Violencia en el posgrado: una mirada desde la perspectiva de género

Violence in postgraduate studies: a look from a gender perspective

Laura Evelia Torres Velázquez[1]

Facultad de Estudios Superiores Iztacala

Resumen

El pre­sen­te artícu­lo abor­da des­de la Pers­pec­ti­va de Géne­ro la vio­len­cia sexual en un ámbi­to edu­ca­ti­vo, el pos­gra­do. Un fenó­meno que ha sido evi­den­cia­do en años recien­tes y que deja serias reper­cu­sio­nes en la vida per­so­nal, fami­liar, esco­lar y labo­ral del alum­na­do. Se entre­vis­ta­ron a seis exes­tu­dian­tes del pos­gra­do de dos Uni­ver­si­da­des Públi­cas, una vez fir­ma­do el con­sen­ti­mien­to infor­ma­do. El con­te­ni­do de las entre­vis­tas se agru­pó en cin­co ejes de aná­li­sis: Sig­ni­fi­ca­do de la vio­len­cia; casos de vio­len­cia; sus reper­cu­sio­nes; recur­sos y estra­te­gias para enfren­tar­la y reco­men­da­cio­nes para erra­di­car­la. Los resul­ta­dos demues­tran la pre­sen­cia coti­dia­na de múl­ti­ples for­mas de vio­len­cia en las aulas de pos­gra­do, que en muchos casos se nor­ma­li­za, tan­to por el per­so­nal direc­ti­vo y docen­te como por el alum­na­do. Se con­clu­ye con reco­men­da­cio­nes, algu­nas del pro­pio alum­na­do, para erra­di­car la vio­len­cia, debi­do a las reper­cu­sio­nes que tie­ne en la vida de las y los invo­lu­cra­dos.

Pala­bras cla­ve: Vio­len­cia, pos­gra­do, reper­cu­sio­nes, recur­sos y reco­men­da­cio­nes.

Abstract

This arti­cle addres­ses from the Gen­der Pers­pec­ti­ve sexual vio­len­ce in an edu­ca­tio­nal set­ting, the post­gra­dua­te. A phe­no­me­non that has been evi­den­ced in recent years and that lea­ves serious reper­cus­sions on the per­so­nal, family, school, and work life of stu­dents. Six for­mer gra­dua­te stu­dents from two public uni­ver­si­ties were inter­vie­wed once the infor­med con­sent was sig­ned. The con­tent of the inter­views was grou­ped into five axes of analy­sis: Mea­ning of vio­len­ce; cases of vio­len­ce; reper­cus­sions of vio­len­ce; resour­ces and stra­te­gies to con­front vio­len­ce and recom­men­da­tions to era­di­ca­te vio­len­ce. The results show the daily pre­sen­ce of mul­ti­ple forms of vio­len­ce in post­gra­dua­te class­rooms, which in many cases is nor­ma­li­zed by both mana­ge­ment and tea­ching staff and stu­dents. It con­clu­des with recom­men­da­tions, some from the stu­dents them­sel­ves, to era­di­ca­te vio­len­ce, due to the reper­cus­sions it has on the lives of all tho­se invol­ved.

Key­words: Vio­len­ce, post­gra­dua­te, reper­cus­sions, resour­ces, and recom­men­da­tions.

La Pers­pec­ti­va de Géne­ro como cate­go­ría de aná­li­sis nos per­mi­te estu­diar las rela­cio­nes gené­ri­cas, toman­do en cuen­ta la cons­truc­ción social, es decir cómo se han cons­trui­do las muje­res y los hom­bres, cómo han apren­di­do a inter­ac­tuar muje­res y hom­bres en rela­cio­nes intra­ge­né­ri­cas e inter­ge­né­ri­cas, tenien­do como base que estar rela­cio­nes no son inmu­ta­bles ni inna­tas, sino que se van cons­tru­yen­do a lo lar­go de la vida, con­for­me a la inter­ac­ción con el con­tex­to en que hom­bres y muje­res se desa­rro­llan.

Esta Pers­pec­ti­va nos per­mi­te estu­diar el tipo de rela­cio­nes que se esta­ble­cen en un gru­po o socie­dad deter­mi­na­da, la mane­ra en que se han for­ma­do, las dife­ren­cias que se esta­ble­cen y si estas dife­ren­cias se trans­for­man en des­igual­dad, afec­tan­do los dere­chos huma­nos de las per­so­nas. De tal for­ma que cual­quier cir­cuns­tan­cia en que inter­ac­túen hom­bres y muje­res pue­de ser ana­li­za­da con len­tes de pers­pec­ti­va de géne­ro, a fin de tomar pos­tu­ra y pro­mo­ver la igual­dad y equi­dad entre las per­so­nas, con el fin de garan­ti­zar sus dere­chos huma­nos.

Pues­to que la orga­ni­za­ción social en el pre­sen­te for­ma par­te de un sis­te­ma en el que pri­va la domi­na­ción mas­cu­li­na, y como seña­la Bru­net (2008) “Bajo esta domi­na­ción en la actua­li­dad se obser­va que la posi­ción eco­nó­mi­ca de las muje­res se vie­ne dete­rio­ran­do, por su situa­ción en el mer­ca­do labo­ral, en el tra­ba­jo domés­ti­co y por el esca­so acce­so a la pro­tec­ción con­tri­bu­ti­va.” (p. 30), y pode­mos aña­dir, por lo que les impli­ca estu­diar una carre­ra uni­ver­si­ta­ria y un pos­gra­do.

En este tra­ba­jo se reto­ma algo que en años recien­tes se ha inten­si­fi­ca­do: la deman­da por visua­li­zar, san­cio­nar y erra­di­car la vio­len­cia con­tra las muje­res en dife­ren­tes ámbi­tos socia­les. En res­pues­ta a ello, se han rea­li­za­do dife­ren­tes accio­nes y actua­cio­nes que bus­can des­de pre­ve­nir has­ta erra­di­car la vio­len­cia, espe­cí­fi­ca­men­te con­tra las muje­res, a la que se ha deno­mi­na­do tam­bién como Vio­len­cia de Géne­ro. La vio­len­cia de géne­ro es defi­ni­da por la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das (2023), como “… actos dañi­nos diri­gi­dos con­tra una per­so­na o un gru­po de per­so­nas en razón de su géne­ro” (p.1).

Mien­tras que en el artícu­lo 5 frac­ción IV de la Ley gene­ral de acce­so de las muje­res a una vida libre de vio­len­cia (2007), seña­la que la vio­len­cia con­tra las muje­res es: “cual­quier acción u omi­sión, basa­da en su géne­ro, que les cau­se [a las muje­res] daño o sufri­mien­to psi­co­ló­gi­co, físi­co, patri­mo­nial, eco­nó­mi­co, sexual o la muer­te tan­to en el ámbi­to pri­va­do como en el públi­co” (p.3).

Se pue­de notar que no hay un con­sen­so en lo que abar­ca el tér­mino vio­len­cia de géne­ro, pues algu­nos se cen­tran solo en la vio­len­cia hacia las muje­res, otros orga­nis­mos tam­bién inclu­yen a los hom­bres. Tam­po­co hay con­sen­so en los tipos de vio­len­cia que incor­po­ra este tér­mino, por ejem­plo, según el Códi­go Penal la vio­len­cia de géne­ro es solo con­tra muje­res y no inclu­ye el aco­so y hos­ti­ga­mien­to sexual, pues estos deli­tos están en el rubro de deli­tos con­tra la liber­tad sexual.

Sin embar­go en varias depen­den­cias edu­ca­ti­vas se cir­cuns­cri­be el aco­so, hos­ti­ga­mien­to y abu­so sexual como par­te de la vio­len­cia de géne­ro y en esta vio­len­cia de géne­ro se incor­po­ra la vio­len­cia con­tra hom­bres, muje­res y per­so­nas cuya iden­ti­dad se apar­ta de la nor­ma­ti­vi­dad gené­ri­ca hete­ro­se­xual.

Dadas estas dife­ren­cias, el pre­sen­te artícu­lo tie­ne como obje­ti­vo evi­den­ciar la vio­len­cia (en gene­ral) den­tro de un ámbi­to edu­ca­ti­vo, el pos­gra­do. Un fenó­meno que ha sido seña­la­do en años recien­tes y que deja serias reper­cu­sio­nes en la vida per­so­nal, fami­liar, esco­lar y labo­ral del alum­na­do.

Metodología

Participantes

Seis exes­tu­dian­tes de pos­gra­do: maes­tría o doc­to­ra­do de uni­ver­si­da­des públi­cas. El con­tac­to se reali­zó median­te una soli­ci­tud en redes socia­les de una uni­ver­si­dad públi­ca para par­ti­ci­par en la inves­ti­ga­ción, pos­te­rior­men­te las par­ti­ci­pan­tes se con­tac­ta­ron por el méto­do de bola de nie­ve, unas de las estu­dian­tes reco­men­da­ban a otras, con las cua­les ya habían habla­do y acep­ta­ban par­ti­ci­par. Todas fue­ron muje­res, la soli­ci­tud se hizo a hom­bres y muje­res, no aten­dió algún hom­bre, algu­nas alum­nas invi­ta­ron hom­bres, pero no qui­sie­ron par­ti­ci­par.

Instrumento

Entre­vis­ta semi­es­truc­tu­ra­da. El con­te­ni­do de las entre­vis­tas se agru­pó en cin­co ejes de aná­li­sis: Sig­ni­fi­ca­do de vio­len­cia; casos de vio­len­cia que habían vivi­do o que hubie­ran cono­ci­do duran­te sus estu­dios de pos­gra­do; reper­cu­sio­nes de la vio­len­cia en la vida del alum­na­do; recur­sos y estra­te­gias que tenía el alum­na­do para enfren­tar la vio­len­cia vivi­da y reco­men­da­cio­nes para erra­di­car la vio­len­cia en el pos­gra­do.

Procedimiento

Una vez que se con­tac­tó con la pri­me­ra par­ti­ci­pan­te se le pre­sen­tó el obje­ti­vo de la inves­ti­ga­ción, el tema, la diná­mi­ca de la entre­vis­ta, la liber­tad que tenía de con­tes­tar o no las pre­gun­tas for­mu­la­das y de aban­do­nar la entre­vis­ta en el momen­to que qui­sie­ra, tam­bién se le infor­mó sobre el tra­ta­mien­to que se daría a la infor­ma­ción pro­por­cio­na­da y la con­fi­den­cia­li­dad de su per­so­na. Algu­nas con­tac­ta­ban con una ami­ga, le pre­gun­ta­ban si que­ría par­ti­ci­par, si acep­ta­ba nos envia­ban sus datos, la con­tac­tá­ba­mos y les pro­por­cio­ná­ba­mos la infor­ma­ción des­cri­ta ante­rior­men­te Con cada una de las per­so­nas pro­pues­tas, se reali­zó el mis­mo pro­ce­di­mien­to.

Pos­te­rior­men­te se trans­cri­bie­ron todas las entre­vis­tas, se ana­li­za­ron los con­te­ni­dos y se esta­ble­cie­ron 5 ejes de aná­li­sis: Sig­ni­fi­ca­do de la vio­len­cia, casos de vio­len­cia, sus reper­cu­sio­nes, recur­sos y estra­te­gias para enfren­tar­la y, final­men­te, reco­men­da­cio­nes para erra­di­car­la. No se esta­ble­cen dis­cur­sos de cada par­ti­ci­pan­te, sino que se ela­bo­ra una his­to­ria colec­ti­va, en don­de se da cuen­ta de cada uno de los ejes de aná­li­sis como los temas en los que se pue­de inter­ve­nir y pro­po­ner polí­ti­cas edu­ca­ti­vas que pro­mue­van la erra­di­ca­ción de la vio­len­cia en los ámbi­tos edu­ca­ti­vos.

Resultados

Los resul­ta­dos evi­den­cian la pre­sen­cia coti­dia­na de múl­ti­ples for­mas de vio­len­cia en las aulas de pos­gra­do, que en muchos casos se nor­ma­li­za tan­to por el per­so­nal direc­ti­vo, docen­te como por el alum­na­do. Para dar cuen­ta de lo encon­tra­do se pre­sen­ta en cada uno de los ejes el aná­li­sis rea­li­za­do.

Significado de violencia

Entre las defi­ni­cio­nes que las par­ti­ci­pan­tes men­cio­na­ron se encuen­tran:

  1. Es el ejer­ci­cio del poder que rea­li­za una per­so­na sobre otra, con base en un lugar de pri­vi­le­gio, que afec­ta a la per­so­na que lo reci­be.
  2. Todo acto diri­gi­do a una per­so­na que le gene­re algún daño, cons­cien­te o incons­cien­te­men­te.
  3. Es el acto inten­cio­nal de herir a alguien.
  4. Es un ejer­ci­cio de poder o un daño hacia la otra per­so­na con el fin de humi­llar, de hacer­le sen­tir mal, sacan­do un bene­fi­cio, sin el cono­ci­mien­to de la otra per­so­na, sobre­pa­san­do los lími­tes del res­pe­to y la éti­ca, tan­to per­so­nal como pro­fe­sio­nal, y que trae con­se­cuen­cias para la víc­ti­ma.
  5. For­ma extre­ma de domi­na­ción, de dañar, obte­nien­do algo en detri­men­to de la dig­ni­dad de otra per­so­na.
  6. Ejer­cer poder para un bene­fi­cio, hacien­do uso del otro, sin tomar en cuen­ta su cui­da­do, sin ser res­pon­sa­ble con el otro, con la inten­ción de sacar pro­ve­cho del otro, a cos­ta del otro.

Como pode­mos obser­var todas las defi­ni­cio­nes son apro­pia­das, enfo­can ade­cua­da­men­te la par­te sus­tan­cial del tér­mino. Mar­tí­nez (2016), seña­la dos aspec­tos sobre la vio­len­cia: “a) la vio­len­cia es un acto rela­cio­nal, un tipo de rela­ción social; b) la sub­je­ti­vi­dad de la víc­ti­ma es nega­da o dis­mi­nui­da, tra­tán­do­se­le de obje­to.” (p.13). Los aspec­tos seña­la­dos por Mar­tí­nez (op. cit.) pue­den resu­mir las par­tes esen­cia­les de las defi­ni­cio­nes de vio­len­cia des­cri­tas por las estu­dian­tes.

Algu­nas de las entre­vis­ta­das que­rían defi­nir por tipo de vio­len­cia, sin embar­go les cos­ta­ba tra­ba­jo, por­que men­cio­na­ban que esta­ban muy rela­cio­na­das, esto con­cuer­da con lo escri­to por Mane­ro (2021), que men­cio­na “No pode­mos esta­ble­cer cor­tes o dimen­sio­nes de la vio­len­cia, no hay una vio­len­cia que sea físi­ca, otra psi­co­ló­gi­ca, otra fami­liar o esco­lar. Todas son ejer­ci­cio de vio­len­cia y su con­co­mi­tan­te pro­duc­ción de víc­ti­mas” (p.12).

Casos de violencia durante sus estudios de posgrado

Personal administrativo

Con este tipo de per­so­nal los trá­mi­tes que men­cio­nan que son engo­rro­sos son los refe­ren­tes a la obten­ción de la beca, para ins­cri­bir­se, para la soli­ci­tud de exá­me­nes, para los docu­men­tos que hay que entre­gar cuan­do egre­san y para titu­lar­se, al pare­cer no hay con­sen­so en todas las per­so­nas y en las ins­tan­cias par­ti­ci­pan­tes, y gene­ral­men­te son las secre­ta­rias las que soli­ci­tan, reci­ben y tra­mi­tan cada pro­ce­so, no tie­nen acce­so al jefe de sec­ción de los alum­nos para corro­bo­rar la infor­ma­ción, muchas veces dada a medias o con­tra­ria a lo que en algu­nos docu­men­tos se esti­pu­la. Tam­po­co les dan fechas apro­xi­ma­das de lo que dura el trá­mi­te, o de algu­nas ges­tio­nes alter­nas que pue­dan ir hacien­do; en oca­sio­nes pre­gun­tan por correo y no les con­tes­tan. En suma, no hay infor­ma­ción de par­te del per­so­nal admi­nis­tra­ti­vo. La infor­ma­ción se la van pasan­do entre los mis­mos estu­dian­tes, de los que ya hicie­ron o aca­ban de hacer el trá­mi­te a los que van a ini­ciar o aca­ban de ini­ciar las ges­tio­nes.

Una de las estu­dian­tes men­cio­nó que se tar­dó 3 años en titu­lar­se, por­que no encon­tra­ban un papel que tenía una Secre­ta­ria y siem­pre le dijo que ella no lo tenía, que ese papel esta­ba en Admi­nis­tra­ción Cen­tral; dio varias vuel­tas entre una y otra depen­den­cia has­ta que se dio por ven­ci­da. Al reci­bir una lla­ma­da de su Tuto­ra, le expli­có el pro­ble­ma y ella le comen­tó al Jefe de Sec­ción, enton­ces la Secre­ta­ria sacó el docu­men­to de su escri­to­rio y lo entre­gó… la alum­na ya pudo titu­lar­se.

Es recu­rren­te que las alum­nas men­cio­nan que no hay una guía de los pro­ce­sos admi­nis­tra­ti­vos que se tie­nen que hacer. En algu­nas depen­den­cias todo lo tie­nen que rea­li­zar y pre­gun­tar por correo. Si se diri­gen a una ofi­ci­na, les dan infor­ma­ción erró­nea, o no saben los pro­ce­di­mien­tos, seña­lan que la infor­ma­ción es con­fu­sa o con­tra­dic­to­ria, ade­más del fas­ti­dio y moles­tia con­que les atien­den.

Carras­co (2018) seña­la, en su estu­dio, que la vio­len­cia ver­bal con­ti­núa repro­du­cien­do los este­reo­ti­pos de géne­ro, pues de siguen hacien­do comen­ta­rios deni­gran­tes con­tra las muje­res, prin­ci­pal­men­te por par­te de los docen­tes, de los y las com­pa­ñe­ras. Sin embar­go, este tipo de vio­len­cia tam­bién lo ejer­ce el per­so­nal admi­nis­tra­ti­vo hacia el estu­dian­ta­do.

Profesores

Con­si­de­ran que los Pro­fe­so­res ejer­cen el poder por­que son doc­to­res, per­te­ne­cen al Sis­te­ma Nacio­nal de Inves­ti­ga­do­res (SNI) y obtie­nen recur­sos por sus pro­yec­tos de inves­ti­ga­ción. Esto les da esta­tus y pien­san que pue­den humi­llar y menos­pre­ciar al estu­dian­ta­do. Aun­que la creen­cia es que entre más estu­dia una per­so­na, más edu­ca­da es y mejor se com­por­ta, la expe­rien­cia de las alum­nas no es así, al menos con algu­nos docen­tes.

Men­cio­nan que algu­nas pro­fe­so­ras espe­ran que el alum­na­do siga su script, es decir que pien­sen igual que ellas, que valo­ren lo que ellas valo­ran, que no difie­ran, ni con­tra­di­gan sus pos­tu­ras; sin embar­go, no es esto lo que en la Uni­ver­si­dad se fomen­ta, sino que se ani­ma a la plu­ra­li­dad, a la diver­si­dad y a la argu­men­ta­ción. Pero sigue la idea de que si el alum­na­do no pien­sa como el pro­fe­sor, no es gra­to, se ve como adver­sa­rio, pare­ce que se es into­le­ran­te ante el dife­ren­te; y a veces no solo into­le­ran­te sino que se tra­ta de des­truir y ani­qui­lar al que no pien­sa igual.

as alum­nas men­cio­nan que los pro­fe­so­res que les hicie­ron la entre­vis­ta duran­te el pro­ce­so de admi­sión al doc­to­ra­do no habían leí­do sus pro­yec­tos, no las salu­da­ron, ni las toma­ron en cuen­ta, sin embar­go, al final se ofre­cen para ser sus tuto­res.

Ya duran­te los cur­sos, a unas de las alum­nas sus pro­fe­so­res les seña­la­ban que no tenían la capa­ci­dad para estar en un pos­gra­do, que mejor se debe­rían reti­rar y dejar el lugar para otros que sí fue­ran capa­ces.

Entre las accio­nes que alu­die­ron las estu­dian­tes que rea­li­za­ron los y las pro­fe­so­ras que tuvie­ron en el Pos­gra­do, se encuen­tran, que les rom­pen sus pro­yec­tos, los insul­tan con­ti­nua­men­te (por ejem­plo les decían: “si tuvie­ran un poco de dig­ni­dad renun­cia­ban a la beca y le deja­ban el lugar a alguien que fue­ra más inte­li­gen­te que uste­des”), eva­lúan toman­do en cuen­ta las cali­fi­ca­cio­nes par­cia­les que quie­ren, soli­ci­tan el tra­ba­jo que les ape­te­ce, los reprue­ban, y no hay quien les diga algo o les cues­tio­ne su con­duc­ta.

Otra que­ja de las alum­nas es que no hay ofer­ta de mate­rias, sobre todo de epis­te­mo­lo­gía y de meto­do­lo­gía, y de las que hay el docen­te no los deja entrar por­que no son de sus tuto­ra­dos, o bien den­tro de la cla­se los ata­can o los igno­ran.

Tam­bién men­cio­na­ron que muchos de los docen­tes saben de aspec­tos teó­ri­cos, pero nun­ca han tra­ba­ja­do en el cam­po, no han apli­ca­do en la comu­ni­dad el cono­ci­mien­to que tie­nen, con­si­de­ran que eso les limi­ta su apren­di­za­je.

Algu­nas alum­nas narra­ron la for­ma en la que cier­tos pro­fe­so­res las hos­ti­ga­ban o aco­sa­ban, cuan­do lo decla­ra­ron ante dife­ren­tes auto­ri­da­des de la Uni­ver­si­dad, no se hizo nada; por el con­tra­rio se supo lo que les pasa­ba y des­pués tenían que lidiar tam­bién con las bur­las y comen­ta­rios de sus com­pa­ñe­ros, sin que el aco­so cesa­ra.

Compañeros de clases

Las par­ti­ci­pan­tes seña­lan que den­tro de los pos­gra­dos hay mucha com­pe­ten­cia, que se bus­ca sobre todo la pro­duc­ti­vi­dad, que cons­tan­te­men­te se des­ca­li­fi­can las ideas y de paso a la per­so­na. En los pos­gra­dos cur­sa­dos men­cio­nan que se rea­li­za menos inves­ti­ga­ción cua­li­ta­ti­va y se pro­mue­ve más la tra­di­ción posi­ti­vis­ta, por tan­to si tie­nen un pro­yec­to con inves­ti­ga­ción cua­li­ta­ti­va las ata­can, se bur­lan y ter­mi­nan por igno­rar­las. Seña­lan que todo esto es pro­mo­vi­do por los pro­fe­so­res, quie­nes fomen­tan los ata­ques de sus com­pa­ñe­ros, con­si­de­ran que viven muchas cosas de su vida aca­dé­mi­ca en sole­dad.

Tam­bién decla­ran que algu­nas reci­bie­ron ata­ques ver­ba­les de com­pa­ñe­ras, que se dedi­ca­ban a deni­grar­las, dicien­do men­ti­ras de ellas a la Tuto­ra que com­par­tían, ello las lle­vo a ale­jar­se del tra­ba­jo con­jun­to que se hacía en el labo­ra­to­rio. Al res­pec­to, Peña y López (2022), seña­lan que ense­ñar a los alum­nos a ser com­pe­ti­ti­vos es un gran error, por­que el mun­do nece­si­ta apren­der a coope­rar, no a com­pe­tir y ganar.

Tutores

La que­ja en la Maes­tría es que no se pue­de ele­gir a la tuto­ra, ni el tema de inves­ti­ga­ción, pues las tuto­ras eran las que esco­gían al estu­dian­ta­do que ingre­sa­ba y el tema era el que tra­ba­ja­ba la tuto­ra, algu­nas men­cio­nan que las tuto­ras eran auto­ri­ta­rias y arbi­tra­rias en exce­so.

Mar­can que si la tuto­ra se eno­ja­ba con ellas, por­que para ella no hacían bien el tra­ba­jo, por­que tenían ini­cia­ti­va o por­que cons­tan­te­men­te apor­ta­ban ideas, les qui­ta­ban el tema de su inves­ti­ga­ción y les decía que ya no podían hacer su tra­ba­jo de ese tema, lo que impli­ca­ba tener que empe­zar de nue­vo.

Una estu­dian­te expli­có que ella sabía más de meto­do­lo­gía y esta­dís­ti­ca que su tuto­ra, y eso le moles­tó a esta, por lo que empe­zó a agre­dir­la en lo per­so­nal, en cuan­to al asco que sen­tía por el per­fu­me que usa­ba la alum­na, por su esta­do de salud, por­que era tan ton­ta que raya­ba en la estu­pi­dez.

Men­cio­nan que una com­pa­ñe­ra tuvo que cam­biar de tuto­ra en 3ro o 4to semes­tre, por­que su tuto­ra tra­ta­ba de sabo­tear­le la tesis, renun­ció a diri­gir­la, pero nun­ca le avi­só, no habló con ella, la alum­na se ente­ró cuan­do se qui­so ins­cri­bir, lo vin­cu­la a que ella no le qui­so dar los datos de la inves­ti­ga­ción, y la tuto­ra la ame­na­zó dicién­do­le que iba a impe­dir que avan­za­ra en su doc­to­ra­do, que se iba a acor­dar de ella. La alum­na opto por empe­zar un pro­yec­to nue­vo, no qui­so meter una que­ja… así lo solu­cio­nó.

Otro com­pa­ñe­ro, les pla­ti­có que des­pués del examen de pos­tu­la­ción su tuto­ra le dijo que el comi­té lo había pasa­do por lás­ti­ma, no por­que era bueno, el alumno no dijo nada por­que los docen­tes que for­ma­ban el comi­té eran ami­gos de la tuto­ra, así que no había a quién pedir ayu­da.

Algu­nas seña­lan que veían a su tutor dos veces por semes­tre, solo para que les fir­ma­ra for­ma­tos para el trá­mi­te de su beca. Nun­ca los ase­so­ró, ni les revi­sa­ba los docu­men­tos que le man­da­ban.

Una alum­na seña­ló que su tutor le hacía pro­po­si­cio­nes sexua­les, la pri­me­ra vez le sor­pren­dió mucho y al recha­zar­lo se pre­gun­tó: “¿Qué aca­ba de pasar? ¿Cuál es el cos­to de esto que no qui­se hacer?” y efec­ti­va­men­te empe­zó a repro­bar todos los ensa­yos que eran revi­sa­dos por él.

Como lo seña­lan Bení­tez y Barrón (2018), el tutor es fun­da­men­tal en un pro­ce­so de resi­lien­cia en el estu­dian­ta­do, sus cua­li­da­des deben ser, entre otras, apo­yo incon­di­cio­nal, esti­mu­lo afec­ti­vo a los logros, empa­tía, con­fian­za, capa­ci­dad para ayu­dar a resol­ver pro­ble­mas. Sin embar­go a menu­do los tuto­res fun­gen como tales, por tener cier­to gra­do aca­dé­mi­co y un estí­mu­lo como el SNI, requi­si­tos nada des­pre­cia­bles, pero no esen­cia­les para la fun­ción que van a desem­pe­ñar en la for­ma­ción aca­dé­mi­ca del estu­dian­te.

Comité tutorial

Una entre­vis­ta­da indi­ca que en su examen de pos­tu­la­ción, una de las Pro­fe­so­ras inte­gran­tes de su Comi­té Tuto­rial no se pre­sen­tó, por­que tenía otros com­pro­mi­sos, aun y cuan­do se había acor­da­do con todo el Comi­té la fecha del examen y ella había acep­ta­do. Ade­más la Pro­fe­so­ra nun­ca leyó los docu­men­tos que le envia­ba; la alum­na con­si­de­ra eso como una for­ma de vio­len­cia.

Tam­bién seña­lan que a algu­nas les decían cons­tan­te­men­te que podían per­der la beca, por eso tenían que rea­li­zar todo lo que el Comi­té les pedía, no tenían dere­cho a ele­gir, ni los docen­tes del comi­té, ni el tema, ni la inves­ti­ga­ción a rea­li­zar. Las docen­tes les men­cio­na­ban a las alum­nas que si ellas que­rían las podían sacar de la Maes­tría, que la cali­fi­ca­ción depen­día de que les gus­ta­ra o no su tra­ba­jo.

Otro caso es que el Comi­té habla­ba mal de las alum­nas, men­cio­na­ban que no les gus­ta­ba el pro­yec­to, que­rían que lo cam­bia­ran, inclu­si­ve que lo abor­da­ran des­de otra pers­pec­ti­va teó­ri­ca. Como resul­ta­do las alum­nas per­die­ron el semes­tre e inclu­so una se dio de baja. Algo seme­jan­te suce­dió con una com­pa­ñe­ra que era femi­nis­ta y su Comi­té no enten­dió su pers­pec­ti­va y no acep­ta­ban sus pro­pues­tas, ante lo cual, ella mejor se dio de baja.

Algu­nas de las entre­vis­ta­das cal­cu­lan que de sus cono­ci­dos, un 80% han sufri­do vio­len­cia emo­cio­nal o psi­co­ló­gi­ca duran­te sus estu­dios de pos­gra­do, sin embar­go no está docu­men­ta­do, los pro­fe­so­res del Comi­té tuto­rial no per­ci­ben la fal­ta de res­pe­to que hay hacia el estu­dian­te.

Una alum­na men­cio­nó que su tutor todo el tiem­po la aco­sa­ba, pero que den­tro del Comi­té no había a quién irle, al pare­cer se cubrían entre ellos. Seña­lan que no se denun­cia por­que se corren muchos ries­gos, dicen que cuan­do el docen­te impar­te un semi­na­rio, pues lo dan de baja y lis­to, pero cuan­do es el ase­sor, tie­nen que aguan­tar, por­que van a estar con él o con ella duran­te cua­tro años.

Como par­te de las acti­vi­da­des aca­dé­mi­cas del doc­to­ra­do se pre­vé una eva­lua­ción semes­tral, con el fin de que el Comi­té tuto­rial vaya eva­luan­do la acti­vi­dad aca­dé­mi­ca y de inves­ti­ga­ción de los estu­dian­tes, sin embar­go indi­can que hay estu­dian­tes que nun­ca tuvie­ron una eva­lua­ción semes­tral, y que pare­ce ser que no hay pre­ci­sión en el tra­ba­jo que debe hacer el Comi­té, ni hay quien lo super­vi­se. Con­si­de­ran que algu­nos docen­tes creen que su labor den­tro del Comi­té solo es fir­mar, sin revi­sar, sin par­ti­ci­par, sin eva­luar, sin asis­tir a las reunio­nes de eva­lua­ción, sin super­vi­sar el tra­ba­jo del estu­dian­te, sin invo­lu­crar­se en la for­ma­ción de este.

Otra cues­tión más que men­cio­na­ron es que, cuan­do les dan la opor­tu­ni­dad, deben esco­ger docen­tes que se lle­ven bien para inte­grar el Comi­té tuto­rial. Por­que de otra for­ma sus riva­li­da­des per­ju­di­can su tra­ba­jo de inves­ti­ga­ción o sus eva­lua­cio­nes semes­tra­les; seña­lan que en uno de los pos­gra­dos que cur­sa­ron, había muchos plei­tos entre los tuto­res y ellos que­da­ban en medio. Una de las entre­vis­ta­das indi­có que ella, antes de pro­po­ner docen­tes en su Comi­té del Doc­to­ra­do, inves­ti­gó si tenían que­jas o había rumo­res de vio­len­cia o aco­so a las estu­dian­tes, para que no le fue­ra a suce­der lo mis­mo que le había pasa­do en la Maes­tría.

Una de las estu­dian­tes men­cio­nó que en el pri­mer colo­quio de su pos­gra­do, un com­pa­ñe­ro se dio de baja, una com­pa­ñe­ra tuvo cri­sis de ansie­dad y estu­vo inter­na­da toman­do dia­ze­pam, todo por el gra­do de vio­len­cia de los docen­tes al cues­tio­nar su tra­ba­jo, al rea­li­zar­les pre­gun­tas cuyo fin pare­cía inco­mo­dar­los, exhi­bir­los o humi­llar­los. Seña­la que ella empe­zó a comer por ansie­dad y subió en ese pos­gra­do 10 kilos, indi­ca que cuan­do ella expo­nía en los colo­quios no veía a nadie, evi­ta­ba hacer con­tac­to visual con alguno de los pro­fe­so­res del públi­co.

En ese mis­mo pos­gra­do seña­lan que algu­nos de sus com­pa­ñe­ros comen­za­ron a soma­ti­zar, hicie­ron aler­gias, pade­cie­ron de estrés, de ansie­dad y algu­nos has­ta la fecha no se han podi­do titu­lar, des­pués de casi 6 o más años. Todas con­cuer­dan que en sus res­pec­ti­vos Pro­gra­mas es muy difí­cil cam­biar a un docen­te de su Comi­té, por lo que se tie­nen que aguan­tar, dar­se de baja o seguir inten­tan­do titu­lar­se.

Jurados

En algu­nos Pro­gra­mas de pos­gra­do, el Comi­té tuto­rial se com­po­ne de tres docen­tes, inclui­do el Tutor prin­ci­pal, y para los exá­me­nes de Pos­tu­la­ción, de Can­di­da­tu­ra y de Gra­do, inter­vie­nen dos docen­tes más, que for­man el jura­do.

Las entre­vis­ta­das seña­lan que el pro­ble­ma para ele­gir o para que les asig­nen estos jura­dos es que no hay sufi­cien­tes docen­tes que mane­jen los temas de las tesis, si es difí­cil encon­trar pro­fe­so­res para for­mar el Comi­té, mucho más para los Jura­dos, por­que ade­más deben con­si­de­rar que se lle­ven bien, que no se peleen entre ellos, que estu­dien el cons­truc­to des­de el mis­mo mar­co teó­ri­co. Tam­bién hay que lidiar con que los docen­tes acep­ten for­mar par­te del jura­do y des­pués, que la Coor­di­na­ción del Pos­gra­do los admi­ta.

Una de las par­ti­ci­pan­tes men­cio­na que cuan­do cur­sa­ba la Maes­tría, le asig­na­ron su jura­do, que ella no podía esco­ger­lo, la expe­rien­cia que tuvo es que no todos sabían del tema de su inves­ti­ga­ción, que no se lle­va­ban bien y que fue una cala­mi­dad tener que lidiar con cada uno de los docen­tes.

Otra exalum­na cuen­ta que cuan­do final­men­te pudo cam­biar a su tutor, que la aco­sa­ba (aun­que el cam­bio no se lo die­ron por eso), el nue­vo tutor le dijo, en la pri­me­ra eva­lua­ción en la que él esta­ba, que él qué gana­ba con ase­so­rar­la, los docen­tes que esta­ban pre­sen­tes no dije­ron nada, uno vol­teo la mira­da. Ella le dijo que si saca­ba la tesis, le daba un artícu­lo; es decir ella hacia un artícu­lo y lo incluía como autor. Ante esto él acce­dió ase­so­rar­la para con­ti­nuar su tra­ba­jo de tesis. Sin embar­go, este nue­vo tutor no estu­vo pre­sen­te en su examen; men­cio­na que des­pués de titu­lar­se, no vol­vió a tocar su tesis, ni a leer algún artícu­lo, no qui­so hacer ya nada aca­dé­mi­co.

Coordinadores o jefes de comités académicos

Una exalum­na apun­ta que un pro­fe­sor, que tam­bién aco­sa­ba sexual­men­te, que­do como direc­tor aca­dé­mi­co. Así es que en ese pos­gra­do, cuan­do ella lo cur­só, no había a quién irle, no había for­ma de emi­tir algu­na que­ja o de pedir ayu­da ante los des­ati­nos de algu­nos docen­tes. En los demás pos­gra­dos, seña­lan que entre los docen­tes se cubren las espal­das, así es que no pudie­ron expo­ner la vio­len­cia que esta­ban vivien­do.

Repercusiones de la violencia en la vida del alumnado

Entre el lis­ta­do que las par­ti­ci­pan­tes enu­me­ra­ron, se encuen­tran las siguien­tes reper­cu­sio­nes que tuvo la vio­len­cia en el alum­na­do, que con­cuer­dan con lo seña­la­do por diver­sos auto­res, como Her­nán­dez (2015) y Peña (2022):

  • Abor­tar la idea de seguir estu­dian­do
  • Angus­tias gra­ves
  • Atra­sos en los tiem­pos de entre­ga de tareas o escri­to­sAu­men­to o dis­mi­nu­ción de peso
  • Com­por­ta­mien­to agre­si­vo
  • Cua­dros gra­ves de ansie­dad
  • Diver­sos pro­ble­mas de salud
  • Esta­do de áni­mo volá­til, frus­tra­ción, eno­jo, tris­te­za
  • Fal­ta de moti­va­ción y crea­ti­vi­dad para escri­bir
  • Gran pre­sión de no per­der la beca. Aun­que Álva­rez et al. hace poco más de 10 años, no encon­tra­ron un efec­to sig­ni­fi­ca­ti­vo entre la beca otor­ga­da a los estu­dian­tes y la titu­la­ción y efi­cien­cia ter­mi­nal de los pos­gra­dos, todas la entre­vis­ta­das coin­ci­den en que per­der la beca es un fac­tor muy impor­tan­te para que los estu­dian­tes deci­dan con­ti­nuar sus estu­dios y ter­mi­nar su pos­gra­do.
  • Har­taz­go del tra­ba­jo aca­dé­mi­co
  • Incer­ti­dum­bre de qué hacer, recla­mar, aguan­tar, callar.
  • Se pasa­ron un buen tiem­po medi­ca­dos
  • Sole­dad, resol­vían las situa­cio­nes de vio­len­cia solas
  • Soma­ti­zar y aler­gias
  • Ter­mi­nan su pos­gra­do que­ma­dos (bur­nout)
  • Un com­pa­ñe­ro les decía que sufría en silen­cio, este alumno tuvo depre­sión y estu­vo en tra­ta­mien­to psi­quiá­tri­co, toman­do fár­ma­cos.

Reyes (2024) seña­lan que cuan­do el estu­dian­ta­do repor­ta un caso de aco­so sexual, inne­ga­ble­men­te pre­sen­ta efec­tos psi­co­so­cia­les, los que deben “tener alta prio­ri­dad en la agen­da de refle­xión, inves­ti­ga­ción y acción de las uni­ver­si­da­des.” (p. 67); que estos efec­tos psi­co­so­cia­les se dife­ren­cian por géne­ro, cla­se, semes­tre, iden­ti­dad étni­ca y de estu­dio, y que es nece­sa­rio aten­der al estu­dian­ta­do que ha pasa­do por este aco­so con orien­ta­ción, inter­ven­ción en cri­sis y con pro­ce­sos de repa­ra­ción.

Recursos y estrategias que tenía el alumnado para enfrentar la violencia vivida

Entre los recur­sos que algu­nas de las entre­vis­ta­das uti­li­za­ron se encuen­tra ir a tera­pia psi­co­ló­gi­ca, seña­lan que sen­tían como si hubie­ran sali­do de la cár­cel, con la tera­pia con­si­de­ran que poco a poco fue­ron sanan­do.

Otra exalum­na seña­la que al salir del pos­gra­do entró a tra­ba­jar, y al tener un buen ambien­te de tra­ba­jo fue recu­pe­rán­do­se poco a poco, su auto­es­ti­ma fue mejo­ran­do. En esa ofi­ci­na le vali­da­ban su tra­ba­jo, sus ideas, su cono­ci­mien­to, fue muy dife­ren­te al ambien­te esco­lar.

Una par­ti­ci­pan­te men­cio­na que se hizo bue­na ami­ga de otra estu­dian­te de la Maes­tría que cur­só, y que el hablar de sus expe­rien­cias les ha ayu­da­do, detec­ta­ron que ellas no eran el pro­ble­ma. Men­cio­na que aun­que ya habían tra­ba­ja­do 4 o 5 años des­pués de la licen­cia­tu­ra, no con­ta­ron con ele­men­tos para con­tra­rres­tar la vio­len­cia que vivie­ron. Todo ello lo han ana­li­za­do y les ha ayu­da­do a sanar.

Otra entre­vis­ta­da men­cio­na que bus­có redes de apo­yo con otros com­pa­ñe­ros de estu­dios ante­rio­res. Le brin­da­ron estra­te­gias para “sobre­vi­vir” al pos­gra­do; le ayu­dó socia­li­zar lo que le pasa­ba por­que se dio cuen­ta de que no era la úni­ca, sino que así actua­ba el docen­te (Her­nán­dez, 2015, Ramí­rez, 2019).

Una exalum­na con­si­de­ra que has­ta que cur­san la mitad del pos­gra­do van desa­rro­llan­do estra­te­gias, por ejem­plo ir ano­tan­do en un agen­da lo que les pasa, para evi­tar la vio­len­cia emo­cio­nal, para sacar las pala­bras vio­len­tas que sus pro­fe­so­res o tuto­res les dicen.

Con­si­de­ran que una estra­te­gia es que­dar­se calla­das ante la vio­len­cia, por­que no les bene­fi­cia repro­bar. Pien­san que no es con­ve­nien­te enfren­tar­se con los pro­fe­so­res, por­que exis­te la posi­bi­li­dad de no lle­gar a obte­ner el gra­do, por­que no se pue­de ir trun­can­do la posi­bi­li­dad de acre­di­tar las mate­rias.

Una más cree que tie­nen que apren­der a ser diplo­má­ti­cos y rela­cio­nar­se con los docen­tes, no pelear con los tuto­res, reco­no­cer que hay tuto­res celo­sos y siem­pre des­acre­di­tan la ase­so­ría de otros, por­que lle­gan a sen­tir­se amos y seño­res del pro­yec­to de sus tuto­ra­dos.

Tam­bién la bús­que­da de docen­tes que se lle­ven bien para con­for­mar el Comi­té tuto­rial es una bue­na estra­te­gia, con­si­de­rar no solo el cono­ci­mien­to que tie­nen sino sus valo­res, éti­ca, el res­pe­to que pue­dan tener al tra­ba­jo y la per­so­na del alum­na­do.

Otras se enfo­ca­ron en el obje­ti­vo de apren­der, de pen­sar que algo tenían que apren­der de la situa­ción que esta­ban vivien­do. Tenían cla­ro que debían seguir avan­zan­do y titu­lar­se, no obs­tan­te recuer­dan que fue­ron tiem­pos de mucho estrés, de ver a sus com­pa­ñe­ras llo­rar, ver­las des­tro­za­das, y de asis­tir a tera­pia.

Una de las par­ti­ci­pan­tes estu­vo en un gru­po de WhatsApp lla­ma­do Con­ten­ción Doc­to­ra­do, en don­de podían tra­tar temas pro­fun­dos, esto le per­mi­tió afron­tar las pro­ble­má­ti­cas que se le pre­sen­ta­ban.

Una de las alum­nas que sufrió aco­so sexual, men­cio­nó lo siguien­te:

Al prin­ci­pio lo enfren­té ente­rran­do la situa­ción, lue­go hablán­do­la, llo­rán­do­la, eno­ján­do­me, super eno­ján­do­me. Pue­do enten­der las pin­tas de las muje­res, esta­ba tan eno­ja­da, pero me di cuen­ta de que si no hacia algo, nadie lo iba a hacer por mí, esta­ba sola, muy sola, sabía que era ir en con­tra de mi repu­tación, pude haber pasa­do como una loca, como que esta­ba difa­man­do, pudo venir­se todo en mi con­tra, pero era todo o nada. Pen­sé: Incen­dio dan­do a cono­cer lo que pasa y que pase lo que ten­ga que pasar. Y a ver has­ta dón­de lle­ga­mos o me que­do calla­da. Si me que­da­ba calla­da, no lo iba a supe­rar nun­ca, sen­tía que no me iba a recu­pe­rar nun­ca, era como man­dar mi men­sa­je: así no debían ser las cosas. No que­dar­me con la sen­sa­ción de sen­tir­me inde­fen­sa.

Esto con­cuer­da con lo des­cri­to por Min­go (2014), y lle­va a cues­tio­nar­se, ¿en 10 años las cosas no han cam­bia­do? ¿Se sigue pasan­do de la cul­pa a la indig­na­ción, sin que suce­da nada?

Una exalum­na dice que una com­pa­ñe­ra iba a entrar al doc­to­ra­do, por lo cual tra­ba­jó un año con un pro­fe­sor que la invi­tó para labo­rar con él, sin embar­go le decía que era una “pen­de­ja”, le soli­ci­ta­ba rea­li­zar escri­tos, le soli­ci­ta­ba hacer cam­bios, ella los hacía y él decía: “eres una pen­de­ja, ¿cómo crees que yo te voy a pedir esto?”. La trau­ma­ti­zó de tal mane­ra que su com­pa­ñe­ra ya no qui­so entrar a nin­gún doc­to­ra­do.

Las entre­vis­ta­das men­cio­nan que tam­bién exis­te el robo de artícu­los, cono­cen de com­pa­ñe­ras que hicie­ron el tra­ba­jo de inves­ti­ga­ción y no les dan cré­di­to de auto­ras en el artícu­lo que se publi­ca, argu­men­tan­do que se les olvi­dó poner su nom­bre. Su estra­te­gia fue hacer otro artícu­lo, ponien­do su nom­bre como auto­ras.

Tam­bién se men­cio­nó que encon­tra­ron tuto­ras que se reti­ran cuan­do el tra­ba­jo ya está avan­za­do y no dejan a las alum­nas seguir con el pro­yec­to, por­que se deri­va de su inves­ti­ga­ción, y les dicen que todo lo que han hecho es de ellas por­que es de su inves­ti­ga­ción, que inves­ti­guen otro tema. Su estra­te­gia fue bus­car otro tema y vol­ver a empe­zar.

Otra estra­te­gia seña­la­da fue aguan­tar­se, cuan­do sus Tuto­res los vio­len­tan en cor­ti­to, no los atien­den, no los leen, los ponen a tra­ba­jar en artícu­los don­de ellos no apa­re­cen, los aban­do­nan, y tie­ne que seguir el nom­bre de su tutor allí, aun­que no revi­se, ni cola­bo­re en el tra­ba­jo.

Pos­te­rior­men­te, una exalum­na men­cio­na que en su casa le posi­bi­li­ta­ron un espa­cio de opi­nión, don­de podía decir lo que pen­sa­ba, prin­ci­pal­men­te esto se lo faci­li­tó su mamá, la par­ti­ci­pan­te en su fami­lia tenía dere­cho de disen­tir, cre­ció en un espa­cio de demo­cra­cia y de liber­tad. Pien­sa que como lee bas­tan­te pue­de argu­men­tar y decir cuan­do no está de acuer­do con algo.

Recomendaciones para erradicar la violencia en el posgrado

Una vez que cur­sa­ron el pos­gra­do, las par­ti­ci­pan­tes con­si­de­ran algu­nas reco­men­da­cio­nes para que en las siguien­tes gene­ra­cio­nes el estu­dian­ta­do ten­ga una estan­cia más armo­nio­sa, don­de sus esfuer­zos se cen­tren en el logro de sus obje­ti­vos aca­dé­mi­cos y no en sobre­vi­vir a la vio­len­cia ejer­ci­da con­tra ellos:

Una de las exalum­nas seña­la que en cier­ta Facul­tad hay una pági­na en la que se pre­gun­ta sobre los pro­fe­so­res, cómo son, su pers­pec­ti­va teó­ri­ca, su méto­do de ense­ñan­za; y con­si­de­ra que habría que pre­gun­tar tam­bién cómo han sido en su tra­to, si son vio­len­tos o no, si res­pe­tan a sus alum­nos o no. Cree que es nece­sa­rio hacer una red de apo­yo en don­de se infor­me sobre los pro­fe­so­res.

Tam­bién men­cio­nan que es nece­sa­rio sen­si­bi­li­zar a los docen­tes, que estén cons­cien­tes de su pues­to de poder, y saber que si ese poder no se sabe ejer­cer pue­den cau­sar muchos pro­ble­mas a sus estu­dian­tes. Al res­pec­to Colun­ga (2020) desa­rro­llan un tex­to sobre la tarea de ense­ñar como una misión, para lo cual ana­li­zan las par­tes que com­po­nen esta tarea, como el dise­ño curri­cu­lar, la eva­lua­ción, la inclu­sión, inno­va­ción, la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va, la prác­ti­ca docen­te y los pro­ce­sos de ense­ñan­za-apren­di­za­je, entre otras; qui­zá haga fal­ta un ejer­ci­cio así entre los docen­tes del pos­gra­do, para enten­der cómo su prác­ti­ca docen­te afec­ta el apren­di­za­je del alum­na­do, y en oca­sio­nes tam­bién otras áreas de su vida.

Seña­lan que es nece­sa­rio pro­mo­ver cur­sos pro­pe­déu­ti­cos, en don­de les ense­ñen las líneas de inves­ti­ga­ción que tie­nen los pro­fe­so­res, y les den indi­ca­cio­nes de trá­mi­tes y acti­vi­da­des que tie­nen que hacer duran­te sus estu­dios. Tam­bién pre­ci­san que sería con­ve­nien­te esco­ger al tutor o ase­sor una vez avan­za­dos los estu­dios, por­que al prin­ci­pio no los cono­cen, ni saben cómo son.

Otra idea es crear un gru­po de con­ten­ción emo­cio­nal, pues no se for­ma una comu­ni­dad en el doc­to­ra­do. Tam­bién es nece­sa­rio para apo­yar­se en la rea­li­za­ción de los trá­mi­tes admi­nis­tra­ti­vos, pues seña­lan que los rega­ños de la Secre­ta­ria Téc­ni­ca, son de casi, casi correr­los del pos­gra­do.

Asi­mis­mo sugie­ren que los estu­dian­tes esco­jan el tema de inves­ti­ga­ción no solo por estar con cier­to aca­dé­mi­co, sino que esco­jan un tema que les apa­sio­ne, por­que lle­ga el momen­to en que ya no se quie­re saber nada de ese tema; que cuan­do se sien­tan vio­len­ta­dos, lo seña­len y lo expre­sen. Peña (2022) men­cio­nan a una alum­na que seña­ló: “Las tesis no debe­rían hacer­se llo­ran­do… La inves­ti­ga­ción se dis­fru­ta, las jerar­quías deben ser cer­ca­nas y empá­ti­cas.” (p. 28).

Con­si­de­ran que es nece­sa­ria una ofi­ci­na para la denun­cia de la vio­len­cia emo­cio­nal y psi­co­ló­gi­ca, que ten­ga una mira­da de géne­ro, pues hay mucha cul­tu­ra patriar­cal en el doc­to­ra­do. Reyes (2024) men­cio­nan la nece­si­dad de que los pla­nes de pre­ven­ción y aten­ción a estu­dian­tes que han sufri­do aco­so sexual sean orien­ta­dos por resul­ta­dos de inves­ti­ga­ción que no se cen­tren solo en mode­los clí­ni­co-médi­cos, sino que ten­gan un encua­dre inter­sec­cio­nal. Un espa­cio con ayu­da legal y psi­co­ló­gi­ca en el que se ase­gu­re el res­pe­to a la dig­ni­dad y dere­chos fun­da­men­ta­les del estu­dian­te (Eche­ve­rria 2017; Quin­te­ro, 2020).

Tam­bién es nece­sa­rio un depar­ta­men­to aca­dé­mi­co en el que el estu­dian­te sea vis­to como una per­so­na impor­tan­te en el pos­gra­do; que seña­le cla­ra­men­te las res­pon­sa­bi­li­da­des y dere­chos de los admi­nis­tra­ti­vos, los tuto­res, los pro­fe­so­res, los alum­nos, que super­vi­se los cur­sos, acti­vi­da­des, eva­lua­cio­nes y trá­mi­tes. Y que este depar­ta­men­to no esté diri­gi­do por docen­tes, pues en oca­sio­nes son juez y par­te.

Auna­do a lo ante­rior reco­mien­dan que haya un área más cer­ca­na con los estu­dian­tes y que sir­va como media­ción. Actual­men­te, los pro­fe­so­res son los mis­mos: los que están vio­len­tan­do, los que van a deci­dir el futu­ro aca­dé­mi­co y los que van a defen­der­los de la vio­len­cia, eso hace que se sien­tan atra­pa­dos. Creen con­ve­nien­te que exis­ta un Admi­nis­tra­ti­vo que pue­da mediar y que no se invo­lu­cre con las cali­fi­ca­cio­nes o con la deci­sión de la per­ma­nen­cia del estu­dian­te en el pro­gra­ma.

Eva­luar la posi­bi­li­dad de cam­biar tuto­res o pro­fe­so­res de comi­té, o que el alumno eli­ja los temas y los tuto­res. Aho­ra se pro­mue­ve la mis­ma pro­por­ción de alum­nos para los tuto­res, inde­pen­dien­te­men­te de los intere­ses de estos, tenien­do como resul­ta­do que tra­ba­jen temas que no les gus­tan, ni les lla­men la aten­ción.

Que en los Comi­tés haya un ter­ce­ro en dis­cor­dia, pero cola­bo­ra­ti­vo, que coope­re para el apro­ve­cha­mien­to y desa­rro­llo del estu­dian­te. Sugie­ren for­mu­lar un pro­ce­di­mien­to que garan­ti­ce inte­grar pro­fe­so­res en el comi­té tuto­rial, que par­ti­ci­pen en el pro­ce­so de inves­ti­ga­ción de los estu­dian­tes. Y que haya algu­na reper­cu­sión si no asis­ten a los exá­me­nes, si no eva­lúan, si no leen los avan­ces, si no se invo­lu­cran en el desa­rro­llo aca­dé­mi­co del estu­dian­ta­do.

Las estu­dian­tes con­si­de­ran que los hom­bres tam­bién viven vio­len­cia psi­co­ló­gi­ca, ver­bal, ins­ti­tu­cio­nal; sin embar­go, las muje­res ade­más viven vio­len­cia sexual (la cual reper­cu­te más pro­fun­do, tan­to duran­te el ata­que como en la recu­pe­ra­ción psi­co­ló­gi­ca). Con­si­de­ran que la vio­len­cia sexual lle­ga a enrai­zar más, no impor­ta que se vayan del pos­gra­do, su cuer­po sigue man­cha­do. Les dejan un men­sa­je con­tun­den­te: “en nin­gún lugar estás segu­ra, en todos los luga­res tie­nes que cui­dar­te”. Esto con­cuer­da con que la vio­len­cia de géne­ro afec­ta pri­mor­dial­men­te con mayor fuer­za los cuer­pos de las muje­res (Arai­za, 2022; Eche­ve­rria, 2017)

Asi­mis­mo, se les pre­gun­tó si expu­sie­ron en la Ins­ti­tu­ción Edu­ca­ti­va lo que les pasa­ba, si pidie­ron ayu­da a alguien. Su res­pues­ta fue nega­ti­va, por­que habían sabi­do que daban de baja a los estu­dian­tes que hacían una denun­cia por vio­len­cia, eso les gene­ra la duda de si a las auto­ri­da­des les intere­sa más pre­ser­var el pos­gra­do de exce­len­cia, que pre­ser­var el cui­da­do inte­gral de sus estu­dian­tes.

Una exalum­na indi­có que en una oca­sión por cues­tio­nes de vio­len­cia, fue a jurí­di­co y por eso no pudo ter­mi­nar a tiem­po sus estu­dios, le hicie­ron saber que la cul­pa fue de ella, por ir a jurí­di­co y denun­ciar (Her­nán­dez, 2015; Pérez, 2021; Pla­ta, 2024).

No cabe duda de que las Ins­ti­tu­cio­nes de Edu­ca­ción Supe­rior han hecho esfuer­zos impor­tan­tes por rea­li­zar pro­to­co­los para aten­der y erra­di­car la vio­len­cia sexual y de géne­ro (por ejem­plo, Arai­za, 2022), sin embar­go las cifras y denun­cias dan cuen­ta de que no han sido sufi­cien­tes, es por ello por lo que se deben con­ti­nuar de for­ma fir­me y efi­cien­te accio­nes y medi­das que per­mi­tan la equi­dad, igual­dad y jus­ti­cia en los ambien­tes edu­ca­ti­vos (Gam­boa, 2019, Quin­te­ro, 2020).

Con­cor­da­mos con Min­go (2015) que seña­la: “El acto de denun­ciar ten­drá efi­ca­cia —será más o menos afor­tu­na­do— en la medi­da en que el con­tex­to de su recep­ción sea capaz de com­ba­tir y supri­mir la cul­tu­ra del silen­cia­mien­to, el dere­cho a no saber y la igno­ran­cia cul­ti­va­da” (p.153).

Conclusiones

La vio­len­cia en los ámbi­tos edu­ca­ti­vos cada día es más fre­cuen­te, o cada día se evi­den­cia más, esta vio­len­cia es ejer­ci­da por hom­bres y muje­res, y se ejer­ce sobre hom­bres y muje­res. Con la mira­da de géne­ro pode­mos iden­ti­fi­car cau­sas de la dis­cri­mi­na­ción y des­igual­dad, y pro­mo­ver una cul­tu­ra de equi­dad e igual­dad entre las per­so­nas, para decons­truir estruc­tu­ras que fomen­tan la vio­len­cia. Se pue­den pro­po­ner nue­vos mode­los de rela­ción, cola­bo­ran­do para erra­di­car la vio­len­cia, debi­do a las reper­cu­sio­nes que tie­ne en la vida de todas las per­so­nas invo­lu­cra­das.

Si bien, la vio­len­cia no debe ser tole­ra­da en nin­gún con­tex­to social, mucho menos en un ambien­te edu­ca­ti­vo, en don­de se fomen­ta o debe­ría hacer­lo, la dife­ren­cia, la diver­si­dad, la plu­ra­li­dad de opi­nio­nes, la liber­tad de expre­sión y el res­pe­to. Es nece­sa­rio refle­xio­nar sobre los para­dig­mas edu­ca­ti­vos tra­di­cio­na­les que se basan en mode­los andro­cén­tri­cos y en este­reo­ti­pos de géne­ro, y pro­po­ner aque­llos que se sus­ten­tan en la pers­pec­ti­va de géne­ro, que pro­po­ne la equi­dad e igual­dad en todas las esfe­ras rela­cio­na­les entre hom­bres y muje­res (Aro­ca, 2022).

Las reco­men­da­cio­nes hechas por las entre­vis­ta­das son ideas con­cre­tas que per­mi­ti­rían fomen­tar un mejor ambien­te edu­ca­ti­vo en el ya de por si difí­cil pro­ce­so del pos­gra­do en cuan­to a la car­ga aca­dé­mi­ca. En este tra­ba­jo se visi­bi­li­za la vio­len­cia que el estu­dian­ta­do ha sufri­do en sus estu­dios de pos­gra­do, pero tam­bién se expo­nen accio­nes que pue­den con­tra­rres­tar y erra­di­car dicha vio­len­cia. Hay tra­ba­jo que rea­li­zar, el hablar­lo es solo el ini­cio, una­mos esfuer­zos para hacer de nues­tras casas de estu­dio un ambien­te libre de vio­len­cia para todos y todas.

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Notas

  1. Divi­sión de Inves­ti­ga­ción y Pos­gra­do, Gru­po en Apren­di­za­je Humano, Pro­gra­ma Ins­ti­tu­cio­nal de Estu­dios de Géne­ro, Carre­ra de Psi­co­lo­gía, Facul­tad de Estu­dios Supe­rio­res Izta­ca­la, Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co. Correo: lauratv@unam.mx