Patrones de interacción socioemocional entre madre e hijo sobresaliente y no sobresaliente
Karen Ortiz Morales, Luz Ma. Flores Herrera y Patricia Villegas Zavala
Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen
El objetivo del estudio fue indagar el estilo parental característico en la interacción madre-hijo sobresaliente. Para ello, se seleccionó una muestra de 8 diadas. Cada diada fue video grabada durante tareas lúdicas. Para el registro de las categorías se utilizaron dos catálogos (uno por integrante) con diez conductas (6 emocionales y 4 sociales). Los análisis sugieren que la interacción madre-hijo sobresaliente presenta mayor frecuencia en conductas características de un estilo democrático, en comparación con la diada madre-hijo no sobresaliente que presentó mayor porcentaje en conductas del estilo permisivo y, las madres de sobresalientes propician las expresiones de alegría y agresión, esta última podría explicarse por la demanda del niño en la inclusión de la tarea, mientras que las madres de niños no sobresalientes propician alegría y tristeza. Estos hallazgos son discutidos en el contexto de los niños con habilidades sobresalientes y el estilo de crianza como socializante.
Palabras clave: Sobresalientes, crianza, expresión emocional, desarrollo.
Abstract
The objective of the study was to investigate the characteristics of parenting style in the interaction between a mother and an outstanding child. For this purpose, an 8 dyads sample was taken and videotaped during ludic tasks. In order to keep record of the categories, two catalogs were used (one per member) with ten conducts, six were emotional and four were social. Test results suggest that the interaction between the mother and the outstanding child is more common in a democratic style compared to those dyads of a mother and not outstanding child with permissive characteristics. Also the mothers of outstanding children favor the expression of happiness and aggression which could explain why the child demands to be included in the tasks, while the mothers of no-outstanding children favor happiness and sadness. These findings have been discussed in the context of the gifted children and the raising style as a way to socialize.
Key words: gifted, raising, emotional expression, development.
Introducción
Una de las problemáticas que más se atiende en las instituciones escolares es la agresión, son diversos los estudios abocados a intervenir o evaluar dicha conducta. Aún cuando la agresión puede ser abordada de distintas maneras, se inicia una línea de investigación donde las aptitudes sobresalientes pueden ser el origen. Los estudios realizados con niño sobresaliente han dado énfasis al estudio de características y desarrollo cognitivo relegando el área emocional, aspecto fundamental para alcanzar el desarrollo óptimo. Terrasier (2000), señala que los sobresalientes pueden ser más proclives a presentar problemas emocionales, mismos que pueden repercutir en sus relaciones interpersonales, manifestándose en respuestas inadaptadas como la agresividad, intolerancia o aislamiento. Son diversas las investigaciones abocadas a explicar las emociones del sobresaliente, existiendo coincidencia en señalar que la socialización paterna de las emociones es determinante para el comportamiento posterior del menor. Estos estudios han permitido dar cuenta de su desarrollo emocional; y, partiendo de tales hallazgos, es posible identificar cómo la socialización puede operar en poblaciones atípicas, caracterizadas como sobresalientes. Según Sroufe (2000), analizar en contextos familiares los procesos de interacción madre-hijo puede ayudar a entender el desarrollo emocional del menor, identificando los estilos parentales. El agente socializante, es decir, los padres, son quienes van a proporcionar las habilidades y capacidades sociales en el niño y quienes en interacción con su hijo ponen en juego un estilo parental que determina en gran medida la relación madre- hijo (Smetana y Daddis, 2002). El estilo parental se define como una constelación de actitudes que son expresadas hacia los hijos y que como resultado crean un clima emocional en el que ocurren las interacciones padre e hijos. Estas actitudes incluyen comportamientos verbales y no verbales que pueden o no estar guiados por objetivos de socialización claros. En este caso y a la par de los enfoques del aprendizaje social, resulta importante centrarse más en las conductas parentales que en sus actitudes, sobre todo cuando estas conductas se encuentran orientadas hacia lograr la conformidad de los hijos con las normas familiares y sociales (Darling y Steinberg, 1993). De acuerdo con diversos autores (Baumrind, 2005; Maccoby y Martin, 1983), en el comportamiento infantil se detecta que los padres al interactuar con sus hijos ponen en práctica conductas de afecto y conductas de control, que en combinación dan como resultado cuatro estilos parentales básicos: autoritario, democrático, permisivo y negligente, cuya diferencia varía por el grado de control y exigencias así como afecto y comunicación que los padres ejercen sobre sus hijos. Existen estudios que señalan la prevalencia de estrategias educadoras que se vinculan al estilo democrático en la interacción social de jóvenes sobresalientes, puesto que los padres de esos niños se juzgan como educadores eficaces en cuestiones relativas a la interacción, muestran afecto, y dan control psicológico, en sus reacciones emocionales (Borges, Hernández y Rodríguez, 2006; Valadez, Betancourt y Zavala, 2006). En esta forma, el estudio de niños con habilidades sobresalientes y su contexto familiar representa una oportunidad para analizar los modos de socialización emocional. Aun cuando analizar los procesos de interacción madre-hijo puede ayudar a entender el desarrollo emocional, son escasos los estudios sistemáticos. Lo cual es relevante por diversas razones, destacando dos de ellas:
- Primera, los niños sobresalientes han mostrado dificultad en su funcionamiento emocional con respecto a su interacción con otros niños.
- Y segunda, las investigaciones que han analizado las familias de niños sobresalientes indican que los padres pueden exhibir conductas que contribuyen a la expresión emocional del sobresaliente (Anderson y Mohr, 2003).
El presente estudio plantea abordar variables consideradas para el niño de tipo externo (agente socializante, madre) que pueden moldear su actuar y expresión emocional. Planteando la siguiente pregunta de investigación, ¿en qué medida se relacionan las prácticas parentales y la expresión agresiva del niño sobresaliente?
Un primer objetivo es evaluar la manera cómo se practica la socialización de las emociones en familias de niños con y sin aptitudes sobresalientes. En segundo lugar, se intenta identificar evidencia en relación a las conductas frecuentes en la interacción madre-hijo y contrastar el tipo de interacción que entablan las madres de niños con y sin aptitudes sobresalientes.
Método
Participantes. Se estudiaron 8 díadas madre-hijo; los niños fueron seis hombres y dos mujeres que acudían a dos centros de desarrollo infantil en la zona Oriente de la Ciudad de México. En un rango entre 60 y 72 meses de edad, con un coeficiente intelectual (CI) entre 96 y 129. Con base al CI se les clasificó en dos grupos: niño sobresaliente de 119 a 129 y no sobresaliente de 96 a 118. Los datos obtenidos indican diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en función con el CI total (F(1,6)=9.101; p=.023). En general se pretendió que ambos grupos fueran comparables en términos de edad, sexo, escolaridad y nivel socioeconómico. Las madres en un rango entre 29 y 32 años de edad, en promedio reportaron: nivel escolar de bachillerato, estar casadas, dedicadas al comercio y tener dos hijos.
Catálogos conductuales. Se usó un conjunto de categorías empleadas en el campo de investigación de la interacción social, se seleccionaron categorías propuestas en los trabajos de Flores, Bustos y Doménech (2009), Valencia y Flores (2010). El catálogo conductual infantil quedo conformado por las categorías: aislarse, contacto físico negativo, contacto verbal negativo, ejecutar la tarea, emitir instrucciones a la madre, no seguir instrucciones, observar, seguir instrucciones, quejarse, otras. Y el catálogo materno por: aprobar, ayudar, cooperar, ignorar conducta adecuada, ignorar conducta inadecuada, regañar, retroalimentar, supervisar y hacer la tarea en lugar del niño.
Tipo de investigación. Se llevó a cabo un estudio observacional con un diseño de dos grupos asignados intencionalmente. Cuatro diadas de niño con CI de 96 a 118 (Grupo Control) y cuatro diadas de niño con CI de 119 o más (Grupo Sobresaliente).
Procedimiento. En los centros de desarrollo infantil se solicitó la participación voluntaria de las madres de familia. Una vez con el consentimiento firmado se les invitó para un trabajo con sus hijos. En esta forma se definieron las siguientes variables experimentales.
Variable Independiente. Estilo Parental es el conjunto de prácticas, actitudes y expresiones que caracterizan las interacciones madre e hijo (Darling y Steinberg, 1993), las cuales se manifiestan mediante sus habilidades de expresión emocional de dos tipos: afecto y control psicológico (Maccoby y Martin, 1983). Afecto: toda conducta física o verbal de la madre que tiende a ser agradable con respecto a las actividades diseñadas, como supervisar, retroalimentar y aprobar (uso de palabras emocionales positivas); y Control: toda conducta física o verbal de la madre que tiende a ser punitiva, como desaprobar (contacto físico violento, comentarios negativos y empleo de palabras emocionales negativas), ignorar conducta adecuada y hacer la actividad en lugar del menor.
Variable dependiente. Expresión Emocional. Comunicación y exteriorización de las emociones mediante la expresión facial y otra serie de procesos de comunicación no verbal tales como los cambios posturales a la entonación vocal (Palmero, Fernández, Martínez y Chóliz, 2002). Las cuales se manifiestan mediante tres expresiones emocionales: alegría (sonrisas, da o sigue instrucciones maternas); enojo (quejas, contacto físico o verbal negativo o desobediencia); tristeza (aislamiento o autoestimulación).
Situación de observación. En la casa de cada una de las ocho diadas se filmó la interacción madre-hijo durante tres actividades lúdicas diferentes con una duración de 15 minutos por actividad. En el domicilio se solicitó a las madres que escogieran un lugar donde comúnmente realizaban las tareas escolares para llevar a cabo la filmación, siendo elegida por lo general la mesa del comedor o la sala. Antes de que iniciaran las actividades, los observadores preparaban sus cámaras de video e identificaban la secuencia de las tareas. En esta forma cada díada se filmó durante 45 minutos, en muestras temporales de 15 minutos continuos, durante dos actividades lúdicas (2 rompecabezas difíciles) y una de interacción emocional (se plantearon diferentes situaciones donde el niño se podía sentir triste, enojado o alegre).
Codificación. Posteriormente, observadores entrenados en el registro de comportamiento emocional vieron los videos y registraron el comportamiento diádico. En una primera reproducción de los videos se registró la conducta de la madre y, en una segunda, la del niño. Con ese fin, se utilizó un programa de cómputo en lenguaje Visual Basic diseñado para este tipo de estudios que permite la obtención de datos individuales con laduración y secuencia de cada categoría a lo largo del tiempo de la sesión de observación, obteniendo un total de 540 datos por integrante de la diada. Los puntajes de concordancia cayeron entre 76% y 84% (niveles adecuados de confiabilidad), obtenidos mediante el coeficiente Kappa de Cohen, que corrige los acuerdos por azar.
Resultados
Para evaluar la socialización emocional en familias con y sin niño sobresaliente fue necesario obtener: a) frecuencia y duración de las categorías de afecto y control; b) total de frecuencia de conductas emocionales; y c) dependencias secuenciales entre comportamiento materno y la emoción infantil.
a) Categorías maternas. Con el propósito de determinar si las madres de los grupos control y sobresaliente difieren en la forma de participación durante las tareas, se obtuvo la frecuencia por categoría, siendo mayor la categoría de afecto en el grupo sobresaliente en comparación con el de control. Concretamente en las categorías conductuales de aprobar y ayudar, la madre del grupo sobresaliente emite más señalamientos en comparación con el grupo control, existiendo diferencias estadísticamente significativa (t(7)=2.700; p=.031 y t(7)=7.792; p=.000 respectivamente). De estos datos se desprende que hubo diferencias significativas entre los grupos con respecto al afecto brindado a los niños. Mientras que con respecto a la categoría de control, el grupo control manifiesta más las conductas de desaprobación (gestual, verbal o física) e ignorar conductas adecuadas en comparación con el grupo sobresaliente, con diferencias estadísticamente significativas (t(7)=5.277; p=.001 y t(7)=3.307; p=.041 respectivamente). A partir de estos datos se analizó la duración de las categorías aludidas, encontrando que en los primeros cinco minutos de trabajo (armar rompecabezas) las díadas se muestran muy similares, pero del minuto siete en adelante el grupo sobresaliente incrementa la duración en afecto y disminuye el control en comparación con el grupo control.
b). Expresión emocional infantil. A fin de conocer cómo los niños distribuyen las conductas emocionales, los totales obtenidos por categoría muestran que el comportamiento del niño de ambas muestras se compone de cuatro conductas principales: ejecutar la tarea (2061), seguir instrucciones maternas (644), observador (596) y aislamiento (312). En la tabla 1 se presenta la comparación estadística del patrón de preferencias conductuales mostrado por los grupos, se aprecia que el grupo sobresaliente realiza en mayor porcentaje la ejecución de la tarea. También se observaron diferencias estadísticamente significativas en las categorías de seguir y dar instrucciones que son realizadas en mayor porcentaje por el grupo sobresaliente en comparación con el control. Asimismo, se observó que el sobresaliente presenta mayor comportamiento de autoestimulación y quejas en comparación con el control. En la categoría de contacto negativo los dos grupos presentaron mínima frecuencia, siendo el grupo sobresaliente quién mostró mayor contacto físico negativo en comparación con el grupo control, que solo evidenció el contacto verbal sin presentar diferencias estadísticamente significativas.
Tabla 1. Frecuencia de las conductas infantiles. Muestra diferencias significativas en seis de nueve conductas.
Categorías conductuales |
t |
Gl |
P |
Diferencia de medias |
Autoestimularse. |
6.198 |
7 |
.000 |
39.750 |
Emite instrucciones |
4.466 |
7 |
.003 |
31.500 |
Ejecutar la tarea |
8.497 |
7 |
.000 |
223.250 |
Observador |
6.306 |
7 |
.000 |
85.000 |
Quejarse |
3.462 |
7 |
.011 |
5.625 |
Sigue instrucciones |
5.339 |
7 |
.001 |
133.250 |
En concreto, se identificó que existen diferencias significativas en el patrón de comportamiento materno e infantil, cada grupo tiene un perfil diferencial. En el primero las madres del grupo sobresaliente manifestaron mayor afecto al ayudar, apoyar y supervisar en la realización de la tarea en comparación con el grupo control; éste, mostró mayor control al desaprobar, e ignorar conductas adecuadas. Por su parte en el comportamiento infantil, el comportamiento diferencial materno impacto en diversas maneras, iniciando con la dedicación en la tarea y en la expresión emocional de alegría (seguir instrucciones), agresión (contacto negativo) y tristeza (autoestimulación). Una manera de identificar la asociación entre estos comportamientos es mediante las dependencias secuenciales.
c). Análisis secuencial, tiene como fin apreciar con qué probabilidad ocurre la secuencia (antecedente-consecuente) entre la conducta materna y la emoción del niño, para ello se obtuvieron las matrices de transición de las emociones de: agresión mediante la categoría de “contacto físico negativo”; alegría con la categoría de “seguir instrucciones” y tristeza con la categoría de “autoestimulación”.
En el esquema 1 se presenta el diagrama de estado de las interacciones de las diadas madre-niño sobresaliente y su grupo control durante las actividades, se observan dos patrones de comportamiento materno ante la misma conducta de contacto físico negativo infantil; mientras que en el grupo sobresaliente, se aprecia una probabilidad moderada de contacto físico negativo del niño cuando la madre ignora sus conductas inadecuadas, en el grupo control se aprecia una baja probabilidad de contacto negativo infantil ante la conducta materna de sustituir. En esta diada la madre realiza la tarea sin dejar participar al niño y éste en mínimas ocasiones agrede mediante contacto físico negativo (como empujar).
Esquema 1. Diagrama de estado que representa las transiciones significativas de las dos diadas de la conducta de contacto físico negativo (agresión), las flechas indican la dirección de la transición y los números la probabilidad condicional de la transición.
Para la emoción de alegría en ambos grupos (control y sobresaliente) se observó que cada vez que la madre desaprueba, el niño obedece sonriendo siendo ligeramente mayor la probabilidad condicional en el grupo sobresaliente en comparación con el grupo control (.38 y .33 respectivamente). Por último, en relación con la emoción de tristeza, analizada mediante la categoría conductual de autoestimulación, se observaron dos diagramas diferentes con respecto a la conducta materna. Para el grupo sobresaliente, cuando la madre coopera en la tarea, el niño se autoestimula (balanceo), mientras que para el grupo control, cuando la madre ignorar conductas inadecuadas, el niño se autoestimula con .17 de probabilidad.
Discusión
Es sabido que la prioridad en la investigación relacionada con la población sobresaliente se ha centrado en identificar sus procesos cognoscitivos así como el impacto que el ambiente escolar tiene sobre ellos, olvidando el desarrollo emocional y la dinámica familiar en la cual se desenvuelven. En este sentido el modelo ecológico señala la influencia del ambiente socio físico en el desarrollo humano, enfatizando los escenarios inmediatos en los cuales se inician las interacciones cara a cara (ambiente social) que tienen un impacto en el desarrollo infantil, donde la familia es el principal microsistema, en el cual tienen lugar las interacciones entre los niños y sus padres (Arranz, Oliva, Olabarrieta y Antolín, 2010). Desde esta perspectiva, y en función con los resultados obtenidos en esta investigación, cuyo objetivo no era otro que documentar el tipo de interacción que caracteriza las relaciones madre-hijo sobresaliente, se puede facilitar el conocimiento del estilo de crianza, específicamente aquellas prácticas parentales que son determinantes en el desarrollo socioemocional del niño sobresaliente y que permitan una comprensión de los efectos emocionales que tienen en el niño de elevada capacidad intelectual. En este sentido, en el presente estudio se afirma que el agente socializante representado por la madre al mostrar un perfil específico de comportamientos, en el cual prevalecen conductas características del estilo democrático donde el afecto y el control psicológico se encuentran en forma equilibrada, favoreciendo la autonomía y la asertividad en el menor, condiciones que pueden tener un efecto de ajuste con el medio y alegría en el menor (Morris, Silk, Steinberg, Myers y Robinson, 2007). A pesar de que la emoción más frecuente fue la alegría, también se observó la agresión en la muestra de niños sobresalientes, la cual está en función del comportamiento materno (Haapasalo y Tremblay, 1994), quienes mostraron durante la interacción en la realización de las tareas lúdicas, comportamientos característicos del estilo permisivo, específicamente ignorando conductas inadecuadas del niño como desobedecer o golpear (González-Peña, Carrasco, Gordillo, Del Barrio y Holgado, 2011).
Con respecto a la diada de niño no sobresaliente, la madre mostró un perfil característico de comportamientos, en el cual prevalecen más conductas del estilo permisivo que no es adecuado educativamente para el desarrollo socioemocional de los menores. Asimismo, como se observó en los diagramas de transición, los niños no sobresalientes manifestaron expresiones emocionales de tristeza con mayor frecuencia en comparación con los niños sobresalientes, las cuales se mostraron como consecuencia de conductas características de un estilo permisivo, al ignorar las conductas inadecuadas y realizar la tarea por el niño. En este grupo los niños persistieron menos en la realización de la tarea y esperaban que mamá la hiciera, entre tanto ellos se aislaban de la actividad dando oportunidad a que efectuaran otras conductas con su cuerpo como balancearse o moverse.
Con los hallazgos anteriores se indagó sobre el uso de palabras positivas y negativas mencionadas durante la tarea emocional, obteniendo que las madres de niños sobresalientes hablan más y usaron más palabras positivas en comparación con las madres de niños no sobresaliente (palabras positivas 8% y 2% del total respectivamente). Es decir, las madres de niños sobresalientes emplean más palabras positivas (muestran conducta de afecto), en comparación con las madres de no sobresaliente (Eisenberg, Cumberland y Spinrad, 1998). Por último, se procedió a identificar si la madre aclaraba al niño la emoción experimentada en las situaciones planteadas, los datos indican que las madres de niños sobresalientes, lo hacen en un 62%, mientras que las madres de niños no sobresalientes lo hacen en un 60% de las ocasiones, es decir no hubo diferencias entre las muestras (Flores, Valencia y Bustos, 2012).
En conclusión, los hallazgos encontrados en la presente investigación dan cuenta de la evidencia empírica de la influencia de la socialización parental en la expresión emocional infantil del niño sobresaliente, se observó que en la muestra se presenta un estilo democrático, el cual es considerado como educativamente adecuado porque presenta un balance entre las prácticas de afecto y control psicológico que se asocian con estabilidad emocional y alegría en los niños. Ante este panorama se sugiere en primera instancia que se identifique a los niños con aptitudes sobresalientes para insertarlos en programas no solo que potencialicen sus capacidades intelectuales sino que también ayuden a mejorar la interacción madre-hijo desde edades preescolares. En tales condiciones se puede favorecer un desarrollo socioemocional óptimo, programas que procuren modular la expresión de conductas inadecuadas como la agresión y que a su vez integren capacitación a los padres para favorecer una relación madre-hijo armoniosa y adecuada y hacerlos sensibles a las demandas emocionales de sus hijos sobresalientes.
Referencias
Anderson, J. y Mohr, W. A. (2003). Developmental Ecological Perspective in Systems of Care with Emotional Disturbances and their Families. Education & Treatment of Children, 26, 1-52.
Arranz. E., Oliva, A., Olabarrieta, F. y Antolín, L. (2010). Análisis comparativo de las nuevas estructuras familiares como contextos potenciadores del desarrollo psicológico infantil. Infancia y Aprendizaje, 33 (4), 503-513.
Baumrind, D. (2005). Patterns of parental authority and adolescent autonomy. In New Directions for Child and Adolescent Development, 108, Wiley Periodicals.
Borges, A., Hernández, C.M. y Rodríguez, E. (2006). Comportamientos parentales en familias con superdotados. Faísca, 11(13), 48-58.
Darling, N. y Steinberg, L. (1993). Parenting style as context: an integrative model. Psychological Bulletin, 113, 487-496.
Eisenberg, N., Cumberland, A. y Spinrad, T. (1998). Parental Socialization of Emotion. Psychological Inquiry, 9, 134-151.
Flores H. L.M., Valencia C. G. y Bustos A. M. (2012). Relación entre agente socializante y expresión de agresión en infantes. En R. Díaz L., S. Rivera A. e I. Reyes L. Psicología Social en México, XIV (pp.148-153). México: AMEPSO.
Flores H.L.M., Bustos A.M. & Mercado D.S. (2009). Desarrollo del Juego Aparente. Determinantes Ambientales y Personales. Medio Ambiente y Comportamiento Humano 10(2), 179-190.
González-Peña, P., Carrasco, M., Gordillo, R., Del Barrio, M., y Holgado, F. (2011). La agresión infantil de cero a seis años. Madrid: Visión net.
Haapasalo, J. y Tremblay, R. E. (1994). Physically aggressive boys from ages 6 to 12: family background, parenting behavior, and prediction of delinquency. Journal of Consulting & Clinical Psychology, 62, 1044-1052.
Maccoby, E. E. y Martin, J. A. (1983). Socialization in the context of the family: Parent–child interaction. In P. H. Mussen y E. M. Hetherington (Eds.) Handbook of child psychology: Socialization, personality, and social development, Vol. 4, 4th. ed. New York: Wiley.
Morris, A.S., Silk, J.S., Steinberg, L., Myers, S.S., y Robinson, L.R. (2007). The role of the family context in the development of emotion regulation. Social Development, 16(2), 361-388.
Palmero, F., Fernández, A. E., Martínez, F. y Chóliz, M. (2002). Psicología de la motivación y la emoción. Madrid: McGraw Hill.
Smetana, F.G. y Daddis, C. (2002). Domain-specific antecedents of parental psychological control and monitoring: the role of parenting beliefs and practices. Child development, 73(2), 563-580.
Sroufe, A., (2000). Desarrollo Emocional: La Organización de la Vida Emocional en los Primeros Años. México: Oxford University.
Terrasier, J.Ch. (2000). La disincronía de los niños precoces. En Y. Benito (Coord.), Problemática del niño superdotado (pp. 69-74). Salamanca: Amarú.
Valadez, S.M., Betancourt, M.J. y Zavala, B.M. (2006). Alumnos superdotados y talentosos: identificación, evaluación e intervención una perspectiva para docentes. México: Manual Moderno.