Interconductismo y epistemología naturalizada
Isaac Camacho1
Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM
Resumen
El presente trabajo constituye una propuesta de vinculación entre la investigación interconductual y el proyecto de epistemología naturalizada de Quine. Para esto se presentan de forma sintética las ideas centrales del proyecto de Quine, así como los supuestos y desarrollos del modelo interconductual acerca de la práctica científica y su formación. Finalmente, se exponen los resultados particulares de las investigaciones interconductuales en relación con las creencias y el conocimiento como ejemplo del tipo de información requerido por el proyecto filosófico de Quine. El trabajo concluye con una invitación a reconocer los avances del modelo interconductual y su utilidad para la epistemología naturalizada y de esta forma ampliar su relevancia como alternativa psicológica en continuidad con otras formas de conocimiento.
Palabras clave: Interconductual, epistemología naturalizada, creencias.
Interconductism and naturalized epistemology
Abstract
This paper constitutes a proposal to relate interbehavioral research with Quine’s naturalized epistemology. To do this, Quine´s main ideas and interbehavioral suppositions and developments about scientific practice and education are briefly described. Finally, specific interbehavioral research results about belief and knowledge are presented as the type of information required by Quine’s philosophical project. The paper concludes with an invitation to recognize interbehavioral developments and its usefulness for naturalized epistemology and its relevance as a psychological alternative that is continuous with other forms of knowledge.
Key words: Interbehavioral, naturalized epistemology, beliefs.
Introducción
La Psicología Interconductual constituye uno de los tipos de conductismo (véase O’Donahue y Kitchener, 1999) sobre el cual se han elaborado discusiones al respecto de sus anclajes y vinculaciones con múltiples sistemas de conocimiento y disciplinas científicas. La propia obra de Kantor (1959; 1971) refleja puntos de contacto con las matemáticas, la física, la química, la antropología y otros subcampos de conocimiento.
Kantor (1959) describió la relación entre la psicología interconductual y otros modos de conocimiento como una interconexión en la que las invariantes culturales que delimitan formas en común de observar, analizar e interpretar los fenómenos operan en conjunto con la variación propia de su especificidad, dando lugar a un escenario de influencias reciprocas sin atentar contra su respectiva independencia y autonomía.
En relación con la filosofía Kantor (1971) señaló que ésta “… consiste exclusivamente de actitudes basadas en observaciones de las cosas y los eventos que existen y que ocurren en diversos contextos sociales…” (p. 610) siendo el comportamiento del científico en su naturaleza inquisitiva y creativa parte de ese dominio de cosas y eventos socialmente delimitados. Específicamente, el filósofo desde esta óptica busca lograr mediante estudios semánticos, de monitoreo y de coordinación una interpretación más que sólo la descripción del devenir del quehacer humano en toda su extensión y alcance como evento natural.
Ahora, en lo que toca a los subcampos de conocimiento propios de la filosofía y su relación con la psicología interconductual el presente trabajo extiende dicha relación al incorporar un proyecto filosófico de gran importancia al haber, de forma constructiva, cubierto bajo un mismo sistema problemas tan diversos como lo son la filosofía de las matemáticas, la lógica, la ciencia y el lenguaje y, de forma destructiva, haber desmontado las dos ideas fundamentales del programa analítico del siglo XX (Guerrero, 2015). Específicamente, el presente trabajo busca incorporar el proyecto epistemológico de Quine al conjunto de dominios disciplinares con los que el interconductismo puede entablar una vinculación. Esta labor es afín a trabajos previos en los que el interconductismo ha sido relacionado con la pedagogía (Ibáñez, 1994), la filosofía de la ciencia (Ribes, Moreno & Padilla, 1996) y la lógica (Camacho, Arroyo & Serrano, 2011).
Al ampliar el conjunto campos disciplinares con los que el interconductismo puede entrar en comunicación y cooperación es posible fortalecer su presencia como paradigma alternativo en psicología.
Epistemología naturalizada
Los planteamientos al respecto del proyecto general de la teoría del conocimiento construidos por Quine (1969) marcaron una ruptura con lo que podría ser llamada la epistemología analítica. En su obra Quine procede a rechazar varios de los fundamentos del proyecto analítico, en particular lo concerniente a la determinación de las teorías, la significatividad de enunciados, la distinción analítico-sintético y el papel de los objetos intensionales (Harman, 1983).
A partir de este rechazo surge en la obra de Quine un planteamiento novedoso con respecto al proyecto de la teoría del conocimiento en general. Su planteamiento llamado Epistemología Naturalizada esta constituido en términos generales por los siguientes elementos centrales: a) El rechazo de la búsqueda de un método a priori para estudiar o evaluar la construcción de creencias, b) el abandono de las expectativas o esperanzas de encontrar la validez de la ciencia en los datos observacionales, y c) la vinculación entre la epistemología y las ciencias empíricas, en particular la psicología.
Es en relación con el tercer elemento del proyecto de Quine que se desarrolla el encuadre general del presente trabajo. En este sentido, el presente trabajo pretende dar una respuesta positiva desde la psicología interconductual a las preguntas que el mismo Quine (1969) expresó en relación con las fuentes del creer y del saber:
“Pero ¿por qué toda esta reconstrucción creadora, por qué todas estas pretensiones? Toda la evidencia que haya podido servir en última instancia, a cualquiera para alcanzar su imagen del mundo, es la estimulación de los receptores sensoriales. ¿Por qué no ver simplemente cómo se desarrolla en realidad esta construcción? ¿Por qué no apelar a la psicología? …” (Quine, 1969, p.101)
En relación con estas preguntas se presentarán algunos argumentos centrados en la forma en que el modelo psicológico interconductual puede suministrar la información que buscaba Quine para entender la ciencia, el conocimiento y la formulación de las creencias. Inicialmente se procederá a la presentación de lo que podríamos llamar las intuiciones conductistas en el proyecto de Quine.
Las intuiciones conductistas
En la obra “Epistemology Naturalized” se puede apreciar el compromiso de Quine con los descubrimientos de las ciencias empíricas y su abandono de las altas esperanzas propias del proyecto analítico. Dicho abandono permitió replantear los objetivos o metas de las investigaciones epistemológicas. Uno de los nuevos objetivos, fue su vínculo con las ciencias empíricas, en particular con la psicología.
Tras analizar las condiciones y objetivos de la reconstrucción racional, Quine (1969) concluyó que: “… Mejor es descubrir cómo se desarrolla y se aprende de hecho la ciencia que fabricar una estructura ficticia que produzca un efecto similar” (p.104). Aun con mayor contundencia el autor señaló: “La epistemología, o algo que se le parece, entra sencillamente en línea como un capitulo de la psicología y, por tanto, de la ciencia natural. Estudia un fenómeno natural, a saber, el sujeto humano físico…” (p.109).
Ahora, su afinidad con la psicología como interpretación de la forma en que de hecho ocurre el aprendizaje, como un fenómeno natural, se puede apreciar en diferentes partes de su obra filosófica. Específicamente, en “Epistemología Naturalizada” (Quine, 1969) y en “La búsqueda de la verdad” (Quine, 1990) el autor se refiere a el control social, el contacto con estímulos y la observación de patrones de respuesta como fuentes de información suficientes para estudiar el lenguaje y el aprendizaje. De estas ideas claramente se observa el compromiso de Quine hacia un modelo de la psicología que históricamente se ha marcado por el estudio del comportamiento en sí mismo: el conductismo. Sin embargo, el analizar la compatibilidad de los distintos tipos de conductismos (O’Donahue y Kitchener, 1999) con las intuiciones conductistas de Quine rebasa el alcance de el presente trabajo, por lo que nos limitaremos a indicar cómo la clase de información que Quine esperaba de la psicología puede ser provista por el Interconductismo, sin descartar que otras alternativas pueden ser analizadas en los mismos términos.
El Interconductismo
El Interconductismo fue propuesto originalmente por J. R. Kantor (1924–1926; 1936; 1945–1950; 1959; 1984) y sus diferencias fundamentales con otras teorías de su tiempo son: a) la utilización de un modelo de campo para describir la estructura de los fenómenos psicológicos, y b) una noción de co-extensividad y coparticipación de los objetos de estudio de las diferentes ciencias en la estructuración del campo psicológico.
Desde esta perspectiva los fenómenos psicológicos consisten en campos integrados. Los elementos de dichos campos son el organismo, el objeto, el medio de contacto y los factores disposicionales. El organismo y el objeto son vistos como la base material a partir de cuyo contacto se desarrollan las funciones de respuesta y de estímulo. La primera es identificada mediante la actividad del organismo, mientras que la segunda es identificada por la actividad del objeto. El medio de contacto es concebido como las condiciones físicas presentes durante la interacción. Por último, los factores disposicionales son las circunstancias (históricas u organísmicas) que probabilizan contactos particulares entre el objeto y el organismo. La relación de afectación recíproca entre estos elementos del campo constituye la organización funcional del mismo, sin que alguno de los elementos tenga algún tipo de prioridad analítica sobre otro. De esta forma se enfatiza la separación respecto de otros planteamientos conductuales, históricamente vinculados a una noción de contacto eficiente.
La estructuración del campo se concretiza en distintos segmentos interconductuales en la vida de cada organismo, de forma que la evolución psicológica es vista como parte del desarrollo ontogenético del individuo, una vez mas, se puede percibir la distancia respecto otras posturas que pretenden sostener una reducción del nivel psicológico a otros niveles de descripción (Kantor, 1971), por ejemplo, al nivel biológico/fisiológico sin que estos sean descartados al ubicarlos como parte de los factores disposicionales vigentes durante las interacciones.
A partir de estas nociones, Ribes y López (1985) formularon “Teoría de la conducta: Un análisis de campo y paramétrico”, el cual es un sistema clasificatorio de la complejidad de la función estímulo-respuesta. Estos cinco niveles son: a) contextual, b) suplementario, c) selector, d) sustitutivo referencial y e) sustitutivo no referencial. Los criterios de distinción de estos niveles son la mediación y el desligamiento. Con estos criterios de distinción los niveles identificados permiten ubicar los fenómenos psicológicos desde los más sencillo del desarrollo aptitudinal como lo es la repetición y la anticipación de respuestas en relación con un medio ambiente constante hasta fenómenos de máxima complejidad como lo es la construcción lingüística de sistemas de representación matemática bajo las normas de la lógica formal.
A partir de este planteamiento y siguiendo las cuatro causas aristotélicas, Carpio (1994) desarrolló la categoría de criterio de ajuste para capturar la noción de causa final aristotélica para la Psicología interconductual, es decir, la caracterización de “… los tipos de consistencia, o naturaleza funcional de las interacciones organismo-medio…” (p.61). Con base en esta categoría el autor identificó cinco tipos de consistencia jerárquicamente inclusivas: a) ajustiva, b) efectiva, c) pertinente, d) congruente, y e) coherente.
Adicionalmente, dos extensiones analíticas fueron postuladas: una sobre el desarrollo, la cual captura el proceso de transito entre los diferentes niveles del campo psicológico, así como la adquisición, ejercicio y transferencia de competencias en diferentes estadios de la vida de los individuos (Ribes, 1996). Un ejemplo de lo anterior son los trabajos de Mares y Rueda (1993) sobre desarrollo funcional vertical y el desarrollo competencial horizontal. En segundo lugar, se encuentra la teoría de la individuación, la cual da cuenta de la forma idiosincrásica en la que se configuran los procesos generales compartidos por todos los individuos, típicamente llamada la personalidad (Ribes, 1990a). Ejemplos de los avances técnicos en relación con medición fueron presentados por Viladrich y Doval (2005).
Esta presentación del interconductismo tiene un carácter sintético ya que una revisión exhaustiva rebasaría por mucho los alcances y propósitos del presente trabajo. Por el momento es suficiente señalar que desarrollos recientes por parte de Ribes, (2018) han propuesto transformar tanto la terminología como algunos de los planteamientos de la “obra madre original” sin que la evidencia acumulada o las revisiones pertinentes en torno a sus problemas fundamentales haya sido consideradas en dichas transformaciones. Véase como brillan por su ausencia en dicha obra la evidencia recabada por Serrano (2009; 2013; 2016) en torno al problema de la inclusividad de los niveles situacionales en Teoría de la Conducta, la extensa revisión de Peña-Correal, Ordónez & Fonseca (2012) en torno a los resultados del estudio del comportamiento sustitutivo o la discusión de Trigo y Martínez (1994) en relación con la validez de los diseños de investigación empleados en el estudio interconductual del comportamiento humano.
Ahora, regresando al objetivo del presente trabajo en lo que sigue se tratará de responder a la pregunta ¿Puede el interconductismo satisfacer las expectativas de Quine respecto de la información que la psicología puede suministrar para el proyecto de la epistemología naturalizada?
Recordemos qué es lo que Quine (1969) esperaba obtener al vincular a la psicología con la epistemología: “…Mejor es descubrir cómo se desarrolla y se aprende de hecho la ciencia…” (p.104). En este sentido, Quine esperaba encontrar en la psicología una descripción del proceso de generación de las teorías, respuestas concernientes al cómo se aprende la ciencia, cómo los individuos de hecho generan la gran cantidad de respuestas creativas a partir de su contacto con las estimulaciones externas del mundo. Ante estas expectativas, el interconductismo podría proveer información general relativa complejidad de una situación operativa o intelectual particular mediante la teoría general de proceso o Teoría de la Conducta. Así mismo puede dar cuenta de la forma en la que, de hecho, se desarrollan las competencias en ciencia y de cómo se da la estabilización y consistencia del comportamiento de científicos particulares ante las demandas institucionales o disciplinares cambiantes.
Específicamente, la investigación interconductual relativa al aprendizaje de la ciencia ha generado resultados en torno al cómo son: a) los ajustes del individuo en cada uno de los distintos componentes de la práctica de investigación científica (Ribes, 1994b; Ribes, Moreno & Padilla, 1996), b) los procesos psico-pedagógicos (Morales, Peña, Hernández & Carpio, 2017; Moreno, Martínez, Morales, Pérez & Trigo, 1992; Padilla, 2006; Silva, Morales, Pacheco, Camacho, Garduño & Carpio, 2014), la elaboración de textos y habilidades escritoras (Pacheco, Ortega & Carpio, 2011; Pacheco, 2010), la comprensión de textos científicos (Arroyo, Morales, Silva, Camacho, Canales & Carpio, 2008), la creatividad y la inteligencia (Carpio, Canales, Morales, Arroyo & Silva, 2007), el diseño de materiales de metodología (Moreno, Chacón & Martínez, 2002) o inclusive respecto de la intrincada dinámica del trabajo en equipo en la formación científica y universitaria (Arroyo, Camacho, Fernández, Ruíz & Anaya, 2017).
A pesar de la riqueza en la literatura disponible, podría parecer que se carece de estudios sobre “el conocer y el creer” como temas de fundamentales para la epistemología. Para demostrar que esto no es así a continuación se presentan avances respecto del tema que históricamente ha preocupado a los estudiosos del conocimiento: las creencias.
Creencias y conocimiento
Los interconductistas preocupados por la claridad conceptual para comenzar sus exploraciones empíricas, aspiran a realizar lo que Tomasini (2004) ha caracterizado como la labor de un filósofo analítico real:
“…discute un bache de pensamiento con la ayuda de un determinado aparato conceptual pero desprovisto de recetas, fórmulas, algoritmos, argumentos de autoridad, etc. Tiene él que generar su propia respuesta. Eso es algo mucho más difícil de lograr que recurrir al cómodo expediente de aplicar un esquema ya listo…” (p. 373)
En este sentido resulta entendible la influencia de Wittgenstein en autores de corte interconductual; sólo por mencionar algunos ejemplos tenemos los trabajos sobre el pensamiento, de la percepción, la memoria, la imaginación y los sueños de Ribes (1994; 1990b; 1990c), sobre la cognición de Roca (2001), y más recientemente en el análisis de los procesos sociopsicológicos (Ribes, 2001).
En lo que toca a las creencias, Wittgenstein consideró que una creencia es un tipo de disposición del sujeto que cree, dicha disposición no puede ser reducida a algún proceso fisiológico por el simple hecho de que no existe correlato fisiológico de las disposiciones (Wittgenstein, 1985; Saab, 1989). La disposición debe ser entendida como una colección o conjunto de estados de aceptación del sujeto. Ahora, estos estados son evidentes para los otros por los patrones de conducta que los constituyen.
Dado que una misma proposición puede ser la expresión de múltiples creencias, a Wittgenstein le pareció de mayor importancia analizar lo que le antecede y lo que le sucede al estado más que lo que pasa en sí mismo (Saab, 1989). Esto nos lleva de forma directa al punto medular del presente trabajo: la presentación de información relativa a las circunstancias funcionales que configuran el establecimiento de los estados del creer y su aplicabilidad al proyecto de epistemología naturalizada.
En concordancia con lo anterior, se torna relevante realizar una exploración de las circunstancias que ocurren antes y después de la conformación de la creencia. Es en esta exploración en la que el interconductismo cobra su relevancia ya que como ya hemos mencionado tanto su teoría general como sus extensiones confluyen en un planteamiento integral que explica y describe el comportamiento atendiendo a su pasado (como reconstrucción analítica), su presente (como descripción funcional) y a su futuro (como predicción empírica).
La aportación teórica directamente relacionada con el conocimiento, los conceptos y las creencias se encuentra en el trabajo de Ribes (2010). En dicho trabajo Ribes sostiene un análisis de las palabras y los conceptos consistente con los planteamientos de varios filósofos del lenguaje asumiendo que: “… los conceptos y las categorías hacen referencia a cómo, mediante su comportamiento, un individuo reconoce, actúa con base en, aplica y formula criterios de ajuste respecto de los atributos y propiedades variantes en una misma situación o entre situaciones.” (p. 95). Llegando a la conclusión de que: “Nos comportamos ante el mundo y los otros, no por criterios de verdad o falsedad, sino con base en lo que tiene sentido y lo que no lo tiene.” (p. 100) siendo identificables por su análisis cinco tipos de ajuste con sentido conceptual o ajuste categorial: a) por aceptación, b) por uso, c) de polivalencia, d) de transferencia y e) de formulación.
Respecto de la medición de estos tipos de ajuste se asume la utilidad de medidas como son las de amplitud, completud y corrección de una clase o categoría, así como los logros de clasificar, discriminar, agrupar, reconocer, comparar e incluir/excluir. En torno al problema del desarrollo y la revisión de dichas creencias Ribes (2010) sugiere el termino de “momento evolutivo” cuyo estudio permitirá apreciar cómo se va dando el transito funcional y cómo se desarrollan nuevas competencias lingüísticas conceptualmente definidas con lo cual los patrones conductuales se van incrementando en su complejidad hasta delimitar nuevos medios de contacto convencionales.
En términos de investigación, los trabajos de Ribes y Sánchez (1994a, 1994b) abordaron conceptual y empíricamente el tema de las creencias y el conocimiento desde la lógica interconductual mediante el estudio del ajuste del comportamiento a juegos del lenguaje y su ubicación funcional como categorías disposicionales. En su conjunto y de forma sintética, los resultados de las investigaciones mostraron que el ejercicio efectivo en el uso del conocimiento puede ser explorado empíricamente, aunque los mismos autores reconocen problemas de confiabilidad del registro y de homogenización de la complejidad de la situación experimental. Posteriormente, Ávila, Molina y Gómez (2008) continuaron con la exploración empírica pero vinculada con el aprendizaje de las ciencias naturales, mostrando que el orden de presentación de los entrenamientos no es un factor relevante en el uso del conocimiento y que el entrenamiento directo genera mejores resultados.
De esta forma, se han identificado algunos factores que configuran funcionalmente los estados que constituyen las creencias y cómo cambian durante diferentes momentos evolutivos hasta consolidarse en las formas institucionalizadas de la enseñanza de la ciencia y de la cultura científica.
Con estos trabajos se podría pensar que lo que el interconductismo le tiene que ofrecer al proyecto de la epistemología naturalizada es más de lo que Quine mismo supuso, anticipó o, de hecho, intentado esbozar (véase, Johnsen, 2005). Sin embargo, independientemente de esta diferencia entre lo esperado y lo disponible; la investigación interconductual sobre los distintos juegos de la práctica científica ha generado una literatura considerable lo que le permitiría al epistemólogo naturalizado apoyar su proyecto en una postura integral del mismo y superar algunos de los obstáculos típicamente presentes para aquellos que junto con Quine tienen esas intuiciones conductistas pero que desconocen dichos avances.
Podría parecer que ante tal complejidad del aparato descriptivo queda poco espacio para las elucubraciones conceptuales y la exploración puramente interpretativa de las condiciones necesarias y suficientes para estudiar nociones como la de justificación, creencia verdadera, la carga normativa, etc. Sin embargo, esto no es así, aún resta mucho trabajo por hacer en lo concerniente a la representación y desarrollo de las categorías metodológicas empleadas (Camacho, 2017) y a la validez de las estrategias de investigación (Trigo & Martínez, 1994). Es ahí donde el interconductismo debe permanecer atento a los resultados de las investigaciones epistemológicas de monitoreo y coordinación (véase Kantor, 1971, p. 610) en las que sus funciones de “…identificación, formulación, evaluación y tal vez de modificación de las normas generales que guían la labor de teorización…” (Johnsen, 2005, p. 90) permitan el desarrollo de nuevas metodologías de investigación y así construir una relación de apoyo reciproco entre disciplinas. Esto abonaría al alcance del interconductismo como alternativa teórica en psicología y evidenciaría su continuidad con otras formas de conocimiento.
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Notas
1. Correo electrónico: isaac_camacho@hotmail.com