Prejuicios hacia personas indígenas en diferentes niveles educativos en la ciudad de Mérida Descargar este archivo (11 - Prejuicios hacia personas indígenas en diferentes niveles educativos.pdf)

Adreimy Bonilla Vivas1, Paulina Sánchez Rodríguez2, Lucero Silveira Tus3 y Ana Torres Freyre4

Universidad Autónoma de Yucatán

Resu­men

Esta inves­ti­ga­ción tuvo como obje­ti­vo deter­mi­nar la rela­ción entre los pre­jui­cios mani­fes­ta­dos hacia los indí­ge­nas y el nivel edu­ca­ti­vo en estu­dian­tes meri­da­nos. Se con­tó con una pobla­ción de 413 estu­dian­tes entre los nive­les edu­ca­ti­vos de pri­ma­ria, secun­da­ria, pre­pa­ra­to­ria y uni­ver­si­dad, con un ran­go de edad de 11 a 27 años. Se lle­vó a cabo en dos eta­pas; duran­te la pri­me­ra, se apli­có la “Esca­la de Creen­cias Este­reo­tí­pi­cas”, “Esca­la de Emo­cio­nes” y “Esca­la de Dis­tan­cia Social” de la doc­to­ra Rebe­lín Eche­ve­rría. Las esca­las fue­ron tipo Likert. Para la segun­da eta­pa se rea­li­za­ron entre­vis­tas a 20 estu­dian­tes, cin­co estu­dian­tes por nivel edu­ca­ti­vo. Los resul­ta­dos obte­ni­dos demos­tra­ron que mien­tras más alto es el nivel edu­ca­ti­vo de las per­so­nas, más ele­va­do es el nivel de pre­jui­cios que tie­nen hacia las per­so­nas indí­ge­nas, así como tam­bién se encon­tra­ron dife­ren­cias entre las dis­tin­tas dimen­sio­nes pre­sen­ta­das en las esca­las en cuan­to al nivel edu­ca­ti­vo.

Pala­bras cla­ve: pre­jui­cios, creen­cias, emo­cio­nes, con­duc­tas, nivel edu­ca­ti­vo.

Abs­tract

The objec­ti­ve of this inves­ti­ga­tion was to find the rela­tion bet­ween pre­ju­di­ce towards indi­ge­nous peo­ple and the edu­ca­tio­nal level in stu­dents of Méri­da. The popu­la­tion were 413 stu­dents of four dif­fe­rent edu­ca­tio­nal levels: ele­men­tary, junior high, high school and colle­ge, and their ages were bet­ween 11 and 27 years old. This inves­ti­ga­tion was per­for­med in two sta­ges. On the first one, the “Ste­reoty­pi­cal beliefs sca­le”, “Emo­tions sca­le” and “Social dis­tan­ce sca­le” by doc­tor Rebe­lin Eche­ve­rria were applied. Tho­se sca­les are Likert type. For the second sta­ge an inter­view was applied to 20 stu­dents, five per edu­ca­tio­nal level. The obtai­ned results sho­wed that to higher edu­ca­tio­nal level, higher were the level of pre­ju­di­ce towards indi­ge­nous peo­ple, but the results also sho­wed some dif­fe­ren­ces bet­ween the seve­ral dimen­sions pre­sen­ted on the sca­les con­cer­ning the edu­ca­tio­nal level.

Key­words: pre­ju­di­ce, beliefs, emo­tions, beha­viors, edu­ca­tio­nal level.

Introducción

Méxi­co es un país mul­ti­cul­tu­ral y rico en tra­di­cio­nes debi­do a la pre­sen­cia de múl­ti­ples gru­pos étni­cos, colo­quial­men­te cono­ci­dos como indí­ge­nas. Sin embar­go, en la actua­li­dad no se les da la impor­tan­cia sufi­cien­te a las per­so­nas indí­ge­nas, ya que con­ti­núan sien­do dis­cri­mi­na­dos con bajos índi­ces de desa­rro­llo humano, social y eco­nó­mi­co. Ade­más, al ser un país en vías de desa­rro­llo, muchas veces no se apre­cia el alto con­te­ni­do his­tó­ri­co y cul­tu­ral que poseen. Esta sub­va­lo­ra­ción acer­ca de la iden­ti­dad cul­tu­ral se debe, en su mayo­ría, a que gran par­te del acer­vo cul­tu­ral del país, con­for­ma­do por los pue­blos y la gen­te que domi­na una len­gua nati­va, vive en con­di­cio­nes de pobre­za. Esto se ve refor­za­do aún más por la des­in­for­ma­ción y desin­te­rés por par­te de la socie­dad, que se limi­ta a crear pre­jui­cios hacia ellos (Menard, 2016). Por tal moti­vo el pre­sen­te tra­ba­jo abor­da el estu­dio de los pre­jui­cios hacia per­so­nas indí­ge­nas.

De igual mane­ra, se con­si­de­ra impor­tan­te remar­car el fenó­meno de la edu­ca­ción esco­lar, ya que den­tro del pro­ce­so de ense­ñan­za se for­man las bases de la con­duc­ta que se expre­sa hacia los demás. Des­de eda­des tem­pra­nas cons­trui­mos men­tal­men­te cla­si­fi­ca­cio­nes y posi­cio­nes de esta­tus con res­pec­to a las per­so­nas, ya sea por su cla­se social, color de piel, idio­ma, lugar de ori­gen y muchos otros fac­to­res (Díaz y Dru­ker, 2007). Con­si­de­ran­do lo que se ha men­cio­na­do ante­rior­men­te, en este tra­ba­jo se estu­dian los pre­jui­cios inte­gra­dos en sus tres com­po­nen­tes: cog­ni­ti­vo (este­reo­ti­pos), emo­cio­nal y con­duc­tual (dis­cri­mi­na­ción), para cono­cer las for­mas y el gra­do en que se mani­fies­tan en estu­dian­tes de la ciu­dad de Méri­da, Yuca­tán, hacia los gru­pos indí­ge­nas mayas.

En 1954, All­port des­cri­be el pre­jui­cio como acti­tu­des des­fa­vo­ra­bles hacia un gru­po social y sus miem­bros, que pre­sen­ta una fuer­te base emo­cio­nal y se refle­ja en mani­fes­ta­cio­nes nega­ti­vas fren­te a indi­vi­duos que per­te­ne­cen a cate­go­rías socia­les des­va­lo­ri­za­das. (cita­do en Ramí­rez, et al., 2016).

De igual for­ma es impor­tan­te men­cio­nar la par­te cog­ni­ti­va y con­duc­tual que con­for­ma al pre­jui­cio. El con­cep­to de este­reo­ti­po fue crea­do por Lipp­man en 1922 (cita­do en Ramí­rez, et al., 2016) y es defi­ni­do como un con­jun­to de creen­cias inter­re­la­cio­na­das de los miem­bros de un gru­po que des­cri­ben las per­cep­cio­nes acer­ca de deter­mi­na­dos miem­bros de otro gru­po (Pan­cor­bo, Espi­no­sa y Cue­to, 2011). A su vez, el con­cep­to de dis­cri­mi­na­ción pue­de ser defi­ni­do como cual­quier com­por­ta­mien­to abu­si­vo con­tra un miem­bro de un gru­po por el sim­ple hecho de su rela­ción a este (Mayers, 2000; cita­do en Ramí­rez, et al., 2016). Esta inves­ti­ga­ción tuvo como pro­pó­si­to deter­mi­nar si exis­te una rela­ción entre el pre­jui­cio indi­vi­dual y el nivel edu­ca­ti­vo de los par­ti­ci­pan­tes, para pos­te­rior­men­te rea­li­zar una com­pa­ra­ción de los resul­ta­dos por nivel edu­ca­ti­vo.

Antecedentes

Prejuicios hacia comunidades indígenas

Her­nán­dez (2011), de la Uni­ver­si­dad Autó­no­ma del Esta­do de Hidal­go pre­ten­de expo­ner que el desa­rro­llo de una ciu­da­da­nía ple­na no sólo tie­ne que ver con la exis­ten­cia de dere­chos, sino tam­bién con una cul­tu­ra de no dis­cri­mi­na­ción. Uno de sus apar­ta­dos tra­ta sobre la dis­cri­mi­na­ción hacia diver­sos sec­to­res de la socie­dad mexi­ca­na, tales como muje­res, adul­tos mayo­res, dis­ca­pa­ci­ta­dos, pobla­ción indí­ge­na y per­so­nas con pre­fe­ren­cia no hete­ro­se­xual, des­ta­can­do la gran dis­cri­mi­na­ción que sufren los men­cio­na­dos gru­pos. El aná­li­sis de cada gru­po dejó ver que care­cen de un reco­no­ci­mien­to a su dife­ren­cia, que son vis­tos con infe­rio­ri­dad y que la socie­dad los rela­cio­na con carac­te­rís­ti­cas nega­ti­vas, pro­du­cien­do que estos sec­to­res ten­gan una baja auto­es­ti­ma y no se con­si­de­ren con igual­dad de dere­chos fren­te a los demás.

Prejuicios hacia comunidades indígenas en contextos educativos

Bece­rra et al., (2009), rea­li­za­ron una inves­ti­ga­ción, de dise­ño cua­li­ta­ti­vo en la región de Arau­ca­nia, Chi­le, don­de se iden­ti­fi­có como pro­ble­ma de estu­dio la mani­fes­ta­ción de pre­jui­cio y dis­cri­mi­na­ción étni­ca en los esta­ble­ci­mien­tos edu­ca­cio­na­les. Los par­ti­ci­pan­tes fue­ron alum­nos y docen­tes de escue­las de alta vul­ne­ra­bi­li­dad social per­te­ne­cien­tes a esta­ble­ci­mien­tos en una pobla­ción mapu­che. Entre los resul­ta­dos se encuen­tran cua­tro gran­des cate­go­rías: Mani­fes­ta­cio­nes de pre­jui­cio (direc­to e indi­rec­to); Áreas per­ci­bi­das de dis­cri­mi­na­ción; For­mas per­ci­bi­das de dis­cri­mi­na­ción e Impac­to nega­ti­vo per­ci­bi­do, evi­den­cián­do­se una des­fa­vo­ra­ble reali­dad: que los cen­tros esco­la­res cum­plen una labor de segre­ga­ción y repro­duc­ción de dis­cri­mi­na­ción étni­ca.

Itu­rria­ga (2011), reali­zó una inves­ti­ga­ción en tres escue­las de la éli­te en Méri­da, Yuca­tán, Méxi­co, en la que par­ti­ci­pa­ron jóve­nes estu­dian­tes de ter­ce­ro de pre­pa­ra­to­ria que se encon­tra­ban entre los 17 y los 19 años. Duran­te la rea­li­za­ción del estu­dio se lle­va­ron a cabo repre­sen­ta­cio­nes de los mayas uti­li­zan­do una téc­ni­ca lla­ma­da foto­in­ter­pre­ta­ción, don­de los alum­nos inven­ta­ron una peque­ña his­to­ria de un per­so­na­je mos­tra­do en dife­ren­tes foto­gra­fías. Un aná­li­sis de los rela­tos que brin­da­ron los estu­dian­tes mues­tra que, aun­que el ser­vi­cio domés­ti­co no fue la úni­ca repre­sen­ta­ción, ésta fue recu­rren­te. En este caso, hay una repre­sen­ta­ción ambi­va­len­te ya que, cuan­do se tra­ta de las per­so­nas que brin­dan un ser­vi­cio, hay bon­dad, pero cuan­do esto no es así, habi­tual­men­te se repi­ten los vie­jos este­reo­ti­pos del siglo XIX como el alcoho­lis­mo, la vio­len­cia y el núme­ro exce­si­vo de hijos entre los indios mayas.

Método

La inves­ti­ga­ción rea­li­za­da fue de cor­te cuan­ti­ta­ti­vo para poder encon­trar si exis­te una rela­ción entre los pre­jui­cios y el nivel edu­ca­ti­vo en las per­so­nas de Méri­da, Yuca­tán. La reco­lec­ción de infor­ma­ción se reali­zó en dos eta­pas. La pri­me­ra eta­pa con­sis­tió en la apli­ca­ción de la Esca­la de Creen­cias Este­reo­tí­pi­cas, la Esca­la de Emo­cio­nes de la doc­to­ra Rebe­lín Eche­ve­rría y la Esca­la de Dis­tan­cia Social desa­rro­lla­da por Bogar­dus (1947), todas esca­las tipo Likert.

La Esca­la de Creen­cias Este­reo­tí­pi­cas hacia per­so­nas indí­ge­nas uti­li­za­da está con­for­ma­da por 50 adje­ti­vos, dis­tri­bui­dos en cin­co fac­to­res: creen­cias posi­ti­vas, creen­cias nega­ti­vas, creen­cias de acep­ta­ción, creen­cias de socia­bi­li­dad y creen­cias ins­tru­men­ta­les. La Esca­la de Emo­cio­nes está com­pues­ta por 16 sen­ti­mien­tos y está inte­gra­da por tres fac­to­res: emo­cio­nes posi­ti­vas, emo­cio­nes nega­ti­vas tra­di­cio­na­les y emo­cio­nes posi­ti­vas pater­na­lis­tas; mien­tras que la Esca­la de Dis­tan­cia Social es un ins­tru­men­to que está inte­gra­do por sie­te afir­ma­cio­nes.

La apli­ca­ción de dichas esca­las se reali­zó en escue­las públi­cas de la ciu­dad de Méri­da, inclu­yen­do pri­ma­rias, secun­da­rias, pre­pa­ra­to­rias y uni­ver­si­da­des. En esta eta­pa se con­tó con la par­ti­ci­pa­ción de 413 estu­dian­tes, hom­bres y muje­res, con un ran­go de edad entre 11 y 27 años; que­dan­do dis­tri­bui­dos de la siguien­te mane­ra: 105 estu­dian­tes de pri­ma­ria (25.42%), 104 de secun­da­ria (25.18%), 100 de pre­pa­ra­to­ria (24.21%) y 104 de uni­ver­si­dad (25.18%).

En la segun­da eta­pa del estu­dio se reali­zó una entre­vis­ta semi­es­truc­tu­ra­da, la cual fue apli­ca­da a cin­co estu­dian­tes por nivel edu­ca­ti­vo, dan­do un total de 20 estu­dian­tes. Para la rea­li­za­ción de las entre­vis­tas se soli­ci­tó a las escue­las un espa­cio para que los par­ti­ci­pan­tes se sin­tie­ran cómo­dos y en con­fian­za de expre­sar­se. Todas las entre­vis­tas fue­ron gra­ba­das en audio y trans­cri­tas para un aná­li­sis pos­te­rior. Con los resul­ta­dos obte­ni­dos en las esca­las y en las entre­vis­tas, se pudo iden­ti­fi­car en qué con­di­cio­nes se pre­sen­ta­ban más los pre­jui­cios y las estra­te­gias que se pue­den imple­men­tar ante dicha situa­ción.

Resultados

Etapa I

Con la fina­li­dad de encon­trar la rela­ción entre los pre­jui­cios hacia las per­so­nas indí­ge­nas y el nivel edu­ca­ti­vo, se uti­li­zó el pro­gra­ma IBM SPSS Sta­tis­tics 24, con los resul­ta­dos obte­ni­dos en los ins­tru­men­tos pre­via­men­te apli­ca­dos. Se encon­tró que sí exis­te una rela­ción entre estas varia­bles, espe­cí­fi­ca­men­te en las dimen­sio­nes de creen­cias posi­ti­vas, nega­ti­vas e ins­tru­men­ta­les; en la dimen­sión de emo­cio­nes nega­ti­vas y en la de dis­tan­cia social.

Uti­li­zan­do el mis­mo pro­gra­ma fue posi­ble cono­cer las dife­ren­cias por nivel edu­ca­ti­vo entre cada una de las esca­las seña­la­das, obte­nien­do una dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va mayor entre los de uni­ver­si­dad con res­pec­to a los de pri­ma­ria en la dimen­sión de creen­cias posi­ti­vas; entre los de pre­pa­ra­to­ria y uni­ver­si­dad con res­pec­to a los de pri­ma­ria y secun­da­ria en la dimen­sión de creen­cias nega­ti­vas; entre los de pri­ma­ria y uni­ver­si­dad con res­pec­to a los de secun­da­ria y pre­pa­ra­to­ria en la dimen­sión de emo­cio­nes posi­ti­vas; entre los de pre­pa­ra­to­ria y uni­ver­si­dad con res­pec­to a los de pri­ma­ria y secun­da­ria en la dimen­sión de emo­cio­nes nega­ti­vas; y entre los de uni­ver­si­dad con res­pec­to a los de pri­ma­ria, secun­da­ria y pre­pa­ra­to­ria en la esca­la de dis­tan­cia social.

Por tan­to, se recha­zó la hipó­te­sis men­cio­na­da ini­cial­men­te al encon­trar que sí exis­te una rela­ción entre los pre­jui­cios hacia las per­so­nas indí­ge­nas y el nivel edu­ca­ti­vo en los estu­dian­tes meri­da­nos. Esto quie­re decir que a medi­da que aumen­ta el nivel edu­ca­ti­vo, los pre­jui­cios posi­ti­vos y nega­ti­vos hacia este gru­po tam­bién aumen­tan.

Etapa II

Como resul­ta­do del aná­li­sis de con­te­ni­do de las entre­vis­tas rea­li­za­das se encon­tra­ron tan­to pre­jui­cios posi­ti­vos como nega­ti­vos hacia las per­so­nas indí­ge­nas. En el nivel de pri­ma­ria se encon­tra­ron pre­jui­cios posi­ti­vos al encon­trar que los estu­dian­tes de ese nivel pien­san que los indí­ge­nas son ami­ga­bles y bue­nos, y que tie­nen las mis­mas capa­ci­da­des y habi­li­da­des para apren­der que el res­to de las per­so­nas. Las per­ci­ben como per­so­nas igua­les a las demás, sue­len tener­les admi­ra­ción, afec­to, agra­do y su com­por­ta­mien­to hacia ellos es res­pe­tuo­so.

Es impor­tan­te seña­lar que tam­bién se halla­ron pre­jui­cios nega­ti­vos, debi­do a que los par­ti­ci­pan­tes per­ci­ben a los indí­ge­nas como per­so­nas extra­ñas y de un ori­gen dife­ren­te al de las per­so­nas de la ciu­dad; físi­ca­men­te las per­ci­ben débi­les y sin fuer­za. De igual for­ma, con­si­de­ran que las per­so­nas indí­ge­nas son de un nivel socio­eco­nó­mi­co bajo y, ante dichas per­cep­cio­nes, sien­ten tris­te­za y lás­ti­ma por ellos. Por ende, aun­que ten­gan esta visión nega­ti­va hacia ellos, los tra­tan de una for­ma más ami­ga­ble.

De hecho, se iden­ti­fi­có una com­bi­na­ción de ambos pre­jui­cios, ya que los estu­dian­tes de pri­ma­ria pien­san que las per­so­nas indí­ge­nas no tie­nen las mis­mas capa­ci­da­des y habi­li­da­des que el res­to de las per­so­nas, debi­do a que son de un nivel socio­eco­nó­mi­co bajo y esto no les per­mi­te desa­rro­llar­se. Esto gene­ra un tra­to más ama­ble y amis­to­so hacia ellos, afir­man­do sen­tir­se feli­ces al poder ayu­dar­los.

Los estu­dian­tes de secun­da­ria que par­ti­ci­pa­ron en esta eta­pa afir­ma­ron que sien­ten tris­te­za cuan­do son dis­cri­mi­na­dos por sus ras­gos físi­cos y cul­tu­ra­les, tales como esta­tu­ra, color de piel, ves­ti­men­ta, idio­ma y cos­tum­bres. De igual for­ma, afir­man que estas per­so­nas tie­nen los mis­mos valo­res que cual­quier otra y gozan de los mis­mos dere­chos, ya que son igua­les a ellos. Comen­ta­ron que sien­ten inte­rés por inter­ac­tuar, cono­cer y socia­li­zar con las per­so­nas indí­ge­nas de mane­ra armo­nio­sa; ade­más, pien­san que podrían ense­ñar­les dife­ren­tes habi­li­da­des y se podrían ayu­dar mutua­men­te en dife­ren­tes situa­cio­nes que se les plan­tea­ron duran­te la entre­vis­ta.

Fue noto­rio cómo los estu­dian­tes de este nivel edu­ca­ti­vo pien­san y sien­ten que las per­so­nas indí­ge­nas son igua­les a ellos, y por con­si­guien­te gozan de los mis­mos dere­chos, como el dere­cho a la edu­ca­ción, el cual se men­cio­nó en dife­ren­tes oca­sio­nes y por dife­ren­tes estu­dian­tes, al igual que el dere­cho a una vida ple­na y dig­na, aun tenien­do un nivel eco­nó­mi­co limi­ta­do. Tam­bién se comen­tó que tie­nen los mis­mos valo­res inter­na­li­za­dos, por lo tan­to, los cate­go­ri­zan como bue­nas per­so­nas.

Entre los par­ti­ci­pan­tes de pre­pa­ra­to­ria fue posi­ble iden­ti­fi­car pre­jui­cios posi­ti­vos, ya que entre sus afir­ma­cio­nes men­cio­na­ron que las per­so­nas indí­ge­nas son igua­les, por lo tan­to ellos los res­pe­tan y con­si­de­ran que se les debe tra­tar igual que a los demás, y que ni siquie­ra debe­rían tener la eti­que­ta de “per­so­na indí­ge­na”. Ellos acep­ta­rían tra­ba­jar, estu­diar, salir o vivir cer­ca de las per­so­nas indí­ge­nas. Tam­bién se encon­tró que en la pre­pa­ra­to­ria los estu­dian­tes pien­san que las per­so­nas indí­ge­nas son muy capa­ces para rea­li­zar dife­ren­tes acti­vi­da­des, entre ellas, apren­der un nue­vo idio­ma, escri­bir o ir a la escue­la. Al dar­se cuen­ta de esto, sien­ten admi­ra­ción y en oca­sio­nes tris­te­za. Esta es una razón más por la que no se les debe tra­tar mal, según comen­tan los estu­dian­tes, opi­nan­do que se les debe­ría dar más apo­yo.

Otro pre­jui­cio que se encon­tró en este nivel edu­ca­ti­vo es que los pre­pa­ra­to­ria­nos pien­san que las per­so­nas indí­ge­nas son mal­tra­ta­das, debi­do a que las per­so­nas de la ciu­dad de Méri­da los ven con infe­rio­ri­dad y no reci­ben la mis­ma jus­ti­cia que las demás per­so­nas, así que sien­ten cora­je, tris­te­za y la nece­si­dad de ayu­dar­los. Así pues, este pre­jui­cio lla­ma la aten­ción por­que pare­ce ser posi­ti­vo, pues­to que pien­san que las per­so­nas indí­ge­nas sufren mal­tra­to y debe­rían reci­bir ayu­da; pero al mis­mo tiem­po pare­ce ser un pre­jui­cio nega­ti­vo por­que los estu­dian­tes pien­san que a las per­so­nas indí­ge­nas se les debe ayu­dar, dejan­do implí­ci­to que ellos no son capa­ces de defen­der­se por sí solos, es decir, se les des­va­lo­ri­za, asu­mien­do que no son capa­ces de defen­der­se y que son otros quie­nes deben ayu­dar­los.

A nivel de licen­cia­tu­ra se apre­cia­ron pre­jui­cios posi­ti­vos hacia los indí­ge­nas. De los prin­ci­pa­les pen­sa­mien­tos que exter­na­li­zan y en los que la mayo­ría coin­ci­dió, es que con­si­de­ran que son per­so­nas nor­ma­les, son humil­des, agra­da­bles, ama­bles, nobles, tra­ba­ja­do­ras, no tie­nen mali­cia, se ven feli­ces, son uni­dos y com­par­ten. Por tan­to, afir­ma­ron sen­tir res­pe­to y valen­tía hacia ellos, mos­tran­do inte­rés por con­vi­vir con ellos, apren­der de ellos y ayu­dar­los si lo requie­ren. Opi­nan que mucha gen­te dis­cri­mi­na a las per­so­nas indí­ge­nas, los insul­tan, ofre­cen malos tra­tos, los exclu­yen y menos­pre­cian. Por el con­tra­rio, con­si­de­ran que mere­ce­rían ser tra­ta­dos con res­pe­to.

Es impor­tan­te pun­tua­li­zar que, den­tro de las res­pues­tas de los estu­dian­tes, pue­den apre­ciar­se pre­jui­cios nega­ti­vos implí­ci­tos. Mani­fies­tan que las per­so­nas indí­ge­nas son dife­ren­tes a las per­so­nas de la ciu­dad, care­cen de opor­tu­ni­da­des, de cono­ci­mien­tos aca­dé­mi­cos y tec­no­ló­gi­cos, de recur­sos y se encuen­tran en un sec­tor mar­gi­na­do. Por lo ante­rior, los entre­vis­ta­dos afir­man sen­tir tris­te­za ya que per­ci­ben que la vida de los indí­ge­nas es difí­cil y nece­si­tan ayu­da. Algu­nos con­si­de­ran que tie­nen las mis­mas capa­ci­da­des, si reci­ben una edu­ca­ción y si se esfuer­zan.

Algu­nos ejem­plos se pue­den ver a con­ti­nua­ción:

“Es una per­so­na, aun­que sea una per­so­na indí­ge­na y nece­si­ta ayu­da, no veo por qué no ayu­dar­la.” (Orson)

“A pesar de que no tie­nen nada, siem­pre están uni­dos.” (Emy)

“A pesar de lo poco que ellos tie­nen siem­pre bus­can salir ade­lan­te”; “Nadie debe­ría ser tra­ta­do como indí­ge­na, sino como una per­so­na nor­mal” (Estre­lli­ta)

Discusión y conclusiones

De acuer­do con el aná­li­sis de los resul­ta­dos se pudo cono­cer que exis­te una rela­ción direc­ta­men­te pro­por­cio­nal entre los pre­jui­cios hacia los indí­ge­nas y el nivel edu­ca­ti­vo en estu­dian­tes meri­da­nos; es decir que, a medi­da que aumen­ta el nivel edu­ca­ti­vo, aumen­tan los pre­jui­cios, posi­ti­vos y nega­ti­vos, hacia ellos. Por lo ante­rior, se infie­re que el nivel edu­ca­ti­vo con­tri­bu­ye simul­tá­nea­men­te a que los estu­dian­tes adop­ten pen­sa­mien­tos, emo­cio­nes y con­duc­tas posi­ti­vas y nega­ti­vas hacia los indí­ge­nas. Dichos resul­ta­dos res­pal­dan el estu­dio hecho por Bece­rra (2009) en el que se evi­den­ció que los cen­tros esco­la­res son pro­mo­to­res de pre­jui­cios.

Los estu­dios de Mora­les y Lis­chinsky (2008) expli­can el aumen­to de pre­jui­cios nega­ti­vos hacia los indí­ge­nas pues­to que, en algu­nas oca­sio­nes, vie­nen inclui­dos en los mis­mos mate­ria­les edu­ca­ti­vos, los pque lejos de pro­mo­ver la refle­xión, el pen­sa­mien­to crí­ti­co, la igual­dad, la soli­da­ri­dad y el res­pe­to entre cul­tu­ras, indu­cen abier­ta­men­te a la crea­ción de este­reo­ti­pos y con­duc­tas dis­cri­mi­na­to­rias por medio de imá­ge­nes que expre­san cla­ra­men­te el recha­zo hacia per­so­nas de diver­sa nación, color, len­gua o nivel socio­eco­nó­mi­co debi­do al ensal­za­mien­to de una cul­tu­ra hege­mó­ni­ca.

Por lo ante­rior, coin­ci­di­mos con San­do­val (2012) al con­si­de­rar que los pre­jui­cios son un fac­tor implí­ci­to en la con­vi­ven­cia y la comu­ni­ca­ción, mis­mos que se obser­va­ron en todos los nive­les edu­ca­ti­vos. Es decir que, mien­tras se pro­mue­ve un ambien­te pro­so­cial, implí­ci­ta­men­te se fomen­ta y/o actúa con base en acti­tu­des que invi­tan a los estu­dian­tes a man­te­ner y aumen­tar las per­cep­cio­nes posi­ti­vas y nega­ti­vas hacia los indí­ge­nas. Este fenó­meno se trans­mi­te a las gene­ra­cio­nes pos­te­rio­res, quie­nes apren­den y adop­tan que eso es lo correc­to y acep­ta­do, se cons­tru­ye social­men­te, día a día, y se apren­de de mane­ra “natu­ral” e incons­cien­te, como men­cio­na Her­nán­dez (2011).

Así, con base en los resul­ta­dos de los ins­tru­men­tos y las entre­vis­tas rea­li­za­das, se encon­tró que los estu­dian­tes man­tie­nen pre­jui­cios posi­ti­vos y nega­ti­vos hacia los indí­ge­nas a medi­da que pasan a un nivel edu­ca­ti­vo mayor. Sin embar­go, las per­so­nas no reco­no­cen cons­cien­te­men­te que, en oca­sio­nes, los pen­sa­mien­tos que sos­tie­nen tales pre­jui­cios no son acer­ta­dos, pues están con­so­li­da­dos des­de el nivel de pri­ma­ria y se con­ser­van has­ta la uni­ver­si­dad. Esto sugie­re que tales pen­sa­mien­tos están tan arrai­ga­dos en las for­mas de pen­sar y con­vi­vir que se ha nor­ma­li­za­do (San­do­val, 2012).

Ade­más, al pasar a un nivel edu­ca­ti­vo mayor, los estu­dian­tes lle­gan con una car­ga de acti­tu­des hacia los indí­ge­nas que no siem­pre se exa­mi­nan, eva­lúan y reorien­tan, lo que con­tri­bu­ye a que éstos man­ten­gan pre­jui­cios posi­ti­vos y nega­ti­vos hacia aque­llos gru­pos, en don­de las ins­ti­tu­cio­nes esco­la­res jue­gan un papel crí­ti­co. Final­men­te, se pue­de con­cluir que el nivel edu­ca­ti­vo influ­ye de mane­ra impor­tan­te en la per­cep­ción que las per­so­nas tie­nen sobre las per­so­nas indí­ge­nas. Por ello resul­ta prio­ri­ta­rio hacer ajus­tes en los pro­gra­mas edu­ca­ti­vos, en la trans­mi­sión de valo­res y cono­ci­mien­tos entre auto­ri­da­des y estu­dian­tes, así como entre los mis­mos estu­dian­tes.

Cabe acla­rar que es impo­si­ble no tener pre­jui­cios hacia gru­pos socia­les espe­cí­fi­cos; sin embar­go, es impor­tan­te refle­xio­nar sobre su fun­cio­na­li­dad y los efec­tos que pro­du­cen. Por tan­to, resul­ta nece­sa­rio y urgen­te fomen­tar en los estu­dian­tes un pen­sa­mien­to crí­ti­co que guíe sus ideas, emo­cio­nes y con­duc­tas hacia el res­pe­to de la diver­si­dad cul­tu­ral que enca­mi­ne hacia la inter­cul­tu­ra­li­dad y la inclu­sión de estos gru­pos, con el pro­pó­si­to de con­ser­var las raí­ces y la rique­za étni­ca del país.

De acuer­do a lo ante­rior, los pre­jui­cios podrían con­si­de­rar­se como una for­ma de enten­der la reali­dad; sin embar­go, es impor­tan­te que los cen­tros esco­la­res ense­ñen a los estu­dian­tes a cons­truir de mane­ra ade­cua­da pen­sa­mien­tos razo­na­dos, cons­cien­tes, refle­xi­vos e infor­ma­dos que los lle­ven a adop­tar sen­ti­mien­tos y com­por­ta­mien­tos en favor de la pre­ser­va­ción y el res­pe­to hacia las per­so­nas indí­ge­nas y su cul­tu­ra. Para lograr­lo, las escue­las deben acep­tar dicha res­pon­sa­bi­li­dad y adqui­rir un papel acti­vo, pre­pa­ran­do ade­cua­da­men­te a los maes­tros para que ense­ñen a los estu­dian­tes, tan­to den­tro como fue­ra de las aulas, a tra­vés de prác­ti­cas que estén inclui­das en los pro­gra­mas edu­ca­ti­vos. Un ejem­plo sería agre­gar temas rela­cio­na­dos a este gru­po social o even­tos cul­tu­ra­les en los que se pro­mue­va la inte­gra­ción y cohe­sión social entre gru­pos.

Referencias

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Sandoval, S. A. (2012). Psicología del desarrollo humano I. Sinaloa: Dirección General de Escuelas Preparatorias.

Notas

1. Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UAY. Correo elec­tró­ni­co: adreimyjedidbonvi@gmail.com

2. Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UAY. Correo elec­tró­ni­co: sanchezpaulina26@gmail.com

3. Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UAY. Correo elec­tró­ni­co: lucero.silveira17@gmail.com

4. Facul­tad de Psi­co­lo­gía, UAY. Correo elec­tró­ni­co: ana.ceci.tf@gmail.com