dez (2014) seña­lan que los dis­cur­sos no sólo afec­tan las opi­nio­nes y acti­tu­des de los estu­dian­tes al momen­to de eva­luar una rela­ción asi­mé­tri­ca entre las iden­ti­da­des de géne­ro, sino que ade­más pro­pi­cian esce­na­rios en los que la reali­dad coti­dia­na está con­di­cio­na­da por un esce­na­rio poten­cial de noviaz­go, vio­len­cia o due­lo.

En nues­tro estu­dio tam­bién es posi­ble obser­var que la dedi­ca­ción y la absor­ción son fac­to­res sim­bó­li­cos que están supe­di­ta­dos por el fac­tor del vigor que, en tan­to fac­tor viven­cial o expe­rien­cial, sir­ve para infe­rir una rela­ción de pare­ja cir­cuns­cri­ta a los acuer­dos más que a las expec­ta­ti­vas; sin embar­go, la rela­ción entre el vigor y las expe­rien­cias sería una línea de inves­ti­ga­ción que escla­re­ce­ría tal plan­tea­mien­to.

Gar­cía, Carreón, Agui­lar, Her­nán­dez y Bus­tos (2014) pro­po­nen que la vio­len­cia –y por ende, la feli­ci­dad– en el noviaz­go sea vis­ta des­de la influen­cia de los medios de comu­ni­ca­ción en audien­cias que bus­can corro­bo­rar los este­reo­ti­pos de géne­ro y pare­ja en sus expe­rien­cias de vida.

En el pre­sen­te tra­ba­jo se pun­tua­li­za que el vigor, en tan­to ins­tru­men­to de cana­li­za­ción de emo­cio­nes y sen­ti­mien­tos, deter­mi­na­ría rela­cio­nes de pare­ja sin vio­len­cia en la medi­da en que los acuer­dos se refie­ran a la demos­tra­ción de los afec­tos.

No obs­tan­te, futu­ras líneas de inves­ti­ga­ción no sólo impli­can el con­tras­te del mode­lo tri­di­men­sio­nal, sino ade­más la medi­ción y corre­la­ción de y con otros fac­to­res, tales como la auto­es­ti­ma o la aser­ti­vi­dad para la exten­sión del mode­lo, así como el ago­ta­mien­to, la des­per­so­na­li­za­ción y la frus­tra­ción para el caso de la deli­mi­ta­ción del mode­lo.

Conclusión

La medi­ción de la violencia/felicidad en el noviaz­go ha esta­do cen­tra­da en fac­to­res rela­ti­vos al poder de deci­sión y adquisición/acumulación de recur­sos. En este sen­ti­do, las dimen­sio­nes –vigor, dedi­ca­ción y absor­ción– que expli­can el noviaz­go están influi­das por con­tex­tos gru­pa­les en los que se valo­ran los afec­tos cir­cuns­cri­tos a la pose­sión de bie­nes, más que a la nego­cia­ción de los afec­tos a par­tir de la equi­dad o la coope­ra­ción.

Por lo tan­to, futu­ras líneas de inves­ti­ga­ción en torno al ingre­so y la repre­sen­ta­ción del poder adqui­si­ti­vo per­mi­ti­rán infe­rir su inci­den­cia en el cor­te­jo, la esta­bi­li­dad de la rela­ción de pare­ja y el even­tual matri­mo­nio como par­te de un pro­ce­so de feli­ci­dad cen­tra­do en el aser­ti­vi­dad, la nego­cia­ción y la corres­pon­sa­bi­li­dad.

Referencias

Ahmed, U., Phulpoto, W., Umrani, W. y Abbas, S. (2015). Diving Deep in employee training to understanding employee engagement. Business and Economics Journal, 7 (1), 199-203 DOI: 10.4172/2151-6219.1000199

Alegría del Ángel, M. y Rodríguez, A. (2015). Violencia en el noviazgo: perpetración, victimización y violencia mutua. Actualidades en Psicología, 29, (118), 57-72.

Amar, P. (2011). Turning the gendered politics of the security state inside out? International Feminist Journal of Politics, 13 (3), 299-328 DOI: 10.1080/14616742.2011.587364

Burkertt, B., McNamee, E. y Potthast, W. (2015). Shifting boundaries in sport technology and disabilities: equal rights of unfair advantage in the case of Oscar Pistorious? Disability & Society, 26 (5) 643-654 DOI: 10.1080/09687599.2011.589197

Eisch, K. (2011). “You can’t argue with security”. The communication and practice of everyday safeguarding in the society of security. Journal on Civilization, 4 (2), 83-106 DOI: 10.1515/behemoth.2011.014

Falth, L. (2015). Effect of work engagement on employee turnover intention in public sector. International Journal of Economics, Commerce & Management, 12 (3), 426-440.

García, C. (2011). Actitudes hacia las relaciones destructivas en el noviazgo. Revista de Psicología, 15 (38), 1-6.

García, C. (2012). Estructura de la intención asertiva en el noviazgo. Poiesis, 23, 1-19.

García, C., Carreón, J., Aguilar, J., Hernández, J. y Bustos, J. (2014). Redes de identidad y subjetividad en torno al establecimiento de agenda. Revista Iberoamericana de Ciencias Sociales, 1, 1-9.

García, C., Carreón, J. y Hernández. J. (2014). Campos discursivos sexistas: estado del conocimiento. Margen, 73, 1-15.

Kosetzi, K. (2012). (Challenges to) hegemony masculinity in Greek fictional television. Culture, Society & Masculinities, 4 (2), 107-132 DOI: 10.3149/CSM.0402.107

Krueger, R., Weiss, S., Kaplan, M., Jay, L. y Wiener, E. (2013). The impact of Internet pornography use and cybersexual behavior on child custody and visitation. Journal of Child Custody, 10, 68-98 DOI: 10.1080/15379418.2013.781860

Luft, T., Jenkins, M. y Cameron, C. (2012). Rural adolescent girls negotiating healthy an unhealthy romantic relationship. Canadian Journal of Councelling and Psychotheraphy, 46 (3), 259-276.

Montes, J. (2014). Comunicación asertiva y trabajo en equipo: Resultados de un programa de intervención en los supervisores de una empresa. Propósitos y Representaciones, 2 (2), 121-196 DOI: 10.20511/pyr2014.v2n2.62

Peña, F., Zamorano, B., Hernández, G., Hernández, M., Vargas, J. y Parra, V. (2013). Violencia en el noviazgo en una muestra de jóvenes mexicanos. Revista Costarricense de Psicología, 32 (1), 27-40.

Salanova, M. y Shaufeli, W. (2004). El engagement en los empleados: un reto emergente para la dirección de los recursos humanos. Estudios Financieros, 261, 109-138

Sebastián, J., Ortiz, B., Gil, M., Gutiérrez, M., Hernaíz, A. y Hernández, J. (2010). La violencia en las relaciones de pareja en los jóvenes. ¿Hacia dónde caminamos? Clínica Contemporánea, 1 (2), 71-83 DOI: 10.5093/cc2010v1n2a1

Tskhay, K., Re, D. y Rule, N. (2014). Individual differences in perception of the gay men’s sexual role preferences from facial cues. Archives of Sexual Behavior, 43 (8), 1615-1620 DOI: 10.1007/s10508-014-0319-x

Notas

1. Pro­fe­so­ra del Cen­tro Uni­ver­si­ta­rio UTEG plan­tel Zapo­pan de la Licen­cia­tu­ra en Tra­ba­jo Social. E‑mail: ggricelda.perez@uteg.edu.mx

2. Pro­fe­sor en el Ins­ti­tu­to Poli­téc­ni­co Nacio­nal, Uni­ver­si­dad Autó­no­ma del Esta­do de Méxi­co y Uni­ver­si­dad Autó­no­ma del Esta­do de More­los. E‑mail: cgarcial213@uaemex.mx

3. Docen­te Inves­ti­ga­dor del Área de Socio­lo­gía del Depar­ta­men­to de Edu­ca­ción de la Uni­ver­si­dad de Can­ta­bria. Pro­fe­so­ra de gra­do en la Facul­tad de Edu­ca­ción en su Uni­ver­si­dad y de pos­gra­do en la Uni­ver­si­dad de Sala­man­ca; Pro­fe­so­ra invi­ta­da en la Uni­ver­si­dad Autó­no­ma Metro­po­li­ta­na – Xochi­mil­co (Ciu­dad de Méxi­co, Méxi­co). E‑mail: minervaisabel.perez@unican.es