Jóvenes universitarios y recursos resilientes asociados a las creencias familiares
María Rosario Espinosa Salcido1, Sonia Jiménez Tovar2 y Carmen Beatriz Bautista del Ángel3
Universidad Nacional Autónoma de México
FES Iztacala
Resumen
La juventud es una etapa en la que interactúan variables psicológicas individuales, familiares y sociales que exponen a los jóvenes a situaciones adversas. Es importante considerar a la familia como uno de los entornos en donde se adquieren creencias que brindan un soporte a los individuos. El objetivo de esta investigación es conocer los recursos resilientes asociados a las creencias familiares de un grupo de universitarios. Se aplicó el Inventario de Recursos Resilientes Familiares (IRREFAM) a 100 estudiantes con edad promedio de 22 años. Los resultados obtenidos a partir de un análisis descriptivo indican que 81.25% de la población percibe un nivel alto en su sistema de creencias familiares. Se concluye que los jóvenes cuentan con una percepción favorable sobre los recursos relacionados con el sistema de creencias familiares, esto les proporciona protección y fortaleza para afrontar los problemas psicosociales.
Palabras clave: juventud, creencias familiares, recursos resilientes
Abstract
Youth is a stage in which interact individual psychological variables, family and social that exposes young people to adverse situations. It´s important to consider the family as one of the environments where acquired beliefs that provide support to individuals to family beliefs of a group of university. This research seeks to find out whether of resilient resources and the young college´s family beliefs are associated. It was applied the Stock Resilient Family Resources (IRREFAM in Spanish) to 100 students with an average age of 22 years. The results obtained from a descriptive analysis indicated that 81.25% of the population perceives a high level in their system of family beliefs. It is concluded that young people have a favorable perception of resources related to family belief system that provides protection and strength to face the psychosocial problems.
Keywords: Youth, Family beliefs, Resilient Resources
Introducción
Desde distintos enfoques teóricos se han definido clasificaciones sobre las etapas de la vida que abarcan desde el nacimiento hasta la muerte. Estas etapas o periodos están definidos en relación a cambios o crisis que caracterizan a un grupo de edad en un contexto socio histórico determinado. A decir verdad, los cambios o crisis de la vida como los denominó Erick Erickson no son propiedad de un determinado grupo etario, sino que son inherentes a todo el proceso de desarrollo (Saavedra & Villalta, 2008). Una de las etapas de mayor importancia es la juventud, que constituye la etapa previa a la edad adulta. Los jóvenes experimentan cambios de tipo emocional, cognitivo y social que en muchas ocasiones se viven como momentos de crisis debido a que deben aceptar o rechazar ciertos patrones conductuales de su entorno. Al final de la adolescencia se va concretando el proyecto vocacional. Esto sucede generalmente de modo coincidente con el ingreso a la universidad y las incertidumbres sobre el futuro laboral y existencial. En la juventud se busca encontrar en el medio social las posibilidades para que la identidad sea reconocida y que la autonomía sea validada en las decisiones y acciones que se asumen, para progresivamente dar sentido y forma al proyecto vital (Saavedra & Villalta, 2008). La toma de decisiones y de adaptación dentro de la sociedad lleva a los jóvenes a tener una vida sana o a caer en conflictos tales como alcoholismo, drogadicción, depresión, deserción escolar, conductas sexuales de riesgo, violencia física y mental, embarazos no planeados y trastornos alimenticios, entre otros (Solórzano, Gaitán, Uribe, Castro, Llanes & Carreño, 2007; Castillo & Benavides, 2012; Sapouna & Wolke 2013; Waller & Okamoto, 2003; Velázquez & Aguayo, 2011). Algunos jóvenes tienen problemas ante dicha adversidad por lo que recurren a sus redes de apoyo cercanas (familia y amigos) quienes fomentan en ellos habilidades sociales, cognitivas y emocionales que les permitan enfrentarse exitosamente a los desafíos que se les presentan (Díaz & Gallegos, 2009).
Si bien la familia sigue siendo el medio donde se desarrollan las habilidades mencionadas, no podemos aislar la influencia del medio en el que se desenvuelven los jóvenes. Hoy en día nos encontramos frente a una gran diversidad y heterogeneidad familiar, por ejemplo, familias nucleares, extensas, biparentales, monoparentales, parejas del mismo sexo con o sin hijos o una sociedad por conveniencia (Espinosa, 2012; Ordaz, 2010). Lo anterior genera dinámicas diferentes que influyen en la conducta de los jóvenes en conjunto con los diversos problemas de tipo económico, social, de salud y político que viven las familias en México.
No obstante, la familia es un elemento de protección a través del amor, calidez, unión, intimidad y apoyo (Omar, Paris, Uribe, Ameida & Aguiar, 2011), además es el espacio donde se desarrollan la autonomía y responsabilidad; el orgullo y la confianza; se elaboran las metas y el sentido de vida y se da la aceptación y reconocimiento del otro (Espinosa, 2009).
Es el sistema donde a partir de sus creencias, los individuos desarrollan habilidades para enfrentar situaciones adversas. Un ejemplo son las creencias religiosas en relación a una enfermedad. Vinaccia, Quiceno y Remor (2012) estudiaron el impacto de las creencias religiosas en el afrontamiento de enfermedades. Se midieron estas variables a través de escalas de Resiliencia, Sistema de Creencias y Estrategias de Afrontamiento. Los resultados demuestran que las creencias religiosas proporcionaban a los pacientes cierto control ante la enfermedad, a diferencia de quien no tenía una creencia religiosa. Otros estudios enfatizan la importancia de incluir a las creencias en la educación para la salud (Soto, Lacoste, Papenfuss & Gutiérrez, 1997). Creer algo implica tener una serie de expectativas que regulen las relaciones de uno mismo con el entorno (Krech, Crutchfield & Ergenton, 1965; Vinaccia et al., 2012).
Para Pepitone (1990, citado en Escobar, 1996) y Walsh (2004), los sistemas de creencias definen nuestra realidad y abarcan valores, convicciones, actitudes, tendencias, supuestos y determinan decisiones y orientan cursos de acción. Para Pepitone (1990) tienen cuatro funciones psicológicas: 1) Emocional: Las creencias sirven directamente para manejar emociones tales como miedo, esperanza, enojo, sorpresa, incertidumbre existencial, amor ideal, entre otras. 2) Cognitivo: Dan estructura cognitiva, la cual proporciona un sentimiento de control sobre la vida. 3) Moral: funcionan para regular la distribución de la responsabilidad moral entre la persona y el grupo. 4) De grupo: Sirven para promover la solidaridad del grupo al darle a las personas una identidad común.
Walsh (2004) agrupa el sistema de creencias en tres áreas:
- Capacidad para conferir sentido a la adversidad. Se refiere a la unión ante la crisis, a normalizar y contextualizar la adversidad, a tener coherencia, confianza, evaluación facilitadora y expectativas sobre el futuro.
- Una perspectiva positiva que reafirme los puntos fuertes y las posibilidades. Se refiere a la perseverancia, coraje, aliento, esperanza y uso del humor.
- Creencias trascendentales. Se refieren a la búsqueda de valores, finalidades y consuelo.
La autora añade que las creencias que se comparten en la familia configuran las reglas que la rigen y la guían en las diferentes etapas de su ciclo vital. Son las lentes a través de las cuales visualizamos el mundo y constituyen un factor importante en el desarrollo de la resiliencia, término que ha tomado relevancia en los últimos años para entender por qué algunas personas reaccionan mejor que otras ante la adversidad.
El término resiliencia es definido por González y Valdez (2006) como el resultado de la combinación o interacción entre los atributos del individuo (internos) y su ambiente familiar, social y cultural (externos) que posibilitan superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva. Esta definición coincide con la de otros autores como Melillo y Suárez (2003), Suárez (1996) y Villalba (2003).
En los estudios sobre resiliencia que describiremos a continuación, el concepto de sistema de creencias no está explicito, sin embargo, lo identificamos en los factores que analizan y concuerdan con las definiciones de Pepitone (1990) y Walsh (2004), descritas en los párrafos anteriores, sobre el sistema de creencias y las funciones que le atribuyen.
Broche, Diago y Herrera (2012) estudiaron la resiliencia en jóvenes universitarios deportistas y no deportistas evaluando autoestima, factores resilientes y estilos de afrontamiento, entre otras variables. Encontraron que los alumnos que practican sistemáticamente deportes presentan mejores niveles de autoestima, autonomía, seguridad al actuar y mejor uso de estilos adecuados de afrontamiento. En los jóvenes que no practican deporte de manera constante, se apreció un mejor uso de los recursos que ofrece el apoyo familiar y una menor tendencia a experimentar sentimientos de aislamiento y soledad. El artículo resalta los factores protectores, entendidos como condiciones y entornos capaces de favorecer el desarrollo de los individuos, mejorando la respuesta ante situaciones desfavorables. Estos factores constituyen un componente de interacción y se refieren a los rasgos de personalidad, autonomía, autoestima adecuada, cohesión familiar, disponibilidad de sistemas de apoyo interno y externo, ya que refuerzan y alientan los esfuerzos de enfrentamiento de cada persona. De acuerdo con Garmezy (1994) (citado en Broche, Diago & Herrera, 2012) la protección no radica en los fenómenos psicológicos del momento, sino en la manera que las personas enfrentan cambios en la vida, lo que hacen y creen frente a dichas circunstancias. Refiere la importancia en los procesos de desarrollo que incrementan la capacidad de una persona para enfrentar eficazmente el estrés y las adversidades futuras.
En México, Palomar y Gómez (2010) evaluaron la resiliencia en población de 18 a 25 años de edad a partir de cinco factores (fortaleza y confianza en sí mismo, competencia social, apoyo familiar, apoyo social y estructura) comparando las variables de género, edad y estado civil. Encontraron diferencias en función de las variables estudiadas y a partir de esto desarrollaron la Escala de Resiliencia Mexicana (RESI‑M). Los resultados sugieren también que las personas resilientes tienen más probabilidades de mostrar mejores habilidades académicas y una autopercepción de mayor competencia en la escuela y el trabajo.
Sundararajan-Reddy (2005) realizó un estudio para determinar la relación entre espiritualidad y resiliencia en adolescentes y jóvenes. Los resultados mostraron que las creencias existenciales contribuyen en mayor grado a la resiliencia que las creencias religiosas. El estudio sugiere que los adolescentes y jóvenes que encuentran algún significado o propósito en sus vidas en medio de situaciones estresantes, están más fácilmente propensos a ser resilientes y a no desarrollar trastornos de conducta.
Después de la revisión de los estudios anteriores, nos pareció pertinente abordar el tema de resiliencia con un enfoque sistémico, donde se le dé mayor importancia a la familia como un sistema generador de recursos resilientes a partir de sus creencias. Consideramos que la percepción favorable de éstas últimas, será un soporte para afrontar las dificultades que se presenten.
El objetivo de este trabajo fue conocer los recursos resilientes en la dimensión sistema de creencias, que perciben jóvenes universitarios en sus familias, para identificar fortalezas y diseñar programas de intervención familiar, educativos o comunitarios para la promoción de la salud mental en este grupo etario.
Método
Participantes
Participaron en este estudio 100 jóvenes de edades entre 19 y 23 años, estudiantes de licenciatura en una universidad pública ubicada en la zona sur de la Ciudad de México.
Muestreo
Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia para reunir a los participantes con las características acordes a la investigación (estudiantes de licenciatura con edad promedio de 22 años).
Diseño
El diseño de esta investigación es no experimental, de corte transversal y descriptivo.
Situación de aplicación
La aplicación se llevó a cabo en las aulas de la universidad que tenían las condiciones necesarias (mesas, sillas, iluminación) para que los participantes contestaran los instrumentos.
Materiales
Lápiz para cada participante.
Instrumentos
Se utilizó el Inventario de Recursos Resilientes Familiares IRREFAM. (Espinosa, 2008). Conformado por 88 reactivos que evalúan los recursos resilientes familiares a través de tres áreas: Patrones de organización, Procesos de comunicación y Sistema de creencias, esta última es la que se analizó en el presente estudio.
El área de creencias se conforma por 26 reactivos distribuidos en cuatro grupos: Dar sentido a la adversidad, trascendencia y espiritualidad, enfoque positivo y aprendizaje y crecimiento.
Se califica con una escala Likert, las opciones de respuesta van del 1 al 5. El alfa de Cronbach del instrumento es de 0.950
Variables
Recursos resilientes: Son el resultado de la combinación o interacción entre los atributos del individuo (internos) y su ambiente familiar, social y cultural (externos) que posibilitan superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva. (González, 2006).
Creencias familiares: Se definen como los valores, convicciones, actitudes, tendencias y supuestos de la familia que determinan decisiones y orientan cursos de acción. (Pepitone 1990; Walsh, 2004).
Las variables fueron medidas con la puntuación total del instrumento (IRREFAM) y con la puntuación obtenida en la subescala de sistema de creencias. Se asignó un nivel alto, medio o bajo de acuerdo al puntaje obtenido.
Procedimiento
Dos investigadores acudieron al plantel seleccionado, se presentaron con los profesores de algunos grupos, a quienes mencionaron su nombre, afiliación institucional, grado académico y solicitaron la participación de sus alumnos en la investigación. Una vez obtenida su aprobación, los investigadores entregaron a los estudiantes el IRREFAM, indicando que respondieran de la manera más honesta y espontánea posible todos los reactivos y que marcaran sólo una respuesta en cada uno. Se les comentó que la información proporcionada sería confidencial y usada sólo con fines de investigación. Se indagó si los participantes tenían dudas acerca del llenado del instrumento y se aclararon las mismas. Al finalizar, los investigadores revisaron que todos los reactivos estuvieran contestados.
Resultados
Para el procesamiento y análisis de los datos se utilizó el programa Statistical Package for the Social Sciences v. 21 (SPSS).
La muestra estaba compuesta por 100 estudiantes de licenciatura con una media de edad de 22 años. El 44% son hombres y 56% mujeres.
De las puntuaciones totales obtenidas en el Inventario de Recursos Resilientes Familiares (IRREFAM) se obtuvo la media, rango, desviación estándar y varianza para el ordenamiento de los datos y conocer las tendencias de la muestra.
La percepción de recursos resilientes en los jóvenes tiende a ser de media a alta, como lo indican los resultados (Tabla 1). El rango real de la escala iba de 88 a 440, en donde el nivel bajo corresponde a las puntuaciones ubicadas entre 88–176; el nivel medio de 177–351 y el nivel alto de 352–440. El rango resultante de esta investigación varío de 176 a 420 con una media de 347.70 y una desviación estándar de 43.91, dispersión que se manifiesta aún dentro de la media y de los valores altos de la escala. Lo que significa que la mayoría de los participantes se percibe con un nivel alto de recursos relacionados a la comunicación, creencias y patrones de organización familiar. Sólo algunos consideran que tienen pocos recursos para enfrentar la adversidad.
En la subescala sistema de creencias familiares, el rango real iba de 26 a 130 en donde el nivel bajo corresponde a las puntuaciones ubicadas entre 26–52; el nivel medio de 53–103 y el nivel alto de 104–130. El rango resultante de esta investigación varío de 47 a 130 con una media de 111.11 y una desviación estándar de 14.35, dispersión que se manifiesta aún dentro de la media y de los valores altos de la escala (Tabla 1). Lo que significa que la mayoría de los participantes percibe en sus familias un nivel alto de creencias positivas. En la Tabla 2 se observan los porcentajes obtenidos por los participantes en cada subarea.
Tabla 1. Medidas de tendencia central y de dispersión de las puntuaciones totales de la Escala de Resiliencia y la subescala de Creencias.
Rango |
||||||
Prueba |
N |
|
Desv. estándar |
Real |
Obtenido |
|
Escala Resiliencia |
100 |
347.7 |
43.91 |
88–440 |
176–420 |
|
Subescala Creencias |
100 |
111.11 |
14.35 |
26–130 |
47–130 |
Nota: n =Número de participantes. = Media
Tabla 2. Porcentaje de jóvenes con puntuación baja, media y alta en las subareas de Sistema de Creencias.
Sistema de Creencias |
|||||
Nivel de acuerdo al puntaje |
Dar sentido a la adversidad |
Enfoque Positivo |
Trascendencia y Espiritualidad |
Aprendizaje y Crecimiento |
Total |
Bajo 26–52 |
5% |
4% |
11% |
6% |
6.50% |
Medio 53–103 |
12% |
10% |
13% |
14% |
12.25% |
Alto 104–130 |
83% |
86% |
76% |
80% |
81.25% |
En la sub-área “dar sentido a la adversidad”, se observa que el 83% de los jóvenes percibe en sus creencias recursos para enfrentar factores de riesgo.
Respecto a la sub-área “Enfoque positivo” el 86% de los jóvenes perciben en sus creencias familiares ideas sobre la perseverancia, el coraje, la esperanza, el optimismo y la iniciativa activa.
Se presume que quizás a partir de la reflexión de eventos difíciles o críticos los jóvenes extraen una lección de su experiencia, se fortalecen y aprenden que los problemas son solubles. Lo anterior se ve reflejado en la sub-área “Aprendizaje y crecimiento” donde un 80% de la muestra se ubica en nivel alto
Se observa una tendencia hacia valores, aspiraciones, modelos e ideales a seguir que corresponde a “Trascendencia y espiritualidad”, sub-área en la que el 76% de los participantes se ubicó en un nivel alto.
Las puntuaciones de todas las sub-áreas del Sistema de creencias son altas, el porcentaje más bajo corresponde a “Trascendencia y espiritualidad”. Al hacer un análisis más detallado de esta sub-área, ciertos reactivos relacionados con aspectos religiosos y espirituales fueron ubicados en niveles medios y bajos por la mayoría de los jóvenes.
Discusión
Los jóvenes experimentan cambios de tipo emocional, cognitivo y social que en muchas ocasiones se viven como momentos de crisis debido a que deben aceptar o rechazar ciertos patrones conductuales de su entorno. Estos cambios y transformaciones pueden ser afrontados de diferentes maneras cuando se encuentran elementos positivos en sus familias, por ejemplo, las creencias, las cuales conforman las reglas que rigen y guían al grupo familiar a lo largo del ciclo vital.
El objetivo de este trabajo fue conocer los recursos resilientes en la dimensión sistema de creencias, que perciben jóvenes universitarios en sus familias. Los resultados indican que los jóvenes de la muestra se perciben con un nivel alto de creencias y recursos resilientes. Se puede inferir que las creencias presentes en la familia que contribuyen a tener un enfoque positivo, dar sentido a la adversidad y que brindan un aprendizaje, están relacionadas con la percepción que tienen los jóvenes acerca de sus recursos para enfrentar las situaciones difíciles. Estos recursos se traducen en confianza en sí mismos, reconocimiento de sus habilidades para tomar decisiones, plantearse metas y alcanzarlas. A pesar de que es bajo el porcentaje de jóvenes que se perciben con pocos recursos resilientes, habría que prestar atención a este grupo ya que podría presentar dificultades para superar los problemas que se le presenten en esta etapa.
A pesar de la diversidad en las dinámicas familiares actuales mencionadas por Espinosa, (2012) y Ordaz, (2010), la familia sigue siendo el sistema donde a partir de sus creencias, los individuos desarrollan habilidades para enfrentar situaciones adversas, como muestran los resultados de esta investigación. Esto concuerda con los estudios realizados por Díaz y Gallegos, (2009), Palomar y Gómez, (2010) los cuales demuestran que los jóvenes encuentran en su familia y amigos redes de apoyo para afrontar la adversidad y desarrollar diversas habilidades cognitivas y emocionales para adaptarse en la sociedad.
Los jóvenes de la muestra obtuvieron menor puntuación en ciertos reactivos de la subarea “Trascendencia y Espiritualidad” que se refieren al aspecto religioso. Esto sugiere que la edad y nivel educativo juega un papel importante en las creencias religiosas como lo mencionan Vinaccia, Quiceno y Remor (2012). Los autores trabajaron con enfermos crónicos sin estudios universitarios, bajo nivel socioeconómico y edades posteriores a la juventud encontrando en esta población creencias religiosas arraigadas que les permitían afrontar la enfermedad.
Es importante reconocer como una limitante de esta investigación el tamaño de la muestra, que al ser pequeña, no permite generalizar los resultados obtenidos a otras poblaciones. Sin embargo, brinda un panorama general sobre la manera que se perciben los jóvenes a sí mismos y a sus familias, y como ésta percepción les permite enfrentar situaciones difíciles y de riesgo.
Resultaría interesante realizar futuras investigaciones ampliando el tamaño de la muestra e incluyendo variables demográficas que permitan conocer su impacto en las creencias familiares y en la formación de recursos resilientes. Esto contribuiría a la creación de programas de intervención familiar que brinden a los jóvenes, habilidades para afrontar situaciones adversas y adaptarse a su entorno.
Se concluye que la resiliencia es una capacidad que se desarrolla y actualiza a partir de las interacciones del sujeto con su entorno a lo largo de las distintas etapas de vida, cobrando particular relevancia por las situaciones adversas que se presenten.
Referencias
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Notas
1. Ponente y Tutora en Programa de Maestría en Psicología. Residencia en Terapia Familiar. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Iztacala
2. Pasante de la Maestría en Psicología. Residencia en Terapia Familiar. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Iztacala
3. Pasante de la Maestría en Psicología. Residencia en Terapia Familiar. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Iztacala