La felicidad en niños una propuesta de mejora: Revisión de instrumentos que miden la felicidad
Mara Huanca Miranda de la Lama1, Sergio Luis García Iturriaga2 y Teresa Ponce Dávalos3
Universidad Autónoma del Estado de México
Resumen
Existen diversas maneras de llamarle a la felicidad, desde la psicología podemos encontrarlo como bienestar subjetivo, bienestar psicológico, calidad de vida, entre otros nominativos que en esencia describen un mismo objetivo: una vida plena. Desde la antigüedad ha sido un tema de debate y ahora ha resurgido como una política de aceptación e implementación a nivel mundial con la finalidad de aportar estrategias de cambio, por lo tanto, es importante ampliar estos estudios y lograr enfocarlos en la población infantil como políticas preventivas que coadyuven al desarrollo social de los niños. En el recorrido de diversas investigaciones podemos dar cuenta que la psicología positiva se ha implementado como una teoría científica para mejorar procesos en diversos ámbitos. Con ello se pretende dar una revisión a aquellos instrumentos que se han diseñado para medir la felicidad o nominativos a fines para reconocer lo existente y orientar a nuevas investigaciones y propuestas.
Palabras Clave: Felicidad, Instrumentos, Psicología Positiva, niños, prevención.
Abstract
There are several ways to call happiness, from psychology we can find it as subjective well-being, psychological well-being, quality of life, among other nominatives that essentially describe the same goal: a full life. Since the antiquity has been a topic of debate and has now resurfaced as a policy of acceptance and implementation at the global level with the aim of providing strategies for change, therefore it is important to expand these studies and focus on the child population as preventive policies which contribute to the social development of children. In the course of different investigations, we can realize that positive psychology has been implemented as a scientific theory to improve processes in various fields. This is intended to give a review to those instruments that have been designed to measure happiness or nominative purposes to recognize what exists and guide new research and proposals.
Key words: Happiness, Instruments, Positive Psychology, children, prevention.
La felicidad es un concepto que se ha debatido desde la antigüedad, siendo invariablemente parte de la existencia del hombre, actualmente se ha constituido como constructo y, por su gran relevancia, forma parte de estudios y documentos de trascendencia mundial, como los que representan los Informes sobre el Desarrollo Humano que orientan las políticas públicas de los Estados para contribuir al progreso de la humanidad.
Los estudios realizados en relación a la felicidad y sus nominativos han prevalecido en población adulta, sin embargo, hay que destacar las relevantes aportaciones que pueden surgir de hacer una investigación para conocer la percepción en poblaciones infantiles, con la finalidad de lograr información y estrategias que sirvan como prevención para las problemáticas actuales.
Se realizó una exhaustiva búsqueda documental con la finalidad de identificar aquellas investigaciones que se han realizado identificando los diferentes lugares y poblaciones para comprender lo existente y aquello que dará pauta para continuar indagando. El procedimiento que se realizó para llegar a este análisis, consistió en: a) identificar en la base de datos de revistas científicas como: REDALYC, SciELO y la red; algunas investigaciones que reportan instrumentos que miden la felicidad o conceptos afines que comparten características con este constructo; no se condicionó año de publicación, idiomas, países, estructura, teorías ni población para lograr recabar la mayor información posible; así que la diversidad de cada instrumento proporcionó diferentes enfoques que retroalimentaron la información previa; b) analizar cada uno de ellos partiendo del reconocimiento de varios elementos que ayudaron a la comprensión más detallada, como el nombre del autor, el concepto o definición que se le atribuyó, las dimensiones que lo estructuran y el marco teórico conceptual de cada instrumento; c) identificar las características que ayudarían a la contribución de información.
Acerca de la felicidad se han realizado reportes mundiales, los cuales han ido incrementado por la relevancia de su estudio, es así como UNICEF, INEGI, OCDE, además de diversas universidades y países se han dado a la tarea de continuar en esta búsqueda que lleve a un acercamiento a este constructo de cómo se vive, percibe y actualmente se mide en las diferentes sociedades.
Por lo anterior, se abordará desde un análisis descriptivo para comprender la información existente con la finalidad de adquirir e implementar más datos para este fin.
Los 11 instrumentos investigados se distribuyen considerando su fecha de publicación temporalmente de la siguiente manera: el primero, conocido como “Felicidad General” (Lyubomirsky & Lepper, 1999), fue uno de los primeros acercamientos para medir el constructo felicidad y se aplicó en población adulta, más tarde lo utilizarían en diversos países, específicamente Seligman (2000) —considerado el padre de la Psicología Positiva—, lo implementaría en sus investigaciones.
Tres años más tarde, en 2002, se dieron a conocer cinco instrumentos más afines a esta revisión, el primero “Midiendo la Felicidad” con la implementación del PERMA por Seligman, —en sus investigaciones, este autor pionero de la psicología positiva determinó que había cinco componentes fundamentales que tienen presentes las persona que se consideran felices; dando lugar al acrónimo por sus siglas en inglés P (emociones positivas), E (compromiso), R (relaciones positivas) M (significado o sentido), A (Logro). En ellos está presente un elemento importante que son las fortalezas, en este discurso las considera como potencializadoras del bienestar— El PERMA mide la felicidad, el éxito y el bienestar en adultos, considerado uno de los instrumentos más representativos de este autor.
El siguiente instrumento es “Aproximaciones a la felicidad” (Chris Peterson 2002), basada en 18 afirmaciones, es importante resaltar que estos dos últimos investigadores trabajaron juntos y en el portal de Seligman se mencionan y consideran los instrumentos de Peterson. (El portal es un recurso electrónico que este autor ha desarrollado para dar acceso a la población para responder los test y material entorno a la felicidad, psicología positiva y fortalezas. Cabe mencionar que es de fácil acceso, se pueden obtener los resultados en ese momento, tiene diversas opciones de lenguaje y es gratuito).
El tercero es el “Cuestionario de emociones de Fordyce” (Michael W. Fordyce, 2002), —quien como los anteriores también agregó sus trabajos al portal de Martin Seligman—. En este instrumento se manejan los que este autor considera 14 los rasgos de la felicidad que pueden ir en ascenso (ser activo, dedicar tiempo a la vida social, ser productivo en el trabajo, organizarse, no agobiarse, tener expectativas y aspiraciones, optimismo y pensamiento positivo, vivir el presente, tener personalidad sana, desarrollar personalidad atractiva, ser uno mismo, eliminar lo negativo, relaciones íntimas y apreciar la felicidad).
Otro instrumento es “Satisfacción con la vida” (Ed. Diener, 2002), compuesto de tan solo 5 ítems. En ese mismo año se creó un último dirigido a población infantil llamado “Medición de las fortalezas en niños” (Seligman, 2002), este autor fue el primero en medir a la población infantil en relación a este tema, si bien no hizo un análisis enfocado a la felicidad, se centró en un término que es muy importante mencionar. “Las fortalezas…” que se conceptualizan como un rasgo, una característica psicológica que se presenta en situaciones distintas y a lo largo del tiempo. Para este autor, las fortalezas son mensurables y adquiribles; son las vías o caminos para llegar a alcanzar las seis virtudes humanas y siguen igualmente un criterio de ubicuidad, es decir, que se valoran en casi todas las culturas del mundo, y ha enlistado las 24 fortalezas existentes: creatividad, curiosidad, pensamiento crítico, amor por el conocimiento, perspectiva o sabiduría, valentía, persistencia, integridad, vitalidad, amor, amabilidad, inteligencia social, ciudadanía, equidad, liderazgo, perdón, humildad, prudencia, autorregulación, aprecio por la belleza, gratitud, esperanza, sentido del humor y espiritualidad. Haciendo un análisis de ellas podemos reconocer la importancia que tienen en la vida del ser humano.
Cuatro años más tarde, en Perú, se realizó un estudio dirigido a adultos universitarios llamado “Desarrollo de una escala factorial para medir la felicidad” (Reynaldo Alarcón, 2006), fundamentándose en la referencia teórica de Diener. Este autor se centra en la teoría del Bienestar Subjetivo que conceptualiza como “un área general de interés científico y no una estructura específica que incluye las respuestas emocionales de las personas, satisfacciones de dominio y los juicios globales de satisfacción de vida” (Diener, Suh, Lucas y Smith, 1999).
Dos años después, en Inglaterra, un grupo de investigadores comenzaron a internarse en este tema, realizando un “informe sobre el bienestar subjetivo infantil”, midiendo el bienestar en niños de entre 14 y 16 años de edad (Pople, 2008). Cabe mencionar que este estudio, además de ser dirigido a niños, fue construido con base en entrevistas abiertas con los pequeños para conocer la percepción que tenían del bienestar y la felicidad. Fue así como se consolidó como un estudio completo y cada año se aplica en ese país y en Europa con la finalidad de continuar obteniendo más información, además fueron integrándose a grupos con niños de edades inferiores.
Los nuevos conocimientos y la importancia del estudio de la felicidad continuaban fuertemente en diferentes puntos del mundo, fue así como en el 2012 en Argentina se llevó a cabo uno enfocado en adultos aplicándolo en 26 localidades a más de mil personas (Foglia, 2012) obteniendo así una percepción general acerca de la felicidad en ese país.
En ese mismo año, en México se llevó a cabo un estudio de este constructo dirigido por una Universidad y un Instituto reconocido de ese país (INEGI y BUAP, 2012) dando como resultado el ranking de la felicidad, en la que se indagó en qué municipios los mexicanos vivían con mayor calidad de vida. Esta masiva aplicación alcanzó aproximadamente 26 mil encuestas aplicadas en cien municipios, y fue dirigida a adultos de entre 18 y 70 años de edad.
En el mismo periodo, la UNICEF en coordinación con investigadores del mismo organismo y otros países, en este caso España (Casas, F. y Bello, A., 2012) realizaron un estudio acerca del bienestar infantil en escuelas secundarias urbanas, semiurbanas y rurales, reuniendo información de aproximadamente 6000 niños; para lograr conocer el nivel de bienestar actual de esa población en ese país. Al concluir y haber obtenido resultados satisfactorios, esta organización ha brindado este estudio a otros países en diferentes continentes con la finalidad de conseguir más información y las diferentes percepciones a lo largo del mundo.
El informe más actual está registrado en el 2013 y tuvo una segunda aplicación en 2015, llamado “Reporte Mundial de la felicidad” (Helliwell, Layard Y Sachs) en Nueva York, retoma también la fundamentación teórica de (Diener, 2002) explicada anteriormente.
Como se puede apreciar, el comportamiento de la producción de instrumentos para medir la felicidad se enfatiza como un tema vigente y con grandes retos que alcanzar, manteniéndose dentro de las investigaciones y siendo una prioridad a nivel mundial, ya que la mayoría de estas escalas se han aplicado en diversos países europeos, latinoamericanos, norteamericanos, anglosajones, logrando abarcar un estudio mundial acerca de la felicidad y sus nominativos, con ello se han realizado análisis comparativos para comprender y ahondar con fines preventivos. Por ello, algunos instrumentos se aplican anualmente con el objetivo de tener continuidad para obtener resultados más certeros e ir mejorando su aplicación y contenido; y así poder realizar más estudios comparativos que retroalimenten y den resultados que nos acerquen a una visión más clara de este constructo.
Por lo que respecta al número de personas investigadas en los estudios considerados, podemos encontrar una gran diversidad de países que reportan desde mil hasta veinticuatro mil participantes. Lo que nos reitera su relevancia, además las aplicaciones e investigaciones en este tema siguen en aumento puesto que la felicidad es un tema vigente y con importantes aportaciones.
En cuanto a la población a la que se ha destinado su construcción y uso, se distribuye de la siguiente manera: sólo tres son específicamente diseñados para niños (Seligman 2002; Pople, 2008; Casas, F. y Bello, A., UNICEF, 2012) y el resto para adultos en un rango de edad de 18 años en adelante; con ello se identifica inmediatamente que el centro del estudio de la felicidad ha contemplado principalmente a los adultos, sin embargo como se puede observar en párrafos anteriores, la tendencia de la aplicación de instrumentos que midan la felicidad en niños va en ascenso, develando la importancia que tiene a nivel social con trascendencia mundial.
Haciendo un comparativo de la longitud o extensión del número de reactivos de los instrumentos, se puede observar que, aunque prevalece el rango promedio de 20 a 40 reactivos, también podemos encontrar algunos que se aplican desde 2 (Michael W. Fordyce, 2002) hasta 198 ítems (Martin Seligman, 2002), esto nos lleva a conocer la diversidad de modelos existentes los cuales desde diferentes perspectivas retroalimentan esta investigación.
Otra característica analizada fue la naturaleza o técnica aludida de cada instrumento, esto quiere decir, que a pesar de medir el mismo constructo o conceptos afines se identificaron una gran diversidad de descripciones como: cuestionario (Fordyce, 2002), escala (Alarcón, 2006), aproximaciones (Peterson, 2002), ranking (INEGI, 2012), estudio (Gabriel Foglia, 2012), medición (Seligman, 2002), informe (Pople, 2008), etc., sin embargo el objetivo siempre prevalece como un medio para medir la felicidad, a través de dimensiones propuestas por los diferentes autores escudriñando el término y sus nominativos para lograr un acercamiento a su definición, su percepción y sus alcances.
El concepto felicidad prevalece en todos los instrumentos como un constructo principal; sin embargo, éste se acompaña de otros nominativos que algunos autores los mencionan como sinónimos o en algunos casos como elementos que lo conforman. A pesar de que se ha tratado de definir, existen divergencias acerca de la unicidad o uniformidad del concepto, por ello es pertinente retomar algunas nociones para comprender estas similitudes o distinciones.
Existen diferentes conceptos referentes a lo que cada autor considera lo que es la felicidad, así que daremos algunos de ellos para la comprensión del constructo:
Para Csikszentmihalyi, (1997) la felicidad no es algo que suceda, ni el resultado de la buena suerte, ni mucho menos que pueda comprarse con dinero o poder. Tampoco parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. La felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente. Este autor conceptualiza de esta manera a este constructo; sin embargo, en investigaciones posteriores propondrá el término “flow” que se hará mención más adelante.
Otro autor lo conceptualiza como: “…es un estado de satisfacción, más o menos duradero, que experimenta subjetivamente el individuo en posesión de un bien deseado…” (Alarcón, 2006), en este sentido el autor habla de un estado que lo relaciona directamente con un bien e involucra el término subjetivamente que más adelante se abordará como otro punto de referencia de este constructo.
Heylighen (1992) la felicidad puede definirse como “felicidad pasajera” y “felicidad duradera”. Felicidad pasajera se refiere a un sentimiento agradable o la experiencia subjetiva del bienestar. La felicidad duradera corresponde, entonces, al predominio de sentimientos agradables en un periodo prolongado. Esto equivale al grado en el que las personas se sienten satisfechas con sus vidas en general.
Como se puede observar son muy pocos los autores que han definido la felicidad, gran parte de ellos prefiere usar algunos nominativos o simplemente hablan de la felicidad como un constructo muy relevante para su estudio, pero con cierto grado de dificultad al conceptualizarlo.
De acuerdo con la información analizada, encontramos autores que convergen en puntos de vista y algunos que distan de ella, sin embargo, cada uno aporta sustancialmente para integrar nuevas ideas y posturas. Además de conceptualizar la felicidad, es importante hacer hincapié, como se mencionó al inicio, en que ésta siempre va relacionada con otros conceptos afines, por esa razón diversos autores manejan una constante interrelación.
Según Veenhoven (2001), durante siglos el término “felicidad” se ha utilizado como muletilla para todos los significados de “calidad de vida”. Es el grado con el cual una persona evalúa la calidad total de su vida presente, considerada en su conjunto, de manera positiva. En otras palabras, en qué manera aprecia una persona la vida que lleva.
Veenhoven (1984) además de Diener et al. (1999) consideran que la felicidad tiene dos componentes: el primero es el grado en el cual una experiencia afectiva es percibida como agradable, y el segundo, el nivel en el cual una persona percibe que sus metas han sido logradas. En ese sentido implica componentes de tipo afectivo y cognoscitivo. Con esto podemos dar cuenta de la involucración de percepción de logros y afectos que subyacen este concepto.
Aunque no es exactamente igual, este significado de felicidad es casi sinónimo de satisfacción de vida, calidad de vida o, incluso, autorrealización. (Valle y Martínez, 2008).
A pesar de las nociones más vigentes existen otros enfoques en donde se considera el bienestar subjetivo como un concepto más actual “El antecedente más antiguo del Bienestar Subjetivo es la felicidad y a través de la historia se ha tratado de demostrar su existencia y ha sido un tema relevante en la filosofía desde Platón, Epicuro y Séneca” (Diener, 1984). Con este autor además de retomar un enfoque desde otra disciplina une los conceptos para dar paso al bienestar subjetivo considerándolo como el concepto más reciente.
Otro nominativo que se ha relacionado con la felicidad ha sido el de bienestar o calidad de vida, (García Martín, 2002) “fieles a la tradición positivista, una buena parte de los estudios iniciales en esta área de conocimiento se centraron en aspectos externos. En ellos se analizaban las condiciones de vida que favorecían el bienestar objetivo, conocido como “welfare” en el ámbito anglosajón. Así, inicialmente se adoptó el término “nivel de vida” para hacer referencia a estas condiciones que, en un principio, se circunscribían a lo puramente económico. Éste tenía como marco de referencia el estado de bienestar (Welfare State) y las políticas que a él se encaminaban. Esta orientación trajo consigo la introducción del término “calidad de vida”, inicialmente cuantitativo y que, desde la década de los setenta, ha dado lugar a numerosos estudios”. Aún en la actualidad esta relación entre variables económicas y bienestar subjetivo es objeto de atención por parte de los investigadores (Fuentes y Rojas, 2001; Rogers y DeBoer, 2001).
Años más tarde el interés de estudiar la calidad de vida y la satisfacción comenzaría a ser punto de interés también en otras disciplinas, según (Michalos, 1995), las investigaciones demuestran que felicidad y satisfacción vital comparten significados comunes. Esta idea la compartió otro autor, “Son varios los movimientos que han estado relacionados con la calidad de vida. Por ejemplo, los economistas del desarrollo miden la calidad de vida de los países en vías de desarrollo por su renta per cápita, porcentaje de empleados, longevidad y educación. La psicología puede añadir otra medida ‑el bienestar subjetivo. No es bueno hacer a las personas más ricas si no se las hace también más felices.” (Argyle, 1993)
“La felicidad es un concepto que engloba el Bienestar Subjetivo y la satisfacción vital, por lo tanto, incluye las dimensiones afectivas y cognitivas del sujeto. Una gran variedad de estudios de autoinforme señala que universalmente las personas se definen como al menos moderadamente felices” (Myers, 2000).
Otro nominativo más actual es el propuesto por Csikszentmihalyi, (1999) quien explora otra dimensión de la felicidad: a la cual llamó la experiencia de flujo, definida como el “estado de envolvimiento total en una actividad que requiere la concentración completa” o “el estado en el cual las personas se hallan tan involucradas en la actividad que nada más parece importarles; la experiencia, por sí misma, es tan placentera que las personas la realizarán incluso aunque tengan un gran costo, por el puro motivo de hacerla”. La alternativa espiritual puede ser entendida como psicológica si se parte de la premisa que la felicidad es un estado mental que las personas pueden llegar a controlar cognoscitivamente: la felicidad podría enfocarse así en los procesos en que la conciencia humana usa sus habilidades (Csikszentmihalyi, 1999).
Podemos dar cuenta que al no tener un único concepto de felicidad nos deja ver las grandes posibilidades que se pueden alcanzar al estudiar este constructo, pues las diversas investigaciones partiendo desde diferentes enfoques y con múltiples propuestas, logra abrir un camino importante para recorrer, encontrar, describir, medir y continuar trabajando acerca de ella.
Partiendo desde una fundamentación de la teoría de la psicología positiva, y retomando a algunos de sus autores más emblemáticos, se ha considerado proponer un concepto propio de este constructo: “La felicidad es un conjunto de rasgos y estados de fluidez, equilibrio y emociones positivas que se encuentran en consonancia con las relaciones gestadas en nuestro entorno haciendo uso de nuestras fortalezas y virtudes”.
(Este concepto surge de las aportaciones de Seligman (2002), Fredrickson (2009) y Csikszentmihalyi (2002) Con ello se quiere dar a conocer que la felicidad no es temporal ni tiene que ver con la posesión de objetos, sino que un sano entorno con relaciones positivas y un desarrollo óptimo de nuestras fortalezas aportan suficientes elementos para mantenernos en un estado de equilibrio y plenitud.
Al concluir el análisis de los instrumentos, se encontraron diversos nominativos al constructo felicidad, y en su gran mayoría se enfocaron a poblaciones adultas lo cual proporciona información relevante, sin embargo, las investigaciones dirigidas a niños han sido escasas, lo cual invita a reflexionar la importancia de continuar con estudios en donde se puede medir la percepción de la felicidad en niños para dar cuenta de lo que está sucediendo hoy en nuestro entorno. Las problemáticas recurrentes como el bullying, el estrés, la depresión se están haciendo más frecuentes en edades tempranas y los cambios estructurales de la familia por diversos factores están dejando a los niños en condiciones emocionalmente vulnerables.
La importancia de continuar las investigaciones en poblaciones infantiles es prioridad para ofrecer planes con fines preventivos para contribuir con datos y estrategias relevantes para mejorar ambientes escolares y familiares. Por ello es pertinente reflexionar acerca de esta investigación y encaminar a nuevos proyectos relacionados con niños para prevenir y actuar a favor de su desarrollo óptimo y feliz.
Referencias
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Notas
1. Mtra. En Psicología Profesora en la Facultad de Ciencias de la Conducta. Correo electrónico: mara_106@hotmail.com
2. Mtro. en A.E. Profesor tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Conducta.
3. Mtra. en Psicología, Profesora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Conducta.