Jóvenes universitarios y recursos resilientes asociados a las creencias familiares Descargar este archivo (10 - Jóvenes universitarios y recursos resilientes.pdf)

María Rosario Espinosa Salcido1, Sonia Jiménez Tovar2  y Carmen Beatriz Bautista del Ángel3

Universidad Nacional Autónoma de México
FES Iztacala

Resumen

La juven­tud es una eta­pa en la que inter­ac­túan varia­bles psi­co­ló­gi­cas indi­vi­dua­les, fami­lia­res y socia­les que expo­nen a los jóve­nes a situa­cio­nes adver­sas. Es impor­tan­te con­si­de­rar a la fami­lia como uno de los entor­nos en don­de se adquie­ren creen­cias que brin­dan un sopor­te a los indi­vi­duos. El obje­ti­vo de esta inves­ti­ga­ción es cono­cer los recur­sos resi­lien­tes aso­cia­dos a las creen­cias fami­lia­res de un gru­po de uni­ver­si­ta­rios. Se apli­có el Inven­ta­rio de Recur­sos Resi­lien­tes Fami­lia­res (IRREFAM) a 100 estu­dian­tes con edad pro­me­dio de 22 años. Los resul­ta­dos obte­ni­dos a par­tir de un aná­li­sis des­crip­ti­vo indi­can que 81.25% de la pobla­ción per­ci­be un nivel alto en su sis­te­ma de creen­cias fami­lia­res. Se con­clu­ye que los jóve­nes cuen­tan con una per­cep­ción favo­ra­ble sobre los recur­sos rela­cio­na­dos con el sis­te­ma de creen­cias fami­lia­res, esto les pro­por­cio­na pro­tec­ción y for­ta­le­za para afron­tar los pro­ble­mas psi­co­so­cia­les.

Pala­bras cla­ve: juven­tud, creen­cias fami­lia­res, recur­sos resi­lien­tes

Abstract

Youth is a sta­ge in which inter­act indi­vi­dual psy­cho­lo­gi­cal varia­bles, family and social that expo­ses young peo­ple to adver­se situa­tions. It´s impor­tant to con­si­der the family as one of the envi­ron­ments whe­re acqui­red beliefs that pro­vi­de sup­port to indi­vi­duals to family beliefs of a group of uni­ver­sity. This research seeks to find out whether of resi­lient resour­ces and the young college´s family beliefs are asso­cia­ted.  It was applied the Stock Resi­lient Family Resour­ces (IRREFAM in Spa­nish) to 100 stu­dents with an ave­ra­ge age of 22 years. The results obtai­ned from a des­crip­ti­ve analy­sis indi­ca­ted that 81.25% of the popu­la­tion per­cei­ves a high level in their sys­tem of family beliefs. It is con­clu­ded that young peo­ple have a favo­ra­ble per­cep­tion of resour­ces rela­ted to family belief sys­tem that pro­vi­des pro­tec­tion and strength to face the psy­cho­so­cial pro­blems.

Key­words: Youth, Family beliefs, Resi­lient Resour­ces

Introducción

Des­de dis­tin­tos enfo­ques teó­ri­cos se han defi­ni­do cla­si­fi­ca­cio­nes sobre las eta­pas de la vida que abar­can des­de el naci­mien­to has­ta la muer­te.  Estas eta­pas o perio­dos están defi­ni­dos en rela­ción a cam­bios o cri­sis que carac­te­ri­zan a un gru­po de edad en un con­tex­to socio his­tó­ri­co deter­mi­na­do. A decir ver­dad, los cam­bios o cri­sis de la vida como los deno­mi­nó Erick Erick­son no son pro­pie­dad de un deter­mi­na­do gru­po eta­rio, sino que son inhe­ren­tes a todo el pro­ce­so de desa­rro­llo (Saa­ve­dra & Villal­ta, 2008). Una de las eta­pas de mayor impor­tan­cia es la juven­tud, que cons­ti­tu­ye la eta­pa pre­via a la edad adul­ta. Los jóve­nes expe­ri­men­tan cam­bios de tipo emo­cio­nal, cog­ni­ti­vo y social que en muchas oca­sio­nes se viven como momen­tos de cri­sis debi­do a que deben acep­tar o recha­zar cier­tos patro­nes con­duc­tua­les de su entorno. Al final de la ado­les­cen­cia se va con­cre­tan­do el pro­yec­to voca­cio­nal. Esto suce­de gene­ral­men­te de modo coin­ci­den­te con el ingre­so a la uni­ver­si­dad y las incer­ti­dum­bres sobre el futu­ro labo­ral y exis­ten­cial. En la juven­tud se bus­ca encon­trar en el medio social las posi­bi­li­da­des para que la iden­ti­dad sea reco­no­ci­da y que la auto­no­mía sea vali­da­da en las deci­sio­nes y accio­nes que se asu­men, para pro­gre­si­va­men­te dar sen­ti­do y for­ma al pro­yec­to vital (Saa­ve­dra & Villal­ta, 2008). La toma de deci­sio­nes y de adap­ta­ción den­tro de la socie­dad lle­va a los jóve­nes a tener una vida sana o a caer en con­flic­tos tales como alcoho­lis­mo, dro­ga­dic­ción, depre­sión, deser­ción esco­lar, con­duc­tas sexua­les de ries­go, vio­len­cia físi­ca y men­tal, emba­ra­zos no pla­nea­dos y tras­tor­nos ali­men­ti­cios, entre otros (Solór­zano, Gai­tán, Uri­be, Cas­tro, Lla­nes & Carre­ño, 2007; Cas­ti­llo & Bena­vi­des, 2012; Sapou­na & Wol­ke 2013; Waller & Oka­mo­to, 2003; Veláz­quez & Agua­yo, 2011). Algu­nos jóve­nes tie­nen pro­ble­mas ante dicha adver­si­dad por lo que recu­rren a sus redes de apo­yo cer­ca­nas (fami­lia y ami­gos) quie­nes fomen­tan en ellos habi­li­da­des socia­les, cog­ni­ti­vas y emo­cio­na­les que les per­mi­tan enfren­tar­se exi­to­sa­men­te a los desa­fíos que se les pre­sen­tan (Díaz & Galle­gos, 2009).

Si bien la fami­lia sigue sien­do el medio don­de se desa­rro­llan las habi­li­da­des men­cio­na­das, no pode­mos ais­lar la influen­cia del medio en el que se des­en­vuel­ven los jóve­nes. Hoy en día nos encon­tra­mos fren­te a una gran diver­si­dad y hete­ro­ge­nei­dad fami­liar, por ejem­plo, fami­lias nuclea­res, exten­sas, bipa­ren­ta­les, mono­pa­ren­ta­les, pare­jas del mis­mo sexo con o sin hijos o una socie­dad por con­ve­nien­cia (Espi­no­sa, 2012; Ordaz, 2010). Lo ante­rior gene­ra diná­mi­cas dife­ren­tes que influ­yen en la con­duc­ta de los jóve­nes en con­jun­to con los diver­sos pro­ble­mas de tipo eco­nó­mi­co, social, de salud y polí­ti­co que viven las fami­lias en Méxi­co.

No obs­tan­te, la fami­lia es un ele­men­to de pro­tec­ción a tra­vés del amor, cali­dez, unión, inti­mi­dad y apo­yo (Omar, Paris, Uri­be, Amei­da & Aguiar, 2011), ade­más es el espa­cio don­de se desa­rro­llan la auto­no­mía y res­pon­sa­bi­li­dad; el orgu­llo y la con­fian­za; se ela­bo­ran las metas y el sen­ti­do de vida y se da la acep­ta­ción y reco­no­ci­mien­to del otro (Espi­no­sa, 2009).

Es el sis­te­ma don­de a par­tir de sus creen­cias, los indi­vi­duos desa­rro­llan habi­li­da­des para enfren­tar situa­cio­nes adver­sas. Un ejem­plo son las creen­cias reli­gio­sas en rela­ción a una enfer­me­dad. Vinac­cia, Qui­ceno y Remor (2012) estu­dia­ron el impac­to de las creen­cias reli­gio­sas en el afron­ta­mien­to de enfer­me­da­des. Se midie­ron estas varia­bles a tra­vés de esca­las de Resi­lien­cia, Sis­te­ma de Creen­cias y Estra­te­gias de Afron­ta­mien­to. Los resul­ta­dos demues­tran que las creen­cias reli­gio­sas pro­por­cio­na­ban a los pacien­tes cier­to con­trol ante la enfer­me­dad, a dife­ren­cia de quien no tenía una creen­cia reli­gio­sa. Otros estu­dios enfa­ti­zan la impor­tan­cia de incluir a las creen­cias en la edu­ca­ción para la salud (Soto, Lacos­te, Papen­fuss & Gutié­rrez, 1997). Creer algo impli­ca tener una serie de expec­ta­ti­vas que regu­len las rela­cio­nes de uno mis­mo con el entorno (Krech, Crutch­field & Ergen­ton, 1965; Vinac­cia et al., 2012).

Para Pepi­to­ne (1990, cita­do en Esco­bar, 1996) y Walsh (2004), los sis­te­mas de creen­cias defi­nen nues­tra reali­dad y abar­can valo­res, con­vic­cio­nes, acti­tu­des, ten­den­cias, supues­tos y deter­mi­nan deci­sio­nes y orien­tan cur­sos de acción. Para Pepi­to­ne (1990) tie­nen cua­tro fun­cio­nes psi­co­ló­gi­cas: 1) Emo­cio­nal: Las creen­cias sir­ven direc­ta­men­te para mane­jar emo­cio­nes tales como mie­do, espe­ran­za, eno­jo, sor­pre­sa, incer­ti­dum­bre exis­ten­cial, amor ideal, entre otras. 2) Cog­ni­ti­vo: Dan estruc­tu­ra cog­ni­ti­va, la cual pro­por­cio­na un sen­ti­mien­to de con­trol sobre la vida. 3) Moral: fun­cio­nan para regu­lar la dis­tri­bu­ción de la res­pon­sa­bi­li­dad moral entre la per­so­na y el gru­po. 4) De gru­po: Sir­ven para pro­mo­ver la soli­da­ri­dad del gru­po al dar­le a las per­so­nas una iden­ti­dad común.

Walsh (2004) agru­pa el sis­te­ma de creen­cias en tres áreas:

  1. Capa­ci­dad para con­fe­rir sen­ti­do a la adver­si­dad. Se refie­re a la unión ante la cri­sis, a nor­ma­li­zar y con­tex­tua­li­zar la adver­si­dad, a tener cohe­ren­cia, con­fian­za, eva­lua­ción faci­li­ta­do­ra y expec­ta­ti­vas sobre el futu­ro.
  2. Una pers­pec­ti­va posi­ti­va que reafir­me los pun­tos fuer­tes y las posi­bi­li­da­des. Se refie­re a la per­se­ve­ran­cia, cora­je, alien­to, espe­ran­za y uso del humor.
  3. Creen­cias tras­cen­den­ta­les. Se refie­ren a la bús­que­da de valo­res, fina­li­da­des y con­sue­lo.

La auto­ra aña­de que las creen­cias que se com­par­ten en la fami­lia con­fi­gu­ran las reglas que la rigen y la guían en las dife­ren­tes eta­pas de su ciclo vital. Son las len­tes a tra­vés de las cua­les visua­li­za­mos el mun­do y cons­ti­tu­yen un fac­tor impor­tan­te en el desa­rro­llo de la resi­lien­cia, tér­mino que ha toma­do rele­van­cia en los últi­mos años para enten­der por qué algu­nas per­so­nas reac­cio­nan mejor que otras ante la adver­si­dad.

El tér­mino resi­lien­cia es defi­ni­do por Gon­zá­lez y Val­dez (2006) como el resul­ta­do de la com­bi­na­ción o inter­ac­ción entre los atri­bu­tos del indi­vi­duo (inter­nos) y su ambien­te fami­liar, social y cul­tu­ral (exter­nos) que posi­bi­li­tan supe­rar el ries­go y la adver­si­dad de for­ma cons­truc­ti­va. Esta defi­ni­ción coin­ci­de con la de otros auto­res como Meli­llo y Suá­rez (2003), Suá­rez (1996) y Villal­ba (2003).

En los estu­dios sobre resi­lien­cia que des­cri­bi­re­mos a con­ti­nua­ción, el con­cep­to de sis­te­ma de creen­cias no está expli­ci­to, sin embar­go, lo iden­ti­fi­ca­mos en los fac­to­res que ana­li­zan y con­cuer­dan con las defi­ni­cio­nes de Pepi­to­ne (1990) y Walsh (2004), des­cri­tas en los párra­fos ante­rio­res, sobre el sis­te­ma de creen­cias y las fun­cio­nes que le atri­bu­yen.

Bro­che, Dia­go y Herre­ra (2012) estu­dia­ron la resi­lien­cia en jóve­nes uni­ver­si­ta­rios depor­tis­tas y no depor­tis­tas eva­luan­do auto­es­ti­ma, fac­to­res resi­lien­tes y esti­los de afron­ta­mien­to, entre otras varia­bles. Encon­tra­ron que los alum­nos que prac­ti­can sis­te­má­ti­ca­men­te depor­tes pre­sen­tan mejo­res nive­les de auto­es­ti­ma, auto­no­mía, segu­ri­dad al actuar y mejor uso de esti­los ade­cua­dos de afron­ta­mien­to. En los jóve­nes que no prac­ti­can depor­te de mane­ra cons­tan­te, se apre­ció un mejor uso de los recur­sos que ofre­ce el apo­yo fami­liar y una menor ten­den­cia a expe­ri­men­tar sen­ti­mien­tos de ais­la­mien­to y sole­dad. El artícu­lo resal­ta los fac­to­res pro­tec­to­res, enten­di­dos como con­di­cio­nes y entor­nos capa­ces de favo­re­cer el desa­rro­llo de los indi­vi­duos, mejo­ran­do la res­pues­ta ante situa­cio­nes des­fa­vo­ra­bles. Estos fac­to­res cons­ti­tu­yen un com­po­nen­te de inter­ac­ción y se refie­ren a los ras­gos de per­so­na­li­dad, auto­no­mía, auto­es­ti­ma ade­cua­da, cohe­sión fami­liar, dis­po­ni­bi­li­dad de sis­te­mas de apo­yo interno y externo, ya que refuer­zan y alien­tan los esfuer­zos de enfren­ta­mien­to de cada per­so­na. De acuer­do con Gar­mezy (1994) (cita­do en Bro­che, Dia­go & Herre­ra, 2012) la pro­tec­ción no radi­ca en los fenó­me­nos psi­co­ló­gi­cos del momen­to, sino en la mane­ra que las per­so­nas enfren­tan cam­bios en la vida, lo que hacen y creen fren­te a dichas cir­cuns­tan­cias. Refie­re la impor­tan­cia en los pro­ce­sos de desa­rro­llo que incre­men­tan la capa­ci­dad de una per­so­na para enfren­tar efi­caz­men­te el estrés y las adver­si­da­des futu­ras.

En Méxi­co, Palo­mar y Gómez (2010) eva­lua­ron la resi­lien­cia en pobla­ción de 18 a 25 años de edad a par­tir de cin­co fac­to­res (for­ta­le­za y con­fian­za en sí mis­mo, com­pe­ten­cia social, apo­yo fami­liar, apo­yo social y estruc­tu­ra) com­pa­ran­do las varia­bles de géne­ro, edad y esta­do civil. Encon­tra­ron dife­ren­cias en fun­ción de las varia­bles estu­dia­das y a par­tir de esto desa­rro­lla­ron la Esca­la de Resi­lien­cia Mexi­ca­na (RESI‑M). Los resul­ta­dos sugie­ren tam­bién que las per­so­nas resi­lien­tes tie­nen más pro­ba­bi­li­da­des de mos­trar mejo­res habi­li­da­des aca­dé­mi­cas y una auto­per­cep­ción de mayor com­pe­ten­cia en la escue­la y el tra­ba­jo.

Sun­da­ra­ra­jan-Reddy (2005) reali­zó un estu­dio para deter­mi­nar la rela­ción entre espi­ri­tua­li­dad y resi­lien­cia en ado­les­cen­tes y jóve­nes. Los resul­ta­dos mos­tra­ron que las creen­cias exis­ten­cia­les con­tri­bu­yen en mayor gra­do a la resi­lien­cia que las creen­cias reli­gio­sas. El estu­dio sugie­re que los ado­les­cen­tes y jóve­nes que encuen­tran algún sig­ni­fi­ca­do o pro­pó­si­to en sus vidas en medio de situa­cio­nes estre­san­tes, están más fácil­men­te pro­pen­sos a ser resi­lien­tes y a no desa­rro­llar tras­tor­nos de con­duc­ta.

Des­pués de la revi­sión de los estu­dios ante­rio­res, nos pare­ció per­ti­nen­te abor­dar el tema de resi­lien­cia con un enfo­que sis­té­mi­co, don­de se le dé mayor impor­tan­cia a la fami­lia como un sis­te­ma gene­ra­dor de recur­sos resi­lien­tes a par­tir de sus creen­cias. Con­si­de­ra­mos que la per­cep­ción favo­ra­ble de éstas últi­mas, será un sopor­te para afron­tar las difi­cul­ta­des que se pre­sen­ten.

El obje­ti­vo de este tra­ba­jo fue cono­cer los recur­sos resi­lien­tes en la dimen­sión sis­te­ma de creen­cias, que per­ci­ben jóve­nes uni­ver­si­ta­rios en sus fami­lias, para iden­ti­fi­car for­ta­le­zas y dise­ñar pro­gra­mas de inter­ven­ción fami­liar, edu­ca­ti­vos o comu­ni­ta­rios para la pro­mo­ción de la salud men­tal en este gru­po eta­rio.

Método

Par­ti­ci­pan­tes

Par­ti­ci­pa­ron en este estu­dio 100 jóve­nes de eda­des entre 19 y 23 años, estu­dian­tes de licen­cia­tu­ra en una uni­ver­si­dad públi­ca ubi­ca­da en la zona sur de la Ciu­dad de Méxi­co.

Mues­treo

Se reali­zó un mues­treo no pro­ba­bi­lís­ti­co por con­ve­nien­cia para reu­nir a los par­ti­ci­pan­tes con las carac­te­rís­ti­cas acor­des a la inves­ti­ga­ción (estu­dian­tes de licen­cia­tu­ra con edad pro­me­dio de 22 años).

Dise­ño

El dise­ño de esta inves­ti­ga­ción es no expe­ri­men­tal, de cor­te trans­ver­sal y des­crip­ti­vo.

Situa­ción de apli­ca­ción

La apli­ca­ción se lle­vó a cabo en las aulas de la uni­ver­si­dad que tenían las con­di­cio­nes nece­sa­rias (mesas, sillas, ilu­mi­na­ción) para que los par­ti­ci­pan­tes con­tes­ta­ran los ins­tru­men­tos.

Mate­ria­les

Lápiz para cada par­ti­ci­pan­te.

Ins­tru­men­tos

Se uti­li­zó el Inven­ta­rio de Recur­sos Resi­lien­tes Fami­lia­res IRREFAM. (Espi­no­sa, 2008). Con­for­ma­do por 88 reac­ti­vos que eva­lúan los recur­sos resi­lien­tes fami­lia­res a tra­vés de tres áreas: Patro­nes de orga­ni­za­ción, Pro­ce­sos de comu­ni­ca­ción y Sis­te­ma de creen­cias, esta últi­ma es la que se ana­li­zó en el pre­sen­te estu­dio.

El área de creen­cias se con­for­ma por 26 reac­ti­vos dis­tri­bui­dos en cua­tro gru­pos: Dar sen­ti­do a la adver­si­dad, tras­cen­den­cia y espi­ri­tua­li­dad, enfo­que posi­ti­vo y apren­di­za­je y cre­ci­mien­to.

Se cali­fi­ca con una esca­la  Likert,  las opcio­nes de res­pues­ta van del 1 al 5. El alfa de Cron­bach del ins­tru­men­to es de 0.950

Varia­bles

Recur­sos resi­lien­tes: Son el resul­ta­do de la com­bi­na­ción o inter­ac­ción entre los atri­bu­tos del indi­vi­duo (inter­nos) y su ambien­te fami­liar, social y cul­tu­ral (exter­nos) que posi­bi­li­tan supe­rar el ries­go y la adver­si­dad de for­ma cons­truc­ti­va. (Gon­zá­lez, 2006).

Creen­cias fami­lia­res: Se defi­nen como los valo­res, con­vic­cio­nes, acti­tu­des, ten­den­cias y supues­tos de la fami­lia que deter­mi­nan deci­sio­nes y orien­tan cur­sos de acción. (Pepi­to­ne 1990; Walsh, 2004).

Las varia­bles fue­ron medi­das con la pun­tua­ción total del ins­tru­men­to (IRREFAM) y con la pun­tua­ción obte­ni­da en la subes­ca­la de sis­te­ma de creen­cias. Se asig­nó un nivel alto, medio o bajo de acuer­do al pun­ta­je obte­ni­do.

Pro­ce­di­mien­to

Dos inves­ti­ga­do­res acu­die­ron al plan­tel selec­cio­na­do, se pre­sen­ta­ron con los pro­fe­so­res de algu­nos gru­pos, a quie­nes men­cio­na­ron su nom­bre, afi­lia­ción ins­ti­tu­cio­nal, gra­do aca­dé­mi­co y soli­ci­ta­ron la par­ti­ci­pa­ción de sus alum­nos en la inves­ti­ga­ción. Una vez obte­ni­da su apro­ba­ción, los inves­ti­ga­do­res entre­ga­ron a los estu­dian­tes el IRREFAM, indi­can­do que res­pon­die­ran de la mane­ra más hones­ta y espon­tá­nea posi­ble todos los reac­ti­vos y que mar­ca­ran sólo una res­pues­ta en cada uno. Se les comen­tó que la infor­ma­ción pro­por­cio­na­da sería con­fi­den­cial y usa­da sólo con fines de  inves­ti­ga­ción. Se inda­gó si los par­ti­ci­pan­tes tenían dudas acer­ca del lle­na­do del ins­tru­men­to y se acla­ra­ron las mis­mas. Al fina­li­zar, los inves­ti­ga­do­res revi­sa­ron que todos los reac­ti­vos estu­vie­ran con­tes­ta­dos.

Resultados

Para el pro­ce­sa­mien­to y aná­li­sis de los datos se uti­li­zó el pro­gra­ma Sta­tis­ti­cal Pac­ka­ge for the Social Scien­ces v. 21 (SPSS).

La mues­tra esta­ba com­pues­ta por 100 estu­dian­tes de licen­cia­tu­ra con una media de edad de 22 años. El 44% son hom­bres y 56% muje­res.

De las pun­tua­cio­nes tota­les obte­ni­das en el Inven­ta­rio de Recur­sos Resi­lien­tes Fami­lia­res (IRREFAM) se obtu­vo la media, ran­go, des­via­ción están­dar y varian­za para el orde­na­mien­to de los datos y cono­cer las ten­den­cias de la mues­tra.

La per­cep­ción de recur­sos resi­lien­tes en los jóve­nes tien­de a ser de media a alta, como lo indi­can los resul­ta­dos (Tabla 1). El ran­go real de la esca­la iba de 88 a 440, en don­de el nivel bajo corres­pon­de a las pun­tua­cio­nes ubi­ca­das entre 88–176; el nivel medio de 177–351 y el nivel alto de 352–440. El ran­go resul­tan­te de esta inves­ti­ga­ción varío de 176 a 420 con una media de 347.70 y una des­via­ción están­dar de 43.91, dis­per­sión que se mani­fies­ta aún den­tro de la media y de los valo­res altos de la esca­la. Lo que sig­ni­fi­ca que la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes se per­ci­be con un nivel alto de recur­sos rela­cio­na­dos a la comu­ni­ca­ción, creen­cias y patro­nes de orga­ni­za­ción fami­liar. Sólo algu­nos con­si­de­ran que tie­nen pocos recur­sos para enfren­tar la adver­si­dad.

En la subes­ca­la sis­te­ma de creen­cias fami­lia­res, el ran­go real iba de 26 a 130 en don­de el nivel bajo corres­pon­de a las pun­tua­cio­nes ubi­ca­das entre 26–52; el nivel medio de 53–103 y el nivel alto de 104–130. El ran­go resul­tan­te de esta inves­ti­ga­ción varío de 47 a 130 con una media de 111.11 y una des­via­ción están­dar de 14.35, dis­per­sión que se mani­fies­ta aún den­tro de la media y de los valo­res altos de la esca­la (Tabla 1). Lo que sig­ni­fi­ca que la mayo­ría de los par­ti­ci­pan­tes per­ci­be en sus fami­lias un nivel alto de creen­cias posi­ti­vas. En la Tabla 2 se obser­van los por­cen­ta­jes obte­ni­dos por los par­ti­ci­pan­tes en cada subarea.

Tabla 1. Medidas de tendencia central y de dispersión de las puntuaciones totales de la Escala de Resiliencia y la subescala de Creencias.
         

Ran­go

Prue­ba

N

Desv. están­dar

Real

Obte­ni­do

Esca­la Resi­lien­cia

100

347.7

43.91

88–440

176–420

Subes­ca­la Creen­cias

100

111.11

14.35

26–130

47–130

Nota: n =Número de participantes. = Media
Tabla 2. Porcentaje de jóvenes con puntuación baja, media y alta en las subareas de Sistema de Creencias.
           
 

Sis­te­ma de Creen­cias

Nivel de acuer­do al pun­ta­je

Dar sen­ti­do a la adver­si­dad

Enfo­que Posi­ti­vo

Tras­cen­den­cia y Espi­ri­tua­li­dad

Apren­di­za­je y Cre­ci­mien­to

Total

Bajo                               26–52

5%

4%

11%

6%

6.50%

Medio                         53–103

12%

10%

13%

14%

12.25%

Alto                            104–130

83%

86%

76%

80%

81.25%

En la sub-área “dar sen­ti­do a la adver­si­dad”, se obser­va que el 83% de los jóve­nes per­ci­be en sus creen­cias recur­sos para enfren­tar fac­to­res de ries­go.

Res­pec­to a la sub-área “Enfo­que posi­ti­vo” el 86% de los jóve­nes per­ci­ben en sus creen­cias fami­lia­res ideas sobre la per­se­ve­ran­cia, el cora­je, la espe­ran­za, el opti­mis­mo y la ini­cia­ti­va acti­va.

Se pre­su­me que qui­zás a par­tir de la refle­xión de even­tos difí­ci­les o crí­ti­cos los jóve­nes extraen una lec­ción de su expe­rien­cia, se for­ta­le­cen y apren­den que los pro­ble­mas son solu­bles. Lo ante­rior se ve refle­ja­do en la sub-área “Apren­di­za­je y cre­ci­mien­to” don­de un 80% de la mues­tra se ubi­ca en nivel alto

Se obser­va una ten­den­cia hacia valo­res, aspi­ra­cio­nes, mode­los e idea­les a seguir que corres­pon­de a “Tras­cen­den­cia y espi­ri­tua­li­dad”, sub-área en la que el 76% de los par­ti­ci­pan­tes se ubi­có en un nivel alto.

Las pun­tua­cio­nes de todas las sub-áreas del Sis­te­ma de creen­cias son altas, el por­cen­ta­je más bajo corres­pon­de a “Tras­cen­den­cia y espi­ri­tua­li­dad”. Al hacer un aná­li­sis más deta­lla­do de esta sub-área, cier­tos reac­ti­vos rela­cio­na­dos con aspec­tos reli­gio­sos y espi­ri­tua­les fue­ron ubi­ca­dos en nive­les medios y bajos por la mayo­ría de los jóve­nes.

Discusión

Los jóve­nes expe­ri­men­tan cam­bios de tipo emo­cio­nal, cog­ni­ti­vo y social que en muchas oca­sio­nes se viven como momen­tos de cri­sis debi­do a que deben acep­tar o recha­zar cier­tos patro­nes con­duc­tua­les de su entorno. Estos cam­bios y trans­for­ma­cio­nes pue­den ser afron­ta­dos de dife­ren­tes mane­ras cuan­do se encuen­tran ele­men­tos posi­ti­vos en sus fami­lias, por ejem­plo, las creen­cias, las cua­les con­for­man las reglas que rigen y guían al gru­po fami­liar a lo lar­go del ciclo vital.

El obje­ti­vo de este tra­ba­jo fue cono­cer los recur­sos resi­lien­tes en la dimen­sión sis­te­ma de creen­cias, que per­ci­ben jóve­nes uni­ver­si­ta­rios en sus fami­lias. Los resul­ta­dos indi­can que los jóve­nes de la mues­tra se per­ci­ben con un nivel alto de creen­cias y recur­sos resi­lien­tes. Se pue­de infe­rir que las creen­cias pre­sen­tes en la fami­lia que con­tri­bu­yen a tener un enfo­que posi­ti­vo, dar sen­ti­do a la adver­si­dad y que brin­dan un apren­di­za­je, están rela­cio­na­das con la per­cep­ción que tie­nen los jóve­nes acer­ca de sus recur­sos para enfren­tar las situa­cio­nes difí­ci­les. Estos recur­sos se tra­du­cen en con­fian­za en sí mis­mos, reco­no­ci­mien­to de sus habi­li­da­des para tomar deci­sio­nes, plan­tear­se metas y alcan­zar­las. A pesar de que es bajo el por­cen­ta­je de jóve­nes que se per­ci­ben con pocos recur­sos resi­lien­tes, habría que pres­tar aten­ción a este gru­po ya que podría pre­sen­tar difi­cul­ta­des para supe­rar los pro­ble­mas que se le pre­sen­ten en esta eta­pa.

A pesar de la diver­si­dad en las diná­mi­cas fami­lia­res actua­les men­cio­na­das por Espi­no­sa, (2012) y Ordaz, (2010), la fami­lia sigue sien­do el sis­te­ma don­de a par­tir de sus creen­cias, los indi­vi­duos desa­rro­llan habi­li­da­des para enfren­tar situa­cio­nes adver­sas, como mues­tran los resul­ta­dos de esta inves­ti­ga­ción. Esto con­cuer­da con los estu­dios rea­li­za­dos por Díaz y Galle­gos, (2009), Palo­mar y Gómez, (2010) los cua­les demues­tran que los jóve­nes encuen­tran en su fami­lia y ami­gos redes de apo­yo para afron­tar la adver­si­dad y desa­rro­llar diver­sas habi­li­da­des cog­ni­ti­vas y emo­cio­na­les para adap­tar­se en la socie­dad.

Los jóve­nes de la mues­tra obtu­vie­ron menor pun­tua­ción en cier­tos reac­ti­vos de la subarea “Tras­cen­den­cia y Espi­ri­tua­li­dad” que se refie­ren al aspec­to reli­gio­so. Esto sugie­re que la edad y nivel edu­ca­ti­vo jue­ga un papel impor­tan­te en las creen­cias reli­gio­sas como lo men­cio­nan Vinac­cia, Qui­ceno y Remor (2012). Los auto­res tra­ba­ja­ron con enfer­mos cró­ni­cos sin estu­dios uni­ver­si­ta­rios, bajo nivel socio­eco­nó­mi­co y eda­des pos­te­rio­res a la juven­tud encon­tran­do en esta pobla­ción creen­cias reli­gio­sas arrai­ga­das que les per­mi­tían afron­tar la enfer­me­dad.

Es impor­tan­te reco­no­cer como una limi­tan­te de esta inves­ti­ga­ción el tama­ño de la mues­tra, que al ser peque­ña, no per­mi­te gene­ra­li­zar los resul­ta­dos obte­ni­dos a otras pobla­cio­nes. Sin embar­go, brin­da un pano­ra­ma gene­ral sobre la mane­ra que se per­ci­ben los jóve­nes a sí mis­mos y a sus fami­lias, y como ésta per­cep­ción les per­mi­te enfren­tar situa­cio­nes difí­ci­les y de ries­go.

Resul­ta­ría intere­san­te rea­li­zar futu­ras inves­ti­ga­cio­nes amplian­do el tama­ño de la mues­tra e inclu­yen­do varia­bles demo­grá­fi­cas que per­mi­tan cono­cer su impac­to en las creen­cias fami­lia­res y en la for­ma­ción de recur­sos resi­lien­tes. Esto con­tri­bui­ría a la crea­ción de pro­gra­mas de inter­ven­ción fami­liar que brin­den a los jóve­nes, habi­li­da­des para afron­tar situa­cio­nes adver­sas y adap­tar­se a su entorno.

Se con­clu­ye que la resi­lien­cia es una capa­ci­dad que se desa­rro­lla y actua­li­za a par­tir de las inter­ac­cio­nes del suje­to con su entorno a lo lar­go de las dis­tin­tas eta­pas de vida, cobran­do par­ti­cu­lar rele­van­cia por las situa­cio­nes adver­sas que se pre­sen­ten.

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Notas

1. Ponen­te y Tuto­ra en Pro­gra­ma de Maes­tría en Psi­co­lo­gía.  Resi­den­cia en Tera­pia Fami­liar. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la

2. Pasan­te de la Maes­tría en Psi­co­lo­gía. Resi­den­cia en Tera­pia Fami­liar. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la

3. Pasan­te de la Maes­tría en Psi­co­lo­gía. Resi­den­cia en Tera­pia Fami­liar. Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co. Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la